martes, 31 de marzo de 2020

Dinero hay, lo que falta es voluntad de salvar a las personas

Por Juan Torres López

El primer caso de coronavirus se detectó el 1 de diciembre de 2019 en Wuhan. Han pasado, por tanto, 120 días y, según las estadísticas internacionales que acabo de leer cuando escribo estas líneas, desde entonces han muerto en el mundo 37.091 personas. Es seguro que muchas más, porque en algunos países no se está contabilizando, por ejemplo, a quien muere en su casa o en una residencia de ancianos.

Desde hace semanas, docenas de hospitales están saturados y el personal sanitario está sobrecargado. Esto es así porque en casi todos los países del mundo se han realizado recortes de gasto en los últimos años, sobre todo durante y después de la pasada crisis. Aunque los medios no suelen incidir en las circunstancias más escabrosas, todos sabemos que la situación es muy difícil. Se han encontrado ancianos muertos desde hacía días en residencias y las morgues empiezan a no poder acoger más cadáveres.

Esto ocurre en los países más avanzados, mientras que en otros más pobres, donde comienza a propagarse el virus, ni siquiera hay posibilidad de recibir atención médica de la sanidad pública. En Estados Unidos hay alrededor de cuarenta millones de personas sin seguro médico, lo que ha obligado al Gobierno a tomar medidas para evitar una propagación fatal del virus, garantizando que se hagan las pruebas de detección también a quienes se encuentren en esta situación. En Italia, nos cuentan que en muchos hospitales tienen que elegir a qué enfermo colocan un respirador para dejar morir a otro.

Es un drama, pero no es el único que se está produciendo en el mundo. En el mismo periodo en el que, según las cifras oficiales, han muerto esas 37.091 personas por el coronavirus, también han fallecido 2,95 millones(80 veces más) por hambre; 1,2 millones (33 veces más) por no haber podido recibir atención médica; 720.000 (20 veces más) por accidentes laborales; 96.000 mujeres (2,5 veces más) por no tener suficiente atención médica en el embarazo y 672.000 niños (18,1 veces más) han nacido muertos por esa misma razón. Y tantas muertes de seres humanos por estas causas evitables se vienen produciendo todos los años, aunque es cierto que se pueden ir reduciendo.

Cuando los estudiantes entran en las facultades de Ciencias Económicas lo primero que aprenden es que todo eso, la insuficiencia de medios como la que ahora tenemos para afrontar la pandemia, se produce porque los recursos son escasos. Les enseñan que, por esta razón, hay que elegir. Sí, exactamente lo mismo que tienen que hacer los sanitarios en algunos hospitales cuando no disponen de respiradores para todos los infectados por el coronavirus que lo necesitan.
Pero eso es mentira.

En nuestro planeta no hay escasez de recursos, no falta dinero, sino que hay un orden de prioridades que antepone el beneficio, el armamento, el despilfarro o su concentración en pocas manos a la satisfacción de las más básicas necesidades humanas. Eso es lo que de verdad explica que los recursos y el dinero que hay de sobra en nuestro planeta para proporcionar una vida digna a todos los seres humanos no se utilicen para ello.

Tengo entendido que un respirador homologado de los que se usan contra el coronavirus cuesta unos 15.000 euros. Ya sé que las comparaciones son odiosas, pero a veces nos sirven para hacernos una idea de las magnitudes que utilizamos para una y otra cosa. Por ejemplo, con lo que ha cobrado cualquiera de las grandes figuras del fútbol europeo en estos cuatro meses últimos se podrían comprar unos 2.000 respiradores (el doble de los que parece que ahora va a comprar España con ugencia); con el presupuesto anual del F.C. Barcelona  unos 45.000;  o 140.000 con el presupuesto de los 346 carros blindados que va a adquirir el Ejército español de aquí a 2030.

Los gastos de todos los Gobiernos del mundo suman unos 20 billones de dólares. Si se tiene en cuenta que, según los datos que proporciona el Banco Internacional de Pagos, en todo el mundo se mueven cado años unos 14.900 billones (millones de millones) de dólares, resulta que, con una tasa de menos de 15 céntimos por cada 100 dólares de transacción financiera, y sin necesidad de pagar ni un solo impuesto más en ningún lugar del mundo, se podría sufragar todo ese gasto público. Y cubrir la satisfacción adicional de las necesidades básicas y dignas de toda la población mundial costaría unos pocos céntimos más, en términos porcentuales, de todo ese astronómico volumen de transacciones, la mayor parte del cual no paga impuesto alguno.

Sin necesidad de recurrir a esa tasa –hoy día no es muy difícil de establecer porque la gran mayoría de esas transacciones dejan huella digital–, hay otras fórmulas quizá más inmediatas de obtener dinero: según el Fondo Monetario Internacional, en los paraísos fiscales se ocultan unos siete billones de dólares de las grandes empresas y fortunas; lo escondido allí por españoles supondría unos  140.000 millones de euros y la evasión fiscal anual en España se mueve entre 40.000 y 70.000 millones, según las estimaciones. Si todas las grandes empresas y bancos cumplieran con sus obligaciones fiscales (se calcula que evaden un 30% de sus ingresos) y se prohibieran de verdad los paraísos fiscales, habría bastante dinero para resolver una buena parte de las principales carencias del mundo de nuestros días.

Ahora bien, ni siquiera combatir la elusión fiscal y generar nuevos tipos de impuestos (que podría permitir que la presión fiscal fuera 200 veces más baja que la actual) son la única fuente de creación de dinero. Si se necesita con mayor urgencia, los bancos centrales pueden proporcionar todo el que sea necesario de un día para otro.

La Reserva Federal de Estados Unidos anunció hace unos días que realizaría "compras ilimitadas de títulos" para evitar que su precio se desplome. Eso significa que se va a crear dinero sin límite para comprar, entre otras, las acciones de empresas que durante años han estado dedicando miles y miles de millones a comprar sus propias acciones. Así las revalorizaban y sus propietarios aumentaban su capital. Y ahora que sus cotizaciones se vienen abajo, la Reserva Federal pone dinero sin límite para evitar que se arruinen.

