domingo, 1 de diciembre de 2024

La única opción de los demócratas

01 de diciembre de 2024 08:36

Mientras se digiere la conmoción por la victoria de Donald Trump, los analistas y los políticos reflexionan sobre lo que significa para el futuro de Estados Unidos y de la política global. Entender por qué una figura tan divisiva y poco calificada volvió a ganar es crucial para los demócratas. ¿Se fueron demasiado a la izquierda y perdieron a los estadunidenses moderados que conforman una mayoría? ¿O es que el neoliberalismo centrista –perseguido por los presidentes demócratas desde Bill Clinton– no ha dado resultado, creando así una demanda de cambio?

A mi entender, la respuesta es clara: 40 años de neoliberalismo han dejado a Estados Unidos con una desigualdad sin precedente (https://on.cfr.org/4g6Ubey), un estancamiento en la mitad del espectro de ingresos (y peor para los que están por debajo) y una caída de la expectativa de vida (https://bit.ly/3CK7Ycz) promedio (subrayada por las crecientes muertes por desesperación (https://bit.ly/4fVAGGb). Al Sueño Americano lo están asesinando y, aunque el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris se distanciaron del neoliberalismo con su abrazo a políticas industriales, como representantes del establishment dominante, siguieron asociados a su legado.

La economía del momento resultó relevante, pero es necesario entender los indicadores mensuales de empleo e inflación en un contexto histórico más amplio. Como destacó la administración Biden en la víspera de la elección, la economía parece fuerte, especialmente si se la compara con otras economías del G-7. Pero esto no fue suficiente. Los estadunideneses no han olvidado que los demócratas dieron rienda suelta al sector financiero (Clinton), luego rescataron a los bancos mientras los propietarios de viviendas y los trabajadores que perdieron sus empleos en la Gran Recesión cargaron con el costo (Barack Obama). Asimismo, fue Clinton quien desencadenó la globalización, creyendo tácitamente en una economía de goteo que terminaría beneficiando a todos. La única diferencia real entre demócratas y republicanos en este sentido es que los demócratas decían sentir la angustia de los que salían perdiendo.

La tragedia es que los norteamericanos parecen haber votado más por la mera perturbación que por cualquier otra cosa. Acosados por la precariedad económica y el espectro de una movilidad social descendente, decenas de millones de ciudadanos votaron por Trump como una manera de “aferrarse al establishment”, y porque muchos parecen creer que les cubre las espaldas.

Pero no es así. El primer mandato de Trump y su campaña electoral de 2024 dejaron muy en claro que no tiene ninguna intención de promulgar el tipo de políticas que necesitan los estadunidenses de a pie. Está a favor de recortes fiscales (https://bit.ly/4fPUhYr) para los multimillonarios y las empresas, del fin de la Ley de Atención Médica Accesible (Obamacare) (https://n.pr/3B7Sij0) y de aranceles (https://bit.ly/3CSfHFA) arrolladores, que en la práctica son un impuesto a los consumidores y a las empresas estadunidenses. Lo más probable es que los aranceles estén plagados de excepciones corruptas, compradas mediante aportes de campaña, y, en cualquier caso, es seguro que provocarán medidas de represalia y una pérdida de puestos de trabajo estadunidenses.

Trump también generará déficits presupuestarios masivos, que derivarán en tasas de interés elevadas y en una menor inversión en el futuro de Estados Unidos. Si él y los republicanos del Congreso siguen adelante con la derogación (https://bit.ly/3Ztd45T) de la Ley de Reducción de la Inflación (que incluye estipulaciones para reducir los precios de los medicamentos bajo receta) (https://bit.ly/41aiZOL) y Obamacare, los ciudadanos encontrarán que tienen un menor acceso a la atención médica y costos más altos.

Todo esto es peor que el neoliberalismo, que al menos pretendía promover mercados competitivos y no distorsionados. Trumponomics es un capitalismo sucedáneo, dirigido por y para los poderosos, y según el principio de que el dinero importa por encima de todo. Los estadunidenses, al parecer, han perdido confianza (https://bit.ly/417JW5p) en sus instituciones y la creencia de que el gobierno los beneficiará. Es el resultado previsible de 45 años de campaña republicana (y demócrata neoliberal), empezando por el famoso comentario (https://bit.ly/414LMUO) de Ronald Reagan de que “las nueve palabras más aterradoras de la lengua inglesa son: ‘Formo parte del gobierno, y estoy aquí para ayudar’”.

Las guerras culturales (https://bit.ly/41a14HW) también han ejercido un papel importante en la victoria de Trump. Su campaña transmitió con éxito el mensaje de que los demócratas están obsesionados con el género, la raza y otras cuestiones sociales en un momento en el que la mayoría de las personas sólo intentan salir adelante. Muchos votantes llegaron a la conclusión de que Trump invertiría, o al menos ralentizaría, el ritmo de los cambios desorientadores que han desafiado jerarquías y roles sociales establecidos desde hace tiempo.

Como los nacionalistas en todas partes, Trump culpa de los problemas de Estados Unidos a fuerzas externas, desde la inmigración hasta el comercio injusto. Pero si bien es cierto que ninguna de estas dos cuestiones se ha gestionado muy bien, las soluciones que propone serían desastrosas para la economía norteamericana y para el mundo. No está claro hasta qué punto lo han entendido sus votantes. La mayoría parece haberse sentido atraída al teatro político. Querían enviar un mensaje de insatisfacción y ahora lo han hecho.

Para los demócratas, ese mensaje debería ser claro: abandonen el neoliberalismo y regresen a sus raíces progresistas en las presidencias de Franklin D. Roosevelt y Lyndon B. Johnson. El partido necesita ofrecer una nueva visión de una sociedad que brinde educación y oportunidades para todos; donde los mercados compitan para producir mejores productos que mejoren el nivel de vida, en lugar de diseñar mejores maneras de explotar a los trabajadores, a los clientes y al medio ambiente; donde reconozcamos que hemos pasado de la era industrial a una economía orientada en torno a los servicios, el conocimiento, la innovación y la atención. Una nueva economía necesita nuevas reglas y nuevas funciones para el gobierno.

