martes, 5 de septiembre de 2023

Lo que sucedió en La Habana el 5 de septiembre de 1957

Por Giraldo Mazola

El 5 de septiembre estalló un alzamiento de oficiales de la marina e integrantes del MR-26-7 en Cienfuegos. Originalmente, las acciones principales se iban a desarrollar en La Habana y debían comenzar con el bombardeo del Estado Mayor de la Marina, el Palacio Presidencial y el cuartel de Columbia (hoy Ciudad Escolar Libertad). 

Los cañonazos de la fragata Baire contra esos objetivos indicarían a las brigadas y comandos de acción del Movimiento, el momento de iniciar varias operaciones simultáneas, entre ellas la toma de la Motorizada de la policía, con la complicidad de algunos de sus miembros y, con las armas acopiadas, atacar otras unidades  policíacas.

La unilateral y cobarde posposición del levantamiento por uno de los altos oficiales de la Marina, incorporados en el último momento a la conspiración, dejó aislados a los combatientes que tomaron la base de Cayo Loco, en Cienfuegos, y otros puntos de esa ciudad, reprimidos con saña, al igual que a los revolucionarios capitalinos.

Como consecuencia, el comando de Otto Díaz fue acorralado en la calzada de Ayestarán y cayeron allí tres de sus integrantes: Félix La Guardia, Raúl Marcuello y Armando Gamboa. Otto, herido, logró escapar a tiro limpio. También Ramón Funes, quien fuera asesinado esa misma noche.

El comando al que pertenecía Arsenio Franco, el Gallego, (después del triunfo fue general de brigada y viceministro del MININT) igualmente fue disuelto en desigual combate en la Habana Vieja; al día siguiente él logra escapar herido de un cerco policiaco en Guanabo, donde capturan a Armando Cubría (traidor), entonces segundo jefe de los grupos de Acción, y a Jorge Rodríguez Sierra, Malagamba (traidor).

Grupos de compañeros concentrados en distintos puntos de la capital, varios de ellos en Ayestarán, cerca de la motorizada (radicaba entonces en el Cerro), en espera de recibir las armas que se iban a ocupar, se van retirando.

Uno de ellos, con uniformes del 26-7, encabezado por Tony Llibri (cuando es liberado se une a la columna 1 en la Sierra, donde alcanza los grados de capitán) es detenido en el Vedado.  

Otra acción frustrada en la capital fue el plan de volar las antenas de Televilla, cuya responsabilidad tenía Pepe Prieto (miembro de la dirección nacional del MR-26 que fue asesinado el 9 de abril del año siguiente, cuando la fallida huelga). 

El 3 de septiembre me dejaron en el hospital Calixto García, para recoger los 30 cartuchos de dinamita y los dos detonadores que me guardaba mi novia, estudiante de enfermería, Nancy Peterson.

Pepe consideró que era necesario conseguir otros detonadores y con Wilfredo Rodríguez, jefe de los grupos del 26-7 en el sector de la radio y la TV (en su voz se grabó el llamamiento de la referida huelga) y Tatica el chofer, fue a buscarlos. 

Quedaron en recogerme a las 11 AM, en la entrada del hospital, y no llegaron. Esperé dos horas y procedí a guardar todo de nuevo y a irme del hospital y desaparecer, como Pepe me insistía que hiciera en esas supuestas circunstancias. A ellos tres los detuvieron por una causa circunstancial cuando, al parquear lejos del sitio donde iban, precisamente allí se hacía un cerco policial y reconocen a Pepe.  

A Pepe lo torturan salvajemente y cuando los liberan, alrededor del día 8, me avisa Tenchi, su esposa ya embarazada, y nos vemos en la casa de su abogado. Pasamos cerca de la casa donde vive Llibri y me indica informarle a la madre que sigue detenido en el Buró, y dejo con ella al abogado que comenzará a hacer gestiones para su liberación.

Pepe ha decidido pasar a la clandestinidad y vamos hacia su casa, en San Miguel, donde quiere que le revise las golpeaduras, que le duelen mucho. Entonces nos detiene una patrulla cercana y nos conmina a que nos bajemos del carro y nos acostemos en el piso. Tenchi, con su barriga visible, les grita e insulta y se niega a hacerlo e, increíblemente, desconcierta a los esbirros que nos dejan ir. Pepe era un hombre corpulento, de casi seis pies de estatura, y tenía completamente amoratados la espalda, el pecho y los muslos.  

Es sumamente conocido el heroísmo de los cienfuegueros ese día. A las fuerzas de la marina rebeladas y los revolucionarios cienfuegueros se unió el comandante Camacho, enviado por la dirección del MR-26, quien cuando ya no era posible enfrentar los refuerzos enviados por el ejército pudo ser evacuado a Santa Clara por Raúl Curbelo (se unió después a los combatientes del MR-26 en el Escambray, donde alcanzó los grados de capitán) y su familia.

Hay detalles que omití y añado ahora: 

Los 30 cartuchos de dinamita me los había facilitado Héctor Terry, combatiente del Directorio Revolucionario, compañero mío de medicina, cuando tuvo que abandonar un mes antes el hospital Calixto García ante una inminente revisión policiaca de la sala donde trabajaba (después fue viceministro del MINSAP).

