martes, 28 de febrero de 2012

Comunicado de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela


Como es del conocimiento público, en días pasados, durante el más reciente control médico del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, le fue detectada una lesión que ameritó una intervención quirúrgica correctiva.

En ese sentido, el equipo médico, tras las correspondientes evaluaciones, fijó la operación en el tiempo más breve posible. Ésta se llevó a cabo según lo previsto, obteniéndose un resultado satisfactorio tras lo cual se ha programado un plan de recuperación a cumplir en los próximos días.

El presidente Chávez se encuentra en buena condición física, en compañía de sus familiares y en contacto directo y permanente con el vicepresidente Ejecutivo y el Gobierno Bolivariano. Siempre atento a mantener oportunamente informados al pueblo venezolano y a la comunidad internacional, con exactitud y transparencia, acerca de los pormenores del tratamiento que está recibiendo.

El presidente ha ordenado hacer públicos los resultados de la reciente intervención quirúrgica. Éstos fueron expuestos por el equipo médico, tan pronto concluyó la operación, en los términos siguientes:

Se realizó la extracción total de la lesión pélvica diagnosticada, extirpándose además, el tejido circundante a la lesión. No hubo complicaciones relacionadas con los órganos locales, El post operatorio inmediato ha sido estable, clínicamente sin complicaciones sistémicas. Se recupera adecuadamente colaborando con la rehabilitación post quirúrgica. En las próximas horas se dispondrá de los estudios histológicos, que determinarán el tratamiento óptimo de la lesión.

El presidente Chávez agradece, desde su corazón, el cálido acompañamiento que ha recibido del pueblo venezolano, así como también las innumerables expresiones de solidaridad venidas de hombres y mujeres de todas las latitudes del planeta.

Igualmente, desea expresar su agradecimiento por los numerosos mensajes y llamadas recibidos de parte de de jefes de Estado y de gobierno, así como de líderes internacionales y representantes de importantes organizaciones sociales del mundo.

De manera especial, quiere, en nombre del pueblo de Venezuela, agradecer a Fidel, a Raúl, al pueblo cubano y al equipo de especialistas de la salud que han dirigido esta operación y mantiene, con sabiduría científica y calor humano, el tratamiento para el pleno restablecimiento de la salud del Comandante Chávez.

Por su parte, el Gobierno Bolivariano manifiesta su aspiración para que el sentimiento de solidaridad y apoyo del pueblo venezolano hacia su Presidente sea respetado por parte de aquellos sectores políticos y de la derecha nacional e internacional, al servicio de intereses imperiales, y que cesen en su campaña perversa contra Venezuela.

Finalmente, el presidente Hugo Chávez ratifica su llamado a todos los hombres y mujeres de nuestra Patria a mantenerse en el trabajo y la lucha diaria por consolidar la independencia y construir el Socialismo, que no es no es otra cosa que el sueño supremo de nuestro Libertador, Simón Bolívar.

Sabe nuestro pueblo que puede contar siempre con la lealtad y el compromiso del Comandante Chávez al frente de la Patria, así como él tiene la confianza de que cuenta con el amor y la lealtad de todo un pueblo.

¡Hasta la victoria siempre! ¡Viviremos y venceremos!

jueves, 23 de febrero de 2012

Ambrosio Fornet y el homenaje de la Feria del Libro

Por Guillermo Rodríguez Rivera

A mí no me gusta el hábito de nuestra prensa, que tantos malos hábitos tiene… de acompañar el nombre de los escritores que lo han obtenido con la coletilla de “Premio Nacional de Literatura”, como si fuera un título nobiliario que estamos estrenando. Ello está entrando ya a formar parte de la burocracia de la literatura.

A mí me parece que Roberto Fernández Retamar o Pablo Armando Fernández, son algo más que “Premio Nacional de Literatura”, declamado con voz protocolar por el locutor de turno: son autores de libros como Historia antigua y Los niños se despiden, y han animado la vida cultural cubana desde publicaciones como Casa de las Américas y Lunes de Revolución, revistas a las que ellos mismos han insuflado vida. Es eso lo que los periodistas tienen que indagar y proclamar, porque eso es lo que merece ser destacado y lo que de veras podrían interesarle a quienes vayan a leerlos, no la decisión de un jurado que, como todos los jurados, tiene compromisos y aversiones, aciertos y desaciertos.

El premio quiere, fraudulentamente, suplantar a la persona, al artista.

Los que venimos transitando por la literatura cubana desde los años sesenta, nos quejábamos siempre de lo poco que escribía Ambrosio Fornet, y nos quejábamos porque muchos pensábamos que Ambrosio tenía mucho que decir y de hecho lo decía: sólo que convirtiéndose en uno de los grandes cultivadores de la oralidad que teníamos.

Además ―y mucho antes― de ser Premio Nacional de Literatura, Ambrosio era un Notable de la Conversación, género que no se premia y título que no se da, pero que en Cuba se cultiva ampliamente al margen de posibles galardones, aunque en muy pocos casos con las excelencias de la conversación de Pocho.

Habría que decir que su primer libro, un libro de cuentos, A un paso del diluvio, editado en Barcelona en 1958, por esos años sesenta no lo conocía casi nadie y muchos no sabíamos ni que existía. Todavía hoy muchos cubanos desconocemos esos relatos que claro que ―como ocurre con las obras de los autores que han obtenido el máximo reconocimiento oficial de la literatura cubana―  precisa de su pronta reedición.

Muchos sabíamos que Pocho había estudiado en Madrid, en los años en que la tiranía batistiana clausuró la Universidad de la Habana, y él mismo, alguna que otra vez, en sus inagotables conversaciones, dejaba constancia de aquella etapa madrileña de su vida.

