lunes, 23 de octubre de 2017

Mi truene del ICR

Una mañana de 1968, creo que en marzo, cuando íbamos a empezar a grabar en el estudio 2 de 23 y M las canciones del siguiente “Mientras Tanto” –programa que yo conducía en la televisión–, me anunciaron que el nuevo administrador del Instituto Cubano de Radiodifusión (actualmente ICRT), quería reunirse conmigo. Con el administrador anterior, Juan Vilar, me reunía a menudo, incluso fuera de las oficinas, porque éramos muy amigos. Quizá por eso cuando empecé a subir las escaleras no imaginaba que esta iba a ser la primera y la última reunión con el nuevo funcionario. Así que dejé a todo el mundo en el estudio –entre ellos a Norberto Fuentes, que iba a estar de invitado–, y subí hasta la oficina del compañero primer teniente. Me abrió la puerta un renombrado director de orquesta que, sin ser militar, solía vestir como si lo fuera.

1968
Recuerdo que ni me invitaron a sentarme. Como si estuviera en una corte, el administrador me exigió explicaciones sobre dos hechos ocurridos en nuestro programa: uno era un supuesto elogio de mi parte al grupo británico Los Beatles, y el otro era un fragmento de película en el que una pareja se besaba.

Sobre Los Beatles expliqué que me había limitado a responder una pregunta directa que se me había formulado. Y puntualicé que aquel cuestionario se había pasado íntegramente en el ensayo de por la tarde, sin la más mínima objeción por parte del presente productor de mesa (los llamados “productores de mesa” velaban por lo correcto de los contenidos que trasmitía la televisión). Es decir, tanto en la tarde como en la emisión nocturna, a la pregunta de qué pensaba de Los Beatles había respondido exactamente lo mismo: que me parecía que el grupo inglés estaba desdibujando las fronteras entre música popular y música culta, y que eso estaba muy bien.

No tenía explicación respecto al beso: por entonces todos sabíamos que estaba prohibido que salieran besos por la televisión. Sacarlo al aire había sido una decisión de un director suplente que por entonces tenía Mientras Tanto (a Eduardo Moya lo habían mandado a cortar cañas). Así que me limité a confesar que no encontraba mal que en la pantalla apareciera algo tan común como un beso, asumí aquel beso como si yo hubiera participado en la decisión de que saliera en el programa.

A esta distancia conservo la impresión de que, hasta aquel momento, había sido citado para que me mostrara arrepentido y prometiera que no volvería a incurrir en aquellos “errores”. Pero los cuestionamientos que siguieron no me dejaron más remedio que responder firmemente. Quedé atónito con la aspereza con me reprocharon una amistad reciente, y también por reunirme en la heladería de Coppelia con supuestos “seudo intelectuales”. De pronto se trataba de que eligiera entre aquellas personas y el programa.

“Si me ponen a escoger entre mis amigos y cantar en la televisión, me quedo con mis amigos”, fue lo que respondí. Y cuando me dijeron que estaba suspendido, agregué, “Yo tengo un oficio al que puedo regresar”. Me refería al trabajo como historietista y diseñador de prensa plana que había ejercido desde los 15 años. Pero aquello sacó de sus casillas a mi interlocutor, que me gritó: “¡Pues desde ahora Ud. no puede trabajar en nada de la Revolución! ¡Largo de aquí!”.

Tiempo después, una amiga del funcionario me contó, extrañada, que aquel hombre tenía todos los discos de Los Beatles.

Lo cierto es que aquel desencuentro me costó bastante más que la suspensión del programa y la mala fama de proscrito. Mi relación con la Revolución, hasta aquel día, había sido la de un joven completamente identificado y activo, la de un soldado reciente –acababa de desmovilizarme de las Fuerzas Armadas–, la de un fiel compañero. Verme echado a la calle y expulsado del proceso que seguía desde niño sembró a mi alrededor animalitos paranoicos.

Por mi parte acabé visitando a un amigo siquiatra, con quien trataba de encontrar respuestas a lo que me había sucedido. Un día, supongo que siguiendo la norma de salvar la integridad del paciente, mi médico, que tenía fama de excelencia, me dijo que me olvidara de la política y me salvara yo. No sé si se dio cuenta, pero en aquel instante decidí no regresar a su maravillosa consulta y curarme solo, o acabarme de enfermar, asumiendo mi país con las contradicciones que tuviera. Entonces, como terapia ocupacional, me dediqué a hacer trabajo voluntario en el cordón de La Habana, a donde acudía en masa el personal de muchos organismos administrativos habaneros, entre ellos la radio y la televisión.

