lunes, 30 de septiembre de 2019

Pensando como país sin miedo a la coyuntura

Por Miguel Díaz-Canel Bermúdez

“Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen. Y la pelea del mundo viene a ser la de la dualidad hindú: bien contra mal”.
¿Quién no ha recordado esa frase de Martí en estos días desafiantes en que el adversario aprieta el cerco con renovadas esperanzas de rendirnos y lo mejor de Cuba se levanta para enfrentarlo, mientras otros trafican con el malestar y las carencias?
Los primeros, perceptible y poderosa mayoría, elevan la autoestima nacional y energizan más que cien barcos de combustible.
Los he visto en nuestros recorridos por el país. Hombres y mujeres, jóvenes, niños o ancianos, que siguen las noticias, analizan contextos, condenan el abuso y ofrecen sus ideas, esfuerzos y hasta chistes, para enfrentar el indiscutible mal rato que la nueva vuelta de tuerca del imperio prepotente y abusador nos impone.
Ellos están en el bando de los que aman y fundan. Pesando en ellos hemos convocado a pensar como país, con la convicción de que es inagotable la fuente de la inteligencia colectiva.
Hemos convocado a pensar distinto, a ser proactivos, a distinguir las potencialidades del tiempo que vivimos, cualitativamente diferentes, como también lo son los seres humanos, en comparación con otras etapas, no solo porque han pasado los años, sino porque en su transcurso se transformaron el mundo, el país y los cubanos con ellos.
Cuando llamamos a rescatar experiencias de los años más difíciles, a desempolvar prácticas de ahorro y eficiencia del Periodo Especial, lo hacemos pensando en todo lo que entonces aportó la inteligencia colectiva y que erróneamente desechamos en cuanto pasó el peor momento.
Estamos convencidos de que esa búsqueda tiene que tomar en cuenta los nuevos contextos, los avances tecnológicos, los aportes del conocimiento en unos de los periodos más dinámicos de la civilización humana, y no solo en cuanto a lo que hemos avanzado como especie, también en cuanto a lo que hemos perdido bajo el empuje consumista y depredador del sistema capitalista.
No le tememos a las palabras, como no le tememos al desafío. Todo cambia, excepto los principios. En primerísimo lugar la decisión de preservar la soberanía y la independencia nacional y de defender el socialismo, la justicia social, la solidaridad y el internacionalismo al que debemos nuestra propia existencia como nación.
Algo más no cambia: la obsesión del imperio por castigar “el mal ejemplo de Cuba”.
Quizás por eso algunos han cuestionado el término coyuntural con el que hemos descrito la situación energética. En las inciertas condiciones en que opera el mercado internacional de los combustibles y bajo la enfermiza persecución financiera del bloqueo que padece Cuba, lo coyuntural puede sugerir optimismo excesivo, pero no fijar límites a esa situación habría sido innecesariamente pesimista e irresponsable.
Lo que no podíamos hacer de ninguna manera era callar frente a un escenario impuesto por una escalada en la hostilidad del imperio hacia Cuba por nuestra solidaridad con Venezuela.
Lo que debíamos y podíamos hacer era informar de modo amplio y transparente, nuestro plan contra el plan del enemigo. Un Gobierno serio y responsable tiene ese deber con su pueblo.
La situación se ha ido remontando hasta hoy sin tener que recurrir a los apagones. El bando de los que aman y construyen lo ha hecho posible.
En el bando contrario, los del odio tratan de deshacer lo que hacemos, llenos de rabia ante la respuesta popular claman porque los barcos no lleguen, porque las luces se apaguen, porque el cerco se cierre, porque la Cuba independiente y digna se rinda o se muera. Se alegran de cada nueva medida dirigida a reforzar el Bloqueo. Sueñan con la invasión a Cuba.
Como el Caín bíblico, hay quienes escriben, hablan y hasta chillan en las redes sociales, por unas monedas del millonario botín destinado a la subversión contra Cuba. Cada minuto de nuestra resistencia les permite venderse.
No hay peor precio que capitular frente al enemigo que sin razón, ni derecho, te agrede, escribió Fidel (1) . ¡Qué vigente su frase! Tanto como la de Almeida, con la que arrancamos y sostenemos esta pelea. Coyuntural o permanente el ataque: “Aquí no se rinde nadie…” La última palabra la pone el pueblo.
Fuente: https://www.presidencia.gob.cu/es/noticias/pensando-como-pais-sin-miedo-a-la-coyuntura/ 

jueves, 26 de septiembre de 2019

26 de set de 1969 (viernes), hace medio siglo.

Son todavía las 2 de la tarde, pero es un día explosivo. Llegué a las 10 de la mañana al muelle y, en efecto: zarpábamos. Héctor me despidió y no puedo describir la emoción de la partida: ver el “Playa” moverse por primera vez, sentirlo tronar debajo, desbaratando la pesadez del agua. Pero fondeamos en medio de la bahía. Nadie sabía por qué, aunque ya yo tenía algún indicio. Parece que cambiamos el rumbo: ¡¡África!! ¡¡Cojones, qué suerte, qué maravilla, qué aventura!!

Vinieron los fotógrafos a tomarnos las fotos para los pasaportes. La tripulación cambió el ánimo como por magia (hasta yo) y es lógico: no es lo mismo meterse cuatro meses en Terranova sacándole al mar pescado que cruzar el Atlántico y arrancar para África o Canarias o las Azores (porque no se sabe bien el rumbo). También parece que la duración del viaje se ha extendido un poco: ¡12 meses! Pero al carajo: Si vale la pena –como le dije al 3er oficial Jorge Soto–, me disparo no 12 meses sino 24.

Esta nueva posibilidad, la fabulosa posibilidad de ver África con mis propios ojos, cambia el mundo. No tengo tinta ni papel para explicar lo que esto significa.

El cabrón de Vicente se va a arrepentir mil años por toda la mierda que se dejó meter en la cabeza por Kety.

Si Pablo estuviera aquí…

Cuando se enteren en La Habana, explotan. Ojalá Alfredo no se encabrone. Seguro a León le gusta. Mi madre se muere. Pronto pasaré cables.

Judith... ¿qué pasará con ella?

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Por la noche canté y después hablé con Alexis. En efecto, vamos rumbo a África. Desembarcaremos en Canarias o en Palma de Mayorca. Esto será dentro de 4 meses aproximadamente. De ahí iremos para Alemania, donde estaremos un mes y pico. No sé si haré todo el viaje. Si me aburro mucho o me apendeja el mar, no.

Cogí la primera nota, con “5 Años”, en el camarote de Luis, el mayordomo. A esta gente le encanta la curda. Me siento como en casa.

