Del fb de Julieta Hernández Díaz



Del fb de Julieta Hernández Díaz
Por Juan Palop
La Habana (EFE).- Esta es la transcripción de la entrevista concedida en exclusiva a EFE por el viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba Carlos Fernández de Cossío, en la que analiza el estado de las relaciones de su Gobierno con la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump.
P: ¿Cómo entiende el Gobierno cubano las últimas sanciones de EE. UU? ¿Cuánto daño hacen?
R: A nosotros no nos sorprende que estas medidas coercitivas se estén aplicando en estos momentos. Nosotros previmos el año pasado la posibilidad de que pudiera triunfar el Gobierno de Trump y conocíamos la influencia que previsiblemente tendrían los sectores anticubanos de Estados Unidos en este Gobierno. Y conocíamos además el entusiasmo que tenían estos sectores anticubanos con la llegada de Trump al poder -si lograba ganar las elecciones- y el tipo de medidas que quisieran aplicar. De modo que no nos sorprende. Ahora, las medidas evidentemente tienen daño. Quien viva en Cuba o quien visite Cuba puede comprender que si el Gobierno de Estados Unidos se propone y tiene la capacidad de, si no impedir, limitar en extremo los suministros de combustible a Cuba o hacerlos muy costosos, que eso va a tener impacto en la agricultura, la producción de alimentos, la producción manufacturera, los servicios diversos, la vida de las personas y la generación eléctrica. Por tanto, ese impacto está presente. Si Estados Unidos tiene la capacidad de intimidar a ciudadanos de más de 40 países con la amenaza de tomar represalias si visitan Cuba y tomar represalias cuando visitan, es lógico suponer que eso va a afectar el turismo cubano, sobre todo cuando la mayoría de esos 40 países son parte de los mercados fundamentales de Cuba. Si además se limitan los ingresos de Cuba por el sector financiero, si desata una campaña en muchos Gobiernos diciendo que Cuba es un país terrorista y que quien se relacione comercial o financieramente con Cuba corre el peligro de recibir represalias de Estados Unidos, es evidente que eso tenga impacto cotidiano en la economía, en la vida de las personas.
P: ¿Temen que Estados Unidos les aplique nuevas sanciones?
R: Nosotros contemplamos que esas medidas son posibles. Temor es una palabra que yo no usaría, puesto que eso lo hemos superado desde hace muchos años. Y si no lo superamos, vivimos con él sin perder el sueño. Pero esas medidas son posibles. Ahí estos políticos anticubanos las están promoviendo con fuerza, las están anunciando. Y la historia ha demostrado que cada vez que tienen un periodo como el actual, en que creen que su meta de derrocar al Gobierno cubano y destruir a la revolución cubana está cerca, se apresuran a tomar medidas pretendiendo que es el paso que necesitan.
P: ¿Qué puede hacer el Gobierno cubano a este respecto?
R: Nosotros por supuesto que estamos adoptando y tomaremos medidas para protegernos de las acciones de Estados Unidos. Para responder en el sentido que haya que responder, sin nunca tomar medidas hostiles contra el pueblo de Estados Unidos y tomar medidas que amenacen la seguridad nacional de Estados Unidos, el bienestar del pueblo de Estados Unidos. No es el tipo de práctica que Cuba hace, la historia nuestra no demuestra eso. Pero nosotros si trataremos de esquivar el impacto de estas medidas, prepararnos nacionalmente para enfrentarlas. Y resistir, pero resistir, como dice nuestro presidente, con la mayor creatividad posible.
P: ¿Contemplan la posibilidad de declarar persona non grata al encargado de negocios de EE. UU., Mike Hammer, al que han apercibido en varias ocasiones por una conducta que han calificado de «injerencista»?
R: Con respecto al diplomático, nosotros no vamos a descartar ninguna acción en la medida en que pensemos que es un peligro lo que hace, si llegamos a esa conclusión -que no hemos llegado-, y en la medida que le prestemos mucha atención a lo que está haciendo.
P: ¿Qué puede hacer La Habana con el encargado de negocios de EE. UU. si ya le ha llamado la atención en varias ocasiones? ¿Cuál cree que es el objetivo del binomio Rubio/Hammer?
