domingo, 23 de mayo de 2021

Rumbo al sureste

Por René Rodríguez Rivera


En el hospital de Luso, pequeño y con solo 50 camas, nos dieron una habitación con tres camas; dormí a pierna suelta. El día 14 me lo pasé leyendo las cartas de mi familia y comprobé la angustia de mi esposa por no saber de mí, aunque trataba de darme animo. Recibí también una de mi madre que pensaba, como le había dicho, que estaba en la Union Soviética pasando un curso militar. En la tarde participamos en una pequeña actividad en que le dieron un estimulo al Dr.Luis Mario, el cual había llegado con las tropas provenientes de la provnicia de Lunda Sur; por ahí tengo una foto.

 

Al día siguiente, a media mañana, vino Daniel Sibori, Oficial de Retaguardia que se encargaba de los abastecimientos de boca; ya había ido con él al lago Dilolo. Nos dijo que era su cumpleaños y que nos invitaba a un almuerzo. Sibori era el típico jodedor cubano, alegre y simpático. Al mediodía fuimos al almuerzo en una pequeña casa, próxima al hospital. El menú consistía en pavo asado al carbón, congrí y tostones; había también ron cubano y whisky. Participamos unas 7 personas. Le pregunte´ a Sibori si Valle Lazo conocía de la “actividad” y sonriendo me dijo: “Claro, ya le llevé un guanajo para el Estado Mayor”. 

 

El Comandante Colas, nuestro Jefe directo, no pudo participar porque se encontraba a unos kilómetros de la ciudad, en la carretera a Gago Coutinho, por la que avanzaríamos al día siguiente. La fiestecita se amenizó con la música de Barry White, que estaba de moda, y del que Sibori era fan. Ese día matamos el hambre antigua de sardinas y tronchos, y además se refrescaron “las gargantas resecas”. Debo decir que el resto de la tropa tambien comió y quizás mejor que nosotros, pues se compraron varias reses a los campesinos con ese fin.

 

En la noche nos ordenaron estar listos para unirnos a las tropas que avanzarían al día siguiente.

 

A las 5am. nos despertamos, y una hora después nos unimos a las tropas en las afueras de la ciudad. Se formo´una gran columna de marcha (caravana), compuesta por mas de 50 vehículos, incluyendo artillería.

 

La columna comenzó a moverse a eso de las 8am. Avanzábamos por una larga carretera que se extendía hacia el sureste y que llegaba hasta un poblado llamado Gago Coutinho (nombre impuesto por los colonialistas  portugueses), a unos kilómetros de la frontera con Zambia. Su nombre actual y autóctono es Lumbalanguimbo. 

 

En ambos lados de la carretera, de tramo en tramo, se observaban pequeñas aldeas quemadas por el enemigo en su retirada. La información, hasta el momento, era que las tropas de la UNITA eran comandadas por Jonas Malheiro Savimbi, su Jefe, y que también se componían de mercenarios. Decían también que en los cientos de kilómetros que había que recorrer existían 12 ríos, con doce puentes de diferentes tamaños, y que algunos habían sido destruidos por el enemigo y los que no, los destruirían en su retirada.

 

La columna se movía lentamente porque a unos 100 metros delante avanzaba la exploracion, con el objetivo de detectar presencia enemiga y minas terrestres. Vimos  pasar varias veces el avion de Modesto. Casi todos estabámos un poco deprimidos porque se conocía que la ofensiva en el sur del país era exitosa y todos ansiábamos el fin de la guerra. No teníamos idea de los años que duraría.

 

Todo el día avanzamos con desesperante lentitud hasta que, al atardecer, la columna se detuvo: habían encontrado un río con el puente semi destruido; por suerte el río no era muy ancho y el puente de madera podía ser reparado, y para eso llevábamos un pelotón especializado en raparaciones. No tuve la curiosidad de anotar el nombre del río ni de la zona en cuestión.

 

Esa noche nos “acomodamos” para “dormir” como pudiéramos, mientras la brigada de reparaciones hacía su trabajo.

