Por Dinella García Acosta y Abel Padrón Acosta
Llegamos tarde. Helmo Hernández está sentado en una silla apartada con su perro, Telémaco, enganchado a la mano. El perro nos ladra, alguien se acerca a su dueño. Helmo está sentado con los pies al frente, en chancletas. De fondo, la vista del Vedado desde la Fundación Ludwig, que el historiador de arte preside hace más de 20 años. Nos pide que esperemos. Se pone a escuchar algo en el móvil. Puede ser que Helmo nos esté haciendo pagar por llegar tarde. Y es justo. El perro, que no paraba de ladrarnos, se calla y se acuesta. Helmo dirige su vista a un lado, a esa imagen nada terrenal que tiene a unos metros y escucha. Cuando termina, mira algo en el móvil. Una hora antes nos había dejado en visto en WhatsApp y pensamos, ingenuamente, que no le gustaban los móviles. Pero, no, no era eso. Y tampoco estaba molesto porque llegáramos tarde.
Cuando acaba nos pide que nos sentemos para la entrevista con una mesa de por medio. “Tengo alma de profesor”, dice. Hoy hemos venido a hablar de Palabras a los intelectuales, un tema sobre el cual, Helmo, ensayista e investigador, ha conversado en innumerables ocasiones y tiene su conferencia preparada. De entrada, pide que le lean las preguntas. El profesor no quiere ser interrumpido cuando comience a hablar. Las “dudas” al final.
Pero hay una que debe aclarar antes que todo. ¿Qué pasa con la política cultural de la Revolución hoy? ¿Quiénes son los encargados de darle ese contenido que los tiempos actuales exigen?
“Yo no puedo decir que la política cultural de la Revolución se estableció en Palabras... porque eso no es verdad. La política cultural de la Revolución es un constructo. Las políticas son una construcción permanente que no ha parado. ¿Qué fue ese discurso? La creación de un consenso entre Fidel y los intelectuales. Desde el punto de vista de Fidel, sí.
“¿Y por qué tenemos que revisitarlo constantemente? Porque tenemos que aprender a seguir construyendo consensos. ¿O es que nos creemos que en la Cuba actual no hay consensos que construir? ¿No hay diversidad de pensamientos? ¿No tendríamos que encontrar los caminos de encuentro permanentemente? De eso se trata, hay que revisitar Palabras... para saber encontrar y meternos por los caminos del encuentro. No porque yo crea que ahí se estableció una política cultural para siempre, porque esa no es la verdad”.
Dice Helmo que hace unos días, cuando se conoció la noticia del 92.28% de eficacia del candidato vacunal Abdala, él volvió a sentir que tenía 20 años. “Yo estaba eufórico, pero veía que los jóvenes a mi alrededor no estaban como yo.“Lo peor del subdesarrollo y del colonialismo es lo que nos hacen con la cabeza, es cómo nos muelen la capacidad de soñar y pensar, es lo que sucede cuando muchos de los paradigmas de los jóvenes están en otro lado. ¿Cómo los puedo convencer, si efectivamente nuestro mal trabajo ha hecho todo lo posible por convencerlos de eso? Eso no es culpa de ellos. Nosotros somos responsables de eso. Cuando los jóvenes fueron al 27N, al día siguiente había quien decía: ´pero yo no entiendo, tanto que trabajamos nosotros´. Pero yo decía: ´estoy muy triste porque yo sé que el único culpable soy yo´.
“Porque yo lo único que puedo arreglar es lo que hago yo y algo hice mal. No hice lo suficiente, lo que los llevó a tomar un camino que no era el que yo quería que tomaran. No todo el mundo ahí era de la CIA. ¿Por qué me ganaron los agentes de la CIA? La única culpa es mía. Primero me mejoro yo, y después vamos a ver qué hacemos con los demás”.
¿Volver a Palabras… 60 años después?
