Por Dr. Giraldo Alayón García
Hace un par de décadas, escuchaba un programa sobre la llamada música culta en la BBC de Londres y un comentarista comenzó a hablar de la simbología oculta en algunas obras de Handel, Haydn y Bach donde, supuestamente, expresaban sus heréticas ideas sobre el orden imperante (los sistemas monárquicos) y las religiones “oficiales”, catolicismo y anglicanismo (a pesar de que estos tres autores eran obedientes cortesanos y, aparentemente, fervorosos creyentes). Posterior a eso, ya con más atención de esa posibilidad, he tratado de documentarme sobre este tema, y he conocido que no sólo en la música sino en casi todas las manifestaciones artísticas hay signos ocultos, simbologías poco evidentes.
La Ciencia, tal como ya les escribí, pienso, es la mejor herramienta para explicar la realidad y sus hechos, La Naturaleza. Pero… ¿qué es el Arte? Pudiera decirse que es la visión personal y subjetiva del artista de lo que le rodea… Por favor no pretendo establecer definiciones.
Si nos vamos al arte pictórico, las herejías son aún mayores y, quizás, más evidentes. ¿Qué decirles de un Leonardo da Vinci, pintando maravillas y a la vez diseccionando cadáveres humanos y de animales (robados de cementerios y de las calles) y reproduciendo las piadosas historias de las leyendas del catolicismo como el más aplicado de los creyentes? ¿O de ese excepcional Miguel Angel, decorando la Capilla Sixtina y desconfiando de todo el dogma allí representado? ¿O de Goya, el pintor español, haciendo retratos de la realeza y a su vez recreando lo más oculto de las miserias humanas?
En 1959 el físico inglés Charles Percy Snow publicó un artículo titulado “Las dos culturas”, en el cual exponía la teoría de que había dos formas de exponer la realidad: la humanística (artística) y la científica, y que ambas no se correspondían entre sí y tenían sus propios códigos y jergas. Este trabajo trajo cierta influencia en el mundo anglosajón, pero a la postre ha sido muy criticado porque se afirma que estuvo basado en cómo se dividía la enseñanza (de aquel entonces) en Gran Bretaña y no reflejaba una tendencia universal. De ahí que con posterioridad se hablase de la Tercera Cultura, más a tenor de estos tiempos de síntesis y de teorías de la complejidad, en el cual se aplican múltiples enfoques y saberes.
Casi todas las canciones llevan algún mensaje; unos muy simples, otros enrevesados, ocultos y múltiples. Algunas incluso son el resumen de un pensar o hasta de una metodología.
“Los demás” (1979) escrita y cantada por el artista argentino-español, Alberto Cortez (1940-2019), es una denuncia del egocentrismo humano, de la banalidad, de la estupidez y la arrogancia. Pero, en Antropología, quizás sea la causa de casi todos los conflictos y problemas el no reconocimiento del “otro”… el diferente… y hay toda una disciplina denominada Otredad (Alteridad) que pretende profundizar en las raíces de este agudo problema… Vuelvan a escucharla.
La Fábula de los Tres Hermanos (1980) del disco Rabo de Nube, de Silvio Rodríguez Domínguez (1946), nos cuenta como tres estrategias de viaje y conquista no fueron, a la postre, exitosas. Pero... ¿Qué hay detrás de esta aparente y hasta simpática idea?: el conocimiento objetivo de la realidad; los límites que nos impone la propia Naturaleza que, aún con nuestras mejores herramientas cognitivas, no llegamos a abarcar y siempre hay un margen para buscar e indagar… Esa es la Ciencia y sus métodos ante la vastísima complejidad del Universo; y esa es la garantía de que la ciencia cambie con la nueva evidencia y no nos ate dogmáticamente al pasado, al presente y ni siquiera a un hipotético futuro.
Dicen los físicos especialistas en el Mundo Cuántico (el de las partículas elementales) que cuando tratamos de medir un fenómeno ya lo estamos modificando, así que en esencia lo conocemos aproximadamente. En biología, cuando vamos a estudiar organismos, procesos, interacciones, nuestra presencia es un factor perturbador… Entonces ¿hay certeza en el conocimiento del Mundo?
Interesante pregunta, pues en Ciencia trabajamos con hipótesis (a verificar) y teorías (que tratan de explicar y ajustarse a los hechos). Pienso, y es mi criterio, que siempre será un proceso de aproximación… Mediten en ello.
4 comentarios:
Ni más ni menos:
"...el conocimiento objetivo de la realidad; los límites que nos impone la propia Naturaleza que, aún con nuestras mejores herramientas cognitivas, no llegamos a abarcar y siempre hay un margen para buscar e indagar… Esa es la Ciencia y sus métodos ante la vastísima complejidad del Universo; y esa es la garantía de que la ciencia cambie con la nueva evidencia y no nos ate dogmáticamente al pasado, al presente y ni siquiera a un hipotético futuro."
NYT: Elizabeth Warren: Silicon Valley Bank colapsó. Y se pudo haber evitado
Por qué Estados Unidos debería sacar a Cuba de su lista de Estados patrocinadores del terrorismo
Por Jorge Dávila Miguel
(CNN en Español) -- Después de una larga investigación, un grupo de expertos de inteligencia estadounidenses concluyó que no hay evidencia de que el “síndrome de La Habana” fuera causado por un "arma de energía" o un adversario extranjero. El director de la CIA, William J. Burns, declaró que los analistas habían llevado a cabo “una de las investigaciones más grandes e intensivas en la historia de la Agencia”.
