lunes, 19 de agosto de 2019

Oscarito y la leyenda china

En abril de 1965 cumplí un año de vida militar y por entonces estaba destacado en el
Izq a der: Silvino García, yo y Oscar Cuesta, en 1966
campamento de Managua, donde servía a la vez en dos unidades. Esto sucedía por una disposición que prohibía a los reclutas –como se nos decía a los llamados a filas por la ley de servicio militar obligatorio– realizar trabajos administrativos hasta que no cumplieran dos años de preparación combativa. Por eso, aunque por nómina pertenecía a la unidad de comunicaciones del Estado Mayor, mi verdadero trabajo lo realizaba 
en la revista “Venceremos”, órgano oficial del Ejército de Occidente, que era un departamento de la Dirección Política.

El local de “Venceremos” estaba situado en un edificio pequeño, donde había otras oficinas. Nuestra revista tenía el estricto espacio para dos burós, una mesa de dibujo y, al fondo, un mínimo cuarto oscuro. Aunque el propósito de estas palabras no sea este, al rememorar aquel espacio y aquel tiempo me vuelvo a ver sentado en una alta banqueta frente a la mesa de dibujo, escribiendo mis primeras canciones. Sentado allí mismo se las canté después a mis compañeros, jóvenes como yo, reclutas como yo, con escasísimos permisos para salir a la calle, como yo.

Por aquellos días, proveniente del segundo o del tercer llamado a filas, ingresó a la revista otro joven, algo mayor que yo, para encargarse de una página de Ajedrez que íbamos a publicar. Aquel muchacho, pese a su juventud, había sido Comisionado Nacional del juego ciencia. Usaba unos grandes espejuelos, parecidos a los míos, y era de personalidad reflexiva, observadora y generalmente discreta –excepto cuando nos quedábamos solos, porque entonces soltaba los más mordaces comentarios sobre cualquier cosa–. Como yo, era una persona interesada en la lectura y no le pareció raro que mis más preciados bienes fueran una maltrecha enciclopedia, amarrada con una soga, y libros de literatura, ciencias y hasta poesía. Ambos habíamos sido niños de circunstancias complejas y ambos creíamos en la Revolución, aunque nos diferenciábamos en que él tenía una mente sumamente objetiva y yo era bastante distraído. Pero lo cierto es que simpatizamos y, además de compañeros, nos hicimos amigos; lo fuimos tanto que empezamos a vernos en la calle y, cuando concluimos la etapa militar, seguimos viéndonos.

Su nombre era Oscar Cuesta Torres, y vivía en La Habana vieja, en la calle Paula, casi frente a la casa natal de José Martí.

Otra de sus virtudes, que contrastaba con mis lamentables características, es que era muy organizado. La primera persona que pasó a máquina una canción mía fue Oscarito. Fue algo que yo no le pedí, que él hizo por su cuenta, por lo que todavía conservo un file azul con mis tres o cuatro primeras canciones, presilladas también por él. 

Como nos daban pocos pases –a mi menos que a él, por no ser militante–, a veces nos fugábamos. La fuga era una actividad en la que yo me las daba de experto, no tanto por inteligente como por llevar más tiempo en el campamento y conocer las características de sus accesos. De todas aquellas fugas, durante años Oscarito me estuvo echando en cara el fatídico día en que él dijo que tomáramos por un camino y yo le convencí de ir por otro, donde nos topamos al jefe de Unidad que, por aquel encuentro inapropiado, nos suspendió los siguientes tres pases. Por estas y otras aventuras nos fuimos convirtiendo en una pareja de desgarbados reclutas que hablaban de cine, literatura, política o mujeres (a mi me gustaba Brigitte Bardot pero él prefería a Gina Lollobrigida).

En mis últimos meses de servicio militar fui trasladado a la revista Verde Olivo, aunque él siguió pasando por mi casa, donde se ganó la confianza de todos. Por su parte siguió desarrollándose en la actividad política y después de desmovilizado fue promovido como cuadro profesional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). A mediados de febrero de 1972, coincidimos en Moscú. Él estaba allí en una actividad del Komsomol y yo regresaba a Cuba desde la RDA, después de participar en un festival de canciones. Creo que fuimos juntos al museo Pushkin. De aquel día conservo una foto con él, algo borrosa, en el cementerio de Novodevichy, cerca de la tumba de Maiakovsky.

