viernes, 24 de enero de 2025

Por qué Elon Musk no puede comprar Wikipedia (y eso le molesta)

  Por Patricia Horrillo (periodista y fundadora de Wikiesfera)

Wikipedia acaba de cumplir 24 años y Elon Musk, lejos de felicitarla, la acusa de ser de izquierdas. De hecho, la denomina Wokepedia en un intento pueril de insultar a quienes construimos el mayor espacio de conocimiento libre y colaborativo que ha existido hasta ahora. Como si ser feminista, antirracista y defender los derechos humanos fuera algo malo. Claramente, para él sí lo es, y critica que la Wikimedia Foundation (WMF), la organización sin ánimo de lucro que sostiene tecnológicamente Wikipedia, destine 50 millones de dólares, casi un tercio de su presupuesto, a iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI).

A Musk le parece mal que se intenten corregir las desigualdades que existen en Wikipedia y, en un ejemplo más de su actitud prepotente, alienta a sus seguidores a que dejen de financiarla. No quiere que la WMF reciba las donaciones que permiten mantener tecnológicamente Wikipedia ni que ese dinero ayude a combatir los sesgos que históricamente existen en la plataforma, como son la brecha de género (solo el 13% de quienes la editamos somos mujeres) y la invisibilización de minorías étnicas y del colectivo LGBTQ+.

Cuando pide que no se done más a Wikipedia “hasta que restauren el equilibrio en su autoridad editorial”, Musk demuestra que no comprende cómo funciona esta enciclopedia colaborativa. Y es normal, porque dentro de la lógica capitalista en la que vivimos, poca gente entiende que pueda haber una comunidad de personas repartida por todo el mundo que se dedique a construir un espacio de conocimiento libre sin recibir retribución económica alguna. Sí, esto es importante: ninguna de las miles de personas que editamos, revisamos, corregimos, mejoramos o creamos artículos nuevos en la enciclopedia online más visitada del mundo cobramos por nuestra labor. Participamos en Wikipediade manera altruista porque creemos en la importancia del acceso universal al conocimiento, y comulgamos con la visión de la WMF que dice: “Imagina un mundo en el que cada ser humano pueda compartir libremente en la suma de todo el conocimiento. Ese es nuestro compromiso”.

Además de esa labor voluntaria, también le falta a Musk comprender la ausencia de estructuras tradicionales de las comunidades de wikipedistas. Existe un modelo de gobernanza basado en la dedicación y el buen hacer, que es reconocido positivamente por el resto de quienes editan. Pero, por no haber, no hay ninguna clase de consejo editorial que decida sobre lo que se documenta. Cada cual elige sobre lo que quiere publicar. Y la WMF no tiene injerencia alguna en el contenido de las más de 300 Wikipedias que existen, una por idioma. Sin embargo, para alguien a quien le sobra el dinero y decidió comprarse una red social -Twitter- por un valor exorbitante, parece que no pueda existir ningún proyecto que no se rinda a su billetera. Y, en 2023, ofreció mil millones de dólares si se cambiaba el nombre de Wikipedia por el de 'Dickipedia' (sí, “Penepedia” si lo traducimos a español) durante al menos un año. Algo que, por supuesto, no ocurrió. Porque la estructura legal de la WMF impide que cualquier persona o entidad privada, independientemente de su poder adquisitivo, se apropie de sus activos o altere su misión, lo que garantiza que Wikipedia siga siendo un proyecto libre y sin ánimo de lucro.

Siguiendo con la misma lógica capitalista en la que estamos inmersas, tampoco encaja la existencia de una plataforma de información libre, abierta, gratuita, sin publicidad y en la que no se trafica con nuestros datos. Solo Wikipedia y Archive.org (donde, que no se nos olvide, está la memoria de internet) se acercan a esa idea de los primeros 2.000 de una internet abierta, sin fronteras y donde podíamos comunicarnos e intercambiar ideas con personas de cualquier lugar del mundo. Parece que quedaran muy lejos los blogs y los chats tipo IRC, aunque son espacios digitales que creo que deberíamos recuperar.

Musk ataca a Wikipedia porque se escapa a su control. Porque no puede evitar que mediante referencias de fuentes secundarias (libros, informaciones, investigaciones académicas, revistas especializadas…) que acreditan hechos y realidades diversas se documente aquello que prefiere que quede en la oscuridad. No quiere un lugar que busca el punto de vista neutral de la Historia y al que no pueda aplicar un algoritmo que favorezca el odio y divida a la sociedad, como tan fácilmente ha conseguido hacer con Twitter. Nos ataca para deslegitimar uno de los poquísimos espacios que quedan fuera del contexto empresarial de la oligarquía, y que no tiene un interés comercial ni de manipulación de la opinión pública.

La idea de una enciclopedia global, gratuita, sin ánimo de lucro y gestionada por una comunidad descentralizada contrasta radicalmente con el modelo de plataformas digitales como Twitter o Meta. En éstas la prioridad es maximizar beneficios económicos, lo que a menudo conlleva la proliferación de desinformación y discursos de odio con el pretexto de proteger la “libertad de expresión”. Quieren una internet cada vez más comercial, donde el contenido prioriza la atención sobre la verdad.

En contraste, Wikipedia representa un modelo alternativo de colaboración global. Desde su creación en 2.001, se ha mantenido fiel a su misión: democratizar el acceso al conocimiento. Este esfuerzo no está exento de problemas y lógicamente recibe críticas por sus sesgos y por la falta de representación de ciertas comunidades. Sin embargo, a diferencia de las grandes tecnológicas, la solución de la WMF no pasa por el control corporativo, sino por el fortalecimiento de sus comunidades y la promoción de principios de inclusión y verificación colaborativa.

Ante un panorama amenazante con Trump de nuevo en la Casa Blanca rodeado de todos estos magnates de la tecnología puede parecer que no podemos hacer nada y que somos víctimas de sus decisiones. Ellos, que usan la bandera de la libertad como arma y que, al mismo tiempo, nos atan a sus modelos de negocio dificultando que salgamos de sus redes, son los oligarcas de siempre pero recubiertos de una pátina brillante y seductora. Pero, aunque no lo creamos, SIEMPRE tenemos una pequeña capacidad de maniobra. Podemos reclamar leyes a nuestros gobiernos para que las políticas de sus espacios digitales respeten los derechos humanos en nuestros países y que aquí, al menos, no se pueda insultar a mujeres ni a personas del colectivo LGBTQ+. Podemos dejar de comprar en sus tiendas online que matan al comercio local y apoyar a los establecimientos de barrio. Podemos apoyar económicamente a medios de comunicación para que, con mayor independencia, puedan hacer periodismo y contraatacar la desinformación y las noticias falsas. Podemos dejar de nutrir con nuestras ideas, nuestras fotos y nuestros vídeos sus redes sociales, y subirlas a repositorios libres de derechos para compartirlas con el resto de la humanidad. Podemos, aunque nos cueste, renunciar a la dopamina que nos proporciona mirar vídeos de gatitos y desactivar el poder de sus algoritmos. Y, en general, podemos crear alternativas lúdicas que nos permitan volver a mirarnos y a hablar con quienes tenemos enfrente.

La ironía de los ataques de Musk radica en que lo que él percibe como una amenaza es, de hecho, la mayor fortaleza de Wikipedia. Su modelo descentralizado, basado en el consenso y el trabajo voluntario, es una alternativa real a los monopolios digitales que controlan la información y explotan nuestros datos. En Wikipedia no hay algoritmos que prioricen el contenido sensacionalista, ni estrategias para maximizar el tiempo de permanencia de los usuarios en la plataforma. Lo que hay es una red global de personas comprometidas con la idea de que el conocimiento debe ser un bien común, no una mercancía.

