viernes, 31 de marzo de 2023

Elecciones 2023

Por Juan M Ferran Oliva

En el proceso electoral celebrado en marzo 26 pasado votó el 76% del patrón de 8.120.072 electores. El resultado, en términos porcentuales de concurrencia, boletas anuladas, en blanco y otros pormenores es similar al registrado en anteriores procesos. Es lo que arrojan las cifras oficiales.

Una Comisión Nacional de Candidaturas confeccionó la propuesta de 470 personas de todas las procedencias y edades permitidas. Salvo contadísimas excepciones, todos eran militantes del PCC o de la UJC. El voto podía ser individual o por todos. Esto último se recomendó insistentemente. Serían elegidos quienes contasen con la mitad o más de los votos.

Un 47 % de los candidatos provenía de asambleas de base donde fueron elegidos democráticamente. El otro 53% correspondía a dirigentes propuestos por las entidades políticas, estatales, sindicales y sociales; con ello se pretendía nutrir con gente experimentada los curules asamblearios. 

En materia electoral (y en otras) el  gobierno de Estados Unidos tiene un tejado frágil. Sus críticas son seguidas por los grupos opositores internos y externos que llamaron a votar en blanco o nulo, como fórmula de rechazo al gobierno. Fracasaron en su  propósito[1].

El Partido-gobierno cubano argumenta que el resultado electoral constituye una muestra de unidad; un triunfo. Es cierto que en el proceso no se registraron fraudes ni hubo alteraciones del orden. Imperó la disciplina social. Nada más.  Es algo que lo diferencia de muchos otros en el exterior. La elevada asistencia sólo es superada, y no muy lejos, por unos pocos países. En algunos la participación es obligatoria, en Cuba es voluntaria 

El 72% de de los votos correspondió a la insistida modalidad grupal. En consecuencia, fueron aprobados los 470 propuestos.  Cuando se proceda a la investidura deberán elegir al presidente y demás altos cargos Estatales. También a los magistrados del Tribunal Supremo Popular, el Fiscal General y Contralor. Aunque mi bola de cristal padece de cataratas, deja entrever claramente quienes serán elegidos.  De forma más borrosa indica la probabilidad de que entre bambalinas se perpetúe la unidad y lucha de contrarios de  conservadores y aperturistas.

El actual lema propagandístico tras el proceso es Cuba Ganó y reafirma como objetivo la Patria, la Revolución y el Socialismo.  La primera de estas apelaciones es esgrimida universalmente por derechas e izquierdas. Todos se erigen en los grandes salvadores de la Patria. En cuanto a la Revolución, la consigna parece nula en Cuba, donde las transformaciones terminaron en 1968 con la Ofensiva Revolucionaria. Entonces todo quedó estatalizado en la falsa creencia de que el socialismo equivalía a la nacionalización.  Por otra parte, en lo tocante al concepto de Socialismo debe tenerse en cuenta que ya no se refiere al patrón diseñado en los viejos manuales. Lo intentan países que ponen al ser humano como su objetivo principal y ven al mercado como herramienta, no como fin. Son de variada etiqueta política que incluye regímenes dinásticos, confesionales,  democrático-burgueses y hasta dictaduras. Intentan un modelo aún en plena búsqueda. Parodiando:

 Socialismo no hay camino, se hace camino al andar.

Algunas naciones pretendidamente socialistas explícita o implícitamente hubieran calificado como revisionistas según el superado dogmatismo. En la Cuba actual, acosada de problemas, sólo se puede aspirar a la supervivencia. Los atributos que le endosa el marketing político no pasan de ser retóricos. Habrá que esperar a salir del actual atolladero económico para entonces, si acaso, proponerse una revolución integral que en medio de una indefectible solidez económica conduzca al sueño deseado. Posiblemente no la veremos ni yo ni mis lectores.