Existe una gran diferencia entre esa nueva visión y los retoques ofrecidos por la campaña de Harris (un poco más de financiación de la educación por aquí y unos pocos dólares para ayudar a los compradores de primera vivienda por allá). Articular un programa sólido no será fácil, y ponerlo en marcha sería aún más difícil. Pero el futuro de Estados Unidos depende de que se haga.

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https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/12/01/economia/la-unica-opcion-de-los-democratas-253

*Joseph E. Stiglitz, ex economista en jefe del Banco Mundial y ex presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente de Estados Unidos, es premio Nobel de Economía y autor, más recientemente, de The Road to Freedom: Economics and the Good Society (W. W. Norton & Company, Allen Lane, 2024).

sábado, 30 de noviembre de 2024

Yo soy del Ariguanabo

Por Ángel Valiente (hijo)


Doscientos treinta los años,

San Antonio, que has cumplido;

¡que honor haberte tenido,

San Antonio de los Baños!

Escalaste los peldaños

de la historia nacional,

con tu inmenso manantial

de agua pura y cristalina;

por eso fuiste genuina

cura para cualquier mal.


Posees un veguerío

y de agua una corriente;

por eso precisamente

somos de donde hay un río.

Nunca has estado vacío

de chistes y de cuartetas;

por todas esas facetas

eres cuna de humoristas,

de cantantes y de artistas

y de excelentes poetas.


Tu población asegura

tu valor y patrimonio,

porque decir San Antonio

es decir arte y cultura.

El amor por ti perdura

desde la punta hasta el cabo,

de la Patagonia al Bravo,

porque tus gentes --tus gentes--

dirán, aunque estén ausentes,

¡yo soy del  Ariguanabo!

jueves, 28 de noviembre de 2024

Miriam Ramos, Premio Nacional de Música 2024

Fue en la calle Calzada, cerca de la sede de Teatro Estudio, supongo que a mediados de los 60, en uno de los escasos pases que conseguía -o me tomaba-  durante mi servicio militar. Oscurecía y de un local salían las voces de un coro, interpretando un son, no recuerdo si de Matamoros o de Ñico Saquito. Entre estrofa y estrofa aparecían las improvisaciones, que estaban a cargo de una voz que llamó mi atención. Era un timbre entre mezzo y contralto de un color atractivo, diferente, que se me quedó por su singularidad y afinación. Desde la puerta, que estaba abierta y me asomé, pude distinguir que aquella voz venía de una muchacha delgada y joven, aunque ya con algunas canas. 

Después supe quien era, por supuesto, y la vida nos deparó diversas y hermosas coincidencias musicales. Viéndolo en perspectiva, puedo agregar que toda su trayectoria profesional ha sido de una ejemplar coherencia. Leo que en su primer recital fue acompañada nada menos que por aquel fabuloso pianista llamado Frank Emilio; y recuerdo que uno de sus más recientes trabajos discográficos, con Ernán López-Nussa, es toda una lección de buen gusto interpretativo y repertorio. Paso revista y afirmo que ninguna de sus diversas proyecciones han sido caprichosas y mucho menos arbitrarias. Siempre, tanto como intérprete que como gestora y presentadora de programas, o como actriz, el trabajo de Miriam Ramos ha estado guiado por un sólido concepto cultural. 

Lo único que lamento es que su obra como compositora no haya sido debidamente divulgada, porque todas las canciones que le conozco son preciosas.

Felicidades, querida Miriam.

miércoles, 27 de noviembre de 2024

Entra en vigor alto el fuego entre Israel y Hezbollah

Afp

Beirut. El acuerdo de alto el fuego negociado por Estados Unidos entre Israel y Hezbollah entró en vigor a las 4 a.m. de Beirut (20:00 p.m. CDMX), poniendo fin a casi 14 meses de combates en la frontera norte.

El acuerdo prevé un período de transición de 60 días durante el cual Tel Aviv retirará a sus fuerzas castrenses del sur del Líbano.

Menos de una hora antes de la entrada en vigor del acuerdo, suburbios del sur de Beirut fueron bombardeados, según imágenes divulgadas por AFPTV.

Al menos dos bombardeos fueron visibles en los alrededores de la capital libanesa, poco después de que el ejército israelí llamara a evacuar una zona del centro de Beirut y los suburbios del sur de la ciudad.

https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/11/26/mundo/entra-en-vigor-alto-el-fuego-entre-israel-y-hezbollah-8805

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El alto el fuego entre Israel y Hezbolá arranca con el regreso de miles de civiles a sus casas en el sur de Líbano

Por Antonio Pita

Las primeras horas tras el alto el fuego entre Israel y la milicia libanesa Hezboláse están viviendo en la frontera entre ambos países con relativa calma y sin graves incidentes. Tras 11 meses de guerra, miles de civiles libaneses emprendían esta mañana el regreso hacia sus hogares después de que la tregua se iniciara oficialmente a las cuatro de la madrugada, una hora menos en la España peninsular. El ejército israelí, que ha penetrado seis kilómetros en Líbano desde que comenzó la invasión del país el 1 de octubre, tiene previsto retirarse de manera progresiva durante los próximos 60 días. Mientras tanto, el ejército libanés prepara el despliegue de 10.000 efectivos en la zona de la contienda, tal como contempla el acuerdo. En las carreteras libanesas podían verse cientos de coches abarrotados de familias, colchones y otros enseres, en dirección al sur, limítrofe con Israel. Las autoridades de ambos países han insistido en que aún no es seguro volver a las zonas que han servido hasta ahora de campo de batalla.