La dependencia de Wikipedia de las donaciones individuales también es una debilidad, porque la hace vulnerable a campañas de desprestigio como la de Musk. Pero también es una fortaleza, porque significa que su sostenibilidad no depende de anunciantes ni de intereses corporativos. En un mundo donde las grandes tecnológicas rinden pleitesía a líderes autoritarios como Trump, la independencia de Wikipedia es un acto de resistencia.

En última instancia, la batalla por el futuro de internet no se libra solo en los tribunales o en los despachos de las grandes corporaciones tecnológicas. También se libra en nuestras decisiones cotidianas: ¿apoyamos proyectos como Wikipedia y Archive.org, que defienden el acceso libre al conocimiento, o nos resignamos a un internet dominado por intereses comerciales y narrativas autoritarias? ¿Queremos una red donde la información sea un derecho, o una donde sea un privilegio?

El ataque de Elon Musk a Wikipedia no es un hecho aislado. Es parte de una ofensiva más amplia contra los espacios que representan una alternativa al modelo hegemónico de internet. Defendámoslos. Porque, al final, el futuro de la red es también el futuro de nuestra democracia y de nuestra capacidad colectiva para imaginar un mundo más justo.

https://www.publico.es/opinion/columnas/elon-musk-puede-comprar-wikipedia-le-molesta.html

miércoles, 22 de enero de 2025

Tenemos que hacerlo, aunque no nos dejen

 Por Juan Triana Cordoví

Entre las pocas horas que Cuba estuvo fuera de la lista de países patrocinadores del terrorismo y el regreso tras la firma del flamante Trump, se coló una buena noticia de verdad: haber logrado renegociar la deuda que el país tiene con el llamado Club de París, esa que ya había sido renegociada en el 2015, después de décadas en moratoria. 

La llegada de Trump a la Casa Blanca, desde mi perspectiva, incrementará sustancialmente la incertidumbre, el miedo, la precaución de “hacer negocios con Cuba”, de pensar en proyectos de inversión, de abrir líneas de crédito.

Siempre me digo que el ejercicio más fuerte al que se tendrá que enfrentar algún gobierno cubano algún día será cuando se eliminen las sanciones; cuando algún Congreso estadounidense levante al fin el bloqueo y revoque la Ley Helms-Burton.

Aunque para nada la renegociación con el Club de París compensa que Trump haya hecho sal y agua la tardía decisión de Biden, renegociar la deuda nos ofrece una magnífica oportunidad y sus efectos positivos rebasan las fronteras —y las carteras— de los países miembros del Club. 

El nuevo acuerdo, del cual apenas se conoce el anuncio, debería ayudar a generar algo de confianza en posibles acreedores de los países miembros y de otros, lo cual es más que necesario si se desea revertir varios años de crecimiento negativo, incluyendo el actual. 

Sin crecimiento no habrá desarrollo posible, ni reducción de la pobreza, ni mejora de la equidad, excepto que se empareje hacia abajo —en lo que sí somos expertos—. Y la prosperidad prometida seguirá siendo, cuando más, como el horizonte, una línea imaginaria que se aleja de nosotros en la medida en que nos acercamos a ella.

Nuestro país está entrampado en un círculo perverso de decrecimiento, motivado, entre otras causas, por esa baja dinámica del PIB, que a la vez condiciona la debilidad del ahorro interno, lo cual conduce a bajas tasas de inversión nacional en un bucle que alimenta nuevamente ese círculo perverso.

A ello habría que sumar la consabida asignación errónea de los escasos recursos de inversión en sectores donde difícilmente podrán ser recuperados en el tiempo estimado.  

No solo inversión extranjera

Incentivar la inversión privada nacional y foránea es una de las vías para romper ese círculo perverso.

Dar al inversionista nacional, privado y/o estatal las mismas oportunidades que de forma discrecional se le otorgan hoy a algunas empresas extranjeras en el sector comercial, en el sector agropecuario o en la pesca y en sectores de la infraestructura debería ser una regla obligatoria, porque nuestro país debe crecer con las fuerzas propias también. 

Encontrar nuevos socios extranjeros solo hará perdurable el efecto si los “socios nacionales” se suman y son incentivados a sumarse antes que impulsados a apartarse.

El acuerdo con el Club de París podría ser una oportunidad, aprovecharla a tiempo dependerá de la capacidad institucional para convencer a los acreedores extranjeros actuales y futuros.

Dependerá también de esa misma capacidad institucional crear incentivos a la inversión nacional, aun cuando sea pequeña, y generar la confianza imprescindible para que esos posibles inversores nacionales se decidan a arriesgar sus dineros en nuestro mercado.

Estamos mal, es muy cierto, pero podemos ir bien. No tenemos que esperar a que “nos dejen hacerlo”; tenemos que hacerlo, aunque no nos dejen.

https://oncubanews.com/opinion/columnas/contrapesos/tenemos-que-hacerlo-aunque-no-nos-dejen/

martes, 21 de enero de 2025

Más porvenir

 A Pepe Mujica

 

El daño que me hiciste

se fue por donde vino.

Aprendizaje triste,

pero no mi destino.

 

Jamás soñé venganza

ni prolongué lamentos. 

Presentí la esperanza 

tras la sombra del viento.

 

Y me crecí de todo

lo bueno y lo terrible,

escudriñando modos

de ensanchar lo posible.

 

Supe arrancarme clavos

y seguir sonriente.

No quise ser esclavo

de una cuenta pendiente.

 

La vida se hace breve

para hacerla mejor; 

espero que quien quede

viva para el amor.

 

La vida fue a mi lado

por donde supe ir.

La vida fue pasado,

pero es más porvenir.


(2009-2025)


Se puede escuchar (y ver) aquí: https://youtu.be/kfzzxDFSeFI?si=vKv2rY1GTbublMHv 

domingo, 19 de enero de 2025

Desigualdad y reformas: ¿un silogismo criollo?

¿De qué equidad empezamos a caer, hace 35 años?

Por Rafael Hernández, enero 15, 2025 en Con todas sus letras

En mi clase de Cuba contemporánea les explico a los estudiantes cómo la estructura de equidad surgida en las primeras tres décadas del socialismo cubano cayó en crisis desde los 90; hace 35 años.

Esa equidad de los 80 no era, por cierto, la de la escasez y el radicalismo espartano de los 60 (con casi 60 mil pequeñas empresas privadas hasta 1968). Tampoco la misma del crecimiento económico incesante, el aumento del consumo (y su legitimación) en los 70. Fueron etapas muy diferentes, pero ambas se caracterizaron por una movilidad social ascendente.

Como lo comprobó la sociología cubana de entonces, en los 80 había ido emergiendo una estructura diferenciada de grupos sociales, con menor movilidad social. La revolución educacional había multiplicado la presencia de técnicos y profesionales y los planes de desarrollo habían acrecentado la urbanización; en sectores como la educación, la salud, la ciencia y la tecnología, había más trabajadores que nunca; la proporción de obreros de la producción en campos y ciudades declinaba en términos relativos, al punto que mantener su representación en las filas del PCC requería de una política de cuotas.