Zarpamos del fondeo como a las 9 y media, pero no hicimos más que salir de la bahía cuando nos hicieron señas de que regresáramos. Estaban haciendo prácticas de artillería. Me jodió regresar. A las 12 y media entramos de nuevo frente al Morro. Me acosté derrotado, esperando que en la mañana leváramos ancla bien tempranito.
Der a izq: Rafael (cocinero), Alexis (capitán), Jorge Soto (3er oficial), yo y un cro de máquinas.


lunes, 23 de septiembre de 2019

Acerca del alma

Por Aristóteles

LIBRO PRIMERO 
CAPÍTULO PRIMERO (FRAGMENTO)

En que se recorren minuciosamente las múltiples cuestiones con que ha de enfrentarse el presente estudio en torno al Alma

Partiendo del supuesto de que el saber es una de las cosas más valiosas y dignas de estima y que ciertos saberes son superiores a otros bien por su rigor bien por ocuparse de objetos mejores y más admirables, por uno y otro motivo deberíamos con justicia colocar entre las primeras la investigación en torno al alma. Más aún, parece que el conocimiento de ésta contribuye notablemente al conjunto del saber y muy especialmente al que se refiere a la Naturaleza: el alma es, en efecto, como el principio de los animales. Por nuestra parte, intentamos contemplar y conocer su naturaleza y su entidad así como cuantas propiedades la acompañan: de éstas las hay que parecen ser afecciones exclusivas del alma mientras que otras parecen afectar además, y en virtud de ella, a los animales como tales(1). En cualquier caso, y desde todos los puntos de vista, resulta dificilísimo llegar a tener convicción alguna acerca de ella. Pues al ser esta investigación —me refiero a la investigación en torno a la entidad y la esencia— común también a otros muchos tratados, cabría pensar que existe un método único para todos y cada uno de aquellos objetos cuya entidad queremos conocer, como ocurre con la demostración en el caso de los accidentes propios; de manera que resultaría necesario investigar semejante método. Si, por el contrario, no existe un método único y común en torno a la esencia, entonces el empeño se hace más difícil todavía, puesto que será necesario determinar cuál es el modo de proceder adecuado para cada caso. Pero una vez aclarado esto —si se trata de demostración o de división o incluso de cualquier otro método— la cuestión da lugar aún a múltiples dificultades y extravíos en lo que se refiere a cuáles son los principios de que ha de partir la investigación: y es que los principios son distintos cuando son distintos los objetos, como ocurre con los números y las superficies. 

Resulta, sin duda, necesario establecer en primer lugar a qué género pertenece y qué es el alma —quiero decir si se trata de una realidad individual, de una entidad o si, al contrario, es cualidad, cantidad o incluso cualquier otra de las categorías que hemos distinguido— y, en segundo lugar, si se encuentra entre los seres en potencia o más bien constituye una cierta entelequia. La diferencia no es, desde luego, desdeñable. Pero además habrá que investigar si es divisible o indivisible e igualmente si todas las almas son de la misma especie o no y, en caso de que no sean de la misma especie, si se distinguen por la especie o por el género. Ocurre, en efecto, que cuantos actualmente tratan e investigan acerca del alma parecen indagar exclusivamente acerca del alma humana. Ha de tenerse cuidado, pues, no vaya a pasarse por alto la cuestión de si su definición es única como la del animal o si es distinta para cada tipo de alma, por ejemplo, del caballo, del perro, del hombre, del dios —en cuyo caso el animal, universalmente considerado, o no es nada o es algo posterior—. E igualmente por lo que se refiere a cualquier otro atributo que pueda predicársele en común. 

Más aún, si lo que hay son muchas partes del alma y no muchas almas, está el problema de si ha de investigarse primero el alma como totalidad o las partes. Por lo demás, es también difícil de precisar cuáles de estas partes son por naturaleza diversas entre sí y si procede investigar primero las partes o bien sus actos, por ejemplo, el inteligir o bien el intelecto, el percibir sensitivamente o bien la facultad sensitiva; e igualmente en los demás casos. Pero si se concede prioridad a los actos, surgiría nuevamente la dificultad de si se han de estudiar sus objetos antes que ellos, por ejemplo, lo sensible antes que la facultad sensitiva y lo inteligible antes que el intelecto.

Por otra parte, y según parece, no sólo es útil conocer la esencia para comprender las causas de las propiedades que corresponden a las entidades (por ejemplo, en matemáticas saber qué es la recta, la curva, la línea, la superficie para comprender a cuántos rectos equivalen los ángulos de un triángulo), sino que también —y a la inversa— las propiedades contribuyen en buena parte al conocimiento de la esencia: pues si somos capaces de dar razón acerca de las propiedades —ya acerca de todas ya acerca de la mayoría — tal como aparecen, seremos capaces también en tal caso de pronunciarnos con notable exactitud acerca de la entidad. Y es que el principio de toda demostración es la esencia y de ahí que a todas luces resulten vacías y dialécticas cuantas definiciones no llevan aparejado el conocimiento de las propiedades o, cuando menos, la posibilidad de una conjetura adecuada 24 acerca de las mismas.

Las afecciones del alma, por su parte, presentan además la dificultad de si todas ellas son también comunes al cuerpo que posee alma o si, por el contrario, hay alguna que sea exclusiva del alma misma. Captar esto es, desde luego, necesario, pero nada fácil. En la mayoría de los casos se puede observar cómo el alma no hace ni padece nada sin el cuerpo, por ejemplo, encolerizarse, envalentonarse, apetecer, sentir en general. No obstante, el inteligir parece algo particularmente exclusivo de ella; pero ni esto siquiera podrá tener lugar sin el cuerpo si es que se trata de un cierto tipo de imaginación o de algo que no se da sin imaginación. 

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24 (1) Es decir, existen afecciones que no son exclusivas del alma, sino que pertenecen al animal como tal, al compuesto de cuerpo y alma. Véase infra, 403a3 sigs. 
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Fuente: Biblioteca Clásica Gredos (Ed. Tomás Calvo y Martínez)
http://eltalondeaquiles.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/2015/09/Aristoteles-Acerca-del-alma.-Gredos.-Trad-Tomas-Calvo.pdf

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Continuidad y cambio

Por Rolando López del Amo

La atención médica en Cuba es una obra humanitaria excepcional. Desde la atención primaria, hasta las operaciones y tratamientos más complejos y costosos se proporcionan, gratuitamente, a quien los necesite.

Otro esfuerzo grandioso es el garantizar la educación gratuita en todos los niveles de enseñanza, desde la primaria, hasta la terciaria.

Súmesele a eso el sistema de pensiones y asistencia social y la posibilidad de empleo para todos los ciudadanos en edad laboral y la atención especial a los discapacitados y se tendrá una imagen del esfuerzo por implantar el mayor grado posible de justicia social. A esto añadir los actuales esfuerzos para que cada familia disponga de una vivienda digna.

Estas son conquistas de la revolución de enero de 1959.

La vida es continuidad y cambio. Si fuera sólo continuidad, no habría desarrollo, todo se mantendría estancado. En realidad, el cambio es parte de la continuidad, es lo que le permite evolucionar. Ese es el pensamiento dialéctico que Fidel recoge en su concepto de revolución cuando afirma “cambiar todo lo que deba ser cambiado”. Y entiendo que eso es lo que el presidente Díaz Canel afirma cuando dice que, conservando los principios anteriores, hay que adaptar las cosas a las condiciones nuevas.

El pensamiento obsoleto quiere continuidad sin cambio. Eso conduce al estancamiento y debilita nuestras fuerzas, que es lo que quieren nuestros enemigos. Cambiar lo mal hecho o ineficiente es lo que ayuda a una vigorosa continuidad de nuestros principios.

Para saber si algo funciona bien o no, está la práctica. Las teorías deben mostrar su validez en los hechos.

Ese es el pensamiento marxista-leninista.

Con la agresión constante de nuestro enemigo histórico, el imperialismo yanqui, tenemos dificultades más que suficientes que sólo pueden ser vencidas con nuestra tenacidad e inteligencia, con nuestra capacidad para resistir. Resistir no es únicamente una actitud defensiva, incluye también el contraataque, las medidas nuevas que reclaman los tiempos nuevos.

Lo importante es que nuestras acciones contribuyan a la consolidación de nuestra independencia nacional y al mantenimiento de la justicia social que da iguales oportunidades a todos y no desampara a nadie y premia el trabajo, el esfuerzo, el estudio, lo que contribuya al desarrollo y a una vida mejor.

martes, 17 de septiembre de 2019

Oh! La Prensa!