El actual candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, el senador Bernie Sanders, solicitó en 2011 una auditoría de la Reserva Federal y al realizarse se encontró con que ésta había gastado en secreto, sin dar ningún tipo de información, 16 billones de dólares en dar préstamos sin interés a las mayores empresas y bancos del planeta. Para ellos tampoco hubo escasez cuando necesitaron ayuda y la recibieron prácticamente regalada: el banco central de Estados Unidos creó dinero de la nada para sacar a flote a quienes habían provocado la crisis.

Ahora, asustados por la enorme tragedia económica que puede suponer la pandemia del coronavirus, los bancos centrales vuelven a poner dinero, aunque, como acabo de decir, para comprar acciones o dando dinero al 0% a la banca privada para que ésta haga negocio prestando a tipos de interés bastante más altos a los Gobiernos y a las empresas.

Y mientras tanto, los hospitales se saturan careciendo de medios, muchas personas mueren por falta de recursos materiales y de personal, miles de empresas están a punto de cerrar por la inactividad forzada y millones de personas se van al paro.
Es una doble tragedia. La del virus y la del comportamiento criminal -vamos a llamar ya a las cosas por su nombre- de quienes pueden disponer de todo el dinero necesario para afrontar con medios suficientes la emergencia sanitaria y, sin embargo, prefieren crea artificialmente la escasez, la que produce el miedo con el que se favorece el sometimiento y la carencia que mata a millones de seres humanos.

No estoy reclamando que los bancos centrales despilfarren el dinero, ni que los gobernantes puedan disponer de él a sus anchas para malgastarlo. Hay multitud de vías para establecer controles que garanticen su buen uso. Se trata, simplemente, de ponerlo allí donde ahora mismo es imprescindible que esté para evitar una catástrofe humana y económica.

Nos están engañando cuando dicen que no hay más recursos.

No es que falte el dinero sino que sobran la maldad, la avaricia y la mentira, "los tres monstruos -como dijo Máximo Gorki- que han socavado y amedrentado al mundo con la fuerza de su cinismo".

https://blogs.publico.es/juantorres/2020/03/31/dinero-hay-lo-que-falta-es-voluntad-de-salvar-a-las-personas/

lunes, 30 de marzo de 2020

Hoy hace 20 años que no fumo

Eran más o menos las 5 de la tarde y estaba en la sala, viendo la película Magnolia, en la que acababa de ocurrir una lluvia de sapos, como en las plagas del Egipto bíblico. Entonces una voz femenina –supongo que Aimee Mann–, empezó a entonar una canción que más o menos decía: “Te has pasado la vida criticando los defectos del mundo. Y ¿qué me dices de los tuyos?” … Confieso que no recuerdo si eran exactamente esas palabras o eso fue lo que mi cabeza interpretó. El caso es que llevaba mucho tiempo inconforme por continuar con aquel vicio y en aquel momento estaba fumando. Mi primo Héctor ya me había dicho que fuera inteligente y lo dejara antes que un médico me lo pidiera, porque cuando eso pasaba el daño solía ser irreparable.

Empecé a fumar a los catorce, en la campaña de alfabetización. Primera vez que me alejaba lo suficiente de mi familia como para empezar a asesinarme sin ser interrumpido. Después continué en la escuela secundaria, en los trabajos voluntarios, los acuartelamientos, las guardias de milicia. Mi madre me sentía el olor, me preguntaba si estaba fumando y yo me escabullía diciendo que estaba rodeado de fumadores (lo que no dejaba de ser cierto).

Los tres años de servicio militar me hicieron un fumador consumado. Cuando empecé a tocar guitarra mis dedos pasaron de amarillentos a violáceos, por la mezcla de nicotina con las ampollas que me salían. Desde entonces hasta el 30 de marzo del 2000, todas las personas que se me acercaron, todo el que entró a mi cuarto, olió mi ropa o siquiera leyó un libro mío supo que mis humores olían a tabaco quemado. Algo de lo que sólo nos damos cuenta cuando dejamos de fumar.

La tarde en que lo dejé sabía que no iba a ser fácil; por eso no me dio por envalentonarme sino por hacer como si no hubiera decidido nada. Apagué el cigarrillo y me dije: “Ahorita prendo otro”. Cuando llegó “ahorita”, lo pospuse para después de la comida. Pero después de cenar dije: “Me fumo el próximo a la hora de dormir”. Ya sabía que al acostarme lo iba a posponer para después del desayuno… Así me fui engañando hora tras hora, día tras día, semana tras semana, mes tras mes. Nunca me atreví a decirme que estaba dejando de fumar. Si alguien me preguntaba: “¡Eh!, ¿ya tú no fumas?”, respondía que cómo no, lo que en ese momento no quería. Incluso mucho tiempo después no me atreví a decir que había dejado fumar; siempre cambiaba el tema. Me cuidé mucho de alardear, de escupir para arriba. Nunca subestimé el poder de mi enemigo.

Lo cierto es que aquel paso lo di en un momento táctico bastante inapropiado: la mañana siguiente empezaba a grabar Expedición. Llevaba un año trabajando en las canciones que lo conformarían, sobre todo en las orquestaciones. Era un viejo deseo, hacer un trabajo con arreglos sinfónicos escritos por mi: todo un reto. Le había pedido a Andrés Alén que me revisara las partituras y él, al verlas, pronunció aquellas memorables palabras: “¿Y dónde están los segundos violines?” … Yo respondí que los había omitido, pero: “¿Quién ha visto una orquesta sinfónica sin segundos violines?” … Así que tuve que revisar toda la música, en algunos casos volver a repartir las voces y en otros escribir las que no existían. O sea, aquel 30 de marzo del 2000, yo llevaba un año fumando toneladas de cigarrillos, mientras trabajaba en mi amado proyecto y, justo el día anterior de empezar a grabarlo, se me ocurrió enfrentar las tensiones propias de una grabación en estado de total desamparo, sin el “apoyo” de mi íntimo amigo: el tabaco. No recomiendo semejante imprudencia al que decida dejar de fumar, aunque doy fe de que tampoco es imposible.

Mi última caja de cigarrillos quedó abandonada en el mismo rincón de la mesa en que la había dejado. Pasaban meses y ahí seguía. Después de un tiempo, una tarde en que estaba solo, encendí uno y le di una calada. Con mucha vergüenza lo apagué enseguida. Más que por fumar lo hice por curiosidad, por aquello de cruzar la raya (otro vicio peligroso, aunque más infantil). Después guardé la cajetilla, que estaba casi llena. Allí se mantuvo años hasta que un día, buscando otra cosa, apareció. La abrí, vi que el papel se había oxidado y que todo parecía una especie de reliquia de la antigüedad. Creo que había un amigo en casa y que se la mostré, antes de echarla a la basura.

