martes, 27 de octubre de 2015

¡ABAJO EL BLOQUEO!

DISCURSO DEL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DE CUBA, BRUNO RODRIGUEZ PARRILLA BAJO EL TEMA 42 “NECESIDAD DE PONER FIN AL BLOQUEO ECONÓMICO, COMERCIAL Y FINANCIERO IMPUESTO POR LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA CONTRA CUBA” DURANTE EL SEPTUAGÉSIMO PERÍODO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS. NUEVA YORK, 27 DE OCTUBRE DE 2015.

Señor Presidente:
Distinguidos Representantes Permanentes:
Estimados Delegados:

El 17 de diciembre pasado, el Presidente de los Estados Unidos Barack Obama reconoció que el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba ha fracasado, es obsoleto, no ha cumplido los objetivos que se previeron, y provoca daños al pueblo cubano y aislamiento al gobierno norteamericano.

Desde entonces, el Presidente ha reiterado que el bloqueo debe ser levantado. Ha pedido al Congreso de su país proceder así en vez de actuar contra la voluntad de los ciudadanos estadounidenses que apoyan claramente su terminación. Se ha comprometido a involucrarse en el debate con ese fin y a utilizar sus prerrogativas ejecutivas para modificar su aplicación.

Durante la Cumbre sobre la Agenda de Desarrollo 2030 y en el Debate General recientes, más de 60 Jefes de Estado, de Gobierno y de Delegaciones expresaron beneplácito y congratulación ante el anuncio del nuevo curso en las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, incluido el restablecimiento de relaciones diplomáticas y embajadas, y muchos de ellos reclamaron que el bloqueo sea finalmente abolido.

Es comprensible entonces el interés y expectativas que concitan estas deliberaciones y la subsiguiente votación que transcurren en circunstancias nuevas.

Ante el reclamo casi unánime de la comunidad internacional, simbolizado en el voto de 188 Estados miembros y en la participación de Cuba en la Cumbre de las Américas de Panamá; y de la clara mayoría de la sociedad estadounidense y la emigración cubana aquí asentada, el gobierno de los Estados Unidos ha anunciado una nueva política hacia nuestro país.
Pero, las medidas adoptadas por el ejecutivo norteamericano que entraron en vigor el pasado 16 de enero y luego fueron ampliadas el 18 de septiembre, aunque positivas, solo modifican de forma muy limitada algunos elementos de la aplicación del bloqueo.

Muchas de ellas no podrán implementarse a menos que se adopten otras que finalmente permitan a Cuba exportar e importar libremente productos y servicios hacia o desde Estados Unidos; utilizar el dólar estadounidense en sus transacciones financieras internacionales y operar cuentas en esa moneda en bancos de terceros países; así como tener acceso a créditos y financiamientos de entidades privadas y de las instituciones financieras internacionales.

El problema no es que el ordenamiento cubano dificulte la aplicación de estas medidas y tenga que ser modificado para facilitarlo, como algunos funcionarios estadounidenses han declarado. El problema es la existencia implacable y sistémica del bloqueo.

No debemos confundir la realidad con los deseos ni las expresiones de buena voluntad. En asuntos como estos, solo puede juzgarse a partir de los hechos.

Y los hechos demuestran, con toda claridad, que el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba está en plena y completa aplicación.

Diez meses después de los anuncios del 17 de diciembre, no se ha producido ninguna modificación tangible, sustancial, en la práctica del bloqueo.

La eliminación de Cuba de la espuria lista de Estados patrocinadores del terrorismo internacional fue la inevitable rectificación de un absurdo, pero apenas ha tenido consecuencias en la implementación del bloqueo, sustentado en sanciones y leyes previas mucho más abarcadoras.

Hace apenas una semana, se aplicó una multa de 1 116 millones de dólares al banco francés Credit Agricole que se suma a la de $1 710 millones al alemán Commerzbank el pasado mes de marzo, por realizar transacciones con Cuba y otros Estados.

Solo en las últimas semanas, el sistema de mensajería segura SWIFT canceló un contrato de servicios, fue retenido el primer pago de la compañía Sprint para iniciar las llamadas telefónicas directas, y se retuvieron varias transferencias bancarias a Cuba por la operación de vuelos chárter.

Las exiguas compras cubanas de alimentos en los Estados Unidos, que es una de las pocas excepciones al bloqueo, aprobadas en el año 2000 por el Congreso, han disminuido significativamente en el último año, debido a que están sujetas a condiciones discriminatorias y onerosas: cada compra tiene que ser autorizada por una licencia, se prohíben los créditos, Cuba está obligada a pagar en efectivo y por adelantado, a través de entidades bancarias de terceros países, y no puede utilizar barcos propios para transportar estos productos.