Cuando yo escribí la historia del tropo poético, que ha terminado por llamarse La otra imagen y de cuya primaria e inacabada versión Ambrosio editó un fragmento en los años en que trabajó en la Dirección de Extensión Universitaria, aquí en La Habana, recuerdo que me llamó la atención (quiero decir, me haló las orejas) por lo mal que yo trataba ―en aquella primera versión― al crítico y poeta español Carlos Bousoño, quien había sido su profesor en Madrid, y de quien Ambrosio aún se mostraba intelectualmente agradecido. Ocurría que yo también le debía a Bousoño. Su Teoría de la expresión poética había sido uno de los libros que me animó a reflexionar sobre la escritura poética, así como lo fueron sus consideraciones sobre la obra del gran poeta español Vicente Aleixandre. A la altura de los años setenta, ya discrepaba yo de muchas de las lecciones del maestro, pero el llamado de tención de Ambrosio me hizo reconsiderar el asunto y actuar con mayor justicia. En la versión definitiva del libro, la inevitable crítica al estudioso,  profesor y poeta español, pasa por el justo tamiz de reconocimiento a lo que su trabajo había significado para muchos aspirantes a filólogos, muchos filólogos hechos y, por supuesto, para mí.

Ese era uno de los matices del trabajo de Ambrosio que no siempre puede advertir quien no le ha conocido de cerca. Ambrosio ha sido un eficaz crítico para varios escritores cubanos, especialmente narradores, por lo general, claro, más jóvenes que él. Y, cuando digo crítico no me refiero a quien eventualmente pública una nota sobre un libro. Aquí, crítico es el consejero con el que el novelista va venciendo todos los obstáculos que, infaliblemente, van a salirle el paso.

Fui testigo ―un testigo lateral, ciertamente―, de lo que significó Fornet para las primeras novelas de Jesús Díaz (Las iniciales de la tierra y Las palabras perdidas), que a mí me parecen las mejores que escribió.

En los años sesenta, Ambrosio Fornet era sobre todo el crítico de la narrativa cubana contemporánea. Recuerdo sus discrepancias de las opiniones del crítico norteamericano Seymour Menton, que fuera uno de los primeros y más serios llamados de atención sobre el desarrollo de nuestra narrativa de la Revolución.

Pero la preocupación y las consideraciones de Ambrosio arrancaban desde mucho más atrás.

Yo, que a lo largo de mi vida he centrado mi actividad crítica en el estudio de la poesía, no comencé exactamente por esos derroteros líricos.

Mi trabajo de grado para la licenciatura en letras, fue un estudio sobre la narrativa cubana de testimonio en la segunda generación republicana: estoy refiriéndome a los cuentos de Carlos Montenegro, Enrique Serpa y Pablo de la Torriente Brau. Para esa tesis, así como para conocer mejor el devenir de lo narrativo cubano hondamente vinculado a nuestras circunstancias sociales, no encontré por esos años mejor aliado que En blanco y negro,  el libro que Ambrosio Fornet publicó en 1967.

Ambrosio es un auténtico sociólogo de la narrativa, que es acaso la modalidad literaria que más orgánicamente se imbrica en la presentación de las peculiaridades definitorias de una sociedad cualquiera. Leyendo las páginas de En blanco y negro, uno siente el vínculo orgánico que hay entre lo que cuentan nuestros narradores y el proceso de cambio que lentamente van propiciando, organizando, ayudando a constituir y a la vez protagonizando los intelectuales cubanos.

Y acaso para no mostrarme declaradamente parcial a Pocho, voy a decir que no me parece igualmente acertado su juicio para valorar la poesía. Al fin y al cabo, profesionalmente no lo ha hecho nunca o casi nunca.

Pero Ambrosio Fornet ha sido también (y es una de sus facetas más firmes y sostenidas) editor. Integró con Edmundo Desnoes una dupla esencial en el trabajo de la Editorial Nacional, entonces bajo la sabia dirección de Alejo Carpentier.

Fornet y Desnoes (estaban tan unidos que algunos les llamaban Fornoes y Desnet) poblaron las librerías cubanas y los estantes de las casas de los jóvenes escritores con libros rotundos como los Relatos, de Franz Kafka; Retrato del artista adolescente, de James Joyce; la fabulosa antología Cuentos norteamericanos, escogida por José Rodríguez Feo, o El guardián en el trigal, de  Jerome D. Salinger.

Estoy convencido que esa política editorial no fue, únicamente, poner en poder de sus posibles lectores un manojo de obras que marcan decisivos cortes en el panorama literario mundial: fue mucho más. Fue trazar una estética, marcar un paradigma en la expresión literaria después de la cual, el escritor y los lectores cubanos perseguirían siempre lo mejor. El desolador quinquenio gris no pudo contra lo que ya se había hecho.

Pero Ambrosio Fornet fue también un incisivo evaluador de nuestra vida cultural. Desde la Editorial Nacional, desde el Comité de Colaboración de la revista Casa, desde la asesoría a los guiones que se iban aprobando en el ICAIC y que constituirían el basamento de los nuevos filmes, incidía también en lo que ocurría en nuestra vida cultural.

Ese lamentable momento de nuestra vida cultural que mencioné y que hoy conocemos como “Quinquenio gris”, fue bautizado por el crítico agudo, ocurrente, chispeante, que ha sido siempre Ambrosio. Creo que lo puso en circulación oralmente, en un encuentro de narradores y críticos efectuado en Santiago de Cuba, abriendo la década de los ochenta, pero tenía caracterizado el fenómeno desde mucho antes.

