miércoles, 16 de abril de 2025

El afán de la extrema derecha por una "batalla cultural" mundial

Por Rocío Cruz

Donald Trump volvió a dejar claro este lunes que las universidades son uno de los principales blancos de su ofensiva ideológica. Tras amenazar con recortar 400 millones de dólares en subvenciones y contratos a la Universidad de Columbia −que finalmente accedió a sus exigencias para conservar la financiación−, ahora carga contra la Universidad de Harvard. La institución, después de plantar cara a las políticas represivas del mandatario estadounidense, verá congelados 2.200 millones de dólares en subvenciones y 60 millones de dólares en contratos. 

La Administración de Trump impone a las instituciones académicas una serie de exigencias que van desde la reforma de los sistemas de admisión y contratación del profesorado, hasta el control de los contenidos de asignaturas −como las relacionadas con Oriente Próximo y la cuestión palestina−. También exige regular las protestas estudiantiles en los campus, eliminar los programas de diversidadsupervisar la orientación ideológica de los estudiantes extranjeros y combatir el antisemitismo. En caso de no acatar estas directrices, la respuesta del presidente republicano es clara: recortes presupuestarios sistemáticos.

En este sentido, Enrique Javier Díez, catedrático de la Universidad de León, afirma en declaraciones a Público que la extrema derecha ha convertido la educación en general, y la universidad en particular, en objetivos prioritarios de su "batalla cultural". Según Díez, este enfoque busca construir una hegemonía ideológica que les permita seguir creciendo políticamente y, a su vez, "normalizar lo que antes era impensable: el resurgimiento de gobiernos neofascistas en pleno siglo XXI, como el Gobierno trumpista en EEUU, o los de Giorgia Meloni Viktor Orbán en Europa".

Enrique Díez: "La extrema derecha intenta forzar una ventana de Overton para cambiar la actitud social ante el genocidio de Palestina"

Díez opina que la extrema derecha está intentando forzar una posible "ventana de Overton" para cambiar la actitud social hacia ideas que hasta hace poco eran consideradas completamente inaceptables, "como el actual genocidio en Palestina o la limpieza étnica en Gaza, que intentan presentar como un resort". Según el experto, el objetivo es lograr que estas ideas lleguen a ser la norma impuesta por ley.

De hecho, Díez advierte que los partidos ultraderechistas con representación en las elecciones europeas de 2024 están impulsando una agenda política común en el ámbito educativo, articulada a través de lo que denomina una Internacional de Ultraderecha en Educación. Esta tendencia ha sido documentada en su investigación sobre las políticas educativas promovidas por la extrema derecha en Europa. "El cónclave de Patriots celebrado en febrero de 2025 en Madrid, que reunió a los principales líderes de la ultraderecha europea, confirma esa agenda compartida. Y uno de los puntos principales es el asalto a la educación y a las universidades", asegura.

Enrique Díez: "El cónclave de Patriots confirma una agenda de ultraderecha compartida donde uno de los objetivos es el asalto a la educación"

El experto lamenta que los ultraderechistas están transformando la finalidad y el sentido de la educación superior. Lo más preocupante, advierte, es que "se está normalizando la apropiación del conocimiento y del saber al servicio del capital y del propio sistema capitalista, que tiende a mercantilizar todo aquello que toca". 

Sin embargo, esta vez, pese a su dependencia de la financiación federal, Harvard se enfrentó a las presiones de Trump, al considerar que sus exigencias "son ilegales". El presidente interino de la universidad, Alan Garber, manifestó en un comunicado dirigido a la comunidad académica: "Ningún Gobierno debería tener la autoridad para decidir qué puede enseñar una universidad privada, a quién debe admitir o contratar, ni qué áreas de estudio o investigación puede desarrollar".

Harvard no cederá a las exigencias de Trump al considerar que "invaden libertades universitarias reconocidas por la Corte Suprema"

Garber también aseguró que Harvard no cederá a las exigencias del Gobiernoa cambio de evitar recortes presupuestarios, al considerar que estas "invaden libertades universitarias reconocidas desde hace tiempo por la Corte Suprema". En su declaración, advirtió que tales medidas "amenazan nuestros valores como institución privada dedicada a la búsqueda, producción y difusión del conocimiento".

Asimismo, subrayó que la mayoría de las propuestas del Ejecutivo "constituyen una injerencia directa del Gobierno en las condiciones intelectuales de Harvard". Según Garber, los programas y políticas inclusivos cuestionados por la Administración son coherentes con "los valores e instituciones estadounidenses consagrados en la Constitución y la Declaración de Independencia".

El ataque político y cultural a las universidades que se vive en Estados Unidos no es ajeno al contexto español. Así lo señala Joan Subirats, exministro de Universidades de España entre 2021 y 2023, en declaraciones a Público. Subirats sostiene que Trump justifica su ofensiva contra estas instituciones, "acusándolas de ser bastiones del wokismo, del pensamiento progresista y de los valores que su alianza con sectores autoritarios y con la tecno-oligarquía busca combatir y debilitar". 

Joan Subirats: "La ofensiva contra las universidades se da sobre todo en la Comunidad de Madrid y en regiones donde gobierna el PP"

"En España, el ataque no se dirige tanto a las universidades privadas, como ocurre en Estados Unidos, sino a las públicas, que son precisamente las que concentran una mayor capacidad para generar pensamiento crítico, conocimiento científico e investigación", recuerda Díez. En este sentido, señala que dicha ofensiva se está llevando a cabo sobre todo en la Comunidad de Madrid, pero también en otras regiones del país, de la mano del Partido Popular. "No se trata tanto de una prohibición o un ataque frontal, sino de una estrategia de asfixia económica", dice. "Tanto en Estados Unidos como en España, lo que realmente está en juego es la capacidad crítica, la generación de pensamiento y la libertad de ideas que la universidad representa", lamenta Subirats.

