Para Belinda, Mayito y Rosalía.
Cuando transcurría mi último año de servicio militar, que
fue en la revista Verde Olivo, se apareció en mi unidad Guillermo Rosales, un
amigo escritor de mis tiempos en el semanario Mella, y me hizo pedir permiso
para ausentarme del mando. El me había
prometido llevarme a casa de “una muchacha que hace canciones, como tú”.
No recuerdo si agarramos una guagua o fuimos a pie. El lugar
de destino hacía esquina en 17 y D, en el arbóreo barrio de El Vedado. Había
que subir desde la calle hasta un amplio portal para llegar a la puerta, que estaba
abierta. Guillermo tocó por cortesía, pero entró con confianza porque su
familia y la de esa casa eran viejas amigas. La amable señora que nos recibió
se llamaba Rosalía. Nos invitó a sentarnos y nos dijo que enseguida llamaba a
su hija.
La muchacha que apareció era una adolescente delgada, con el
pelo partido en dos por una raya que parecía un camino perfecto en un trigal, y
se sentó recatadamente en un sofá que había a la derecha de la puerta de
entrada. No recuerdo las presentaciones. La mamá de la chica, la única persona
mayor de la escena (y aclaro que en realidad no era tan mayor), nos dejó solos
a los jóvenes. Belinda, que así se llamaba la muchacha, evidentemente era tan
tímida o más que yo y, luego de frases retraídas de ambas partes, sacó una
guitarra y me la puso en las manos y me pidió que cantara alguna de mis
canciones.
Por supuesto, yo iba vestido de militar y con mis enormes
botas rusas. Y como una habichuela verde enroscada en si misma, al principio
con vergüenza pero cada vez embullándome más, como solía sucederme, empecé a
dejar salir lo que iba recordando: algunos temas recientes, como Quédate, y
otros de unas semanas atrás, como En busca del tiempo perdido o El viento eres
tú.
Cuando llevaba un rato cantando, detrás de Belinda se asomó
un hombre de unos cuarenta años, algo escaso de cabellos y con unos brillantes
ojos azules, que me soltó sin más: “Y esas canciones que tu cantas ¿de quién
son?”… Aquella pregunta me congeló. Y antes de responder que las canciones eran
mías, mi acelerada cabecita se dijo como en vértigo: ¿será que se parecen a
otras canciones?, ¿será que yo las he escuchado y no son más que plagios?...
¿será…? Pero aún así me atreví a decir que mis canciones eran mías, o cuando menos
yo pensaba que lo eran.
Y aquel señor bastante alto y gentilmente intimidante, después
se disculpó: dijo que estaba en camiseta porque tenía un problema en la
columna, porque se había tirado en un catre tieso al que acudía siempre que
estaba en crisis. Decía esto y se sentaba frente a un piano que había en el
rincón más alejado de sala, y allí empezó a tocar, una tras otra, las canciones
que yo acababa de cantarle a su hija, canciones que apenas había escuchado mi
madre, mis amigos más cercanos y algunos compañeros de armas que no tenían más
remedio que soportarme en mis lamentables noches de encierro. Al final, se
volvió hacia mi y me dijo: “Ya sé que en esta parte no era exactamente así.
¿Qué acorde era?, ¿este o este?...”
Aquel señor, según supe después, se llamaba Mario Romeu y
era conductor de la orquesta de la radio y la televisión, además de director
musical de varios de los programas televisivos más importantes del momento.
Después de esa noche, aquel genio increíble acabó
aprendiéndose algunas de mis canciones mucho mejor que yo, y descubriéndoles adentro
criaturas que yo no imaginaba que llevaban. Y no mucho después, cosa que no me
canso de contar, acabó sentándome ante las cámaras de la televisión, gesto supremo
que selló mi suerte.
