lunes, 2 de marzo de 2020

La guitarra de Woody

Por David Brooks

La guitarra de Woody Guthrie tenía grabada la frase esta máquina mata a fascistas.
Esa guitarra viajó por todo el país, acompañando canciones de luchas sociales, huelgas, migrantes, desafíos y sobre todo de solidaridad entre los muchos que enfrentan la injusticia a manos de los pocos, o sea, canciones de amor y rabia desde abajo.

Tal vez la más conocida, aunque también censurada, es su himno This land is your land (Esta tierra es tuya), escrita hace justo 80 años en la ciudad de Nueva York, una respuesta furiosa a una canción patriótica que se llama God Bless AmericaEsta tierra es tuya resume la disputa que hoy es más contemporánea que nunca, sobre a quién le pertenece este país.


Lo que está al fondo de la dinámica política y social en este país en este momento es que la desigualdad económica ha llegado a su punto más alto en medio siglo, algunos dicen que la concentración de riqueza es la más extrema en 80 años (más o menos cuando se escribió esa canción). Por ejemplo, los tres hombres más ricos del país son dueños de más riqueza que 50 por ciento de la población más pobre, y el 5 por ciento más rico de los estadunidenses son dueños de dos tercios de la riqueza nacional (https://inequality.org/facts/wealth-inequality/). La disputa política y electoral tiene que ver en gran medida con las consecuencias y la respuesta a eso y, a la vez, con la democracia misma.

Louis D. Brandeis, juez de la Suprema Corte y uno de los intelectuales constitucionalistas más importantes de Estados Unidos, declaró hace más de un siglo: Podemos tener democracia o podemos tener la riqueza concentrada en las manos de unos pocos, pero no podemos tener ambas.

Algunos señalan que Trump es una respuesta populista de derecha a estas condiciones. A la vez, el movimiento en apoyo de Bernie Sanders ofrece una expresión progresista a las mismas condiciones. Ambas cosechan la furia contra las cúpulas políticas y económicas que en todo sus sentidos han anulado el llamado sueño americano al imponer una agenda neoliberal sobre la economía más rica de la historia.

La apuesta de Trump toma prestados algunos de los ingredientes clásicos del fascismo histórico pero sin la coherencia ideológica, lo cual ya está ampliamente documentado. Pero vale subrayar que a pesar de los gritos de que la democracia está en jaque con este régimen, ese proyecto cuenta con la complicidad suficiente de las cúpulas económicas y políticas del país como la cooperación pragmática de otros gobiernos. Hemos visto esta película.
Dibujo en el pulover que tengo, edición Smithsonian

No es por causalidad que el nuevo proyecto de David Simon (el creador de las series extraordinarias The Wire y Treme, entre otras), que se estrenará próximamente, es una serie basada en la novela de Phillip Roth El complot contra America, cuya premisa es descartar la noción de que eso no puede ocurrir aquí, al imaginarse cómo un nazi (el famoso aviador, quien era un simpatizante nazi en la vida real –o sea, una celebridad–, Charles Lindbergh) se vuelve presidente de Estados Unidos en 1940 y busca imponer su poder sobre las tres ramas del gobierno, explorando el culto de celebridad y la tiranía de una mayoría que de repente apoya a un político sin escrúpulos, y la lucha de resistencia contra el abuso del poder que no necesariamente triunfa.

La nación y sus nociones, ilusiones y realidades democráticas están en disputa. Por ahora no se sabe de quién es este país.

La canción de Guthrie incluye un par de versos frecuentemente censurados en escuelas y otros lugares:

“Ahí había un alto muro ahí que intentó pararme / El letrero ahí decía ‘Propiedad Privada’ / Pero del otro lado, no decía nada / Ese lado fue hecho para ti y para mí”.

Otro más:

Una mañana asoleada en la sombra del campanario / Por la oficina de asistencia social vi a mi gente / Mientras estaban ahí hambrientos / Me quede ahí preguntándome / ¿Esta tierra fue hecha para ti y para mí?

Llegó la hora de sacar la guitarra de Woody.


Fuente: https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2020/03/02/american-curios-la-guitarra-de-woody-3321.html

204 comentarios:

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Eduardo Ortega dijo...

Muchas gracias Silvio!

Benito de la Fuente Escalona dijo...

En cuanto a los mítines de repudio y el “ostracismo decretado” la verdad es que nunca funcionaron conmigo. Lo del Mariel (que a mi juicio fue un parteaguas dramático para mucha gente que se quedó y otra que se fue) sucedió unos meses después de volver yo de un curso en Italia, así que el síndrome de la libertad –del que habló mi socio Pedro Luis en su momento, jocosamente- actuaba en mí con esa fuerza más. Tampoco dejé de tratar a P.L., que era mi vecino por esos tiempos y nos veíamos casi a diario en su casa o la mía, o visitábamos amigos comunes.
Y la verdad es que no me explico cómo no sufrí consecuencia alguna por esa actitud liberal.

Benito de la Fuente Escalona dijo...

Batista: lo de los 8 años de castigo a quienes desertan es precisamente para “causar sufrimiento a la familia” y tratar de evitar esa práctica, así que eso no es argumento.

Unknown dijo...

Querido Silvio, la última vez que viniste a la Argentina te hice llegar, a través de Lien y Rey, una pareja extraordinaria de musicos que te acompañaban, un cuento dedicado especialmente para vos. Ellos se comprometieron en darte este presente de mi parte y de confirmarme tu recepción enviandome una copia con tu firma si era de tu agrado y reconocimiento. Espero noticias tuyas y tu aprobación. Te envío un abrazo afectuoso. JORGE

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