R: Si uno evalúa la gestión que tiene el encargado de negocios en Cuba en estos momentos, teniendo un poco de conocimiento de qué es lo que hace y debe hacer algún diplomático, uno se pregunta: ¿A qué funcionario del Gobierno conoce él y con cuál mantiene interacción? ¿A qué persona con responsabilidad política en el país conoce él y mantiene interacción e influye? ¿A qué autoridad de la comunidad científica, de la comunidad académica, de la comunidad artística, a qué persona con impacto en la economía, en la vida de los cubanos, conoce él y tiene interacción? Que (esto) es, en cualquier país, la responsabilidad de un diplomático: tener esos contactos y tratar de ganarse respeto en esos sitios. Él evidentemente no goza de respeto en ninguno de esos sitios y por eso se mueve pavoneándose por todo el país. Anda con un equipo de producción audiovisual, se mueve en un conjunto de vehículos, aparentemente tratando de dar la impresión de que es un gran personaje, como si llegara un presidente, asumiendo que la población cubana -que es instruida y que es educada- se va a dejar impresionar. Pero eso, naturalmente, no es por decisión de él. A él le han instruido hacer esto. Yo no hablaría de un binomio Rubio/Hammer, yo diría que ahí Marco Rubio con una política muy agresiva, y éste es el instrumento que, al pobre, le han dado la tarea de ser una especie de espantapájaros en Cuba que aleja a la gente, porque el pueblo cubano, con la educación que tiene, conoce lo que él significa, conoce lo que él representa.
P: Dice Usted que el encargado de negocios estadounidense no tiene contacto con el Gobierno cubano. ¿Ustedes estarían dispuestos a reunirse con él al nivel que corresponda?
R: El Gobierno de Estados Unidos no tiene interés en discutir ningún tema serio ni oficial con nosotros, ninguno. Y un diplomático en todo país lo primero que debe hacer es ganarse el respeto de las autoridades donde está. Y a él evidentemente le han dado la tarea de no ganarse ese respeto.
P: Cuba y Estados Unidos mantienen 14 acuerdos migratorios. ¿Siguen actualmente vigentes acuerdos como el de la devolución por vía aérea de los denominados «inadmisibles»?
R: La devolución por vía aérea es parte de los acuerdos migratorios que existen. El fin de los acuerdos es tratar de asegurar que la migración entre los dos países sea regular, ordenada y segura. Y ésta es una de las acciones que lo propicia. En la visión de Cuba, el cumplimiento de ese compromiso ayuda al propósito que tienen los acuerdos, y por eso es que Cuba está comprometida y está cumpliendo con ellos. Hasta ahora el Gobierno de Estados Unidos ha mantenido la voluntad de hacerlo y nosotros tenemos la disposición de continuar aceptando esas devoluciones dentro de los marcos que establecen los acuerdos bilaterales.
P: Los acuerdos bilaterales contemplan también que Washington entregue anualmente 20.000 visas de no turista a cubanos. ¿Cumplirá este año EE. UU.?
R: Hasta la información que tenemos nosotros, no tenemos señal de que no se vaya a cumplir lo de las cifras de 20.000 en este año. Hasta ahora. Pero eso puede variar, como bien Usted plantea. Para nosotros los acuerdos entrañan diversos compromisos; y los compromisos, cada uno tiene impacto en la meta que tienen los acuerdos y, de conjunto, la completa. Nosotros evaluaremos en su momento en qué medida el cumplimiento de los compromisos que tiene Cuba continúa satisfaciendo el mérito de los acuerdos. El día que no, nosotros valoraremos entonces qué acción tomaremos.
P: Durante los últimos años se celebraron reuniones bilaterales de coordinación migratoria cada seis meses. Pero esta primavera no tuvo lugar el encuentro correspondiente.
R: Las reuniones no son parte del acuerdo. Las reuniones son un mecanismo que ambos Gobiernos hemos tenido durante varios periodos de tiempo porque ayuda a la implementación de los acuerdos. Pero requiere que ambas partes quieran reunirse. Estados Unidos hasta ahora quiere cumplir con los acuerdos, pero no está dispuesto a reunirse. Nosotros continuaremos cumpliendo con nuestro compromiso.
P: Cuba y Estados Unidos también mantenían durante la administración Biden una serie de contactos de coordinación en materia de seguridad, lucha contra el terrorismo y delincuencia internacional… ¿se han detenido totalmente estos contactos o se mantienen a nivel técnico?
