miércoles, 5 de noviembre de 2025

No perdamos el rumbo

Por Jorge Fuentes

En la revolución no perduran los tiempos fáciles, porque los tiempos fáciles pueden tornarse en difíciles de la noche a la mañana y ello responde a la tendencia de los cambios y los obstáculos que son de todo tipo. Hace mucho que la gente apostó por un país distinto, por un país inclusivo, próspero, libre y soberano. Esa es la apuesta de todos los tiempos de la rebeldía cubana, la de 1959 y la de hoy. Sin embargo el mundo ha cambiado, nosotros también. Dentro de unos pocos años y como resultado del desarrollo tecnológico, científico, cultural, político y multilateralista, estaremos viviendo en un universo que mi generación no soñó ver y para el que probablemente estemos poco o mal preparados. Los referentes del siglo XX que parecían más que probados, se disuelven en una memoria leve.

Acostumbrados a vivir más en la idea de como deben ser y no como son las cosas, aislados por nuestra desinformación y falta universal de transparencia, obra de la burocracia acomodada, nos amparamos en la falta de discernimiento de lo real y de lo posible. A quien único le conviene la falta de transparencia es a la burocracia acomodada o definitivamente corrupta. La burocracia no puede vivir en la transparencia. Otras veces he escrito que el socialismo necesita más de la transparencia que el capitalismo. A los revolucionarios les hace más falta la transparencia que a los enemigos. La política sin transparencia no puede ser la de la Revolución. Álgún día nuestra prensa será lo transparente que necesita el socialismo, el día que la organización de la sociedad se lo permita. Ese día no habrá censura, ni burda oposición al diálogo y habrá espacio para la expresión sincera. La transparencia es también virtud, hábito, costumbre, creencia, cultura.

En medio de la discusión por lo transparente y en un momento particularmente difícil, la naturaleza ha venido a complicar las cosas y de qué manera. Acabo de escuchar en el noticiero que hay gente aislada en Yateras y otros lugares y que están tratando de llegar a ellos. El agua ha cubierto los campos de más de dos provincias que ya venían sufriendo desabastecimiento y falta de recursos, como en todas partes, pero allí siempre fue peor. Al mismo tiempo varios virus nos han enfermado y en casi todas las familias hay alguien que padece alguno. Esta infección va a crecer en Oriente como resultado del agua que ha caído y la que sigue cayendo, aún cuando las autoridades han hecho enormes esfuerzos. Entonces no perdamos el rumbo. 

Nada debe preocuparnos más que sacar de esta situación a nuestros hermanos orientales. Entre el pasado, por oprobioso y reciente que sea, y el presente de peligro y desventura de una buena parte de la población, demos apoyo a que la gente viva. ¿Quiere decir que lo demás no es importante o que no lo discutamos? No, sólo quiere decir que no perdamos el rumbo.

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