Por Humberto Herrera Carlés
Pareciera que estamos empeñados en romper nuestros propios records de déficit de generación de electricidad.
La falta de energía eléctrica es un problema muy serio que afecta toda la economía, la producción de bienes y servicios, el necesario descanso, etc.
Sé que se está haciendo el máximo esfuerzo pero, entre la falta de divisas para reparar nuestras vetustas plantas generadoras de energía y comprar petroleo, pues la situación ha rebasado nuestras potencialidades y va en camino a la autofagia.
Las casas-habitación consumen el 65 % de la energía que se genera en el país. La libre importación directa de paneles fotovoltaicos para casa-habitación, libres de aranceles y con carácter ilimitado para y por toda la población, sería una medida extraordinaria. Empresas para instalarlos hay.
Al mismo tiempo, que hay que dejar de subsidiar la energía eléctrica a los grandes consumidores. Dicen que la medida de incremento de precio a los grandes consumidores no dio resultado, pues es un indicador que el incremento no fue suficiente; hay que subirlo hasta que el aumento del consumo sea reversible. En lugar de más hoteles, modernicen y amplíen la fábrica de paneles solares de Pinar del Rio, o hagan una nueva donde estratégicamente sea mas útil.
No hay que debatir nada, es firmar un decreto ley mañana mismo por quien tenga la autoridad de hacerlo. La lentitud en la toma de decisiones en nuestro país es angustiante, los niveles de aprobaciones y alcanzar consensos hacen interminables las soluciones de los problemas y estos se multiplican todos los días. ¿No hay sentido de la urgencia? ¿La burocracia es tan grande que detiene todo?.
1 comentario:
Un día como hoy, hace 80 años, nos atravesó uno de los huracanes más violentos de nuestra historia --o al menos así es recordado, junto aquel otro de 1926.
En 1944 me faltaban dos años para nacer. Después que lo hice me tocó ser testigo de unos cuantos huracanes --algunos casi míticos, como el Flora, además de otro, como el Charley, que también nos hizo mucho daño.
Pero, como decía siempre mi hermano Eduardo Aute: "Hay cosas peores". Ya lo creo. Aunque, como decía Dagoberto, mi padre: "Siempre que llueve escampa".
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