El acuerdo de alto el fuego, apoyado por los Gobiernos de Estados Unidos y Francia, tiene cabos sueltos de gran calado, como el hecho de que se permite a Israel que vuelva a bombardear Líbano no solo para responder a posibles ataques, sino cuando considere que Hezbolá incumple el acuerdo. A pesar de todo, las muestras de alivio y regocijo ante la tregua han sido casi unánimes.

En la carretera hacia el sur y hacia Dahiye, el suburbio de Beirut, se veía esta mañana a ciudadanos en motos con banderas de Hezbolá haciendo signos de victoria y con colchones y bolsas grandes colocados encima de los vehículos. En este barrio de la capital libanesa, feudo chií duramente castigado por los bombardeos israelíes en los últimos meses, el ambiente era de victoria esta mañana entre la gente que ha permanecido en el lugar y los que iban llegando. Se oían disparos de rifles para celebrar el alto el fuego. En ciudades como Sidón, Tiro, Baalbek o el valle de la Becá, donde no había llegado a desplegarse el ejército israelí, centenares de personas también han emprendido el camino de vuelta a sus hogares.

El presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, —líder del partido chií Amal y principal interlocutor de Hezbolá para el acuerdo anunciado anoche por Estados Unidos— ha hecho un llamamiento a los desplazados para que “regresen con orgullo a su tierra”, mientras que el ejército libanés pide a los ciudadanos que no se apresuren en volver a las aldeas del sur donde se encuentran desplegadas las tropas israelíes. Berri, ha asegurado que con la tregua se cierra el capítulo “más peligroso” para Líbano, que ahora entra en una “nueva fase” de “esperanza y reconstrucción”.

Por su parte, Sami Abu Zuhri, dirigente de Hamás, ha declarado este miércoles que el grupo “aprecia” el derecho de Líbano a alcanzar un acuerdo que proteja a su pueblo y que espera otro acuerdo que ponga fin a la guerra en Gaza. Las autoridades de Qatar, también expresaron su esperanza de que este entendimiento entre las partes lleve a otra tregua similar en Gaza, donde las víctimas mortales superan ya los 44.000, según Hamás.

https://elpais.com/internacional/2024-11-27/el-alto-el-fuego-entre-israel-y-hezbola-arranca-con-el-regreso-de-miles-de-civiles-a-sus-casas-en-el-sur-de-libano.html

martes, 26 de noviembre de 2024

Partido Comunista de Vietnam afirma valor de reforma de sistema político

 PL: Esta es una tarea crucial, que debe llevarse a cabo de manera urgente y efectiva, y debe basarse en los principios, la Plataforma Política y los Estatutos del Partido, así como la Constitución, las leyes y la práctica, indicó el secretario general del PCV, To Lam, en las palabras de clausura del pleno.

La revisión de la Resolución 18 del Comité Central del XIII mandato (sobre este proceso) debe ser objetiva, democrática y científica, tomar en cuenta las lecciones prácticas y las experiencias internacionales, para garantizar una estructura más ágil y eficaz, sin duplicación de funciones y con mecanismos de funcionamiento claros, señaló.

En ese sentido pidió revisar y reformar las estructuras existentes, eliminar los intermediarios y vincular la racionalización del aparato político con la renovación del liderazgo, la descentralización, el combate al despilfarro, la aceleración de la digitalización y la socialización de servicios públicos.

Es necesario renovar profundamente los procesos de reclutamiento, capacitación, promoción y rotación de funcionarios, establecer mecanismos de selección y atraer a personas talentosas, insistió antes de subrayar que “los cuadros deben tener cualidades y capacidades adecuadas a las exigencias del trabajo”.

To Lam, dijo la agencia de noticias VNA, hizo también hincapié en la importancia de intensificar la reforma de los procedimientos administrativos para crear condiciones favorables a las personas y las empresas. 

La reestructuración del sistema político debe vincularse con el impulso de las tareas socioeconómicas en 2024 y 2025, así como con la preparación de las asambleas partidistas de todos los niveles y el XIV Congreso Nacional del PCV.

Los órganos y unidades deben estar listos para que el nuevo aparato político funcione de inmediato, sin dejar vacíos en el trabajo, asegurando la continuidad y eficacia en las actividades de la sociedad, remarcó.

En su reunión de hoy el Comité Central del PCV acordó reiniciar el proyecto de energía nuclear de la provincia de Ninh Thuan y continuar la investigación del Programa de Energía Nuclear en Vietnam, con el fin de garantizar la seguridad energética nacional y apoyar el desarrollo socioeconómico sostenible.

Además, emitió opiniones para que el Buró Político pueda presentar a la Asamblea Nacional la aprobación de los cargos de ministros de Finanzas y de Transportes, además de elegir a los miembros de su Comité Permanente, al secretario general y al jefe de la Oficina del Parlamento.

El pleno del Comité Central aprobó asimismo expulsar de las filas de la organización a tres ex integrantes de ese órgano por trasgredir las regulaciones del PCV y las leyes del Estado en el desempeño de sus funciones y en la lucha contra la corrupción y la negatividad.

Avaló también que aprobó además que dos de sus miembros, el ex secretario general de la Asamblea Nacional Bui Van Cuong y el secretario del Comité partidista en el Bloque de Órganos Centrales y ex ministro de Transporte Nguyen Van The renuncien a sus cargos en esta instancia, así como a su trabajo.

https://www.prensa-latina.cu/2024/11/25/partido-comunista-vietnam-afirma-valor-de-reforma-de-sistema-politico/

lunes, 25 de noviembre de 2024

Volver a pensar la revolución

Por Juan Carlos Monedero 

Los retos del mundo

Hay consenso entre los "demócratas", esto es, entre la gente que acepta que sus objetivos de vida no deben perder de vista los del resto de la humanidad, acerca de los grandes retos que tiene el mundo por delante. Sin ser exhaustivos, ahí tendríamos:  

(1) el calentamiento global y sus urgencias devastadoras.  

(2) el desarrollo tecnológico, que, principalmente con la Inteligencia Artificial (IA), va a generar un cambio antropológico en términos laborales, de salvaguarda de los derechos individuales, de organización del tiempo y de mantenimiento de la paz. 