R: Se ha detenido prácticamente en términos absolutos. A nivel técnico queda cierto grado de intercambio de información, sobre todo de Cuba hacia Estados Unidos, porque es que nosotros no tenemos estos acuerdos por un capricho. Nosotros lo tenemos porque tenemos una responsabilidad contra el terrorismo, contra el crimen organizado, contra el tráfico de personas, contra cualquier acción en la región que amenace la seguridad de Cuba y que amenace a la subregión y por tanto, nosotros con Estados Unidos y con otros países compartimos información. Pero a pesar de que conocemos, y nos consta, que las autoridades de aplicación y cumplimiento de la ley de Estados Unidos tienen interés en continuar de intercambio con Cuba, hoy no existe voluntad política de parte del Gobierno de Estados Unidos para que consulte, de más arriba, para que continúe a seguir.
P: ¿Si Cuba dejase de cooperar estaría dando argumentos para que se le mantuviese en la lista de países que no cooperan plenamente en materia antiterrorista, en la que se le incluyó de vuelta recientemente?
R: El motivo por el cual Cuba continúa cooperando con Estados Unidos y con otros países es porque nuestro compromiso contra el terrorismo es serio. No es un cálculo político. Nosotros hacemos esto como parte de las responsabilidades que tiene el país y como parte de nuestra propia seguridad nacional.
P: Otra de las recientes sanciones de Estados Unidos afecta a las misiones médicas de Cuba, a las que Washington vincula con el trabajo forzado. ¿Qué tiene que decir La Habana a este respecto?
R: Que no se trata de trabajo forzado, que se trata de cooperación médica que la comunidad internacional, incluyendo por lo menos dos secretarios generales de Naciones Unidas, ha celebrado durante décadas. Y que el Gobierno de Estados Unidos ahora bajo el empuje de Marco Rubio, aún sin ser secretario de Estado, se ha encaprichado en atacarlas con dos propósitos: tratar de desprestigiar un aspecto de la política exterior solidaria de Cuba, que ha recibido el elogio internacional; y en segundo lugar, cortar ingresos que recibe el sistema de salud pública cubano, que son absolutamente legítimos, como los que tiene cualquier país que presta servicios de la naturaleza, de la calidad en las condiciones que lo presta a Cuba, y que se sustentan, y esto es muy importante, en acuerdos bilaterales soberanamente firmados entre Gobiernos. No es una imposición de Cuba, no es una entrada por la puerta trasera de Cuba en ningún país: son acuerdos bilaterales en función de compromisos que tienen esos gobiernos con la prestación de servicio de salud para su población.
P: Informes en los que se basa el Gobierno de Estados Unidos denuncian que a médicos de estas misiones se les retiran los pasaportes y que a los cubanos que abandonan a mitad de misión no se les permite regresar a su país por años. ¿Es eso cierto?
R: Esto está contaminado por un conjunto de falacias que presenta el Gobierno de los Estados Unidos, citando como supuestos testigos a una decena más o menos de médicos de cientos de miles de cubanos que han participado en misiones de estas características. La pregunta entraña el prejuicio que Estados Unidos ha querido imponer sobre si estos programas de cooperación son ilegítimos, o están haciendo algo indebido, y no es el caso. Son programas absolutamente legítimos en una diversidad de modalidades. Hay países donde hay pago directo, hay países donde no lo hay. Hay países donde, por decisión de la cooperación médica, se han agrupado los pasaportes. En la mayoría de las casos eso no sucede. Pero son falacias que no tiene sentido responderlas en sentido exacto porque son interrogantes minuciosas que lo que pretenden es poner una duda sobre la legitimidad de estos acuerdos. La práctica que realiza Cuba es común en el mundo entero. Si a una universidad de Estados Unidos o una universidad o institución europea se le pide que tenga un programa -(con) un país latinoamericano o africano- de cooperación médica, que haga un estudio y que después brinde personal profesional que trabaje, no es común que se pregunte de dónde son los consultores que contrató el país, cuánto les pagan, cuántos ingresos recibe el profesional, cuánto recibe el consultor y cuánto recibe la institución que brinda el servicio, y cómo es el pago, si se le paga a la institución en su totalidad y después se le paga al consultor, que es muy común, o si sucede lo contrario. En este mundo hay de todo, pero el Gobierno de Estados Unidos, con una maquinaria respaldada por decenas de millones de dólares, ha logrado ubicar y generar este interrogante que rechazan los gobiernos que reciben (a las misiones médicas), que pretende poner como ilegítimo un programa que es absolutamente legítimo y que salva vidas. La pregunta correcta es: ¿Cuántas vidas se pierden, cuántas personas dejan de recibir servicio de salud por esta campaña de Estados Unidos? ¿Y cuántas personas está dispuesto a sacrificar el Gobierno de Estados Unidos amenazando a funcionarios de Gobierno de terceros países para que pongan fin a un programa que desarrollan y que es similar al que se desarrolla en muchas partes del mundo?.
