miércoles, 17 de diciembre de 2025

Trump designa a gobierno de Maduro como “terrorista” y amenaza con cerco naval petrolero a Venezuela

 Reuters, Afp y Ap

Washington. El presidente estadunidense, Donald Trump, declaró al gobierno de Venezuela como “organización terrorista extranjera”, y ordenó un bloqueo “de todos los petroleros autorizados que entran y salen” del país latinoamericano “hasta que devuelvan a Estados Unidos todo el petróleo, las tierras y otros activos que nos robaron”. 

En sus redes sociales, proclamó: “Venezuela está completamente rodeada por la armada más grande jamás reunida en la historia de Sudamérica. Esta solo crecerá, y la conmoción para ellos será como nunca antes la han visto, hasta que devuelvan a Estados Unidos todo el petróleo, las tierras y otros activos que nos robaron antes. El régimen ilegítimo de Maduro está utilizando el petróleo de estos yacimientos robados para financiar el narcoterrorismo, la trata de personas, el asesinato y el secuestro.

“Por el robo de nuestros activos, y por muchas otras razones, incluyendo el terrorismo, el narcotráfico y la trata de personas, el régimen venezolano ha sido designado como una organización terrorista extranjera. Por lo tanto, hoy ordeno un bloqueo total y completo de todos los petroleros autorizados que entran y salen de Venezuela. Los inmigrantes ilegales y criminales que el régimen de Maduro ha enviado durante la débil e inepta administración de Biden están siendo devueltos a Venezuela a un ritmo acelerado. Este país no permitirá que criminales, terroristas ni otros países roben, amenacen o dañen a nuestra nación, ni permitirá que un régimen hostil se apodere de nuestro petróleo, tierras ni ningún otro activo, todo lo cual debe ser devuelto a Estados Unidos inmediatamente”, amenazó.

No está claro cómo la administración Trump impondrá el bloqueo contra los buques sancionados, y si recurrirá a la Guardia Costera para interceptar buques como hizo la semana pasada cuando incautó un petrolero venezolano con una carga de cerca de dos millones de barriles de crudo.

Tampoco está claro a que se refirió cuando dice “todo el petróleo, las tierras y otros activos que nos robaron”.

Horas antes, su secretario de Guerra, Pete Hegseth, afirmó que el Pentágono no hará público el video sin editar de un ataque que mató a dos sobrevivientes de un primer bombardeo contra un bote, que acusó sin pruebas de transportar cocaína en el Caribe y advirtió que proseguirá la ofensiva que el Caribe y Pacífico oriente ha dejado al menos 95 muertos.

Declaró a periodistas que los miembros de los comités de Servicios Armados de la Cámara de Representantes y del Senado podrían tener acceso a las imágenes esta semana para su revisión, pero no especificó si todos los miembros del Legislativo podrían verlo.

El secretario de Estado, Marco Rubio, declaró a la prensa que la campaña es una “misión contra las drogas” que está “enfocada en desmantelar la infraestructura de estas organizaciones terroristas que operan en nuestro hemisferio, socavando la seguridad de los estadunidenses, matando a estadunidenses, y envenenando a estadunidenses”.

Ambos funcionarios describieron la campaña como “un éxito”, al señalar sin evidencias que ha impedido que algunas drogas lleguen a las costas de su país, y rechazaron las preocupaciones de que rebasa los límites legales de la guerra.

En este contexto, la administración Trump designó como “organización terrorista extranjera” a la banda colombiana Clan del Golfo, anunció el Departamento del Tesoro.

https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/12/16/mundo/trump-acusa-de-terrorismo-a-venezuela-y-amenaza-con-cerco-naval-y-petrolero

2 comentarios:

silvio dijo...

¿Por qué hay hombres que matan a las mujeres?
Por Eliane Brum

Allane Pedrotti y Layse Pinheiro fueron asesinadas por un compañero de trabajo al que no le gustaba tener jefas mujeres. Tainara Souza Santos salió de un bar y fue atropellada por un ligue, que siguió arrastrando su cuerpo. Le han amputado ambas piernas. Isabele Macedo y sus cuatro hijos murieron carbonizados a manos de su pareja y padre de los niños, quien prendió fuego a su propia casa, con él fuera. Maria Katiane da Silva se precipitó desde el décimo piso del edificio. Se sospecha de su compañero. Evelin Saraiva recibió cinco disparos de su expareja. Maria de Lourdes Matos fue asesinada y quemada por un colega del Ejército.

Esta secuencia de feminicidios e intentos de feminicidio tuvo lugar en un período de solo ocho días, entre el 28 de noviembre y el 5 de diciembre, en Brasil. Son los casos que llegaron a la prensa. Hay muchos más, ya que Brasil registra cuatro asesinatos de mujeres —por ser mujeres— cada día, lo que provocó un levantamiento a principios de diciembre llamado Mujeres Vivas. En varias ciudades brasileñas, miles levantaron sus pancartas: “Parad de matarnos”.