Por Juan M. Ferran Oliva


En el periódico, en la cátedra, en la academia, debe llevarse adelante el estudio de los factores reales del país. Conocerlos basta, sin vendas ni ambages: porque el que pone de lado, por voluntad u olvido, una parte de la verdad, cae a la larga por la verdad que le faltó, que crece en la negligencia, y derriba lo que se levanta sin ella. Resolver el problema después de conocer sus elementos, es más fácil que resolver el problema sin conocerlos.
José Martí. De Nuestra América. 1891
Oh! Calcutta! fue un musical exitoso que en el entorno de 1970 logró más de 6.000 representaciones en Broadway y asistencias desbordantes en Londres. Resultó controvertido debido a sus escenas de pleno desnudo. Sus numerosos intérpretes eran fenotipos de la vida realni ninfas ni adonis. Abundaban los senos caídos, los vientres abultados, las carnes flácidas, los michelines, las figuras esqueléticas e incluso las jorobas y otras deformidades. No sé exactamente que pretendía el autor pero demostró que la ropa, además de mitigar el frio, también disimula defectos. El raro titulo se inspiró en una pintura sicalíptica[1] llamada “O quel cul t’as” (¡oh que culo tienes!) que en francés suena parecido a Oh Calcutta.
El tema me sugiere el estado de la prensa cubana actual. Su ropaje catequístico restringe la información objetiva. Oculta las mataduras. La verdad no siempre es agradable, pero resulta necesaria, como dijera Martí. Escamotearla genera especulaciones. La incentivación emotiva equivale a hundir la cabeza en la arena para no ver el peligro. 
La prensa enemiga engaña. La nuestra no miente, pero manipula; magnifica lo positivo, realza lo insustancial, omite lo que no conviene y sataniza desenfrenadamente lo criticable (externo, por supuesto). Convierte a la Revolución en auto de fe –casi en religión- y la identifica con el Gobierno. Ambos fueron sinónimos, pero tras 60 años todo hacambiado. Es una argucia ideológica reafirmada por quienes crean estados de opinión. 
No basta la divulgación de las bestialidades de Trump y Bolsonaro, la exaltación triunfalista de empresas solitarias, las conmemoraciones insustanciales y otras superficialidades por el estilo. No vivimos en el mundo de Pangloss.
He dejado de leer periódicos y de escuchar la radio. El Granma me recuerda la hoja parroquial de mi adolescencia. Es más cómodo sintonizar los noticieros de TV que, aunque regurgitan la misma retórica, al menos son gráficos y coloridos.  La información que ofrecen es un placebo. La prensa digital es poco accesible y peligrosa. Me refugio en la TV de Venezuela que, como dice Pablo: No es perfecta, pero se acerca a lo que siempre soñé.
El Gobierno intenta combinar el plan y el mercado. Es una emulsión dificultosa pero posible. Aún no ha dado en la diana.  Necesitamos información para entenderlo y apoyarlo. La dirigencia, a su vez, precisa de una visión veraz no enturbiada con sus propios ensueños. El modelo buscado tiene como fin al ser humano, no a la ganancia. El mercado es un mal amo, mas puede resultar un buen empleado. 
Han transcurrido 30 años desde la disolución de la URSS, pero China, Viet Nam, Laos y la propia Rusia, son ejemplo de desarrollo.  ¿Por qué nosotros no? 
El periodismo de investigación tiene muchas asignaturas pendientes. Quitemos la mordaza a los comunicadores.  Los temas son numerosos. Cito algunos, currente calamo:
--- Índice de precios del mercado detallista.
--- Ingresos netos de la exportación de servicios.
--- Costo social: ¿cuántos se quedan de los internacionalistas que se van?
--- Costo de formar a un profesional de la medicina.
--- Inversiones extranjeras realizadas 
--- Inversiones frustradas. ¿Why? 
--- Empresas nacionales con ganancias y con pérdidas.
--- Entidades privadas vs. estatales. Resultados,
--- La salud en Cuba. Deficiencias, Corrupción. Amiguismo.
--- Problemas de la educación.
--- Cuestiones etarias de la población. 
--- Crisis de la oferta minorista.
Hay muchos más. Termino con un simple análisis de ocasión como ejemplo. En el entorno del año 2008, Cuba disponía de un médico por cada 169 habitantes[2]. Ocupaba el segundo lugar entre 189 países. ¡Formidable! En lo que respecta a la mortalidad infantil ocupaba el lugar 161 entre 192 Estados. Ello significa que 31 de ellos lograba un índice superior al nuestro con menos personal. Ergo, la cantidad de médicos no refleja necesariamente la calidad de los servicios que prestan.  En tan sensible indicador deberíamos ocupar uno de los primeros lugares, teniendo en cuenta nuestra disponibilidad de personal médico. ¿El bloqueo?  Excusa socorrida que afecta, pero no es esencial. La mayoría de la ineficiencia corre por cuenta nuestra.

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[1]De Camille Clovis Trouille (1889-1975). Pintor por afición que se definía como anarquista. No perseguía la gloria artística. Sus cuadros rebosan de anticlericalismo y antimilitarismo. Están cargados de erotismo. Algunos lo califican de kitsch.
[2]Organización Mundial de la Salud. Las cifras actuales no deben haber variado mucho.

viernes, 13 de septiembre de 2019

De tres cuadernos de Martí

Del cuaderno 5 --- Nacidos en una época turbulenta, arrastrados al abrir los ojos a la luz por ideas ya hechas y por corrientes ya creadas, obedeciendo a instintos y a impulsos, más que a juicios y determinaciones, los hombres de la generación actual vivimos en un desconocimiento lastimoso y casi total del problema que nos toca resolver.-A estudiarlo, establecerlo y dilucidarlo, viene este periódico. A ponernos en posesión de nosotros mismos.-Al hacernos dueños de nosotros, y prepararnos de manera que no sirvamos ciegamente a sombrías intenciones o a vergonzantes intereses. A sacar a la luz lo que está en la sombra, y a luchar a la luz. 
Establecer el problema es necesario, con sus datos, procesos y conclusiones.-Así, sinceramente y tenazmente, se llega al bienestar: no de otro modo.-
Y se adquieren tamaños de hombres libres.- 
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Del cuaderno 7 --- Todos los hombres tienen el deber que los antiguos magos se habían impuesto, y que los libros de alta magia representan con la letra hebrea resch:-Domar el amor y el odio.
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Del cuaderno 8 --- Se da por base el amor un elemento que en el matrimonio no es capaz de sostenerlo: la simpatía física. La rápida impresión externa preside, casi exclusivamente, a las vehementes expresiones y graves promesas que se han hecho condiciones indispensables del amor.-Y ¡hay tanta diferencia de gustarse a criarse! Debe hacerse-salvo malicia- lo que hacen ciertos indios del Estado de Veracruz-tomarse a prueba. Vivir bajo el mismo techo. Ir juntos al arroyo. Cargar juntos la leña. Oírse y conocerse.-Y si la simpatía definitiva de las almas no sanciona la atracción pasajera de los cuerpos-separarse. El equilibrio entre las condiciones de los cónyuges, y su mutuo conocimiento, son en el matrimonio las únicas condiciones de ventura.-Lo demás es jugar la vida a cara o cruz. 
¿Por qué ha de hacerse-con gran riesgo de la ventura de la vida-punto de honor que los que han sido novios sean cónyuges?-El honor mismo exige que no nos pongamos en condiciones 
de faltar a él.- ¿Sobre la mera simpatía,-esa mera mariposa-ha de construirse cosa tan maciza como un hogar? 
¿Y si la mariposa bate las alas?-¿Y si vuela- ¡caprichoncillo insecto!-hacia otro sol más vivo que el que primero lo sedujo? ¿No pueden hombre y mujer equivocarse? ¿Ha de pagarse con. el malestar de toda la vida la vanidad de no querer confesar un error? Vale más desgarrarse un poco el alma, cuando se está aún en época de cura, que arrastrar dentro del pecho sus jirones rotos, cuando no se está ya en época de curarse.-Ni cabe aducir excesos de imaginación,-que la razón queda siempre libre, aun en medio de esas mágicas nubes azules y rosadas.-No ha de fundarse con la imaginación lo que ha de resistir luego los embates de la razón. La razón es una piqueta: la imaginación -otra mariposa? 

