jueves, 17 de julio de 2025

Pedro Barragán: "China ha abierto una brecha en el discurso neoliberal"

 Por Jorge Otero

Pedro Barragán (Logroño, 1954) tiene una pasión: China, país al que ha dedicado años de estudio. Su conocimiento del gigante asiático y de su economía es casi enciclopédico y lo demuestra, por ejemplo, en Público, donde mantiene una columna de opinión centrada precisamente en China.  

Ahora Barragán vuelca todo ese conocimiento en el libro que acaba de publicar hace apenas unas semanas, Por qué China va ganando (El Garaje Ediciones). Una obra oportuna, porque se publica en pleno apogeo de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Barragán aporta claves interesantes para entender cómo son las relaciones económicas entre los dos países llamados a dominar el mundo en el siglo XXI. 

P: Dice usted que China va ganando. ¿A qué se refiere exactamente? 

R: China está ganando en empoderar a su población. Todo el progreso económico de China se ha convertido en un círculo virtuoso que revierte en la sociedad. Actualmente, China presenta los mejores niveles de educación y formación del mundo, muy por encima de la Unión Europea. Lo mismo podemos decir de la sanidad o del espectacular crecimiento de la esperanza de vida, terreno en el que ya ha aventajado a Estados Unidos. Hay, obviamente un matiz importante: la renta pér cápita de Estados Unidos es mucho mayor que la de China; a fin de cuentas, los chinos son 1.400 millones.

 P: ¿Y va a ganar la guerra que le ha declarado Trump?

R: Yo diría que sí. China está tomando ventaja en esa guerra económica, sobre todo en la tecnológica.

 P: ¿El próximo campo de batalla van a ser las llamadas tierras raras y la lucha por los minerales para fabricar los microchips?

R: China es el líder mundial en las tierras raras, pero sobre todo es líder en la tecnología de extracción y recuperación de los minerales. Al contrario de lo que pueden pensar muchos, China no ha querido utilizar nunca las tierras raras como elemento de predominio político o económico sobre el resto del mundo. China no mira al año que viene o a las próximas elecciones: China mira al año 2050. Yo no creo que el Gobierno chino vaya a hacer un uso supremacista de las tierras raras ni de cualquier otro dominio tecnológico como ha hecho Occidente contra ellos. 

 P: Hasta la llegada de Trump al poder, mucha gente pensaba que la relación entre Estados Unidos y China no era tan tensa. 

R: A ojos de Estados Unidos, China tiene tres defectos insalvables: es comunista, no es anglosajona y tampoco es cristiana. Pese a ello, en los últimos 25 años la relación entre los dos países ha sido buena hasta que ha dejado de serlo. El desarrollo económico de China se ha basado en buena medida en inversiones de las empresas norteamericanas que se han instalado allí, sobre todo a partir del año 2000. Por otra parte, China ha reinvertido buena parte de sus beneficios en deuda pública de Estados Unidos, con lo que ha ayudado a financiar a la economía estadounidense. Había un círculo de amistad entre los dos países y se ha roto. 

 P: ¿Por qué se ha roto ese círculo de amistad?

R: Esa relación de amistad empezó a cambiar hace cuatro o cinco años y se rompe porque la economía China ha adelantado a la norteamericana. Eso es todo. Para darnos cuenta de lo que digo, basta este dato: en el año 2000, la economía de Estados Unidos representaba el 19,8% del PIB mundial, mientras que China apenas alcanzaba el 6,4%; el año pasado, en 2024, Estados Unidos ya solo aportaba el 14,7% de la economía mundial y China ya suponía el 19,1%. Este sorpasso es insoportable para el supremacismo estadounidense. Ahí está el origen de la guerra comercial y de la guerra tecnológica. 

 P: ¿La relación entre China y Estados Unidos sería mejor si no estuviera Donald Trump?

R: Biden ha sido mucho más duro contra China que Trump. Mucho más. Biden hasta consiguió poner a Europa en contra de China. Trump está siguiendo esa política de Biden y la ha acrecentado con su guerra arancelaria pero a costa de provocar un cisma en Occidente.

 P: ¿Qué puede hacer Estados Unidos frente al poderío chino?

R: Hay algo en lo que Estados Unidos lleva una gran ventaja: el llamado soft power, es decir, todo lo relacionado con la cultura. Estados Unidos domina el relato y su cultura se expande por el mundo. Su influencia es enorme. A China le quedan décadas para dar la vuelta a la hegemonía de Estados Unidos en el terreno cultural y de los medios de comunicación. Sin embargo, también creo que algo ha empezado a cambiar: en mi opinión, China ha abierto un camino totalmente nuevo a todo el sur global. 

 P: ¿Qué camino es ese?

R: China ha abierto una brecha en el discurso neoliberal, ha sabido dejar atrás todas esas recetas neoliberales del Fondo Monetario Internacional que no han producido más que miseria y pobreza para los trabajadores de Sudamérica y de África. Los países del sur global se han empoderado y se han mostrado capaces de tomar un camino económico propio siguiendo esa estela. 