Estoy viéndome, sentado con Ambrosio en el banco de una parada de autobuses de la calle 17 en El Vedado, no puedo precisar si en los años setenta o en los ochenta, y Ambrosio contándome el proceso de incubación del Quinquenio, del freno que él y algunos otros de nuestros escritores quisieron ponerle al proceso que, obviamente iba a dañar nuestra vida cultural. Pero los impulsores del quinquenio no lo permitieron.

Algunos centros de nuestra cultura resistieron lo más adecuadamente que pudieron, aquel alud de dogmatismo oficializado.

Es el caso del ICAIC, donde andaba Fornet evaluando los guiones que se iban a filmar, o la revista Casa que, de todos modos, tuvo que disolver su extraordinario Comité de Colaboración, en el que figuraban Julio Cortázar, Roque Dalton o el propio Ambrosio Fornet.

Quisiera señalar que el trabajo de Fornet ha tenido gran importancia en el conocimiento que vamos teniendo de una literatura escrita por cubanos fuera de Cuba, y especialmente, en Estados Unidos.

Varias publicaciones cubanas han publicado textos que constituyen una muestra de esa literatura de Cuba que es una sola aunque se produzca fuera de la Isla.

Algunos autores cubanoamericanos creyeron que ese acercamiento implicaba una suerte de “rendición” por parte de los cubanos que hemos sostenido y sostenemos la Revolución cubana. Creo que el paso del tiempo, desde entonces, ha demostrado que esa aproximación es un acto en defensa de nuestra cultura y no un repliegue ideológico. Ese diálogo tendrá que ser en condiciones de igualdad y mutuo respeto. Creo que en ello ha tenido también su parte Ambrosio Fornet.

Y nada más. Quiero sumarme con estas palabras al homenaje que a Ambrosio Fornet le está rindiendo la cultura cubana porque él es un autor, un hombre, esencial para su despliegue contemporáneo, mucho más de lo que a primera vista podría parecer, e incluso más allá de lo que la palabra impresa puede decir.

Tomado de: http://ogunguerrero.wordpress.com/

sábado, 18 de febrero de 2012

Virgilio Piñera y Cuba

                                                                                                        
Por  Emilia Sánchez

A Virgilio Piñera[1] se le pudiera nominar como el Dramaturgo Mayor del siglo XX cubano. Y esa condición máxima le fue dada porque supo trasladar a la obra teatral de asunto nacional, como nadie, el ambiente cultural de la época; inauguró esa hazaña artística con “Electra Garrigó”, en el año 1941. Pero cuando se leen sus declaraciones al respecto[2] y se conoce que concibió ese texto antes de ser publicado el de “Las Moscas” de Jean Paul Sartre, o que su “Falsa alarma” vio la luz con anterioridad a “La soprano calva” de George Ionesco, de modo que los espectáculos suyos proponían exponer tempranamente en la escena el existencialismo y el absurdo, hay que admirar tanto su talento  como su olfato. 

Siendo un escritor que abarcó, también con logros significativos, la narrativa, la poesía, la traducción y la crítica, queda explicado que en este año 2012 se celebre institucionalmente en Cuba,[3] con creces, el centenario, no obstante que, en cualquier tiempo y lugar, algún lector común haya sentido admiración al apreciar la carga  nacional -emotiva y testimonial- de toda su obra.

Cuando él mismo calificó los ardides literarios utilizados hasta 1960,[4] autoevaluó su personalidad como “altamente teatral”, capaz de sublimar la timidez personal en el hecho textual, identificando la idiosincrasia cubana por el rasgo de romper “la seriedad entre comillas” (…) al  ser “trágicos y cómicos a la vez”, y por aspirar a los logros sólo desde el esfuerzo personal, a sabiendas de que esa posición individualista era una reducción que solamente se justificaba viviendo en “una Cuba existencialista por defecto y absurda por exceso”; manifestó poseer, además, el “poder de la sinceridad, de reconocernos como negación, como nostalgia, como frustración”, o la responsabilidad de “pasar por cínico o por escéptico” antes que “por mendaz o por amable componedor”.[5]

Piñera optó porque sus vivencias se trasladaran a la creación literaria, confesando que “como no podía acudir al psiquiatra ni al confesor, me refugiaba en la madre literatura”, y aseguró estar alerta para no perder “lo fundamental por lo accesorio”. No obstante toda esa convicción de sí y de su producción, se consideró un “escritor anti-profético”.[6] Recalcó siempre, sobre todo, la autoría de un teatro netamente cubano -por los asuntos y por las experiencias generadoras-, detalle que quedó exhibido dentro del parlamento terminante de Electra Garrigó, cuando, después de haberse quedado sola en su reino, enfatiza: “He ahí mi puerta, la puerta de no partir”.[7]

Tales premisas éticas se exhiben también en sus versos, en especial en dos de los poemas que asumen explícitamente al territorio insular: “La isla en peso” (1943) e “Isla” (1979), textos matizados de una atmósfera ya observada por María Zambrano,  cuando le comunicara: “Y de su poesía he recogido el silencio en que va envuelta, del que parece haber brotado.”[8] Es sobrecogedor constatar que esa elipsis no fuera sino la manifestación de una permanente y  visceral soledad.

Aunque en aquel primer poema reconocía el peso de una isla en el amor de un pueblo, a pesar de ello, comenzó lamentando una adversidad: la maldita circunstancia del agua por todas partes, lo cual conminaba a que, dentro de ella, hubiera que  morder, gritar, arañar, con la consciencia de que allí nadie piensa en implorar, en dar gracias, en agradecer, en testimoniar, porque La santidad se desinfla en una carcajada; en el segundo, plasmó su fusión espiritual definitiva con el territorio desde el que preveía, para sí, una estancia permanente hasta la muerte y, por eso, vaticinó: mis piernas se irán haciendo tierra y mar.
  