Cuando llevaba un par de meses de cesantía, el comandante Jorge (Papito) Serguera, director del ICR, nos citó al músico Armandito Zequeira y a mí para proponernos componer jingles para las emisoras de radio. Armandito aceptó inmediatamente, pero yo no tenía formación musical y tampoco idea de cómo se realizaba aquel trabajo, además de que mi estado de ánimo no era el mejor. Lo cierto es que mientras trabajé en aquel organismo estuve varias veces en la oficina de Serguera y siempre nos llevamos bien. El tenía un historial revolucionario que inspiraba respeto: como abogado había defendido a Frank País y después se había tenido que alzar en la Sierra Maestra. Recuerdo que la primera vez que estuve en su oficina me pidió que le mostrara la portada de lo que estaba leyendo y me aseguró que “Demián”, de Herman Hesse, había sido el libro que lo convirtió en revolucionario.

De cualquier forma, desde el mismo día en que ocurrió, aquella bronca se fue nutriendo de resonancias y versiones, algunas muy disparatadas, y llegó a convertirse en una mitología acompañante entre fatal y pintoresca. Sin embargo en aquel mismo ICR conté con muy buenos colegas. Pongo de ejemplos a Leo Brouwer y a Federico Smith, así como a Víctor Casaus, a Humberto García Espinosa y por supuesto a Marta Hernandez y a Juan Vilar, a quien defenestraron por negarse a pedirme que me cortara el pelo. También estaba Eduardo Moya, el director de Mientras Tanto. A varios de estos compañeros la defensa de aquel programa les costó largos meses de zafra en 1968. Sitio especial ocupa el por entonces joven comunista Jorge Navarro, que por aquellos hechos renunció a su trabajo en la televisión y a su militancia. Navarro, quien murió ya hace años, nunca más volvió a trabajar para el Estado.

Aunque me lo dijeron con bastante dureza, nunca me creí aquello de que ya no podría trabajar en mi país. Sabía que la Revolución era de quien la sintiera y la abrazara. Tampoco asumí de momento la posibilidad de regresar a mi antiguo oficio, como había respondido por impotencia y rabia. Recordaba que el director de Juventud Rebelde, a quien llamaban “el loco” Sautié, me había dado la carta que me liberaba del ejército y me había dicho que podía incorporarme al periódico cuando quisiera. Pero la verdad es que ya mi suerte y la canción se parecían a aquello que había escrito José Julián:

“…Verso, o nos condenan juntos,
o nos salvamos los dos”.

216 comentarios:

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Lien dijo...

Los truenes siguen produciéndose con una frecuencia que asustaría… pero la manera en que las personas se han plegado… y se pliegan a los tronadores es más asustativa y temible aún… y ahí, para mí, humildemente, radica la gran diferencia… porque dichos especímenes como bien dijo Silvio, son, como todo lo humano, obra y gracia del espíritu humano (que no es nada santo… gracias a Dios!)… y no privativo de sistema alguno, por más que se diferencien lo que cada uno proclama o defiende… con más Silvios (léase rebencúes) mucho truene podría haberse trocado en justo y necesario ejemplo de consecuencia y rebeldía, en el peor de los casos… y en el mejor mucha injusticia y trueno podrían haberse evitado… si más rebencúes tuvieran el valor de sumarse al tronado en su momento justo… amén del peligro de ser tronados también…
…………………………
Silvio: hay coincidencias que estremecen y esta es una… cuando leo que te tronaron en los 60 por Los Beatles y por un beso… y recuerdo que a mí en los 80 casi 90 me tronaron por Los Beatles, por un beso y por ti… me sonrío… estremecida… pero me sonrío… si me da tiempo entro lueguito y te cuento…

Lien dijo...