¿Qué quiere decir esto? Primeramente, que no existe conocimiento de armamentos o equipos capaces de provocar los malignos efectos –un sonido penetrante que invade la habitación donde estás, te envuelve en un vértigo y hasta puede causarte daño cerebral, entre otros. Se estudiaron unos 1.500 casos en 96 países (de los cuales 200 fueron funcionarios estadounidenses), e incluso sucedió en la Casa Blanca. Olivia Troye, experta en contraterrorismo, declaró que bajaba por las escaleras de las Oficinas Ejecutivas Eisenhower, en la Casa Blanca, cuando escuchó el penetrante sonido “en el costado de mi cabeza, estaba en el lado derecho de mi cabeza y sentí vértigo”, dijo. “Estaba inestable, sentía náuseas, estaba un poco desorientada y recuerdo que pensé: no te caigas por las escaleras”.
Imagino que no se cayó, porque si no lo habría contado durante su comparecencia en “60 Minutes” de la cadena CBS.
El segundo hallazgo del reciente informe de inteligencia, que no hay pruebas de que haya sido causado por un “adversario extranjero”, es consecuencia simple del primero: no puede haber un país agresor, si el arma no existe.
Pero durante siete años Cuba ha sido culpada. El nombre “síndrome de La Habana” ha sido repetido una y otra vez, ligado a cualquier caso o alucinación que sucediera a lo largo y ancho del globo terráqueo. Y le ha servido a la administración estadounidense para continuar su política de aislamiento hacia la isla. Durante el mandato del entonces presidente Donald Trump –acababa de empezar, en 2016– surgió el síndrome. Y al final de su controversial mandato –después de reforzar el embargo– incluyó de nuevo a Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, donde se mantiene.
El tercer hallazgo de este informe sobre el “síndrome de La Habana” es de este columnista. Y responde a la pregunta: ¿por qué liberar a Cuba de ser un agresor, precisamente ahora? El informe de inteligencia estadounidense demoró poco más de un año en concluirse. Recordemos que el presidente Biden prometió en su campaña electoral revisar la política de Trump hacia Cuba, avanzando en algunas cuestiones. Aunque después se dijo que tenía otras prioridades. Pero al parecer habría llegado el momento de establecer algunos cambios. No en balde el senador republicano por la Florida Marco Rubio envió una carta al presidente, instándolo a que desistiera de su acercamiento con Cuba y en la que mencionaba concretamente la visita de funcionarios de inteligencia cubanos a Estados Unidos como un peligro, debido a que Cuba fue incluida de nuevo por Trump en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
Por qué Estados Unidos... (2 y fin)
Dicha inclusión fue una medida totalmente política del expresidente Trump y desprovista de toda realidad objetiva, con el único propósito de complacer a su electorado cubanoestadounidense. La pregunta es sencilla y su respuesta, evidente. ¿Cómo Cuba puede promover el terrorismo internacional si se encuentra en la peor crisis político-económica de los últimos 70 años? Si importa hasta el 80% de los alimentos que consume su población, si su sistema de salud está falto de fundamentales medicinas y equipamiento, si salieron de la isla casi 300.000 cubanos hacia Estados Unidos en 2022. La cuenta no da. Es cierto que la administración de Biden ha dado pasos para relajar el embargo comercial, permitiendo la exportación a las recientes empresas privadas cubanas –hay ya más de 6.500– de cada vez más productos estadounidenses. Pero se mantiene la voluntad política de, como dijo el viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, de beneficiar a unos mientras castiga a otros. Es cierto también que la crisis productiva nacional tiene como causa, además del embargo comercial estadounidense, la histórica mala gestión económica del gobierno cubano.
Pero definitivamente, como se dice popularmente en Cuba, “el pollo del arroz con pollo”, lo fundamental en una revisión real de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, es sacar a la isla de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo. Porque no es cierto, ni posible, que ese país tenga recursos para apoyar el terrorismo internacional. En favor de sacarla se han manifestado algunos expertos en el tema como Mark Sullivan, William LeoGrande, Fulton Armstrong y Guillaume Long. Es uno de los pocos reclamos que se le hacen al presidente Biden, quien lo prometió en su campaña electoral.
Lo que está claro es que el interés de Cuba es, primordialmente, salir de la lista de países patrocinadores del terrorismo y el interés de Estados Unidos es que La Habana libere a los cientos de presos por las protestas del 11 de julio de 2021. Ese es el nudo fundamental ahora. El proceso para sacar a Cuba de la lista es largo y el Estado cubano no ha dado señal al respecto.
Así que, ¿quién mueve ficha primero? Si el gobierno de Biden quiere normalizar sus relaciones con Cuba, aunque Cuba sea la parte a la que le urge, debería empezar por dar ese paso. No por política simple y escasa, sino por el compromiso que, como se proclama a menudo, tienen las democracias con la verdad. America the beautiful. Aunque sabemos que no es así. El interés político siempre supera a la verdad y la justicia. Las posiciones fuertes a la negociación. Cubita bella.
https://cnnespanol.cnn.com/2023/03/15/opinion-estados-unidos-cuba-terrorismo/
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