Aunque aquel socialismo se fundamentaba originalmente en la alianza obrero-campesina, el ingreso promedio de un obrero y de un pequeño agricultor eran muy diferentes. No obstante, como esos campesinos no pasaban de un pequeño fragmento de la fuerza laboral, el patrón de equidad se contenía dentro de una estructura salarial equivalente al ingreso de la mayoría (más del 90 % de los trabajadores), con un diferencial muy estrecho: quien más ganaba, recibía 400-450 pesos, y quien menos, 100. Muy pocos países podrían haber competido con este estricto rango.

Aquella estructura de equidad no consistía solo en salarios, sino en una distribución igualitaria no sujeta al mercado, cuyo eje se llamaba “la libreta de abastecimientos”. Ni las considerables reformas de la Institucionalización (los años 70), ni la política de Rectificación de errores (1985-1990) contra el llamado “modelo soviético”, cuestionaron la libreta, nacida en 1960 para combatir a los acaparadores, y perpetuada a lo largo de las tres etapas anteriores a la crisis de los 90.

La libreta era un mecanismo redistributivo uniformador que garantizaba a todos, de cualquier edad y lugar de residencia, y a precios asequibles para los siete grupos salariales, un suministro de alimentos, ropa, equipos domésticos y hasta juguetes infantiles, con un sentido muy amplio del concepto canasta básica: desde cárnicos y pescado, pasando por las altas cuotas de azúcar, arroz y frijoles que consumen nuestras familias, huevos, hortalizas y vegetales, viandas como yucas, boniatos, malangas y papas de alta calidad (que se llegaban a exportar a Europa del Este), hasta café, cigarros, tabacos y ron. Productos cubanos, naturalmente.

Mientras que la libreta de productos industriales, por la que se distribuían todo tipo de ropa (calzoncillos y blumers incluidos), así como zapatos y medias, podía ofrecer ventiladores, cocinas de gas, radios, cafeteras, batidoras, y otros enseres de cocina, según “lo que viniera a la tienda”, a partir de un sistema de cupones que nunca pude entender bien.

No todo “lo daban” por la libreta. Aquella equidad también tenía un componente meritocrático. El derecho a comprar electrodomésticos como televisores, refrigeradores, lavadoras, se asignaba a los mejores trabajadores elegidos por votación de sus compañeros en asambleas sindicales, según un código de méritos. La adquisición de equipos de “más alta gama”, se diría ahora, como motocicletas y automóviles, era asignada administrativamente, sobre la base de responsabilidad desempeñada y calificación, y diferenciada según sectores. “Le dieron un carro” reflejaba integración institucional y era un signo de estatus social.

Por último, un segmento significativo del consumo provenía de un denominado mercado paralelo (cariñosamente “mercaditos”) que ofrecía productos de exportación (e importación), como jamón, quesos azules, ancas de rana, cerveza negra, embutidos, o encurtidos búlgaros, vodka Stolichnaya, coñac armenio, carnes enlatadas. A precios más altos (que hoy resultarían cómicos), y que no todos podían sufragar.

Aquella equidad diferenciada no se medía solo en ingresos, precios, alimentos, ropa, u objetos de consumo. También se asentaba sobre el acceso a una educación pública obligatoria de nueve años, garantizada hasta en los parajes más remotos, con maestros calificados, formados en la pedagogía más moderna, libros regalados y uniformes muy baratos, desde el nivel elemental hasta el universitario, también el de posgrado. Y sobre una salud pública igualmente accesible en todas partes, con atención médica de Primer mundo, medicamentos incluidos o subsidiados, que no excluía tratamientos dentales y oftálmicos que los seguros de salud en otras partes no suelen cubrir.

No conozco país donde el consumo cultural alcanzara estándares universales tan diversos y accesibles para todos como en la Cuba socialista de precrisis. Siete de cada diez cubanos iban al cine todas las semanas, a ver películas italianas, británicas, francesas, japonesas, soviéticas, polacas, húngaras, de toda América Latina, e incluso de EE. UU. No solo a escuchar y bailar música cubana, sino a ver los mejores conjuntos de ballet, danza, teatro, jazz; a comprar obras de los más destacados artistas plásticos cubanos para colgarlas en sus casas; a los grandes eventos del beisbol, el volley, el basket, el atletismo, sin pagar un centavo. Y el día del cobro, se iban a las librerías, donde las literaturas de todas partes (también las africanas y asiáticas) estaban disponibles a precios irrisorios.

Ese consumo cultural diverso también proveía patrones de referencia comunes. Por ejemplo, que todos los sábados por la noche y domingos por la tarde, la mayoría de los cubanos estuvieran viendo las mismas películas.

Para terminar con la cuestión del dinero, en la Cuba de los 80, los bancos no cambiaban dólares u otras divisas convertibles, cuya posesión y uso estaban vedados; pero no hacían falta. Porque en la economía familiar, las remesas llegadas del Norte significaban muy poco. La tasa de cambio del dólar en el mercado informal (unos 7 pesos) era una curiosidad. Solo tenía curso en tiendas reservadas para diplomático y extranjeros residentes en el país.

Espero que esta introducción, demasiado larga y minuciosa, no se tome como evocación nostálgica, propia de “ochentistas” viejos, que idealizan un pasado irrecuperable, y cada vez más rojo a medida que se aleja, como los cuerpos celestes. Quizá los nacidos después de 1985, encontrarán aquí el mapa de un planeta lejano, del cual tendrán nociones adquiridas, en versiones de sobrevivientes o en el eco de las redes. Mi intención, más modesta y práctica, es caracterizar etapas diferenciadas, que se suelen simplificar como un bloque. Para hacer notar de qué equidad empezamos a caer, hace 35 años, así como recordar diferencias sociales que formaron parte del patrón reinante en cada una de estas décadas, cuyas vivencias la memoria tiende a borrar, o a soslayar ante las oscuridades del actual túnel.

Como en la montaña rusa, empezamos a caer de golpe en los 90. Sin embargo, las desigualdades raciales, de género, de clase social (mayor o menor “pobreza relativa”), entre regiones más y menos prósperas, ligadas o no a políticas como el ateísmo, las rigideces ideológicas y morales, a prácticas como la corrupción o el nepotismo, ya estaban ahí en los últimos 80. Casi todas estaban ya presentes, por ejemplo, en los debates de la Rectificación, iniciados para criticar el sistema de dirección y planificación, y que desbordaron rápidamente esa agenda, para abarcar el sistema y la sociedad en su conjunto. Con la caída del muro de Berlín, el desmantelamiento de la URSS y el bloque socialista, el abrupto descenso en la montaña rusa los puso todos al desnudo en todas partes y al mismo tiempo.

La crisis llamada Período Especial en tiempo de paz (no eufemismo, sino lenguaje militar) impactó a los diversos grupos sociales y los empujó hacia abajo, desde donde estaba cada uno. Como es lógico, ese bajón sacó a plena luz todas las desigualdades y ensanchó la franja de pobreza, que había sido estimada en 4-5 % de la población a fines de los 80.

No me voy a detener en discutir si la situación de aquellos 1991-1994 los apagones de 16 horas seguidas, el único pan de la bodega, la bicicletización del transporte, la caída de los suministros de aquella libreta, el cierre total o virtual de más de la mitad de los centros de producción y servicios, la pérdida del poder adquisitivo de todos los salarios, sin sector privado, ni remesas, ni libertad de viaje al extranjero, era mejor que la actual crisis o no. Sí está claro que aquella sociedad más homogénea y que había vivido el socialismo anterior, impactada de manera más pareja que hoy por la crisis, y con menos válvulas de escape, resistió mejor la caída que la actual. Obviamente, el desgaste de los años transcurridos en espera de políticas de recuperación y la expansión de las desigualdades no han sido por gusto.