Algo similar ocurre con las importaciones de medicamentos necesarios para el país, también condicionadas desde 1992 por la ley de los Estados Unidos. Cuba debe dar cuenta sobre el destinatario final de las medicinas adquiridas y no puede hacer los pagos directamente, sino a través de terceros y en una moneda distinta al dólar, lo cual implica dificultades, demoras y costos adicionales.

Podrían mencionarse numerosos ejemplos, como el de la compañía Elekta que confirmó el pasado 2 de septiembre que no podrá suministrar al Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología ni a otros hospitales el isótopo radioactivo Iridio-192 que garantiza el normal funcionamiento de los equipos de braquiterapia, imprescindibles para impartir tratamientos de mayor calidad y precisión contra el cáncer, dado que su suministrador, la compañía estadounidense Mallinckrodt Pharmaceuticals, se negó a venderlo con destino a Cuba.

La compañía norteamericana Small Bone Innovation, Inc. ha rehusado suministrar al Complejo Ortopédico “Frank País” prótesis para las articulaciones de la muñeca y mano para pacientes con artritis reumatoide.

En junio pasado, la compañía estadounidense SIGMA Aldrich se negó a proporcionar a la compañía Quimimpex productos, servicios e información técnica indispensables para la industria química; y la empresa norteamericana Columbiana Boiler Company dijo a la citada empresa estar impedida de exportar los cilindros necesarios para envasar el cloro destinado a la potabilización del agua.

El bloqueo constituye una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de todos los cubanos, es contrario al Derecho Internacional, califica como acto de genocidio a tenor de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948 y es el principal obstáculo para el desarrollo económico y social de nuestro pueblo.
Los daños humanos que ha producido son incalculables. El 77% de los cubanos lo han sufrido desde su nacimiento. Las carencias y privaciones que provoca a todas las familias cubanas no pueden contabilizarse.

Calculados conservadora y rigurosamente, los daños económicos que ha ocasionado, en más de medio siglo, ascienden a 833 755 millones de dólares, según el valor del oro. A precios corrientes, suman 121 192 millones de dólares, cifra de enorme magnitud para una economía pequeña como la nuestra.

Espero que el Representante de los Estados Unidos no venga ahora a decirnos que el proyecto de resolución no refleja completamente el espíritu de diálogo ni la actitud bondadosa de su gobierno; ni asuma la manida pose de que Estados Unidos es el socio benefactor del pueblo cubano que únicamente pretende su empoderamiento; ni infle la cifra de 900 mil dólares de donaciones de la sociedad civil recibidas en 2015 que el bloqueo dificulta y nuestro pueblo aprecia; ni mencione como si fueran fondos gubernamentales, las remesas familiares que los cubanos aquí asentados ahorran con esfuerzo; ni cuente como intercambio comercial, las licencias otorgadas pero que no se materializan en exportaciones.

Si bien corresponde al Congreso de los Estados Unidos la decisión de ponerle fin al bloqueo, el Presidente tiene amplias prerrogativas ejecutivas para modificar sustancialmente su aplicación práctica y su impacto humanitario y económico.

Compartimos la esperanza de que el Congreso de los Estados Unidos avance hacia el cambio de una política ineficaz, anclada en el pasado, cruel e injusta, y adopte decisiones basadas en los valores y sentimientos de sus ciudadanas y ciudadanos.

Señor Presidente:
Históricamente, Estados Unidos ha pretendido establecer dominación y hegemonía sobre nuestra Patria y, desde 1959, cambiar el sistema político, económico y social que, en ejercicio de plena autodeterminación, nuestro pueblo libremente ha decidido.

Algunos voceros del gobierno de los Estados Unidos han declarado que la anunciada política hacia Cuba significa un cambio en los métodos, pero no en los objetivos.

De ser así, el proceso hacia la normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba enfrentará muy serios obstáculos.

El levantamiento del bloqueo será el elemento esencial que dará sentido a lo avanzado en estos meses en las relaciones entre ambos países y determinará el ritmo hacia la normalización.

Como ha reconocido el Presidente Barack Obama, la eliminación del bloqueo conviene al interés nacional de los Estados Unidos y es la voluntad de sus ciudadanas y ciudadanos.
No podría aceptarse de ninguna manera, ni sería productivo, pretender condicionar las medidas de levantamiento o modificación del bloqueo a que nuestro país realice cambios internos.

Cuba está dispuesta a aceptar las oportunidades y también los desafíos de una nueva etapa en las relaciones entre ambos países, pero jamás negociará su sistema socialista, ni sus asuntos internos, ni permitirá mancha alguna en la independencia conquistada al precio de la sangre de sus mejores hijos y de enormes sacrificios de muchas generaciones desde el inicio de nuestras guerras de independencia en 1868.

Como ha reiterado el Presidente Raúl Castro Ruz, ambos gobiernos han de encontrar la manera de convivir de forma civilizada con sus profundas diferencias y avanzar en todo lo posible, en beneficio de los pueblos norteamericano y cubano, mediante el diálogo y la cooperación basados en el respeto mutuo y la igualdad soberana.

