El Tao que puede ser expresado con palabras
no es el Tao eterno.
El nombre que puede ser pronunciado
no es el nombre eterno.
Lo que no tiene nombre es el principio del cielo y la tierra.
Lo que tiene nombre es la madre de todas las cosas.
La permanente ausencia de deseos
permite contemplar el gran misterio.
La constante presencia de deseos
permite contemplar sus manifestaciones.
Ambos estados tienen un origen común
y con nombres diferentes aluden a una misma realidad.
El infinito insondable es la puerta de todos los misterios.
Lao Tse
Tao Te Ching
3 comentarios:
Tercermundización de la clase trabajadora
Por William I. Robinson*
02 de agosto de 2025 00:04
La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, pronunció un discurso poco difundido el pasado 8 de julio. En respuesta a las preocupaciones de la agroindustria de que la campaña de deportación está socavando la oferta laboral, advirtió que las deportaciones masivas continuarán y que “no habrá amnistía bajo ninguna circunstancia” para los trabajadores agrícolas. “En última instancia, la respuesta es la automatización, y también algunas reformas dentro de la estructura gubernamental actual”, dijo. “Y, además, hay 34 millones de adultos sanos en nuestro programa de Medicaid (salud pública). Hay muchos trabajadores en Estados Unidos”.
Existe una lógica subyacente en todas las recientes acciones estadunidenses, desde las deportaciones masivas y la guerra arancelaria hasta el proyecto de ley de presupuesto aprobado por el Congreso, la intervención en Medio Oriente, la negociación de un “acuerdo de paz” en el Congo, etcétera. Todo tiene un propósito común: abordar la crisis del capitalismo global liberando al capital trasnacional para que persiga una nueva ronda de expansión depredadora en todo el mundo mediante la digitalización, la apropiación extractivista de recursos, la guerra, la degradación de las clases trabajadoras y populares y la reestructuración radical del Estado capitalista hacia formas autoritarias y neofascistas.
Los trabajadores migrantes trasnacionales son vulnerables a la sobrexplotación debido a las fronteras nacionales y a la división de la clase trabajadora global entre trabajadores ciudadanos y migrantes. Los migrantes en Estados Unidos representan casi 20 por ciento de la fuerza laboral total. Se concentran en los estratos más bajos de la economía, como la construcción, la agricultura, los recursos naturales, las ocupaciones de mantenimiento y los servicios manuales, donde pueden ser sobrexplotados y sobrecontrolados por la clase capitalista trasnacional en su afán por maximizar la extracción de plusvalía.
El objetivo del Estado capitalista bajo el régimen de Trump es imponer también a los trabajadores nativos las condiciones en que los migrantes trabajan arduamente. Esta degradación de la mano de obra nativa sólo puede lograrse si la deportación masiva se coordina con la panoplia de ataques contra la clase trabajadora multinacional, desde drásticos recortes en los servicios sociales hasta la represión sindical, la eliminación de la protección a la salud y pensiones, despido de cientos de miles de funcionarios públicos, restricción del acceso a las prestaciones por desempleo, etcétera.
Los trabajadores nativos se ven obligados, por privación e inseguridad, a aceptar los empleos abandonados por los trabajadores deportados. El proyecto de ley de presupuesto recientemente aprobado resultará en una reducción de los ingresos de 40 por ciento más pobres y en la pérdida de atención médica y asistencia alimentaria para millones de personas. Recorta drásticamente el gasto en salud pública y al mismo tiempo condiciona las prestaciones de salud pública a la obtención de empleo. Como Rollins dejó claro, millones de trabajadores perderán sus prestaciones de salud a menos que estén dispuestos a remplazar a los migrantes en la agricultura y otros sectores mal remunerados en condiciones de sobrexplotación.
Una forma de revertir la caída de la tasa de ganancia es abaratar la mano de obra y degradar las condiciones laborales para aumentar la tasa de explotación. Esto se conoce como expansión de la plusvalía absoluta y explica la reubicación de la producción y los servicios a zonas de bajos salarios durante el último medio siglo de globalización. La otra forma es remplazar la mano de obra con tecnología mediante la automatización, como menciona Rollins, proceso que expande la plusvalía relativa, ya que se extrae más valor con menos mano de obra.
Tercermundización ... (2 y fin)
Este proceso lleva décadas en marcha y ahora se está potenciando gracias a las tecnologías digitales impulsadas por la IA, lo que ha dado lugar a una rápida expansión mundial del excedente de mano de obra. Las filas de la humanidad excedente se cuentan ahora por miles de millones a medida que se extiende la desintegración social. Las nuevas tecnologías basadas en la automatización y la IA, combinadas con el desplazamiento generado por los conflictos, el colapso económico y el cambio climático, están aumentando exponencialmente las filas de la humanidad excedente.
Las industrias digitales, como el comercio electrónico, el software y los servicios de IA, los servicios en la nube, los vehículos autónomos, la ciberseguridad, la robótica, la biotecnología y otras, tienen un interés particular en un aumento de la plusvalía relativa sobre la absoluta. A medida que estas industrias se desplazan hacia el centro mismo de la economía global, las pocas corporaciones que desarrollan y controlan las tecnologías digitales están acumulando un poder sin precedentes sobre los estados, los sistemas políticos, el comercio y las instituciones militares. Los multimillonarios tecnológicos, como Palantir y Accenture, están profundamente arraigados en el régimen de Trump, que ha recurrido a Palantir para crear y gestionar un depósito centralizado de datos impulsado por IA, el primer paso hacia una privatización y automatización más radical del propio estado.