Todo indica que las elecciones en cuestión son una ceremonia política en la que todo está precocinado.  No se elige, se reedita. La decisión de voto puede ser influida por la compulsión, el fanatismo, la disciplina, el temor, la inercia o una combinación de estas motivaciones. El argumento de los fanáticos es ajeno a la razón. Quienes militan obedecen. La prevención atemoriza y enajena voluntades. La inercia descansa en la pereza ideológica o en la ignorancia supina.

De todas formas, el actual Partido-gobierno es la alternativa única recomendable. Ni pensar en las propuestas foráneas generalmente anexionistas o regresivas, ni en los protestantes internos, seguramente incapaces. Lamentablemente no se ha permitido el surgimiento de una oposición interna seria. La competencia es positiva y en Cuba no la hay.  Se nomina un Estado supeditado al Partido, de acuerdo con el Articulo 5 de la Constitución. Los 15 o 17 miembros del Buró Político no son determinados por la población.  Los 8.120.702  votantes eligieron al  administrador y no al amo.



[1] Por razones  físicas, unidas a otras circunstancias largas de explicar, no voté. No fue un decisión política y tampoco tiene importancia un voto de menos.  

 

Mi amigo de siempre

 Por el Maestro Jesús Ortega

Fue en los primeros años de la década del 50 del pasado siglo XX. cuando lo encontré por primera vez. El gran guitarrista de aquellos años, Juan Antonio Mercadal y yo coincidimos con él en un pequeño establecimiento situado en una de esas calles llenas de vida del centro de la Habana; íbamos en busca del clásico café de tres centavos (entonces decíamos “café de tres quilos”). Era un hombre alto, muy sonriente y optimista, atlético, de cuerpo muy proporcionado, ni grueso ni delgado, de grandes y fuertes manos, con dedos largos y sabios que parecían independientes al resto de sus manos.

Pronto estuvimos en el local de un luthier amigo. Ya él abrazaba su guitarra y aquellos mágicos dedos hacían brotar armonías increíblemente hermosas, con posiciones inverosímiles, casi imposibles para otros guitarristas, perfecto sentido del ritmo y siempre canturreando algo que no se podía definir bien. Me pareció un artista grandioso y una persona increíblemente afectuosa. Desde entonces he tenido el privilegio de ser su amigo. Dejamos de vernos por largos períodos de tiempo por causas del trabajo de cada cual, pero la amistad no ha cedido jamás.

Más tarde me enteré de que, a pesar de la maestría que demostraba, su profesión no era el arte, sino la Ingeniería Civil. A pesar de ello era uno de los fundadores y en cierto sentido cohesionador del importante movimiento cancionístico del feeling, compositor de hermosísimas canciones y también de muchas excelentes piezas para guitarra sola. La mayoría de éstas últimas, verdaderos retos para su ejecución por otros guitarristas.

Desde muy joven fue un melómano, conocedor de Chopin, Villa-Lobos, Beethoven, Ponce, Bach, Tárrega y otros muchos compositores de música clásica. Algunas obras de esos y otros autores tocaba en la guitarra, un poco vergonzantemente, porque solo lo hacía para si mismo, quizás en alguna ocasión para algún amigo íntimo, pero jamás para el público. Con frecuencia encontramos “citas” de obras clásicas insertadas en su música.

Tenía ya grandes amigos, admiradores de su arte. Entre los artistas famosos, los que ya lo eran y los que lo serían poco después, algunos nombres: Benny Moré, Adolfo Guzmán, Aida Diestro, Bola de Nieve, Frank Emilio Flin, José Antonio Méndez, Rafael Somavilla, Odilio Urfé, Cesar Portillo de la Luz, Rosario Franco, Tania Castellanos, Ela Calvo y muchos más. También se relaciona muy pronto con los jóvenes artistas que van surgiendo como Leo Brouwer, Ildefonso Acosta, Ahmed Dickinson y Mabel González, para solo mencionar algunos guitarristas.

Su pasión por la música lo mismo se demostraba en profundas conversaciones sobre el folklore local con “Saldiguera” y “Virulilla”, los extraordinarios rumberos de “Los Muñequitos de Matanzas”, que sobre los grandes clásicos de la música universal con el Maestro Reynol Álvarez Otero, violonchelista, guitarrista y director de la Orquesta de Cámara de Matanzas.