P: Se ha planteado que los países anfitriones paguen directamente a los médicos cubanos. ¿Estaría el Gobierno cubano dispuesto a eso?
R: Yo me niego a responder esa pregunta porque si la respondo parecería que es ilegítimo que se paguen indirectamente, como sucede -insisto- en muchos programas de cooperación a nivel mundial, incluidos los que practican las Naciones Unidas y el sistema de Naciones Unidas. Y si yo respondo esa pregunta, parece que es ilegítimo lo que hace Cuba en los lugares donde no se paga directamente.
P: En las últimas semanas se habló de un plan de Washington para deportar a Sudan del Sur a un grupo de personas, entre los que presuntamente había al menos dos cubanoamericanos. ¿Qué sabe el Gobierno cubano al respecto?
R: Lo que conocemos de eso es información pública y, además, hemos tratado de precisarla y no es precisa: no nos queda claro cuántos cubanos han trasladado, cuántos han dicho que van a trasladar y permanecen en Estados Unidos. Aparentemente son cifras minúsculas: dos, tres. Pero no, no tenemos información clara y no ha habido comunicación del Gobierno de Estados Unidos a Cuba sobre el tema.
P: El Gobierno de Estados Unidos acaba de comunicar la revocación del parole humanitario a cientos de miles de personas que entraron siguiendo un procedimiento legal en Estados Unidos en los últimos años. Entre ellos hay decenas de miles de cubanos.
R: Lo que hace el Gobierno de Estados Unidos escapa la lógica y escapa la humanidad. El Gobierno de Estados Unidos durante años, y con mucha fuerza en los últimos años, invitó y acogió a decenas de miles de cubanos en Estados Unidos. Y ahora el propio Gobierno de los Estados Unidos les está diciendo que cambió de opinión y que ahora los quiere expulsar de Estados Unidos. Se trata de seres humanos y los trata como si no fueran ni siquiera seres humanos. Es la vida de las personas con la que estado jugando el Gobierno de Estados Unidos cuando los acogió, los protegió y ahora los expulsa. Está jugando con la vida de personas reales, algo que nosotros cuando conversábamos con el Gobierno (de Estados Unidos) se lo dijimos en más de una ocasión directamente. Y también lo hemos dicho públicamente. Tenemos pronunciamientos públicos respecto al tema.
P: ¿Se han coordinado de alguna forma con Washington para el regreso de esas decenas de miles de cubanos?
R: No existe ninguna coordinación. Esto es una decisión unilateral de un Gobierno que ha asumido el criterio de que ser fuerte es legítimo y que hacer uso -e incluso abusar de la fuerza- es legítimo y que tienen derecho a hacer uso de la fuerza. Aquí lo sorprendente es cómo los políticos anticubanos que durante años participaron en la acogida de estas personas les han virado la espalda. Y hay una dosis de complicidad con este acto sin protección ninguna. Como decía, se trata de decenas de miles de cubanos. Hay quien habla de si más de 100.000 cubanos… son seres humanos que han apostado su vida porque fueron acogidos por el Gobierno de Estados Unidos y ahora, con cambio de opinión, se les dice que tienen que destruir lo que hicieron y cambiar de rumbo.
P: ¿Ha habido alguna comunicación del Gobierno de Estados Unidos por el anuncio de que se iba a usar la base militar de Guantánamo como centro para alojar migrantes en situación irregular? ¿Saben si hay cubanos?