Creo que ya por entonces mi amigo dirigía el departamento de Cultura de la UJC de la provincia de Matanzas. En eso estaba cuando llegué a esa hermosa ciudad, en 1973, buscando muchachos que integraran el Movimiento de la Nueva Trova (MNT), que la UJC acababa de apadrinar. Oscarito fue quien me resolvió pernoctar en un albergue y gracias a la confianza que teníamos pude reunirme con el Comité Provincial y plantear algunos asuntos. Uno de ellos fue sobre el grupo Nuestra América, oriundos de Cárdenas y de Varadero, que eran los trovadores más interesantes de la provincia y a la vez católicos practicantes. Por entonces las relaciones Estado-Iglesia eran bastante menos diáfanas que hoy, y para llegar a ellos pasé mucho trabajo, porque los compañeros de la UJC me los escondían. Una mañana decidí esperarles a la salida del preuniversitario en que estudiaban y pude preguntarles directamente si deseaban integrar el MNT. Con tremendo entusiasmo dijeron que sí.

Otro rollo (que años después Oscar contaba muerto de risa) fue cuando un compañero del Ministerio del Interior fue a ofrecer una conferencia sobre el diversionismo ideológico al Buró del Comité Provincial de la UJC, y me invitaron a presenciarla. Aquel compañero, un cuadro de provincia, en un momento de su exposición puso sobre la mesa unas cuantas revistas extranjeras con portadas picantes y explicó que eran ejemplos de diversionismo. Todo marchaba más o menos bien hasta que extrajo una revista ICAIC* y dijo que aquella publicación también lo era. 

Yo por entonces era parte del Grupo de Experimentación Sonora, y Alfredo Guevara había sido uno de los más decididos defensores de mi generación. Gracias a dirigentes como él y como Haydee Santamaría los trovadores jóvenes y las canciones que hacíamos no fuimos estigmatizados para siempre, como algunos querían. Sabiendo aquello y conociéndome, cuando pedí la palabra Oscarito me hacía muecas para que me callara, pero fingí no verle y hablé. Lo dicho provocó tal situación que a las 10 de la mañana se cortó la conferencia, dijeron que por almuerzo. No fui invitado a la sesión vespertina.

Cuando Oscar terminó en Matanzas, lo nombraron subdirector de Juventud Rebelde. Yo tenía muchos amigos en aquel periódico, sobre todo en los departamentos de dibujo y diseño, algunos de los cuales conocía desde el Mella, además de los poetas del Caimán Barbudo. En aquel ambiente  de prensa volvimos a compartir algunas otras aventuras, ya menos a menudo, en parte por sus responsabilidades y también porque desde mediados de los 70 empecé a viajar más seguido.

El 28 de enero de 1989, oliéndome lo que venía, comencé, en la cima del pico Turquino, una gira nacional que titulé Por la Patria. En 1990 tuve la fortuna de hacer un concierto memorable, en el Estadio Nacional de Chile. Desde un punto de vista estrictamente profesional, para mí no fueron malos tiempos, pero las realidades del mundo y de mi país no eran muy prometedoras. Las últimas veces que me encontré con Oscar fue por entonces. Su familia se había marchado al exterior y se le veía desmejorado, incluso físicamente. Cruzamos opiniones. Comprendí que por sus circunstancias estuviera menos optimista que yo. Después, a veces, nos comunicábamos por teléfono; luego hubo un largo tiempo sin contactos hasta que, hace unos años, un mal día, supe que había muerto.

