domingo, 29 de septiembre de 2024

Crónica de lucha contra la discriminación

El problema de la discriminación racial es, desgraciadamente, uno de los más complejos y difíciles de los que la revolución tiene que abordar […] Quizás el más difícil de todos los problemas que tenemos delante, quizás el más difícil de todas las injusticias que hemos padecido en nuestro medio ambiente; es el problema que implica para nosotros poner fin a esta injusticia que es la discriminación racial, aunque parezca increíble.

Fidel Castro Ruz, La Habana, 25 de marzo 1959. http://granma.co.cu secciones / Fidel en 1959/art-048.html


Por Gisela Arandia Covarrubias

Cuando una persona se siente discriminada, primero siente tristeza y entonces se pregunta qué ha hecho para recibir esta adversidad. Luego se dice a sí misma: seré culpable de algo y así continúa haciéndose preguntas, pero es posible que no encuentre respuestas. Y entonces se refugia en la desesperanza o inicia una lucha. Porque las discriminaciones se construyen en pensamiento de imaginarios-colectivos, como modelos ideológicos creados por las potencias hegemónicas y sostenidas hasta el presente, porque para desaparecer necesitan ser deconstruidas. Como parte de un conflicto global, pensemos ahora mismo, en Palestina, atacada inmisericordemente por racismo sionismo israelita.

Gisela Arandia y Fidel Castro,
aquel día en la Universidad

Durante una visita de Fidel a la Universidad, siendo estudiante de periodismo, le pregunté, qué pensaba él de la censura y la autocensura de prensa en el socialismo. El Comandante en Jefe, mi dio una respuesta rápida y partió. Con la crítica de otros estudiantes fui a tomar agua y sentí gritos: Gisela, Gisela, Fidel regresó y está preguntando por la estudiante de periodismo. El diálogo duró varias horas y fue una lección de aprendizaje revolucionario, decisiva para siempre. Un momento de los más felices de mi vida pero que no pude disfrutar plenamente, porque fui criticada y me dijeron que no podía hacerle preguntas a Fidel. 

En los años 1970, por dejarme el pelo AFRO me dieron 48 horas para cambiar el pelo, ese con el nací, con la recomendación irrespetuosa de no quemarme las orejas. La idea fue que el pelo afro era un síntoma de contrarrevolución.  Luego me prohibieron trabajar; aunque me pagaban mi salario tenía reuniones sistemáticas donde intentaban aclararme que si no me desrizaba el pelo no podría trabajar al graduarme. Una mañana, muy angustiada porque mi madre acababa de morir, salí para el Comité Central, donde tuve la oportunidad de expresar mi pena y fui compensada con el apoyo que me permitió trabajar. 

Luego recibí un año sabático para investigar la discriminación racial en Cuba, en el Departamento de Opinión del Pueblo del Comité Central del Partido, donde participaron de la encuesta unas 50 personas, casi todos hombres, blancos de clase media, quienes en su mayoría tenían algunas responsabilidades. El objetivo era escribir un libro que pudiera contrarrestar el discurso que circulaba en ese momento en Estados Unidos contra Cuba, debido al texto  “Castro the Black and Africa”. Sin embargo, varias respuestas mostraron la presencia de sesgos discriminatorios de la racialidad y culpaban a quienes vivían en la marginalización, sin comprender que las personas no eligen la pobreza. 

Como una idea propia de la época, con sorpresa, comprendí que era posible ser revolucionario y tambien racista. Así, continúe la investigación, por mi cuenta, hurgando en la historia de personas negras pobres, con énfasis en mujeres y adultos mayores. Como reportera y “observador participante” pude ir construyendo una narrativa empírica de acciones discriminatorias de la racialidad. En 1995 surgió la oportunidad, con el apoyo de la UNEAC, de crear un proyecto comunitario, “La California”, como continuación del proceso investigativo, ahora en el espacio de quienes eran discriminados por ser negros. A esa etapa siguió “Color Cubano” 200-2009, en la propia UNEAC, con encuentros  que demostraron que hablar de racismo no divide, sino que une y tuvo una repercusión favorable. 