R: No hay ninguna coordinación y la información que tenemos es lo que se publica por la prensa. Ha habido momentos de decenas (de migrantes en Guantánamo). Puede ser que en algún momento hayan superado 100. No conocemos que ha habido ningún cubano entre las personas que han estado ahí. Lo puede haber, nosotros no lo conocemos. Y se habla mucho de los inmensos desafíos logísticos y presupuestario que entraña llevar a 10.000, 20.000 o 30.000, que son cifras que se han manejado,… pero para nosotros lo importante de la base naval de Guantánamo es que es un territorio ocupado militarmente en contra de nuestra voluntad. Que implica una amenaza para Cuba esa presencia militar ahí y que la pretensión de meter a 20, 30.000 personas ahí incrementa la amenaza a la seguridad y la paz en Cuba y en la subregión. Y eso lo hemos dicho públicamente y se lo hemos dicho al Gobierno de Estados Unidos.
P: Trump es percibido como un negociador transaccional. ¿Han contemplado algún escenario rupturista que implique algún tipo de relación con Estados Unidos muy diferente al actual?
R: Nosotros podemos contemplar cualquier escenario. Y lo explico por qué: porque la posición de Cuba tradicional y vigente hoy es que nosotros estamos dispuestos a tener una relación respetuosa con Estados Unidos. Si fuera posible, una relación de amistad como la que tenemos con el resto del mundo. Aún con las diferencias que podamos tener hoy y que podamos tener con el futuro con el Gobierno de Estados Unidos, como las podemos tener con otros países. Y si a Estados Unidos y a los estadounidenses les resultara posible -como les resulta posible a latinoamericanos, africanos, asiáticos y europeos- relacionarse comercial y económicamente con Cuba, hacer dinero en Cuba, nosotros no tendríamos ningún inconveniente. Por tanto, cualquier escenario es contemplable, que descanse en una relación respetuosa.
P: Éste escenario parece el peor.
R: Aparentemente cualquier alternativa a la actual es mejor.
https://efe.com/mundo/2025-06-18/cuba-relacion-eeuu-entrevista-viceministro-cossio/
Por Gabriel Impaglione
Este tiempo de oscuridad no es derrotado por la luz del conocimiento y la fraternidad sino por el estallido de las bombas. Cada humareda oscurece aun más el mundo.
Editorial de La Jornada
El conflicto en Ucrania entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia, los agresivos dislates del presidente estadunidense, Donald Trump, y la confrontación entre Irán e Israel no sólo alteran peligrosamente los equilibrios geopolíticos mundiales, sino que, como factores combinados, podrían desencadenar una suerte de tormenta perfecta en la economía planetaria.
Como se sabe, el inicio de la llamada operación militar especial emprendida por Moscú en el vecino país eslavo en febrero de 2022 generó un desbarajuste en muchos países, no sólo por la suspensión de los miembros de la Unión Europea de sus compras de gas natural a Rusia, sino también por la reorientación de presupuestos de esos países a un rearme compulsivo y también, por supuesto, a sus industrias armamentistas, ávidas de aprovechar el nuevo mercado que se abrió en Ucrania. Por otra parte, el abasto de granos se vio restringido por la caída de las exportaciones ucranias.
Con el telón de fondo de ese conflicto, la llegada de Trump a la Casa Blanca marcó el inicio de una triple ofensiva: la persecución en contra de los trabajadores migrantes en Estados Unidos, los recortes salvajes al presupuesto público y la guerra de los aranceles que el magnate republicano declaró contra el resto del mundo. El primero de esos lineamientos no sólo constituye una violación masiva de derechos humanos de los afectados por las redadas trumpianas, sino que amenaza además la viabilidad de innumerables empresas –especialmente agrícolas, de la construcción y de alimentos– por la contracción de la fuerza de trabajo disponible, además de que puede tener efectos negativos sobre la recaudación fiscal y el consumo –habida cuenta que los migrantes aportan porciones sustanciales en ambas esferas– y se traduce en una reducción de las remesas que los trabajadores extranjeros hacen a sus países de origen.
Por otra parte, el empecinamiento de la actual administración estadunidense en recortar el gasto público ha tenido ya repercusiones desastrosas en los servicios básicos de educación y salud, en los programas sociales, en la impartición de justicia y hasta en la seguridad nacional. Pero sin duda la política trumpiana más perniciosa para la economía de Estados Unidos y del mundo en general es el conjunto de imposiciones arancelarias –sean en grado de amenaza o de hecho consumado– ordenadas por la Casa Blanca con el supuesto propósito de reducir el déficit comercial de la superpotencia y de generar empleos en su propio territorio.