Entre los pueblos de Cuba y los Estados Unidos no hay enemistad. El pueblo cubano fue solidario cuando se produjeron los terribles actos terroristas del 11 de septiembre de 2001 o el devastador impacto del huracán Katrina.

Apreciamos y reconocemos los progresos alcanzados en el último período con la reapertura de Embajadas, las visitas del Secretario de Estado y de la Secretaria de Comercio y el intercambio de delegaciones; el funcionamiento de una Comisión Bilateral, la ampliación de las áreas de diálogo y cooperación, principalmente en materia de seguridad aérea y de la aviación, enfrentamiento al narcotráfico, la emigración ilegal y la trata de personas, aplicación y cumplimiento de la ley, protección del medio ambiente y salud, entre otros.

Estamos sinceramente interesados en ampliar provechosos vínculos, ofrecer hospitalidad a las ciudadanas y ciudadanos norteamericanos que disfruten de la libertad de viajar a Cuba, profundizar los intercambios culturales, deportivos, científicos y académicos, la cooperación multifacética en áreas de interés común, el comercio y la inversión.

Partiendo de grandes diferencias y con carácter recíproco, hemos iniciado un diálogo sobre derechos humanos.

Nos guían para todo ello los principios de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en enero de 2014, en La Habana, así como los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.

Esto podría ser también una modesta contribución a la búsqueda de otra forma de relacionarnos los seres humanos y las naciones en esta época de crisis global, inevitable impacto del cambio climático, guerras no convencionales que desatan conflictos atroces, nuevas formas de terrorismo, la existencia de enormes arsenales nucleares, insólitos gastos en armamento y el riesgo de pandemia.

Como expresó en esta sala, hace ya 15 años, el líder histórico de la Revolución Fidel Castro Ruz, “La humanidad debe tomar conciencia de lo que hemos sido y de lo que no podemos seguir siendo. Hoy nuestra especie ha adquirido conocimientos, valores éticos y recursos científicos suficientes para marchar hacia una etapa histórica de verdadera justicia y humanismo. Nada de lo que existe hoy en el orden económico y político sirve a los intereses de la humanidad. No puede sostenerse. Hay que cambiarlo”.

Señor Presidente:

Veintitrés años después de adoptada por primera vez esta resolución, hemos alcanzado en el 2015 un notable progreso.

Ha sido el premio a la denodada resistencia, el abnegado esfuerzo, la firmeza de convicciones de nuestro pueblo y el liderazgo de la generación histórica de la Revolución encabezada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y el Presidente Raúl Castro.

Agradecemos profundamente a todos los gobiernos y pueblos, parlamentos, fuerzas políticas y movimientos sociales, representantes de la sociedad civil, organizaciones internacionales y regionales que, en particular en esta Asamblea General de las Naciones Unidas, han contribuido con su voz y su voto, año tras año, a fundamentar la justeza y la urgencia de la eliminación del bloqueo.

Hemos llegado aquí también gracias al mayoritario y creciente apoyo del pueblo estadounidense a este loable propósito, a quien expresamos nuestra gratitud.

Sabemos que es largo y difícil el camino que tenemos por delante. Mientras el bloqueo persista, seguiremos presentando el proyecto de resolución.

El pueblo cubano no renunciará jamás a su soberanía ni al camino que libremente ha escogido para construir un socialismo más justo, eficiente, próspero y sostenible. Tampoco desistirá en la búsqueda de un orden internacional más equitativo y democrático.

Señor Presidente:
Distinguidos Representantes Permanentes:
Estimados Delegados:

Hemos presentado un proyecto de resolución que reconoce la realidad de la estricta y opresiva aplicación del bloqueo contra Cuba y que también saluda y reconoce, en nuevos párrafos preambulares, los progresos alcanzados en el último año.

En nombre del heroico, abnegado y solidario pueblo cubano, les pido votar a favor del proyecto de resolución contenido en el documento A/70/L.2 “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.

Muchas gracias.

sábado, 24 de octubre de 2015

Las contradicciones de Barack Obama hacia Cuba

Por Salim Lamrani

El 28 de septiembre de 2015, en su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Presidente Obama hizo una constatación lúcida sobre la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba:

“Durante 50 años, Estados Unidos aplicó una política hacia Cuba que fracasó en mejorar la vida del pueblo cubano. Hemos optado por un cambio. Todavía tenemos diferencias con el Gobierno cubano. Seguiremos defendiendo los derechos humanos. Pero abordamos ahora estas cuestiones mediante relaciones diplomáticas, un comercio en alza y lazos entre los pueblos. Mientras estos contactos se fortalecen día a día, estoy convencido de que nuestro Congreso levantará inevitablemente un embargo que ya no debería existir”.

