jueves, 3 de abril de 2025

El Gobierno argentino despidió al fotógrafo que permitió identificar al agresor de Pablo Grillo

Después de conocerse las imágenes que permitieron dilucidar la brutalidad policial de la represión que se ejerció en las últimas manifestaciones de jubilados que, entre otras cosas, llevó a que Pablo Grillo haya estado internado y luchando por su vida producto del accionar de las fuerzas federales, el Gobierno de Javier Milei tomó la decisión de desvincular de la Secretaría de Cultura al fotógrafo que tomó las fotos que permiten resolver una gran parte del caso. 

Se trata de Kaloian Santos Cabrera que, además de formar parte de la Secretaría de Cultura de la Nación hace más de 10 años, también es fotógrafo de El Destape y fue quien, a través de su cámara y haciendo periodismo, registró las imágenes que permiten dilucidar, entre otras cosas, cómo fue el brutal ataque represivo de las fuerzas federales. En un grave hecho de persecución, fue el único de la planta del personal al que no se le renovó el contrato

"Fue una reducción de personal personalizada, pues fui el único de toda el área de prensa desafectado de mis funciones", afirmó Santos Cabrera, en una prueba que muestra que lo echaron luego de que por sus imágenes pueda identificarse al gendarme que hirió a Pablo Grillo. 

"En enero de 2024, mi contrato debía renovarse por un año tras aprobar el examen de idoneidad, pero sorpresivamente, solo me lo renovaron por tres meses. Reclamé y, entre idas y vueltas, desde recursos humanos asumieron que fue un error de ellos. Me aseguraron que, en abril, mi contrato se renovaría automáticamente hasta diciembre. Sin embargo, el lunes pasado, 31 de marzo, Directora de Comunicación de la Secretaría de Cultura de la Nación, María José Pérez Insúa, me llamó cordialmente para anunciarme que, “desde arriba”, le llegó la orden de no renovar mi contrato debido a una "reducción de personal", explicó.

Más allá del trabajo que cumple en el Estado, por otro lado, como muchos trabajadores de prensa, Kaloian Santos Cabrera tiene trabajos fuera de su horario laboral y, en este caso, es un habitual fotógrafo en manifestaciones y de coberturas en marchas. Según supo este medio, las explicaciones otorgadas al fotógrafo tiene que ver con que desde Capital Humano entregaron el nombre para que no sea renovado.

"Sabía que esto podía ocurrir con este gobierno y no me arrepiento. Mi trabajo en el ministerio fue impecable, con un sentido de pertenencia labrado a lo largo de más de una década, sin importar quién fuera el gobierno de turno. De todo eso y de poder mostrar la realidad a través de mi cámara en la calle, me siento profundamente orgulloso", agregó. 

El mensaje completo de Kaloian Santos Cabrera: 

Luego de 13 años de trabajo en el Ministerio/Secretaría de Cultura de la Nación, he pasado a formar parte de la lista de más de 40.000 despedidos del sector estatal de la República Argentina. A las 22:30 del lunes 31 de marzo, cuando casi me disponía a dormir, llegó a mi casilla personal el correo notificatorio:

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*Estimado/a,*

Me dirijo a usted a efectos de notificar que su contrato no será renovado a partir del 1° de abril de 2025.  
Asimismo, se le comunica que queda eximido/a de prestar servicios a partir del día lunes 31 de marzo del corriente.

*QUEDA USTED DEBIDAMENTE NOTIFICADO/A.*

Secretaría de Cultura.  
Ministerio de Capital Humano.  
Presidencia de la Nación.

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Así, en mayúsculas, como quien grita desaforadamente, resonaba lapidariamente la última frase: QUEDA USTED DEBIDAMENTE NOTIFICADO/A. Como un flashback, viajaron por mi cabeza los 13 años que pasé en el Ministerio de Cultura de la Nación como fotógrafo. Las cientos de miles de fotografías que tomé desde la Antártida hasta la Quiaca, registrando y cubriendo la identidad cultural de un país que un día, hace justo 15 años, me adoptó como uno más de sus hijos, sin pedir nada a cambio. ¡Qué privilegio! Por eso siempre agradezco y honro a esta nación.