Como cuando se está cayendo el techo, las políticas ante el derrumbe no fueron un paquete de reformas dirigido a remodelar la casa ni a hacer cambios estructurales, sino apenas medidas de emergencia para detenerlo. De buenas a primeras, esas políticas crearon un sector privado, alquilando tierras a cooperativistas, legalizando el trabajo por cuenta propia y los mercados de oferta y demanda, “despenalizando” los dólares, con la lógica consecuencia del aumento de la desigualdad y sin reducir la pobreza.

Timoneando esas medidas, y concertando nuevas alianzas internacionales, el gobierno logró parar la caída y una cierta recuperación, con lo que parecía estabilidad. Cuando las propuestas de continuar profundizando las políticas hacia una reestructuración del sistema se contuvieron, el argumento no fue tanto borrar aquellas desigualdades, o regresar a la entrada del túnel, sino evitar el mayor deterioro del nivel de vida de los trabajadores.

Al dejar Fidel el Gobierno, en 2006, la sociedad cubana se había re-estratificado. El coeficiente que mide desigualdad de ingreso (índice de Gini) había pasado de 0,25 (1989) a 0.407 (1999). Subestimado, según apuntaba Mayra Espina en 2010, pues solo se basaba en cálculos de ingresos en cup, no en CUC o divisas extranjeras, admitidas en las cuentas de ahorro de los bancos cubanos.

Calcular la diferencia de ingresos actual, así como la franja de pobreza; distinguir entre pobres, grupos empobrecidos, vulnerables, extrema pobreza, y calcular la intersección de esos grupos con edad, color de la piel, género, clase social, nivel educacional, ocupación, zona de residencia, tipo de familia, requiere algo que no tenemos: datos públicos. En ausencia de esa información, los investigadores trabajan sobre muestras, y ofrecen estimados. Nombres como Mayra Espina, María del Carmen Zabala, Geydis Fundora, Danay Díaz, Dayma Echeverría, Reynaldo Jiménez Guethón, están entre quienes hacen esas investigaciones de terreno. Aunque probablemente no le sean familiares al lector, ya que no frecuentan la televisión ni tienen canales en Youtube o muros en FB. Por la mucha tela donde cortar que ofrecen, dejaré mis comentarios sobre sus resultados para un próximo artículo,

Dice un amigo que él prefiere mantener sus opiniones, ya que investigaciones como esas “no le constan”. En efecto, he aprendido que las percepciones sobre un problema pueden ser tan importantes, y a veces más, que el problema mismo. Ya que muchas conductas y actitudes responden más a percepciones compartidas que a verificaciones. Así ocurre en casos tan diferentes como emigrar a un país desconocido, incluso teniendo un ingreso relativamente alto, o, digamos, reaccionar ante la amenaza de un presidente de EEUU que anuncia anexarse un país entero. Ese significado de las percepciones es mayor en el campo de la sociología y la ciencia política, al que me dedico a pesar de todo.

Como las encuestas nacionales publicadas brillan por su ausencia, se me ocurrió intentar una en las redes, sobre percepciones acerca de la causa de las desigualdades. Para evitar digresiones, la pregunta tenía la forma simple de un silogismo:

1)Las reformas chinas y vietnamitas son celebradas como eficaces.

2)En China y Vietnam las reformas han profundizado la desigualdad.

3)Las manifestaciones de desigualdad en Cuba (segmentación del consumo, dolarización, etc.) son efecto de la aceleración de las reformas.

Pregunta: ¿es correcto este razonamiento?

Para mi sorpresa, 107 lectores respondieron a esta pregunta, de los cuales casi 80 explicaron sus respuestas, entre ellos algunos académicos. Voy a aprovecharlas como material de estudio para cerrar este artículo, citando algunos fragmentos, la mayoría de los cuales no requieren comentario. Aquí van:

No. Las desigualdades se estaban manifestando desde antes de las reformas. Indudablemente se han incrementado.

No. Muchas de las desigualdades vienen de prohibiciones y malas políticas públicas.

No. Los índices de Gini (uno de los utilizados para medir la desigualdad) así como la cantidad de pobres se han reducido en Vietnam Nam y China.

No somos China ni Viet Nam y esa es la primera “trampa” del silogismo criollo, somos una economía abierta en un ambiente mucho más adverso que el inimaginable por ambos amigos.

No. En Cuba no hay reforma, hay improvisación, contingencia. Una reforma lleva un proyecto ¿Cuál es nuestro proyecto?

No. La crisis trae las desigualdades. La reforma podría ser la solución a la crisis. Pero no ha habido tal cosa en Cuba que pueda llamarse reforma. Los errores de política económica exacerban la crisis.

No. En una economía donde el peso de la empresa estatal es tan grande, la desigualdad se debe a la incapacidad de dicha empresa de pagar retribuciones altas. La generalidad de la empresa estatal no puede competir con el sector privado al respecto.

Sí, pero. Las manifestaciones de desigualdad económica en Cuba son un paso obligado en el proceso de generar toda la riqueza posible que permita distribuir a los que están en desventaja.

Obviamente, No. El tema es complejo, pero a la reforma no hay alternativa. Y se parece más a lo que han hecho en Viet Nam y China. La desigualdad es un problema, pero el problema esencial es la pobreza!!!!, que sigue creciendo!!! Cierto nivel de desigualdad es inevitable, de lo contrario, en las actuales condiciones, no podrá haber crecimiento.

Un definitivo Sí. La reforma económica ha generado empresariado privado, lo cual ya implica la formación de un segmento que se diferencia del resto. Si llevamos décadas de reformas, y la desigualdad ha crecido, entonces al menos hay una correlación entre los dos. El mecanismo pasa por la concentración de parte de los ingresos y riquezas en un segmento mientras que otros se estancan o progresan más lentamente.

No. El gran empujón al abismo de la desigualdad que experimentamos actualmente en Cuba es más una consecuencia de las errantes decisiones de política monetaria que de los mínimos cambios operados como parte de la reforma.

No. La falta de reformas en el viejo modelo ha acrecentado las desigualdades que ya existían de manera solapada. No hemos vivido reformas, sino medidas para mantener el viejo modelo. Y las desigualdades, como perdidas de conquistas, etc. no son otra cosa que consecuencias imprevistas del no cambio.

No. Las desigualdades en Cuba están vinculadas a una crisis de más de tres décadas. Se trata de la crisis de un sistema. Las reformas han fracasado, excepto en mercantilizar la sociedad. Sus efectos jamás han sido contingentes, ni en los 90 ni ahora, como el incremento sostenido de las desigualdades. Entonces teníamos un Estado impotente pero que no aceptaba como legítimo ese resultado, y desde 2008 eso cambió, cuando abandonó su carácter asistencialista.

Si… pero en el caso de China y Vietnam compara la elevación del nivel de vida, el avance económico producto de las reformas con la elevación de la desigualdad. En caso de Cuba donde las reformas son totalmente insuficientes.

Si. La desigualdad es un proceso que ha avanzado más de lo previsto y las reformas (inconsecuentemente aplicadas) han contribuido a su ampliación, sobre todo el Ordenamiento.

No! La reforma crea riqueza y desigualdad es obvio. El “Socialismo de mercado” permitió crear riqueza que además de crear capitalistas permitieron con una política adecuad de distribución socialista mejorar sustancialmente la calidad de vida de la población.

