Expreso mi profundo agradecimiento a Gabriel Becerra y a la Cámara de Representantes por esta distinción que me otorga la Orden de la Democracia Simón Bolívar, y a las senadoras Jahel Quiroga, Aída Avella, Gloria Flórez y Clara López por sus palabras de afecto. Y expreso también mi gratitud a Cesar López por su canción y le prometo que vamos a sacar el tanque que vimos entrar al Palacio de Justicia pero nunca lo vimos salir. Y a Edson Velandia por su canción de amor a la tierra.
Para mí esta orden tiene dos sentidos: uno el de la Democracia, que se refiere al sueño de lograr la soberanía del pueblo, y otro, el nombre de nuestro querido Simón Bolívar que murió dejándonos el sueño de la independencia.
Me siento gratificada porque con esta orden se reconoce el valor de una parte grande y extensa de mi vida dedicada al arte y a la cultura. Y, porque yo siento que conmigo se reconoce el valor de La Candelaria, grupo al que pertenezco y con el que nos hemos dedicado de manera sistemática a crear obras que dan cuenta del tiempo en el que vivimos. Esta orden se la dedico con toda mi alma al grupo, y a mis grupos Tramaluna y Mocao, a la Corporación Colombiana de Teatro, a las cinco Escuelas de Mujeres que acabamos de crear, a mis compañeros y compañeras de teatro, a mi familia y a la memoria de Santiago García.
Confieso que con el arte he luchado por tratar de descifrar los enigmas que nos plantea la vida y por cambiar el mundo a punta de poemas y de obras de teatro. He actuado en centenares de escenarios en Colombia y en el mundo, pero también he gritado en las calles, he salido con las mujeres a decir que somos una humanidad todavía excluida y, que, cada golpe y cada exclusión a una de nosotras, nos duele en las entrañas a todas. He construido con las víctimas y sobrevivientes decenas de obras y performances que claman, en que clamamos porque en este país nunca más suceda otro genocidio como el que nos hicieron a los militantes de la Unión Patriótica, un genocidio que no fue solo contra los militantes, fue contra la nación. Uno de mis propósitos es contribuir, desde la cultura, a reparar ésta herida.
Estamos en el corazón de una crisis que llaman climática, pero que en realidad es una crisis civilizatoria porque tiene responsables. Y porque no fue un fenómeno climático “natural”. Fueron personas las que construyeron este modelo que nos pintó pajaritos de oro y que quiso convertirlo todo en compra venta y lo que hizo fue extraerle las entrañas a la tierra.
Este modelo está haciendo crisis. Nada era como nos lo habían pintado, el vaso de leche no se derramó sobre los pobres y, por el contrario, este sistema obsceno y patriarcal extendió la miseria por el mundo. Por eso vemos con estupor cómo ante esta crisis climática los árboles se incendian solos y las aguas se salen de todos los cauces; y cómo miles de pacíficos habitantes se ahogan en el Mediterráneo, mientras los responsables cuentan sus intereses y réditos y miran con indiferencia cómo se hunden las pateras.
No estamos en una época de cambio sino en un cambio de época donde nadie puede sentirse seguro o segura sabiendo que le están extrayendo las entrañas a la madre tierra, que nos están moviendo el piso…
Por eso, ya no somos solamente habitantes de Colombia, somos habitantes del planeta. Y la ciencia más avanzada nos está enseñando lo que los indígenas supieron desde siempre, que estamos irremediablemente conectados con el universo y que somos parte de la naturaleza. Y que todas las especies desde la abeja hasta el rinoceronte, desde los murciélagos hasta los insectos, son imprescindibles. Y el arte nos enseña que, además, son seres bellos.
Por eso tenemos que defender, a como dé lugar, este suelo donde vivimos, este país que es un paraíso. Y esta humanidad. Por eso tenemos que defender la vida.