Por su parte, Isabel Galvín, experta en políticas educativas y profesora de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), advierte en declaraciones a Público que se está intentando vulnerar la autonomía universitaria reconocida por la Constitución para imponer una agenda ultraconservadora en los campus. "Se pretende cercenar el pensamiento crítico y frenar la investigación científica, médica o social con el objetivo de silenciar la oposición a políticas que amenazan la salud pública, el progreso, el bienestar social, la igualdad y la justicia social", afirma.

Isabel Galvín: "Estamos ante un ataque civilizatorio sin precedentes que pone en riesgo nuestra democracia"

Según Galvín, la vía más directa para ejercer esta represión en España es el "estrangulamiento" económico, mediante una infrafinanciación. La otra estrategia, señala, es impulsar la privatización como forma de debilitar a los campus universitarios públicos. "El objetivo es promover la creación de un seudoconocimiento alineado con la agenda de estos gobiernos ultraliberales y ultraconservadores, que sirva para legitimar sus políticas antisociales", sostiene. Y concluye: "Estamos ante un ataque civilizatorio sin precedentes que pone en riesgo nuestra democracia".

https://www.publico.es/sociedad/educacion/trump-asalta-universidades-evidencia-afan-extrema-derecha-batalla-cultural-mundial.html

1 comentario:

silvio dijo...

Los árboles falsos de la cumbre amazónica del clima
Por Eliane Brum

¿Qué espera uno encontrar en la Amazonia? ¿Árboles, quizás? El Gobierno de Pará, liderado por Helder Barbalho, fue sensible a esta expectativa. Preocupado por compensar la falta de verde de Belém, la capital del Estado brasileño que gobierna, que en noviembre acogerá a negociadores de (casi) todo el mundo para la COP30, ha encontrado una solución para la ciudad que ha cubierto de cemento la selva y sus arroyos. De repente, en marzo, los habitantes de Belém vieron emerger del asfalto extrañas criaturas de hierro, con el cuerpo envuelto en lianas y la cabeza hecha de macetas. Son “ecoárboles”, aclaró sencillamente el Gobierno. ¿Y qué serían los que quedan en la mayor selva tropical del planeta, si los de hierro son los verdaderamente ecológicos?, parecía lógico preguntar. Más tarde, sorprendido por la reacción negativa, el Gobierno de Pará los rebajó a “jardines colgantes”. Dolido, tal vez, intentó mostrar que se trataba de una inspiración audaz, en sintonía con el momento tecnológico del mundo, y anunció que las estructuras que imitaban árboles imitaban a su vez un invento arbóreo nada menos que de Singapur. Finalmente, la explicación: no había “suelo disponible en la zona debido a la urbanización” y era necesario garantizar algo de sombra a los miles de visitantes que enfrentarán el verano amazónico.

Los árboles son falsos, de eso no hay duda, pero cuentan una verdad profunda sobre la mentalidad que está llevando a la mayor selva tropical del planeta a un punto de no retorno. El verbo que se utiliza para exterminar la vegetación en las ciudades amazónicas es precisamente “limpiar”. Y el gobernador Helder Barbalho ha estado “limpiando” bastante. Para garantizar un mejor flujo de coches en la COP30, planificó obras en el área metropolitana de Belém, incluyendo la Avenida da Liberdade y la Rua da Marinha. Para hacer posible la primera, propuso talar 68 hectáreas de bosque. En la segunda, casi 35 hectáreas de árboles muy reales y verdaderos, de los que capturan dióxido de carbono y lanzan ríos voladores al cielo, se derribaron.

Las élites extractivistas de las capitales y ciudades amazónicas valoran todo lo que es flagrantemente artificial, todo lo que pasa por algún tipo de industria. Los árboles son algo que hay que barrer para sustituirlo por algo limpio, como los “muros verdes” hechos de plantas de plástico que decoran algunos restaurantes refinados. Quienes piensen que se trata solo de una horterada subdesarrollada más vale que presten atención a su entorno o incluso a su propio ombligo. La conversión de la naturaleza en mercancías para ganar dinero para más mercancías se inventó en Europa. Fueron los españoles y los portugueses quienes llevaron las primeras baratijas a los pueblos indígenas de lo que llamarían América. La horterada colonizadora se actualiza ahora con la construcción de búnkeres de lujo para protegerse de la crisis climática y de la horda de desesperados que ya viene con ella. Al fin y al cabo, ¿qué son árboles falsos para quienes creen que es razonable crear un mundo falso donde puedan mantener sus privilegios intactos mientras el planeta y sus habitantes se fríen afuera? Sin olvidar que la superélite multimillonaria, representada por Elon Musk, quiere colonizar Marte. El colapso no expresa tan solo una crisis ética, sino también una crisis estética.

Además de en una eventual sombra, los árboles falsos de la primera COP amazónica podrían convertirse en un monumento a la brutal conversión de la naturaleza en mercancías que está llevando el planeta al colapso. Una conversión que la COP30 debe encontrar la forma de parar. Los árboles falsos también podrían ser un punto donde los lobistas de la industria de los combustibles fósiles que acudirán en masa a Belém pueden hacerse selfies. Los árboles falsos son la verdad del capitalismo que seguirá actuando contra la vida si no somos capaces de detenerlo.

https://elpais.com/opinion/2025-04-16/los-arboles-falsos-de-la-cumbre-amazonica-del-clima.html