La desigualdad en China es efecto de una transformación del modelo de crecimiento. Aumentó un indicador de pobreza relativa (desigualdad) a la vez que redujo la pobreza absoluta (con diferencias regionales). En Cuba, el aumento de las dos modalidades de pobreza (relativa y absoluta) es el efecto de la quiebra del modelo de crecimiento y de políticas públicas ineficaces para gestionar el estancamiento.

Aprecio mucho la contribución de todos los que comentaron mi pregunta.

Solo quiero anotar un dato al margen sobre China y Vietnam. En cuanto al primero, el índice de Gini subió sin parar durante 16 años (1996-2012), pasando de 35,2 a 42,2. Luego bajó, hasta 2021, a 37,5; y en 2024 se calculó en 46,5. En cuanto a Vietnam, subió durante 18 años (1992-2010), pasando de 35,7 a 39,3. Luego bajó un poco y ahora se mantiene en 38,7. Por cierto, la percepción de corrupción en Vietnam mejoró de una calificación de 26 (2001) a 42 (2022), aunque descendió en 2023. La de Cuba bajó de 44 a 42 (en América Latina está entre los 12 mejores).

Para finalizar, le sometí mi silogismo al destacado economista Carmelo Mesa-Lago, que acaba de escribir un libro sobre Vietnam, China y Cuba. Aquí va su respuesta:

“Sí, las reformas han aumentado las desigualdades en China y Vietnam, menos en el segundo que en el primero. En eso Cuba está mejor, porque las reformas han sido muy tímidas e ineficaces. Las reformas han profundizado la desigualdad en Cuba, pero menos que en los otros dos países. La disyuntiva es: un bienestar muy superior del pueblo frente a mayor desigualdad. Yo me decanto por la primera.”

Volveremos sobre el tema; aunque sin estadísticas confiables tengamos que seguir caminando a tientas.

sábado, 18 de enero de 2025

Extremos*

El socialismo al estilo soviético es un extremo.

El capitalismo al estilo neoliberal es un extremo.

Los dos son extremistas.

El "socialismo" al estilo chino trata de equibrar entre los dos extremos.

Sabiduría de Confucio (y de Aristóteles) que busca la verdad en el centro.

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* del FB de Roberto Valera

viernes, 17 de enero de 2025

El inicio de la Tercera Guerra Mundial

Por Francisco López Segrera

Introducción 

La nueva guerra fría declarada por Estados Unidos (EEUU) contra Rusia y China, implica un nuevo escenario geopolítico global, que inaugura con dimensiones catastróficas la guerra en Ucrania. La OTAN se redimensiona y el afán bélico trasciende el conflicto Rusia-Ucrania y tiende a abarcar todas las relaciones internacionales. 

El 24 de febrero de 2022 se inició en Ucrania la “operación especial”, dos semanas después, The New York Times afirmaba: «La OTAN se ha revitalizado y Estados Unidos ha recuperado un liderazgo que algunos temían que se hubiera desvanecido en Iraq y Afganistán”.

La añorada “autonomía estratégica” de la Unión Europea (UE), ha quedado subordinada a la geopolítica imperial de Estados Unidos, que aspira a impedir el intercambio económico y comercial de Rusia con la UE, que tiene intereses comerciales y geopolíticos distintos a EEUU.

Ahora de lo que se trata es de buscar caminos alternativos a una guerra prolongada o a una tercera guerra mundial, de carácter nuclear, tomando la senda de la negociación y la construcción de la paz.

Para alcanzar la paz en la Guerra Rusia-Ucrania es necesario retomar negociaciones que impliquen la neutralidad de Ucrania y su no pertenencia a la OTAN, para que así este país deje de ser rehén y víctima de la estrategia militar de EEUU.

A esto se añaden, las tensiones entre EEUU y China con respecto a Taiwán y el Mar de China, en una escalada que rebasa la guerra tecnológica y comercial iniciada por Trump en su primer período presidencial y continuada por Biden. 

Han fracasado las medidas de asfixia y bloqueo económico contra Rusia puestas en práctica por la OTAN y por Occidente: se frustra la estrategia imperial de EEUU –que tiene apoyo bipartidista- para derrocar a Rusia y enseguida atacar a China.

En forma paralela, avanza un proyecto global liderado por los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Luego se incorporaron Irán, Egipto, Etiopía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Tras esta primera ampliación los BRICS representaban el 45% de la población mundial y el 36% del PIB. Más adelante se incorporaron como socios: Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.

No hay obstáculos para que los países miembros de los BRICS puedan seguir cooperando con Occidente, pero su prioridad, parece ser, su desarrollo independiente de los instrumentos comerciales occidentales.

Además, Rusia, China y la India, estudian crear una nueva moneda como alternativa al dólar.

Por otra parte, el acuerdo entre Arabia Saudita e Irán promovido por China (marzo, 2023), modifica la geopolítica del Medio Oriente: es posible la coexistencia entre suníes y chiitas para alcanzar objetivos comunes, cosa que también se ha observado en Siria tras ser derrocado Bachar el Asad.

El sábado 9 de septiembre de 2023, en la reunión del G20 en India, EEUU y la UE anunciaron la puesta en marcha de dos nuevos mega-proyectos: el Corredor Económico India-Oriente Próximo-Europa y el Corredor Transafricano, ambos proyectos son un intento, de EEUU y la UE, de ofrecer una alternativa a la Franja y la Ruta de China.

Por otra parte, el ocaso de la globalización, la crisis de la hegemonía de EEUU y del neoliberalismo, ocurren en forma paralela a la derrota del “Occidente colectivo”. Sin embargo, esto no está ocurriendo con la victoria de procesos progresistas y de izquierda, sino mediante la reafirmación de los estados nacionales, de los nacionalismos y el ascenso de las derechas. Incluso comienza a tomar forma una transnacional de la extrema derecha que lidera Trump, en alianza con sectores tecnológicos de Silicon Valley como Elon Musk y Peter Thiel; y que ya tiene aliados en América Latina –la Argentina de Milei- y también miembros –Italia- y aspirantes –AfD en Alemania, Agrupación Nacional en Francia…- en la UE.

Hipótesis

Hipótesis 1: La Tercera Guerra Mundial comenzó cuando el presidente de EEUU, Joe Biden, autorizó a Ucrania a lanzar sobre Rusia misiles de largo alcance. Dependerá de varios factores el que ahora el conflicto escale o no hacia una Tercera Guerra Mundial (TGM) de índole nuclear.

Hipótesis 2: Hemos pasado de los intentos de construir una cultura de paz de los 90s a una competencia geopolítica cada vez más peligrosa.

Hipótesis 3: Lo anterior obedece a que EEUU, pese al obvio declinar de su hegemonía, está liderando una cruzada del “Occidente Colectivo” y de un “orden mundial” basado en sus reglas, contra China y Rusia, e incluso contra todos aquellos actores del “Sur Global” que buscan alternativas a su hegemonía en espacios como los BRICS.

Hipótesis 4: Esto da lugar a una incertidumbre creciente. No sabemos qué acciones adoptará el Presidente Trump. Podría tomar acciones que nos acerquen cada vez más a una TGM de carácter nuclear, o bien pudiera proceder a negociar los conflictos en Ucrania y el Medio Oriente. O bien adoptar un enfoque híbrido en que se negocie la paz en Ucrania y se permita a Netanyahu seguir escalando el conflicto en el Medio Oriente. Por otra parte, tampoco sabemos si se adentrará en una guerra de aranceles con China o buscará fórmulas negociadas al respecto de las relaciones políticas y comerciales entre EEUU y China.