Mario, vástago de la portentosa familia Romeu, había sido un
niño prodigio que ganó una beca en un exquisito instituto musical norteamericano, a donde lo mandaron sus padres, hasta que unos meses después no soportó
la soledad y se apareció en La Habana. Frank Fernández me contó que cuando
estuvo en Cuba Víctor Merzhanov, el gran instrumentista y pedagogo ruso,
quedó prendado de la excelencia pianística de Mario y hasta quiso llevárselo a
Moscú.
Su proverbial miedo escénico solo le permitía tocar en
público envuelto en sombras, como cuando hacía aquel extraño programa en contrastado blanco
y negro que dirigía Cardentey: “En el atardecer”, donde Mario inventaba
atmosferas insólitas desde un órgano Hammond. Tiempo después me lo encontré en el
club nocturno Imágenes, haciendo brillantes y solitarias tandas. Más de una vez
me propuse llevar una pequeña grabadora, pero no me atreví.
Hace unos pocos años Belinda un día me lo trajo a Ojalá, para con el pretexto de probar el piano grabarle algunas cosas. Hicimos varias
sesiones, pero no se encontraba a gusto, o acaso sospechaba lo que le estábamos
haciendo y pasaba de súbito de un tema a otro, o terminaba abruptamente las
ideas que había comenzado. En ese sentido Mario Romeu fue un genio inatrapable. Sin
embargo nada le complacía más que rememorar cualquier melodía para una visita
súbita, como las que yo mismo acostumbraba.
Anoche Mario se nos fue. Según algunas cuentas tenía 92
años. Para mi tenía siglos; para mi todavía los tiene y seguro anda por algún
discreto rincón del universo, llenándose de música como un gran agujero luminoso
tragador de energías, preparando nuevos deslumbramientos desde su fértil timidez.
207 comentarios:
«El más antiguo ‹Más antiguo 201 – 207 de 207Si no lei mal sobre camaguey es cuna de Agramonte... pregunto Silvio El Mayor la compusiste en esa ciudad .en el mismo viaje de camino a camaguey? Una cancion es previa de la otra?
Ah... escambray... pienso en los guerreros q anduvieran por aqui...
No Kinka, El Mayor la compuse en La Habana en las vísperas del centenario de la muerte de Agramonte, y la estrené en la plaza San Juan de Dios el 11 de mayo de 1973. Fidel estaba. Según me contó después Armando Hart, a Fidel le gustó la canción y mandó a publicarla en Granma.
Gracias por tu reflexión, Romeo. En buena medida la comparto. La "democratización" que imponen ciertos avances tecnológicos también tiene sus inconvenientes.
Rapidito y con permiso...
Esperanza: estoy desde el viernes intentando descargar los discos y siempre he tenido la mala suerte de que se me fastidia. Como quiera vuelvo a probar con el link original que pusiste cada vez que eso me sucede... acá mi centro de trabajo tiene 512 KB así que es bastante lento pero por la tarde cuando todos se vayan intentaré dejar la descarga en proceso... a ver si tengo suerte.
Romeo el que no escribe, también intentaré descargar desde tu link.
Patricia no hablé de las esperanzas porque se supone que contienen lo mejor que nos puede suceder... y a mí me preocupa lo peor, como dicen Aldo y Bian Oscar: "El pesimismo es malo, pero ayuda a que nada te asombre". Y como dice un ingeniero de software citado en el libro de Pressman: "La gestión del riesgo es gestión de proyectos para adultos" (jejejej). Bah, no sé, supongo que le tengo mucho miedo a la Ley de Murphy, ya bastantes golpes me ha dado.
Arturo: me encantó el artículo sobre lo que pensaban los soviéticos para el 2017. Ese tipo de cosas me son muy curiosas... revisé además otros enlaces contenidos en esa página. Yo soy un poco maniático con la era soviética, o más bien curioso. Me llaman la atención desde los medios de transporte fabricados por ellos hasta la vida de los líderes... pierdo bastante tiempo leyendo cosas sobre la URSS.... nostalgia será de una época que no recuerdo haber vivido.