Brasil no es una excepción. En el mundo, según la ONU, en 2024 al menos 137 mujeres y niñas fueron asesinadas cada día por sus parejas o familiares: una cada 10 minutos. Pero el caso brasileño ayuda a reflexionar sobre el aumento o persistencia anual de los feminicidios y de la violencia sexual. Las soluciones que se proponen son las mismas, ayer y hoy: más políticas públicas, una respuesta más efectiva por parte del Estado, educación en las escuelas, mayores penas para los delincuentes, más espacios de acogida para las víctimas, entre otras. Es evidente que las políticas públicas son esenciales. Pero ¿son suficientes para reducir la violencia contra las mujeres?

No creo que sean suficientes. Como tampoco es suficiente imponer penas más severas. El feminicidio se tipificó hace 10 años en Brasil y se considera un delito hediondo. Aun así, el número de víctimas persiste. Entre los análisis que han surgido a partir de esta serie macabra y del levantamiento de mujeres que le siguió, hay uno que se salió particularmente del lugar común: en un artículo, el filósofo Wilson Gomes abordó la cuestión como un problema de déficit democrático.

El feminicidio ocurre cuando un hombre decide que tiene derecho sobre la vida, el cuerpo o el destino de una mujer, escribió. Eso “viola el postulado central de la democracia, el de la autonomía. [...] Si la mitad de la población tiene un miedo justificable de la otra mitad, entonces la igualdad de libertades está comprometida.” Por lo tanto, “no es un problema de un género, sino de la democracia. Es nuestro”, enfatiza. “El Estado castiga el acto, pero no castiga la creencia”. Y nada cambiará “mientras la autonomía femenina no se convierta en un valor irrenunciable”. Para todos.

Tiene mucho sentido. La pregunta, a partir de ahí, es: ¿existe una posibilidad real de que eso ocurra? Si tuviéramos siglos o incluso varias décadas por delante, se podría creer que tendríamos la oportunidad de alcanzar algo que se le acercara. Pero si analizamos el problema desde el punto de vista del colapso del clima y de la biodiversidad, el desafío es aún mayor. No concibo ningún debate —ninguno— que no incluya el riesgo real de extinción de la especie humana al que nos enfrentamos en este momento tan desafiante, que por ahora no parece que se vaya a poder reducir. Al contrario, está aumentando.

El incremento del número de casos de violencia coincide con el crecimiento del protagonismo de las mujeres, mayor todavía en el caso de las indígenas. Un estudio realizado por la ONG Género e Número reveló que, entre 2014 y 2023, los registros de violencia (física, psicológica y sexual) contra mujeres indígenas aumentaron un 258%, frente a un 207% en la media general de las mujeres brasileñas. En el caso específico de la violencia sexual, el crecimiento fue del 297% en las mujeres indígenas y del 188% en la media general.

silvio dijo...

¿Por qué hay hombres que ... (2 y fin)

Una hipótesis razonable es que, al sentirse cuestionados en lo que consideran un derecho de sexo y género, que es el dominio sobre el cuerpo y el destino de las mujeres que consideran suyas, la violencia es una respuesta. Son hombres que sienten que el suelo cede bajo sus pies cuando lo que consideran su esencia —una idea de masculinidad— se pone en entredicho.

Se aferran al último bastión de un mundo que colapsa, y colapsa literalmente. Cada vez más, que el suelo ceda bajo los pies, con el aumento de la intensidad y la frecuencia de los fenómenos climáticos, deja de ser una metáfora para convertirse en algo literal. El suelo se derrumba o se hunde fuera y dentro. También por eso, la (falsa) promesa de la extrema derecha encuentra terreno fértil en ese terreno que cede bajo los pies, al prometer el retorno al pasado donde “los hombres son hombres y las mujeres son mujeres”.

Lo perturbador es que, con el empeoramiento progresivo de las condiciones de vida, en que las mujeres son las primeras y más afectadas, lo que es un horror puede llegar a convertirse en algo para lo que aún no tenemos nombre. Es duro decir esto en lugar de limitarme a repetir la legítima demanda de más políticas públicas y más acogida, pero es necesario: no hay perspectiva de que se reconozca la autonomía de las mujeres sobre su cuerpo y su destino sin abordar el problema desde la experiencia sin precedentes que supone el colapso de la vida tal y como la conocemos. Es duro decirlo, pero lo peor aún está por llegar. Por eso también tenemos la responsabilidad de aumentar la complejidad no solo de las respuestas, sino también de las preguntas.

https://elpais.com/opinion/2025-12-17/por-que-hay-hombres-que-matan-a-las-mujeres.html