Tendencias, amenazas globales e incógnitas

1. Tendencias

Se está produciendo un realineamiento geopolítico –hasta ahora hegemonizado por EEUU y el “Occidente Colectivo”- hacia Eurasia (China, Rusia) y el “Sur Global”. El tránsito hegemónico del poder Imperial del Reino Unido a la Geopolítica Imperial de EEUU, al concluir la segunda guerra mundial, se produjo mediante los Acuerdos de Bretton Woods, que pusieron en marcha un nuevo orden económico mundial liderado por EEUU. El liderazgo económico en Occidente –y en gran medida a nivel mundial mediante el FMI y el Banco Mundial– y también el político, pasó en Occidente, en forma no traumática, de una potencia anglosajona a otra. 

Sin embargo, en la coyuntura actual, pese al inmenso poderío –en especial militar– que aún tiene EEUU, nuevos actores fuera del “Occidente Colectivo”, cuestionan de forma más o menos explícita su hegemonía.

  • Un alto porcentaje de los partidos políticos en el poder afrontaron retos difíciles e incluso derrotas catastróficas en 2024, como vimos en Reino Unido y EEUU , fueron empujados a la cohabitación (Francia), o bien forzados a hacer coaliciones como en la India y Sudáfrica.
  • Lo más probable es que la Guerra de Ucrania (GRU) concluya en 2025. Pero es probable que Trump de carta blanca a Israel en el Medio Oriente, para continuar con la política agresiva de Netanyahu apoyada por Biden y los neocons. 
  • China acelerará su política de creación de empresas fuera de China, como una forma de eludir las elevadas tarifas de EEUU y las restricciones de la Unión Europea (UE), con respecto a los vehículos eléctricos y otros bienes. 
  • EEUU abandonará sus políticas de control del cambio climático en gran medida, mientras China seguirá liderando las iniciativas para reducir las emisiones globales mediante paneles solares, autos eléctricos y otras formas de energía limpias. 
  • Si bien la inflación se ha controlado en el “Occidente Colectivo”, en especial en EEUU y la UE, la posible guerra de aranceles de Trump la traerá de vuelta y disparará el ya enorme déficit de EEUU. 
  • La IA (inteligencia artificial) y la creciente digitalización afectarán cada vez más determinados empleos y darán lugar a una enorme demanda de energía eléctrica. 
  • Si bien el turismo de masas continuará su expansión por los enormes dividendos que deja a algunos y los millones de empleos que crea, suscitará protestas cada vez más fuertes por sus efectos negativos para el medio ambiente y el encarecimiento desmesurado de la vivienda para los lugareños. 

2. Amenazas globales

Entre otras muchas, hay que prestar atención, entre otras, a 7 amenazas globales:

  • La inflación repuntará de producirse una intensa guerra de aranceles. 
  • La recesión amenaza en especial a la UE, por los enormes costos de la GRU y el no tener acceso a energía barata. 
  • Lo anterior pudiera producirse en el marco de una grave crisis climática –ya hemos visto algunos de sus efectos en 2024 con inundaciones e incendios de magnitud enorme– y energética, que pudieran ser aceleradas por los conflictos geopolíticos, entre otros factores. 
  • El nivel de deuda pública en todo el mundo es «muy elevado» y en 2025 superará los 100 billones de dólares (91,5 billones de euros), lo que equivale al 93% del PIB global, según el FMI. 
  • Aunque se alcance un acuerdo de paz en la GRU, esto implicará mucho trabajo diplomático y de negociación para restañar las heridas de la guerra y garantizar a Ucrania un acuerdo de seguridad sin entrar en la OTAN, mutuamente aceptable para este país y para Rusia. 
  • Los desacuerdos entre EEUU y China con respecto a Taiwán –lugar donde se producen el 60% de los chips del planeta y el 90% de los más avanzados– y al Mar del Sur de China pudieran escalar. 
  • Elon Musk –Director de eficiencia gubernamental– tendrá un efecto disruptor en el gobierno de Trump. El sudafricano ha afirmado: que despedirá al 70 por ciento de los empleados de la administración pública federal para reemplazarlos con inteligencia artificial. Ademásintroducirá inestabilidad en la UE y en el precio de las criptomonedas. Tal vez su destino pueda ser similar al de Steve Banon en la primera presidencia de Trump, que solo duró unas semanas en el gobierno. A muchos preocupa que Musk y Peter Thiel puedan ser solo la vanguardia, de un grupo encaminado a subordinar a los empresarios y creadores de Silicon Valley a las políticas de Trump, subordinación que ya ha llevado a cabo con las plataformas digitales de Musk y Zuckerberg e incluso de periódicos como el Washington Post. 

3. Incógnitas

Entre otras muchas incógnitas geopolíticas hay 3 de especial importancia: la política exterior y la política económica y comercial que llevará a cabo el Presidente Trump; la posibilidad o no de aplicar en la UE las interesantes recomendaciones del Informe de Mario Draghi; y la posición que adoptarán China, Rusia y el “Sur Global”, ante una política exterior agresiva de Trump, o bien a elevadas tarifas comerciales que impliquen una grave afectación económica. 

3.1. En nuestra hipótesis 1 hemos afirmado que la Tercera Guerra Mundial comenzó cuando Biden autorizó a Ucrania a lanzar sobre Rusia misiles de largo alcance. El que el conflicto escale o no hacia una Tercera Guerra Mundial (TGM), dependerá de las acciones que adopte Trump en su política exterior.

Desde el inicio de la GRU, Ucrania –inducida por la OTAN que dirige este conflicto en el que Ucrania es solo un “estado vasallo”- ha querido ampliar el conflicto, pues sabe es imposible que gane sola contra Rusia. Esta guerra ha sido una guerra con la OTAN -y por ende con EEUU- desde el inicio. Pero esto solo se ha hecho totalmente evidente al autorizar atacar a Rusia con misiles, poniendo a prueba las declaraciones de Putin con respecto a las armas nucleares. Este paso arriesgado se ha adoptado por la OTAN debido a que sabe que tienen perdida esa guerra. Putin alertó de inmediato: “la escalada constante puede tener consecuencias graves”.

Además, Rusia ordenó levantar la prohibición de despliegue de misiles nucleares y anunció que abandonaba el acuerdo INF sobre armas nucleares de alcance intermedio, que ya EEUU había abandonado en 2019 por iniciativa de Trump. Lavrov recordó que el START (último tratado sobre armas nucleares) expiraba en febrero de 2026.

Ya en nuestro artículo publicado en el libro ¿Hacia la tercera guerra mundial? (El Viejo Topo 2024) hemos analizado las raíces históricas de la guerra de Ucrania (GRU) y su desarrollo hasta el otoño de 2023.

Ahora solo queremos enfatizar algunos aspectos al respecto y recordar que este conflicto se produce en el marco de la derrota global de Occidente, derrota que es analizada con maestría por Emmanuel Todd en el libro del mismo nombre.

La supervivencia de EEUU depende de un adecuado uso y control de sus “aliados”, -moderna forma de vasallaje que ha ejercido en forma muy directa con Ucrania– y de sus protectorados militares de Alemania, y Japón, entre otros, esto es, los derrotados de la Segunda Guerra Mundial.

