domingo, 20 de julio de 2025

Cuba y el socialismo de derecho

A propósito de lo sucedido con Jorge Fernández Era

Por Jorge Fuentes

En Cuba, a cualquier ciudadano que le diga en una estación de policía a un oficial: cínico, fascista, abusador o esbirro, le caen a piñazos y le dan duro en la cara, los oídos. Por supuesto que me estoy refiriendo, o me quiero referir, a 1958, en plena dictadura de Batista.
La Revolución terminó con tales abusos. Aguerridos combatientes de la clandestinidad que habían sufrido torturas y golpizas, desde el primero de enero integraron las filas de la recién creada PNR, dirigida por el legendario comandante Efigenio Ameijeiras, y mucha gente de pueblo se incorporó a ese servicio.
He visto en otros países policías golpeando a la gente, incluidos países de Europa y en los EU. Pero qué pasa, esto es Cuba. Un lugar donde hubo una revolución y un ejército popular que arrasó con los torturadores, los abusadores y los esbirros que poblaban las supuestas oficinas del orden.
Es inadmisible que esa sea la respuesta de un policía cubano y mucho menos de un primer oficial, ante las palabras (las que sean) y debe pagar por ello como establece la ley.
En Cuba siempre hubo rechazo a la policía, aún antes del 10 de marzo. Los policías, además de los maltratos, golpizas y esto fue siempre, robaban a los dueños de bodegas haciendo facturas para ellos y para el capitán de la demarcación y no pagaban, ni aquellos cobraban, por miedo. No me lo contaron, lo vi. Vi a Pancho, el gallego dueño de la bodega de San Lázaro y Águila, después de despachar dos facturas al jefe de un carro perseguidor de la 3ra estación de policía, al hacer éste el gesto de que iba a pagar, decirle: "no, de ninguna manera". Extorsionaban a las prostitutas, protegían a los proxenetas, se dejaban sobornar por los casatenientes, por los pudientes y colaboraban en los desahucios de los pobres. La Revolución sabía y lo deseaba, que había que acabar con todo aquello.
El desprecio del pueblo ante cualquier abuso policial, independientemente de la causa que lleve a una persona a una estación de policía, tiene estos antecedentes y son las fuerzas del orden las primeras que deben estar claras y conscientes de lo que hay en su memoria: los abusos y el día que se terminó con ellos, suponíamos que para siempre.
La policía en cualquier país de nuestro continente golpea, intoxica con gases, lanza agua fría contra las personas en pleno invierno, saca ojos con balas de goma. Pero esto es Cuba revolucionaria, socialista, y los cubanos no esperamos semejante comportamiento de la policía ni de nadie.
Y lo más importante. La ira por hechos de este tipo es derecho ganado en años de duro bregar y de sacrificios nunca vistos en parte alguna, en tiempos de relativa paz. Las fuerzas del orden, y cualquier forma de poder en nuestra sociedad, están obligadas a obedecer al pueblo y la mejor manera es respetando el estado de derecho que él ha construido y que debe continuar construyendo. La ley no es para unos sí y para otros no. La ley es de todos y para todos.
Por último. Las fuerzas del orden, el Estado y el Partido Comunista, deben hacer que se considere por todos que el objetivo revolucionario no es crear una sociedad de militantes: la sociedad es de ciudadanos. Los derechos de los militantes y de los revolucionarios no militantes, son los mismos que los de cualquier ciudadano. Los militantes y los revolucionarios son la vanguardia, cuando saben serlo y ello no implica golpear a sus conciudadanos. Nadie debe tener su ideología (ninguna) como privilegio o patente de corso.
Estamos en un difícil momento; sin embargo hay quienes parece que no se dan cuenta y permiten, con una celeridad asombrosa, que un error sustituya al otro. La Revolución, el país, la patria, están en peligro. 

Respétese la palabra, ya sea la que respalde esta opinión o la otra. Frénese la verborrrea y demos pruebas de que hay soluciones. Acábese con la retórica y la falta de autocrítica, que van desde la televisión y la prensa hasta las reuniones más conspicuas. Óigase a todo el que tiene un criterio serio de cómo solucionar las cosas. Únanse las inteligencias, vengan de donde vengan, si lo que pretenden es el progreso de la nación y la salida de esta situación de asfixia, y recuerden que no habrá "continuidad" si no hay audacia, transparencia y respeto al ciudadano y el Estado de derecho.
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2 comentarios:

silvio dijo...

De René Rodríguez Rivera:

Tengo el honor de ser fundador de la PNR en 1959 y me siento orgulloso de ello y no puedo estar de acuerdo en que cualquier arribista intente manchar la historia de tanto sacrificio. Que lo lleven a los tribunales y lo expulsen del MNINT. R3.

silvio dijo...

Y que se investiguen a fondo las denuncias y se proceda según las leyes con los abusadores.