Fuente:  http://www.josemarti.cu/obras-escogidas/?cPublicacion=apuntes&cPublicacionId=20

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Santiago de Chile

Esta canción la hice una mañana como esta, en 1973 (sacar cuenta).


Allí amé a una mujer terrible,
llorando por el humo siempre eterno
de aquella ciudad acorralada
por símbolos de invierno.

Allí aprendí a quitar con piel el frío
y a echar luego mi cuerpo a la llovizna,
en manos de la niebla dura y blanca,
en calles del enigma.

Eso no está muerto:
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

Allí, entre los cerros, tuve amigos
que entre bombas de humo eran hermanos.
Allí yo tuve más de cuatro cosas
que siempre he deseado.

Allí nuestra canción se hizo pequeña
entre la multitud desesperada:
un poderoso canto de la tierra
era quien más cantaba.

Eso no está muerto:
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

Hasta allí me siguió, como una sombra,
el rostro del que ya no se veía.
Y en el oído me susurró la muerte
que ya aparecería.

Allí yo tuve un odio, una vergüenza,
niños mendigos de la madrugada.
Y el deseo de cambiar cada cuerda
por un saco de balas.

Eso no está muerto:
no me lo mataron
ni con la distancia
ni con el vil soldado.

martes, 10 de septiembre de 2019

Coño, qué bueno!

Reuters, Afp y Europa Press martes, 10 sep 2019 11:12, Washington. 

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió la renuncia del asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca John Bolton, debido a numerosos desacuerdos políticos.
"Le informé anoche a John Bolton que sus servicios ya no son necesarios en la Casa Blanca. Discrepé fuertemente con muchas de sus sugerencias, así como otros en la administración", afirmó Trump vía Twitter, agregando que nombraría un reemplazo la próxima semana.
El mandatario dijo que nombrará la próxima semana el reemplazo de Bolton al frente del Consejo de Seguridad Nacional (NSC en inglés) de la Casa Blanca.
"Estaba en desacuerdo con muchas de sus sugerencias, al igual que otros (miembros) de la Administración",  justificó el mandatario, que puso a Bolton en el cargo en abril de 2018. Bolton era el tercero en ocupar el puesto desde que Trump llegó a la Casa Blanca en enero de 2017 tras Michael Flynn y Herbert McMaster.
"Agradezco mucho a John su servicio",  aseguró el presidente, que prometió anunciar a su sucesor la próxima semana.
La noticia, conocida días después de que Trump revelara la cancelación de conversaciones secretas con los talibanes de Afganistán, sorprendió a Washington.
Conocido por sus notorios bigotes, Bolton es una figura controvertida por su estrecho vínculo con la invasión de Irak, y ha sido considerado como uno de los principales impulsores del duro enfoque de Trump hacia Irán, Venezuela, Cuba, Nicaragua y Corea del Norte, entre otros puntos problemáticos.
Como suele ocurrir en la presidencia de Trump, la abrupta partida del asesor de seguridad nacional parecía marcada por el caos.
El anuncio de Trump en Twitter se produjo poco después de que la oficina de prensa de la Casa Blanca dijera que Bolton pronto ofrecería una conferencia de prensa sobre temas de terrorismo junto con el secretario de Estado, Mike Pompeo.
El propio Bolton dio su versión de los hechos, que parece contradecir la del mandatario.
"Ofrecí renunciar anoche y el presidente Trump dijo: 'Hablemos de eso mañana'", tuiteó Bolton.