Oscar Cuesta fue uno de esos amigos que, en la memoria, marcan épocas. Hubo tardes y noches en que caminábamos La Habana, discutiendo sobre cualquier cosa, siempre con respeto, yo tratando de no ponerme a tiro de sus sarcasmos. Gracias a él conocí a Silvino García, primer cubano de nuestra historia que obtuvo la norma de Gran Maestro, y a Arnoldo Águila, que escribía cuentos muy imaginativos. Yo le presenté a mis amigos trovadores, actividad que disfrutaba mucho. Una de las cosas que siempre recuerdo de Oscarito es que, ante acontecimientos personales o colectivos, a veces le gustaba decir: “¿Será para bien, será para mal?”, la frase clave de una antigua leyenda china que después yo también he usado, en memoria de mi amigo.

He aquí la leyenda:

Había una vez un campesino chino, muy pobre, pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo. Un día el hijo le dijo: “¡Padre, qué desgracia, se nos ha ido el caballo!”

“¿Por qué lo llamas desgracia?”, respondió el padre. “¿Será para bien, será para mal? ¿Quién sabe? Veremos lo que nos trae el tiempo”.

A los pocos días, el caballo regresó acompañado de una preciosa yegua salvaje. “¡Padre, qué suerte!”, exclamó el muchacho. “Nuestro caballo ha traído una yegua y ahora nos la quedaremos.”

“¿Por qué le llamas suerte?”, repuso el padre: “¿Será para bien, será para mal?  ¿Quién sabe? Veamos qué nos trae el tiempo.”

Unos días después, el muchacho quiso montar la nueva yegua y ésta, no acostumbrada al  jinete, se encabritó y lo arrojó al suelo. El muchacho se quebró una pierna.“¡Padre, qué desgracia!“, “¡Me he quebrado la pierna!“ 

El padre, fiel a su costumbre, sentenció: “¿Por qué lo llamas desgracia? ¿Será para bien, será para mal?  ¿Quién sabe? ¡Veamos lo que nos depara el tiempo!”

El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que gimoteaba en su cama. Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del emperador, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vieron en la casa del anciano a un joven entablillado y lo dejaron, siguiendo de largo.

Entonces el joven comprendió la sabiduría de su padre: ni lo adverso ni lo afortunado son absolutos, a ambos hay que afrontarlos con prudencia, y dar tiempo al tiempo.
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* Cine Cubano

217 comentarios:

«El más antiguo   ‹Más antiguo   201 – 217 de 217
Benito de la Fuente Escalona dijo...

García Fojo; el amigo Ernesto Wong García debe estar en salmuera con las autoridades del Min. de Educación Superior, dadas esas inteligentes y razonables declaraciones. Parece que con amenazas no se convence… ni se vence a la larga.
Que le sea leve.

Anónimo dijo...

Bolsonaro es una bestia.Lo inexplicable es como puede ser presidente de Brasil un energumeno como ese.Pobre Brasil.R3.

Guzmán dijo...

Es espantoso lo que están haciendo con la selva amazonía. Absolutamente deplorable. Perder el respeto así de esa manera con la naturaleza nos debería Llamar mucho la atención como especie. Justo me regalaron este libro.

https://www.flickr.com/photos/157369676@N08/48608290647/in/dateposted-public/

Jorge Luis Martinez Alejandre dijo...

Muy preocupante lo de nuestro Ariguanabo ,desde hace ya un tiempo invadido este pueblo por está especie tan peligrosa el Caracol gigante Africano, el gobierno local sin responder como siempre, amigos del río y Fundar tenemos que unirnos todos con el pueblo para tomar acciones ya esta en peligro nuestras vidas.
Hay que disminuir al mínimo está especie en nuestra villa.
Saludos Silvio y amigos del Ariguanabo

Norma trv dijo...

Bolsonaro estaba apostando por la explotación comercial de la Amazonía. Qué casualidad este incendio sin precedentes! Muy triste. Qué bueno que el mundo se moviliza! Los que no podemos hacer más, rezamos.
Qué hermosa Argentina movilizada contra el neoliberalismo deshumanizante que propone e impone Macri y sus perversos aliados. Los argentinos, hombres y mujeres, manifestándose por un modelo socialista de desarrollo, al estilo de la socialdemocracia.

Norma trv dijo...

Compartí en FB el artículo del profesor universitario y cuadro Ernesto Wong García. OVACION para él. Me volvió el alma al cuerpo.