Los procesos discriminatorios, tienen el estigma de castigos, que parecen predecir un tipo de “patíbulo”, que significa quedar excluido. En ocasiones se producen por falsas historias, a veces simplemente por mala fé. Te pueden discriminar y colocarte como culpable, siendo inocente, ya que la discriminación tiene una antesala que son los prejuicios, como un proceso de subjetividades que pudiera transcurrir de manera consciente o no, pero donde finalmente se impone la exclusión. Aunque aparezcan personas que te quieren ayudar, tu estereotipo se encuentra en espacios de poder y la discriminación, como práctica social, suele estar acompañada de acciones sombrías que en ocasiones carecen de fundamentación, pero donde puede estar el afán de que no participes.   

Sin embargo, “Buscar la paja en ojo ajeno”, como procedimiento, no debe ser el mecanismo cubano en el actual contexto. Porque, como dijo Raúl, “hay que tener un pie en el estribo”. Tal vez habría que recuperar el raído uniforme miliciano y sumarse a la retaguardia, si fuese necesario, pero ojalá que no suceda nunca. Debería quedar claro que el derecho a defender la revolución es parte de la nación misma y que es momento de UNIDAD desde la predica martiana de “Con todos y para bien de todos”. Porque justamente es la discriminación la que impulsa la desunión, en el proceso de sociabilidad y de gobernabilidad, como parte de un fenómeno geopolítico mundial que intenta ahora mismo ampliar el odio identitario. Porque racismo, como tendencia global, representa un amenaza al estimular la desunión. 

La discriminación, como la praxis de la ideología racista, es un asunto de características profundas porque descansa en muchas subjetividades, lo que significa andar en un terreno peligroso. En términos generales esta reflexión propone analizar con más profundidad este complejo asunto, que exige como prioridad una rigurosa investigación científica de la mano de expertos. Quienes estudian la génesis del racismo con la profundidad adecuada, obtienen evidencias que conducen desde el propio marxismo a definirlo como conflicto ideológico. En tanto que ideología, el racismo es sistémico y estructural, porque ha sido construido por las matrices históricas de dominación, lo que determina su carácter sistémico y estructural, no por capricho de nadie. El racismo aparece ya en la Biblia como parte del “designo divino”, en el libro de Génesis (9:18-27), de acuerdo a una división tripartita del (orbisculum), donde el racismo quedaría registrado como una epistemología, conocida tambien como de la maldición de Cam. 

Noé, descendiente de Abraham, al castigar a este hijo, le otorgó al continente africano una designación como territorio específico para la esclavitud. Con el surgimiento de la imprenta de Gutemberg, en 1452, da comienzo la edición y publicación de la Biblia de 42 líneas.  Fue una contribución teórica que legitimó la esclavitud africana, donde la trata esclavista tuvo un papel determinante. El racismo como un fenómeno de “longe dureé”, según consta en innumerables documentaciones. Con particular lucidez, Immanuel Wallerstein expuso que a partir de los siglos XV y XVI el espacio de las desigualdades sociales fueron fortalecidas, con a la aparición del Sistema Mundo Moderno y dice:

    No era un imperio, pero no obstante era espaciosa como un gran imperio y             compartía con él algunas características. Era algo diferente, que el mundo no     habia conocido anteriormente y constituye el carácter distintito del mundo moderno  mundial. Es una entidad económica pero no política, al contrario de los imperios,     las ciudades-Estado y las naciones-Estado. […] Es un sistema "mundial", no     porque incluya la totalidad del mundo, sino porque es mayor que cualquier unidad     política jurídicamente definida. Y es una "economía-mundo" debido a que el     vínculo básico está entre las partes del sistema es económico.

          Al texto de la Biblia, siguió la pseudociencia como un pensamiento que afianzó el racismo antiafricano. Desde una perspectiva científico-filosófica, el modelo de la Hispanidad como herencia colonizadora, el racismo ha sido férreamente rechazado.  Mientras se argumenta que todos somos mestizos -una realidad fenotípica- que incluye a la humanidad en su conjunto.  Pero donde entonces quedan ocultas las grandes desigualdades sociales. Está claro que en el imaginario cultural el racismo ha permanecido silenciado por las historiográficas clásicas, por lo cual, mencionar el tema puede crear confusiones, miedo y oportunismo, a partir de un mito que ha permanecido anclado y que dice que este tema divide a la población cubana. Claro que es  difícil entender la magnitud de un problema que no ha sido solucionado en ningún país. 