jueves, 5 de septiembre de 2019

Nosotros, los de a pie

por Juan M. Ferran Oliva*

El sabio habla de las ideas, el inteligente de los hechos, y el hombre vulgar de lo que ha comido.
Proverbio chino.
La Revolución cubana marcó un punto de inflexión al retar verticalmente al Imperialismo Norteamericano. El mal ejemplo ha sido seguido por otros. Hoy en día es Venezuela quien lidera la postura soberana al Sur del Rio Grande. Es acompañada por Nicaragua y Bolivia con sus socialismos electorales. También, en menor grado, por otros Estados y fuerzas en ocasiones domeñados. China, Viet Nam, Laos, Cuba y Corea del Norte son monopartidistas. Los 3 primeros actúan pragmática y exitosamente. El comunismo dinástico de Corea del Norte es incomprensible para mi mente occidental. Cuba intenta, pero aún no logra.
Neoliberalismo, comunismo, capitalismo, terrorismo y otros ismos son etiquetas del marketing político. Catequizan o demonizan, según sea el caso. Una simplificación maniquea pero esclarecedora sería la de izquierdas y derechas. Las primeras tienen como objetivo al pueblo y las segundas a la ganancia capitalista.
El socialismo es un rótulo atractivo adoptado por algunas naciones. Actualmente se ha llegado a la tácita aceptación de que los Estados son socialistas cuando sus objetivos se centran en el ser humano. Siendo genuinos, por supuesto.
Un cínico afirmó que quienes gustan de las salchichas y la política no deben ver como se hacen.  Malos y buenos se las amañan para no ceder poder. Los primeros suelen mentir, los otros pueden convertir la verdad en una proposición aceptada por la opinión pública. Un consenso no alcanza la categoría de hecho. 
El actual equipo gubernamental cubano lleva a cabo una intensa gestión. Trabaja sin descanso y sus días parecen tener más de 24 horasAdopta como divisas subjetivas el socialismo, la Revolución y la continuidadAdemás recomienda pensar como país. Su actual tarea es el zurcido de una ilusión que se esfumó con la desaparición del mundo soviético. Se trata de encontrar el modelo idóneo que será ajeno al diseñado en los manuales. Por su parte la prensa local intenta reverdecer el arrebato de los primeros años y adoctrina de manera agobiante. Apenas informa. Por suerte, aún tenemos TeleSurno es perfecta pero se acerca a lo que siempre soñé. 
Entre los gobernados hay fatiga política. Algunos llenan el vacío con la religión y filosofías baratas; otros con la apatía, y no faltan los discrepantes. La justificación formal de la emigración es económica pero encierra un reproche.  Han cambiado las generaciones y las circunstancias ideológicas. En un principio prevaleció una división bipolar: de un lado los integrados y de otro los apáticos. Tal dicotomía ha variado. Una apreciación conjetural pudiera asumir que un 15% de la población adulta actual es fan incondicional del Gobierno.  Otro 15% es enemiga vertical. El restante 70% de masa neutra incluye a los que apoyan al statu quo por conveniencia, a los autónomos, a quienes aspiran a emigrar, a los indiferentes, a los neo anexionistas, etc. Cabe preguntarse si la actual estructura de poder responde a esta diversidad.
Los mecanismos del Gobiernocubano (en mayúscula) conforman la Santísima Trinidad del Partido, el Estado y el Ejecutivo. Quien ejerce el poder efectivo es el Buró Político designado en los cónclaves partidistas quinquenales. Se compone de algo menos de 17 miembros y sus decisiones son omnímodas. Rige a 9 organizaciones de masas y a la prensa mediante sus metafóricas poleas de transmisiónHasta el III Congreso de 1980 todos los dirigentes de alto nivel eran fundadores. De este modo surgió espontáneamente la identificación de Gobierno y Revolución. Una implicaba la otra. Ya no es así.
Poco menos del 50% de los 505 delegados de la Asamblea Nacional proceden de la base. Los demás son designados por los organismos y organizaciones. Su misión es convertir en leyes las directrices recibidas. Estado y Ejecutivo son como un vehículo que tiene todos los componentes menos el timón. El articulo no. 5 de la Constitución califica al Partido como único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democráti­co y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la so­ciedad y del Estado. Ello lo coloca por encima de la Carta Magna.
En otras naciones con iguales presunciones socialistas la dirigencia ha de conquistarse con votos. A veces ganan, en ocasiones pierden o los defenestran. No obstante, en unas hipotéticas elecciones multipartidistas, muchos de la masa amorfa cubana votarían al actual Gobierno no por ser el mejor, sino el menos malo ante la amenaza imperialista. 
En abril de 2011 se celebró el VI Congreso del Partido después de un silencio de 14 añosSu leitmotiv fueron los Lineamientos de la Política Económica y SocialConstituyen la base de la desiderata buscada, bautizada como modelo económico cubanoA este nirvana se piensa llegar mediante aproximaciones sucesivas. Se procura escamotear lo menos posible el modelo prístino que fue a parar al montón de los socialismos utópicos. Sus deficiencias residuales inducen el llamado bloqueo internoEl pasado 27 de junio el presidente Diaz-Canel informó importantes cambios consistentes en unas 30 medidas que lo romperían. El paquete es encabezado por un incremento salarial para el sector presupuestado. Favorece casi 1.5 millones de ilusionadas personas. En total se volcarán a la circulación 7.050 millones de pesos que amenazan con incrementar aún más la actual inflación galopante. Se aspira a un control con precios topados en medio de la difícil emulsión del plan y el mercado. Los pertinaces mecanismos de este último se filtran por la porosa pared burocrática lastrada; además, por la corrupción de bajo perfil. Suponiendo que se lograra la improbable contención, la nueva demanda fagocitaría los escasos productos ofertados. Los estantes estarían aún más vacíos. Se continúa desconociendo que el dinero no es más que un medio de cambio y que el verdadero estímulo es lo que puede hacerse con él; y valga la insistencia. Quizás debió condicionarse el aumento de los ingresos al resultado de las medidas que intentarán quebrar el bloqueo interno. Actualmente, la prensa se dedica a informar sobre los mecanismos que supuestamente evitarán la inflación. De las medidas para romper el bloqueo interno no se dice nada. Y ese es el pollo del arroz con pollo.
Socialismo, revolución y continuidad son los movilizadores simbólicos enarbolados por el Gobierno. Constituyen su Realpolitik. Muchas flores y poco potaje, como diría un aldeano en medio de un banquete de alcurnia.
La realidad no es tan idílica. Según Marx y Engels (en La Ideología Alemana):
En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales…    En general, el modo de producción de la vida material condiciona el proceso social, político y espiritual de la vida. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino al contrario, su ser social es el que determina su conciencia.
Los distintos modos de producción se caracterizaron por el salto de la productividad respecto a los sustituidos. El esclavismo superó a la comunidad primitiva y fue mejorado por el feudalismo y éste por el capitalismo. Hasta el presente ninguno de los supuestos socialismos ha mejorado la productividad capitalista. En consecuencia, cabe afirmar que no ha existido aún un modo socialista de producción. Es una búsqueda y su esquema ideal posiblemente no será único. Los viejos manuales hubieran considerado revisionistas o algo peor a los gobiernos que actualmente pretenden ser socialistas.
Tanto el Buró, como el Estado y el Ejecutivo son continuadores de los precursores de 1959. La perpetuación de la lucha iniciada en 1868 es una presunción prematura cuya afirmación o negación corresponderá a futuras generaciones. 
Por otra parte, se convierte a la Revolución en auto de fe, casi en religión. Técnicamente, la cubana concluyó antes de 1970. Con posterioridad siguió la evolución de un modelo fallido. Actualmente no hay revolución sino recomposición. Una búsqueda de algo nuevo. 
La estrategia política vigente es incentivar emotivamente ante la ausencia de resultados económicos. El objetivo a lograr es mantener la soberanía nacional y fijar al ser humano como centro. Y todo ello superando el subdesarrollo, respetando a la Naturaleza y en democracia. Nada fácil, pero es el único camino.
Quizás la rémora sea el modelo de Gobierno.  Confío en que quienes lo ejercen piensen en paíscomo preconizan.  Disponen de experiencia, información y asesoríaNo son amos sino servidores del pueblo y hay que exigirles sin sobrecogimientos.  AMEN.
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*Juan M. Ferran Oliva (La Habana, oct. 22 de 1931), economista jubilado. Trabajó en: Ministerio del Trabajo, Equipos de Investigaciones Económicas, periódico Granma, Ministerio del Azúcar, Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, ICIODI, casi siempre como asesor.

lunes, 2 de septiembre de 2019

A partir de una idea de Eduardo Galeano

Por Patriaesvirtud

Revisando viejas memorias encontré este escrito:

“El burócrata es el hombre de madera, nacido por equivocación de los dioses, que lo hicieron sin sangre, sin aliento ni desaliento, y sin ninguna palabra que decir. Tiene eco, pero no tiene voz. Sabe transmitir órdenes, no ideas. Considera cualquier duda una herejía; cualquier contradicción, una traición. Confunde la unidad con la unanimidad y cree que al pueblo, eterno menor de edad, hay que llevarlo de la oreja. Es bastante improbable que el burócrata se juegue la vida. Es absolutamente imposible que se juegue el empleo”, Eduardo Galeano.

Genial definición, actual, universal; pues hay burócratas en todas partes, en todas las ideologías, en todos los sistemas políticos. 

Para no preocuparme por los problemas de “Chipre” y concentrarme en mi terruño quiero reflexionar sobre el gran poder que ha adquirido la burocracia en nuestro país. Que está casi al mismo nivel que el criminal bloqueo yanqui, en cuanto al daño que nos hace como nación.

Hacer una Revolución, como la nuestra, en el hemisferio occidental y a unos 145 kilómetros del poderoso imperio además de una extraordinaria proeza implica necesariamente riesgos y errores. Construir la sociedad socialista que nos proponemos, en esas condiciones geopolíticas obviamente nos ha puesto a pruebas y, hasta ahora, hemos sido (como pueblo) capaz de vencer. 

Una agresión desenfrenada, soportada en un bloqueo económico ahogante, en provocaciones políticas, en ataques militares y biológicos, en búsqueda del aislamiento político, en la alimentación de una disidencia interna, en la creación de múltiples e inteligentes estrategias para desarrollar una subversión interna que trastoque la historia, los sueños, las esperanzas. Todo es válido en la política agresiva del imperialismo norteamericano, y sus colegas ideológicos, contra Cuba. 

Esta agresión permanente ha obligado a la dirección de la Revolución a estar permanentemente creando mecanismos de defensa, muchas veces improvisando en la marcha. 

Se tuvo que desconfiar y la desconfianza trae parametrizaciones, desgraciadamente se cometieron muchos errores que no vale la pena volver a mencionar. Se tuvo que exagerar en la discreción, cualquier información pública podía ser utilizada para hacer daño al país (sobran los ejemplos); y eso trajo el secretismo. 

Fue necesaria la vigilancia extrema, se crearon los CDR, los órganos de Seguridad del Estado (G2), y muchos otros mecanismos no tan conocidos, que han funcionado y a los que se le debe en gran medida la supervivencia; pero toda esa vigilancia provocó cierta paranoia y no pocos abusos del poder.