En los últimos meses han ocurrido hechos de especial relevancia: se lanzó el misil hipersónico Oreshnik por parte de Rusia, en respuesta al uso de misiles occidentales de largo alcance en territorio ruso; se firmó por Rusia un acuerdo de “colaboración estratégica” con Corea del Norte, que implicó la participación inmediata de soldados coreanos en la GRU en los territorios de la zona de Kursk, donde habían penetrado fuerzas ucranianas; y fue derrocado Bashar al Assad en Siria, en una ofensiva de 11 días liderada por el líder rebelde Al Julani (nombre de guerra) -su nombre real es Ahmed Husein al Shara- al frente del grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS), que tiene su origen en la rama siria de Al Qaeda, pero que se ha mostrado moderado y pragmático.

Los beneficiados han sido EEUU e Israel y los perjudicados en la geopolítica han sido Rusia e Irán. Rusia está en conversaciones con los nuevos gobernantes de Siria para conservar sus dos bases militares estratégicas en la costa del Mediterráneo. Irán se ve más afectado, pues ve interrumpida la ruta de sus armas en el Medio Oriente hacia sus aliados de Hamas y Hezbolá.

En resumen: la guerra entre potencias nucleares en Ucrania implica una escala de enfrentamiento nunca vista en la Guerra Fría. Aunque no se envían tropas directamente, los países de la OTAN, y en especial EEUU y Reino Unido, envían ayuda financiera, armas y entrenan a las tropas ucranianas a gran escala. Se trata de algo mucho más grave que una Tercera Guerra Fría. Implica el inicio de una tercera guerra mundial que en cualquier momento podría adquirir carácter nuclear.

3.2. En la hipótesis 2 nos hemos referido a la peligrosa escalada de EEUU y de la OTAN, hacia una competencia geopolítica cada vez más peligrosa entre EEUU y potencias como China y Rusia. La geopolítica imperial de EEUU provocó la GRU y no dejo de dejar pasos para escalarla mediante la OTAN, con el objetivo de debilitar a Rusia para luego atacar a China. Con la presidencia de Trump pudieran producirse pasos para desescalar la GRU, pero nada garantiza esto. La caída de Assad muestra, que afirmar que Rusia tras Ucrania atacará otros países europeos es una falacia. Por falta de efectivos, Rusia no pudo impedir que Assad fuera derrocado por el líder yihadista. 

Esta tercera década del siglo XXI se ha mostrado violenta. Se han producido guerras, no solo en Ucrania y el Medio Oriente, sino también en Etiopía, Myanmar y Sudán. En los 90s y a inicios del siglo XX se avanzó en la solución de conflictos, había una voluntad política al respecto. Ahora no es así. El último acuerdo de de paz de relevancia alcanzado fue el que se firmó en 2016 con las guerrillas colombianas. Hace 30 años, la ONU desempeñaba un papel clave en la solución de conflictos y guerras. Hoy no es así, pues su papel en la GRU, en Gaza y en el Líbano ha sido marginal, no ha podido impedir el genocidio de Israel, apoyado por EEUU, en Gaza y en el Líbano. El regreso de la competencia geopolítica ha convertido las guerras en un conflicto de suma cero. También potencias medias – como Turquía – han mostrado disposición a involucrarse en conflictos. Habría que comenzar a negociar cuando surja un conflicto y evitar su escalada y escuchar todas las partes involucradas en él. Es algo que la ONU lograba en épocas pasadas, pero ya no es así.

En resumen: la proliferación nuclear, la competencia geopolítica y su correlato de guerras y ciber-ataques, aumentan los riesgos globales, en un contexto de multipolaridad nuclear, en que ya no funciona la disuasión del MAD (destrucción mutua asegurada en caso de guerra nuclear) propio de la Guerra Fría y donde por el contrario se incrementan los focos de tensión y la incertidumbre estratégica.

3.3. En la hipótesis 3 analizaremos como EEUU, pese al obvio declinar de su hegemonía, está liderando una cruzada del “Occidente Colectivo” y de un “orden mundial” basado en sus reglas, contra China y Rusia, e incluso contra todos aquellos actores del “Sur Global” que buscan alternativas a su hegemonía en espacios como los BRICS. 

La Guerra de Ucrania se produjo por varios factores cómo hemos analizado en nuestro mencionado libro ¿Hacia la Tercera Guerra Mundial? También autores como Jeffrey Sachs, Mearsheimer, Todd, Poch Feliu, Monereo, Borón y Carlos Eduardo Martins, entre otros, han explicado sus causas. Dicha GRU estalló por: la expansión de la OTAN, y el afán de EEUU de incorporar a Ucrania y Georgia; por el abandono del Tratado de Misiles Antibalísticos por parte de EEUU en 2002; debido a las operaciones de cambio de régimen por parte de EEUU en Serbia (1999), y en Ucrania (2014), mediante el apoyo de un golpe de estado contra el presidente Viktor Yanukovich.

Por otra parte, EEUU, previo a la GRU, desarrolló guerras en Irak (2003), Siria en (2011), y Libia (2011), países aliados de Rusia. EEUU y algunos estados europeos, impidieron que Ucrania implementara los acuerdo de Minsk I y II. Además, envío armas a Ucrania a partir de 2014 y colocó misiles Aegis en Polonia y Rumania. Apoyó, con armas y financiación, los ataques ucranianos en el Donbás después de 2014. EEUU no quiso negociar con Rusia a fines de 2021, cuando Putin presentó un borrador de propuesta de acuerdo de seguridad entre Rusia y EEUU para lograr la paz en Ucrania.

Jeffrey Sachs, diseñador del plan de transición económica tras el colapso de la Unión Soviética, afirmó en una entrevista en septiembre de 2024 que: “EEUU nunca quiso la paz con Rusia sino la prolongación de la guerra fría”.

Según Michael Klare (Sin Permiso, 5 de enero de 2025) “está garantizado que China pondrá al presidente Trump en un difícil aprieto esta segunda vez: puede optar por hacer tratos con Pekín y arriesgarse a verse tachado de apaciguador por los halcones en materia de China de su partido, o puede castigar y cercar aún más a Pekín, arriesgándose a un choque potencialmente violento y posiblemente incluso a una escalada nuclear. La forma en que decida resolver este dilema será sin duda la prueba de fuego más importante de su segundo mandato.”

3.4. En la hipótesis 4, hemos afirmado que la incertidumbre es creciente. El Presidente Trump podría tomar acciones que nos acerquen cada vez más a una TGM de carácter nuclear, o bien pudiera proceder a negociar los conflictos en Ucrania y el Medio Oriente. Podría negociar la paz en Ucrania y permitir a Netanyahu seguir escalando el conflicto en el Medio Oriente. Por otra parte, tampoco sabemos si se adentrará en una guerra de aranceles con China o buscará fórmulas negociadas, políticas y comerciales con este país. 

Estamos ante 4 grandes transiciones que implican incertidumbre:

1. La crisis de las formas tradicionales de gobernanza del “Occidente Colectivo” (Bretton Woods), ONU, OMC, FMI, BM, G7, da paso a la emergencia de Rusia, China y el Sur Global. Se transita del neoliberalismo al proteccionismo. Se busca el desacople y privilegiar las producciones nacionales para depender menos de China y de cadenas de suministro volátiles en Suez y el Mar Rojo. Por otra parte, incrementa esta incertidumbre, que los objetivos de política económica enunciados por Trump, están en contradicción unos con otros: la rebaja de impuestos y la desregulación pueden impulsar el crecimiento (aunque aumentarán aún más la desigualdad), pero los aranceles comerciales (de 60% para China) y las restricciones migratorias (amenaza con expulsar 11 millones de inmigrantes), afectarán el desarrollo económico y generarán inflación. Tampoco se sabe como repercutirá en la economía el proyecto de reducción de gastos del gobierno federal que proponen Elon Musk y Vivek Ramaswany, desde un departamento ad hoc. O cómo afectarán las posibles medidas proteccionistas a China y a la UE, que solo crecerá un 0.8% en 2025 a diferencia de EEUU (2.5) según el FMI. 