 

Más o menos sobre la media mañana del siguiente día se dió la orden de ponernos en marcha. Cruzamos el puente sin dificultad. Habríamos avanzado durante una media hora, más o menos, cuando un intenso tiroteo a la mitad de la columna nos hizo descender de los vehículos y fusil en mano parapetarnos tras ellos. Algunos se lanzaron al suelo en ambas cunetas. Los disparos llegaban desde el extremo derecho de la vía, a unos 50 metros delante de nosotros, precisamente donde se encontraba el Comandante Valle con su estado mayor. El tiroteo duró solo unos minutos; despues llegó la noticia de que Valle Lazo, junto a otros oficiales del Estado Mayor, habían avanzado hacia donde se encontraba el enemigo emboscado y lo habían neutralizado. El resultado fue de un herido nuestro y tres muertos del enemigo. El resto se escapó por el monte sin ofrecer resistencia. A nuestro herido lo evacuamos en helicóptero, pero no era de gravedad. Todos comentaban de que el Comandante había avanzado de pie, disparando, y que milagrosamente no había sido herido.

 

Allí demoramos una media hora, mientras se reorganizaba la marcha. Nos informaron que llegaríamos al primer poblado varios kilometros más delante, donde también había un río con puente destruido. Regresé al camión, aun no había llegado el chofer. En silencio prendí un cigarro y me puse a  recordar a Cuba, a mi familia y amigos, y en medio de mi tristeza comencé a pensar que quizás no regresaría de aquellos parajes. 

 

“¡Despierta!”, me dijo Olirio. “¡Qué cara tienes! ¡Ya nos falta menos, compadre!”. Y me admiró su buen humor y disposicion. 

 

Llegó el chofer y la columna comenzó a avanzar nuevamente. Ya casi era de noche cuando llegamos a otro poblado pequeño, que no recuerdo su nombre ni tuve la curiosidad de anotarlo. Nos dieron la orden de no desmontar nada y dormir en los vehículos, pues posiblemente en la mañana continuaríamos la marcha. Decidi´ acostarme junto a la rueda trasera del vehículo, porque allí había menos calor que dentro. Me dije: “mañana será otro día”, y me dormí enseguida.

 

Desperté a las 4am. y me puse a fumar. Contemplé el cielo estrellado y me volvió Cuba a la mente. Me pregunté si es que yo no sería capaz de continuar y me dije que había estado en peligros peores, y que debía llegar al final. Tambien pensé en que cuántos allí tendrían pensamientos similares, y en esa especie de autoanálisis me sorprendió el amanecer. Tomamos el café que hizo Olirio y un rato después continuamos la marcha.

 

Llegamos a un río ancho y de rápida corriente. El puente, de hierro y hormigón, estaba caído sobre el lecho; no había sido destruido completamente, quizás por falta de explosivos. En la otra ribera había unas barracas, pintadas de blanco, que habían sido un cuartel del ejército portugués, y a la izquierda un pequeño poblado llamado Lucusse. El río, decían, se llamaba Lunge-Bungo y era afluente del Zambeze, que pasaba unos kilometros más al este, por el llamado saliente de Cazombo, en territorio angolano. Pudimos pasar sobre el puente y nos ordenaron poner el puesto médico en una de las barracas. Preparamos todo despues de una limpieza general, y nos acomodamos como pudimos, pues al parecer por el momento, no continuaría el avance. 

 

Almorzamos carne de res por primera vez en semanas, o quizás meses. Era media tarde cuando llegó el Mayor Surita, Jefe de Estado Mayor, a quien acompañaban, según dijo, dos “periodistas” de Santiago de Cuba. Eran Joel James y Waldo Leyva, ambos escritores. Les habían dicho que debían continuar con “los medicos”. 

 

Waldo me dijo: “Soy amigo de tu hermano Guillermo”. Y de ahí en adelante hicimos amistad y conversamos mucho, cada vez que se podía, y... siguieron con nosotros.