Estas palabras del Presidente de Estados Unidos fueron saludadas calurosamente con nutridos aplausos en las Naciones Unidas. En efecto, las medidas hostiles impuestas a la isla desde hace más de medio siglo son anacrónicas, crueles e ineficaces. Afectan a las categorías más vulnerables de la población y constituyen el principal obstáculo al desarrollo del país. Del mismo modo, la brutalidad de las sanciones ha aislado a Washington en la escena internacional donde hasta sus más fieles aliados exigen desde hace varias décadas el levantamiento de este estado de sitito.

No obstante, las declaraciones de buena voluntad del Presidente Obama, oficialmente favorable a la supresión de las sanciones económicas, no van seguidas de actos. Peor aún, la Casa Blanca sigue aplicando con una absoluta severidad su política hostil, incluso en sus aspectos extraterritoriales, mofándose de las reglas elementales del derecho internacional.
Crédit agricole
Así, Crédit agricole (CA), un banco francés, acaba de ser condenado a una multa de 694 millones de euros en Estados Unidos por realizar, entre otros, transacciones en dólares con Cuba. Se trata de la cuarta multa más importante impuesta a una institución financiera por Washington. CA está acusado de violar la International Emergency Economic Powers Act, ley federal estadounidense de 1977 que permite al presidente limitar los intercambios con algunas naciones. Frente a las amenazas de cerrar todas sus actividades en territorio estadounidense, el banco francés no tuvo más remedio que aceptar la sanción.

En 2014, BNP Paribas tuvo que pagar la suma astronómica de 6.500 millones de euros a Washington por mantener relaciones financieras con La Habana. No obstante, Crédit agricole y BNP Paribas respetaron escrupulosamente la legislación francesa, el derecho europeo y el derecho internacional. Estas entidades no cometieron ninguna ilegalidad en absoluto. Ambas fueron víctimas, como otras muchas empresas mundiales, de la aplicación extraterritorial –y por consiguiente ilegal– de las sanciones económicas de Estados Unidos contra Cuba. En efecto, una ley nacional no puede aplicarse fuera del territorio del país. Así, otra vez, Washington ataca de modo arbitrario los intereses franceses.

Es importante subrayar que es el presidente Obama y no el Congreso quien tomó esa decisión, en singular contradicción con el discurso ante las Naciones Unidas de optar por un enfoque basado en el diálogo, el entendimiento cordial y el respeto del derecho internacional.
El Congreso
No es la única contradicción del inquilino de la Casa Blanca. En efecto, como jefe del poder ejecutivo, Barack Obama dispone de todas las prerrogativas necesarias para desmantelar la casi totalidad de la red de sanciones económicas, sin necesitar el acuerdo del Congreso. Así, el presidente de Estados Unidos puede perfectamente autorizar el comercio bilateral entre ambas naciones. Puede también autorizar a Cuba a usar el dólar en sus transacciones internacionales y permitir que la isla adquiera en el mercado mundial productos con más del 10 % de componentes estadounidenses. Obama puede también legalizar la importación de productos fabricados en todo el mundo a partir de materias primas cubanas y consentir la venta a crédito de productos no alimenticios a la isla.

Sólo hay tres sectores que Barack Obama no puede tocar sin la autorización del Congreso. No puede autorizar el turismo ordinario a Cuba. Tampoco puede permitir que Cuba adquiera materias primas alimenticias en el mercado estadounidense a crédito. Finalmente, el presidente no puede autorizar que las filiales de las empresas estadounidenses ubicadas en el exterior mantengan relaciones comerciales con la isla.*

En cuanto al primer aspecto, la respuesta es simple. El presidente Obama puede evitar el obstáculo legislativo ampliando la definición de las categorías de ciudadanos estadounidenses autorizados a viajar a Cuba. Hay actualmente 12 e incluyen entre otros los viajes académicos, culturales, científicos, periodísticos, profesionales, educativos, etc. Así, Barack Obama podría perfectamente ampliar la definición de viaje cultural a Cuba y decidir, por ejemplo, que todo ciudadano que se comprometiera a visitar un museo durante su estancia en la isla sería incluido en esta categoría. En cuanto al segundo tema, si el poder ejecutivo no puede autorizar la venta a crédito de alimentos a Cuba, Obama puede permitir que Cuba compre a crédito en el mercado estadounidense todo producto no alimenticio. El tercer punto no tiene ningún efecto pues si el presidente Obama autoriza que las empresas estadounidenses instaladas en el territorio nacional tengan relaciones comerciales con Cuba, no sería necesario recurrir a las filiales.

Barack Obama es el presidente estadounidense que ha tomado las decisiones más avanzadas en el proceso de acercamiento con Cuba al restablecer las relaciones diplomáticas y consulares y al adoptar algunas medidas limitadas que flexibilizan las sanciones. También es quien ha tenido el discurso más lúcido sobre la política exterior de Washington hacia La Habana, reconociendo el fracaso de un enfoque basado en la hostilidad. No obstante, sus acciones castigadoras hacia empresas internacionales, así como su reserva en tomar las medidas necesarias para desmantelar el estado de sitio económico contradicen sus declaraciones de principios y suscitan la incomprensión de la comunidad internacional.