Precisamente desde su poesía accedió -el hombre que él fue, en el país natal- a un tiempo dividido en cuatro partes. Aun atendiendo a su determinación sobre la falta de facultad profética, después de repasar la obra que dejó escrita, para un lector cualquiera es casi imposible rechazar la tentación de hacer coincidir cada “momento caótico” -así los llamó Piñera- con etapas de su propia vida, por la poderosa evidencia de una Madrugada iniciada con el nacimiento y culminada por la definición de la vocación de escritor, un Mediodía abarcador de la época de estudios universitarios, vínculos con revistas literarias, actividad de escritor que incluyó algunos viajes al exterior, un Crepúsculo que ocupara su labor como traductor y una Noche  delimitada dentro de los últimos seis años. De manera que, leyendo “La isla en peso” -el texto que contiene tal estructura- desde esa perspectiva, puede considerarse que el origen  fuera una alborada similar a:

un carnaval que empieza
con el canto del gallo

derivado luego en el cenit, cuando:

la claridad mueve las lenguas,  
la claridad mueve los brazos,
(…)
la claridad se precipita sobre los negros y los blancos,  
la claridad se golpea a sí misma,  
(…)
empieza a estallar, a reventar, a rajarse,  
la claridad empieza el alumbramiento más horroroso,
la claridad empieza a parir claridad

hasta convertirse, dentro de la etapa de madurez, en:

la hora única para mirar la realidad de esta tierra

Y culminando con el resultado de una vigilia capaz, apta para apreciar:

Bajo la lluvia, bajo el olor, bajo todo lo que es una realidad,  
un pueblo se hace y se deshace dejando los testimonios.

En “Isla”, poema escrito a punto de morir, quizás resumía todas esas ideas, cuando se preguntara:

y lejos ya de la inquietud,
diré muy bajito:
¿así que era verdad?

No fue un desliz de Piñera escribir en la autobiografía incompleta: “No bien tuve la edad exigida para que el pensamiento se traduzca en algo más que soltar la baba y agitar los bracitos, me enteré de tres cosas lo bastante sucias como para no poderme lavar jamás de las mismas. Aprendí que era pobre, que era homosexual y que me gustaba el arte”.[9] Por las tres, tuvo que padecer de frente a sus compatriotas, aun sabiendo que “el sacrifico de la vida radica en sufrir mil y una privaciones desde el hambre hasta el exilio voluntario, a fin de defender las ideas, de mantener una línea de conducta inquebrantable.”[10] La clara eticidad de su obra -que fue cuidada incluso para que aquellas condiciones “reprobables” no lastraran su literatura- pasó de largo, sin ser debidamente apreciada por algunos. Una muestra de ese desencuentro es la carta que, en 1944, enviara al Lyceum de La Habana, para dejar establecida su posición ante una línea cultural para él cultivadora de apariencias, en la cual subrayaba: “Quien trabaja a conciencia su arte, quien estima la cultura, no como entretenimiento elegante sino como destino dignamente recibido, no puede aceptar tales comedias.”[11]

Piñera permaneció en Argentina desde 1946 hasta 1958, con breves etapas intermedias en Cuba, donde se hubo de relacionar con la intelectualidad de ese país. Vinculado con escritores de la talla de Jorge Luis Borges -quien le distinguió con la selección de trabajos críticos para “Anales de Buenos Aires” y la entrega de los suyos para “Ciclón”-, de Macedonio Fernández, José Bianco o Ernesto Sábato, respiró los aires de una literatura tomada en serio, aun cuando mantuviera con ella el distanciamiento crítico como para evaluarla de tantálica o devoradora de sus propias esencias.[12] Allí publicó  libros y artículos, en variadas editoriales, en revistas y periódicos. Fue el traductor principal de la novela Ferdydurke del polaco Witold Gombrowicz. Pudo medir con otros su quehacer literario y el de los creadores cubanos.

Vino de regreso al país, definitivamente, en 1958. Quiso activar el mundo literario en momentos de fervor revolucionario. Y siendo leal a las aspiraciones de su pueblo  -tanto  que  confesó públicamente, en franca vinculación con el cambio social, su falta de contribución a la causa insurreccional- se dispuso a trabajar para denunciar un pasado de frustraciones y un nuevo orden de venturas. Muestra de ello son los pronunciamientos en el “Encuentro de los intelectuales” con Fidel Castro, el 16 de junio de 1961,[13] y los esgrimidos en una carta personal a la dirigencia política, fechada en 1959, donde plasmó sus preocupaciones: “Nosotros los escritores tenemos el propósito de celebrar en días próximos una mesa redonda por CMQ televisión. El tema a debatir: Posición del escritor en Cuba. Sabemos que el Gobierno Revolucionario tiene fundados motivos para tenernos entre ojos; sabemos que nos cruzamos de brazos en el momento de la lucha y sabemos que hemos cometido una falta. Pretendemos en la celebración de dicha mesa redonda, poner de manifiesto que si no cooperamos con ustedes fue debido a que no constituimos, como los periodistas y profesores, una clase. Tomado en su proyección social el escritor cubano, hasta el momento presente, es tan sólo un proyecto (…) Queremos cooperar hombro con hombro con la Revolución, mas para ello es preciso que se nos saque del estado miserable en que nos debatimos (…) es preciso nos saque de la menesterosidad en que nos debatimos y nos ponga a trabajar”.[14]  

Desde entonces, colaboró sistemáticamente en el periódico Revolución, publicó su Teatro Completo y la novela Presiones y Diamantes, dirigió las Ediciones R, estrenó Aire frío, integró los jurados Casa de las Américas y UNEAC -de novela y cuento-, ganó el premio teatral de Casa de las Américas 1968 con Dos viejos pánicos. Pero, por aquello de las potencias del Absurdo, en 1962 Piñera  dormiría en un calabozo del Castillo del Príncipe, al ser apresado en una redada callejera cuando iba desde su casa al establecimiento de barrio para buscar la cuota de pan.[15]  No resulta incongruente un poema que escribiera después de esos días:

Yo, un ciudadano cualquiera del mundo,
que habito en la casa sita en N
número 375, Habana, Cuba
sentado en la cama
en plena posesión de mis facultades mentales
tengo a bien declarar
que me he vuelto loco.