Antes de hablar sobre el documental PM (pasado meridiano), que daría lugar a las reuniones y a Palabras a los intelectuales, Helmo quiere hacer alusión a una producción que se estrenó poco antes. “Asamblea General, un documental de Tomás Gutiérrez Alea (Titón) sobre la primera Declaración de La Habana en la Plaza de la Revolución, que muestra el nacimiento de ese pueblo, que es una sumatoria de individuos que cuando se unen para construir la figura de pueblo cobra otra cualidad porque está actuando y decidiendo conscientemente.
“En ocasiones me han dicho: ´la gente que aparece en PM puede ser mucha de la que estaba en la Plaza ese día´. Es cierto, pero la diferencia entre ser individuo y pueblo, que fue quien se enfrentó a los mercenarios en Girón, es muy notable”.
PM es un documental de Orlando Jiménez y Sabá Cabrera Infante, con la colaboración de Néstor Almendros, “donde un grupo de personas llegan de noche a los bares de Casa Blanca. ¿Qué muestra PM? Una zona de la población habanera que efectivamente estaba ausente de nuestra producción de la época, de sectores empobrecidos de la ciudad que no habían tomado parte en la lucha revolucionaria directamente. No teníamos por qué entender que no eran parte de la Revolución. No había que transformarlos ni reeducarlos, eran parte”.
Se exhibió en el canal del periódico Revolución, Lunes en TV, pero la comisión creada en el Icaic, responsable de la divulgación cinematográfica en Cuba para determinar qué se exhibía y qué no en sus circuitos, determinó no exhibirlo.
“La gente del periódico Revolución asumió que era porque a partir de ese momento, debido al poder que los sectores del Partido Socialista Popular (PSP) estaban adquiriendo dentro del nuevo Gobierno Revolucionario, se iba a implementar una especie de política estalinista con respecto a la cultura. Iba a empezar la censura y un nuevo lenguaje: el realismo socialista. Eso es lo que asumieron ellos. La verdad es que lo que se estaba discutiendo eran las cuotas de poder que le correspondían a cada cual, qué cuota al Icaic, cuál al periódico Revolución, cuál al Directorio Revolucionario”.
¿Cómo se llegó ahí?
Para Helmo todo parte de la radicalización de la Revolución, “en la medida que fuimos recibiendo agresiones del imperialismo norteamericano. En 1961 ya se habían dado demasiadas agresiones y sabotajes. Coubre, guerras en el Escambray, estaba andando la monstruosa Operación Peter Pan y, sobre todo, había ocurrido la invasión de Girón.
“Girón fue significativo no solo para los cubanos, no solo para América Latina donde ocurría eso por primera vez, sino para el mundo. Por primera vez el imperialismo norteamericano había sido derrotado en menos de 72 horas en un paísito pequeño donde todos decidieron defender la dignidad y la soberanía nacional.
“En ese momento yo me estoy preparando para alfabetizar. La experiencia más intelectual de mi vida. Yo aprendí lo que era la cultura en la Campaña de Alfabetización cuando me di cuenta cuán diferente era el resto de Cuba y los lugares que yo visitaba de mi vida cotidiana, cuando entendí que la cultura era más que el arte y la literatura. Era un modo de vida, de pensar. Cuba, en general, también empezó a aprenderlo con la llegada de los campesinos a La Habana”.
Cuando Virgilio Piñera dijo que “tenía miedo”
Las grabaciones de las reuniones de Fidel con los intelectuales “fueron lamentablemente secuestradas y publicadas parcialmente en la revista Encuentro de la Cultura Cubana. Por eso, hasta el día de hoy todavía hay mucha gente que sigue diciendo que Virgilio se paró a decir que tenía miedo. Cosa que es una mentira. Virgilio dijo algo totalmente diferente. No tenía miedo. No creo que Virgilio fuera una persona que tuviera miedo a nada”.