(3) la rearticulación geopolítica del mundo y la crisis de gobernanza mundial, con el declive americano y europeo en edad, tecnología, economía y defensa, y el ascenso del mundo BRICS. El crecimiento de las guerras en casi todos los continentes tiene como una de sus explicaciones esta rearticulación que dificulta las relaciones norte-sur tal y como se han desarrollado en el siglo XX.

(4) la lucha contra las desigualdades (de género, clase y raza, tanto dentro de los países como en el ámbito internacional, lo que lleva, entre otros asuntos, a las migraciones). 

(5) el agotamiento de los recursos naturales, incluyendo el agua. 

(6) la pérdida de confianza en la democracia, el auge de la extrema derecha y el crecimiento del iliberalismo, especialmente en las fuerzas de derecha y extrema derecha. 

Revolución o barbarie 

El calentamiento global en verdad expresa una crisis medioambiental general. Ahí está 2014 como el primer año en alcanzar una temperatura 1,5 º por encima de las temperaturas preindustriales; el estrés térmico del sur de Europa (60 días con temperaturas superiores a los 32º); el  calentamiento de los océanos, con un salto exponencial en 2023 y 2024, con el cambio en las corrientes marinas y de aire; el consecuente aumento de tormentas extremas y, al tiempo, de sequías extremas: la emisión mantenida de gases de efecto invernadero (un 8% más en 2024 que en 2015); la reducción de los hielos y el aumento del nivel del mar; la pérdida de biodiversidad, etc. Piénsese que, vinculado a los problemas medioambientales, están el encarecimiento de los alimentos, el riesgo de hambrunas y las epidemias zoonóticas (las que los animales trasladan a los humanos, como en el reciente COVID, y los pasados SAR, ébola, vacas locas, SIDA, etc.). Es evidente que con salidas neoliberales que priman el beneficio en el corto plazo y niegan el problema es imposible solventar estos desafíos. Muy al contrario, se van a agravar. Porque el auge del negacionismo va de la mano de la primacía política de la extrema derecha que, a su vez, apoya el capitalismo extremo. El tándem Trump-Musk es una prueba evidente de esto y de los riesgos para EEUU y el planeta (los estadounidenses son el 5% de la humanidad y emiten el 25% de dióxido de carbono). Los problemas medioambientales son una clara prueba de que no hay solución que no implique soluciones revolucionarias, es decir, que ataquen a la raíz del problemas, novedosas, a favor de las mayorías y que primen el bienestar del conjunto y del futuro de la humanidad por encima de los intereses de las grandes compañías, los fondos de inversión y la proporción de la ciudadanía beneficiada o que está dispuesta a asumir el destrozo porque cuenta triunfar mañana. La alternativa a una solución radical es primar la tasa de beneficio de los multimillonarios al tiempo que se traslada a las mayorías -por ejemplo, en forma de inflación- el costo de no cambiar las cosas. 

Por su parte, el desarrollo tecnológico va a aumentar la brecha entre los países que desarrollen Inteligencia Artificial propia y los que dependan de la IA norteamericana, china, rusa o europea. El uso de la IA, junto con el resto de desarrollos tecnológicos, va a aumentar la vigilancia en manos de gobiernos autoritarios, va a aumentar la condición mortífera de las armas, va a destruir al menos el 70% de los empleos existentes y va a construir monopolios invencibles que van a hacer imposible la competitividad de, prácticamente, cualquier empresa en cualquier país que no cierre su economía. En una dirección contraria, la IA puede hacer real el sueño de la humanidad de trabajar menos horas, repartir la productividad, crear una comunicación libre, veraz, plural y objetiva, mejorar la sanidad, luchar contra las desigualdades, terminar con la corrupción en los Estados, etc. Una salida revolucionaria democratizaría la tecnología. Porque todos estos avances terminarían radicalmente con los privilegios de los que ahora mismos controlan los principales monopolios del mundo (tecnológico, armas, información, finanzas, medicinas, energía, alimentos, auditoria, consultoría y servicios fiscales). 

En cuanto a los cambios geopolíticos, hay hitos que demuestran la decadencia occidental, la evidente crisis de los organismos internacionales -especialmente la ONU-  y los riesgos claros de una nueva guerra mundial (que ya ha empezado, pero que aún no tiene los contornos con los que se piensan estos conflictos, esto es, que afecten directamente a los países más poderosos del planeta). Solo señalar: el desafío económico, comercial y tecnológico a EEUU por parte de China;  la guerra en Ucrania, que es improbable que se hubiera dado sin el avance hacia el este de la OTAN y que ha regresado la guerra en Europa después de 35 años (no olvidemos también la voladura del Nordstrean II  que buscaba disciplinar a Alemania, lo que finalmente lograron y que es causa de su actual recesión); el genocidio en curso en Palestina que se está extendiendo a Líbano, Siria e Irán, junto al veto estadounidense en la ONU a poner sanciones a Israel; la pérdida de influencia de Francia, España, Alemania, Inglaterra, Japón en América Latina, Asia y África, sustituidos por la creciente influencia china, rusa o iraní; la cercana irrelevancia mundial del sistema bancario SWIFT (que le da el control a EEUU de todas las transacciones financieras), del FMI y del Banco Mundial (arrinconados por la creación de organismo homólogos por parte de los países BRICS); la creciente irrelevancia del G7 (claramente sustituido por el G20); o las tensiones migratorias que van a sufrir las envejecidas Europa -desde África- y EEUU -desde América Latina- que, por las presiones política, van a querer solventar vulnerando los derechos humanos de los migrantes. De la misma manera, tanto la entonces responsable del Comando Sur de los EEUU, Laura Richardson, como Musk con el litio o Trump con el petróleo venezolano, han dejado claro que los recursos naturales son necesarios para el modo de vida norteamericano y, por tanto, enajenables a través del simple despojo. Si esto ha sido evidente en la invasión de Irak o de Libia y en el acoso a Venezuela, podemos imaginar que se incrementaría en el caso de una crisis que afectara al agua. 

