martes, 22 de julio de 2025

Las nuevas tecnologías y la guerra

Por Gabriel Impaglione

Las nuevas tecnologías están modificando para siempre las estrategias militares. No es novedad, ya sucedía en la edad de piedra. 

Los drones terrestres, marítimos y aéreos, de bajo costo, alta maniobrabilidad y poder de fuego, destruyen equipos y objetivos militares con cierta facilidad generando enormes pérdidas económicas. La artillería operada con gps y otros sistemas satelitales atacan a cientos de kms de distancia con un margen de error que no supera los 100 cms. La infantería ya no se mueve en masa como en la segunda guerra, alcanzan y toman posiciones de a 2, 3, 5 soldados. Un misil hipersónico puede ser disparado desde un caza a tres mil kms de distancia del objetivo y llegar al blanco sin ser alcanzado por los equipos antiaéreos. Ucrania es el laboratorio de pruebas para nuevas armas (como lo es cada guerra) del que saldrán cañones de rayo laser, cúpulas electromagnéticas, muros de ultrasonido, ondas térmicas, máquinas a control remoto, aparatos que operarán con inteligencia artificial. Y todo esto, si bien en parte se aplica, no tardará en ser utilizado en masa en poco tiempo.

Los paises bálticos más Polonia y Alemania, construyen rutas, bases, bunkers e infraestructura para logística militar mientras incrementan el gasto en "defensa". No se puede hacer todo esto sin dinero y la UE atiende pedidos mientras direcciona hacia su elenco de mayoristas a los pobres compradores aterrorizados. Los fondos no se entregan de un día para el otro, los paises europeos deben hacer bien los deberes y cortan inversiones, subsidios, programas de todo tipo para hacer frente al ideal del 5% del PBI para armamento. La salud en Italia, por ejemplo, (y no solo) está duramente castigada por estas políticas.

Vimos varias protestas en Colombia de familiares de mercenarios caidos en Ucrania. Piden a su gobierno ayuda para encontrar y repatriar los cuerpos. Las familias no han recibido indemnizaciones de Kiev y denuncian un gran fraude.

Recordalo: Ucrania no pertenece a la OTAN. OTAN entrena al ejército ucraniano, entrega tanques, blindados, vehículos de transporte de personal y logística, sistemas antiaéreos, drones, municiones y equipos de alta tecnología, cargamentos de medicinas, alimentos y accesorios. Información satelital, operadores de misiles y misiles, cuadros de inteligencia, planes estratégicos, recursos económicos y propagandísticos. Ucrania se ejercita en maniobras OTAN. Ahora... quién hace la guerra a Rusia? Ucrania o la OTAN? Un general yanki es el jefe de la OTAN.

Rusia nunca atacó paises occidentales. Las operaciones del siglo pasado que llevaron a la ocupación de Berlín fueron la continuidad de la extrema defensa de su país ante la invasión nazi. Europa: todo lo contrario. Colonialismo, invasiones, ocupaciones por el mundo y las dos guerras mundiales. Va por la tercera?

La expansión de la OTAN en Europa viola acuerdos internacionales, su maniobra para integrar paises de la frontera con la FR generó gran parte del actual conflicto. Lo sabían. Esa jugada premeditada era la punta de lanza del proyecto de invasión y ocupación de Rusia y su balcanización. Mark Rutte, jefe político de la OTAN martilla con la "amenaza rusa" sin que se le caiga la cara mientras entrega una pequeña flota a Ucrania para que opere en el mar Báltico, donde navegan los buques petroleros fantasmas de la FR comerciando crudo. Rutte ayuda a generar la chispa continental que Moscú busca de evitar por una sencilla razón de humanidad.

Alemania hará reclutamiento masivo en 2026 para ser "el más grande ejército de Europa" según exclamó el canciller Merz, que parece entrenar sus gestos para dar discursos. Otra vez?

Es un poco grotesca esta cosa. En los '40 del siglo pasado el delirio nazi construyó un ejército de millones de soldados y cientos de miles de tanques y cañones, aviones, submarinos, en fin... una desproporción mundial que se cavó la fosa en Stalingrado ante una URSS que fabricaba sus armas casi para el día a día de la resistencia. Ha pasado mucho tiempo. Hoy todo indica que el potencial es todo lo contrario (sumando no solo la producción bélica sino también los misiles nucleares). 

Los misiles rusos no pueden ser interceptados por los sistemas occidentales. Algunos desarrollan once veces la velocidad del sonido. Moscú posee miles de ojivas nucleares, muchas más que Francia, Inglaterra y EEUU juntos. Desde diversos puntos de Rusia podrían disparar contemporáneamente sus misiles a 3000 ciudades de Europa y EEUU y otros tantos objetivos militares. Ya no importa quien dispare primero, en cinco segundos miles de artefactos atómicos estarán surcando los cielos del norte del planeta. No habrá después.

La OTAN parece una de esas sectas que llevan al suicidio en masa. Los fanáticos religiosos que tienen sueños eróticos con el armagedón están dispuestos a echar el último centavo en esa máquina de la extinción.

Las oligarquías suelen brillar por sus copas de champagne en mano, no por su cultura y empatía humana. 
Los gobiernos suelen ser pobres títeres machacados por el uso que hacen de la democracia una palabrita insulsa, ahuecada.  
Los pueblos están gritando no a la guerra, los gobiernos no escuchan nada.
Perderemos todos. Nuestros pueblos hermanos ucranianos y rusos, y los que se metan en medio del juego perverso de las corporaciones.