 P: Todos los expertos señalan que una de las claves del llamado "milagro económico chino" es que ha sabido mantener la cohesión social.

R: China muestra unos niveles de cohesión social superiores a Estados Unidos y Europa, efectivamente. Para mí hay una clave muy importante en este sentido: el confucianismo, la filosofía ética y social basada en las enseñanzas de Confucio, marca la forma de pensar, de sentir y de razonar en la cultura china. El confucianismo es una filosofía que apuesta por la idea de comunidad y pone al conjunto de la sociedad en el centro de su pensamiento. Eso desde luego potencia la cohesión social y ese círculo virtuoso que ha permitido a cientos de millones de personas salir de la pobreza extrema en muy pocos años. Eso sí que es es una auténtica revolución económica.

 P: ¿Qué papel ha desempeñado el Partido Comunista de China en esa revolución económica?

R: El desarrollo económico que ha tenido China no habría sido posible sin el impulso del Partido Comunista. Hay dos claves que explican su éxito: la primera es que el Partido Comunista ha tenido una visión a largo plazo y la segunda es que ha sido capaz de revertir hacia la población los beneficios del  progreso económico. Además, ese beneficio que se ha trasladado a la sociedad no se ha traducido en un consumismo desaforado, sino que ha revertido en la educación, la formación y el desarrollo de las políticas sociales.

 P: ¿Hubiera sido posible el mismo milagro económico en China con una democracia de corte liberal?

R: En China ya existe algo parecido a una democracia de corte liberal. Existen nueve partidos políticos con representación parlamentaria que presentan candidatos y hay tres millones y medio de diputados en las asambleas populares. Todas las personas se pueden presentar a las elecciones y la Constitución regula o define qué es la democracia. 

Evidentemente, el partido mayoritario que tiene el control político del país es el Partido Comunista. Ha cometido grandes errores, pero también ha sabido aprender de ellos. China no salió de la pobreza a la primera, ni siquiera a la segunda, pero la capacidad de aprender de los errores y la fuerza de seguir adelante es lo que ha aportado el Partido Comunista a la sociedad china.

 P: ¿Hay mucho prejuicio sobre China por parte de Estados Unidos y Europa?

R: Totalmente. Hay un prejuicio occidental y una campaña sistemática de desprestigio, sobre todo desde Estados Unidos, basada en bulos y noticias tendenciosas. Entre ellas, por ejemplo, el de la explotación de la clase obrera. Eso es un mito: según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), China es el país del mundo donde más han crecido los salarios desde 2010. Por poner otro ejemplo: en China los hombres se jubilan a los 60 años y las mujeres se jubilan a los 50 si desarrollan trabajos manuales y a los 55 si trabajan en oficinas.

 P: Sin embargo, aún persiste esa idea de que los derechos laborales en China son casi inexistentes.

R: Es verdad que antes China era un país que importaba componentes, los ensamblaba con mano de obra barata y los  exportaba. Eso ha pasado a la historia. China hoy es un fabricante de productos semifabricados que se ensamblan en otros países del mundo, como México o Vietnam. China ha desarrollado una producción tecnológica de alta calidad, aunque aquí sigamos teniendo la imagen de los bazares gestionados por chinos.

 P: Supongo que no todo será un camino de rosas. ¿A qué dificultades se enfrenta la economía china?

R: China es muy grande y exhibe ese poderío tecnológico y económico en permanente crecimiento, pero todavía es un país en desarrollo. La sociedad aún está cambiando. Un 22% de la población activa trabaja en el sector primario, en la agricultura fundamentalmente. Para que China tenga un nivel de urbanización similar al de España, aún tiene que mover unos 200 o 300 millones de personas del campo a la ciudad.

https://www.publico.es/economia/pedro-barragan-china-abierto-brecha-discurso-neoliberal.html

3 comentarios:

silvio dijo...

Trump vs Cuba: más de lo mismo
Por Rosa Miriam Elizalde

A pesar del despliegue mediático, las recientes medidas del presidente Donald Trump contra el gobierno cubano no representan una ruptura radical ni el inicio de una nueva etapa en la política estadunidense hacia la isla. Son más de lo mismo: sanciones secundarias en el contexto de una estrategia de asfixia económica que lleva más de seis décadas sin lograr su objetivo.

El bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Washington desde 1962 sigue siendo la herramienta principal. Su persistencia, sin embargo, no ha garantizado eficacia en términos estratégicos. Como bien sintetiza el Coun cil on Foreign Relations, “la política (de EU) hacia la isla sirve para enviar señales, pero rara vez cambia los resultados” (https://acortar.link/mkP9vO).

Las medidas anunciadas por Trump el pasado 30 de junio –el único componente formalmente nuevo en esta segunda administración– siguen la lógica del desgaste: obstaculizar mediante restricciones indirectas el acceso del gobierno cubano a divisas. Pero están lejos de alterar la estructura de poder en la isla, aunque están diseñadas para incrementar el sufrimiento de una población ya severamente castigada.