A pesar de que en la década tuviera una actitud consecuente con el proceso social cubano, y de que la obra teatral fuera representada con éxito en varios países, en su patio se le fue marginando poco a poco, se le restringieron las funciones de editor, se prohibieron futuras publicaciones o puestas en escena y se le facilitaron, con limitaciones, trabajos como traductor. Una colega húngara ha declarado: “Supe así que como traductor del Instituto Cubano de Libro tenía una norma que a mí, que también soy traductora, me pareció bastante alta. Estaba obligado a traducir seis páginas diarias y, en el caso de textos más complejos, como era La tragedia del Hombre, que está escrita en verso, cuatro páginas. Yo le pregunté: “Virgilio ¿y cómo es capaz usted de traducir tantas páginas al día?” Y él, usando una expresión muy cubana de los años sesenta y setenta, me respondió. “Yo siempre sobrecumplo la norma”.[16] Algunos fueron solidarios con él, en tal situación; en este sentido, Ana María Muñoz Bachs comentó: “Pienso que los compañeros que trabajamos con él en la Editorial lo ayudamos a sobrellevar aquel período de marginación tan difícil para él. Y le hicimos bien, tanto como él a nosotros”.[17]

No obstante, su actividad creativa fue intensa también en esa temporada. Recuerda Antón Arrufat cómo: “Gracias a su intensa  labor como traductor conoció el lector cubano a varios escritores africanos de habla francesa. De una versión francesa tradujo La tragedia del hombre, del húngaro Imre Madách, desconocida en castellano (…) Si a esta labor unimos las piezas póstumas (El No, Una caja de zapatos vacía, Las escapatorias de Laura y Oscar, Un arropamiento sartorial en la cueva platónica), una buena cantidad de poemas inéditos, cuentos, relatos y artículos, podremos tener una idea del trabajo ingente que realizó en sus años postreros”.[18] No constituye extravagancia que confesara entonces: “No me han dejado ni un huequito para respirar”,[19] ni que concibiera un texto como el siguiente:

(…) en un mundo en el que ni siquiera
la tristeza es un consuelo,
y hasta un placer estético,
porque toda tristeza proviene de
una alegría perdida, y en ese mundo
de que te hablo la alegría
ha sido desterrada a perpetuidad,
¿qué hacer? ¿qué hacer?
¿Y esperar qué?[20]

Por ello, su última producción está signada de un modo uniforme; ha explicado Abilio Estévez que: “Se sentía anacrónico, y prueba de ello es que la mayoría de sus proyectos de la última etapa se refieren a hombres convertidos en fantasmas que deambulan por una ciudad de seres vivientes, sin que los demás adviertan su presencia”.[21] Lamentablemente, la fuerte denuncia social de su obra completa fue relegada junto con ella. Según Eva Toth: “Antes y después de su muerte, hice algunas gestiones para que en Hungría se estrenara alguna pieza suya en el teatro  o en la radio. Mas en todos los casos, cuando algún director se interesó por montar una de las piezas de Virgilio yo consulté en la Embajada de Cuba si se podía representar y la respuesta fue siempre: “No, Eva, no ha llegado aún el tiempo para que se pueda estrenar a Virgilio Piñera en Hungría”. Yo argumentaba, como sigo diciendo hoy, que El filántropo es la obra más anticapitalista que yo he leído, pero pese a ello, mantuvieron su postura”.[22]

Ahora, resultan mayormente adivinatorias -a pesar de su resuelta negativa para augurar profecías- las ideas contenidas en una despedida -¡escrita en el año 1942!- al amigo, a otro grande de las letras cubanas, colocadas dentro de una carta: “Adiós, amigo Lezama. Qué sereno tiempo cuando este libro y tu libro; tus libros y mis libros se encuentren en una librería cualquiera en un precioso tiempo que formen 100 años sobre tu muerte y la mía.”[23] En esa aspiración, sólo no acertó al suponer la serenidad de otra época. Olvidó la marca isleña del propio tiempo y de sus compatriotas, que accionábamos igual que un andante chopiniano,[24] escamoteando el momento  preciso para verle crecer con árboles en los brazos, rosas en los ojos y arena en el pecho.[25]



