En mitad del camino de la vida,
errante me encontré por selva oscura…
Perdón. Leía al Alighieri, recorría los círculos,
la historia y lo sentía vivo, desastroso,
como una sombra junto a mí.
A mí, tantas veces más libre;
que olvidé bien atrás tantas desgracias;
pero que todavía no he de ser ajeno
al descamino y al dolor.
Porque aquí estoy entre gentes que hacen signos,
extraños signos que son, seguramente, órdenes;
aquí estoy yo, con un fusil entre las manos;
yo, que no puedo evitar una mirada hostil
para el que evade su deber por hacer lo que quiere;
en medio de estos años que se endurecen sin remedio
para atender el vuelco de la historia;
ahora que los hombres aprenden que “la orden del jefe
encarna la voluntad de la patria”;
ahora que el mismo estado crece, parece que se desmesura
y, sin embargo, tenemos la esperanza
de verlo derrumbarse para siempre como la buena mierda que es,
quiero aclarar la situación, hacer, quitar
mi grano de arena de las fuertes columnas
donde están enredados desde siempre, muertos,
podridos desde siempre, mi sangre y mis deseos.
¿Desde cuándo ha crecido?
¿Bustos, fortunas desde cuándo?
NACION O GRUPO DE NACIONES
SOMETIDAS A UN SOLO GOBIERNO:
útil al estado.
¿Por qué esa extraña gente que ocupa tu lugar
en libros y periódicos?
¿Por qué esos hombres que se sientan por ti,
que toda la historia han venido sentándose por ti
en escaños y mesas, tronos y tribunas?
FORMA DE GOBIERNO, ORDEN, JERARQUIA,
ADMINISTRACION, PODER.
¡Si sólo fuera eso! Si la inocencia, el inerte candor
del diccionario pudieran enseñarnos la verdad
como una piedra.
Si detrás de esas líneas ruborizadas
no estuvieran la sangre de los hombres,
los más puros deseos de los hombres.
Si las palabras fueran rosas, estrellas, peces de colores
y no una hilera de
patriarcas
esclavistas
administradores
fiscales
generales
profetas
capitales
caudillos
tribunos
césares
reyes
emperadores
jueces
secretarios
ministros
propietarios
directores
presidentes
y todo los demás.
-Pero no todos son iguales.
-No. Los hay de todos los colores: constructores
de pueblos y parásitos, héroes y criminales. Pero
los verdaderos héroes mandan a su pesar: dan las
órdenes que extinguirán el crimen, para que un
día no haya crimen, ni nada que ordenar.
Por que no basta, nunca podrá bastar
que el más humilde de los hombres pueda gritar en cada calle
el estado soy yo; no basta el fuego deshaciendo palacios,
privilegios, ni los cabellos del Rey Sol manchando el aire
como una estrella ciega.
Ordenar, ordenar es perverso.
Unos hombres enormes, los otros tan humildes, es perverso.
Hace falta que nadie sea enorme, que nadie sea humilde
y todos los estados una columna de humo
y un montón de recuerdos intolerables.
Así será mañana, así será un buen día
en que la tierra será luz, alegría, desorden;
en que las armas y las leyes se pudrirán al sol
como un gran crimen.
Mientras tanto, levanta tu conjuro.
Tú, que comienzas apenas a saltar el muro enorme
que entre tú y tú puso la historia; buen hombre, hermano,
compañero,
no le leas así, no dudes, no sospeches;
la muerte del estado pasa por el estado.
Coge en tus manos tu fusil y defiende con todas tus cadenas,
con tus gritos de bestia,
de feliz bestia que se escapa,
nuestro estado.
Permítele crecer como si fuera casto, puro.
Y no olvides
(no se puede olvidar)
el día en que, también gritando,
lo derrumbaremos.
Guillermo Rodríguez Rivera