Entre sus muchas cualidades dos se destacaron desde muy temprano: la modestia, la real no la que muchos fingen, y la generosidad para con todos los que precisen de ella. Esta última acompañada de la mayor discreción. Recuerdo mis visitas a su casa de la calle Medio, en Matanzas. Allí ejercía como ingeniero. En esa provincia construyó: puentes, acueductos, viales y otras obras sociales. Como es de esperar, nos reuníamos principalmente para guitarrear todo el tiempo de que él pudiera disponer.

Ese, en la llamada “Atenas de Cuba” fue por muchos años su paraíso principal, donde reinaba con su esposa, la bellísima Eva y sus cuatro hijos. Pero existe otro en la Calle Lacret, en Santos Suarez. Allí lo encontrábamos entonces, cuando estaba en la Habana; este fue en un principio el hogar de sus padres y hermanos, después su residencia.

Ese fue, es y será siempre para mi el gran Maestro Antonio (Ñico) Rojas.

miércoles, 29 de marzo de 2023

Una ciudad pobre no tiene por qué ser una ciudad desordenada

Por 

No cabe duda de que las dificultades económicas entorpecen y limitan las ineludibles acciones de mantenimiento y rehabilitación que necesitan las ciudades; pero se ha convertido en una respuesta estereotipada del Gobierno y la administración el afirmar que los problemas urbanos no pueden enfrentarse por falta de recursos materiales. De hecho, más grave resulta la carencia de recursos técnicos, intelectuales, culturales y organizativos.

Vivir en sociedad —en particular en las ciudades— exige un mínimo de reglas del juego que eviten los múltiples conflictos que se generan por la densidad y diversidad propias del contexto urbano, tanto de construcciones como de ciudadanos. Hay que ordenar las edificaciones y hay que organizar de algún modo las relaciones sociales. Y es evidente que La Habana se está desordenando, cada vez más.

En lo que concierne a las edificaciones, parece que ha desaparecido la actividad de control urbano y que cada uno puede hacer lo que le parezca. Agresiones a diversas edificaciones patrimoniales han hecho sonar recientemente las alarmas.

El desarrollo de la capital cubana está siendo cada vez más fragmentado y desarticulado. No existe un plan director realmente operativo, y la ciudad se va transformando debido a múltiples iniciativas sin coordinación, tanto privadas como públicas.

Se entremezclan sin orden ni concierto acciones constructivas de emprendimientos privados, proyectos de desarrollo local, modificaciones, ampliaciones o divisiones de los ciudadanos, con obras públicas de pequeña magnitud como las que se llevan a cabo en los llamados barrios vulnerables; las iniciativas de las autoridades municipales —que suelen ser reactivas, apresuradas, cuando no improvisadas— con las obras de iniciativa nacional como los elefantes hoteleros para el turismo —que ignoran su contexto inmediato—, sin que se perciba que existe una idea estratégica de cómo conducir y salvar la ciudad. Todo ello, además, consume materiales.

Son diversos los campos en los que se debe y se puede actuar sin que sea necesario gastar muchos recursos financieros o materiales. Señalaría dos en particular: la difusión, aplicación y control de las regulaciones urbanísticas, y la formulación de unas ordenanzas de convivencia urbana.

Es importante destacar que no basta en absoluto redactar y promulgar un texto jurídico propuesto por un grupo de especialistas. Debería tratarse de reglas que sean comprendidas y asumidas como necesarias y convenientes por la ciudadanía. Como respuesta a la pregunta de por qué acatarlas, no vale la tradicional réplica del funcionario de turno: “Porque es lo que está establecido”; que es lo mismo que decir “porque sí”. De ser así, quizá se acatarán, pero no se cumplirán.