2. La globalización de la producción y el comercio de los últimos 40 años, está dando paso a políticas industriales nacionales y al proteccionismo.

3. Las COP para medidas contra el cambio climático, van a la zaga de las emisiones 

4. La digitalización y la IA avanzan a gran velocidad sin regulaciones adecuadas, salvo en el caso de la UE. Esto se agrava al imponer Musk la desregulación, la privatización y la no eliminación de contenidos tóxicos en la red. El hombre más rico del planeta duplicó su fortuna con su respaldo a Donald Trump y aspira a controlar las comunicaciones mundiales a través de su empresa satelital Starlink. Musk es el modelo que Estados Unidos propone para competir con China. 

En resumen: en 2025 aumentarán la inseguridad y la incertidumbre global debido a los conflictos geopolíticos, las tensiones comerciales, los retos climáticos, el incremento de las migraciones y la imprevisibilidad de Trump. 

Distintos índices de riesgo se han hecho eco de esta incertidumbre, como el Economic Policy Uncertainty Index (EPU). Por otra parte, el GPR (índice de riesgo geopolítico) se ha situado en torno a los 150 puntos en 2024 (un 50% por encima de su promedio histórico, de 100 puntos). También The Economist en su número anual “The World Ahead 2025”, enfatiza estos riesgos y la creciente incertidumbre. En general, se habla de 2 posibles escenarios en el terreno geopolítico: uno en que no se encuentren fórmulas negociadas para solucionar conflictos como los de Ucrania, Medio Oriente y Sudán, así como un recrudecimiento de las tensiones entre EEUU y China con respecto a Taiwan y el Mar del Sur de China; y otro en que se alcance la paz mediante negociaciones en los mencionados conflictos y se avance en pasos de distensión, entre EEUU y China, en Taiwan y el Mar del Sur de China. 

En el ámbito de las políticas económicas los ejercicios de prospectiva formulan 2 escenarios: uno en que EEUU imponga tarifas desmesuradas que impliquen una guerra comercial (Trump en la campaña dijo que aplicaría tarifas de un 10% a todos los productos que ingresaran en EEUU, de un 60% en el caso de China y de un 100% en el caso de México), y en el que disminuyan las inversiones; y otro en que se alcancen acuerdos comerciales con China que eviten la guerra de aranceles y que se incrementen las inversiones. También hay una cierta coincidencia en considerar que el periodo que se inicia con la guerra de Ucrania, y el genocidio de Israel y que ahora incluye las incógnitas de la presidencia de Trump, presenta muchos más riesgos, que toda la etapa que va de la caída del socialismo europeo a la Guerra de Ucrania 1989-2022. 

4. Perspectivas de América Latina y el Caribe

Tras el neoliberalismo y el posneoliberalismo, parece iniciarse una “segunda oleada de gobiernos progresistas”. La región no desea ser rehén de la geopolítica imperial de Estados Unidos –que la considera prioridad por sus valiosos recursos naturales y hinterland para su seguridad al ocupar su “patio trasero”– que reivindica Trump; y se beneficia del espacio que brindan actores internacionales alternativos: UE, Rusia y en especial China.

Pero el problema de las izquierdas y los progresismo, es su falta de capacidad para quebrar los condicionamientos previos que imperan en la región: la desestabilización política impulsada por actores y organizaciones no gubernamentales financiadas por EEUU, como la National Endowment for Democracy, entre otras; la polarización social y política que generan las grandes plataformas digitales controladas por la derecha; la propiedad y predominio de las derechas en los medios de masivos de comunicación; la judicialización de la política (lawfare); y el control de los militares y los aparatos represivos por la derecha. A eso se añade elevados niveles de endeudamiento y la debilidad de los estados nacionales en la propiedad y explotación de nuestros recursos estratégicos. A estos factores negativos se añade: el equipo anti-latinoamericano designado por Trump –Marco Rubio y Mauricio Claver Carone– para desarrollar políticas acordes con una resucitada Doctrina Monroe.

Marco Rubio dijo, en una audiencia del Comité de Relaciones Exteriores en 2022, que China estaba ejerciendo influencia económica de una manera que perjudicaba a las economías de nuestra región y que además apoyaba a los carteles que exportan fentanilo y violencia a través de las fronteras estadounidenses. Y afirmó: “Simplemente no podemos permitirnos dejar que el Partido Comunista Chino expanda su influencia y absorba a América Latina y el Caribe en su bloque político-económico privado”.

Esta hostilidad de Rubio está acorde con. declaraciones de la actual jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson.

Por otra parte, en sustitución de los Tratados de Libre Comercio (TLC), comienzan a utilizarse los “Memoranda de Entendimiento para Asociaciones Estratégicas sobre Materias Primas”. En ellos se incluye una lista de 16 “materias primas estratégicas” (como litio y cobre, entre otras) y 24 “materias primas críticas”.

A estos Memorandos y a sus acciones “legales”, podrían añadirse acciones militares, de acuerdo con las recientes declaraciones de Trump acerca de Groenlandia, el Golfo de México, Canadá y el Canal de Panamá.

En resumen: el dilema es que algunas de las izquierdas y de los progresismos, se apoyan en actores geopolíticos –China, Rusia– que no practican la dominación neocolonial como EEUU, pero otros, temen acciones comerciales agresivas, bloqueos, “no pueden” o no quieren desligarse de la hegemonía imperial norteamericana.

Conclusiones

China y los BRICS están desplazando hacia Oriente el centro del mundo. El “Occidente Colectivo”, liderado por EEUU, pretende impedirlo. Esta pugna ha adoptado una dimensión peligrosa en la guerra que libra la OTAN, liderada por EEUU, utilizando a Ucrania contra Rusia para debilitarla y luego atacar a China. Y usando a Israel para imponerse en el Medio Oriente. También se proyecta escalar el conflicto en Asia utilizando la alianza anglosajona Aukus integrada por EEUU, Australia y Reino Unido.

El autorizar Biden que Ucrania pudiera atacar el territorio de Rusia con misiles, fue cruzar una línea roja que marca, a mi juicio, el inicio de la Tercera Guerra Mundial. Dependerá de la política exterior del presidente Trump que se abandone la estrategia agresiva de los neocons, o bien que se siga escalando hasta llegar a la Guerra Nuclear.


https://rebelion.org/el-inicio-de-la-tercera-guerra-mundial/

Francisco López Segrera: profesor e investigador cubano. Doctor en Estudios Latinoamericanos (Sorbona). Vicerrector del  Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI),  Cuba (1974-1988), Ha sido Profesor invitado de las siguientes universidades, entre otras: Oxford, Sorbona, University of California, Los Angeles (UCLA), Berkeley, Stanford, Riverside, Binghamton University, Kunming University of Science and Technology, Salamanca, Politécnica de Cataluña, UNAM, Externado de Colombia. Funcionario de UNESCO entre 1994 y 2002. Es autor de artículos y libros sobre Cuba, prospectiva y relaciones internacionales. Actualmente es Consultor de GUNI, ACUP, Barcelona y Profesor Titular Adjunto del ISRI, Cuba.