Por Jorge Fuentes
En la revolución no perduran los tiempos fáciles, porque los tiempos fáciles pueden tornarse en difíciles de la noche a la mañana y ello responde a la tendencia de los cambios y los obstáculos que son de todo tipo. Hace mucho que la gente apostó por un país distinto, por un país inclusivo, próspero, libre y soberano. Esa es la apuesta de todos los tiempos de la rebeldía cubana, la de 1959 y la de hoy. Sin embargo el mundo ha cambiado, nosotros también. Dentro de unos pocos años y como resultado del desarrollo tecnológico, científico, cultural, político y multilateralista, estaremos viviendo en un universo que mi generación no soñó ver y para el que probablemente estemos poco o mal preparados. Los referentes del siglo XX que parecían más que probados, se disuelven en una memoria leve.
Acostumbrados a vivir más en la idea de como deben ser y no como son las cosas, aislados por nuestra desinformación y falta universal de transparencia, obra de la burocracia acomodada, nos amparamos en la falta de discernimiento de lo real y de lo posible. A quien único le conviene la falta de transparencia es a la burocracia acomodada o definitivamente corrupta. La burocracia no puede vivir en la transparencia. Otras veces he escrito que el socialismo necesita más de la transparencia que el capitalismo. A los revolucionarios les hace más falta la transparencia que a los enemigos. La política sin transparencia no puede ser la de la Revolución. Álgún día nuestra prensa será lo transparente que necesita el socialismo, el día que la organización de la sociedad se lo permita. Ese día no habrá censura, ni burda oposición al diálogo y habrá espacio para la expresión sincera. La transparencia es también virtud, hábito, costumbre, creencia, cultura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario