Por Kaloian Santos y Mónica Rivero
Durante años, Vicente Feliú (La Habana, 1947) resguardó un puñado de canciones escritas entre la segunda mitad de los 60 y la década del 701, aquellos años intensos. Algunas de estas piezas formaron parte de su repertorio habitual; canciones que solía interpretar en conciertos o compartir en descargas entre amigos, junto a clásicos de la trova tradicional o composiciones emblemáticas propias, como “Créeme”.
Sin embargo, hasta ahora no conocíamos que aquellos temas habían sido grabados y mucho menos para un álbum, Heréticas, lanzado por los Estudios Ojalá en las principales plataformas digitales de música, hoy 11 de noviembre, cuando el trovador, fallecido en diciembre de 2021, habría cumplido 77 años.
Heréticas, el título del disco, responde a que así las bautizó el propio Feliú, abrazando la herejía de ser rebelde en una época de grandes rupturas y nacimientos, de desafiar lo establecido, algo que quedó expresado tanto en la letra como en la propuesta musical.
“Vicente dejó alrededor de 40 canciones grabadas con guitarra en 2006 en los Estudios Ojalá. Había dejado escrito el acople y título de dos CD, y el resto, canciones sueltas, imagino que para conformar otro disco después”, revela Ana Lourdes Martínez, productora musical de este trabajo.
El hecho de trabajar con la obra de un autor póstumo supuso “muchos desafíos —reconoce la musicóloga—. Eran canciones que apenas conocía, por lo que tuve que escucharlas muchas veces y tratar de pensar cómo le hubiera gustado a Vicente. A medida que íbamos terminando, se las enviábamos a Silvio para que él las escuchara y diera su opinión. Era muy importante su criterio, ya que él conocía muy bien esas composiciones por su vínculo con Vicente, en la música y en la vida”.
Silvio Rodríguez y Vicente Feliú se conocieron siendo prácticamente niños, cuando estudiaron juntos parte de la secundaria. Coincidieron, sobre todo, en el hecho de haber comenzado “a guitarrear al mismo tiempo”, dijo una vez Silvio. En Casa de las Américas, el 19 de febrero de 1968, ambos, junto a Pablo Milanés, Noel Nicola, Martín Rojas, Eduardo Ramos y Belinda Romeu, protagonizaron el concierto que se consideraría fundacional de la Nueva Trova. La copper Esterbrook font pen con que Silvio escribió decenas de canciones en un cuaderno a bordo del Playa Girón, se la había prestado Vicente días antes de que embarcara. Durante la guerra de Angola, cuando miles de cubanos se presentaron como voluntarios en los comités militares, en un campamento de entrenamiento Silvio se encontró con Vicente, quien se había inscrito en su municipio. Juntos integraron las brigadas artísticas que recorrieron distintos frentes en tierra africana. En 1985, a más de 4 mil metros de altura, en la Mina Siglo XX, Bolivia, cantaron para los mineros. Silvio ha asegurado alguna vez que Vicente era “el mejor perito en Silvio antiguo”, refiriéndose al conocimiento tan profundo que este tenía de su obra desde los inicios.
Son hitos de una relación entre dos hombres y artistas, dentro y fuera de Cuba, más allá de la juventud y, como queda cristalizado en este disco, más allá de la muerte. Así, en “Apuntes para el presente” Silvio hizo el arreglo, puso piano, bajo, otra guitarra y percusión y en “Réquiem para una noche de insomnio” (Las ratas en el malecón) puso un bajo. Además, canta en “No es fácil” y es autor de las notas del disco.
El álbum, compuesto por 13 canciones, aborda —como no podía ser de otro modo en una poética de aquellos años— tópicos individuales y colectivos. Amor, desamor, colectivo, solidaridad, sentido de la vida, la guerra y la paz… Comienza con “Apuntes para el presente” (Mírame), una pieza de 1970 que establece el tono con acordes de guitarra intensos y desafiantes. Su letra, tierna, ácida y profunda, refleja la lucha por existir en un mundo complejo:
Mírame
lo que cuesta
nacer
crecer
vivir
bajo un Sol
de noche
muy noche
A continuación, el disco despliega gran variedad de composiciones, que incluyen “A la carrera del amor”, “Declaración de amor en tiempo difícil”, “Réquiem para una noche de insomnio (las ratas en el malecón)”, “Paloma de una paz”, “Elegía a la incoherencia”, “Duro, cantor”, “Hoy te recuerdo”, “Mi compromiso es contigo”, “Puedo darte un arma”, “No es fácil” y “Gato”.