Mientras el mundo se inunda, se hiela y se cocina, aquí no escampa la guerra. Seguimos inmersos e inmersas en una violencia atroz. Es como si estuviéramos condenados a otros cien años de soledad. Y, no lo estamos, ustedes y yo sabemos que no estamos condenados ni condenadas. Y que esto se puede parar. Pero pararlo no es solamente un asunto de la política, es también y sobre todo, un asunto de la cultura.
A la vez que se reparte la tierra, la salud y el trabajo, tenemos que contribuir a transformar el imaginario. El modelo no sólo ha hecho estragos tangibles, ha hecho estragos en la cultura y en el alma de la nación. Desengatillar el imaginario es, o debería ser, una de las tareas culturales más importantes de este momento de cambio.
Hoy no solo vivimos los rezagos de las guerras y los coletazos de las viejas violencias que son muchas. Vivimos también las virulentas guerras culturales que son demoledoras porque, primero, se destituye un líder o una lideresa en la cultura y luego, es relativamente fácil aniquilarle políticamente o inclusive físicamente.
Aquí, en este país nuestro, estamos viviendo una guerra cultural sin precedentes. No hay día, no hay momento, no hay instante en que no se arremeta contra el cambio, contra el gobierno, contra el presidente. Ya tuvimos una experiencia nefasta de lo que representa una guerra cultural: la guerra que se hizo al inoportuno plebiscito por la paz. Esa guerra planificada se expresó en los sermones de los púlpitos de las iglesias cristianas y muchos medios le sirvieron de plataforma. Y, qué paradoja, éste país, el más martirizado por la guerra y la violencia de América latina, terminó diciéndole NO a la paz.
Por eso, algunos de nosotros y de nosotras, clamamos (a veces en el desierto), por que se construya, porque construyamos, una cultura de paz. Porque las políticas culturales aborden la cultura como la posibilidad cierta de transformar los imaginarios de la guerra en cultura de paz.
Y la cultura de paz nace de propiciar el debate. Tenemos que instalar el debate de las ideas, darle la oportunidad a la construcción de nuevas nociones filosóficas vitales de lo que significa convivir en esta época, en este país y en los tiempos del cambio. Otorgarle a la Paz la Dimensión Cultural.
Tenemos que dar un salto a la imaginación. Tuve la oportunidad de visitar varios municipios y sé por experiencia, que cuando se le da oportunidad al debate y a la conversación, aparecen ideas iluminadoras que nos abren caminos insospechados.
Y el debate debe ser polifónico en muchas voces y en muchos lenguajes. El arte debe hacer parte de este debate, de esta batalla de ideas, como decía Fidel. No basta el activismo cultural, no basta hacer decenas de actividades, de conciertos y de recitales. Necesitamos que los músicos hablen, que los poetas y los actores hablen, y no solo con sus obras; necesitamos que sean, que seamos actores y sujetos de las salidas iluminadoras al conflicto social y cultural. Que los campesinos y las campesinas hablen y que emerja de nuevo un indispensable relato polifónico de nación.
Y que la academia vuelva a recuperar el pensamiento y la palabra, que los estudiantes y los que no estudian, hablen. Que el gobierno del cambio propicie el debate de ideas y de imágenes. Que nos tomemos la palabra y la imagen, caraja. Necesitamos la batalla de imágenes y de ideas para detener el golpe.
Por eso propongo y me atrevo a hacerlo en plural, proponemos, que comencemos con un gran Encuentro Latinoamericano de las Palabras y las Obras para hablar del papel de la cultura, las artes y los saberes en el cambio. Porque el cambio social es un cambio cultural. Y que ese encuentro esté precedido de un viaje, de un recorrido a pie, como diría Fernando González, por las ideas, las culturas y los saberes de este país.
Que ese viaje esté acompañado de poemas, de relatos y de canciones, de teatro y de grandes murales. Es que una paz que no se cante que no se cuente que no se represente, se muere de tristeza.