Helmo quiere enfatizar que “cuando se produjo la reunión, la obra fundacional, en términos culturales, de la Revolución ya estaba hecha. Una vez pasado Girón, a un mes de la creación de la Uneac y creadas las escuelas para instructores de arte, Fidel decide que es el momento de crear un consenso. Es algo que él dijo allí y casi nunca se cita: ´yo vengo a aprender a esta reunión. Yo ni siquiera he visto la película. Yo vengo a aprender con ustedes porque nosotros no tuvimos nuestra reunión previa como otras revoluciones con los intelectuales. Esta es la primera vez que nos reunimos´.
“La razón de esas reuniones y de Palabras... es establecer las bases sobre las cuales se iba a construir en aquel momento, 1961, el consenso necesario entre los dirigentes de la Revolución, la institucionalidad revolucionaria y los intelectuales. Cuando digo en aquel momento es porque cada vez que Fidel se ha reunido con los intelectuales ha reconstruido ese consenso de manera diferente. No traiciona ni dice mentira, ese consenso crece cualitativamente porque la complejidad de los problemas crece, los problemas son otros y exigen nuevos compromisos”.
Este hecho nunca se menciona
“La Revolución debe tener la aspiración de que no solo marchen junto a ella todos los revolucionarios, todos los artistas e intelectuales revolucionarios (…) la Revolución debe aspirar a que todo el que tenga dudas se convierta en revolucionario (…) la Revolución nunca debe renunciar a contar con la mayoría del pueblo, a contar no solo con los revolucionarios, sino con todos los ciudadanos honestos, que aunque no sean revolucionarios —es decir, que no tengan una actitud revolucionaria ante la vida—, estén con ella”.
Al hablar de una de las frases más polémicas de aquel discurso, el presidente de la Fundación Ludwig dice que “tratan de resumir ese compromiso que Fidel planteó en la frase: ´dentro de la Revolución todo y contra la Revolución nada´. La Revolución tiene un primer derecho: el derecho a existir. Si nos hemos jugado la vida hasta aquí tenemos ese derecho”.
Helmo menciona uno de los momentos “menos citados de ese discurso: ´la Revolución solo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente reaccionarios, que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios´.
“Dicha esta frase por Fidel, inmediatamente les dice: ´pero óiganme bien, la Revolución se hace por el pueblo´. ¿Cuál pueblo? Básicamente el mismo que había definido en La historia me absolverá. Si voy a definir al pueblo, es quienes me acompañan en esta batalla”.
El historiador recuerda, en especial, una petición. “Después Fidel les pide una sola cosa a los artistas: ´la Revolución tiene que darle un espacio a cada uno de ustedes. Les pido que me ayuden con los millones de integrantes de ese pueblo que no han tenido el acceso a la educación y el arte que han tenido todos ustedes, precisamente para que el diálogo entre ustedes y esa gente sea más fluido´.
“¿Cuál fue la respuesta de los intelectuales a ese compromiso? Ese compromiso todavía está pendiente y de eso muy poquitos se acuerdan. Esa es la razón por la que yo me fui cuando terminé mi carrera, a finales de los 60, a trabajar seis años en el Escambray con la doctora Pogolotti, haciendo un proyecto de desarrollo cultural. Me fui tratando de responder al compromiso con Fidel y la cultura en la que yo vivía. Este hecho nunca se menciona”.
El día que nadie proteste nos chivaron
Para Helmo, Cuba nunca ha vivido un momento tan complejo como el que está viviendo actualmente. Hablamos del ordenamiento, de colas, de hoteles construidos en el malecón habanero, del dólar. Dice que todos los días uno tiene que lidiar con torpezas y que todos los días uno es torpe.
Al presidente de la Fundación Ludwig se le había olvidado que habíamos quedado para una entrevista. No era que estaba molesto porque llegamos tarde. Cuando termina de “hacer historia”, pasamos a hablar de actualidad, de cómo está esperando que pase la pandemia para continuar con las actividades de la Fundación, un espacio fundado en 1995 para impulsar a los artistas cubanos contemporáneos.
- ¿Cuán difícil es construir consensos?
