martes, 15 de septiembre de 2020

Nada por desalambrar, mucho por destrabar*

Por Juan M. Ferran Oliva

Las trasformaciones políticas de la Revolución tuvieron su momento terminal hace 52 años. La Ofensiva Revolucionaria de marzo de 1968 culminó el proceso cuando nacionalizó a 58.012 chinchales[1], considerados los últimos vestigios del capitalismo. Quedó desalambrada toda la propiedad burguesa con la excepción insignificante de los campesinos pequeños y algunos transportistas. La economía del país, incluido el 70% de las tierras, había pasado a manos estatales años atrás.

Con la revolución un aire fresco inundó el pestilente ambiente político del pasado. De no haberla hecho hubiera quedado como asignatura pendiente. Su mérito más destacable fue la ruptura con el Tío Sam. El ejemplo alentó otras rebeliones actuales en el traspatio. Los rebeldes cubanos tienen el enorme mérito de haber efectuado lo irrealizable. Una vez en el poder afrontaron las dificultades del aprendiz de brujo. La Revolución se limitó a desplazar al capitalismo del poder, pero quedó inacabada. Se asumió erróneamente que el socialismo consistía en la nacionalización. ¡Craso error! Recuerdo un poblado de la zona del Wajay que a la entrada y a la salida montó sendas pancartas en las que se proclamaba primer pueblo socialista de Cuba. Intervino sus pocos timbiriches. ¡Se creían socialistas!

La revolución implica la toma del poder político y la transformación eficiente del modelo económico. Este último aspecto no se logró. En eso estamos, pero con menos pretensiones que antes. Hemos ganado en experiencia y las nuevas generaciones han recibido una educación superior.

Entre 1966 y 1970 desbordó el idealismo. El desprecio a las finanzas públicas y la pretensión de llegar al comunismo saltando etapas caracterizaron el periodo. La contabilidad fue anatemizada y se le agregó el apagón estadístico. La euforia desató una política insostenible de gratuidades. Salarios y normas se desvanecieron. Se suprimieron determinados impuestos e intereses bancarios. La disciplina laboral sufrió un deterioro sensible. En general fue un proceso de leso control, agravado por la acometida de obras faraónicas[2]. Con la Zafra de los 10 Millones terminó el baile de las ilusiones y se produjo un llamado al orden. Fue una crisis de infantilismo político.

De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno. Hasta 1990 se incubó un embrión estéril que no condujo a la construcción del socialismo como aseguraban los manuales. El modelo cubano fue clonado del de la URSS en versión light. Preconizaba la primacía del Estado, el rechazo a los mecanismos de mercado, la preeminencia de los estímulos morales, la centralización burocrática y otras pretensiones ilusorias En 1990 llegó la hecatombe. Cagástrofe la calificó cáusticamente el humorista Héctor Zumbado.

El Período Especial actuó como un control de averías intentando reparar lo insalvable. Quizás en un principio se intentó remendar el Destino Manifiesto en su versión soviética. Pero el supuesto socialismo científico engrosó la tonga de las utopías. Reitero que el genuino modo de producción socialista está por diseñar: el esclavismo superó a la comunidad primitiva y fue mejorado por el feudalismo y éste por el capitalismo. Hasta el presente ninguno de los pretendidos socialismos ha mejorado la productividad capitalista. En consecuencia cabe afirmar que no ha existido aún un modo socialista de producción. Hoy se atribuyen tal propósito gobiernos de todas las vertientes ideológicas. Muchos hubieran sido tildados de revisionistas por el manualismo. Al igual que nosotros, no pasan de candidatos

La situación exigió inopinadas medidas de supervivencia. Algún progreso se logró pero en 1994 se regresó a los métodos centralizadores. Posteriormente la enfermedad provocó el cambio de capitán, en medio de la tormenta; llegó la crisis mundial de 2008 y hubo elecciones de 2018.

La Revolucion continúa inacabada. Buscamos el modelo económico cubano que ha de ser sostenible, soberano y eficiente. El patrón soviético tenía una vis económica y otra política. Lo copiamos íntegro, incluida su liturgia. Son autos de fe que muchos consideran tabú. Su característica esencial es la supeditación del Estado al Partido, santificada en el artículo no. 5 de la Constitución[3]. Me pregunto si no debe también analizarse esta dependencia que centra el poder en los alrededor de 17 miembros del Buró Político que no surgen directamente del voto popular. Conjeturo que en la cima del Poder tienen lugar debates sobre el tema y, en general, entre aperturistas y conservadores. Pero aún no sale humo blanco.