Saludo de manera muy especial al nuevo ministro de cultura Juan David Correa y le deseo lo mejor. Es un hombre que viene de las letras y sabe el valor de la palabra, pero también es un hombre culto y sabe el valor de las imágenes, conoce el poder transformador del arte. Saludamos también a la viceministra Adriana Molano, que, por fin, fue nombrada en propiedad.
Señor ministro, ha llegado usted en buena hora al Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
Para terminar declaro ante el país y ante el mundo, mi lealtad indeclinable con el gobierno del cambio, mi lealtad con el presidente Petro, que, yo sé, va a cumplir la cita con la Historia.
Mi lealtad es a prueba de años, de balas y de exclusiones. Y, por eso, va más allá de los desplantes. Es una lealtad que la he aprendido con la izquierda y que me ha ayudado a saber siempre de qué lado estar. Y estoy del lado de los que no tienen nada porque se lo han negado todo, del lado de las mujeres y del lado de los y las artistas que nos muestran quiénes somos. Estoy al lado de las y los jóvenes con los que salí a marchar en el año 21 y quienes llenaron el país de canciones y de grafitis. Y a mí me llenaron el alma de esperanzas. Estoy al lado de las causas por las que vale la pena vivir y luchar. Mejor dicho, estoy aquí p´a las que sean.
Para mí esta orden tiene dos sentidos: uno el de la Democracia, que se refiere al sueño de lograr la soberanía del pueblo, y otro, el nombre de nuestro querido Simón Bolívar que murió dejándonos el sueño de la independencia.
Me siento gratificada porque con esta orden se reconoce el valor de una parte grande y extensa de mi vida dedicada al arte y a la cultura. Y, porque yo siento que conmigo se reconoce el valor de La Candelaria, grupo al que pertenezco y con el que nos hemos dedicado de manera sistemática a crear obras que dan cuenta del tiempo en el que vivimos. Esta orden se la dedico con toda mi alma al grupo, y a mis grupos Tramaluna y Mocao, a la Corporación Colombiana de Teatro, a las cinco Escuelas de Mujeres que acabamos de crear, a mis compañeros y compañeras de teatro, a mi familia y a la memoria de Santiago García.
Confieso que con el arte he luchado por tratar de descifrar los enigmas que nos plantea la vida y por cambiar el mundo a punta de poemas y de obras de teatro. He actuado en centenares de escenarios en Colombia y en el mundo, pero también he gritado en las calles, he salido con las mujeres a decir que somos una humanidad todavía excluida y, que, cada golpe y cada exclusión a una de nosotras, nos duele en las entrañas a todas. He construido con las víctimas y sobrevivientes decenas de obras y performances que claman, en que clamamos porque en este país nunca más suceda otro genocidio como el que nos hicieron a los militantes de la Unión Patriótica, un genocidio que no fue solo contra los militantes, fue contra la nación. Uno de mis propósitos es contribuir, desde la cultura, a reparar ésta herida.
Estamos en el corazón de una crisis que llaman climática, pero que en realidad es una crisis civilizatoria porque tiene responsables. Y porque no fue un fenómeno climático “natural”. Fueron personas las que construyeron este modelo que nos pintó pajaritos de oro y que quiso convertirlo todo en compra venta y lo que hizo fue extraerle las entrañas a la tierra.
Este modelo está haciendo crisis. Nada era como nos lo habían pintado, el vaso de leche no se derramó sobre los pobres y, por el contrario, este sistema obsceno y patriarcal extendió la miseria por el mundo. Por eso vemos con estupor cómo ante esta crisis climática los árboles se incendian solos y las aguas se salen de todos los cauces; y cómo miles de pacíficos habitantes se ahogan en el Mediterráneo, mientras los responsables cuentan sus intereses y réditos y miran con indiferencia cómo se hunden las pateras.