Aunque el grado de cumplimiento de los amagos iniciales es más bien reducido, y por más que en estos meses ha quedado en evidencia que son más un estilo de negociación prepotente y atrabiliario que la expresión de un pensamiento económico estructurado, lo cierto es que el constante manoseo de las medidas arancelarias ha tenido ya efectos inflacionarios en el país vecino, aunados a una escasez de bienes e insumos críticos para su industria.
Por si algo faltara, la injustificable escalada de bombardeos desatada por Israel en contra de Irán, y la respuesta de la república islámica al régimen de Tel Aviv, dispararon de inmediato las cotizaciones internacionales de hidrocarburos, lo cual se traduce en una elevación generalizada de costos de la energía y en un mayor aliento inflacionario. Por añadidura, la iniciativa bélica del premier Benjamin Netanyahu podría desembocar en el cierre del Estrecho de Ormuz, por el cual transita 20 por ciento del petróleo que se comercializa en el mundo, lo que no sólo llevaría a una internacionalización de las acciones bélicas sino también a una situación económica desastrosa.
En suma: la injustificada obsesión de las potencias occidentales de cercar a Rusia en sus fronteras europeas, las delirantes ofensivas domésticas y planetarias de Trump y la determinación de Tel Aviv de provocar una guerra con Irán pueden conducir a la economía del mundo a una nueva depresión sin precedente desde la de 1929.
Y esos factores pueden también, desde luego, desembocar en una conflagración generalizada. Cabe hacer votos por que ninguno de esos ominosos escenarios llegue a concretarse.
https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/06/16/editorial/economia-nubarrones-mundiales
Por José A. Castro Urioste y Manuel Liendo
‒¿Cómo podría describir la función del escritor dentro de la revolución?
‒Bueno, en realidad, yo llegué a la revolución con una gran carga porque a pesar de que no había escrito nada antes de la revolución, sí me había movido en medios culturales. Por eso conocí a algunos poetas y narradores, y supe de sus destinos que eran bastante desagarrados. Al menos en Cuba fue así antes de la revolución. A mí eso me ha parecido muy dramático y es muy importante resaltarlo.
Recuerdo a escritores, cuando era joven, que eran quince años mayores que yo, que pasaban un trabajo terrible para publicar sus libros. El único premio que existía, y estaba a veces un poco contaminado de fuerzas oscuras, era el Premio Alfonso Hernández Catá. Y los escritores que ganaban ese premio iban con ese dinero a una imprenta pobre a editar sus libros y después distribuirlos en la calle. Y recuerdo claramente a esos escritores distribuyendo sus libros en La Habana, y eso en los casos cuando podían utilizar ese dinero para publicar porque en otras ocasiones lo usaban para alimentarse. Ese medio, esa situación, dejó una marca en mí.
Luego pasaron los años y vino la revolución y esos mismos escritores han publicado sus libros gracias a la editorial que existe en Cuba. Ya la situación es completamente diferente.
Ahora bien, esta es una cuestión técnica, práctica, material. También debemos tener en cuenta la parte ética y el cambio es drástico. Por ejemplo Alejo Carpentier, que se formó en el capitalismo y que era consagrado en 1959, hizo una intervención pública en nuestros sábados del libro, y dijo que por primera vez se sentía escritor, se sentía útil y necesario, porque la revolución le había dado la verdadera voz pues se completaba con la lectura.
Como sabemos, la literatura se completa cuando se lee, pero no cuando se lee por una élite, sino cuando se lee por las multitudes. Y la literatura de Carpentier, que no se lee tan fácil por lo barroco, hoy en día es leída en Cuba por el pueblo. Eso tiene una gran significación. Por eso, la voz de un escritor en Cuba se toma en cuenta. Y cuando un escritor hace una crítica o hace una postura llamémosla disidente, pues, se toma en cuenta y tiene también una significación. Porque para la revolución la voz de un escritor es real, no es ficticia, no es algo que se diluye, no es una entelequia.
Para mí, el estado puro de la literatura no existe. Incluso toda mi poesía tiene un contenido. No creo para nada en la literatura pura. Me parece que todo el arte es impuro y proteico y yo soy un ejemplo de eso. Mi formación universitaria no fue en literatura, por eso me deleito al oír las clases que estoy recibiendo aquí en Lima y las recibo también de otros escritores cubanos que saben mucho más que yo de literatura.