El capitalismo desapareció de Cuba. Poco antes de 1970 fue erradicada la propiedad capitalista: desalambramos. La Revolución resultó inconclusa pues le faltó la inexcusable transformación económica. De la enredada madeja de cambios hemos heredado una entelequia gubernamental pletórica de trabas y rebosante de burocracia, puede que de intereses creados. No se puede romper como el nudo gordiano alejandrino y hay que desmontarla cuidadosamente, para evitar una terapia de choque que de todas maneras se va aplicando con vaselina. Es inexcusable. Los consumidores bien lo saben.

Tengo fe en la nueva generación dirigente. Se enfrenta a grandes problemas que exigen grandes soluciones. Ojalá las resuelvan y concreten, y desprendan de todo vestigio dogmático el modelo político-económico idóneo para Cuba.

No hay nada que desalambrar, pero sí mucho que destrabar.

--------------------------------------------------------------------
[1] Comercios minoristas, relojerías, peluquerías, imprentas locales, puestos de fritas, cafetines, remendones, bodegas, carnicerías, fondas, quincallas, mini talleres de todo tipo, heladerías, etc.,
[2] Las más sonadas fueron la Ofensiva Revolucionaria, el Cordón de la Habana, la Brigada mecánica contra el marabú y la Zafra de los 10 Millones.
[3] ARTÍCULO 5. El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democráti­co y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la so­ciedad y del Estado.
-------------------------------------------
*Este artículo corresponde al SINE DIE nº 142 del autor.

206 comentarios:

«El más antiguo   ‹Más antiguo   201 – 206 de 206
silvio dijo...

Bueno, aquí va una nueva entrada a la altura de las circunstancias...

Alba Peralta M. dijo...

Doris (10:44), no estoy de acuerdo con que no tengas posibilidades de cambiar nada, creo que sí, que cada opinion cuenta y pesa, y más en este blog tan serio y que muchos lo leen.
Según R. Sheldrake, con su teoría del "sentésimo mono", cuando las acciones (o en este caso, las opiniones), alcanzan una cierta "masa crítica", se produce un cambio. Y eso es lo que hace falta hoy, no solo aquí, sino a nivel mundial, para que haya un giro y todo cambie, todo se reorganice, para el bien de todos. Y para que se alcance esa "masa crítica", toda opinión cuenta.

Tengo varias amistades que me mandan textos diciendo: mira lo que salió en el blog de Silvio... y yo les digo, ah, sí, ya lo leí del original. Jejejé, qué útil y qué interesante!!!

Orestes H dijo...

Giordan:

Para lo de Amazon, busca a Albor Ruiz en FB. Es un cubanazo, periodista que vive en EEUU.
Él publicó su libro en esa plataforma no hace mucho.

Abrazos

Orestes H

jorge r dijo...

Giordan, averigua primero como vas a cobrar, recuerda q el bloqueo existe.

Unknown dijo...

Saludos estimado Silvio! Envié un comentario sobre el artículo de Ferrán y no lo veo publicado. No creo que la censura sea por el desacuerdo, porque otros también lo estuvieron y se los publicaron. Otros hablaron bastante del tamaño de los vientres de los dirigentes y se lo publicaron. No entendí, pero igual gracias si se tomó el trabajo de leer lo que escribió este hombre sin estatura intelectual, pero como todo cubano, opinador. Abrazo!

Rubén Iglesias dijo...

Hola a todos, primera vez que partcipo y lo hago impulsado por el respeto que impera entre digamos comentarios encontrados.
Alguna vez escuché que Fidel era un cobarde, parafraseando la idea de Silvio de que un ministro no debe hacer colas. Recuerdo que le respondí, si el líder se pone al frente de la batalla y muere, quien continúa la guerra? Me dieron la razón.
Se han cometido tantos, pero tantos errores, que a veces me pregunto si hay tiempo para enmendarlos, ojalá y si, por el bien de Cuba.
No quiero ser absoluto, pero en Cuba no existe o no quieren llevar a cabo las predicas del Che de como debe ser un dirigente. Silvio, canción en Harapos es una buen material para ellos, que de seguro la han escuchado pero no han tenido el valor de interpretarla.
No se si lo dijo el Che, si quieres conocer a un Dirigente (comunista, no puede ser otro desde la óptica de la bolsa de cuadros) quitale el cargo y si ves a un Dirigente con dos cepillos de dientes, es un oportunista.
Gracias por la oportunidad, Cuba duele.

«El más antiguo ‹Más antiguo   201 – 206 de 206   Más reciente› El más reciente»