(La asamblea de cineastas)
Por Jorge Fuentes
En el debate entre ideas diferentes, lo importante no es quien tiene la razón y mucho menos quien gana o quien pierde. Lo verdaderamente importante es el debate, el proceso del debate. Cuando lo único que se pretende es ganar, ser el vencedor, se demuestra que no se está apto para el debate. Es en el debate, el diálogo, la polémica, donde se adquiere altura intelectual. Sin ella no hay posibilidades de favorecer el desarrollo de los acontecimientos. Por eso dije en la memorable asamblea del cine Chaplin que a mi lo que realmente me preocupaba era el socialismo. Porque creo que la gran prueba del socialismo, desde que se convirtió en algo concreto en 1917 y aún antes, cuando todavía era un embrión teorico, es el asunto de la democracia, convertirse en un régimen de derecho. No cederle al capitalismo lo que le pertenece.
No me canso de repetir que el socialismo está más necesitado de la democracia que el capitalismo y que este último puede, incluso, prescindir de ella y lo ha hecho incontables veces. Si el socialismo no asume las libertades democráticas como principio inviolable y se convierte en una sociedad de derecho, inalienable e indiscutible, apoyada en el consenso y no en la compulsión, sea esta moral o no, será cada vez menos sostenible. Por eso tiene que crear democracia, tomar del liberalismo lo que sirva, que no todo es desechable. En el caso nuestro, modernizar las relaciones sociales de modo que los ciudadanos todos, revolucionarios o no, se sientan libres y plenos.
Dije también en la asamblea de marras que en un país donde es difícil el desayuno, el almuerzo. la comida y una aspirina en la farmacia, es complicado hablar de libertades. Los países que más se han acercado a la libertad plena, se apoyan en la abundancia. Pero tengo la certeza de que nuestro país no puede esperar por la abundancia, para alcanzar toda la libertad, incluso aquella que llaman formal. Nadie debe olvidar que esta revolución se hizo por la libertad y ello nos obliga a luchar contra todo lo que se le oponga. Los revolucionarios podemos sentirnos libres, pero la libertad no es para nosotros, sino para los que piensan diferente.
Parece que el diálogo con los cineastas se orienta hacia nuevos caminos. Hay que aguardar. Quizás el final ideal que yo esperaba no se produzca. No importa, nos habrá preparado para nuevos momentos y ascensos futuros. He conocido a gente joven que pueden ser hijos y algunos nietos, pidiendo que no fueran a detenerlos al salir, después de haber dado sus criterios. Los viejos revolucionarios debemos velar porque eso, que ya ha sucedido, no vuelva suceder jamás. A ellos que tienen el ímpetu y la energía de sus años, tengo que decirles que actúen con independencia, pero también con seriedad y responsabilidad. Los cineastas tienen que ser personas responsables y seguir una ética. La falta de ética en un creador puede ocasionar grandes desastres.
Tengamos la suficiente visión para entender que no es en defensa de una obra o autor por lo que luchamos, sino por principios y derechos que permitan la creacion libre y la inclusión. No hay un solo público. No hay un solo tipo de espectador. Los prejuicios de unos no son similares a los de otros. Tengan siempre presente los prejuicios del público.
No por sentirme maestro sino por viejo, les dije estas cosas. También dije aquel día que los sentía heridos, angustiados, tristes y que estaban necesitados de un abrazo. Que estas reuniones debían ser un abrazo. Todavía pueden serlo, pero hay que abrir los brazos, sin creer que hacerlo es una concesión.
Quizás nos sigamos viendo, les agradezco su confianza por haber incluido a alguien que cree en el socialismo, aunque defienda la crítica abierta en su seno, porque sé que la mayoría de ustedes no cree en nosotros. Por ultimo, quiero explicarles aquello que dije, relacionado conque a los artistas no es necesario que los dirija nadie: No lo necesitan. Ellos son una fábrica, como decía Maiacovski.
No hay comentarios:
Publicar un comentario