90 de Roque Dalton

Por Jorge Fuentes

Uno de los grandes poetas de Latinoamérica. Vivió muchos años en Cuba con su familia y aquí lo conocimos, porque aquí compartió con escritores de todas las generaciones y con quienes no eran escritores ni artistas. Roque era uno más entre la gente de la calle. Una de las tantas cabezas en la foto de la plaza, uno de los grandes amigos y jodedores de toda aquella pléyade de estudiantes, aprendices de brujo y poetas. Periodista ejemplar y poeta de vena. Con ese humor de los escritores brillantes, nos dejó aquellas coplas de las que recuerdo algunas: 

"Allá en la India en un café cantante/ 

se quisieron tirar a un elefante/ 

y el elefante que era un puñetero/ 

con la trompa se tapaba el agujero. / 

Allá en la India había un elefante/ 

que se rallaba la yuca a cada instante/ 

y de tanto abusar de sus pasiones/ 

le sobrevino un derrame en los cojones/ 

y desde entonces el pobre animalito/ 

lleva los huevos en un carrito." 

Roque un día se fue, porque aunque pudo vivir toda la vida de su pluma, tenía un compromiso que era sobre todo consigo mismo. Era con su corazón. Su hijo ha dicho que sabía que no sobreviviría, porque los poetas no sobreviven a la guerra --o no están hechos para un desmadre tan grande de los sentimientos, digo yo--. Pero si Roque hubiera caído de bala enemiga, muerto estuviera igual; solo que, como sucede con los desaparecidos, no descansamos hasta enterrarlos. 

El hermano, el guerrillero, el poeta, el salvadoreño y el cubano, está las dos cosas; y sus asesinos, que alguna vez dijeron ser sus compañeros,  andan sueltos. El día que se haga justicia, el día que podamos ir a su entierro tendremos, para complacerlo, que hacer una fiesta con mucho ruido, mucho ron y leer allí las coplas del elefante.