Se adquirió un hábito de la conspiración. No quedaba de otra había que desconfiar y conspirar contra aquellos que se oponían. Ese hábito conspirativo ha llegado a nuestros días. 

Se estatalizó en extremo la economía, única alternativa, en tan agresiva situación, que podría asegurar un desarrollo económico con los recursos que se contaban. Para ello era necesario que quienes, en representación de estado –es decir el pueblo–, dirigieran esa economía, fueran ante todo “confiables” y no es tarea fácil medir el grado de “confiabilidad” de cada individuo. Es muy difícil que el “confiable” –al que le hacen creer que está totalmente capacitado– acepte que alguna vez se equivoca; él cuenta con la información que otros desconocen, asiste a reuniones secretas donde se habla en códigos que no pueden ser compartidos. Es muy difícil que aquel que desempeña el rol de “confianómetro” acepte que se equivocó a la hora de evaluar a alguien. Lo más probable es que acuse al enemigo o a la inmadurez de los subordinados, por el fracaso de su categorizado.

Tantos años de batallar. Cargados de audacias, de victorias y errores fueron conformando un pueblo educado –yo siempre he pensado que mucho más que instruido–, trabajador, familiar –defendiendo por encima de todo ese núcleo parental–, solidario, con criterios políticos. Un pueblo que tiene muy claro lo que quiere como nación y tiene ideas de cómo lograrlo. Somos los cubanos un pueblo muy especial.

En los momentos más complejos contamos con un indiscutible liderazgo. Fidel además de liderar la victoria de enero de 1959, lo que ya le daba un gran derecho, tenía el talento, la cultura, la inteligencia, y el encanto necesarios para llevar las riendas de la nación en tan complejo escenario, muy pocos se cuestionaron, en tantos años, ese derecho, la mayoría reconocimos siempre esa dedicación. Su verbo explicaba, convencía, le llegó siempre al pueblo. Tuvo la capacidad de adelantarse, escuchaba, rectificaba en los errores, y reconocía públicamente los equívocos y fracasos. Nunca evitó el debate, más bien incitaba a ello.

El pueblo aprendió que ante cualquier injusticia podía recurrir a varias instancias. Teníamos a Celia, a Almeida, a Haydee, a Fidel, y se recibían respuestas.

El sindicato funcionaba, existieron muchos ejemplos de luchas ganadas por la exigencia de esa organización, tanto en el reducido espacio de una empresa como a nivel nacional. El PCC, con una militancia que superaba en más del doble a la que hoy en día tenemos, participaba en la toma de decisiones y resultaba un controlador de las decisiones administrativas (al menos donde me he desempeñado los administrativos respetaban mucho cuando eran convocados por la militancia); viví la experiencia del cómo se debatía, criticaba y controlaba el proceder institucional.

Los dirigentes por lo general cuidaban su imagen, y aunque siempre contaron con algunas prebendas, que normalmente se reflejaban en contar con un carro estatal (que ya les resolvía unos cuantos problemas personales) y un nivel de búsqueda “sociolista”, su nivel de vida no resultaba ostentoso. Podrían ser prepotentes pero debatían, recuerdo pocos casos en que se usara ese estilo de reuniones “para escuchar y no opinar” que tan comunmente ocurre hoy en día.

Los cuadros de aquellos tiempos o estuvieron en la Sierra cuando la Revolución, o en Playa Girón, o en las zafras azucareras, o en las tantas misiones internacionalistas; la mayoría contaban con un aval de combate, y el pueblo podría tenerle sus reservas pero les respetaba esos avales. 

Pero los métodos y estilos implementados hicieron mella en muchos, unos (cansados) decidieron abandonar la lucha; bien se fueron de la Isla o se decidieron por la autocensura o la desidia; otros vieron una “oportunidad muy oportunista de pescar en río revuelto” –y el río ha estado bastante inestable en los últimos años–.

Fidel, consciente del poder que ya la burocracia estaba alcanzando nos convocó, en el segundo lustro de los 80, a la rectificación de errores y tendencias negativas. Vale la pena rescatar algunos de los discursos de esos años. Pero se derrumba el socialismo europeo y problemas más urgentes exigían todas las energías en su solución.

A ello se une un problema mucho más complejo. Quienes en la Cuba actual están entre los 35 y 45 años de edad, y que conforman una importante masa de los actuales dirigentes administrativos, estatales y políticos del país, tendrían entre los 9 y 19 años de edad en el año 1993 –el momento más duro del período especial–. Vivieron su infancia, adolescencia y juventud en fuertes carencias. Tengo amigos de esas edades que hablan de cuánto quedaron marcados por lo vivido en ese tiempo.

En aquellos duros tiempos se pudo garantizar la educación, la salud y una alimentación muy pobre aunque nadie se murió de hambre. Sin embargo nunca se habla de las marcas que quedaron en la personalidad de generaciones de cubanos, muy en especial de aquellos que estaban en la adolescencia o la juventud. Compartían los conflictos de sus familias para asegurar un mínimo de comida, de ropa, de algunos pequeños detalles que los acercara a una vida un poco más digna. Comenzaban a vivir con el ejemplo de que aquellos que tuvieran acceso a determinados recursos, vivían mejor y esos recursos podrían lo mismo  venir de la propiedad estatal, del extranjero en forma de remesas, o del trabajo extra de sus familiares, haciendo negocios que no estaban permitidos: casi todo se valía. 

La ideología sufría, los paradigmas del este se caían. Un pseudo revisionismo de la teoría nos cayó encima.

Comenzaron los cursos y los libros sobre “gerencia”. Los administradores se convirtieron en gerentes y directores, según fuera el rango. La “gerentocracia” fue un término creado, o muy utilizado, por un respetado profesor de economía, serio estudioso de los errores del este, cuando criticaba esa nueva tendencia que surgía en la administración cubana.

Negar esto no es tapar el sol con un dedo, es negarse a la verdad y con ello acabar con cualquier alternativa de análisis serio. No se está culpando con ello a la Revolución y la encomiable resistencia de su pueblo.

Los jóvenes estudiaban en las universidades, que nunca se cerraron, se graduaban, hacían postgrado. Unos deciden irse de Cuba, otros deciden trabajar aquí, buscando alternativas de salarios (como el turismo), de viajes al extranjero, de negocios particulares, trabajando en centros de investigación o centros sociales o productivos.

Otros miembros de esas golpeadas generaciones comienzan a ambicionar la dirección: veían una alternativa de vida segura, notaban (en el proceder de los ya gerentes) que tener el mando permitía decidir quién viajaba o no, quien recibía una mejor casa o no, quien recibía un carro estatal o no, quien podía hacer lo que le diera la gana sin que pasara nada,y eso significa el agradecimiento de la lealtad. Al que se opusiera, pues tenían el poder de sacarlo del medio.

Se fueron uniendo a los experimentados y en una lucha sin cuartel, con muchas más ambiciones, menos ejemplos de luchas sacrificadas que mostrar, menos ética, mucha más mediocridad, fueron sacando del medio a los más viejos. Se aprovechaban de las nuevas ideas de rejuvenecimiento en la dirección estatal y política. Eso ha estado ocurriendo en niveles bajos e intermedios, y en algunos casos incluso en niveles de dirección del Estado.

Se fueron adaptando las legislaciones para asegurar el poder. Si se revisa el desarrollo de las legislaciones laborales, incluyendo los código del trabajo, se descubre la forma en que, junto con el aseguramiento de importantes derechos, los trabajadores se van quedando desamparados en el caso de que se cometa una injusticia.