Fuentehttp://espanol.almayadeen.net/Article/JS8,WLVlVUqDIqU6AF5,_w/las-contradicciones-de-barack-obama-hacia-cuba--por-salim-la

martes, 20 de octubre de 2015

Sobre el sistema electoral cubano

                                             por Guillermo Rodríguez Rivera

Hablamos en Cuba, desde hace ya unos años, de la necesidad de actualizar nuestro modelo económico que, como dijo Fidel en los albores de ese proceso renovador, “ya no nos sirve ni a nosotros mismos”.  Pero es claro para quienes somos o queremos ser marxistas, que las modificaciones en las estructuras económicas deben traer sus replicas en la esfera de la superestructura ideológica, donde claro que se incluye prioritariamente la política.

Muchos que, sistemáticamente se han opuesto al acercamiento del gobierno de los Estados Unidos a la Cuba revolucionaria, que ahora apenas comienza a producirse, procuran torpedear ese proceso casi en germen, con la idea de que Cuba debe corresponder al gobierno estadounidense con los cambios que ellos ansían que el gobierno cubano efectúe y que, en verdad, tienen que ver con la vida interna de nuestra nación y no con las relaciones bilaterales. Con absoluta claridad, el gobierno de Cuba ha señalado que nuestro país no ha decretado medida alguna para aislarse de los Estados Unidos, ni para entorpecer las relaciones con ese país.

Fue la Reforma Agraria que la Revolución aprobó en 1959 con el legítimo interés de proteger nuestros recursos naturales, hacer justicia a nuestros campesinos y liquidar las supervivencias coloniales que teníamos, lo que motivó el enfrentamiento de todos los gobiernos norteamericanos a la Revolución Cubana, desde el presidido por el general Dwight D. Eisenhower, que no quisieron aceptar las compensaciones que Cuba ofrecía a los propietarios estadounidenses. Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas con Cuba y, ya antes de hacerlo, estaba preparando y armando la invasión que irrumpió en las costas cubanas en abril de 1961, con el apoyo del presidente Kennedy, quien luego decretara el bloqueo económico, comercial y financiero que dura hasta hoy mismo.

Las modificaciones que aquí propongo para nuestro sistema electoral no son una respuesta al moderado proceso de acercamiento y diálogo con Cuba emprendido por el presidente  Barack Obama y, hasta ahora, no aceptado por el congreso mayoritariamente republicano de los Estados Unidos, sino una necesidad que creo que emana del proceso de actualización de nuestro modelo socialista, y que emprendimos bastante antes del 17 de diciembre de 2014, cuando las declaraciones de Raúl Castro y Obama abren ese proceso de acercamiento que  apenas estamos comenzando y que debe conducir a la normalización de relaciones entre ambas naciones.

Hoy, en verdad, los cubanos no estamos eligiendo a los 612 diputados que integran nuestra Asamblea Nacional del Poder Popular. La lista de candidatos, que nos presenta la Comisión de Candidatura, coincide con el número de diputados que debemos elegir. Claro que nunca han presentado uno tan malo e impopular como para más del 50% de los electores deje de votarlo, que es el requisito para no ser electo. Nunca ha dejado de ser electo uno de los propuestos. Por ello, hay que decir que es la Comisión de Candidatura la que realmente está eligiendo a nuestros diputados: los electores no hacemos otra cosa que ratificarlos.

La Comisión de Candidatura designa ahora, entre esos candidatos, un 50% que provienen del poder ejecutivo y/o del político que, previamente, no han sido electos a ningún nivel. Creo que estos diputados “designados” deben desaparecer. Los diputados deben dedicar sesiones parlamentarias a dialogar con dirigentes estatales si precisan discutir asuntos cruciales para el trabajo. Se trata de no cortar una necesaria comunicación entre los dos poderes.

A mi modo de ver, 612 diputados es una cantidad enorme para una asamblea nacional de cualquier país. El congreso estadounidense, por ejemplo, solo tiene 535 miembros –100 senadores y 435 representantes– para actuar en nombre de 50 estados y más de 300 millones de habitantes. Habría que reducir drásticamente el número de diputados: que fueran 7 por cada una de las quince provincias y 3 por el Municipio Especial de Isla de la Juventud: serían 108 en total:  deben sesionar permanentemente y  ganar un salario por ese trabajo. Lo que se ahorrará con no  movilizar 1224 diputados –se movilizan 612, dos veces al año–, alojarlos y alimentarlos en La Habana, permitiría pagar esos sueldos.