[1] Virgilio Piñera nació en Cárdenas, provincia de Matanzas, en 1912; desde la edad de trece años vivió en Camagüey y, a partir de 1937, se radicó definitivamente en La Habana, donde murió en 1979.
[2] Virgilio Piñera: Prólogo de Teatro Completo, Ediciones R, La Habana, 1960, pp. 7-30.
[3] Ver el artículo “Unión por Piñera”, en Granma, 2 de febrero de 2012, p. 6.
[4] En el prólogo que escribió a su Teatro Completo, expuso estas premisas.
[5] Ibíd., pp. 7, 13, 15, 17 y 18.
[6] Ibíd.: pp. 23, 28, 24, y 17 respectivamente.
[7] Ibíd.: V.: “Electra Garrigó”, p. 83.
[8] Carlos Espinosa: Virgilio Piñera en persona, Ed. Unión, La Habana, 2011, p. 98.
[9]  V.: Órbita de Virgilio Piñera: “Fragmento de la autobiografía Vida tal cual”, Ed. Unión, La Habana, 2011, p. 322.
[10] V.: Carlos Espinosa: ob. cit., p. 100.
[11] Ibíd.,  p. 109.
[12] V.: “Notas sobre literatura argentina de hoy”, en: Órbita…, pp. 191-198. Este artículo fue publicado en Anales de Buenos Aires  en febrero de 1947. 
[13] V.: “Textos desorbitados”, Ibíd., pp. 311-314.
[14] V.: “Correspondencia”, Ibíd., p. 294.
[15] El incidente está explicado en: Virgilio Piñera en persona, pp. 229-232. Se le llamó como la “Noche de las tres Pes”, nombre que denota un especial sentido del humor. El día siguiente, fue narrado allí por Antón Arrufat: “Uno de los recuerdos más impresionantes que conservo de mi amistad con Piñera es el momento en que la puerta del apartamento se abrió y entró él, vestido con su ropa playera, despeinado y con cara de no haber dormido en muchas horas. Nos fue abrazando a todos y después comenzó a sollozar. Se recostó luego a la pared, lentamente se fue derrumbando, rodó hasta el piso y quedó tendido en el suelo”.

[16] Eva Toth: Virgilio Piñera en persona, ob. cit., pp. 347-8. La traductora húngara se refería al libro La tragedia del hombre de Imre Madách. Declaró también: “Le pedí que tradujera dos fragmentos de otro importante drama del siglo XIX, el ban Bánk, de Jósezf Katona, para incluirlo en la antología de poesía húngara. Me hacía ilusión que su nombre apareciera en el libro. Un poeta cubano, cuyo nombre prefiero no mencionar, protestó por la inclusión de aquel texto y llegó a decirme que hasta la traducción era mala, lo cual era incierto. La dicción dramática de Virgilio le hizo interpretar excelentemente tanto las emociones fuertes pero contendidas de Katona, como esa especial capacidad para expresar sensiblemente concepciones abstractas de Madách. La verdadera causa no era, pues, la calidad de la traducción, sino que para ese señor, Virgilio, como se dice ahora, no era políticamente correcto. Yo aún no lo sabía bien y un día pregunté en la Editorial qué había realmente con Virgilio, pues me di cuenta de que había algo que yo no alcanzaba a entender. Me contestaron. “Ya Salvador Bueno  te lo explicará”. Hice a este la misma pregunta y su respuesta fue: “Virgilio es evidentemente homosexual”. Al decirle yo que bien, yo no tengo intenciones de casarme con él, así que eso no me interesa, Salvador me contó las razones políticas que habían llevado a Virgilio a caer en desgracia. Durante aquella primera estancia mía en Cuba, en la Editorial me advirtieron que mi amistad con Virgilio no podía concretarse en la publicación de textos suyos en Hungría, ya que no sería oportuno. Yo les dije: “Pues en buena hora me lo vienen a decir, porque yo le he pedido a Virgilio que escriba un ensayo sobre Imre Madách”. “Bueno”, me contestaron, “eso puede ser, no es tan grave”. V.: pp. 348-9.
[17] Ana María Muñoz Bachs: Ibíd., p. 282.
[18] Antón Arrufat: Ibíd.,  p. 350.
[19] Ibíd., p. 286. Dice Arrufat: “En su conversación había una constante, una expresión dolorosa que aludía  a su situación social como escritor”.
[20] Virgilio Piñera: Ibíd., p. 364.
[21] Abilio Estévez: Ibíd., p. 335.
[22] Eva Toth: Ibíd., pp. 358-9.
[23] Virgilio Piñera: Ibíd., p. 122.
[24] V.: “Isla”, en: Órbita…, p. 59.
[25]  Idem.  

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Síntesis curricular  de Emilia María Sánchez Herrera.

Es miembro de la UNEAC.

Estudios cursados:
2003
Doctorado Curricular (Universidad de Oriente, Cuba/Universidad de Valencia, España)
1999
Maestría en Cultura Latinoamericana (Universidad de Camagüey/Centro Cultural “Nicolás Guillén”, Camagüey)
1996
Diplomado en Metodología de la investigación cultural (Universidad de Camagüey/Centro Cultural “Nicolás Guillén, Camagüey)
1971
Licenciatura en Letras (Facultad de Filología-Universidad Central de Las Villas, Cuba)

Libros  publicados:
 Ballagas: cantor del aire y escritor en tierra. Segunda edición (ampliada y corregida). Ed. Ácana, Camagüey, Cuba, 2008.
Cuando la morriña se hizo musa. Ed. Ácana, Camagüey, Cuba, 2007.
“Glosas de identidad en De donde son los cantantes”, en: Severo Sarduy. Escrito sobre un rostro. (Compilación), Ed. Ácana, Camagüey, Cuba, 2003.
Ballagas: cantor del aire y escritor en tierra. Editorial Ácana, Camagüey, Cuba, 2001.
Curso de Idioma Español para turistas. Ed. Universitaria. Universidad de Camagüey, Cuba, 1990.
Idioma español para extranjeros de Facultades Preparatorias. 2 Tomos. Ed. ENPRES, La Habana, Cuba, 1989.
Redacción y Ortografía. 2 Tomos. Ed. Universitaria, Universidad de Camagüey, Cuba, 1988.
Español para extranjeros. 3 Tomos, Ed. Universitaria, Universidad de Camagüey, Cuba, 1985.