No estamos en una época de cambio sino en un cambio de época donde nadie puede sentirse seguro o segura sabiendo que le están extrayendo las entrañas a la madre tierra, que nos están moviendo el piso…
Por eso, ya no somos solamente habitantes de Colombia, somos habitantes del planeta. Y la ciencia más avanzada nos está enseñando lo que los indígenas supieron desde siempre, que estamos irremediablemente conectados con el universo y que somos parte de la naturaleza. Y que todas las especies desde la abeja hasta el rinoceronte, desde los murciélagos hasta los insectos, son imprescindibles. Y el arte nos enseña que, además, son seres bellos.
Por eso tenemos que defender, a como dé lugar, este suelo donde vivimos, este país que es un paraíso. Y esta humanidad. Por eso tenemos que defender la vida.
Mientras el mundo se inunda, se hiela y se cocina, aquí no escampa la guerra. Seguimos inmersos e inmersas en una violencia atroz. Es como si estuviéramos condenados a otros cien años de soledad. Y, no lo estamos, ustedes y yo sabemos que no estamos condenados ni condenadas. Y que esto se puede parar. Pero pararlo no es solamente un asunto de la política, es también y sobre todo, un asunto de la cultura.
A la vez que se reparte la tierra, la salud y el trabajo, tenemos que contribuir a transformar el imaginario. El modelo no sólo ha hecho estragos tangibles, ha hecho estragos en la cultura y en el alma de la nación. Desengatillar el imaginario es, o debería ser, una de las tareas culturales más importantes de este momento de cambio.
Hoy no solo vivimos los rezagos de las guerras y los coletazos de las viejas violencias que son muchas. Vivimos también las virulentas guerras culturales que son demoledoras porque, primero, se destituye un líder o una lideresa en la cultura y luego, es relativamente fácil aniquilarle políticamente o inclusive físicamente.
Aquí, en este país nuestro, estamos viviendo una guerra cultural sin precedentes. No hay día, no hay momento, no hay instante en que no se arremeta contra el cambio, contra el gobierno, contra el presidente. Ya tuvimos una experiencia nefasta de lo que representa una guerra cultural: la guerra que se hizo al inoportuno plebiscito por la paz. Esa guerra planificada se expresó en los sermones de los púlpitos de las iglesias cristianas y muchos medios le sirvieron de plataforma. Y, qué paradoja, éste país, el más martirizado por la guerra y la violencia de América latina, terminó diciéndole NO a la paz.
Por eso, algunos de nosotros y de nosotras, clamamos (a veces en el desierto), por que se construya, porque construyamos, una cultura de paz. Porque las políticas culturales aborden la cultura como la posibilidad cierta de transformar los imaginarios de la guerra en cultura de paz.
Y la cultura de paz nace de propiciar el debate. Tenemos que instalar el debate de las ideas, darle la oportunidad a la construcción de nuevas nociones filosóficas vitales de lo que significa convivir en esta época, en este país y en los tiempos del cambio. Otorgarle a la Paz la Dimensión Cultural.
Tenemos que dar un salto a la imaginación. Tuve la oportunidad de visitar varios municipios y sé por experiencia, que cuando se le da oportunidad al debate y a la conversación, aparecen ideas iluminadoras que nos abren caminos insospechados.
Y el debate debe ser polifónico en muchas voces y en muchos lenguajes. El arte debe hacer parte de este debate, de esta batalla de ideas, como decía Fidel. No basta el activismo cultural, no basta hacer decenas de actividades, de conciertos y de recitales. Necesitamos que los músicos hablen, que los poetas y los actores hablen, y no solo con sus obras; necesitamos que sean, que seamos actores y sujetos de las salidas iluminadoras al conflicto social y cultural. Que los campesinos y las campesinas hablen y que emerja de nuevo un indispensable relato polifónico de nación.
Y que la academia vuelva a recuperar el pensamiento y la palabra, que los estudiantes y los que no estudian, hablen. Que el gobierno del cambio propicie el debate de ideas y de imágenes. Que nos tomemos la palabra y la imagen, caraja. Necesitamos la batalla de imágenes y de ideas para detener el golpe.