En Cuba el Programa ColorCubano a partir del 2019, adquiere una mayor atención politica y participativa. Sin embargo es importante que, al analizarlo, recordemos que Fidel vaticinó que este asunto pudiera ser el más difícil que la revolución debería enfrentar. De ahí que no es posible negar su existencia, ni tampoco analizarlo en tono frívolo, solo como “algo cultural…” Están también personas que tratan de enfrentar la discriminación y crear esclarecimiento y oportunidades,  pero a veces tampoco logran desenvolver la madeja, porque los procesos discriminatorios suelen tener un apoyo invisible,  como parte de la memoria histórica que no ha sido develada aún con la profundidad requerida. 

Desde esta modesta crónica comento que seguiré en el intento de socializar las complejidades de la discriminación racial y en paralelo la defensa de la revolución con el pensamiento de Fidel como meta decisiva y recordar la máxima africana que dice: “Toda tragedia no asumida, vuelve a repetirse…”

La Habana, Septiembre 29, 2024.

1 comentario:

silvio dijo...

Nasralá, asesinado

El asesinato del líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, tras el bombardeo de una zona residencial de Beirut, confirma la voluntad de Benjamín Netanyahu de provocar una guerra a gran escala en Oriente Próximo. Ajeno a los insistentes llamamientos internacionales a una desescalada, el primer ministro israelí dio personalmente la orden —su Gabinete distribuyó fotografías del momento—poco después de intervenir ante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, el foro que debería servir para resolver los conflictos pacíficamente pero que él utilizó para proferir una inaceptable invocación a la violencia.

La acción del viernes es condenable por múltiples factores, pero hay uno que no debe ser olvidado: se ha producido mediante un ataque indiscriminado contra una zona civil de Beirut, la capital de un país soberano. De nuevo, como viene sucediendo desde hace un año en la Franja de Gaza, Netanyahu no tiene consideración alguna por las vidas de los inocentes. Tampoco esta vez ha tenido inconveniente en arrasar varios bloques de viviendas argumentando que entre ellos se encontraba el cuartel general del partido-milicia chií. Es un crimen de guerra y como tal debe añadirse al ya extenso debe del primer ministro israelí. Si consideraba a Nasralá un terrorista, su obligación como líder de un Estado democrático era llevarlo ante un tribunal, no asesinarlo en un bombardeo indiscriminado. Sus ataques y amenazas se han extendido a zonas urbanas por todo Líbano, siguiendo el mismo principio falaz utilizado en Gaza de identificar a los civiles como voluntarios en la cobertura de los milicianos.

En lo estratégico, Netanyahu apunta a Irán, como ya advirtió desde la tribuna de la ONU. La eliminación física de la dirección de Hezbolá, lejos de ser un intento de apaciguamiento, es una provocación directa a Teherán porque este es un asesinato que trasciende el escenario libanés. Nasralá, que lideró su organización durante 32 años tras la muerte de Abbas al-Musawi, también asesinado por Israel, era una de los principales activos políticos y militares de Irán en Oriente Próximo. La presencia de Hezbolá en Siria ha sido determinante para apuntalar el régimen de Bachar el Asad. Sin la milicia chií es muy probable que El Asad hubiera sufrido el mismo destino que otros mandatarios, como el libio Muamar el Gadafi, barridos por las primaveras árabes. Fue también Hezbolá la que amenazó directamente a un país de la Unión Europea —Chipre— ante su eventual colaboración con Israel. Lo mismo cabe decir de su apoyo a los rebeldes hutíes en Yemen, que han puesto en jaque la navegación internacional en el Mar Rojo.

Sin minimizar la responsabilidad de organizaciones como Hamás o Hezbolá, es evidente la que corresponde a Netanyahu en la escalada que vive la región desde hace un año. Por eso es necesario que quienes contribuyen a que el líder del Likud actúe con total impunidad asuman también la suya. De nada sirven las declaraciones de Washington sobre su desconocimiento de la operación israelí. Aunque fuera cierto, el Gobierno israelí no podría actuar sin el inquebrantable apoyo de Estados Unidos. Más allá de las declaraciones y de los pretendidos esfuerzos diplomáticos, la Administración demócrata no ha logrado que desista de seguir provocando la muerte de civiles en Gaza o de ir hacia una guerra abierta en Líbano. Al contrario, pese a que Netanyahu ningunea cada propuesta estadounidense de alto el fuego, Joe Biden ha seguido suministrándole el apoyo militar que necesita para desarrollar su estrategia de destrucción.

https://elpais.com/opinion/2024-09-29/nasrala-asesinado.html