Aparecieron también en ese vertiginoso vuelo por mi mente las caras de la gente linda, compañera, profesional y abnegada, que me enseñaron el valor del Estado y la responsabilidad de ser un trabajador estatal, de formar parte de quienes sostienen, con su trabajo diario, esta patria. Todo eso y más tejieron un amor y sentido de pertenencia hacia mi lugar de trabajo en el sector estatal, en la cultura, y me enseñaron que debía ser cada vez mejor como ser humano y como profesional. Que no importaba el tinte político de quienes ocuparan el sillón de Rivadavia porque, precisamente, el Estado es por y para el pueblo. Y así, sobreviví a lo largo de cuatro gestiones de contrastados colores e ideologías, hasta llegar a ser uno de los miles de despedidos del gobierno de Javier Milei.

Durante estos 13 años trabajé como fotógrafo contratado en el área de prensa de Cultura, siempre como monotributista. Además, como todos los trabajadores de prensa y fotoperiodistas, tengo colaboraciones freelance en varios medios, pues ya sabemos de la precariedad de nuestro sueldo. A través de mis redes, siempre mostré mi trabajo fotoperiodístico, cubriendo marchas y otros sucesos en el país.

Cuando asumió este gobierno, sabía que mi puesto en Cultura podía estar en riesgo. Pensé incluso en dejar de publicar mis fotos o en hacerlo bajo seudónimo, pero finalmente decidí seguir siendo fiel a mi nombre y a mi carrera como fotoperiodista. Además, no había conflicto con mis tareas en el ministerio. Incluso, a pesar de los despidos masivos de 2023 y principios de 2024, nunca aparecí en esas listas. Sobre todo porque no tenían argumentos para señalarme, ya que mi desempeño dentro del ministerio era incluso reconocido por las propias autoridades.

En enero de 2024, mi contrato debía renovarse por un año tras aprobar el examen de idoneidad, pero sorpresivamente, solo me lo renovaron por tres meses. Reclamé y, entre idas y vueltas, desde recursos humanos asumieron que fue un error de ellos. Me aseguraron que, en abril, mi contrato se renovaría automáticamente hasta diciembre. Sin embargo, el lunes pasado, 31 de marzo, Directora de Comunicación de la Secretaría de Cultura de la Nación, María José Pérez Insúa, me llamó cordialmente para anunciarme que, “desde arriba”, le llegó la orden de no renovar mi contrato debido a una "reducción de personal". Curioso, ya que fue una reducción de personal personalizada, pues fui el único de toda el área de prensa desafectado de mis funciones.

Desde el sindicato (ATE) se reunieron con la funcionaria, quien reafirmó que las órdenes venían "de más arriba" y que ella no podía hacer nada. Paradójicamente, incluso ella les dijo que había manifestado buenas referencias sobre mi desempeño a los de Recursos Humanos. Sin embargo, le respondieron que mi caso era irreversible. 

Aunque no lo asuman, todo esto se debe a mis coberturas fotoperiodísticas, a que mis fotos de las marchas, los jubilados y la represión comenzaron a circular y ser compartidas. También a mi serie de dípticos "De qué lado de la mecha te encontrás". Y, puntualmente, como la gota que rebalsó el vaso, la foto que tomé durante la represión del 12 de marzo, cuando un gendarme disparó a Pablo Grillo. Gracias a esa foto y otras de varios colegas, el Mapa de la Policía pudo identificar al efectivo.

Sabía que esto podía ocurrir con este gobierno y no me arrepiento. Mi trabajo en el ministerio fue impecable, con un sentido de pertenencia labrado a lo largo de más de una década, sin importar quién fuera el gobierno de turno. De todo eso y de poder mostrar la realidad a través de mi cámara en la calle, me siento profundamente orgulloso. Como canta mi querido Silvio:

"El que tenga una canción tendrá tormenta  
El que tenga compañía, soledad  
El que siga buen camino tendrá sillas  
Peligrosas que lo inviten a parar  
Pero vale la canción buena tormenta  
Y la compañía vale soledad  
Siempre vale la agonía de la prisa  
Aunque se llene de sillas la verdad"

https://www.eldestapeweb.com/sociedad/el-gobierno-despidio-al-fotografo-que-permitio-identificar-al-agresor-de-pablo-grillo-202542163055

6 comentarios:

silvio dijo...

Cómo comunicar la pobreza
Por Mariana Camejo

Hace unos días estuvimos pendientes a la polémica en torno al texto «La mendicidad no es compatible con el proyecto social cubano», publicado en Granma, sobre pobreza en Cuba. Básicamente, se concentraba en hacer una lista de los delitos en que puede incurrir una persona cuando ejerce mendicidad u obliga a otros a ejercerla. La polémica, más allá de criticar el escrito, generó lo que podríamos llamar un sub-debate, crítico también, de cómo deberíamos hablar de pobreza en los medios, y cómo debería ser la comunicación sobre el tema.