Por eso propongo y me atrevo a hacerlo en plural, proponemos, que comencemos con un gran Encuentro Latinoamericano de las Palabras y las Obras para hablar del papel de la cultura, las artes y los saberes en el cambio. Porque el cambio social es un cambio cultural. Y que ese encuentro esté precedido de un viaje, de un recorrido a pie, como diría Fernando González, por las ideas, las culturas y los saberes de este país.
Que ese viaje esté acompañado de poemas, de relatos y de canciones, de teatro y de grandes murales. Es que una paz que no se cante que no se cuente que no se represente, se muere de tristeza.
Saludo de manera muy especial al nuevo ministro de cultura Juan David Correa y le deseo lo mejor. Es un hombre que viene de las letras y sabe el valor de la palabra, pero también es un hombre culto y sabe el valor de las imágenes, conoce el poder transformador del arte. Saludamos también a la viceministra Adriana Molano, que, por fin, fue nombrada en propiedad.
Señor ministro, ha llegado usted en buena hora al Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
Para terminar declaro ante el país y ante el mundo, mi lealtad indeclinable con el gobierno del cambio, mi lealtad con el presidente Petro, que, yo sé, va a cumplir la cita con la Historia.
Mi lealtad es a prueba de años, de balas y de exclusiones. Y, por eso, va más allá de los desplantes. Es una lealtad que la he aprendido con la izquierda y que me ha ayudado a saber siempre de qué lado estar. Y estoy del lado de los que no tienen nada porque se lo han negado todo, del lado de las mujeres y del lado de los y las artistas que nos muestran quiénes somos. Estoy al lado de las y los jóvenes con los que salí a marchar en el año 21 y quienes llenaron el país de canciones y de grafitis. Y a mí me llenaron el alma de esperanzas. Estoy al lado de las causas por las que vale la pena vivir y luchar. Mejor dicho, estoy aquí p´a las que sean.
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PATRICIA, NUESTRA MAESTRA
Por Gloria Arias Nieto
Plaza de Bolívar, 31 de agosto. La luna le prestó su brillo al cielo, y la catedral estaba iluminada por las luces que se encienden a las 6pm. En el salón elíptico del Capitolio, la Cámara de Representantes le entregó a la maestra Patricia Ariza la Orden de la Democracia Simón Bolívar.
El recinto -sala de partos de nuestras leyes y testigo mudo de vergüenzas y compraventas y a veces también de inteligencias y valentías- le abrió la puerta al arte y a las guitarras. Cantó la Colombia que resiste; cantó por la memoria y las heridas; cantó nombres de líderes asesinados y evocaciones de ese tanque horrible que en 1985 violó al Palacio de Justicia, y -como bien reclama Cesar López- nunca vimos salir.
El país político le rindió un homenaje a Patricia Ariza, y el país sobreviviente quiso acompañarla. Por lo que ella es y lo que simboliza, por lo que hace y por sus lealtades a prueba de todo; por sus denuncias de cuerpo y alma; por los cientos de escenarios a los que les ha dado vida, y porque ha llorado tras bambalinas y ha gritado en las calles. El país que sobrevive acompaña a Patricia Ariza porque ella les ha tendido el arte y la mano a los pobres y a los violentados, a las mujeres y a los tristes, a los que nunca renuncian y a los que un disparo les atravesó los ojos y ella les está enseñando a mirar con el corazón. Patricia Ariza, nadaista, revolucionaria y teatrera; abanderada de la cultura de la paz y de los debates polifónicos como herramientas para reconstruirnos en clave de convivencia. Patricia ha sobrevivido al genocidio contra la UP, a estigmas, batallones y letanías contra el comunismo. Quizá está blindada por la poesía. La cultura le ha dado esa fuerza vital de la mujer que “está pa’ las que sea”, y clama conciencia en este planeta en el que “los árboles se incendian solos y las aguas se salen de todos los cauces”.
Patricia quiere desengatillar los imaginarios y lograr que las palabras sirvan para reencontrarnos y no para destruirnos.