Retrospectivamente, estas canciones, escritas en su mayoría por un joven de veintitantos años, revelan inquietudes de las primeras décadas de la Revolución Cubana y, al unísono, la explosión creativa de una figura clave del movimiento de la Nueva Trova.
En las notas de presentación del disco, Silvio destaca la vigencia de estos temas:
Creo que Vicente sacaba el aliento entre rebelde y épico que recorre este puñado de canciones de la trayectoria de su familia guiterista y militante de La Joven Cuba. “Apuntes para el presente” parece hecha ayer. “Paloma de una paz” parece estar hablando del genocidio que hoy sufre el pueblo palestino. “No es fácil” es una de las canciones más valientes de nuestra generación, en la que funde un verso suyo: “en cualquier calle te espera el peligro de ser joven” con otro de Padilla: y “en cualquier hoja se engendra un poema peligroso".
Sobre dos de los temas, Aurora Hernández, compañera de vida de Vicente, compartió con OnCuba sus comentarios. A propósito de “Gato”, menciona que el trovador con el que formó una familia era “un gatero empedernido. Le gustaba rescatar animales que estuvieran en la calle, especialmente gatos. Esa canción se la hizo a uno que tuvo y que, contaba, era muy especial”.
“‘Declaración de amor en tiempos difíciles’ la escribió durante el caso de Ochoa —cuenta—. Él casi siempre componía de madrugada y yo, entre dormida y despierta, escuchaba. Cuando terminaba, me cantaba la canción. Esa vez, yo pensé que era para mí. Hacía diez años que no me componía una y me sentí entusiasmada. Al final me quedé con esa mezcla de que era una canción muy bonita, pero no era para mí. Él se dio cuenta de que mi semblante cambió. Y ahí inmediatamente salió y compuso ‘Aurora número 2’, que retrata nuestra relación. Así es como surgieron esas dos canciones el mismo día”.
Heréticas es un testimonio de la humanidad de Vicente Feliú. Su estilo conversacional permite que las letras fluyan, desmantelando la imagen del poeta distante sin dejar por ello de revelar luchas y emociones íntimas. El disco no solo es un manifiesto musical; es, además, el autorretrato de un artista que vivió a cabalidad sus canciones. Así es incluso desde lo visual, desde la portada en que se lo ve en medio de un campo de caña, machete en mano. A propósito de la instantánea, Silvio dice:
Creo que no hay foto que ilustre mejor al creador de estas canciones —que él mismo calificó de heréticas— que esta de Miguel Durán. Fue tomada una mañana de 1970, en el central Habana Libre, donde un grupo de “pelúos” o “hippies” (como nos llamaban) cortábamos caña durante la “zafra de los 10 millones”. Así era el Vicente Feliú Miranda de aquellos días en que surgieron buena parte de estas canciones y creo que así sigue siendo para siempre: un ser aguerrido que, según sus propias palabras, iba “rompiendo monte, en cueros, y en el puño un corazón”. Alguien que, no bastándole lo que en vida era capaz de dar, en estado de euforia revolucionaria pedía para después de muerto: “hundan sus manos en mi piel y experimenten con mis vísceras”.
“La interpretación de Vicente en cada canción llega, convence”, asegura Ana Lourdes Martínez. En efecto, Heréticas ofrece un legado vibrante y sobrecogedor, que invita a quien escucha a encontrar caminos en un mundo que presenta hoy nuevas y desafiantes contradicciones, y a hacerlo, no obstante, oyendo canciones “del pasado”.
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- Excepto “Declaración de amor en tiempo difícil”, que es de 1989. https://oncubanews.com/cultura/musica/hereticas-un-manifiesto-de-vicente-feliu/
2 comentarios:
De René RR:
Vicente siempre presente en esta casa. Abrazo donde este'. R3.
Hoy también cumplen Oliver y Rachid, abrazos para ellos
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