En un ejercicio brutal de “alarde” (que no me caracteriza, lo juro! y que no siento que lo sea pero sé que puede ser tomado como tal y entonces lo asumo sin remedio) tendré que confesar que no podría hacer en SC la cantidad de anécdotas que tengo de trabajo “bruto” y ampolloso (y de todo lo hermoso e inolvidable que me dejó)… porque me pasé los 11 años que estuve becada donando (voluntariamente, porque por el truene no me hicieron militante) 15 días de mis vacaciones a las BET (Brigadas Estudiantiles del Trabajo)… además de los huertos y movilizaciones que me tocaron por decreto desde primaria… y trabajos voluntarios de todo tipo y variadas duraciones… he cortado caña… he sembrado y recogido bungos, papa, yuca, boniato, tomate, naranjas, café y hasta etc!… he limpiado pasillos interminables y restregado malolientes baños sanitarios... he fregado bandejas, trillado arroz, pelado viandas… he pintado paredes y andamios y he cargado ladrillos… he paleado polvo mineral en los secaderos y hornos de una planta de níquel (lo más parecido al infierno que pueda imaginar!!)… y siento tanto pero tanto pero tanto orgullo de cada uno de los minutos que le dediqué a todo eso que reviento!... si dijera otra cosa mentiría insulsamente… pero también debo confesar que ese orgullo que siento de mis minuticos es NADA comparado con la admiración y el orgullo que siento por los que estaban allí cuando llegaba a esos lugares, esos que hacían esas tareas permanentemente, que nos enseñaban al llegar… y nos despedían al subirnos a los camiones de vuelta… sonriendo… siempre sonriendo… increíblemente sonriendo… increíblemente afables, dicharacheros, solidarios, cariñosos, alegres… increíblemente alegres!... y es NADA también comparado con todo el amor, fraternidad (y se me acaban las palabras pa la cantidad de sentimientos a enumerar) que me unieron a los que fueron conmigo a hacer todo eso…

Lien dijo...

Y sí, Antílope… esos trabajos son tan recios que parecen (son) inhumanos… como lo son los trabajos domésticos continuados de las mujeres que tan bien calificara Lenin en su momento y que por cotidianos y comunes parecieran menos brutales y embrutecedores, pero de eso nada!… pero como tan lejos está el comunismo… así de lejos parece que está el día en que podamos prescindir de ellos… al menos en esta islita de tan cuarteado karma “materialista”… y por tanto y por ende… debiéramos pensar más en ayudar a esos que los acometen y nos sostienen… y en vez de pensar lo terrible que es ir a dañarnos y embrutecernos en ellos (que por un breve tiempo donado a ello no nos sucede ná de ná… y de eso mi pellejo y mis manos pueden dar fe!)… debiéramos pensar más en cómo aquellos que lo hacen perennemente… por elección o por obligación… tuvieran cada vez mejores condiciones hasta que lográramos que la famosa tecnología que tanto defendemos y veneramos fuera puesta ante todo y ante nada en función justamente de ellos y de sus terribles labores… y luego, bueh… de todo lo demás espiritual y enaltecedor y claramente también necesario!!!!... pero no es así… para nada es así… todavía…

Y sí, es un verdadero crimen que el trabajo “duro” se convirtiera en castigo de las variedades y de los variados y variables… es un crimen de fusilamiento que al chino nos lo llevaran para un taller… o que a un violinista le ampollaran las manos (que son sus instrumentos de trabajo) de forma continuada y permanente como para dañárselas… todo eso fue (y es siempre que sea) un total sinsentido y algo verdaderamente inadmisible y condenable… pero que un violinista, un intelectual, un cirujano vayan voluntariamente a ampollarse un poquitico (y siempre de forma rápidamente curable… de lo que también mi pellejito puede dar fe) una vez al año… o hasta dos… por dos o tres o varios días… lo considero tan necesario y enaltecedor… y lo recomiendo tanto, pero tanto… como que un machetero, un palero o un estibador luchen su buena obra de teatro o su concierto de piano y violín tantas veces al año como puedan… (al cirujano se la vamos a quedar debiendo, porque no le voa recomendar a nadie que se luche su operación o cosa alguna…) Pocas cosas, pero muy pocas… me resultan tan vivificadoras en esta vida como enterrar las manos en la tierra… cultivarla que es como preñarla… y luego olerlas… ese olor… esa imagen… esa sensación… son indescriptibles… y no puedo dejar de deseárselas a todo aquel que aprecie...
…………………………….
Bueno… no pude babosearme como quería con todos mis apurruñadores guatacones y tiernos que tanto amo… ojalá tenga tiempo de volver para hacerlo… trataré… y que el buen Silvio me tenga paciencia!!!!...

Doris dijo...

Querido Silvio:

Tu historia me movió el piso. A mí también me hicieron un número 8 en el año 1995, y en una circunstancia muy amarga, con mi madre enferma de cáncer y mi hijo pequeño, y yo sola era el sostén de mi familia. Estuve más de 5 años apartada de todo, buscándome la vida como pudiera, aunque con la consigna de jamás robar ni venderme. Tuve que limpiar pisos, hacer dulces para vender en el Puente de Hierro, coser para un vendedor de la Feria, ¨botear¨ en la calle…en fin, creo que ha sido la historia de muchísimos compatriotas que fueron víctimas en un momento de sus vidas del extremismo, de la deshonestidad y la mala fé de los que se creen por encima de todo. En mi caso particular, me hizo lo superdesconfiada que soy desde entonces. Y aunque sigo defendiendo mi país, y la sociedad en la que creo, me cuestiono todo lo que no sea transparente y sincero, tal como dijiste en tu entrevista a Raquel González. Son procesos muy duros, traumáticos, capaces de destruir lo más puro del ser humano, que es la confianza. Y lo peor es que no todo el mundo es capaz de recuperarse y seguir adelante.