Y hasta hoy.

Fue impresionante el regreso de olores y sabores que no recordaba. Pensaba que eran cuentos de la gente, pero es cierto. Los despertares nunca más volvieron a ser lentos, con aquellas sombras cariñosas, como para que no saliera a la luz. Fue notable el aumento de mi capacidad respiratoria y el vigor general. Incluso un amigo pintor (gente que sabe de colores y texturas), un día me dice: "Compadre, ¿qué cremita Ud se está echando que le ha cambiado el tono de la piel?"... 

Creo que es bueno tratar a nuestro cuerpo con la misma consideración que deseamos ser tratados. ¿No será ese un derecho humano a cumplir con nosotros mismos? Bueno, ojalá sea así, con pandemia y sin ella.

viernes, 27 de marzo de 2020

Lo que vendrá

Por Charles Romeo

Hace ya muchos años atrás, en el corazón de la polémica entre los pensadores marxistas chinos y soviéticos, estaba la problemática de si “el uno se divide en dos o dos se convierten en uno”. Esta exquisita problemática de la dialéctica marxista ocultaba la cuestión de si existe o no un liderazgo incontrovertible, toda vez que si dos se convierten en uno hay únicamente una sola expresión del liderazgo. En cambio, si el uno se convierte en dos, ese liderazgo único, valga la redundancia, ya no existe.

En aquellos años de la década de los sesenta del pasado siglo, de lo que se trataba era de si la línea política del comunismo internacional tenía un solo centro de difusión: la Unión Soviética, como había sido hasta el triunfo de la Revolución China en 1949 o, precisamente a raíz de este hecho, si ahora había dos centros desde los cuales emanaban ideas discrepantes al respecto. En efecto, lo que había sucedido era que, ante la problemática de hacer la revolución a escala internacional, esa causa había sido hasta entonces exclusiva del único poder revolucionario marxista existente, como lo fue la URSS, pero ahora con la existencia y la trascendencia de la República Popular China, era también de su responsabilidad y entendida, además, a su manera.

El uno se convierte en dos y eventualmente en más de dos, cuando desaparece el liderazgo único como fenómeno histórico, objetivo e incontrovertible. Y esa es la cuestión concreta e inevitable que se manifestará por primera vez en el proceso revolucionario cubano cuando se retire por voluntad propia y producto de la edad, el General de Ejército Raúl Castro de la Presidencia de Cuba y de la jefatura de su Gobierno, continuador indiscutido del liderazgo que compartió en su calidad de segundo al mando de su hermano, el Comandante en Jefe Fidel Castro, quien concibió y dirigió la Revolución Cubana desde sus inicios, allá por el año 1952 hasta el presente, nada menos que 66 años, dos tercios de un siglo. Eso es un hecho y de nada vale especular sobre si pudo haber sido de otra manera.

Raúl Castro no es únicamente un personaje en sí mismo, sino que es, además, la expresión del conjunto de los revolucionarios que conformaron el Ejército Rebelde, tanto de los guerrilleros como de los combatientes de la clandestinidad y de sus continuadores, algunos de cuyos integrantes han sobrevivido hasta ahora pero que, inevitablemente, el tiempo implacable también los obliga al retiro, para pasar a la perpetuidad como personajes de la mitología de la Revolución Cubana.

Han sido décadas durante las cuales Fidel y después Raúl han expresado sus orientaciones, como se dice en Cuba, ante todo el pueblo de Cuba primero, y después también ante sus representantes en la Asamblea Nacional del Poder Popular, órgano supremo del gobierno de la Cuba socialista, y en el Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Pero eso se va a acabar. Fidel y Raúl son irrepetibles. ¡Ojalá lo fueran! Por consiguiente, en vez de recibir orientaciones de un líder indiscutido, los diputados y los militantes comunistas deberán ahora proponer las suyas a la consideración de sus correligionarios, y nada menos que sobre cómo mejorar la eficiencia del socialismo cubano. Pero ya sin el peso del liderazgo indiscutido y aceptado, es de esperar que ante las problemáticas tratadas se expresen opiniones discrepantes y hasta contradictorias que llevarán hasta el momento de la elección, para su aprobación o no. Siendo, a su vez, los diputados representantes de quienes los eligieron, del pueblo cubano, los medios de prensa deberán informar de las propuestas discrepantes para conocimiento popular y su discusión, lo que conformará un estado de opinión pública cuya expresión final será la decisión colectiva de la Asamblea. Los comunistas las discutirán en su seno, como lo especifican sus estatutos.

Quizás este futuro panorama político ya haya sido expresado de manera un tanto subliminal durante la reciente condecoración de Héroe del Trabajo concedida a tres veteranos de la lucha en las montañas contra la dictadura batistiana, los Comandantes de la Revolución Ramiro Valdés y Guillermo García y el que también fue Comandante del Ejército Rebelde, el doctor José Ramón Machado Ventura, en el antiguo Capitolio Nacional, nuevo local de la Asamblea Nacional del Poder Popular, y a los pies de la estatua que representa a la República de Cuba, símbolos de un pasado ya limpio y superado.

Lo que sí es indiscutible es que se inicia una nueva etapa de la Revolución Cubana.

La Habana, 26 de marzo del 2018.
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*Este escrito me lo mandó Charles y evidentemente se extravió, hasta hoy que lo encuentro, después de dos años y un día. Valga como homenaje a aquel amigo de vida apasionante, que nunca conocí personalmente y que en sus últimos meses de vida decidió confiarle a Segunda cita parte de sus reflexiones. 
srd

miércoles, 25 de marzo de 2020

Por la Patria / Por la Tierra

A la memoria de Juan Padrón.

Hoy hará 31 años de que, en la Plaza de La Revolución, Afrocuba y yo concluimos la gira Por la Patria. La habíamos comenzado el 28 de enero, en la cima del Turquino, con un recitalito de Vicente y mío, al pie de la estatua del Apóstol. Aquel mini concierto fue filmado por la televisión cubana. Entonces se decía que nunca había estado allá arriba. Tampoco recuerdo que haya sucedido después.