A Funes, que se escapó fajándose como un león, sus padres asustados acudieron a un amigo que conocía a Ventura y lo convencieron de llevarlo, y Ventura, cínicamente, les dijo que se lo dejaran allí, que él se ocuparía, y poco después lo asesinó.

Cuando el tiroteo de El Gallego, en la Habana Vieja lo acompañaba Calviño, que fue herido a sedal en la cabeza y lo capturaron en la droguería Sarrá. Ese mismo día traicionó y se convirtió en uno de los esbirros más despiadados. Logró escaparse al triunfo de la Revolución y retornó en la brigada mercenaria de Girón. No fue cambiado por compotas y se le juzgó y condenó a muerte.

Localicé a Tenchi, la esposa de Pepe, y le informo lo sucedido y ella contacta al abogado pero se niega a irse de la casa. 

Veo al padre de Tatica, el chofer, que trabajaba en la farmacia de 23 y H, para que haga gestiones por el hijo y con Nená, la novia de Wilfredo, voy al hospedaje donde se aloja en 21 entre L y M, para registrarlo por si ha dejado algo comprometedor. 

En efecto, encontramos documentos de habeas corpus de dos compañeros que habían salido del vivac, que nos llevamos, y Nená se encaprichó en llevarse la guitarra de Wilfredo. Cuando salíamos del edificio llegaba una perseguidora. 

Paso con ella por la farmacia de la Dra Rico Arango, en L entre 21 y 23, que era el contacto de los grupos de acción, y le informó la desaparición de Pepe y Wilfredo, y lo que he hecho para que se sepa que la operación de Televilla todo indica que no se hará, y que me quedaré en casa de una prima en Lawton, donde no hay teléfono, pero que la llamaré diariamente.

Lo único que Pepe me había dicho era que íbamos a volar unas torres de la televisión, antes de una acción enorme en la capital. Desconocía yo, por lo tanto, lo que se planeaba con la marina, aunque después supe que Pepe sí lo sabía.

Todavía no estaba clandestino pero decidí no ir al hospital. Llamé a Isabel el 4, y el 5 me dijo que había varios compañeros muertos que y siguiera llamándola. 

Pasé por la casa el día 5 por la noche, para buscar otra ropa, y mi madre se había caído de la escalera y cuando me vio lloraba, como quien ve a un fantasma. 

Resulta que mi casa colindaba por el fondo con la de la abuela de El Gallego y su tía Tita, que tenía trastornos siquiátricos, cuando se enteró de los tiroteos en La Habana, fue al necrocomio, preocupada por su sobrino, y al ver el cadáver de Marcuello, que tenía la cabeza caída fuera de la mesa, lo confundió conmigo y llegó al barrio gritando que me habían matado. Lo único que me asemejaba a Marcuello era que teníamos bigote y las cejas copiosas y unidas.

2 comentarios:

silvio dijo...

Jorge Boccanera: Milei, otra vez la teoría del "enemigo interno"

silvio dijo...

Allende ganó hace 53 años la presidencia de Chile en su cuarto intento
Aldo Anfossi
Corresponsal / Periódico La Jornada / Martes 5 de septiembre de 2023, p. 26

Santiago. Era la cuarta vez que lo intentaba y finalmente lo había conseguido: el 4 de septiembre de 1970, el socialista Salvador Allende Gossens, candidato de la coalición de seis partidos que integraban la Unidad Popular (UP), con 36.2 por ciento de votos obtenía la primera mayoría y ganaba las elecciones presidenciales en Chile.

Había derrotado por exiguo margen de poco más de 36 mil votos al ex presidente derechista Jorge Alessandri Rodríguez, que apoyado por la oligarquía agrícola e industrial obtuvo 34.9 por ciento; y al candidato de la gobernante Democracia Cristiana (DC), Radomiro Tomic Romero (27.8 por ciento).

La noche de aquel día, desde la sede de la Federación de Estudiantes de Chile, Allende daría un discurso que pasó a la historia.

Hemos triunfado para derrocar definitivamente la explotación imperialista, para terminar con los monopolios, para hacer una profunda reforma agraria, para controlar el comercio de exportación e importación, para nacionalizar el crédito, pilares todos que harán factible el progreso de Chile, creando el capital social que impulsará nuestro desarrollo, dijo.

Allende terminó su discurso aquella noche prometiendo que a la lealtad de ustedes, responderé con la lealtad de un gobernante del pueblo, con la lealtad del compañero presidente.

Pero la victoria de Allende, al no alcanzar la mayoría absoluta, debía ser ratificada por el Congreso Pleno. Eso ocurriría el 24 de octubre, luego de que Allende y la UP firmaron un Estatuto de Garantías Democráticas, incorporado a la Constitución.

EU conspira

Estados Unidos ya conspiraba para impedir que Allende asumiera: el 22 de octubre, dos días antes de la sesión del Congreso Pleno, el comandante en jefe del ejército, general René Schneider Chereau, fue baleado de muerte por un grupo ultraderechista que intentó secuestrarlo, para provocar a las fuerzas armadas a dar un golpe de Estado. Las armas y el dinero para esa operación terrorista, quedó demostrado en documentos secretos revelados y por una investigación del Senado estadunidense, fueron proporcionadas por el gobierno de ese país.