Cuanto peor no es mejor 

La solución a estos cambios puede ser revolucionaria, es decir, si se rompe la hegemonía de siglos de Occidente. Pero es difícil creer que los que pierdan privilegios no fuercen, usando su fuerza militar, para mantenerlos. Todo esto confluye con el aumento de las desigualdades dentro de los países y en el mundo. La globalización ha golpeado a los sectores populares de occidente (no así en China) y el presumible repliegue proteccionista norteamericano va a dejar más abandonados a los países retrasados. Propuestas como las de EEUU de aplicar la IA al Estado norteamericano van a ir, de la mano de Elon Musk, en la dirección neoliberal de construir un Estado al servicio de las empresas, no a favor de la ciudadanía pobre (a la que Trump quería impedir incluso que votaran). La ausencia de sindicatos fuertes y el abandono por parte del Partido Demócrata de la clase obrera no parece que prometan grandes avances para los trabajadores. Y algo similar puede enunciarse para Europa, donde una parte de los sectores populares están yéndose a la extrema derecha. Por eso, la salida aquí sólo puede ser también revolucionaria. También aquí se hace evidente la elección entre "socialismo o barbarie". 

Todo esto nos lleva a la crisis de confianza en una democracia que está muy lejos de merecer ese nombre. Por un lado, porque, como venimos diciendo, lo que realmente tenemos son gobiernos representativos, donde la Constitución, que es la encargada de garantizar la armonía del conjunto ha renunciado a ese objetivo. Muy lejos de juzgar para reducir las desigualdades, el poder  judicial es un brazo del privilegio antes que una herramienta de la igualdad y la libertad de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas. Incluso, con el lawfare, con la guerra judicial, se ha convertido en muchos países en un partido judicial que trabaja para la derecha sin presentarse a las elecciones. Y por otro, porque la idea liberal de pretender que de la confrontación entre partidos que representan intereses diferentes va a conseguir el interés colectivo es ciencia ficción. Tenía sentido en el marco de la teoría liberal, cuando sólo eran ciudadanos los burgueses propietarios, de manera que el Parlamento era una suerte de abogado matrimonial que solventaba los conflictos particulares de la burguesía para garantizar sus intereses conjuntos. También se acercó cuando, después de la Segunda Guerra Mundial, sindicatos y partidos de izquierda doblaron el brazo al capital tras la derrota de una derecha que se había hecho fascista y que dejó  un saldo de más de 50 millones de cadáveres. Pero el modelo neoliberal desplegado con la crisis del keynesianismo tras la crisis de 1973 tuvo como principal logro ideológico un sentido común que ganó para su casa, por un lado, a la socialdemocracia con la tercera vía, y por otro, al mundo del trabajo con la promesa aspiracional del consumo y el cuestionamiento de lo colectivo y público. Basta un ejemplo: ¿alguien piensa sinceramente que de la confrontación entre el Partido Demócrata y el Partido Republicano -fagocitado además por el millonario Donald Trump- va a salir el interés conjunto de los y las norteamericanas?  

Trump es el primer presidente condenado de los EEUU. Ser un ladrón, un mentiroso y consumidor de prostitución no es un problema para alcanzar la más alta magistratura en las democracias occidentales (en España, el líder de la oposición veraneaba con un narcotraficante y su potencial sustituta dejó morir a 7291 ancianos en residencias al tiempo que ayudaba a que sus familiares y pareja se enriquecieran). Es imposible que la izquierda gane unas elecciones en los EEUU, igual que en tantos otros. Y cuando se gana, gobernar es un deporte de alto riesgo, cuando no una actividad prohibida. Con las armas melladas de lo existente es imposible transformar nuestras sociedades para lograr, ya no profundizar la democracia sino simplemente mantener sus condiciones mínimas. Sin una repuesta revolucionaria -no violenta, sino radical en su petición transformadora- la democracia se muere, bien en manos de la extrema derecha, bien derivando en formas autoritarias que vacíen la formalidad democrática liberal en nombre de la búsqueda de la igualdad material (modelo chino, por ejemplo, que tiene un enorme apoyo popular en el país). 

La revolución será democrática o no será 

Sin politizar la sociedad no hay solución. Y sin hacerlo con radicalidad, le ocurre como al ecologismo sin política, que se convierte en jardinería. Cualquier "-ismo" sin política transformadora es maquillaje que tiende a desactivar la potencia transformadora de las reivindicaciones.

Las revoluciones tienen que ser, por tanto, democráticas, de manera que se eviten los excesos propios de los grandes cambios, que terminan alimentando la contrarrevoluciónLa revolución viene con el reformismo (lo que Deng Xiaopin llamaba "cruzar el río tanteando las piedras") y con la rebeldía (la horizontalidad libertaria que sostiene la idea de partido-movimiento). Solo siendo revolucionarios, reformistas y rebeldes podemos luchar con la contradicción de disputar el Estado y, al tiempo, heredar invariablemente Estados que llevan inercias enormes de clase, género y raza.

Como en una suerte de tautología, todas las soluciones reales son revolucionarias precisamente porque pasan por reinventar la democracia de manera participativa. Todas las soluciones reales para la democracia en el siglo XXI son respuestas revolucionarias: el decrecimiento, la paz interna y externa, el fin del patriarcado, la integración de los inmigrantes, el derecho a la vivienda, la renta básica universal, la cooperación tecnológica, la creación de un nuevo orden comunicacional, la conversión en medios públicos -no estatales, sino públicos- de las redes sociales, la democratización de Naciones Unidas, la creación de partidos-movimiento, la participación política directa, el fin de los paraísos fiscales y la tributación progresiva de las empresas, la regulación de las multinacionales y los fondos de inversión, etcétera.  