“En este momento nos cuesta cada vez más construir los consensos. Gran parte de la responsabilidad la tienen el mal trabajo político-ideológico y nuestros medios, que deberían ayudarnos más en la construcción de esa realidad compleja. Yo quiero conocer a los héroes nuevos. Los jóvenes necesitan héroes. Si los médicos son los héroes yo los quiero ver todos los días, con sus contradicciones y sus logros. Yo quiero oír a la gente de tu edad y saber qué piensan, incluso hasta cuando disienten y no piensan igual que yo.
“Para encontrar la verdad hay que entender que las verdades son complejas y contradictorias. Nosotros los revolucionarios estamos obligados constantemente a revelarla. Esa es nuestra gran arma de triunfo. El enemigo está obligado a simplificar la verdad porque no tienen la razón. La razón la tenemos nosotros. Vamos a revelar la complejidad de las verdades. Es lo que no hacemos cotidianamente”.
- ¿Políticas culturales de la Revolución hoy?
“La realidad en Cuba se ha vuelto mucho más compleja. El mundo ha dado un cambio tecnológico brutal. Yo he tenido que aprender de la gente joven con un teléfono delante. Me toca a mí construir el consenso, convencerte que yo soy más interesante que el celular, o yo puedo caer en la tentación de hablar contigo a través del celular.
“Yo no conozco a un pueblo que sea más político que el pueblo cubano. Todos los cubanos en las colas, en todas partes, se están expresando políticamente, me guste o no. El día que vamos a perder es el día que nos deje de interesar la política, el día que tú oigas que los cubanos no protestan, que nadie dice nada. Ese día nos chivaron porque nos neutralizaron”.
A Helmo le gustaría que en vez de hablar sobre la diferencia entre arte y política, se hiciera sobre las dificultades del diálogo entre arte y funcionarios. “La verdadera poesía y Política, con mayúsculas, son mucho más complejas de encontrarse, pero a esas honduras muy pocas veces vamos. Y en esas honduras es donde está Fidel Castro el día de Palabras a los intelectuales. Por eso hay que volver.
“Construir ahora los consensos pasa también por entender los cambios operados por razones tecnológicas en nuestras realidades, donde todo se hace más difícil. Son varias generaciones coexistiendo y no todos entienden de igual manera los términos en que se expresa la verdad o los términos en que se plantean los problemas”.
Al final de la entrevista, Helmo pregunta si nos ha parecido una persona demasiado apasionada. Y lo ha sido. No solo por los pequeños golpes con la pluma en la mesa y los gestos cuando se emociona. Sus palabras son las de un joven que tiene 20 años y acaba de ver a Fidel bajar de la Sierra. “Las cosas que no me apasionan, me parecen muy tristes.
“Yo soy muy fidelista. Es probable que el día más triste de mi vida haya sido el día en que él se enfermó y dijo que no iba a trabajar más. Mi vida pudo haber sido cualquier cosa, pero yo conocí la gloria, la pude tocar porque me tocó ser contemporáneo de Fidel”.
- ¿Qué pasa ahora que no está Fidel?
“Pero estas tú. Estoy yo. Está él. Yo sé que no es lo mismo, pero a uno no se le puede olvidar eso nunca. Ahora es tu responsabilidad”.
- ¿Y si nos destruimos?
“Fidel dijo que había una sola manera de destruir la Revolución, nosotros mismos, haciendo las cosas mal. Pero si mi vida es esa Revolución, también te tendría que decir que yo estaré muerto cuando la Revolución se destruya”.
A Helmo le entra una llamada y el reloj inteligente que lleva en la mano se activa. Se escucha la voz de una mujer robotizada: “Creo que no te entiendo”. Dice Helmo que esto lo hace a menudo, y él no puede más que reír. Va andando por ahí y el reloj le dice que no lo entiende. “Los cambios operados por razones tecnológicas en nuestras realidades”, como los llama él, haciéndose entender con la old school. ¿Seguimos hablando de consensos?
Fuente: http://www.cubadebate.cu/especiales/2021/06/29/creo-que-no-te-entiendo-o-como-hablar-de-palabras-a-los-intelectuales-60-anos-despues/