Una guerra de oligarcas contra un fantasma inventado al que no fue necesario describir en detalle, ese trabajo lo hizo Hollywood por décadas.

Ucrania pone el territorio y, junto a Rusia, los muertos. Todo lo demás es la gran Oda a la Acumulación que pocas familias ilustres ofrecen en coro a su diosa Codicia.

3 comentarios:

silvio dijo...

Ángeles Lucas: Eduard Müller, investigador: “La forma de producir alimentos y fibras para textiles provoca el 80% del daño planetario”

silvio dijo...

JUSTICIA A LA AMERICANA
por Pedro Salmerón Sanjinés

Hace muchos años que soy lector de John Grisham, autor de best sellers aparentemente ligeros sobre la administración de justicia en el sur de Estados Unidos. Algunos de sus libros han sido llevados a la pantalla grande, protagonizados por estrellas como Susan Sarandon, Samuel L. Jackson, Sandra Bullock, Gene Hackman, Tom Cruise o Matthew McConaughey. En sus novelas parece increíble la vesania de los jueces, la canallería de los fiscales, la corrupción de las policías, la ignorancia de los jurados, la estulticia de los legisladores, las mentiras flagrantes y la seudociencia de los “expertos” que testifican. El racismo galopante, la discriminación y la injusticia parecen de caricatura… hasta que aparece la realidad.

Porque ese autor de novelas superventas dedica parte de su tiempo y su dinero a proyectos que buscan eliminar la pena de muerte y salvar la vida de reos condenados a la misma, y aún más, a demostrar la inocencia de personas injustamente condenadas. Y ahora, en coautoría con el sacerdote Jim McCloskey, quien coordina organizaciones de defensa de esas personas injustamente condenadas, ha decidido pasarse a la no ficción (ya lo había hecho con El proyecto Williamson, pero no a este nivel). Así, Grisham y McCloskey eligieron 10 historias (aunque a lo largo de ellas deslizan datos sobre decenas más) para contar, en Inocentes, esos casos increíbles. Dice Grisham: “Nuestro propósito con este libro es concienciar sobre las condenas injustas y… ayuda a evitar que se produzcan más. Es un esfuerzo por sacar a relucir algunas tácticas terribles y abusivas que utilizan las autoridades para condenar a personas inocentes”. Como a fin de cuentas Grisham no está contra el sistema, no dice lo que cualquier lector puede encontrar en el libro: no son “algunas tácticas”, sino un sistema podrido hasta la médula.

McCloskey, quien tampoco es opositor al gobierno estadunidense, pero que combate al sistema penal cotidianamente, lo dice más claro: “víctimas de un sistema penal sumamente fallido… Las condenas no obedecieron a errores involuntarios… No, tuvieron su origen en la mala praxis y el chantaje de las fuerzas del orden… a través de una amplia variedad de medios ilícitos”. Pero las 10 historias aquí contadas son excepciones, los condenados –casi todos negros pobres, algunos blancos pobres que eran soldados y marinos, una negra, excepcionalmente un blanco de clase media al que condenaron en buena medida por acusarlo de ser homosexual– fueron exonerados después de muchos años de estar encarcelados, pero la mayor parte de quienes están en su situación, siguen en prisión, en un país con penas exorbitantes para cualquier delito.

silvio dijo...

Justicia a la... (2 y fin)

Existen dos elementos comunes en todas las historias contadas en el libro y en las más de 100 que se sugieren: la corrupción y prepotencia de las autoridades policiacas y judiciales, y la discriminación y el racismo. Y aparece un tema que debe preocuparnos hoy: aunque soy partidario sin reservas de que la Suprema Corte de Justicia sea electa por voto popular, no estoy tan seguro de que deba ser así con los jueces de distrito y así por el estilo: el ejemplo de la justicia a la americana es terrorífico: los jueces, electos por voto popular, hacen política, y en estados como Texas (el más recurrente en el libro), la hacen al servicio de los prejuicios más rancios posibles. ¡Ay de aquel juez que no actúe como si el mundo no tenga 5 mil años y no descendamos todos de Adán y Eva! Perderá sin duda las siguientes elecciones. ¿Jurados populares? Más allá de que puedan ser comprados o amenazados, el chantaje policial y el aplastante poder del Estado (que recurre a policías, forenses, “expertos” y lo que sea) los pone casi siempre de un solo lado, sobre todo en este tipo de casos, cuando los acusados no pueden pagar a abogados ilustres ni a “expertos” que contradigan a los de la fiscalía. Si los acusados de estas historias volvieron a salir libres fue porque asociaciones humanitarias con importantes recursos económicos retomaron sus casos: sin ese dinero, seguirían todos en la cárcel.

Casi termino, ¿ese país es la policía del mundo, ese país que nos amenaza, siendo el primer consumidor de droga y el primer vendedor de armas, se atreve a hablar de justicia? ¿El país con más ciudadanos propios en cárceles, el país de los 200 mil desaparecidos anuales? Termino con una última cita de John Grisham:

“Hay unos 2.3 millones de estadunidenses entre rejas, la tasa más alta jamás conocida. Encerramos a más conciudadanos que ningún otro país en toda la historia. Ello causa un perjuicio social y económico a nuestros ciudadanos más vulnerables: la gente pobre de color…

“Desde que comenzamos ‘la guerra contra las drogas’ en los años 70, el número de presos se ha disparado, mientras el consumo apenas ha disminuido… Hemos perdido la guerra contra las drogas… Los hombres negros, pobres y sin estudios son los más afectados por la encarcelación masiva.”

https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/07/22/opinion/justicia-a-la-americana