 Algunos artículos y monografías publicados:
2012
(En proceso de impresión) “Carmen Zayas Bazán: ¿furtiva destinataria de Isamelillo?, en  Senderos, Revista de la Of. del Historiador de la Ciudad de Camagüey.
2010
“Ballagas y Lezama: barroquismo a dos voces”, en: Antenas, Camagüey, no. 29, septiembre-diciembre.
“¿Es aquí el Modernismo catalán una marca de identidad?, en: Antenas, Camagüey, no. 28, enero-agosto.
2008
“Emilio Ballagas, retratista de sí”, en: Senderos, Revista de la Of. del Historiador de la Ciudad de Camagüey, número 8, julio-diciembre, Camagüey, Cuba.
2005
“Mieles evanescentes”, en: Revista Morada Internacional, número 10, Copenhague, Dinamarca.
“Piernas de fango y fuego”, en: Revista Morada Internacional, número 9, Copenhague, Dinamarca.
“El Santo Sepulcro de Camagüey”, en: Revista Morada Internacional, número 7, Copenhague, Dinamarca.
“El Ingenioso Hidalgo en América”, en: Revista Morada Internacional, número 7, Copenhague, Dinamarca.
2004
“Convertidos en sal”, en Revista Morada Internacional, número 5, Copenhague, Dinamarca
“La ardua marcha de la literatura infantil en América Latina”, en: Revista Morada internacional, número 4, Copenhague, Dinamarca.
“Lygia  Bojunga: Un libro es vida”, en: Revista Morada Internacional, número 4, Copenhague, Dinamarca.
“11-M. Un recordatorio”, en: Revista Morada Internacional, número 4, Copenhague, Dinamarca.
“La literatura argentina como Aleph para Latinoamérica”, en: Revista Morada internacional, número 3, Copenhague, Dinamarca.
“Esculturas vivas para pueblos vivos”, en: Revista Morada internacional, número 3, Copenhague, Dinamarca.
“Taurus, sencillamente”, en: Revista Morada Internacional, número 3, Copenhague, Dinamarca.
2003
“¿Hacia dónde va la literatura latinoamericana?”, en: Revista Morada internacional, número 2, Copenhague, Dinamarca.
2002
“Poéticas en Sabor eterno”. CD-XI Conferencia Internacional Lingüístico-Literaria. Universidad de Oriente, Cuba.
1999
“Coherencia de las poéticas implícita y explícita en la obra de Emilio Ballagas”. CD-IV Conferencia Internacional CECEDUC-99, Universidad de Camagüey, Cuba.
“Fundamentos de un texto de Idioma Español”. CD-IV Conferencia Internacional CECEDUD-99, Universidad de Camagüey, Cuba.
“La clase de Idioma: Diez principios fundamentales”. CD, Conferencia Internacional, Universidad de Camagüey, Cuba.
“Signos y mitos de un alma migratoria”, en: Catálogo sobre obras del pintor Joel Jovert, Mallorca, España.
1998
“De la metáfora a la simple imagen”, en: Catálogo sobre las obras del pintor Gabriel Gutiérrez, Lisboa, Portugal.
1997
“Con Roberto Manzano, por los caminos que propone”, en: Revista Antenas, número 10, Camagüey, Cuba.
1994
“Dos poetas camagüeyanos”, en: Revista Antenas, número 7, Camagüey, Cuba.
1989
“Las formas complementarias del idioma español”, en Folleto de ejercicios. Ed. Universitaria, Universidad de Camagüey, Cuba.
1985
“La síntesis en el estilo narrativo de José Soler Puig”, en: Revista Islas, número 82, septiembre-diciembre, Universidad de Las Villas, Cuba.
1982
“Fundamentos de un texto de idioma español para el aprendizaje de estructuras básicas”, en: Revista Cubana de Educación Superior, Volumen 2, número 2.
1981
“Metodología para la aplicación de nuevos textos en la enseñanza del idioma español para extranjeros”, en: Revista Cubana de Educación Superior, Volumen 1, número 4.
1975
“La improvisación popular”, en Revista Islas, mayo-junio.


Sus actividades profesionales se relacionan con:

  • la docencia universitaria en materias filológicas
  • investigaciones en las esferas de la Literatura y la Lingüística
  • asesoría radial, televisiva y teatral
  • el trabajo editorial

jueves, 16 de febrero de 2012

Al turismo del emigrado, abre la muralla...