El malestar provocado por la publicación no estuvo dado solo por el tratamiento del tema, sino además por quién lo firmaba, una magistrada del Tribunal Supremo Popular.

Lo cierto es que «pobreza en Cuba» no es una temática usual en los medios de prensa estatales, aunque es posible intuir que los recientes comentarios televisivos sobre habitantes de calle y vulnerabilidad, de Talía González, posteriores ambos a las críticas al texto de Granma, son un efecto positivo de ese debate que se dio en redes.

Cada vez es más común encontrarse a personas de todas las edades, incluyendo niños, buscando en latones de basura o pidiendo dinero en la calle, escenas muy rara vez vistas hace unos años atrás, incluso en los peores años del llamado «Período Especial». Y a pesar de ello, los medios que deberían estar al servicio de la ciudadanía no reflejan, ni analizan a profundidad las causas y consecuencias de esta situación. Tampoco me consta que se haya dado algún evento, simposio, conversatorio o formación para periodistas sobre tratamiento mediático del tema.

Los medios que deberían estar al servicio de la ciudadanía no reflejan, ni analizan a profundidad las causas y consecuencias de esta situación.

Y eso me trae precisamente a esta pregunta: ¿de qué manera pudieran los medios hablar sobre pobreza y cómo es que ese tratamiento mediático pudiera ser no excluyente de las voces de la gente? Tengamos en cuenta que cuando digo «la gente», me refiero también a audiencias, ciudadanía, quienes padecen o ven padecer, quienes buscan en la basura y quienes ven buscar a otros, quienes piden dinero en los semáforos, o quienes ven a otros pedirlo. Es importante pensar en los televidentes y los lectores desde dichos conceptos y perspectivas, porque no solo nos dan pistas de comportamientos y contextos, sino también de sus expectativas cuando ven un asunto tan serio abordado de forma superficial y prejuiciosa.

Por ello, me concentro esta vez en solo tres recomendaciones —de tantas— a tener en cuenta cuando se aborde la pobreza.

La primera es simple y fácil: con empatía. Comunicar con empatía implica no criminalizar la pobreza, no convertirla en un problema que se resuelve con punitivismo, o sea, con penas y condenas. Porque criminalizar la pobreza, más allá de que no resuelva nada realmente, implicaría que quienes mendigan o los familiares, son culpables de su mendicidad. Y entonces estaríamos desplazando la responsabilidad de quienes pudieran pensar, hacer y accionar de modos concretos para aliviar las condiciones que hoy hacen a alguien vulnerable.

Pero la criminalización de la pobreza no es solo eso. Desde el punto de vista comunicacional, aproximarse al tema de esa manera es también contribuir a la generación de estereotipos despreciativos de las personas y comunidades pobres, que descansan en la idea de que «el pobre es pobre porque quiere», o «porque no se esfuerza lo suficiente», un legado de la meritocracia —de la que hoy hacen bandera las derechas en el mundo— que desconoce los diferentes puntos de partida y los años de investigaciones de ciencias sociales —también en las academias cubanas— sobre el tema.

Desde el punto de vista comunicacional, aproximarse al tema de esa manera es también contribuir a la generación de estereotipos despreciativos de las personas y comunidades pobres.

silvio dijo...

Cómo comunicar... (2 )

Necesitamos comunicar con empatía por qué hoy un menor vende pan o falta a la escuela para dedicarse a vender. Lo hizo Calendario, por ejemplo. Por mucho que podamos hacerle señalamientos a la serie, lo cierto es que se acercaron al tema precisamente desde la empatía. La historia de Orestes demostraba que un adolescente negro, en un barrio donde las desigualdades eran visibles, en una casa pobre, no vive igual que quien tiene mejores condiciones. Es tan simple como eso.

Y si hablamos de los puntos de partida y analizamos las causas que provocan el empobrecimiento, entonces podremos ver el otro lado de esta moneda. ¿Qué se puede hacer? ¿Qué instituciones son responsables de tomar acciones? ¿Qué políticas públicas pudieran estar apuntando a disminuir la pobreza? ¿Qué medidas económicas, para implementarse, necesitan hacerse de conjunto con otras medidas y en determinada secuencia, para que el impacto no sea precisamente el empobrecimiento?