Hace ya unos siete años, conversando con un grupo de jóvenes fiscales, sobre una injusticia que se cometía con un joven trabajador, me explicaban que el trabajador estatal cubano está totalmente desprotegido ante los desmanes de la administración porque no puede recurrir a un tribunal: todo queda en las manos del jefe inmediato superior de quien cometió la injusticia. Pienso que la nueva constitución resuelve, en parte, este error.

Las decisiones se fueron concentrando. Hablar de órganos colegiados de decisión es un chiste, al menos en los niveles de empresas, instituciones, gobiernos municipales y hasta provinciales. ¿Cuántos Consejos de Dirección conocemos que se la pasan reunidos para escuchar las sabias perretas (que incluyen groserías, faltas de respeto, prepotencia) de quienes dirigen?

El papel del sindicato se redujo. Decir que la gente respeta esa organización es mentir, se le nota bastante poco en la base. El sindicato actual ha perdido su impacto, ha perdido la esencia, se ha estancado, y las esenciales y guiadoras ideas de Fidel y Lázaro Peña se han reducido a un grupo de frases y consignas.

En el caso del PCC, los burócratas se la han ingeniado para maniatarlo. Son varios los ejemplos. Basados en la correcta idea de que esta organización no está para administrar, se ha reducido al mínimo su influencia dentro de las instituciones.

Los privilegios fueron aumentando y mejorando. Ya el carro no es Lada chapisteado. Ahora tenemos carros mucho más modernos, más confortables, con aire acondicionado, con todos los cristales empapelados en negro. (Yo pensaba que esto estaba prohibido en Cuba. Es una cosa rara esta: si usted se para en la carretera, se dará cuenta que no hay un carro estatal que no tenga todos los cristales negros. De esa forma, ni hablar de quién va dentro, mucho menos de pedirle “botella”.) Un chofer me dice un día que ya nadie acepta dirigir si no le asignan un carro, y tiene toda la razón. Ahora el carro se usa para pasear la familia, es el carro “estaticular” para resolver asuntos, para mostrar poder (obvio nunca lo va a contaminar con los comunes).

La situación que estamos viviendo con el combustible es crítica, desesperada. Resulta una ofensa al pueblo que esta gente se muevan a su antojo y ni tan siquiera miren al prójimo para ayudarles en la transportación. Si usted pasa por un gobierno provincial, en un momento de reunión, puede ver las calles atestadas de carros estatales; no son capaces de ponerse de acuerdo en el uso de un transporte colectivo, ni hablar de usar el transporte público. No caminan; el contacto con las masas contamina, cansa, estresa. En los mejores momentos de Villa Clara, con Díaz-Canel como Secretario General del Comité Provincial del PCC, Lázaro Expósito como Secretario general de Comité Municipal del PCC en Santa Clara, Humberto Rodríguez como presidente del gobierno provincial, era famoso en el pueblo como se movían en bicicleta, a pie, contactando los problemas del pueblo.

Antes vivían en casas más o menos sencillas, muchas de ellas en los mismos barrios en que vivían sus subordinados; algunos, más listos, basados en sus méritos, se adueñaron de buenas mansiones en La Habana y en algunas capitales de provincia; pero la mayoría habitaban casas sencillas, sin muchos lujos. Ahora es diferente, los burócratas se construyeron sus casas con todas las comodidades necesarias, usando para ello las facilidades y recursos de los que disponían; otros aprovecharon una decisión de gobierno y se adueñaron de casas que estaban creadas para uso de la entidad que dirigen (casas de visitas, clubs de trabajadores, etc.). Me cuentan de un dirigente relativamente joven que hoy dirige en la capital, que pasó por todas estas experiencias: construyó su casa, se adueñó luego de una casa de la institución que antes dirigía (entregando la casa que había construido que era de mucho menos confort y en barrio más malo y lejano); ahora en la capital ha rechazado en tres ocasiones las ofertas de casas que le hacen. Asombra que en el momento que vivimos, se permite el lujo de rechazar ofertas de casas porque no satisfacen sus supuestas necesidades, y estoy seguro que no se tratan de casas de subsidios, ni de barrios malos.

La mayoría de esto burócratas evaden el debate, les falta cultura, valor y ejemplaridad. A los que le cuestionen, se les busca una solución drástica, que va desde el desprestigio personal, crearle una atmósfera externa de disidente (muchas veces ni el implicado sabe que lo están juzgando, a sus espaldas, de contrarrevolucionario), enredarlo en alguna supuesta ilegalidad, o simplemente ajustar la plantilla de manera que queda excedente. Son muchas las vías que he conocido en estos años, usadas por estos personajes, para destruir a gente buena. Proceden de tal manera que son capaces de convencer a sus superiores, a los que les controlan, a los que les dirigen políticamente, de que sus acciones encaminadas a destruir a alguien tienen un fuerte basamento político e ideológico.

Se aprovechan de las agresiones imperialistas para convertirlas en bandera de lucha que los destaque ante sus superiores. Los más avezados (especialmente en aquellos sectores más relacionados con la ideología) hasta fabrican las crisis que les permita destacarse en su combate y solución; enredando en ello, con sus mentiras, hasta a altos funcionarios. Cuando uno pide más elementos que permitan esclarecer lo ocurrido se refugian en el secretismo, dan respuestas a medias con cara de sarcasmo, eluden dejar escrito en sus decisiones la palabra contrarrevolución o algo por el estilo, aunque en reuniones de monólogo no paren de alabarse por la forma en que enfrentaron la subversión y la contrarrevolución. Hay instituciones que no salían de las crisis políticas e ideológicas y nada más promover a su dirigente se acabaron las crisis. La CIA no necesita mejores agentes que esos burócratas.

Sus vidas personales no pueden ser más enrevesadas. Por algún motivo la mayoría ama al dios Baco, y se transforman hablando lo que pueden y no pueden, mostrando sus intereses; cosa que en estos tiempos se difunde con tremenda facilidad.

Al pueblo se le mira con arrogancia, a los superiores que te pueden apadrinar se les adula. Para los últimos usan diferentes recursos, como reconocimientos de las instituciones que dirigen, una falsa modestia presumiendo de sus antecedentes humildes o de familia vinculada a las luchas revolucionarias, etc.

Los burócratas son trabajadores –cuidado con eso–; de acuerdo al nivel de ambición así será la dedicación al trabajo –pero al trabajo que le de visibilidad–; verdaderos maestros de los informes, de las estrategias sobre camino ya trillado –en las que no arriesgan nada–. Crean sus sistemas de comunicación con toda la tecnología necesaria, de manera que se visibilicen bien los logros de la institución que lidera (esto está muy bien si se hace desinteresadamente), y si alguien usa ese sistema para criticar, pues usa todo su poder para “combatirlo”. Crea su dirección jurídica con abogados expertos que le ayudan a crear tantas resoluciones como sean necesarias para tener las espaldas bien protegidas y para reprimir a los que les importunen. Cuando los errores son muy sonados reciben una reprimenda paternal pues se trata de “gente joven, inexperta, pero trabajadora y valiosa”.

Lo penoso y peligroso es que estos doctores en simulación siguen ascendiendo. Saben que hay responsabilidades que los convierten en casi intocables, aunque las leyes, los códigos, la lógica digan lo contrario. Un amigo me preguntaba, conversando sobre uno de estos personajes, que cómo es posible que todos sus defectos no se conozcan por quienes deciden, por quienes controlan. Recordé un escrito del presidente del Instituto de Historia de Cuba (no recuerdo su nombre) sobre los problemas de la Unión Soviética y las traiciones presentes. Explicaba que la KGB tenía un folder bastante abultado sobre Aleksandr Yákovlev, ideólogo de las transformaciones, pero a nadie interesó porque al final era confiable y leal; o nunca se atrevieron a mostrarlo pues el hombre tenía amigos muy importantes.