Norma trv dijo...

Hoy recuerdo a Vilma, siempre respetuosa de las federadas, a quien nunca impuso nada. Su liderazgo hizo de la FMC una organización humanista, liberadora y muy respetuosa de las asociadas, sin permitir que fuera usada jamás para coyundiar a nadie. Para ella, a quien admiré por su inteligencia, valor, dignidad y bondad, y también por su bellezabelleza, elegancia sin afectación y su finura en maneras y espíritu, un beso que la alcance.

Norma trv dijo...

De acuerdo con tu comentario de las 13:59, R3!

Patricia Moda dijo...

Silvio, mirá lo q encontré.

¿Por qué el caracol africano es una especie dura de combatir?

Es de Colombia, q parece tienen también.
Al parecer no tiene depredadores naturales esta especie de caracol, y debe ser manual su control.
Siendo plaga será muy difícil erradicar... tienen q poner urgente manos a la masa, xq además de dañar cultivos hacen daño a la salud.

ADM dijo...

CRITICAR LAS INJUSTICIAS NO ES DELITO, DELITO ES NO HACERLO.

El mismo comportamiento autoritario, estalinista e intolerante de la diversidad ideológica que expuso la Vice Ministra Primera del MES la Dra. Marta del Carmen Mesa Valenciano, es el mismo que mostro el trovador Silvio Rodríguez Domínguez, que después de permitir varias opiniones del tema en cuestión, da un piñazo sobre la mesa, y de manera totalitaria y visceral pone fin al debate.
Argumentando que no le "gusta que le caigan en pandilla a nadie” y que vayan a provocar “que jaurías impunes se lancen sobre mí y sobre mi blog".
-Valla valentía y dignidad Revolucionaria-
Si por temor a las arremetidas de las supuestas jaurías de intolerantes prohibimos el debate sincero y la denuncia de injusticias como las que se están cometiendo en nuestras universidades entonces de qué vergüenza, dignidad, moral, honestidad y valores patrios estamos hablando.
Intolerante fue el gobierno español que deporto a José Martí.
Jaurías de intolerantes votaron a miles de las universidades, encarcelaron a homosexuales escritores e intelectuales.
Intolerantes pisotearon a Lezama, Virgilio, Reinaldo Arenas, Cabrera Infante, Dulce María Loinaz y miles más.
Manadas de intolerantes fueron los que a golpes de cabilla, palos, huevos y gritos humillaron a cientos de miles de cubanos.
Intolerante fue el que dijo en un discurso "no los queremos no los necesitamos", cubanizando las palabras del Fascista Benitto Mussolini «todo en el estado, todo para el estado, nada fuera del estado, nada contra el estado».
La intolerancia a llevado a millones de cubanos a vivir fuera de su patria
Jamás, ninguno de nuestros próceres y héroes de nuestras luchas de independencia como Antonio Maceo, Máximo Gómez, Julio Antonio Mella, Frank País o el mismo José Martí, dieron un paso atrás por temor a las jaurías de su tiempo, pagaron con sus vidas para que estemos hoy aquí.
Gracias a que ellos nunca retrocedieron ni un ápice frente a ninguna jauría de intolerantes, usted, Silvio Rodríguez Domínguez, puede cantar, tener un blog y mucho más.
Pero sabemos de qué careces.

Publicado en Facebook

Norma trv dijo...

Tomado del blog de Wichy

AMAZONAS
(Pablo Neruda)


Amazonas,

Capital de las sílabas del agua,

padre patriarca, eres

la eternidad secreta

de las fecundaciones

te caen ríos como aves, te cubren

los pistilos color de incendio,

los grandes troncos muertos te pueblan de perfume,

la luna no te puede vigilar ni medirte.

Eres cargado con esperma verde

como un árbol nupcial, eres plateado

por la primavera salvaje,

eres enrojecido de maderas,

azul entre la luna de las piedras,

vestido de vapor ferruginoso,

lento como un camino de planeta.

De Ana María dijo...