El rechazo a la vieja politiquería, ha motivado que los electores estén muy desinformados con respecto a los diputados que eligen. No basta con la biografía de cada uno de ellos. Esas biografías pueden mostrar a una persona irreprochable pero yo, como elector, necesito saber también y principalmente, cuales proyectos quiere llevar adelante ese candidato, si es electo diputado. Como las elecciones son provinciales, los telecentros de cada provincia y de la Isla de la Juventud, deben presentar a los candidatos que serán el doble de los que deben elegirse. Es decir, 14 en cada provincia y 6 en la Isla de la Juventud. Un mes antes de las elecciones, los candidatos a diputados comparecerán ante las cámaras de los telecentros para informar de sus proyectos a sus electores.

De los 14 candidatos por provincia y los 6  de la Isla, el 50 % provendrán de la masa de diputados provinciales previamente electos y el otro 50% serán personalidades ajenas a las asambleas provinciales pero propuestas y aprobadas por ellas como candidatos. Solo cinco serán electos, además de 1 suplente, que será el que más cerca de ser electo haya estado en la votación.

La Asamblea Nacional tiene que ser especialmente sensible en su chequeo a los poderes que manejan recursos y dinero: en su última reunión, la Asamblea no discutió un proyecto de ley que ordenaba la declaración de los bienes de un funcionario, antes de que pase a ocupar un cargo de importancia a nivel ejecutivo o administrativo. Una ley de ese tipo debería existir y puede ser un importante primer obstáculo a la corrupción.

Me parece lamentable que no se conozcan proyectos de ley propuestos por los diputados: deben existir, porque ese será su trabajo y deben ser convenientemente dados a conocer. Ahora que, en una decisión acertada, la Asamblea sesionará en el Capitolio Nacional, accesible por su ubicación, debe habilitarse el espacio para que, habitualmente, el pueblo tenga acceso a esas sesiones.

Estoy seguro de que la adopción de estas medidas contribuirá a aumentar la democracia y la transparencia de nuestro modelo electoral y por ello, de nuestro renovado modelo socialista.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Salvar nuestro beisbol

por Guillermo Rodríguez Rivera

En los últimos años, los jóvenes cubanos han ido haciéndose aficionados al fútbol, un deporte universal pero sin tradición en Cuba, donde siempre hemos preferido el beisbol. No obstante, a pesar de la devoción por Messi,  Neymar o Cristiano Ronaldo, la “pelota”, como llamamos en Cuba al beisbol, sigue siendo favorita de la gran mayoría. Todo parece indicar, sin embargo, que el beisbol cubano atraviesa por una de las etapas más difíciles de su ya larga historia. La muy escasa asistencia de público a los estadios es un síntoma de ello.

Cuando en 1959 se efectuó el último torneo de la que fuera nuestra liga profesional de beisbol, parecía que el beisbol había terminado en la preferencia del pueblo cubano, pero en 1962, el INDER organizó una modesta serie nacional de béisbol en la que tomaron parte los peloteros amateurs que teníamos: como había sido en nuestro campeonato profesional, fueron solo 4 equipos, pero esa semilla germinó y en unos años, los equipos de beisbol cubanos se hicieron dueños del ámbito del continental y mundial del amateurismo. La pelota se hizo verdaderamente nacional porque empezó a jugarse en toda Cuba y no solo en La Habana.

Los aficionados cubanos siguieron el trabajo de esos nuevos peloteros que, en unos años, podían medirse de tú a tú con los Orioles de Baltimore, de las Grandes Ligas y, cuando se organizó el Primer Clásico Mundial de Beisbol, ganaron limpiamente el subcampeonato, tras un reñido enfrentamiento con Japón y por encima de grandes peloteros profesionales de todo el mundo.

Además del daño económico, el bloqueo estadounidense le he hecho un marcado daño espiritual a Cuba.

A principios de la década del 60, el dominicano Billo Frómeta compuso un bolero que se oyó en todo el mundo, cantado por Olga Guillot, una buena y conocida cantante cubana exiliada: se tituló “El son se fue de Cuba”, pero no era verdad. La que se había ido de Cuba era la RCA Víctor.

En Cuba estaban, tocando y cantando –es apenas un ejemplo–, la Orquesta Aragón y Benny Moré con su Banda Gigante, que eran artistas exclusivos de la principal disquera norteamericana y ampliamente demandados en todo el continente, pero como decidieron quedarse a vivir y actuar en Cuba, la RCA nunca más les grabó un disco.

El derrumbe del socialismo europeo, la desaparición de las barreras entre peloteros amateurs y profesionales y las carencias enormes que debió sufrir Cuba desde los años noventa, motivaron el interés de muchos jóvenes peloteros cubanos en jugar en las Grandes Ligas de beisbol. Además de desempeñarse en el más alto nivel del deporte que practicaban, querían obtener el jugoso contrato que fuera capaz de cambiarles la vida a ellos y a sus familias.

Pero, como en los años sesenta, la organización de la MLB exige que, para ser contratado en el baseball que dominan, un pelotero cubano tiene que vivir fuera de su país: no podía ser como Orestes Miñoso, estrella del Chicago White Sox, que residía en la barriada habanera de Buena Vista.