Silvio y second appointmenteros,
Te quería preguntar y disculpa que sin consecuencia del tema del post que sí me resulta x cierto degradante: "Tucídides escuela de realismo político, que valora las relaciones entre las naciones en función de su poder, y no en razón de la justicia."
Ya sabes como de acuerdo a la versión ultra jurídica española, ellos le firmaron la libertad de Cuba a Estados Unidos, y Cuba es una República bananera satélite gravitacional de la ex-colonia tornada en imperio de turno... claro como la adorable y nuestra Madre Patria es la gran perdedora Colonial, que los británicos les metieron a todos, Franceses incluidos, la proverbial tranca, sin vaselina ni mantequilla alguna. A razón de haber, los ingleses y sus hijuelos americanos, ganado sin gota de duda, bomba atómica gracias, a pulso de poderío militar, la II guerra mundial... que hace qué, todavía hoy x hoy, como mismo Inglaterra se puede dar el gran luxo de compilar un Brexit, los muertos de hambre de los Griegos, imperio venido a menos, instaurador, x otro lado, de una madre Democracia que solo hacía producir exilados, madre y padre a su vez de una historia exemplificada en la panteología de Dioses más similares a los hombres de todos los Dioses jamás existidos, porque por favor que esa metáfora y analógía, mantuviera sin nombrar a los semejantes que la inspiraran, so pena del terror y virtud de convertirse en un anatema, «maldito, apartado»
En fín que la actual Grecia muerta de hambre, no se logra armar del valor de dignidad para salirse de la comuna que le presta el barex, mientras que los Alemanes x afluentes, tampoco se pueden dar el luxo de salirse de la UE, en este caso x ausencia de potestad jurìdica alguna, "de facto se convirtió en de iure", x haber perdido grandiosamente las dos Guerras Mundiales...
28 June 1919 - Tratado de Versailles
5 de junio de 1945 - El documento en Berlín
Una Alemania, que di[o amplias muestras de proyectos sociales hiper-brutales... culminando con la máquina de hornear carne sin moler, nazi...
Pero, mi pregunta es que, y por favor disculpen que no antaña al caso en cuestión del post, si a ustedes les gusta el pato Donald. La cuestión es que soy fan del pato y su familia... el único pato sobre la faz de la tierra que tiene dientes y los muestra cuando se enoja, hasta del tío que es un agarrado, tacañón, adorador de todo lo brilloso sin más vuelta de rosca, so prueba de altos quilates...y Pluto, tan bobote y saltarín y su admirada Daisy, su x veces amada y x veces regañona (grrrr)
Deseándoles un bonito domingo, a ustedes y a el compañerito Dominguez en especial x ser el día, su día x heraldía patronímica familiar, maternal...
Red Sunday
(Silvación)
Domingo
que buen pretexto das
para cantarte
todo ha comenzado a
sludarme
y parece como si la
tierra fértil me esperase
¡oh! domingo
Muchas gracias siempre, sobre todo x existir, cariños lejanos pero de facto,
PD: Ojalá les guste el pato Donald, a mi juicio, sobremanera simpático... aunque me gustaría que se quedara encerrado en las caricaturas y no tanto ya si tiene a su haber el llamativo y real: BOTON ROJO Fino alla fine del mondo. Veamos que va a suceder *pavor*.
Un poco con terror un poco con tristeza, intentando no perder del todo las esperanzas de dejar a un lado esa locución de guerra, y con las ansias que un leguaje de paz no se convierta en esa panacea tan lejana a nuestros días que corren muy rápidos, que nos sepamos reír un poco y respetuosamente de nuestras tan graves diferencias, sin recelos de la autocrítica, con respeto y libertad. 'Dios y ayuda' como dirían los adorados, entrañables y viejucos, abuelicos. Sorry x la muela...
XOXO, (Kisses & hugs)
CP
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