Ella es La Candelaria y la Corporación Colombiana de Teatro, el festival de mujeres en escena por la paz, y el nacimiento de la creación colectiva; es Tramaluna y el grupo de teatro que creó con los muchachos del estallido del 2021.
Su vida ha sido un acto político; cuando la policía le tiraba gases lacrimógenos, y hace unos meses cuando se posesionó como ministra de Cultura; cuando empaca en la maleta sus personajes y las pañoletas de colores y se va de gira por el mundo. Es un acto político la marioneta de tamaño humano que hizo para honrar los liderazgos sociales, y la viste de rojo y uno la llora desgonzada, muerta entre sus cuerdas y sus huesos de madera.
Patricia Ariza es la resistencia vuelta mujer, y la mujer vuelta cultura. En su casa cobran vida las máscaras y laten los corazones de latón; hay montañas de libros, velas y sombreros; poemas y azafrán; tequilas de autor, fotografías y unas aceitunas tan grandes como los ojos de la tierra.
Patricia es la antítesis de lo patriarcal; es parte fundamental de la piel de Colombia y del pulso de la rebeldía intelectual; un “performance” de paz y sensibilidad. Dice Patricia que “una paz que no se canta y no se cuenta, se puede morir de tristeza”.
Y hablando de tristezas, dice que una vez, cuando casi muere de dolor porque la violencia le arrebató a sus compas de la Unión Patriótica, quienes la rescataron de la melancolía fueron los más pobres de los pobres, los habitantes de calle que un día tocaron a su puerta pidiéndole que armara con ellos un grupo de teatro.
Gracias Patricia, porque ni en tus libretos ni en tu vida, existe la derrota.
https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/gloria-arias-nieto/patricia-nuestra- maestra/
ARGENTINA. Multitudinaria misa en respaldo al papa Franciso frente a los "agravios" de Javier Milei
Dirigentes políticos, sociales y gremiales se congregaron en las puertas de la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, en la villa 21-24 del barrio porteño de Barracas, para participar de una misa "en desagravio” al papa Francisco. El evento organizado por la Iglesia tuvo como objetivo respaldar al sumo pontífice frente a los ataques que lanzó durante la campaña electoral el candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei. En la homilía también se subrayó la importancia de la presencia del Estado para "acompañar el crecimiento y desarrollo" de los sectores vulnerables y se pidió no regresar a las políticas que llevaron al país a la crisis del 2001.
En los últimos meses, Milei eligió como estrategia proselitista apuntar con discursos de odio contra el papa Francisco. "Jesuita que promueve el comunismo", "personaje impresentable y nefasto" o "representante del maligno en la Tierra", fueron algunos de los calificativos que vertió el dirigente de ultraderecha en entrevistas periodísticas y mensajes en redes sociales. Para contrarrestar la ofensiva, el Equipo de Curas de villas y barrios populares de Buenos Aires organizó la multitudinaria misa de ayer, en donde rechazaron las "injurias, mentiras e insultos” que expresó el candidato más votado en las PASO y reivindicaron la figura del Papa.
"Expresamos nuestro más enérgico repudio a distintas manifestaciones del candidato de LLA Sr. Javier Milei, que afectan a la persona del Papa, que pasan desde agresiones vulgares impropias de quien busca representar nuestro país hasta conceptos mentirosos sobre las ideas del Papa", comienza diciendo el texto que fue leído por el sacerdote Leonardo Silio y despertó silbidos de los presentes en repudio al economista libertario.
La misa contó con el aval de monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, fue presidida por Gustavo Carrara y concelebrada por Pepe Di Paola, Toto de Vedia y más de 40 sacerdotes. En el documento, los curas pusieron en duda que Milei tenga la capacidad emocional para conducir los destinos de la Argentina. "Uno se termina preguntando si alguien con ese desorden emocional, que no puede encontrarse con quien piensa distinto sin gritar e insultar, puede soportar las tensiones propias del cargo público al que aspira", indicaron.