YO, LA HABANA DE Jorge C. Oliva Espinosa



1837
Es un día de noviembre y amaneció lloviendo. Pero no importa, todos van a ver la salida del primer tren que inaugura la línea hasta Bejucal. No ha podido partir de la nueva Estación construida por Villanueva, porque el Capitán General ha aducido razones de seguridad militar, por estar muy cerca del Campo de Marte. Así que lo hará de la Quinta Garcini. Es la última jugada sucia de Tacón, que se ha opuesto de mil maneras a este progreso. Como réplica, el trazado de las paralelas cruzará su recién inaugurado Paseo y perturbará la paz de la casa de descanso de los Capitanes Generales, allá por los Molinos del Rey. ¡Ya tengo ferrocarril, mucho antes que la propia España!



1840

El acaudalado vizcaíno Don Domingo Aldama construye su mansión, verdadero palacio en zonas de extramuros, muy cerca del Campo de Marte. Su yerno y tocayo, Domingo del Monte, con Saco, José de la Luz y el Conde de Villanueva, se convertirá en uno de los hombres más temidos por Tacón. Estos cuatro enemigos, más el odio que ha sembrado en la población, llenarán de insomnio las noches del Capitán General. Lo amenazarán por igual el relevo, el atentado personal o la revolución. Nunca se convencerán los déspotas: ¡Así no vale la pena gobernar!



1844
Cada día me hago más "ciudad". Se me incorporan elementos del progreso y la civilidad. Tacón me reglamenta e higieniza. La carne debe ser trasladada en carros cerrados y hasta los perros deberán usar bozal. Me hace un mercado y una pescadería. Esta última bajo la contrata de "Pancho" Martí, su íntimo en los negocios, que -¡oh casualidad!- es también el constructor del nuevo teatro. Otro paso de avance es convertir la muerte en lucrativa empresa. El Señor Guillot abre su establecimiento funerario, primero de este tipo, en la calle Aguiar esquina a San Juan de Dios. Nunca le faltará clientela.


1845
La oscuridad propicia desmanes, inmoralidad y delito. Por eso me alegro cuando viene el farolero, a la caída de la tarde, a prender el gas. Claro, que esta iluminación de mis cuadras es tan sólo hasta las doce de la noche. Pero después de esa hora, ¿a qué persona decente se le ocurre andar por ahí? Este año se alumbran los barrios extramuros con igual número de farolas por cuadra que las que ya poseía yo intramuros. Como la Compañía Española del Alumbrado no cubría aquellas zonas, el Ayuntamiento da licencia a los Señores Echevarría, Roiz y Compañía para ampliar el servicio hacia mi periferia. El asunto, a pesar de su naturaleza iluminadora, deja a oscuras la tajada que alguien se embolsa

silvio dijo...

Dejé el comentario de ADM porque me impresionó su misterioso poderío... hasta me vio dar un piñazo sobre la mesa y todo. Ayuda divina de la que debe valerse para tanta visión... La verdad es que este tipo de manifestaciones resultan tan ingenuas que provocan ternura.

silvio dijo...

Hay una nueva entrada

Antílope dijo...

Silvio ha demostrado a lo largo de su vida que no solo no le faltan, sino que los tiene cuadrados. Saludos.

Luis dijo...

Se cuenta la historia de un artesano hindú que se destacaba porque tallaba elefantes con una perfección estilística asombrosa. Un buen día llegó al lugar un joven aprendiz y le preguntó al artesano cómo se las ingeniaba para tallar unos elefantes tan bellos. El procedimiento es simple -respondió el artista-. Agarro un pedazo grande de madera y le quito todo lo que no es elefante.
L.
Mi blog es suspendelviaje.blogspot.com
Mi canción preferida es De la ausencia y de ti
Mi sueño es que caiga Macri en las elecciones de octubre.
No. Mi canción preferida es Rabo de nube
No. Mi canción preferida es Hoy mi deber era -no recuerdo el título exacto ahora-.

carmen asensio gonzalez dijo...

Gracias Silvio, por compartir estos pedazos de tu historia, que enriquecen y hacen disfrutar.
Un Abrazo desde España.

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