Las cámaras, los trípodes, las antenas de trasmisión y la planta eléctrica fueron llevados en helicóptero hasta el pico Cuba. Desde allí se cargaron a mano hasta la cima del Turquino. Hubo cargadores con derrames sinoviales en las rodillas, por el esfuerzo. La filmación duró exactamente una hora, a partir de las 12 del día, momento en que una nube se trasladó y nos dejó ver donde estábamos. Fue milagroso. Al frente de aquel equipo estaban Julio Pulido y Elisabeth Noriega. 

Después bajamos la montaña y nos fuimos a Baracoa, donde fue el primero de aquellos 35 o 36 conciertos (no recuerdo la cifra) que repartimos entre las 14 provincias y el Territorio Especial. Algo más de dos meses intensos de mega-eventos en plazas, estadios y potreros, como aquellos dos que hicimos para las decenas de miles de estudiantes secundarios del plan de cítricos de Jagüey Grande. Visitamos lugares que ni antes ni después vimos, como Sierra de Cubitas, al norte de Camagüey, donde había otra importante concentración de jóvenes.

Con nosotros viajaba una rastra con los instrumentos, las luces y el sonido. Los músicos, el personal técnico y algunos amigos nos trasladábamos en guaguas y autos alquilados. A mi me consiguieron un Volga, que manejaba Juan, un eficiente chofer holguinero, a quien todavía me encuentro a veces. De una provincia a otra se nos pegaba gente que después iba desapareciendo por el camino. 

Dos amigos que hicieron la gira completa fueron Jorge Navarro y Carlos Téllez. Navarro había sido asistente de cámara del ICR en 1967, aquel primer año de programas como Música y Estrellas y Mientras Tanto. Cuando me botaron de la televisión, él protestó. Como no le hicieron caso, pidió la renuncia y entregó su carné de la UJC. Nunca más volvió a integrarse a nada. Fuimos amigos hasta su muerte. Carlos Téllez era el lavandero del Playa Girón, cuando mi viaje con los pescadores. En septiembre pasado mi familia y yo cenamos con él y con su hija, celebrando medio siglo de amistad.

La idea de aquella gira extensa, incluso el nombre, empezó a ocurrírseme en 1987 o 1988, cuando me di cuenta de que los problemas que arrastraba el socialismo eran más graves de lo que ya parecían. 

Del período revolucionario, que yo recuerde, la década de los 80 fue la más próspera económicamente. Cuba fue admitida en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), organismo de cooperación internacional. Por primera vez, en muchos años, las tiendas de comestibles se veían llenas de productos. Incluso aparecían juguetes en vísperas de Reyes Magos. Pero ya en la segunda mitad de la década empezaron a acentuarse contradicciones en el campo socialista y todo parecía indicar que estábamos en la antesala de un gran cambio. Aquella gira surgió ante la posibilidad de quedarnos solos, con todas las incógnitas que eso implicaba. Por eso le puse Por la Patria.

Treinta y un años después de aquella situación que me puso a pensar en la necesidad de hacer algo que ayudara al país, hay preocupaciones un tanto más abarcadoras, incluso geográficamente. Estoy seguro de que no es la primera vez que el mundo siente la presencia de algo inminente, que nos atañe a todos. A lo largo de la historia, en cada guerra, en cada cataclismo, en cada susto de la noche se debe haber pensado que es ocasión de aprendizaje, que se va a cambiar lo necesario para que todo sea mejor. Niños desesperados que hacen promesas, juran, esperando merecer otra oportunidad. Yo me temo que aún nos falta demostrarle a la naturaleza que no somos plaga sino especie.

De esta manera extraña concluyo una memoria de hace tres décadas, al final de aquel viaje en la vida. Son visiones cruzadas en la que incluso un hijo, que aquel día cumplía 7 años, se me sienta en las piernas a rapear “El reparador de sueños”. Y llegan niños convertidos en mambises de Padroncito. Y lo que Martí llamó "Nuestra América" cristaliza en un solo propósito superior: fundar una libertad y una independencia dedicadas al bienestar de los propios, de los que por orígenes resultamos lo mismo. Aunque ya no seamos un puñado de pueblos sino un planeta. Por lo que, si volviera a subir al Turquino para empezar un nuevo recorrido, tendría que titularlo Por la Tierra.

domingo, 22 de marzo de 2020

Mensaje y poema

El mensaje:

Buenos días Silvio
Quería decirle lo mucho que aprecio su blog, en especial sus dos
últimos poemas.
El año que viene comienzo en la carrera de periodismo y su sitio es uno
de mis preferidos, por el carácter coloquial y poético de las
publicaciones, por cómo se habla sin más de cualquier tema, da un
sentimiento de conversación de tú a tú, de diálogo abierto.
Intentaré al graduarme darle toda la promoción que pueda al movimiento
de la trova en Cuba, sobretodo a los nuevos trovadores, que son los que
lo tienen más difícil.
Sobre esto escribí un poema, inspirado en ustedes, en los conciertos
suyos por los barrios, en los de Pablo, Varela, Frank y los nuevos:
Kamankola, Berazaín, Roly Berrío. Sería muy feliz si encontrara el
tiempo de leerlo.
Mil gracias por las canciones,


Sofía Miragaya


El poema:

MI TRIBU DE LOCOS
Por Sofía Miragaya

La gente de siempre en los rincones de siempre
los ladrillos expuestos a todo tipo de melancolías
como corazones en la palma de tu mano
las sonrisas de ayer que se vuelven las de hoy
cigarros alcohol besos olvidados que ya nadie reclama
mis ansias de ver a aquel que no llegará
y en el centro de mi misa mi naufragio
mi tribu de locos que andan buscando lo que nunca se extravió
hay un canario que raspa unas cuerdas 
que absorbe todo el humo
que cierra los ojos cuando es mucho el dolor

Los trovadores mis alegres trovadores
entonan tonadas de amistad y sexo
de amores que se aman porque aún son nuevos
de nostalgias pasajeras que no comprimen el pecho

Más alcohol un cigarro empieza a hacer calor
una pareja se adentra en el excusado carcajadas ruidos salvajes
música más alta por favor es que últimamente estoy muy sola
una historia cómica histérica doy golpes en la mesa
viene del centro de mi misa mi naufragio
mi tribu de locos que intentan sentir lo que antes nunca se sintió