Por José Alejandro Rodríguez
LA HABANA - Ya no hay quien detenga el viaje a la semilla, el llamado de la sangre y el terruño. Cerca de 400 mil cubanos residentes en Estados Unidos visitaron la Isla en 2011, compartieron con sus familias, recorrieron sus barrios y escudriñaron el paisaje sentimental del país.
Por ahora, fracasaron las intrigas aislacionistas desde movedizos “everglades” políticos de la Florida. Colapsaron ciertos intentos cerriles del negocio azuza-odios contra Cuba. No pudieron desmontarse las flexibilizaciones dictadas por el Gobierno norteamericano en 2009 en cuanto a viajes y remesas de cubano-americanos a su tierra de origen.
Del lado de acá del Morro y el Malecón, las familias reciben con cariño y sin recelos a sus emigrantes establecidos en el exterior, a ultranza de quienes desde Miami pretenden nadar a contracorriente y minar el Estrecho de la Florida de medusas o “aguas malas” conspiradoras.
La “verdad verdadera”, como se dice en La Habana, es que Cuba se abre al mundo, aunque  desde el vecino norteño intenten controlarle y cerrarle los postigos. Scarabeo 9 promete la gran era del petróleo cubano, con inversores de diversos confines. Y Estados Unidos, tan cercano y urgido del combustible que se agota inexorablemente en el Planeta, de hecho se auto bloquea con su embargo a priori de toda lógica económica.
Para no detenernos en otras brechas que Cuba va abriendo en el mercado global – ojo con servicios técnicos muy calificados, y ciertos avances de la ciencia, que tendrán su agosto- concentrándonos apenas en el avance turístico, podemos medir lo que se pierden por ahora los viajeros norteamericanos, de espaldas a un país hermoso y seguro, con un pueblo noble, hospitalario, inteligente y vivaz, a la vuelta de la esquina. No me detendré en esa gran obstinación impuesta a los estadounidenses…
Tan solo en el 2011 los ingresos procedentes del turismo se incrementaron en Cuba un 11,9 por ciento con respecto al año anterior. En un mundo de retracciones viajeras, crisis económicas y financieras, guerras e inestabilidad, siguen aumentando los que apuestan  al tranquilo encanto cubano en sus vacaciones. Con más de 2 millones 700 mil visitantes en una pequeña ínsula con sus cayos, apenas una salpicadura de tierra, Cuba reflejó una tasa de incremento de turistas del 7,3 por ciento. Y para el 2012 pretende acercarse a los 3 millones.
Es en este contexto creciente, que no debe soslayarse la importancia estratégica del potencial viajero de los cubanos residentes en Estados Unidos. Si en el 2011 fueron cerca de 400 mil los que cruzaron el Estrecho con ancha mentalidad, en un futuro muy cercano esa cifra puede incrementarse significativamente.
En un Seminario sobre Economía Cubana y Gerencia Empresarial celebrado en La Habana en junio de 2011, dos académicos de la Isla,, el doctor Orlando Gutiérrez Castillo, del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, y La Máster en Ciencias Ivis Gutiérrez Guerra, del Centro de Estudios de Migraciones Internacionales, llamaron la atención de las autoridades cubanas, acerca de la importancia que puede cobrar ese segmento de mercado de los emigrantes, en las estrategias de comercialización del turismo en el país.
Los especialistas alertan sobre la necesidad de ir trabajando en los programas de la industria sin chimeneas cubana, los nichos de ese segmento de turismo tan especial y muy familiar, motivado por el reencuentro familiar y la ayuda a los seres más queridos, la vuelta las raíces y múltiples necesidades culturales y sentimentales, de reafirmación identitaria.
Y prevén que las estrategias de comercialización hacia ese segmento de mercado potencial (el 82 por ciento de los cubanos asentados en el exterior viven en Estados Unidos) deben trabajarse a partir de sus perfiles de motivaciones más diferenciados. En tal sentido, ante el peligro que supondría un envejecimiento de programa turístico para un viajero que repetirá frecuentemente, enfatizan en el carácter proactivo y renovador que deben tener siempre esos programas.
Sin desconocer la fuerte motivación de compartimiento familiar y hogareño, y el tradicional ocio de sol y playa, los  estudiosos consideran que “pueden explorarse las posibilidades que ofrecen las fiestas patronales en ciudades y pueblos del país, los carnavales, y las famosas parrandas que se desarrollan en algunas localidades”, al tiempo que ven un filón en  las posibilidades de eventos culturales específicos, como ferias del libro, festivales de teatro o cine, excursiones familiares, banquetes, fiestas, y reservaciones en instalaciones extrahoteleras del país.
Estas potencialidades se insinúan mucho más prometedoras, con el acompañamiento familiar, desde que el Gobierno cubano autorizó el disfrute por los residentes en la Isla de instalaciones turísticas y hoteleras; y erradicó un atavismo impopular, dictado en los años más críticos del llamado Período Especial, en los 90, cuando urgía desarrollar las bases de los programas de ocio y recreación en el mercado de frontera.
Al final, a pesar de todos los escollos que se ciernen más allá de las 90 millas al norte de las blancas arenas de Varadero, las callejuelas hechizadas de La Habana Vieja o los mogotes de Viñales rodeados de vegas, buena parte de los cubanos residentes en Estados Unidos se desentienden de obsoletos odios y pases de cuenta. Y como cualquier emigrante en este mundo -¿acaso no son normales los envíos monetarios hacia su país de los braceros guatemaltecos que laboran en las plantaciones norteamericanas?-, abren la billetera con impulsos familiares: Nunca se sabe, al menos no hay cifras oficiales, de cuánto entra a Cuba en remesas y en los bolsillos de nuestros hijos, hermanos, tíos y primos que nos visitan desde ese y otros países.
Y con los cambios económicos que desploman viejas prohibiciones en Cuba y alientan el trabajo no estatal y privado, la libre compra y venta de viviendas y autos, así como otras que se perfilan en lo adelante, es de esperar que muchos residentes en la Isla puedan invertir con esas ayudas familiares para buscar su autosustentación.
Lo cierto es que, mientras la reticente derecha miamense azuza el argumento de que enviando dinero a Cuba o visitando la Isla se sostiene al sistema y al Gobierno cubanos, la vida, con sus tercas evidencias, muestra que el principal beneficiario de esas erogaciones es la familia cubana, piense como piense cada una. A esos exégetas que niegan la sal y el agua, hasta las del estrecho de la Florida, habría que recordarles lo que dijo una vez cierto cantautor cubano, difícil y agudo: “La política no cabe en la azucarera”.
Tomado de Progreso Semanal:  http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=4350:al-turismo-del-emigrado-abre-la-muralla&catid=4:en-cuba&Itemid=3&utm_source=Feb+16+2012+Semanal&utm_campaign=2-16-2012&utm_medium=email