lunes, 10 de junio de 2024

¿Qué es más preocupante en un país?

Por Abel Tablada

¿Que medios alternativos den una noticia con un dato falso o que los medios oficiales -que pagamos todos los cubanos-, no den las noticias a tiempo, no las den completas cuando deciden darlas, no muestren las imágenes de los hechos, no entrevisten a nadie, culpen públicamente al que no tienen que culpar -siempre al más débil y nunca al estado- y no comenten o reflexionen sobre las causas directas y acumuladas de este tipo de fenómenos violentos cada vez más comunes en la sociedad y juventud cubanas? 

Parte de la prensa alternativa, la más amarillista, pierde prestigio y credibilidad por su falta de seriedad y su propósito claro de desprestigiar todo lo que se relacione con el gobierno, culpándolo de todo. Pero, no obstante, cumple una misión importante y vacante: informa a tiempo y si hay exageraciones o manipulaciones se corrigen por ellos o por otros. 

La prensa oficial, que es controlada y representa al gobierno cubano, no informa a tiempo y cuando lo hace es para desmentir algún dato incorrecto que dio la prensa alternativa, es decir, actúa a la defensiva en vez de llevar la iniciativa. 

No realiza un periodismo digno, responsable y legítimo cuando se trata de temas sensibles, pues no cumple su función de ser la referencia más creíble para las noticias relacionadas con Cuba. 

Para colmo también manipula, esconde datos, imágenes y no le da continuidad y profundidad a hechos que lo ameritan.

Y así ha ocurrido desde hace décadas a pesar de reuniones cerradas y abiertas, congresos con aires de esperanza, intervenciones emocionantes de grandes o jóvenes periodistas y de algunas promesas de presidentes y secretarios ideológicos. 

En años recientes no han tenido el valor y la decencia de mostrar las imágenes de miles de habaneros frente el Capitolio reclamando de forma pacífica libertad, de cientos de bayameses cantando nuestro Himno Nacional: La Bayamesa, de cientos de santiagueros pidiendo corriente y comida. 

No tienen el valor y la decencia de cuestionarse las duras penas a muchos manifestantes pacíficos, aquellos, la mayoría, que no voltearon carros, no apedrearon vidrieras. 

No tienen el valor y la decencia de darle seguimiento a los mayores casos de corrupción, algunos formando parte de las altas esferas del gobierno. 

No tienen el valor y la decencia de analizar las causas de la inflación, del estancamiento de la economía, de la porción de responsabilidad del sistema y gobierno cubanos en lo que pasa en el país. 

No tienen el valor y la decencia de preguntarse el porqué para defenderse de las agresiones y bloqueos externos hay que aplicar uno interno, hay que proclamar y aplicar una falsa democracia, hay que oprimir de diversas formas al pueblo cubano y no buscar por todas las formas posibles esa libertad por la que tanto lucharon los mambises y los revolucionarios del 30 y los años 50s.

Y es lógico, en Cuba existen periodistas valientes y decentes, solo que están obligados a dedicarse a temas poco delicados, o a callarse y autocensurarse o a dimitir y dejar de trabajar para medios oficiales. 

El periodismo en Cuba es vergonzoso, y si no fuera por algunos medios independientes comprometidos con la verdad, aquí no hubiera forma de enterarse y entender la realidad del país. 

La noticia no fue: 'Ocurrió esto y aquello', la noticia y tardía fue: 'Falsa noticia, no ocurrió esto, nos quieren dañar'. Vaya estrategia y política informativa!

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