Los trovadores mis románticos trovadores
hablan de escapadas a otro mundo pido a gritos la dirección
de caricias inauditas de deseos que estremecen
de noches cortas e historias fugaces como las agujas del reloj

Ronda de aplausos que suenen bien la última tocó mi corazón
retratos en cada pared de mí de ti de él
¿quién es quién? ya ni sé
risas de la mesa de enfrente parece que se divierten
yo no… yo vine sola
cuando estoy a punto de marcharme vuelve a raspar el canario las cuerdas
parece triste abrumado como un ave sin hijos por culpa de una serpiente

Los trovadores mis pobres trovadores
cantan y a veces se forman lagunas sobre sus guitarras
están en duelo perpetuo han muerto sus sueños de que una muchacha 
escuche sus canciones en el malecón

Se despide me ha hecho llorar
la pareja de antes la del baño juntan sus huesudos brazos 
ya no se oyen sus gritos
la mesa de enfrente por fin dejó de reír
nostalgia del ayer ningún tipo de fe vasos rotos pleito afuera
en fin sollozos y penas
lo observamos guardar a su compañera de guerra
¿se va a marchar y todo el mundo le deja?
yo ya no aguantó más de esta comedia muda
! otra, canta otra ¡

Oigo un susurro viene de la esquina de mi misa mi naufragio
mi tribu de locos que intentan sobrevivir solo porque necesitamos de ellos
mi canario raspa unas cuerdas de nuevo muestra sus dientes
alza la voz esto acaba de comenzar
nos juntamos a su alrededor pasamos una pipa
tarareamos el coro que solo sabe dios

Mis trovadores mis soñadores trovadores
me dicen que al final no estamos tan mal solo debemos aguantar un poco
que ayer no es hoy y por suerte hoy no es mañana.
que hay drogas sexo y rock n´ roll para rato

Pero que la vida es más que eso es esto
estar aquí sola y no tan sola estar acompañada por extraños
por mi misa mi naufragio
mi tribu de locos que van cambiando pero son los mismos
mis trovadores alegres románticos pobres soñadores
mis canarios que no se cansan de raspar unas cuerdas

jueves, 19 de marzo de 2020

La salud en Cuba

Por Jorge Gómez Barata

Cuba no necesitó prepararse para la pandemia de coronavirus porque estaba preparada, y sólo necesitó contextualizar la situación, poner a punto mecanismos concretos y protocolos específicos para hacer lo que hace todos los días: proteger al sano y curar al enfermo. Llegar al punto donde hoy se encuentra le ha tomado medio siglo de denodados esfuerzos.

El sistema de salud cubano cubre a toda la población, se extiende por todo el país, cuenta con especialistas en todas las áreas, es solvente para tratar todas las enfermedades y, aunque cuesta caro, es gratis y emana humanismo por todos sus poros. En Cuba todos los días, alrededor del diez por ciento de la población, alrededor de un millón de personas, interactúa de algún modo con el sistema de salud.

La fortaleza del sistema de salud pública cubana, es resultado del proceso político vivido en los últimos sesenta años y suele atribuirse al socialismo, lo cual me parece inexacto. Socialismo había en una decena de países que, aunque contaron con un desarrollo económico razonable, no fueron potencias médicas.

El mérito por la creación del sistema de salud en Cuba pertenece a Fidel Castro, quien consagró a ese cometido sus energías, su capacidad de convocatoria y su poderosa inteligencia. Obviamente, no lo hizo solo, sino que fue acompañado por una pléyade de competentes y consagrados médicos científicos a quienes reconoció y distinguió, pero nunca privilegió inculcándole con su ejemplo un devoto sentido del deber.

El eje de la arquitectura de la salud pública en Cuba es el sistema de atención primaria cuyo núcleo está formado por el programa del médico y la enfermera de la familia, implantado en 1984 y que involucra a unos 30,000 médicos y alrededor de 15,000 consultorios.

Del sistema integral forman parte varios programas, entre ellos: materno infantil, enfermedades crónicas no transmisibles, enfermedades transmisibles, atención al adulto mayor, transplante de órganos y otros. A ellos se suman: atención estomatológica, servicios de óptica y el sistema de urgencias médicas. Al conjunto se añaden: rehabilitación, estadísticas de salud, información científico-técnica, promoción de salud, tecnología médica, incluyendo electro medicina, medicina nuclear, red de droguerías, farmacias y ópticas.

Un elemento clave es una poderosa industria farmacéutica formada por centros de alto nivel científico donde se investiga y se produce y que es capaz de fabricar alrededor del 80 por ciento de los medicamentos del formulario nacional, vacunas y otros fármacos avanzados. No puede omitirse el esfuerzo para el desarrollo de la medicina natural y tradicional.

De la infraestructura médica cubana forman parte 284 hospitales, entre ellos clínico quirúrgicos, maternidad, pediátricos, así como las más importantes especialidades, con alrededor de 90,000 camas y casi 100 unidades de cuidados intensivos. El sistema se completa con 426 policlínicos, 166 clínicas estomatológicas, 27 bancos de sangre, 27 hogares maternos y 197 hogares de ancianos. Hay Centro de Higiene y Epidemiología en todas las provincias y municipios.

El director general de la Organización Mundial de la Salud, doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha dicho “No puedo más que agradecerle a Cuba por el sistema de salud modelo que tiene, que lo hace situarse entre los mejores del mundo” y la doctora Clarissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud, señaló: “El empeño del sistema de salud del país y sus autoridades para lograr, no sólo la calidad de vida de los cubanos, sino la de millones más en otras partes del mundo es digno de reconocimiento”.

La joya de la corona de la salud pública cubana son sus 100,000 médicos, enfermeras y técnicos y directivos que, en conjunto, además de cubrir holgadamente las necesidades nacionales, en 60 años han participado en miles de misiones médicas y actualmente colaboran en más de 60 países, en algunos casos, en condiciones de alto riesgo.

Médicos formados en Cuba, ya sea porque cumplen contratos, son misioneros o emigraron, prestan servicios en todo el mundo.

La salud pública cubana no es perfecta ni impoluta y debe superarse a sí misma cada día. Ella sola no derrotará a la pandemia de coronavirus, aunque sí puede hacer un aporte sustancial. Quienes han querido enlodar su reputación, en esta hora, cuando todo se pone a prueba, deberán callar.