Hoy día, cuando pensamos que ya esos procederes han sido eliminados, salta la liebre en cualquier lugar. ¿Hasta cuándo?

Como ando atrasada, no quiero dejar de felicitar a mi querido hermano Víctor por su poema de la entrada anterior, revelador. Y no felicito a Liency, porque ya lo hice telefónicamente. Tengo en planes viajar a Nicaro próximamente a pasar unos días con ellos.

Sigo los debates con interés, y veo que Segunda Cita sigue siguiendo. Ya es un referente en la opinión y en la conciencia. Que nunca se pierda.

Carlos Ernesto dijo...

Metafilosofar para fajarnos no es agradable.

Lo bueno es que la pusieron: ganamos todos.

Félix Sautié Mederos dijo...

Al igual que Arturo me como letras, y me aparecen faltas que no vi, todo por la rapidez con que escribo dado que hago muchas cosas en la máquina desde comienzo el día y otra causa son los años que no pasan por gusto. Esto ya lo he explicado, incluso el hecho de que mis crónicas cuando las envío al periódico como todos los escritos de la prensa pasasan por un corrector a quien a veces también se la van gazapos .
Hay anécdota al respecto de Alfonso Sabio que pretendió que se hiciera un libro sin erratas, los copistas lo lograron y cuando le llevaron el original se regocijó tanto que quizo expresarlo en la página inicial y puso: "Este libro se hizo sin "erritas"!

Otra Laura dijo...

No es ninguna campañita, Jaime, es el estado de opinion que los burócratas han provocado con su actuar de censura, hasta hoy, sobre las grandes ligas y el silencio-mordaza impuesto en relación con los peloteros que se fueron a ellas a jugar pelota. Lo que debiera molestarle mucho es eso, la censura consuetudinaria y absurda. La consecuencia lógica de esas prácticas por décadas es el rechazo y el hastío de eso y la protesta. Lo más lógico era encabronarse si se sabía que se iba a trasmitir y después no se trasmitió, las causas podrían ser perfectamente las mismas. De todas formas, al responsabilidad es de las autoridades del ICRT que no han sido transparentes ni han rendido la debida información al pueblo al que se deben, todavía hoy no se sabe que pasó, por qué no lo transmitieron en vivo ni se ha dado a conocer cómo van a trasmitir esos juegos, en que horarios, todo pa boicotear que la gente lo vea.
Por su parte, Jaime, OnCuba hizo muy bien su trabajo, dio la noticia de que según sus fuentes se preveía la trasmisión del partido, basada en fuentes comprobables y con conocimiento de causa y cuando las autoridades hicieron lo que quisieron y no pusieron el partido ni cinco minutos ni cinco horas después de ese día, lo reportó como la trasmisión que no fue el día que se pensaba y además se hizo las mismas preguntas que se hacían muchos pero muchos cubanos de Cuba y que se quedaron y todavía están sin respuestas. El papel de la prensa no es el de justificar las decisiones, mucho menos si son arbitrarias y oscuras, si no el de cuestionarlas para provocar transparencia y que se rinda cuentas, pero como usted no está acostumbrado a rendir cuentas y a ser transparente, lógico que no entienda nada.

Claudia de Chile dijo...

Lien, celebro tu cable a tierra.

No se si fue Arturo el que lo dijo. Pero hay trabajos donde no se puede parar. Si descarga un barco con pesca. No se puede dejar el trabajo para mañana. Ni aún cuando hay empresas que tienen las salas de proceso a muy bajas temperaturas. Descarga el barco. Se faena el animal. Que como decía según la especie, algunos con las propias manos. Se despreza. Se selecciona. Se coce i congela para después empaquetar y despachar. 5, 10 toneladas o más, según el tamaño de la empresa. Todo en un mismo día. Por eso se trabaja en turnos las 20 o 24 horas. Para que el alimento llegue a destino sin perder la cadena de frío. En un largo viaje. Ojala hubiese mas gente para hacer turnos cortos. Pero no hay mano de obra en estas zonas.

Carlos Ernesto dijo...

Otra Laura, estás más clara que el agua.

Omar Fontes dijo...

