miércoles, 24 de octubre de 2012

La Jutía, un mamífero de los campos cubanos

Como una enorme rata que habita en las ramas de los árboles, la jutía es uno de los mamíferos más típicos de los campos cubanos. Al menos unas tres especies de esta familia, también conocida como Rodentia, han desaparecido. Aunque aún sobreviven más de una decena. Entre ellas se encuentra la jutía conga, que ocupa la tercera posición en tamaño entre los roedores del planeta.


Las jutías son vegetarianas, su alimentación se compone de hojas y corteza de los árboles, frutas, y hasta raíces y tubérculos. Casi no necesitan tomar agua, pues al parecer les basta con la que absorben de esos alimentos.
Entre las especies más abundantes y conocidas de jutías en Cuba, están la conga, la carabalí y la andaraz. Esta última se limita solo a las provincias orientales, las otras sí se extienden por todo el archipiélago. De las demás especies, dos solo se encuentran en la Isla de la Juventud y las otras cinco se limitan a dos de los cayos adyacentes a la isla grande.
La jutía conga es la que prefiere vivir más pegada a la tierra, pues se esconde predilectamente en oquedades de los suelos rocosos, aunque sube a la cima de las arboledas para alimentarse o solearse. El resto de las especies, prefieren vivir en huecos de los troncos arbóreos, o simplemente entre el follaje de grandes árboles. Las habitantes de los cayos conviven entre los manglares; una de ellas, la jutía rata, como hacen los castores, levanta diques, conductos y montones en el agua.
Las jutías gestan entre 3 y 4 meses, en dependencia de la especie, y pueden parir más de una vez en 12 meses. Como promedio tienen dos crías, aunque pueden ser hasta 4. Como parte de sus costumbres, suelen abandonar a los hijos al nacimiento de otros.
Tomado de:
http://lecturas.cibercuba.com/lecturas/ciencia/la_jutia_un_mamifero_de_los_campos_cubanos.html

http://www.wunderground.com/tropical/tracking/at201218_hd.html

lunes, 22 de octubre de 2012

Fidel Castro está agonizando


Por Fidel Castro
Bastó un mensaje a los graduados del primer curso del Instituto de Ciencias Médicas “Victoria de Girón”, para que el gallinero de propaganda imperialista se alborotara y las agencias informativas se lanzaran voraces tras la mentira. No solo eso, sino que en sus despachos cablegráficos le añadieron al paciente las más insólitas estupideces.
El periódico ABC de España, publicó que un médico venezolano que radica no se sabe donde, reveló que Castro había sufrido una embolia masiva en la arteria cerebral derecha, “puedo decir que no vamos a volverlo a ver públicamente”. El presunto médico, que si lo es abandonaría primero a sus propios compatriotas, calificó el estado de salud de Castro como “muy cercano al estado neurovegetal”.
Aunque muchas personas en el mundo son engañadas por los órganos de información, casi todos en manos de los privilegiados y ricos, que publican estas estupideces, los pueblos creen cada vez menos en ellas. A nadie le gusta que lo engañen; hasta el más incorregible mentiroso, espera que le digan la verdad. Todo el mundo creyó, en abril de 1961, las noticias publicadas por las agencias cablegráficas acerca de que los invasores mercenarios de Girón o Bahía de Cochinos, como se le quiera llamar, estaban llegando a La Habana, cuando en realidad algunos de ellos trataban infructuosamente de llegar en botes a las naves de guerra yankis que los escoltaban.
Los pueblos aprenden y la resistencia crece frente a las crisis del capitalismo que se repiten cada vez con mayor frecuencia; ninguna mentira, represión o nuevas armas, podrán impedir el derrumbe de un sistema de producción crecientemente desigual e injusto.
Hace pocos días, muy próximo al 50 aniversario de la “Crisis de Octubre”, las agencias señalaron a tres culpables: Kennedy, recién llegado a la jefatura del imperio, Jruschov y Castro. Cuba nada tuvo que ver con el arma nuclear, ni con la matanza innecesaria de Hiroshima y Nagasaki perpetrada por el presidente de Estados Unidos Harry S. Truman, estableciendo la tiranía de las armas nucleares. Cuba defendía su derecho a la independencia y a la justicia social.
Cuando aceptamos la ayuda soviética en armas, petróleo, alimentos y otros recursos, fue para defendernos de los planes yankis de invadir nuestra Patria, sometida a una sucia y sangrienta guerra que ese país capitalista nos impuso desde los primeros meses, y costó miles de vidas y mutilados cubanos.
Cuando Jruschov nos propuso instalar proyectiles de alcance medio similares a los que Estados Unidos tenía en Turquía —más cerca todavía de la URSS que Cuba de Estados Unidos—, como una necesidad solidaria, Cuba no vaciló en acceder a tal riesgo. Nuestra conducta fue éticamente intachable. Nunca pediremos excusa a nadie por lo que hicimos. Lo cierto es que ha transcurrido medio siglo, y aun estamos aquí con la frente en alto.
Me gusta escribir y escribo; me gusta estudiar y estudio. Hay muchas tareas en el área de los conocimientos. Nunca las ciencias, por ejemplo, avanzaron a tan asombrosa velocidad.
Dejé de publicar Reflexiones porque ciertamente no es mi papel ocupar las páginas de nuestra prensa, consagrada a otras tareas que requiere el país.


¡Aves de mal agüero! No recuerdo siquiera qué es un dolor de cabeza. Como constancia de cuan mentirosos son, les obsequio las fotos que acompañan este artículo.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Homenaje al Grupo de Experimentación Sonora


Acabo de llegar del primer día de homenaje que durante una semana le harán al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. Esto es parte de un hermoso proyecto de reencuentro con los inicios del cine cubano, idea de Lola Calviño y la Cinemateca de Cuba.

En esta semana se podrán ver muchas películas y documentales a los que el GES puso música. Y podrán asistir al estreno en Cuba --y quizá mundial-- del largometraje documental "Cuba va", del realizador británico Felix Greene, para el que compusimos  --Pablo, Noel y yo-- varias canciones, entre ellas la que lleva el mismo título.



Me sentaron entre Alfredo Guevara y Enrique Pineda Barnet, en la misma fila que Julio García Espinosa y Leo Brouwer. Qué grato siempre conversar con Omara Portuondo, vieja y querida amiga, responsable directa de que "La era está pariendo un corazón" alzara vuelo. Qué bueno ver a Gerónimo Labrada, el ingeniero de sonido que más le grabó al Grupo y que, además, fue nuestro maestro de electroacústica. Qué sorpresa encontrar a Rogelio París, que empezó dirigiendo espectáculos y antes de llegar al cine hizo “El show de Arau”, memorable programa de TV.

Una afinada orquesta de jóvenes tocó fragmentos de la música que Leo compuso para “Hanói,  martes 13”, el documental de Santiago Alvarez que recoge el momento en que la aviación estadounidense realiza el primer bombardeo a la capital de Vietnam del Norte, cuando el país aún no estaba unificado.



--No todos pudieron venir --dijo Leo--, pero a todos están aquí --y se llevó el puño cerrado al pecho.



Estaba “la bola” Liudmila, viuda de Noel. Estaba Diana Balboa, a quien no veía desde la despedida de Sara. Y estaba, en la memoria y en las fotografías, Emiliano Salvador, aquel maravilloso joven de Puerto Padre, tan guajiro que se encerraba en las habitaciones de los hoteles hasta que llegaba la hora de tocar. Sin duda estaban todos, sin la más mínima excepción, los jóvenes de aquel grupo que empezó siendo taller de aprendizaje y que, gracias al alcance del cine, acabó siendo una suerte de anuncio de otros sonidos que vendrían.


PALABRAS DE LOLA CALVIÑO, VICEDIRECTORA DE LA CINEMATECA DE CUBA, EN LA INAUGURACIÓN DEL HOMENAJE AL GRUPO DE EXPERIMENTACIÓN SONORA DEL ICAIC (17 DE OCTUBRE DE 2012)

Buenas tardes, hoy será una tarde particularmente especial por el reencuentro, por las emociones y los recuerdos que una y otra vez estarán presentes. Y es que el motivo que nos reúne ya es suficiente para hacer de esta tarde un momento hermoso: se trata del homenaje al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. Homenaje que nació hace unos meses cuando con la realizadora Lourdes de los Santos intentábamos conseguir una copia de un documental coproducido con el ICAIC en 1971, y que nunca fue estrenado. Me refiero, obviamente, a Cuba Va!, motivo de inspiración para la canción tema que compusieran e interpretaran, a seis manos y tres voces, los fundadores del GES: Noel Nicola , Pablo Milanés y Silvio Rodríguez.