Si los políticos estadunidenses recurrieran a la historia, entenderían por qué han naufragado las intenciones de las sucesivas administraciones: el gobierno cubano ha demostrado capacidad de sostenerse incluso en condiciones extremas de aislamiento económico, y el liderazgo revolucionario ha logrado mantener legitimidad interna, sobre todo por su resistencia al intervencionismo estadunidense. El carácter unilateral e injerencista del bloqueo ha aislado políticamente a EU, como demuestran las ya tradicionales votaciones en la ONU contra las acciones unilaterales de Washington a Cuba.

Trump ha firmado un nuevo memorando presidencial que revive con ligeras actualizaciones la línea dura de su primer mandato, que mantuvo la administración Biden. Aunque se presenta como un retorno a la firmeza, su contenido es un gesto de continuidad disfrazado de cambio. Las restricciones a vuelos, remesas y turismo ya estaban en mayor o menor grado muy limitadas, y el cerco económico continúa siendo el núcleo de la presión. Las supuestas novedades giran en torno a la aplicación de sanciones secundarias a empresas extranjeras vinculadas con entidades estatales o figuras del gobierno cubano.

El Departamento de Estado dio un paso más el 11 de julio y anunció por primera vez acciones personales contra el presidente Miguel Díaz-Canel, el ministro de las Fuerzas Armadas, Álvaro López Miera, y el ministro del Interior, Lázaro Álvarez Casas, prohibiéndoles la entrada a EU. También se incluyeron 11 hoteles en la lista de alojamientos restringidos a ciudadanos estadunidenses, y se reiteró la prohibición de transacciones financieras “directas o indirectas” con empresas cubanas, especialmente aquellas vinculadas con el conglomerado GAESA.

En la isla las reacciones no se hicieron esperar: las medidas han sido recibidas con una mezcla de desprecio, sarcasmo y reafirmación política. Numerosos usuarios en redes sociales las ridiculizaron con argumentos de que ningún alto cargo cubano tiene intención de vacacionar en Miami ni de invertir en Wall Street. Muchos mensajes reflejaron solidaridad con Díaz-Canel, al que calificaron como “digno continuador de Fidel”. Para muchos estas sanciones, sin consecuencias reales para el liderazgo cubano, son otra gratificación de Trump al secretario de Estado Marco Rubio, cuya obsesión enfermiza con el país donde nacieron sus padres es de sobra conocida.

Por otro lado, las medidas tampoco satisfacen a los sectores más extremistas de la emigración cubana en Florida. Una coalición de organizaciones de Miami calificó el memorando de Trump como “insuficiente”, al considerar que “refleja una visión distorsionada de la realidad política cubana” (https://acortar.link/XSy1Mh).

silvio dijo...

Trump vs Cuba... (2 y fin)

Para los cavernícolas, las sanciones económicas no bastan: reclaman la aplicación plena del título tres de la Ley Helms-Burton, la suspensión total de vuelos y viajes educativos, la revocación de licencias comerciales, la retirada de beneficios migratorios a ex funcionarios cubanos y la cacería de brujas con la apertura de investigaciones por espionaje en instituciones federales.

Tras estas demandas subyace una convicción profunda: las medidas no han funcionado. La ultraderecha no quiere paliativos, sino intervención. No quiere más gestos que considera cosméticos, sino acciones para aniquilar al gobierno de La Habana, preferiblemente por la fuerza.

La paradoja es evidente: Trump endurece el tono, pero no cambia el fondo. Estas medidas no modifican el núcleo del enfoque estadunidense, porque la madre de todas las acciones coercitivas está en pie desde hace décadas y no ha logrado su objetivo.

El impacto es, como admite el propio Council on Foreign Relations, más propagandístico que efectivo, y la política hacia Cuba sigue atada al error estratégico de siempre: abundante retórica y escasa comprensión de lo que sucede a 90 millas.

https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/07/17/opinion/trump-vs-cuba-mas-de-lo-mismo

silvio dijo...

El espíritu de la Revolución trasciende símbolos materiales: embajador cubano
Por Arturo Sánchez Jiménez

Ciudad de México. Tras el retiro de las estatuas de Fidel Castro y Ernesto Che Guevara de la Plaza San Carlos, en la colonia Tabacalera, el embajador de Cuba en México, Marcos Rodríguez Costa, expresó su postura a través de un mensaje publicado este jueves en la red social X, donde subrayó que el espíritu de la Revolución trasciende los símbolos materiales.

“La verdadera Revolución no es de piedra ni bronce: es la conciencia transformada, la voluntad colectiva de luchar y construir un mundo más justo”, escribió el diplomático, que no aludió de manera explícita a la decisión tomada por la alcaldía Cuauhtémoc, que retiró las esculturas.

Rodríguez Costa acompañó su publicación con una cita del ex presidente cubano Fidel Castro: “...no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas”.

Las estatuas de Fidel Castro y del Che Guevara fueron colocadas en 2018 en la Plaza San Carlos como símbolo de la amistad entre México y Cuba.

https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/07/17/politica/el-espiritu-de-la-revolucion-trasciende-simbolos-materiales-embajador-cubano