Importante es tomar nota de que burócratas con comportamientos iguales fueron los responsables de la debacle del campo socialista.

Forman una casta social, yo digo que son una cuasi-clase social, se relacionan entre sí, se hacen amigos. Esa mafia crece, compromete, enreda, se defienden los uno a los otros, y alcanzan incluso a los que tienen el deber de vigilar, controlar y reprimir esas manifestaciones. Son una verdadera mega bola de fango creciendo y destruyéndolo todo. Sus intereses varían: mientras más tienes, más quieres, y al final traicionan hasta su madre de ser necesario.

¿Hay solución para este peligro?

Soy un defensor acérrimo, y hasta un poco ortodoxo, del socialismo. Soy un defensor convencido de la Revolución cubana. Considero que no existe ideología más completa y humana que la socialista, y no existe proceso que se le acerque más a esa ideología que nuestra Revolución. 

Defendemos una ideología y luchamos por un modelo de sociedad que queremos entregar, como herencia, a las generaciones que nos siguen, como otros lo hicieron con nosotros. Entiendo que nuestro batallar ideológico pretende al final lograr que los que nos siguen –con sus diferentes costumbres y formas de interpretar la vida– asuman que el proyecto tiene que mantenerse en evolución sin negar sus principios fundamentales.

Son los jóvenes nuestro objetivo, son los jóvenes también el objetivo de quiénes nos agreden. Y los jóvenes son maximalistas y les cuesta trabajo entender los matices; son románticos empedernidos, son creativos, son una energía inmensurable ¿Nos recordamos de esa edad?

Los jóvenes de hoy en día están metidos en la calle. Quizás hablan menos pero conocen más de lo que sucede en el día a día. Me asombro con las cosas que me comentan mis hijas sobre algunos burócratas, y es duro discutir con ellas pues uno conoce siempre a alguien que es igual al criticado.

Todos los dirigentes no son precisamente burócratas. Existe una gran cantidad de ellos que pueden tener muchos defectos pero son gente que trabajan, que nos les interesa la visibilidad, que lideran. Todavía hoy en día creo que son mayoría. Lo que pasa es que un burócrata, solamente uno, ensombrece a todos los buenos dirigentes.

Tenemos un Presidente que ha sido el paradigma de la anti burocracia, inteligente, talentoso, muy decente, de sólidos principios, dialéctico. Le llega al pueblo y muy en especial a los jóvenes. Su liderazgo es fundamental en el combate a este mal y a sus personeros. 

Creo que el Presidente se ha rodeado de gente trabajadora, comprometida, no me parecen burócratas, es posible que haya más de uno pero no lo identifico. El pueblo acepta la comunicación con ese equipo.

Se tienen que engrasar los mecanismos que tiene el pueblo para denunciar.
El PCC cuenta con un sistema que registra la opinión del pueblo, un sistema bien organizado que recoge miles de criterios, pero no se puede quedar en cifras, en estadísticas; cuando la alarma suena sobre el comportamiento de alguien, se tiene que desatar un sistema de investigación.

Tenemos la Contraloría, dirigida por una admirable compañera. Hay veces que cuando la escucho siento que está ya cansada de insistir en la necesidad de la educación, de la prevención. Esta entidad estatal tiene que olvidar ya lo educativo y combatir. Sus miembros son expertos, y saben bien dónde buscar; no entiendo por qué no encuentran.

Nada se logrará si no le damos participación real al pueblo. Ese pueblo que los burócratas tanto irrespetan, que demeritan, que lo ven como inmaduros que necesitan de su sabia guía, ese pueblo que tanto temen en sus fuerzas liberadas y liberadoras.

La gente tiene que sentirse guapa; pero la gente no es boba, no se va a buscar problemas de gratis para que no pase nada y después verse afectada por las posibles represiones. Cualquiera de nosotros, en la Cuba actual, de seguro está violando alguna de las cientos de miles de orientaciones, regulaciones, cartas circulares, directivas, decretos, leyes; si mi posición crítica lo que provoca es un escudriñar en mis errores o convertirme en disidente potencial (por la espalda, nunca de frente), o simplificar, basados en supuestos resentimientos, pues todo se va al diablo y me dedico a vivir y a prepararme para lo que pueda pasar en el futuro.

El sindicato no es contraparte de la institución, eslogan llevado y traído por quienes les conviene. Muy correcto: el sindicato está para apoyar a los trabajadores en el logro de una mejor sociedad, con ello se apoya a la Revolución, se movilizan a las masas. El sindicato no es contraparte de la Revolución pero tiene que ser muy combativo con los burócratas y sus injusticias. Tiene que hacerse respetar, más que nada por las nuevas generaciones.

El PCC no administra, pero los desmanes de un burócrata, sus errores, sus estilos, tienen que ser combatidos por la militancia, que tiene que estar oído en tierra escuchando al pueblo. La militancia tiene que exigir cuando el dirigente no sirve, si es necesario tiene el deber, el derecho, la obligación de exigir que sea cambiado.

Yo no tengo idea en qué momento los dirigentes se convirtieron “cuadros del Estado”, con ello se estableció el criterio de que cualquier cuestionamiento a su gestión es un cuestionamiento al Estado y su política. Aquí hay que acabar de definir que es un dirigente estatal, obvio representa la gestión del Estado en su entorno de influencia, pero es que el Estado no es más que el poder del pueblo, es el aparato ejecutivo electo por el pueblo para representar sus intereses de clase. Me parece que nuestro Presidente ha dejado muy claro su visión en este asunto al definir que todos son servidores públicos.

El tema de la crítica oportuna, en el momento oportuno, y en el lugar oportuno es algo que también hay que esclarecer. La idea ha quedado muy difusa, cosa que ha sido muy bien utilizada por los burócratas. Un joven en un debate con el dirigente de la institución en que trabajaba es incriminado porque nunca se le acercó para expresarle sus críticas y preocupaciones sobre lo que ocurría en su área de trabajo, el joven le responde que estaba cansado de hacerlo en su núcleo del PCC, el dirigente muy molesto le espeta que ese no era el lugar para criticar, que tenía que ir a verlo a él, estableciendo su interpretación del lugar oportuno, y no es un invento: es una anécdota real.

La burocracia puede ser combatida. Los simuladores y los oportunistas pueden seguir existiendo, pero si las mieles del poder les resultan complejas de seguro van abandonar en buscas de otras vías que les permita ganancias; quizás se vayan a otras tierras, quizás se pongan a crear. Los burócratas no resisten el poder del pueblo, la crítica del pueblo. Pues busquemos ese poder, de paso se movilizan y comprometen a las masas, se le brinda oportunidad de involucrase a los jóvenes. No entiendo que haya que temer en nada. No se trata de un enfrentamiento que debilite a la Revolución.

Los imperialistas estarán muy preocupados si ven que la desidia, la inercia, la parálisis desaparece, si ven que los burócratas perdieron el poder, si ven que los jóvenes se involucran más.

Lo podemos hacer porque tenemos un buen gobierno. Contamos con una historia. Tenemos fuentes de referencia en los tantos discursos y escritos que sobre este tema se pronunciaron Fidel y el Ché.

Concluyo con un disenso a las geniales palabras de Eduardo Galeano. Los burócratas no nacen por error de los dioses, surgen en un contexto, se desarrollan por las debilidades de ese contexto social, triunfan por la desidia y la pasividad de los buenos, que son mayoría.