Incluso para el abordaje de las causas de la pobreza, desde la academia hay distintos aportes que no solo van a lo que puede causar puntualmente pobreza en una comunidad, hogar o una persona. Pienso, por ejemplo, en investigadoras cubanas como Mayra Espina, Geidys Fundora o María del Carmen Zabala. Pienso también en el enfoque relacional de la pobreza desarrollado por CLACSO, que busca explicar las dinámicas en que se produce y reproduce la pobreza, a la vez que se produce y reproduce la no pobreza, y toma de los estudios sobre vulnerabilidad el entendimiento de que los sujetos tienen activos tangibles e intangibles, con los cuales establecen estrategias para lidiar con las condiciones que los hacen vulnerables.

Apunto que incluso escoger el término «vulnerable» o «en situación de vulnerabilidad» por encima de comunidad, sectores o personas «empobrecidas», es una decisión a nivel de tratamiento comunicativo o mediático, con implicaciones que van más allá de reconocer o no que hay pobreza en Cuba. Académicos que se decantan por el término vulnerable, consideran que se entra y sale de la situación de vulnerabilidad; es una categoría «dinámica» por así decirlo, para entender que no es inamovible. ¿A esto se refiere la prensa cuando habla de vulnerables en Cuba? No lo sé.

Si fuera así, habría que analizar qué alternativas tiene una persona «vulnerable» para salir de su situación en un país donde el salario medio y la canasta básica están divorciados hace años; donde el gasto para cubrir la salud es considerable si se tiene en cuenta, por ejemplo, la falta de medicamentos; o donde tantas personas no tienen la vivienda adecuada que estipuló la Constitución.

Habría que analizar qué alternativas tiene una persona «vulnerable» para salir de su situación en un país donde el salario medio y la canasta básica están divorciados hace años.

Si hago referencia a las preguntas que debe responder la comunicación sobre el tema, es porque no basta para las audiencias quedarse en un abordaje descriptivo: hay tantos vulnerables, se atendió tal número de casos, tenemos un programa para ayudar a otros tantos. El periodismo necesita escudriñar un poco más, mirar el impacto de medidas económicas y ser capaz de recomendar políticas públicas. No se trata de atacar un proyecto político —como siempre es interpretado por muchas autoridades el ejercicio crítico—, sino de responder a lo que realmente está en agenda pública y hacerlo responsablemente. En eso radica la legitimidad y credibilidad del medio, el periodista y la prensa misma.

silvio dijo...

Cómo comunicar... (3 y fin)

A todas esas preguntas habría que agregarle una visión de lo que se llama «periodismo de soluciones». Cuando un periodista intenta abordar un tema desde esta arista busca, más allá de presentar un problema, encontrar soluciones que pudieran ser incluso locales y comunitarias. O sea, que la comunicación periodística puede y debe intentar hacer un abordaje integral que no solo enuncie un problema social, sino que se involucre igual al debate público aportando ideas, pensando formas individuales y colectivas de actuar al respecto, porque entonces, y solo entonces, estará promoviendo una discusión abierta sobre el tema, la discusión que nos corresponde a todos, donde la ciudadanía no solo se sienta representada, sino escuchada y atendida.

Estas recomendaciones están muy lejos de ser las únicas para tratar el tema, pero sí diría que son de las básicas. La comunicación tiene que salir de los escritorios de funcionarios de instituciones y contar historias de vida, como en «Que la basura no sea el futuro», de Daynaris Campos (periódico Guerrillero). Hay que caminar para ponerle un micrófono delante a las personas, y que puedan decir qué les brindaría bienestar, qué haría mejor los lugares donde viven, qué necesita su barrio.

Darles voz y no darles son igualmente una decisión de tratamiento del tema, pero con efectos e impactos muy diferenciados de cara a las audiencias.

No hace mucho tiempo que la prensa se llenó de reportes sobre la remodelación y atención de «barrios vulnerables». En este caso se trató de una campaña de comunicación que parece haberse evaporado. Pero la agenda editorial, para que refleje la pública, requiere de quienes tienen a su cargo conformarla y establecerla a lo interno, mirar a la realidad y tomar nota de lo que es importante, noticiable y merecedor de atención. Precisamente de eso va el encargo social de un medio.

https://jovencuba.com/comunicar-pobreza/

silvio dijo...

