Por aquellos días hicimos una visita al buque cubano Vietnam Heroico, que tenía un capitán muy joven y amable. La primera vez que estuvimos a bordo, iba Oscar Carreño con nosotros y algunos integrante del grupo Los Cañas. En aquel barco, no recuerdo si en la misma visita, nos encontramos con el grupo de teatro Escambray y con Sergio Corrieri. Me impresiono ver entre ellos a Gilda Hernández, la mamá de Sergio, por su edad avanzada.
Aquella vez acabábamos de llegar del frente norte, en el Don Atlas de Herlán, piloto amigo que vivía frente a mi casa, en El Vedado. Era un bimotor de la Segunda Guerra, casi sin instrumentos de navegación (bueno, los tenía pero no funcionaban). Semanas atrás, para llegar a San Salvador, Herlán me había dado un mapa para que lo ayudara a seguir el cause de un río que nos conduciría hasta la meseta donde se encontraba la villa. Cuando llegamos, como todos los aviones que iban a aterrizar, tuvimos que hacer un pase de advertencia sobre la pista, que el pueblo usaba como mercado. Recuerdo que, aterrizando, cabras y reses corrían despavoridas frente a nosotros.
Notas de mi diario de aquellos días:
Fuimos al cine a ver “Los Perversos”, una versión interesante de la novela “Otra vuelta de Tuerca”, de Henry James. Lo curioso es que la película termina donde comienza la novela. En ese sentido es ingeniosa, en lo que especula sobre la historia pasada, que en la novela “flota” misteriosamente.
Partiremos (últimas noticias) para Luso el martes que viene. De ahí al frente sur y dentro de unos dos meses a Luanda, y luego el caimán, supongo.
Hoy grabé las canciones angolanas (algunas) para Francisco León, que me lo había pedido hace unos días. A lo mejor Santiago [Álvarez] las usa. Por la noche fuimos al acto de despedida del grupo “Escambray”, en el Vietnam Heroico.
Lo más doloroso fue despedir a Casañas.
Días estos que han oscilado entre la abulia y la tensión. La tensión ha sido esperando nuestra dichosa partida, pero lo más terrible ha sido ayer, domingo, cuando fui a casa de Oscar y Enio, con vistas a seguir para la playa, y nos enteramos de que en Cabinda una mina casi había acabado con el estado mayor.
Temprano los trajeron. Los heridos eran Arides Estévez, quien vino con nosotros desde allá y acabó muriéndose. Espinosa con una cadera molida y seis costillas rotas. Gómez con una fisura en una vértebra. Rogelio con el fémur fracturado y fuertes contusiones. Además hay otro compañero, que no conocemos y que ha perdido un ojo.
Quizá la mayor enseñanza de Angola, para mí, sea que lo más importante son la bondad y la inteligencia. El valor y las dotes revolucionarias son virtudes adquiribles en cualquier edad; incluso se puede llegar a ellas de un salto. Pero la bondad y la inteligencia, plataforma esencial de la honradez, son virtudes que se acercan a lo nato, por ser aquellas que se adquieren desde la educación primaria, en el hogar, en la niñez, en los primeros embates de la vida.
Aquí he visto hombres vociferantes de gran arrojo personal, que sin embargo distan de poderse llamar cabalmente revolucionarios, por sus mezquindades y vicios. Sin embargo he visto a humildes muchachitos hacer proezas en un momento decisivo.
También se han derrumbado los carnés, los grados, los nombramientos oficiales. Angola ha sido un túnel de cristal en el que, al pasar los hombres, se ven definidas las conciencias, el verdadero espíritu, que a algunos delata y a otros extrae de el anonimato como ejemplo y enseñanza.
5 comentarios:
De René RR:
Cuando llegué a Luanda con mi batallón, de regreso a Cuba, me dijeron que estabas allí y fui a verte al hotel, me encontré a Los Cañas y me dijeron que ese día no estabas, y como yo me encontraba acantonado en el aeropuerto con mi tropa, en espera del vuelo de regreso, no pude volver a buscarte; tiempo después nos vimos en casa de Guillermo. Para mi fue duro porque perdimos 23 compañeros en el combate del rio Lumeje, en el Este de Angola, pero estoy en paz porque como tu cumplí con mi deber. Abrazo. R3.
De René RR:
Y un recuerdo para nuestro inolvidable Vicente.
De Jorge Fuentes:
Hermano. Le ronca que hayan pasado 49 años, que el próximo año se cumpla medio siglo. No olvido el día en que llegaste a nuestro regimiento. Yo caminaba por un pasillo del segundo piso y te vi llegar con Vicente y el grupo por el patio, acompañados por el comandante Socarrás, nuestro político, un guajiro guapo y bueno. Me viene a la mente Lázaro que ya no está, lo mismo que Vicente. Eso terminó en un almuerzo con abundante ron, interrumpido por unos disparos de mortero que terminaron por no ser nada serio. Cuántos deseos de jodernos y de pelear por aquello. Pero paro aquí. Muchas felicidades para ti, René, para mi y los otros, en esta casi media rueda de recuerdos.
De René RR:
Un abrazo para ti, Jorge, que ya quedamos pocos...je..je. R3.
De Víctor Casaus:
Silviano /
Qué vigencia tienen tus palabras/ideas 49 años después.
Voy reenviar esta nueva Segunda Cita a mis canales y los del Centro Pablo subrayando los tres últimos párrafos y esa síntesis formidable en tu canción inolvidable:
"Si alguien roba comida y después da la vida qué hacer?
A luta continúa...
Victoriano
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