El éxodo de peloteros ha ido mermando la calidad de esos dieciséis equipos que juegan en nuestra Serie Nacional: demasiados para los peloteros que tenemos. La división político administrativa no tiene que ser la norma de organización del beisbol: los Estados Unidos, con más de 300 millones de habitantes y contratando peloteros de todo el mundo, no tiene un equipo por cada estado. ¿Dónde están los equipos de Iowa, Vermont, Nevada, Idaho, Wyoming, Rhode Island  y Alaska?

El equipo de provincia Habana ganó no hace mucho el Campeonato nacional: cuando se partió en los equipos de Artemisa y Mayabeque, han aparecido dos pobres equipos “sotaneros”.

Los dirigentes políticos y de gobierno sostienen que el público cubano se identifica con el equipo de su provincia, pero durante mucho tiempo se identificó con buenos equipos de su región, como fueron Orientales, Occidentales, Mineros, Granjeros y Serranos, y lo hará más si esos equipos responden a las expectativas de calidad que se esperan de ellos. Lo que hay que conseguir es la mayor excelencia posible en la Serie Nacional, en la que un lanzador, hoy por hoy, es capaz de dar cuatro bases por bolas consecutivas en el noveno inning y perder un juego sin que el contrario haya bateado un hit. A ese pitcher le falta mucho para jugar en una Serie Nacional que merezca ese nombre. Debemos tener una Serie subalterna, lo que no son los escasos primeros 45 juegos que se juegan ahora: debe ser una serie de 90 juegos, con abundantes instructores de pitcheo, para formar verdaderamente a los jóvenes lanzadores.

Ahora que negociamos con los Estados Unidos, hay que negociar expresamente con las Grandes Ligas para que supriman las reglas discriminatorias para los peloteros cubanos y hay que presionarlas para que los jugadores cubanos permanezcan de 5 a 7 temporadas jugando en Cuba antes de ser contratados en Estados Unidos. Ello será conveniente para el beisbol cubano y, también, para el de los Estados Unidos, porque a la MLB le conviene no dañar la calidad y el rendimiento de su cantera cubana.

Creo que todo ello es imprescindible para salvar nuestro beisbol.

sábado, 10 de octubre de 2015

9 y 10 de octubre

Ayer, yendo para Ojalá, encendí la radio. La sintonía como siempre estaba en CMBF, Radio Musical Nacional, emisora sólo dos años más joven que yo. Eran pasadas las 10 y estaban poniendo una obra orquestal que parecía una sinfonía, pero no pude identificarla. Capté que era romántica o neoromántica, quizá Brahms, que escribió tanto y que mucho no lo conozco. Cuando llegué, le pedí a Lucy que llamara a la radio y preguntara, y resultó ser el poema sinfónico La paloma silvestre, de Dvorak. 

Después subí al estudio y toqué un poco la guitarra, tratando de desarrollar un tema que me salió de una variación de otro tema. Pero cuando más ensimismado estaba dieron las once y me avisaron que la visita había llegado. Puse la guitarra en su atril y bajé a encontrarme con Dulce Pontes.

Verla, y abrazarla, fueron sorpresas. Quizá por la dimensión de su arte imaginaba una mujer inmensa, una especie de estatua viviente, y resultó que Dulce es una muchacha menuda, que cabe en un abrazo, incluso el mío, que no es demasiado abarcador. Estaba acompañada de su esposo y de su pianista, con quien yo había hecho una colaboración, y nos sentamos a conversar. Con nosotros también estaba Niurka, que desde siempre admira a Dulce como yo.

Conversamos mucho, por ejemplo de Ennio Morricone, con quien Dulce hizo un memorable trabajo y al que quiere como a un padre. Le conté que una vez, en Santo Domingo, Chucho Valdés me había preguntado por la música que yo estaba escuchando, que resultó ser Cinema Paradiso. Dulce me dijo que le gustaría ir a un concierto de barrio, pero sucede que ella se marcha cuatro días antes del próximo, que será el 18. Se interesó por la acústica del teatro Mella, donde hará concierto la noche del próximo domingo. Le dije que en mi opinión era muy buena, que allí habían sonado bien lo mismo jazz que orquestas, o pequeños ensambles  autóctonos. Subimos un momento al estudito nuestro, para enseñarles la proeza de haber metido La Habana en Guanabacoa. Así transcurrieron algo más de dos horas que, como todo lo bueno, se fueron en nada. Quedamos en vernos en su concierto.

Por la tarde vi una película de horror y, cerca de las 19 horas, recogimos a unos amigos y nos fuimos al Teatro Martí, al concierto del contratenor Andrea Scholl y el archilaudista Edin Karamazov. Un concierto maestro. Es asombroso el dominio de Scholl de su aparato vocal. Se trata de un intérprete que interioriza cada texto y lo expresa emitiendo los más diversos matices, contrastes y colores. En muy contadas ocasiones he escuchado semejante dominio instrumental. Lo que ayuda a comprender la veneración por la voz humana que tuvieron músicos como Mozart.