Fuente: https://www.poresto.net/2020/03/19/la-salud-en-cuba/

viernes, 13 de marzo de 2020

Si no quieres tumbar al gobierno

Si no quieres tumbar al gobierno
nunca esperes justicia por dote.
La mentira cubrirá tus huesos
y habrá perros ladrando tu nombre.

Si no quieres tumbar al gobierno
poco importa que alumbres o sanes.
Da lo mismo que seas honesto
donde odiar es lo más honorable.

Si no quieres tumbar al gobierno
no hagas rap, rocanrol, polonesa.
No se va a publicar tu concierto
ni aunque cante contigo la tierra.

Si no quieres tumbar al gobierno
callarás que no fuiste emigrante.
Sólo existe la cruz del exilio;
cualquier otro dolor es cobarde.

Si no quieres tumbar al gobierno
pagarán tu familia, tus hijos;
te pondrán maquillaje de hierro
y dirán que eres un asesino.

Si no quieres tumbar al gobierno,
da lo mismo que seas García Márquez.
Te caerán toneladas de estiércol,
aunque firmes Miguel de Cervantes.

(2009)

martes, 10 de marzo de 2020

El problema

Del fb de Ernesto Estévez Rams

Es dificil darnos cuenta que el problema no es la falta de razón sino la abundancia de torpeza.

El problema no es la intransigencia en la defensa de los principios, sino la forma en que estructuramos esa defensa.

El problema no es que demos el paso al frente, sino que cada cual da el paso que quiere en la direccion que quiere y todos pretendemos que nuestro paso es el correcto.

El problema no es responder a la agenda de otros, sino posicionar nuestra propia agenda.

El problema no es que un documental tergiverse y manipule, sino que seamos nosotros mismos quienes lo hagamos protagónico.

El problema no es la condena a quien ultraje los símbolos patrios, sino que logremos con la inhabilidad de la respuesta, la increíble hazaña de que voces que nunca hubieran estado juntas, se sumen para criticar la torpeza.

El problema no es exponer la hipocresía de los medios que critican la libertad de expresión en Cuba, mientras en sus países peores condenan le hubiera esperado al ultrajador. 


El problema es que la campaña mediática mundial no la estructuramos nosotros, sino la estructuran ellos y la única manera de ganarla es con la inteligencia y el aplomo de saber cuando te tejen una trampa, para no caer en ella.

El problema no es que nos ofendamos con la mentira, es que le otorguemos a la mentira, con la censura inútil y extemporánea, la publicidad que quería.

El problema no es defender la Revolución desde las ideas, el problema es la falta de ideas de demasiados que defienden a la Revolución.

El problema no es dar batalla, el problema es la falta de estrategia y la torpeza táctica para dar batalla.

Nunca dejaré de defender la Revolucion, pero me jode que la torpeza de otros le otorgue al enemigo la posibilidad de que ellos escojan el terreno de batalla. Me jode que la torpeza de otros le permita al enemigo decidir las condiciones de la confrontacion. Me jode que la torpeza de otros nos haga pelear a la riposta y no a la ofensiva. Me jode que tengamos que deshacer las torpezas de otros. Me jode, me jode, me jode.

Ahora, después del desahogo, ¡otra vez a la carga!