 

(Continuará). R3.

205 comentarios:

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Jorge Fernández Crespo dijo...

Las "pinturas negras" de Goya en las paredes de su Quinta del Sordo, fueron trasladadas de revoco a lienzo y hoy pueden admirarse en el Museo del Prado. Un procedimiento similar podía haber sido utilizado con las firmas ilustres en las paredes de la "Bodeguita del Medio" antes de repintarlas. Espero que al menos hayan tenido el buen tino de dejar constancia fotográfica del estado anterior de las paredes repintadas.

Armando dijo...

Yamirys en la tarifa. Porque la lectura es mayor q la del mes pasado y el importe menor.
También tuve apagones.
Disculpa si mi rebaja provocó tus apagones, no me fue mi intención.

Mis saludos y mis respetos.

Patricia Moda dijo...

En el 2014 fuimos con la Tucu a la Bodeguita del medio, fue después del encuentro en el Centro Pablo x los 4 años de SC.

Luego de tomar algo y caminar x La Habana vieja, terminamos en la Bodeguita, soñábamos con ir allí.

Me apena...

Mariola dijo...

Esto es en parte lo que dice la "Wiki" de La Bodeguita del Medio:

☆☆☆

《La Bodeguita del Medio es un típico restaurante de La Habana en Cuba, y uno de los grandes lugares turísticos de la ciudad, por donde han pasado numerosos visitantes, desde escritores a políticos. Muchos de ellos han dejado su huella en el local mediante algún recuerdo, fotos, objetos o grafitis en sus paredes. En ellas se pueden encontrar copias de firmas tan insólitas como la de Errol Flynn y algunas originales como la de Salvador Allende.》

(...)

☆☆☆

(...)

Ese local sería el embrión de la actual Bodeguita. Al poco tiempo de que la bodega se convirtiera en Bodeguita empezaron a acudir personajes relevantes como Gabriela Mistral, Agustín Lara, Pablo Neruda, Ernest Hemingway, Nicolás Guillén, y Carlos Mastronardi.

(...)

☆☆☆

(...)

Nicolás Guillén le dedicó estos versos haciendo referencia a las características y el simbolismo de este singular restaurante:

La Bodeguita es ya la bodegona,

que en triunfo al aire su estandarte agita,
más sea bodegona o bodeguita
La Habana de ella con razón blasona.
Hártase bien allí quien bien abona
plata, guano, parné, pastora, guita.
Mas si no tiene un kilo y de hambre grita.
No faltara cuidado a su persona.
La copa en alto, mientras Puebla entona
su canción, y Martínez precipita.
Marejadas de añejo, de otra zona.
Brindo porque la historia se repita,
y porque es ya la bodegona,

nunca deje de ser La bodeguita.

https://es.m.wikipedia.org/wiki/La_Bodeguita_del_Medio

rolando YAWAR dijo...

CARTA ABIERTA A UN ARIGUANABENSE:

Querido y amado Mongo P:

Apreciado y último bohemio, te advierto que ante esta triste noticia evites los ataques de lógica que puedan producirte.

Mongo la dolorosa noticia va más allá de haber convertido en almacén de carbón, nuestra Taberna del Tío Cabrera.

“La Bodeguita del Medio”, restaurante de la Habana Vieja, uno de los lugares más populares y criollos de Cuba, multiplicados y conocidos en el resto del mundo, a la que, en tu juventud estuviste muy estrechamente ligado, junto a la bohemia habanera, y que sirvió de amparo a muchos grandes artistas para la construcción de sus sueños, ya no será la misma, ya los mojitos no sabrán igual, lamento decirte que le arrancaron el alma.

Me llegaron estas fotos y te las alcanzo, con el mismo dolor que sentí al ver las de nuestra taberna llena de sacos de carbón.

Mongo P, si desde donde te encuentras puedes hacer algo, la historia de nuestro pueblito, de la Habana, de Cuba y el Mundo, te lo agradecerán.

Tu amigo,
rolando el pawa.

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