Mientras se leía el texto, en las inmediaciones de la parroquia, se concentraban decenas de vecinos de las villas porteñas así como integrantes de los denominados "Hogares de Cristo", una iniciativa pastoral que llevan adelante los curas villeros con jóvenes con problemas de adicciones, que llegaron con sus bombos, pancartas e imágenes de la Virgen de Luján y de Caacupé.
En otro pasaje de la ceremonia, también se cuestionó el programa económico de ajuste que promete el libertario en caso de ganar las elecciones. "Optamos por una política que busca el bien común teniendo en el centro a la persona humana. Endiosar el mercado lleva a la deshumanización a través del olvido de los más débiles. Si solo despertás leones, es lógico que se coman a los corderos más indefensos. En la ley de la selva solo ganan los más fuertes", advirtieron en el texto.
En contraposición al modelo neoliberal, los curas destacaron la importancia de la presencia del Estado que "con inteligencia acompaña el crecimiento y desarrollo" de la comunidad organizada de los barrios. Los cuestionamientos planteados se hicieron extensivos además a los políticos que, consideran, se alejaron de la vida cotidiana de los pobres. "Parece que la amnesia se apoderó de muchos dirigentes que no recuerdan los niveles de desamparo de la gente en la crisis de 2001", remarcaron.
Multitudinaria misa (2 y fin)
En ese sentido, denunciaron que "la ausencia del Estado en la historia de nuestros barrios las hemos sufrido en sus más tremendas consecuencias" y afirmaron que por delante se encuentra "la urgente necesidad de crecer en la integración socio urbana de las villas con justicia social que se traduzca en salud, educación, alimentación, acceso al deporte, trabajo y seguridad integral para los barrios". Así, el comunicado firmado por representantes religiosos de todo el país concluyó con un llamamiento: "Celebrando los 40 años de la recuperación de la democracia, invitamos a que no nos dejemos llevar por el 'no te metás' o el 'sálvese quien pueda'".
Tras la celebración se leyó una carta del presidente Alberto Fernández, quien manifestó su adhesión a la misa "en apoyo y reconocimiento al papa Francisco en el Día de la Solidaridad" y expresó su "profundo afecto y respeto por la labor pastoral que ejercen" los curas villeros.
En representación del gobierno nacional participaron del acto los ministros de Cultura, Tristán Bauer, de Defensa, Jorge Taiana; y de Trabajo, Kelly Olmos; y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri. Asimismo, estuvieron presentes los diputados Eduardo Valdés y Daniel Arroyo; el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel; uno de los referentes de la UTEP, Esteban "Gringo" Castro; los gremialistas Pablo Moyano, Julio Piumato y Sergio Sassia; referentes sindicales y militantes de gremios como el sindicato de Comercio, Camioneros, Ladrilleros, Foetra; la Unión Ferroviaria, de organizaciones como ATE y la CTA y de organismos de DD.HH., como las Madres de Plaza de Mayo.
Según explicaron los organizadores, se eligió ese lugar para la misa porque, desde 1996, el entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio "después de haberse bajado del colectivo, llegaba caminando entre los pasillos para encontrarse con los vecinos, con los curas y con la comunidad", y recordaron que "siempre fue querido por su sencillez, su austeridad, palabra clara y comprensión de la gente".
"Hacemos esta misa en apoyo al Papa, que tiene una prédica a favor de la amistad social y donde no haya descartados y olvidados, mensaje por el cual recibe agravios e insultos", señaló Carrara al inicio de la misa, que además se realiza en la misma jornada que se conmemora el Día de la Solidaridad, en homenaje al nacimiento de la Madre Teresa de Calcuta.
