Amilcar Cabral o Abel Djassi

Por Jorge Fuentes

Cuando llegué a Bissau, a través del territorio de Guinea, por la zona de Boqué, en compañía de mis compañeros: Angel Alderete, Raúl Booz, Máximo Wong y Delfín Jorge, ya Amilcar estaba muerto. Lo habían asesinado en enero, unos meses antes de nuestra llegada. En ese interregno, un grupo de cubanos y guineanos, en una operación llamada en su honor, Amilcar Cabral, habían atacado el cuartel de Guiledje que junto a otros dos grandes cuarteles del ejército portugués obstaculizaba la extensión del territorio liberado que ya era muy amplio. Aquellos combates los dirigió el comandante cubano Raúl Díaz Argüelles en apoyo y asesoría del comandante guineano Joao Bernardo Vieira (Nino), jefe de las fuerzas del PAIGC y miembro del Buró del Comité Ejecutivo de la Lucha.  Después de estos hechos Argüelles consideró que debíamos consolidar en imágenes lo que había pasado y lo que estaba por pasar y que contaba con lo filmado por Delfín en Guiledje y todo lo que nosotros pudiéramos filmar. Nos movimos por muchos lugares del frente, incluido el Boe oriental y nos establecimos en la aldea de Santa Lucía en la región del Donka, que dirigía Carmen Pereira, también miembro del Comité Ejecutivo de la Lucha. El recuerdo de Amilcar estaba por todos lados y en cualquier lugar donde se concentraban los guerrilleros se cantaba en creole:

 

"Cabral la libertano, 

Cabral la libertano,

Cabral la libertano

de Guinea e Cabo Verde.

Viva o povo 

de Guinea e Cabo Verde

com as armas na mao

a exproracao acaba.

Viva o povo

de Guinea e Cabo Verde..."

Amilcar fue fundador del MPLA de Angola y fundó en su país el movimiento más serio de la lucha africana de su tiempo. Así lo pensaron Fidel y Che. Como Martí hizo con Puerto Rico, incluyó a Cabo Verde en los objetivos de la lucha, porque era como aquel estratega, de visión poderosa. Valga sólo haber visto los internados de primaria que organizó en la selva, las aulas, los libros y cuadernos producto de la solidaridad europea, los alumnos, todos con sus uniformes, los guerrilleros dedicados a cuidarlos y a cazar y sembrar para que los niños y adolescentes tuvieran una buena alimentación. Después de tantos años en la lucha, los dirigentes del PAIGC eran elocuentes y muy críticos, audaces de pensamiento, pero la palabra de Amilcar, su enfoque y concepción de la lucha armada y política, era el instrumento que los ponía de acuerdo. Algún día, espero que pronto, escribiré crónica más larga, porque en África, junto a Fanon, Mandela y Neto, es Cabral o Abel Djassi, como lo llamaban sus compañeros de clandestinidad, el revolucionario que más brilló y formó conciencia cuando decididos, tomaron el camino de las armas.