Inspirados por su autor intelectual y promotor, Alfredo Guevara, quien al regresar de un viaje a Brasil, allá por 1969, convocó al maestro Leo Brouwer y al entonces joven trovador Silvio Rodríguez, para llevar adelante la idea de aprovechar la riqueza musical del país, integrándola a la producción del cine cubano, llegaron al ICAIC, exactamente al aulita del segundo piso del edificio de 23 entre 10 y 12, músicos talentosos, a veces indisciplinados, siempre creativos, dispuestos a hacer de su trabajo, de su música, parte esencial de nuestro cine. La historia que siguió muchos la recuerdan, otros la descubrirán en estos 4 días en que proyectaremos, en la sala Chaplin, una muestra de películas con la música que aquellos jóvenes compusieron para formar parte de la obra de creadores de la talla de Santiago Álvarez, Octavio Cortázar y Rogelio París, por solo citar algunos.

Quiero abrir mi voz al mundo, como escribiera Noel Nicola para la canción Cuba va!, es el  título de la exposición fotográfica que inauguramos hoy y que cuenta con obras de dos artistas del lente: Zoe Álvarez y José Alberto Figueroa, a quienes agradecemos el que nos permitieran hurgar en sus tesoros. El resto de la exposición lo componen fotografías custodiadas en los archivos de la Casa de las Américas, CREART , el propio ICAIC y la Cinemateca de Cuba.

Haydeé Santamaría, la entrañable Yeyé, Sara, Noel, están aquí con todos nosotros, y también Pablo Milanés, Pablo Menéndez  y Sergio Vitier, que no pudieron estar presentes.

Ellos lograron abrir su voz al mundo. Ellos, con su música, expandieron la cultura cubana. Ellos germinaron un movimiento que hasta hoy tiene continuidad, bajo el nombre de La Nueva Trova.

El próximo viernes 19, a las 3:00 p.m., tendremos un conversatorio con algunos miembros del Grupo, junto a críticos y especialistas que de diversa manera han intervenido en su historia; y a las 5:00 p.m. será el estreno mundial de Cuba Va!, el documental del director británico Felix Greene.

Para cerrar esta inauguración de hoy, un grupo de jóvenes músicos, interpretarán la música, compuesta por el maestro Leo Brouwer, para el filme Un día de noviembre dirigido por Humberto Solás; y para el documental Hanoi: martes 13, dirigido por Santiago Álvarez, a quienes también le rendimos tributo.

El ICAIC y la Cinemateca de Cuba,  al rescatar y compartir la memoria histórica de aquellos años, quieren también abrir su voz al mundo para seguir el camino, para continuar lo logrado.

Abramos, pues, nuestras voces. Abramos nuestros corazones con toda la fuerza y el amor; para que cualquier hombre pueda gritar sus propias esperanzas, sus heridas y su lucha, para seguir diciendo Cuba Va!

lunes, 15 de octubre de 2012

Mi crisis de octubre


Foto Virgilio Martínez, 1962
He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe.
--Carta de despedida del Che a Fidel, 1965.

En octubre de 1962 ya yo llevaba más de un año en las milicias. Me había inscrito en mi escuela secundaria, en 1961, cuando la invasión por Playa Girón. Por eso pasé aquella famosa crisis acuartelado en mi centro de trabajo, haciendo guardias de madrugada con un máuser.

El semanario Mella y sus talleres quedaban en la calle Desagüe 108 y 110. Durante el día trabajábamos como el órgano de prensa que éramos. A eso de las 5 de la tarde íbamos a bañarnos y a comer a nuestras casas. A las 8 de la noche nos íbamos caminando hasta el Pontón, frente al parque de la antigua Escuela Normal de La Habana, a hacer preparación combativa. Después regresábamos al Mella, a dormir.