lunes, 9 de marzo de 2020

Bomberos con lanzallamas, la peligrosidad del mundo y los indiferentes

Por Ricardo J. Machado
Hace unos días envié una nota a Segunda Cita relacionada sobre el documental de Porcel y mis comentarios sobre la ola –todavía pequeña– de intolerancia, irracionalidad y dogmatismo que va ganando espacios en algunas instituciones cubanas. Las mismas formas de pensamiento que empujaron a la derrota al socialismo europeo que conocí bien in situ. Están distribuyendo enajenación a voleo. Los protagonistas que la impulsan debieran recibir un cursito sobre el concepto de Marx sobre alienación. Evidentemente les falta formación teórica. No se actualizan en temas claves de filosofía contemporánea. 
Con posterioridad a este comentario se enviaron al mencionado blog otros dos que merecen –por su pertinencia– referirse a ellos. Uno de Estévez Rams que toca un asunto clave; el de la ética de los jóvenes realizadores. Grabaron a escondidas una entrevista a Pedro Luis Ferrer para lo que este había negado el permiso. Esa debió ser la base del análisis, como sugiere Estévez. Este evento me trajo otros recuerdos .
Durante algún tiempo impartí cursos en la escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, sobre investigación y realización de audiovisuales. Revisé decenas y decenas de tesis de graduación y entre ellas descubrí la tendencia de no pocos jóvenes realizadores a herir y clavar espinas sobre nuestra sociedad. La mayoría incurría en lo yo llamaba la intencionalidad difusa. No tenían pensamiento porque eso no se enseña allí, tampoco la ética, que no es asunto priorizado como en gran parte de la historia del sistema educativo socialista. Encontré solo uno dedicado a los niños de Chernóbil. Percibí con claridad la intención de muchos de ganar celebridad, esperando que si los censuraban así podían tener fácil acceso a la fama, y en algunos casos usando también el mecanismo de las grabaciones ocultas. Los realizadores de ese audiovisual deben ya haber descorchado algunas botellas celebrando el logro de sus objetivos que probablemente es ganar popularidad. Popularidad a base de clavar banderillas sobre la piel de un pequeño país acosado por la bestia del norte.
A la mayoría de mis alumnos de EICTV les importaba más ser un realizador de éxito que una persona con valores. No se puede asegurar que sea este el caso de los muchachos que hicieron este documental, pero siguen el mismo patrón.
Sería ingenuo suponer que el oportunismo solo surge en la edad madura. Pero ellos no son los culpables, principalmente los cubanos, que estuvieron siempre entre los mejores alumnos.
Para intentar explicar las causas profundas de este evento hay que ir atrás. A partir de la década del 70 comenzaron a llegar a Cuba casi por oleadas los apparátchik enviados por el gobierno soviético. Es verdad que nos ayudaron mucho; sería de ingratos no reconocerlo. Pero los que asignaron al sector educativo sí dejaron huellas y no precisamente positivas. Sobre todo, en las Ciencias Sociales. Señalo dos de las mas dañinas. Introdujeron un espeso engrudo llamado marxismo-leninismo en la versión estalinista, no de los clásicos. Viví el proceso en el dpto. de Filosofía de la universidad y su producto: la revista Pensamiento Crítico, donde intentamos contraponer la invasión mediante el pensamiento de Fidel, Martí y el Che (siempre mal visto por la nomenclatura soviética). Se promovió un regreso a los clásicos. Pero se perdió esa batalla.
Considero que la introducción de ese paquete teórico adulterado, que funcionó durante mas de 4 décadas, ha dejado severas lesiones en la forma de pensamiento de millones de personas, entre ellos una mayoría de cuadros de dirección, e incluso en parte de los educadores. No se trata de buscar culpables; fue una circunstancia histórica muy complicada. Hay que darle duro al problema sin lesionar a la gente. Ahora recién se toma la sabia decisión, en la universidad de La Habana, de nombrar a la disciplina Filosofía, que es como debe ser, independientemente de otorgarle el lugar primario que merece el pensamiento de Marx. Para terminar el comentario, otro grave error, inspirado por los apparátchik pedagógicos, fue eliminar la asignatura de Ética, que existía desde  el nivel secundario desde mucho antes de 1959. Es vieja y pueril la objeción a Marx, que no se ocupó de la ética; tuvo que dedicar su vida a la ciclópea tarea de desenmascarar la falta de ética de la burguesía, que tenía engañado a todo el mundo.
 La asignatura Moral y Cívica se impartía en los entonces llamados Institutos de segunda enseñanza. El programa de este nivel elaborado por insignes pedagogos cubanos tenía fama de ser uno de los mas prestigiosos a nivel internacional. Esta asignatura se eliminó y ha estado ausente de nuestro sistema educativo durante mas de 50 años. Yo la recuerdo con mucho afecto. Se estudiaban los principios de la ética como ciencia, y se incluían temas relacionados con la educación cívica y la constitución de 1940. En muchas universidades del planeta cada carrera tiene una disciplina de Ética; la de los ingenieros, los abogados, etc. Aquí solo la tiene la de medicina. ¿La incluye en su currículo la FANCA?
 He conocido personas honestas pero que no son éticas. No tengo espacio para explicar la diferencia. Concluyo el punto; la ética es una ciencia y como tal hay que estudiarla. Ese vacío no se resuelve firmando el código de ética cada cierto tiempo, pero sin tener una sólida base conceptual que la fundamente. Ninguna institución, ni ningún país puede tener un clima social moralmente saludable sin el estudio sistemático de esta ciencia.
El segundo comentario que merece atención es el de Giordan  Rodriguez .    
Este plantea –con mucha perspicacia– la duda acerca de la verdadera postura de los censores: Si lo hacen por incapaces o de manera intencional, para hacer daño.  Habría que investigar, y no hacer suposiciones. Todo puede ser. Lo que pienso en realidad es que tanto a los realizadores en este caso faltaron a la ética. Es lo que los une y permite incluirlos en un mismo grupo. Y esto no es del todo su responsabilidad individual, habida cuenta del enorme y prolongado vacío mental en la cabeza de muchos de nuestros ciudadanos.
Antes de terminar y volver al tema, deseo referirme a una tesis reiterada por el hermano de mi amigo Guillermo René Rodríguez Rivera (R3) sobre la existencia de agentes infiltrados. Según mi experiencia existe toda una familia de ellos. Pero no son los apparátchik. Según mi experiencia ellos no son simuladores, los traté personalmente durante años. La mayoría son gente honesta que asumen con seriedad su función de custodios de una suerte de fuego sagrado, que es su versión de lo que debe ser el socialismo. Y creen en lo que hacen. En general tienen una vida austera.
Los peores son otros. Permiso para una anécdota. Estuve cuatro años en un país socialista en la facultad de economía de la universidad Humboldt de Berlín. Mis condiscípulos cercanos eran polacos checos, soviéticos y alemanes que terminamos el doctorado juntos. A lo largo de varios años nos encontramos en muchas ocasiones. Durante ese tiempo noté en nuestras conversaciones un desencanto y pesimismo creciente. No solo por la aplicación en esos países de métodos similares a los que están apareciendo aquí ahora, sino por otros factores mas complejos. En una de mis conversaciones con un aspirante alemán –llamémosle Wolfgang– muy cercano a mí porque había sido el secretario de la juventud de esa facultad, se me reveló una causa, en mi opinión quizás mas profunda. En medio de nuestra discusión –porque a menudo tenían un carácter confrontacional– le pregunté: "¿Entonces tu crees que El Capital es mentira?" (lo habíamos estudiado juntos para el examen). La respuesta fue sorpresiva y a su contenido le he dedicado horas de meditación: "¡No, no, El Capital es verdad! Pero la vida es una sola y eso se demora mucho. Lo mío ahora en comprarme un yatecito para llevar a mi familia los fines de semana a los lagos. Es lo único que me falta, ya tengo carro y dacha en las afueras."
 Ese socialismo apostó al consumismo desenfrenado, y realizó un trabajo ideológico sin base ética y despreciando la utilización de las Ciencias Sociales, que también estaban contaminadas. Es decir encontré un marxista antisocialista: ¡compleja que es la condición humana! Él ya pertenecía a la élite, tenia una vida muelle, un carnet del partido y viajaba al extranjero. Pero ya carecía de compromiso con el socialismo. Debió haber pasado un curso sobre el método Stanislavski. 
Se vestía y calzaba en las tiendas Exquisiv o Exclusiv (no recuerdo bien el nombre). Lo visité después de la caída del muro. Era copropietario de dos restaurantes y un hotel en la costa donde el premio Nobel Gunther Grass pasaba sus vacaciones. Creo que aquí ya hay unos cuantos Wolfgang, hijos de papá, y que algunos hacen ostentación de su nivel vida en Facebook. ¿Que piensan nuestros ideólogos de esto? ¿Creen que un documentalito hace mas daño ideológico que las fotos en FB de la familia de los Wolfgang tropicales? Se los dejo como tarea para la casa, por si alguno lee SC.
Volviendo al tema, parece que un aspecto clave del audiovisual censurado es la participación de muchos cubanos en los actos de repudio. Ya algunos foristas han ofrecido sus criterios explicando el contexto. Es verdad que los que participaron no pueden sentirse orgullosos con la perspectiva que nos da el tiempo vivido. Y muchos se sienten sin duda arrepentidos. Pero creo que no tienen por qué avergonzarse. Se equivocaron del lado de la nación que se sintió traicionada, muchos de estos emigrados “de palo pa’ rumba”. Hasta el día anterior se hacían pasar por revolucionarios, incluso Porcel, y la gente los consideró unos simuladores. Los que fueron a sus casas se sintieron engañados, pero en última instancia estuvieron del lado correcto de la historia, que es la del sufrido pueblo cubano que no ha tenido momentos de sosiego en los últimos 160 años, desde comenzaron las luchas por la dignidad e independencia de la nación. La cronología que publica Silvio me exime de los detalles. No tenían ni tienen piedad. En ese intercambio de golpes no era posible medir con exactitud el punto a golpear. Los que solicitaban la salida del país era enviados a la agricultura hasta el permiso de salida, lo que también se puede explicar, pero no justificar.
 Los que se fueron –y no los juzgo porque la vida humana es una sola, como decía mi amigo alemán– se pasaron al bando de los indiferentes. 
Concluyendo: el mundo se ha convertido en un lugar extremadamente peligroso. Nuestro pequeño país esta en medio de la vorágine y recibe el duro castigo de un gobierno vil y cobarde, que ahora planifica detalladamente –como nunca antes– el asesinato de la nación cubana. Es el precio de su desobediencia y por negarse a que nos pongan de nuevo un dogal al cuello. Si, es verdad, el mundo está enfermo, y grave, y no sabemos si es tanto por el poder de los gobiernos tóxicos, o por el número de aquellos que se han sentado a ver que pasa. ¿De que lado está puesta la silla en la que se sienta Porcel?