Scholl y Karamazov
La primera parte fueron Händel y Bach, y terminaron con una de las Canciones Amatorias para guitarra y voz de Leo Brouwer, cuya escucha me quitó las ganas de mostrar cualquiera propia. La segunda parte empezó con creaciones del célebre John Dowland, y por último Cinco Canciones Folclóricas Inglesas en exquisitas versiones armónicas de Leo.

Puro Arte, como cada vez que me asomo a Les Voix Humaines.

Chucho Valdés
Lang Lang
Del Teatro Martí corrimos al multitudinario concierto que en la Plaza de la Catedral celebraban Lang Lang y Chucho Valdés, acompañados por la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por la norteamericana Marin Alsop. Media ciudad estaba allí, bajo la cálida intemperie habanera de octubre, llenos los portales de pueblo que trataba de ubicarse para escuchar y ver.

Una de las peores misiones que pueda tener un sonidista es amplificar una orquesta sinfónica al aire libre, para colmo con dos pianos y algunos otros instrumentos protagónicos. Aún así fue bastante aceptable el resultado, sobre todo a partir de las Variaciones Enigma, de Elgar. El inicio, en el que concertó el espectacular Lang Lang, estuvo a salvo acaso por tratarse de esa pieza eterna que es el concierto para piano de Tchaikovski. No pude evitar acordarme que una vez, en El Lido, Chucho me confesó que su músico preferido era este ruso (que yo también adoro). La segunda pieza fue la Obertura Cubana, de Gershwin, por supuesto muy bien escrita, aunque más española que nuestra. Después tocaron juntos los dos genios pianísticos. Hubo un Lecuona del chino, muy aplaudido por ese sentimiento nacional que nos es entrañable, y después un tema de Chucho, muy lindo, seguramente orquestado por él mismo. Casi a media noche escuchamos la última pieza mientras nos alejábamos, previendo la estampida que se desataría con el último acorde.

Esta mañana, como yendo a lo profundo de la cultura cubana, escuché a mi madre cantar unos versos dedicados al 10 de octubre y a Carlos Manuel Céspedes, quien en 1868, un día como hoy, liberó a sus esclavos y dejó manifiesta la rebeldía de los cubanos ante el yugo colonial.

Son versos que mi madre aprendió hace más de 80 años en San Antonio, en su escuelita primaria.

Hoy, 10 de octubre, Cuba celebra
gloriosa fecha de la Nación.
Fue buen cubano, valiente y noble,
de mi Cuba Libre que el grito dio.

Todo por Cuba Céspedes hizo,
todo por ella lo supo dar,
y allá en el monte perdió la vida
por darle a Cuba su libertad.

domingo, 4 de octubre de 2015

Altura

Desde hace unos días se viene celebrando en La Habana el Festival Les Voix Humaines, otra importante convocatoria de Leo Brouwer. En ese marco anoche, 3 de octubre de 2015, asistí al concierto que Miriam Ramos y Ernán López-Nussa ofrecieron en el Teatro Martí, titulado “De Lecuona a Sinatra”, homenaje por los 120 años del nacimiento del compositor cubano y los 100 del intérprete norteamericano. Once temas que me dejaron el inefable regocijo de los buenos encuentros musicales, esos en los que una misteriosa entidad llamada arte sólo a veces aparece y deslumbra.

Ernán, hombre que lee, como músico y como pianista es de una solidez rotunda. Y al escuchar de nuevo el perfecto fraseo y la tersa afinación de Miriam, otra practicante de la cultura, sólo cabe preguntarse por qué no lo hace más.

“Gran parte de lo mejor de la música cubana de las últimas décadas descansa en las manos de Enrique Pla”, dijo la cantante al presentar al gran baterista, que sigue demostrando la clase única de su serena maestría. “Gastón Joya tiene muy bien puesto el apellido”, también dijo, y el bajista se la pasó sumando gemas a su exquisito cofre. A mi me sorprendió el joven guitarrista Roberto Luis Gómez, por su aparente cómodo paseo entre tantos estilos musicales, especialmente el blues.

Todo ocurrió en poco más de una hora y, cuando alguien dijo que se le hizo corto, recordé que a los que se quejaban de la brevedad de sus conciertos, Bola de Nieve les regalaba una risueña explicación: “Poco y bueno”… Pues mucho, en hondura, fue lo de anoche, y más que buenas las versiones de Ernán e ideas de Miriam sobre algunas canciones de los clásicos Lecuona y Sinatra, que sonaban como anuncios del mañana.

Así, el de anoche resultó ser un programa finamente estructurado y resuelto, un hecho cultural, un referente de creatividad y buen gusto. Altura --condición tan ansiada-- como sólo es posible: con verdad. Cabe esperar que haya sido debidamente registrada.