Nuestras prácticas militares eran bastante aburridas y a casi nadie le gustaban. Nos habían prometido clases de tiro, que nunca aparecieron, y todo consistía en marchar y arrastraros por el fango del centro deportivo, mientras los tenientes de milicia nos gritaban que bajáramos cabeza y talones, y nosotros tratábamos de imaginar que librábamos algún heroico combate.

Una madrugada, cuando todo el Mella dormía, Carlos Quintela y otros de la dirección del Semanario nos pusieron de pie para contarnos que habían estado con Fidel. La noticia era que a la mañana siguiente el primer barco ruso llegaría a la zona de bloqueo que Kennedy y MacNamara habían decretado en torno a Cuba. Recuerdo que Quintela, con ojos soñadores, decía: “¡Quién estuviera en ese barco!”, seguro suponiendo que les iba a tocar la histórica misión de seguir adelante y ser hundidos.

La orden del alto mando norteamericano era inspeccionar la carga de cuanta nave se acercara a Cuba, para impedir que nos llegaran armas. Fidel había reiterado aquella noche que quien quisiera inspeccionar nuestro territorio tendría que hacerlo en zafarrancho de combate, un principio que todos los cubanos teníamos muy claro.

La suerte de aquel barco, que acabó dando media vuelta y regresando a la URSS, la vine a conocer mucho después, porque aquel pormenor, en los días posteriores, no fue tratado con mucha claridad por nuestra prensa. Era demasiada la humillación a que las dos superpotencias sometieron a Cuba --lo que sin duda nos sirvió para saber el verdadero calibre de nuestras amistades y lo solos que estábamos frente al poder destructor de nuestros enemigos.

Una noche en que me tocó la peor guardia, la de 2 a 4, creo que el mismo día en que por la provincia de Oriente se derribó un U-2, volvió a llegar Quintela de madrugada, ahora diciendo que al amanecer se esperaba un ataque nuclear. Querían partir la isla en tres pedazos, de modo que corriera mar entre ellos, para después realizar un triple desembarco de marines. La recomendación que nos daban era que no miráramos al este, a eso de las seis de la mañana.

Después de aquella conversa en la puerta del Mella, nuestros responsables subieron a sus oficinas y yo me quedé solo allá abajo, pensando en la utilidad del máuser que tenía en las manos, mirando a la luna llena con la intensidad de mis casi 16 años, sintiéndome una especie de hombre lobo que sólo pensaba en su familia. En lontananza (calculé que por Carlos III), escuché pasar una conga cantando “Si vienen, quedan”...

El relevo llegó un poquito tarde, como era habitual en aquella jodida guardia a mitad de la noche. Lentamente subí las escaleras, seguido por un cachorro del barrio que teníamos como mascota, y una vez arriba me hundí en una de las hamacas. Pensando en lo mucho en que tenía que pensar, me quedé dormido.

La mañana siguiente, el trajín cotidiano. Del ataque atómico me vine acordar varios días después.

Y casi diez años más tarde, escribí esta canción:

Oh, bienvenido seas, octubre

Octubre.
Octubre había llegado como llega siempre,
mojando la acera de lluvia delgada y paciente.
Cargando de sombra a las nubes que llevaban prisa,
poniéndole un tono salobre al sabor de la brisa.

Octubre terrible del sesenta y dos,
llegaste derecho a parar el reloj
y no reparaste en que en esta región
tutear a la muerte era ya tradición.

…Y octubre se marchó
por donde mismo entró.

Fueron los tiempos duros para el amor,
fueron  tiempos de estrellas y soledad.
Como un adolescente que abandona la casa paternal
y descubre que tiene todo el poder de su verdad.

Fueron los tiempos duros de la amistad
y aprenderlo bien caro nos costó.
Pero mucho aprendemos aún hoy por hoy
cuando resbala algún antifaz
que deja ver el rostro de la ambición.

Octubre
de nuevo nos muestra su rostro de cuarto menguante,
pero en esta fecha se siente un calor sofocante.
Se siente que se ha envejecido destruyendo mitos,
cambiando mil nuevos ciclones por nuevos amigos.

Ahorita llegamos al setenta y dos
y cumple diez años aquella lección
que se une a mil nuevas carencias de dios
que a veces dan risa y a veces dan tos.

Oh, bienvenidos seas,
octubre de mi amor.