Por eso, volver a pensar en la revolución es la única forma de conservar la democracia. Es la idea revolucionaria la que puede "prestarle su voz al sufrimiento". Aunque produzca vértigo asumir que estamos trabajando políticamente con herramientas incapaces. Tenemos que ser reformistas, rebeldes y revolucionarios. O la izquierda vuelve a pensarse también como revolucionaria, que es la gran olvidada hoy de las almas de la izquierda, o seguirá siendo una mera gestora de un sistema que condena a la depredación medioambiental, a la guerra, a la ignorancia, la enfermedad y, en suma, a las desigualdades. 

https://blogs.publico.es/juan-carlos-monedero/2024/11/24/volver-a-pensar-la-revolucion/?doing_wp_cron=1732450393.2463428974151611328125#md=modulo-portada-fila-de-modulos:4x15-t2;mm=mobile-medium

domingo, 24 de noviembre de 2024

En la única unidad que trata a los grandes quemados de la guerra en Líbano: “Nunca habíamos visto tantos pacientes ni tan graves”

 Texto y fotos Trinidad Deiros

Tenían el coche cargado para escapar. Pero, mientras Fátima preparaba el desayuno, sus hijas, Rahaf, de siete años, e Ivana, de 22 meses, salieron a jugar al balcón de su casa en Deir Qanun en Nahr, cerca de Tiro, en el sur de Líbano. Un misil israelí cayó entonces muy cerca y el fuego envolvió a las niñas. Fátima y Mohamed, su marido, se precipitaron a la terraza. El padre agarró a Ivana y saltó con ella a otro balcón del edificio; la mujer alcanzó a Rahaf y corrió hacia la puerta de la casa, pero estaba atascada y no pudo abrirla. Desesperada, Fátima tiró a su hija por una ventana y luego saltó ella. Era un primer piso y sobrevivieron: los padres, ilesos; las niñas, con quemaduras. Rafah, en el rostro y las manos; Ivana, en más del 70% de su cuerpo y de tercer grado.

La casa, el coche y la vida que hasta entonces había tenido la familia de Ivana Skaiki desaparecieron ese 23 de septiembre. En esa jornada, la más mortífera hasta ahora de la guerra abierta de Israel en Líbano, los bombardeos mataron a casi 600 personas. Mohamed, carpintero, y Fátima, ama de casa, huyeron con lo puesto y con sus hijas malheridas. Ambas ingresaron en un hospital de la región de Chouf, al sureste de Beirut. Ivana, al borde de la muerte, fue trasladada dos semanas después a la única unidad de grandes quemados de Líbano: la del Hospital Libanés Geitaoui de Beirut de las Hermanas Maronitas de la Santa Familia.

Ivana “no se movía, no hablaba”, recuerda Fátima. Ingresó inconsciente, con las quemaduras infectadas y sin vendar y con fiebre, recuerda el enfermero Tony Zeaiter, que describe la evolución de esta niña como “un milagro”. Menos de dos meses después, Ivana, con la cabeza y medio cuerpo aún vendados, da palmas en su cama de la planta de pediatría del hospital. Los injertos de piel que le han hecho “han arraigado al 100%”, celebra el enfermero.

La niña Ivana Skaiki el 6 de noviembre de 2024












La niña pasó antes varias semanas en el sótano del hospital. La enfermera jefa de la unidad de grandes quemados, Leny Mehanna, abre con una tarjeta unas puertas automáticas en la planta -3. En un recinto esterilizado, médicos, enfermeros y residentes —el Geitaoui es un hospital universitario— trabajan en una estancia rodeada por habitaciones ocupadas por víctimas de los bombardeos israelíes.

En uno de esos boxes, el paciente es un niño pequeño, vendado de la cabeza a uno de sus pies. Tiene cuatro años, una pierna amputada por la mitad del muslo y el 25% de su cuerpo con quemaduras de tercer grado. “Necesitará trasplantes de piel en la cara y en el cuello”, explica la enfermera. Luego cuenta que el bombardeo que dejó al niño así mató además a su madre.

Como ese paciente pediátrico, a menudo los grandes quemados de esta guerra ingresan en este servicio en un estado catastrófico. No solo por las quemaduras, describe la sanitaria, sino además “con graves politraumatismos, hemorragias cerebrales, fracturas abiertas y metralla”.

— ¿Por dónde empiezan al ver a una persona en ese estado? ¿Qué es lo primero que hace usted?

— Rezar.

Y, mientras lo dice, la enfermera se santigua.

Unos gritos mezclados con llanto llegan de otro de los cuartos. Una mujer en la treintena yace allí con gran parte de su cuerpo cubierto por las vendas. Su cara está quemada y la piel de sus nudillos parece muerta, reseca, con manchas oscuras. Esa paciente trató de proteger con esas manos a su hijo de cinco meses en otro bombardeo, relata la enfermera. El niño “murió al llegar al hospital”.

Cuarto grado

Algunos pacientes ingresan cuando ya nada se puede hacer por ellos, solo aliviar su dolor. El cirujano plástico y reconstructivo Ziad Sleiman recuerda a un joven herido en un bombardeo que llegó con quemaduras de cuarto grado en ambas piernas. Ese grado, el más grave, indica que la quemadura ha arrasado la piel, los músculos, los tendones y nervios hasta llegar al hueso; que lo que el fuego ha consumido ha quedado como “la madera”.

— ¿Tuvieron que amputar?

— Amputar no. Desarticular.

Desarticular un miembro quiere decir desprenderlo entero desde la articulación que lo une al cuerpo; en el caso de las piernas, desde la pelvis.

No hubo que hacerlo. El joven murió antes, explica este cirujano de 54 años. Las quemaduras de cuarto grado son poco frecuentes en circunstancias normales, asevera Sleiman, porque “cuando se queman, las personas siempre tratan de escapar como sea de las llamas”. De la explosión de un misil es imposible huir. Entre los grandes quemados que el personal del Geitaoui ha tratado estas semanas, un número elevado sufría quemaduras de tercer y cuarto grado. A este hospital han llegado desde septiembre víctimas de bombardeos con hasta el 95% de su superficie corporal abrasada.