jueves, 5 de marzo de 2020

Leyendo Te doy una canción

Advertí que se estaba derrumbando;
era temprano y nadie lo notaba
–tanto futuro inmenso nos cegaba,
tanto pasado soñador cantando–.

Y consumimos el amor amando
y en vez de porvenir tuvimos gloria,
como una dilatada prehistoria
con la que me concilio perdonando.

¿Cómo juzgar en la distancia cada
segundo, cada inmediatez latente?
¿Desde qué compromiso la corriente

nos deja su versión de la mirada?
Ayer fue del ayer. Hoy del presente.
El porvenir, debate con la nada.

12 de junio de 2018

lunes, 2 de marzo de 2020

La guitarra de Woody

Por David Brooks

La guitarra de Woody Guthrie tenía grabada la frase esta máquina mata a fascistas.
Esa guitarra viajó por todo el país, acompañando canciones de luchas sociales, huelgas, migrantes, desafíos y sobre todo de solidaridad entre los muchos que enfrentan la injusticia a manos de los pocos, o sea, canciones de amor y rabia desde abajo.

Tal vez la más conocida, aunque también censurada, es su himno This land is your land (Esta tierra es tuya), escrita hace justo 80 años en la ciudad de Nueva York, una respuesta furiosa a una canción patriótica que se llama God Bless AmericaEsta tierra es tuya resume la disputa que hoy es más contemporánea que nunca, sobre a quién le pertenece este país.


Lo que está al fondo de la dinámica política y social en este país en este momento es que la desigualdad económica ha llegado a su punto más alto en medio siglo, algunos dicen que la concentración de riqueza es la más extrema en 80 años (más o menos cuando se escribió esa canción). Por ejemplo, los tres hombres más ricos del país son dueños de más riqueza que 50 por ciento de la población más pobre, y el 5 por ciento más rico de los estadunidenses son dueños de dos tercios de la riqueza nacional (https://inequality.org/facts/wealth-inequality/). La disputa política y electoral tiene que ver en gran medida con las consecuencias y la respuesta a eso y, a la vez, con la democracia misma.

Louis D. Brandeis, juez de la Suprema Corte y uno de los intelectuales constitucionalistas más importantes de Estados Unidos, declaró hace más de un siglo: Podemos tener democracia o podemos tener la riqueza concentrada en las manos de unos pocos, pero no podemos tener ambas.

Algunos señalan que Trump es una respuesta populista de derecha a estas condiciones. A la vez, el movimiento en apoyo de Bernie Sanders ofrece una expresión progresista a las mismas condiciones. Ambas cosechan la furia contra las cúpulas políticas y económicas que en todo sus sentidos han anulado el llamado sueño americano al imponer una agenda neoliberal sobre la economía más rica de la historia.

La apuesta de Trump toma prestados algunos de los ingredientes clásicos del fascismo histórico pero sin la coherencia ideológica, lo cual ya está ampliamente documentado. Pero vale subrayar que a pesar de los gritos de que la democracia está en jaque con este régimen, ese proyecto cuenta con la complicidad suficiente de las cúpulas económicas y políticas del país como la cooperación pragmática de otros gobiernos. Hemos visto esta película.
Dibujo en el pulover que tengo, edición Smithsonian

No es por causalidad que el nuevo proyecto de David Simon (el creador de las series extraordinarias The Wire y Treme, entre otras), que se estrenará próximamente, es una serie basada en la novela de Phillip Roth El complot contra America, cuya premisa es descartar la noción de que eso no puede ocurrir aquí, al imaginarse cómo un nazi (el famoso aviador, quien era un simpatizante nazi en la vida real –o sea, una celebridad–, Charles Lindbergh) se vuelve presidente de Estados Unidos en 1940 y busca imponer su poder sobre las tres ramas del gobierno, explorando el culto de celebridad y la tiranía de una mayoría que de repente apoya a un político sin escrúpulos, y la lucha de resistencia contra el abuso del poder que no necesariamente triunfa.

La nación y sus nociones, ilusiones y realidades democráticas están en disputa. Por ahora no se sabe de quién es este país.

La canción de Guthrie incluye un par de versos frecuentemente censurados en escuelas y otros lugares:

“Ahí había un alto muro ahí que intentó pararme / El letrero ahí decía ‘Propiedad Privada’ / Pero del otro lado, no decía nada / Ese lado fue hecho para ti y para mí”.

Otro más:

Una mañana asoleada en la sombra del campanario / Por la oficina de asistencia social vi a mi gente / Mientras estaban ahí hambrientos / Me quede ahí preguntándome / ¿Esta tierra fue hecha para ti y para mí?

Llegó la hora de sacar la guitarra de Woody.


Fuente: https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2020/03/02/american-curios-la-guitarra-de-woody-3321.html