Inversionistas trasnacionales han invertido miles de millones de dólares en empresas tecnológicas y de plataformas como salida para su capital acumulado excedente, inflando los valores y generando múltiples burbujas especulativas. La automatización como estrategia para debilitar a la clase trabajadora también genera agudas contradicciones. Sólo el trabajo genera plusvalía. A medida que la masa de mano de obra excedente se expande, también lo hace la masa de capital excedente. Desigualdades globales sin precedentes agravan la crisis de sobreacumulación. Los mercados globales no pueden absorber la producción de la economía global. Los estados deben gestionar crisis de legitimidad en espiral a medida que el tejido social se desintegra. Una crisis económica de la escala de la de 2008 o superior es prácticamente inevitable.
Cuando llegue ese momento, se producirán levantamientos masivos que desestabilizarán aún más los estados y sistemas políticos y avivarán las llamas del conflicto militar. El Estado fascista debe contener la rebelión masiva atacando los derechos civiles y políticos e infundiendo miedo para impedir el desarrollo de sujetos revolucionarios. Incitar el nativismo y el nacionalismo y criminalizar a migrantes y refugiados es sólo una táctica para confundir, dividir y desorganizar a las clases trabajadoras. El levantamiento popular en los barrios de Los Ángeles, desde donde escribo, contra el terrorismo de ICE es una señal de la rebelión global desde abajo en marcha.
*Distinguido profesor de sociología, Universidad de California en Santa Bárbara
https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/08/02/opinion/tercermundizacion-de-la-clase-trabajadora
Editorial de El País (España):
Nuevo orden comercial mundial
La ruptura unilateral del modelo de comercio global desencadena un daño generalizado que afectará sobre todo a Estados Unidos
Estados Unidos, el mayor importador del planeta, señaló ayer su ruptura radical con el modelo comercial de la globalización al imponer la aplicación de aranceles generalizados a medio mundo. Como ya viene siendo habitual durante la presidencia de Donald Trump, desde el anuncio hasta la puesta en práctica oficial hay tiempo (hasta el próximo jueves) para llegar a acuerdos in extremis dentro de la lógica de imposición de la Casa Blanca.
La medida representa un uso extraordinario de los poderes del presidente y su constitucionalidad está discutida en los tribunales. La justificación legal es cuando menos frágil y fundamentada en excusas como el reconocimiento del Estado palestino por parte de Canadá (a quien se le aplica un 35%) o el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro por parte de Brasil (quien se lleva el arancel más alto de todos, un 50%), argumentos que demuestran la intención de Washington de mezclar intereses económicos e ideológicos.
En total, son 70 países a los que se aplican aranceles unilaterales, con tipos que van del 10% (que tienen países como Rusia y Argentina) al 50% brasileño, pasando por el 25% de India y el 39% de Suiza. Especialmente perjudicados son los países emergentes de África, América y Asia, cuyas poblaciones más vulnerables ya han sufrido un duro golpe con el brutal recorte estadounidense a la ayuda al desarrollo. A Siria, por ejemplo, un país devastado por la guerra, se le impone un 41%. La Unión Europea ya se había apresurado a cerrar un acuerdo con Trump. El domingo pasado, la Comisión encabezada por Ursula von der Leyen acordó con Trump unos principios para la negociación que aceptaban un arancel de base del 15%, una decisión profundamente discutida que ha dejado un mal sabor de boca entre los principales líderes europeos.
Todavía está pendiente por parte de Washington qué aranceles aplicar a dos países: China, el país que más productos vende a EE UU, y México, su principal socio comercial. En el caso de México, Trump ha suspendido por 90 días el nuevo régimen de tasas alegando la “complejidad” de la relación bilateral. Las industrias de ambos países están tan conectadas que los efectos serían instantáneos en buena parte de EE UU. Con China, la actual tregua se prolonga hasta mediados de mes.
La proclamación confirma que los aranceles son una obsesión personal de Trump y la piedra angular de su política económica: mientras él ocupe la Casa Blanca (y quién sabe si después), el comercio global no volverá a ser lo que era. Además, certifica que Estados Unidos no es un socio fiable y obliga a obrar en consecuencia.
Pero a quien más perjudica la medida es a los consumidores estadounidenses. Añadidos a las rebajas fiscales los aranceles son, fundamentalmente, un cambio estructural de la fiscalidad: de impuestos directos y progresivos a lo que es, en efecto, un recargo generalizado al consumo.
Es dudoso que los ingresos por aranceles sean suficientes para compensar un déficit público por encima del 6%, incluso con pleno empleo. Y más si la economía se ralentiza, como ya empiezan a mostrar las cifras: la creación de empleo en los últimos tres meses ha sido mucho menor de lo esperado. Aunque Trump crea que la solución está en una bajada de tipos —que ayer volvió a exigir a la Reserva Federal— el problema es más profundo: el impacto que representa para la economía global una transformación de los fundamentos económicos de EE UU de consecuencias impredecibles y que recuerda a la guerra comercial que siguió a la Gran Depresión del siglo pasado.
https://elpais.com/opinion/2025-08-02/nuevo-orden-comercial-mundial.html
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