Un bombardeo israelí causó quemaduras de tercer grado en el 70% del cuerpo de Ivana Skaiki. El 8 de noviembre ella cumplió 2 años











“Nunca habíamos tratado a tantos grandes quemados ni tan graves”, confirma el director médico del hospital, el doctor Naji Abi Rached. Aun así, subraya, la tasa de supervivencia de los pacientes de la unidad que los asiste “es del 84%”. Uno de cada cuatro de esos heridos eran niños. Una “cifra enorme”, lamenta.

A mediados de septiembre, el hospital había activado ya una célula de crisis con el Ministerio de Sanidad libanés en previsión del inicio de la guerra. La afluencia masiva de pacientes empezó el 17 de septiembre, cuando Israel hizo estallar miles de buscas y walkie-talkies de libaneses supuestamente relacionados con el partido-milicia chií Hezbolá, a quien ha designado como su enemigo en Líbano. El 23 de septiembre, empezaron los bombardeos masivos. Desde entonces, el personal del Geitaoui ha tratado a “decenas” de grandes quemados, relata el doctor Abi Rached.

Los heridos que salen adelante afrontan algo más que las secuelas funcionales, físicas, estéticas y psicológicas que dejan las quemaduras graves. Cuando reciben el alta, algunos no tienen ya a dónde regresar. Como les sucedió a los padres de Ivana, los ataques israelíes han destruido sus casas. El hospital ha dado cobijo temporal a varios de ellos, incluso una vez curados. En Líbano, la guerra ha desplazado a 1,2 millones de personas, uno de cada cinco habitantes del país.

Un barco que se hunde

Desde el despacho del doctor Abi Rached se ven las grúas rojas y azules del cercano puerto de Beirut. Este cardiólogo formado en Francia explica que, como otros de sus compañeros, ha declinado ofertas para trabajar en Europa. Si no se ha sumado a la fuga de cerebros que la guerra amenaza con aumentar es por “no abandonar ese barco que podría hundirse en la tempestad”. Ese “barco” es Líbano.

La historia del Hospital Geitaoui se mira en el espejo de la de su país. Fundado en 1927, antes de la independencia libanesa (1943), este centro ha sufrido “la sucesión de crisis” que han sacudido a la pequeña nación árabe, reflexiona el doctor Pierre Yared, su codirector general. La unidad de grandes quemados se creó en 1992, dos años después del final de la guerra civil, cuando el personal del centro se percató de que muchos de los heridos de ese conflicto habían sufrido quemaduras. Hasta 2000, el sur de Líbano estuvo ocupado por Israel y, en 2006, el hospital trató a víctimas de la guerra y la invasión israelí de ese año.

En 2019, llegó la devaluación del 90% de la moneda libanesa y el corralitobancario. Un año más tarde, la pandemia de la covid-19. En agosto de 2020, el hospital quedó semidestruido por la explosión nunca aclarada de un depósito de nitrato de amonio en el cercano puerto de Beirut. El enfermero Tony Zeaiter resultó gravemente herido. Nunca ha sido indemnizado. Tampoco el hospital, que se reconstruyó gracias a donantes privados. Y ahora, “esta guerra contra Líbano”, asevera el doctor Yared.

Israel sostiene que su guerra no es contra Líbano, sino solo contra Hezbolá, que en octubre de 2023 empezó de nuevo a lanzar cohetes al norte de Israel en solidaridad por la guerra de Gaza. Pero las cifras oficiales de muertos, que superan desde entonces los 3.600, los más de 15.000 heridos y el alcance de la destrucción del país desmienten ese argumento. “Los niños heridos que tenemos aquí no son milicianos”, apunta el codirector del Geitaoui.

Mientras el médico habla, la luz se apaga. La electricidad de la red del Estado es aquí un regalo, inesperado porque casi nunca llega. Los libaneses —y este hospital— se alumbran gracias a generadores y compran el combustible que los alimenta. Solo esa factura asciende en el Geitaoui a unos 200.000 dólares (186.000 euros) mensuales.

El Estado libanés, en ruinas, no sufraga ni la mitad del coste del tratamiento de los grandes quemados de la guerra. Solo abona —“y con retraso”— 450 dólares (426 euros) de un mínimo de 1.000 diarios (unos 926 euros) por paciente, explica el doctor Yared. También las aseguradoras médicas están dilatando los pagos al hospital. Muchos libaneses, sin trabajo y desplazados, no pueden costear las cuotas de sus seguros médicos.

El Geitaoui es un centro privado con fines no lucrativos, recalca su otra codirectora, la religiosa Hadia Abi Chebli, pero lo que está en juego ahora es su supervivencia. El doctor Abi Rached advierte de que la unidad de grandes quemados solo podrá funcionar “un mes o dos” más si no llega ayuda económica internacional.

En la planta de pediatría, Mohamed, el padre de Ivana, muestra en su móvil imágenes del antes y del después del bombardeo y de esa vida que se esfumó el 23 de septiembre. El antes son las fotografías y vídeos de Ivana y de su hermana Rahaf, dos niñas sanas, en apariencia felices, jugando y cantando. Ivana sonreía ante la cámara con la tez intacta y una aureola de rizos oscuros.

El después es “el horror”, musita Mohamed. La niña herida, con la piel como un mapa por las quemaduras. Su cara y sus manos profanadas por la explosión; su dolor y su cuerpo vendado. Esos vendajes cubren aún su cabeza y uno de sus brazos. Su madre aparta la mirada para no ver las cicatrices cuando los sanitarios se los cambian. El 8 de noviembre, Ivana cumplió dos años. Los médicos estaban a punto de darle el alta.

sábado, 23 de noviembre de 2024

Bakú: La cumbre del clima se atasca en un caótico final de las negociaciones sobre la financiación

Por Manuel Planelles

 La cumbre del clima que se celebra en Bakú, capital de Azerbaiyán, acumula ya un retraso de más de un día sin un acuerdo sobre la financiación climática a la vista. La llamada COP29 debería haber terminado a las 18.00 (las 15.00 hora de España) del viernes pasado, pero los negociadores de los países participantes en esta cita siguen este sábado enfrascados en las discusiones sobre quién debe aportar los fondos para que los países con menos recursos puedan reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y también protegerse frente a los impactos de un cambio climático del que son los menos responsables. La conferencia se adentra en un final que varios de los negociadores califican ya de caótico por la opaca forma de llevar las conversaciones de la presidencia y por no haber entrado en materia hasta el tiempo de descuento.

Esa presidencia de la COP29, que lleva la batuta de las discusiones, está en manos de Azerbaiyán, al ser el país anfitrión. La tarde de este sábado ha convocado a los representantes de los 200 países presentes aquí para mostrarles una nueva propuesta de pacto ante el rechazo generado por el anterior borrador. Varios de miembros de los equipos negociadores se han quedado fuera de la reunión. Mientras el reloj avanza, cerrar con éxito la cita se vuelve más complicado: muchos países tienen sus vuelos de vuelta previstos para la noche de este sábado y la mañana del domingo. Y el riesgo de que la reunión se tenga que cerrar en falso por falta de quorum aumenta, como ocurrió en la cumbre de biodiversidad en Colombia hace unas semanas.


El debate de la financiación es uno de los más complejos en las negociaciones climáticas, y llega ahora en un momento convulso por el ascenso de los populismos de derechas, muchas veces negacionistas, en EE UU y en varios países europeos. La UE y Estados Unidos son históricamente los grandes financiadores climáticos, es decir, los que han movilizado a través de ayudas públicas y créditos de todo tipo los fondos para ayudar a los países en desarrollo. Hasta ahora, la meta que había de financiación era movilizar 100.000 millones de dólares anuales. Y en esta cita de Bakú se debía actualizar al alza esa cifra.


Hasta dónde llega esa cantidad es uno de los debates centrales. Pero no se ha empezado a hablar de números —por la reticencia del bloque de países desarrollados— hasta el último minuto. La presidencia de la cumbre difundió un borrador en el viernes por la tarde en el que proponía que la financiación climática global escale hasta llegar en 2035 a 1,3 billones de dólares anuales. Pero esa cantidad debería proceder de todo tipo de fondos públicos y privados sin especificar. El borrador concretaba una obligación concreta para las naciones desarrolladas: deberán movilizar 250.000 millones anuales, también para 2035, una cifra que es vista con buenos ojos por los negociadores de los países desarrollados, que recalcan que con esta cantidad se multiplica por 2,5 el objetivo actual (esos 100.000 millones).


Sin embargo, ni a las naciones en desarrollo ni a las diversas asociaciones de activistas contra el cambio climático les parece suficiente ese importe. 

Durante la noche del viernes y gran parte del sábado han seguido los contactos entre los países y con la presidencia de la COP26. Pero no ha sido hasta la tarde del sábado que se les ha presentado a puerta cerrada una nueva propuesta. La presidencia está siendo criticada por la forma un tanto oscura de llevar las conversaciones, y de hecho, un grupo de estados insulares se ha levantado en mitad de la reunión al no sentirse representados en las negociaciones. “Tenemos un problema”, ha admitido la ministra colombiana de Medio Ambiente, Susana Muhamad.


Tras el borrador del viernes, y ante las críticas de las naciones llamadas a recibir esos fondos, algunos países desarrollados han propuesto aumentar de 250.000 a 300.000 millones de dólares el dinero que movilizarían. A esa cifra el llamado G-77 —donde están representado más de 130 países del sur global— ha respondido pidiendo que ascienda hasta los 500.000 millones y para 2030, según ha informado el enviado especial del clima de Panamá, Juan Carlos Monterrey, quien se ha quejado de que el proceso “no ha sido transparente”, quien también ha hablado de un final “caótico”. 


Pero el problema no es solo de cantidad, también de cómo se movilizan esos fondos, si con prestamos, con ayudas a fondo perdido, a través de los bancos de desarrollo, vía presupuestos... Y la ausencia de textos claros sobre los que discutir dificultaba las negociaciones.


La presidencia, además de convocar a las partes sobre las 16.00, ha anunciado el teórico plenario de cierre para las 19.00, aunque las fuentes de la ONU consultadas creen que se alargará todavía más. Mientras, resuenan los gritos de los activistas conminando a los países con menos recursos a rechazar el pacto si no es lo suficientemente sólido y la cantidad acordada lo suficientemente alta. “Un no acuerdo es mejor que un mal acuerdo”, proclaman.


A esta cumbre se ha llegado con un panorama internacional muy complicado debido al avance de unos populismos de derechas que, además de negar el cambio climático en muchos casos, tienen a la lucha internacional contra el calentamiento en el punto de mira. EE UU está a punto de vivir la vuelta de Donald Trump, que ya sacó a su país del Acuerdo de París. El presidente argentino, Javier Milei, ordenó a los negociadores de su país la primera semana de cumbre que regresaran a casa. Y en el corazón de la Unión Europea el avance de la ultraderecha también está debilitando las políticas climáticas.

Muchos de los negociadores siente la presión por cerrar el acuerdo de financiación en esta cumbre, ante la perspectiva de que el año que viene sea todavía más complicado afrontar este complicado debate. “La gran lucha es la cifra pero no nos podemos ir de Bakú sin un acuerdo. Bakú no se puede convertir en Copenhague [en referencia a la fracasada conferencia de 2009 en la ciudad danesa] porque sería una herida fatal al multilateralismo”, resume el representante panameño Juan Carlos Monterrey.

https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2024-11-23/la-cumbre-del-clima-se-atasca-en-un-caotico-final-de-las-negociaciones-sobre-la-financiacion.html