Durante su intervención, el sacerdote José María "Pepe" Di Paola afirmó que "es indigno de un candidato decir lo que dice contra el Papa e ir en contra de la justicia social que es parte del evangelio y la doctrina social de la iglesia". En diálogo con la AM750, Di Paola remarcó que "Milei dice que 'este hombre (Francisco) cree en la mierda de la justicia social'. Y cuando la explica, dice que la justicia social nace de la envidia y el rencor". “Es un disparate, la justicia social nace del mandamiento del amor. De una libertad bien entendida. Uno busca la felicidad de uno y del otro", explicó.
Consultado respecto a la mención de Milei durante el documento del equipo de Sacerdotes, marcó una diferencia con los otros candidatos presidenciales: "No escuché ni a Patricia Bullrich ni a Sergio Massa insultar al Papa, es él quien lo hizo. Utiliza malas palabras, de lo más ordinario. Lo hizo con toda liviandad y nunca fue interrumpido".
La celebración se realizó a poco menos de 50 días de las elecciones presidenciales del 22 de octubre, y luego de las PASO del 13 de agosto, en las que el candidato de ultraderecha resultó el más votado en el orden nacional.
https://www.pagina12.com.ar/585322-multitudinaria-misa-en-respaldo-al-papa-franciso-frente-a-lo
LIMPIAR LA HABANA ES UN DEBER INELUDIBLE Y UNA URGENCIA QUE NO PUEDE ESPERAR MÁS
Por Félix Sautié Mederos
Porque en la medida que pase más tiempo sin hacerlo, será más difícil de resolver y más dañino para la salud urbana y ambiental; aunque podría convertirse en una inversión rentable…
Quiero referirme de nuevo al grave problema que estamos enfrentando en La Habana con las acumulaciones de basuras sin recoger en las calles; lo que crece por días. Lo hago con la esperanza de ser escuchado por fin; y con mi máxima preocupación revolucionaria y apoyo a las gestiones que se hacen para convertirlo en un negocio rentable con una inversión extranjera.
En este sentido pienso, que la solidaridad política hay que complementarla con la solidaridad económica. Quizás, en el futuro, me exprese más ampliamente sobre el particular. De momento quiero solo mencionar esta idea.
Sé que la causa principal es el Bloqueo criminal y genocida de más de 60 años que la Administración Biden de los Estados Unidos siguiendo el ejemplo de Mr. Trump recrudece por días; y constituye un problema mayor que nos afecta a todos los cubanos que estamos llamados a enfrentarlo de conjunto. Cada cual con el pedazo de responsabilidad que le corresponde.
En Centro Habana donde vivo, por ejemplo, es ya notable la fetidez que se produce en calles como Ánimas de Galiano al Hospital Amejeiras, por tan solo citar un ejemplo del recorrido que se hace para asistir a turnos en ese centro hospitalario tan concurrido.
Lo triste del caso, es que no solo ocurre en el espacio de ese tramo citado como ejemplo, sino que constituye un problema ampliamente generalizado por las calles que no son consideradas como las principales vías de la ciudad, pero que, además, es donde vivimos casi todos los habaneros.
En este asunto mi preocupación muy seria como habanero y como revolucionario, es que en la medida que el problema se mantiene en el tiempo se agrava y se hace más dañino para el ambiente, la salud ciudadana e incluso la Seguridad Nacional; pudiendo además, crear en algunos un espejismo en el que las imposibilidades sostenidas aparezcan como una normalidad imposible de resolver que se mantiene en el tiempo. Eso hay que impedirlo con la resistencia creativa concentrando todas las posibilidades de transporte de carga que existen en la ciudad y con otras iniciativas creativas que de seguro surgirán cuando todos nos sintamos responsables y exijamos el cumplimiento de los que tienen la responsabilidad máxima de resolverlo.
Así lo pienso y así lo expreso con toda la franqueza que me es posible y con mi máximo apoyo a la Revolución Socialista y al Gobierno Revolucionario de las nuevas generaciones que ejercen los timones de mando de la sociedad. Con mis respetos además por las opiniones diferentes y sin querer ofender a nadie en particular.
https://admin.felixsautie.com/index.php?page=viewEntry&entryId=1189
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