Tengo la aspiración de convertirme en un resonador del pueblo de Cuba y por ende de Latinoamérica. Es una ambición muy grande de mi parte. Por eso he hecho esos libros que son literatura impura, literatura ancilar, literatura que se usa, porque quiero que la gente se sienta identificada con esos personajes que son ellos mismos.
En la Revolución Cubana se ha creado una ética que le ha dado sentido y valor al escritor. Y eso se logra por esa compenetración con el pueblo que antes no leía y que hoy en Cuba lee. Ayer nos decía un sociólogo por qué no hay literatura de Ciencias Sociales en Cuba, y lo que sucede es que esa literatura se agota debido a que existe una demanda. ¿Y a qué se debe esa demanda? A ese mundo de valores que se ha despertado en el pueblo por el conocimiento. Entonces el escritor en Cuba tiene que vivir como el pez en el agua. Uno está en medio, porque si hace una obra, va a ser leída. Y si es mala esa obra, ¡cuidado, que cae la luz! Mientras antes no pasaba nada e incluso escritores prominentes eran desconocidos por el pueblo.
Mira el caso de Fernando Ortiz. Era conocido por un grupo y reconocido en el mundo entero como uno de los pioneros de la ciencia etnográfica en América. Sin embargo, el pueblo cubano no sabía de él. Hoy su obra es publicada y divulgada y sus ideas y el rescate que hizo de la cultura popular y sobre todo africana. La revolución retomó el pensamiento de Fernando Ortiz, y también la obra de Lezama y de Nicolás Guillén. Yo creo que Nicolás Guillén adquiere verdadera resonancia con la revolución. No por nada escribió su poema “Tengo”. Creo por eso que el escritor sin una revolución siempre va a ser un individuo aislado. Lo he visto en Europa, lo he visto en América. En cambio la revolución permite que la obra de ese escritor corra y fluya como un río.
‒¿Cuál es su metodología de trabajo?
‒Te voy a decir la verdad. Hay poetas que tienen un método de trabajo y otros que no tienen ninguno. Yo creo que no tengo ninguno. Escribo la poesía no con un sentido sistemático de hacer un libro de poemas. Voy escribiendo los poemas según van ocurriendo. Escribo sólo cuando es imprescindible. No hago un libro de poesía deliberadamente, sino que voy haciendo los poemas y a veces no soy yo quien los organiza, quien les da estructura. Entonces es un método muy arbitrario.
Definitivamente no tengo nada contra con la palabra inspiración. Es cierto que la palabra inspiración está llena de todo un lastre. Pero yo creo que en nuestra época está imbuida en muchas teorías en torno a la creación literaria, y le han dado una connotación al término mucho más exacta. Después que llega esa llamada inspiración, viene el trabajo. El trabajo de pulir, el trabajo de revisar ese poema y quizá ese momento es tan cargado de hechizo o encantamiento como el instante en el que se te ocurre el poema. Yo a veces hago un poema de un tirón, y a veces guardo el poema y está un mes, dos o tres archivado y a lo mejor queda siempre guardado y se evapora. Entonces no tengo un momento concreto de trabajar la poesía.
‒¿Y sobre tu trabajo en narrativa?
‒Bueno, esas son otras palabras. Yo quiero mucho a la poesía y creo que fundamentalmente me expreso a través de la poesía, pero trabajo más para hacer estos libros que he llamado novelas testimoniales. Ahí sí uno puede distanciarse, ahí sí puede haber una objetividad, una retirada mayor, porque uno tiene que realizar una investigación muy rigurosa de la época que va a estudiar, de las coordenadas de esa época. Luego viene la parte de las entrevistas de los personajes y la decantación de esas entrevistas, hasta que finalmente escojo a un personaje principal y sobre eso se hace el estudio de vida, el testimonio en sí. Todo esto requiere una elaboración técnica no mayor, pero sí mucho más continuada, más prolongada.
‒Canción de Rachel es un texto que tiene música. Es una obra muy poética.