(Silvio, no sé si podrás publicarme, ni tampoco ya tendrá mucho efecto, pues hay entrada nueva. Pero al menos me interesa q me leas a partir de un comentario q leí en el blog. Y seguimos luchando con todo Adriana Moya y yo para retransmitir tu excelente documental q tanta gente en la calle pide ver o volver a ver.) El comentario tardío: Jaime, veo q hablas de una campaña q armé. Primero me basé en información confiable q podría quedar en bajo perfil, x eso quise compartir la noticia en mi perfil de Facebook y en Segunda cita, ya que allí elogiaba el más reciente documental sobre Silvio. Lo hice desde el interior del Icrt, a riesgo de sanciones, después no se dio lo q anunciaba como iba a ser en un inicio, y ya escribí de posibles causas. No soy responsable de q On Cuba me haya citado y me siga citando sin mi consentimiento. Si te fijas, yo elogiaba precisamente la salida al aire (casi) en vivo de la Serie Mundial y la presencia del hasta ese momento, realmente, prohibido Yulieski Gurriel. Debe usted ver lo q dice Silvio en el documental “Hoy es la víspera de siempre” y entenderá de qué lado está la razón…

Unknown dijo...

Silvio y Niurka,
Ayer estuve en Cojímar. Como siempre, fue un placer enorme estar en el concierto, esta vez, como pura espectadora y no como fotógrafa.
Desde que volví estaba deseosa de asistir a un concierto de la Gira Interminable, “como siempre”, porque así me siento más yo. Porque aunque sean ustedes los que han convertido esa obra en imprescindible, nosotros -los jóvenes silvianos y revolucionarios- nos sentimos más grandes en cada concierto, más útiles, más hermosos.
Ayer el mar estaba fuerte y hacía música a la par. El viento atormentaba la canción pero acariciaba al público y despertaba el deseo de abrazar siempre.
Volver a los Barrios fue para mí un paso de vuelta a la vida: la intensa y cambiante.
Después de tantos conciertos de la Gira -no llevo la cuenta de los míos- aún no pierdo la capacidad de sorprenderme, porque cada uno genera un público tremendo, y ver “algunos" rostros cantando la poesía provoca a veces algunas lágrimas de emoción, porque entonces puedes tener la certeza de que hay esperanza, y razón.

Gracias por la poesía, el humanismo, la loca cordura, la sencillez.
Daniela Muñoz Barroso

Unknown dijo...

Algo de eso sabía, no todo. Gracias por esclarecer y gracias por lo de José Julián. Una vez más, tú y él contribuyeron a ser como somos: CUBANOS cultos.

Unknown dijo...

TROVADOR QUERIDISIMO NO SE SI USTED, LEA ESTE MENSAJE SOY MEXICANA-OAXAQUEÑA, QUE LO ADMIRA MUCHÍSIMO SU MÚSICA ES IMPORTANTE EN TODA MI VIDA, PARA MI FUE EMOTIVO ESCUCHARLE NUEVAMENTE EN PUEBLA, OJALA VUELVA PRONTO A MÉXICO ESTA TIERRA QUE LO AMA Y RESPETA Y GOZA TANTO SU TALENTO. LO ABRAZO CON MUCHO RESPETO

silvio dijo...

Gracias, Guadalupe. Me gusta mucho Puebla. Bienvenida a Segunda cita.

JuanGui dijo...

Querido Silvio. Nos acaba de dejar Daniel Viglietti. Una gran pena y tristeza hay hoy en esta noche montevideana. Se va un grande, un enorme de nuestra América

Anónimo dijo...

Ahora fue que lo vi y comento:
Qué tiempos aquellos cuando primaba la pacatería y mojigatería extrema.
Hablando en español, qué manera tan procaz de comer mierda-hay varias maneras de hacerlo-y esta es la peor.
Lo triste es que muchos de buena fe creían que tenía que ser así, otros no: Cuidaban sus privilegios de intelectuales de sobaquera. Imagino que muchos ya no están en Cuba y no cumpliendo misión precisamente.
Por suerte la mentalidad está cambiando aunque no tan rápido como quisiéramos, los cientos de años de dominación de los más rancio de la mentalidad judío-cristiana no son fáciles de sacudir.
Pero seguiremos luchando por ser REVOLUCIONARIOS de verdad, desde nuestras convicciones y principios del respeto al derecho ajeno, a sus creencias, su modo de ver el mundo, sus preferencias sexuales y tantos etcéteras.
Gracias trovador
Gloria Alicia León Martínez
Publico como anónimo por WordPress no abre.

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