Editorial de La Jornada:

Trump: el día de la demolición

En vísperas de que el presidente Donald Trump anuncie los aranceles recíprocos que impondrá a todo el planeta, las bolsas de valores de todo el mundo sufrieron nuevas caídas que profundizan los retrocesos registrados desde que el magnate comenzó a fijar tarifas a diestra y siniestra. En el primer mes del año, Nasdaq se desplomó 10.41 por ciento, el índice S&P 500 (éste sigue la capitalización bursátil de las 500 mayores empresas que operan en la bolsa neoyorquina o en Nasdaq) 4.58 por ciento y el Dow Jones 1.27 por ciento. Destaca el descalabro de las grandes firmas tecnológicas, cuyos fundadores apoyan abiertamente a Trump.

El mandatario ha tratado de restar importancia al colapso de Wall Street, diciendo que su misión es construir un país fuerte y que para hacerlo no se puede prestar mucha atención al mercado de valores. Como es habitual, tales declaraciones contradicen de manera frontal todo lo que ha dicho en el pasado: en sus campañas electorales de 2020 y 2024 aseguró que un triunfo demócrata provocaría un crac bursátil; en 2021, con Joe Biden en la presidencia, dijo que el buen desempeño de las acciones se debía a su legado, y el año pasado insistió una y otra vez en que las ganancias récord de las bolsas se explicaban porque los mercados daban por descontada su victoria en las elecciones de noviembre. Ahora, la versión oficial (o una de ellas) es que la actual caída es parte de un periodo de transición en el cual su gobierno está haciendo algo muy grande que será seguido de un rebote. En una entrevista, llegó a declarar que vamos a tener trastornos, pero estamos bien con ello.

Los que no parecen estar tan bien son los consumidores estadunidenses, cuyas compras representan casi tres cuartas partes de la economía de este país y que en este momento tienen menos confianza en el futuro inmediato que durante la pandemia. De este modo, queda claro que tanto en lo macro como en lo microeconómico el eslogan hagamos grande a Estados Unidos de nuevo se ha convertido en un estropicio que afectará a todo el planeta, comenzando por la superpotencia y sus ciudadanos de a pie: serán éstos quienes absorban el costo del alza generalizada de precios, de la disrupción en las cadenas de suministros, del aislamiento comercial al que se someterá el país que diseñó el libre comercio a su imagen y semejanza y de la corrección (eufemismo para caída) de los mercados financieros. Es importante señalar que en Estados Unidos la situación de las bolsas de valores es seguida de cerca por amplios sectores de la población. Por ejemplo, pues los fondos de pensiones de los trabajadores se encuentran invertidos en acciones: a menor valor de mercado, menores jubilaciones.

Basta con mencionar un acontecimiento para ilustrar hasta qué punto la política trumpiana de arremeter contra todo y contra todos ha trastocado el orden mundial y el sistema de alianzas en el que ha descansado el poderío estadunidense desde el final de la Segunda Guerra Mundial. El domingo, China, Japón y Corea del Sur mantuvieron su primer diálogo económico en cinco años a fin de dar una respuesta conjunta a los aranceles. En el encuentro, las tres potencias exportadoras habrían acordado facilitar el comercio regional, fortalecer la cooperación en la cadena de suministro e incluso, algo impensable hace unas semanas, explorar la posibilidad de un tratado de libre comercio entre ellos. La reunión es en sí misma insólita en tanto Seúl y Tokio han sido por décadas aliados incondicionales de Washington, mientras Pekín es considerado una amenaza a la hegemonía estadunidense y es visto con gran recelo por sus vecinos, incómodos con el meteórico crecimiento del dragón asiático en los ámbitos económico, tecnológico, geopolítico y militar. El desplazamiento de los capitales hacia el extremo Oriente también se refleja en un comunicado en el cual JPMorgan, el mayor banco de inversión del mundo, afirmó que es momento de invertir en China.

silvio dijo...

Trump: el día... (2 y fin)

En suma, Trump ha creado un desbarajuste de proporciones incalculables en la economía global, el cual puede empeorar hoy cuando dé a conocer el paquete de represalias de lo que ha llamado Día de la Liberación, en el que Estados Unidos acabará con los imaginarios abusos económicos de todos sus socios comerciales. A las autoridades y habitantes del resto del planeta no nos queda sino prepararnos para atenuar en la medida de lo posible las consecuencias de esta insensatez. En el caso de México, la profunda interdependencia económica con el país vecino del norte supone desafíos adicionales, incluida la necesidad de diversificar las relaciones comerciales de tal modo que los caprichos de la Casa Blanca dejen de condicionar las vidas de millones de connacionales.

https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/04/02/editorial/trump-el-dia-de-la-demolicion

silvio dijo...

Juan Antonio Sanz: Israel proclama ya la inminente anexión de parte de Gaza, tras el exterminio y expulsión de los palestinos