‒Creo que sí. Creo que todos mis libros tienen esa característica. No sólo porque soy poeta y mi aproximación a la realidad es poética, sino porque he querido rescatar la poesía que hay en la sociedad y que se encuentra en Rachel, en gallego, en cimarrón. He querido rescatar esas voces, ese timbre. En cierto modo, sería la poesía de la historia. A mi juicio, es importante rescatar esa música, esa vibración, esa incandescencia que hay en la historia, sobre todo porque la historia ha sido a veces vilipendiada. En definitiva, esa música es lo que queda.
‒¿Te parece que Rachel es un personaje con mucha vitalidad?
‒Es un personaje muy contradictorio porque es la belleza de lo imperfecto, de lo inacabado. Rachel es un personaje abierto, cosmopolita, desenfadado, diferente a Montejo en Biografía de un cimarrón, que es hermético, cerrado, con una visión filosófica, con una mística, con una cosmogonía. Rachel es un personaje que está hecho así porque se bambolea como una marioneta, porque fue una marioneta, ya que fue parte de una república en que vivimos así, una república sujeta al ardid y los caprichos de un poder mayor.
Cuando uno va a plasmar a un personaje femenino, entra en un terreno peligroso que no sucede con los personajes masculinos. Esto no tiene que ver con el machismo de nuestras culturas, pero los personajes masculinos son más hechos, mientras que los personajes femeninos están más cerca de la locura, a pesar de que tengan muchos mecanismos de defensa que los hacen más resistentes. Los personajes femeninos han sido para mí una fascinación. He trabajado con personajes masculinos y fue extraordinario trabajar con el personaje de Rachel, que fue real en Cuba.
‒Muchos críticos han comparado su trabajo con el de Oscar Lewis y con Ricardo Pozas.
‒Agradezco muchísimo esas comparaciones. En definitiva le debo mucho a Ricardo Pozas, quien fue mi maestro durante seis meses y cuyo libro Juan Pérez Jolote, biografía de un tzotzil, un poco olvidado, para mí fue un modelo a seguir al escribir mis libros en prosa. Con Oscar Lewis también trabajé. Pero creo que yo voy por otra dirección. Ni más allá, ni más acá. Simplemente en otra búsqueda que se emparienta más con la búsqueda del novelista. Y eso no creo que le reste verosimilitud ni a los personajes ni a los contextos que trato de apresar ●
LA JORNADA SEMANAL
25 de mayo de 2025 // Número 15775
https://www.jornada.com.mx/serviciosjornada/microservicios/edicionpdf/SEMANALPDF_2503.pdf
Del fb de Félix López (Efe Lo)
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Sábado 14 de junio, 6pm
Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís
Niurka González y Dúo Brillance
Obras de: Charles Koechlin, Alfred Desenclos, José María Vitier, Javier Iha y Jorge Amado.
Se interpretarán dos estrenos mundiales.
Precio de las entradas 30 CUP.
📚 El Premio Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales de Clacso fue concedido a Aurelio Alonso.✒️ Aurelio es un habitante de la Casa de las Américas, y su labor ha marcado las Ciencias Sociales cubanas por más de sesenta años.
El Laboratorio de Estudios Ambientales del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), ubicado en Mónaco, emprende importantes estudios sobre la contaminación en ecosistemas marinos de Cuba.
Con técnicas rigurosas e internacionalmente reconocidas, calculan las potencialidades económico-financieras del carbono azul en Cuba y brindan formación doctoral a especialistas cubanos en temas diversos, informó el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
Señaló que José Fidel Santana Núñez, viceministro primero del organismo, visitó la instalación en Mónaco, una pequeña ciudad en la costa mediterránea de Francia, donde expresó su agradecimiento por sus prácticas a favor de la preservación ambiental.
Santana Núñez integra la delegación nacional a la III Conferencia Internacional sobre los Océanos, que sesiona hasta mañana en Niza, y que encabeza la viceprimera ministra Inés María Champan Waugh.
Un estudio de organizaciones internacionales en coincidencia con las deliberaciones del encuentro, advirtió que la Tierra sobrepasa otro límite planetario, cuando la acidificación de los océanos supera niveles críticos
Previno que ese indicador clave del cambio climático sobrepasó en 2020 en algunas zonas del planeta, donde supone un riesgo grave para la vida marina y amenaza la sostenibilidad de la pesca.
Sin un océano sano no puede haber un planeta sano, sentenció Antonio Guterres, secretario general de la ONU, en la apertura, el lunes pasado, de la cumbre copresidida por Francia y Costa Rica.