Las regulaciones urbanas

En el caso de Cuba, las primeras normas datan de 1574 (las conocidas ordenanzas de Cáceres). Estas fijaban las reglas del juego tanto en el campo de la convivencia pública como en el de las construcciones. Su artículo 63, por ejemplo, ya precisaba hace más de cuatro siglos que “ninguna persona pueda tomar sitio para casa (…) sin que tenga licencia primero para ello, so pena de 200 ducados”.

En 1861 se promulgaron unas ordenanzas de construcción, más específicas y abarcadoras, que fueron perfeccionándose en el caso de la ciudad de La Habana hasta la versión de 1963.

Si cada uno decidiera construir donde, cuando y como quisiera o pudiera, muy pronto colapsaría el funcionamiento del tejido urbano. Unos afectarían a otros y no sería factible ni siquiera circular por la ciudad. Hubo que ponerse de acuerdo en reservar un espacio libre de construcciones para el tránsito, en alinear las edificaciones, en acordar rasantes para la evacuación de las aguas pluviales, etc.

No parece muy difícil de entender que, si se quiere construir en un recinto limitado (alguna vez, incluso amurallado), es necesario organizarse de algún modo para hacerlo habitable, transitable, protegido del sol, la lluvia y las enfermedades, etc.

Las regulaciones suelen abordar una serie de aspectos relacionados con la estética, la funcionalidad, la higiene, la protección y la seguridad. Con el tiempo han ido actualizándose y adaptándose a los avances tecnológicos, los gustos estéticos y las particularidades del contexto social y medioambiental.

Suelen regularse los siguientes aspectos:

• la intensidad de edificación: grado de ocupación (del suelo) y utilización (en altura) de las manzanas y las parcelas para controlar densidades excesivas o insuficientes

• el tipo de uso de suelo permitido (habitacional, industrial, recreativo, no urbanizable, etc.) para evitar incompatibilidades

• la protección de los valores patrimoniales

• la alineación de las edificaciones (jardín, portal, pasillos…)

• los tipos y elementos de fachada (portales, balcones, puntales, medianería, vistas y luces…), pintura

• las acciones constructivas limitadas o prohibidas (ampliaciones, divisiones…), así como las demoliciones

• la calidad del paisaje urbano: mobiliario (bancos, luminarias, papeleras, paradas…), carteles, señalizaciones…

• la vialidad y la infraestructura técnica (agua, electricidad, comunicaciones, residuales…)

• las áreas verdes y los espacios públicos.

De ser necesario, pueden redactarse unas normas generales y otras específicas para aquellas zonas que lo requieran por sus particularidades (zonas patrimoniales, zonas inundables…). Suelen acompañarse de un conjunto de procedimientos para solicitar y autorizar la ocupación del suelo, la licencia de obra o construcción; definen las contravenciones para los incumplimientos y, naturalmente, requieren de un cuerpo de inspectores que controlen su cumplimiento, orienten a la población y sancionen las violaciones.

La mayoría de las ciudades cubanas tienen definidas regulaciones más o menos actualizadas; pero su inobservancia ha alcanzado niveles insospechados.

A menudo se trata de documentos engavetados, cuyo texto desconocen tanto los funcionarios como la población, o son percibidos como un conjunto de prohibiciones arbitrarias y sin sentido.

A partir de ahí los ciudadanos improvisan ampliaciones y divisiones sin asesoría técnica, invaden o cierran portales, privatizan áreas comunes de los edificios, abren o cierran ventanas y puertas donde les parece, pintan pedazos de fachada, improvisan garajes y el paisaje urbano va adquiriendo un aspecto caótico que a nadie le gusta pero en el que muchos cooperan.

Las instituciones públicas no se quedan atrás: se multiplican las obras sin licencia, se irrespetan las zonas o edificaciones patrimoniales supuestamente protegidas, se incumple el proceso inversionista.

Por otra parte, la casi desaparecida actividad de control urbano es más sancionadora que educativa, lo cual no ayuda a que se comprenda su necesidad.

Es urgente volver a pasar a primer plano la vigencia de las regulaciones y los procedimientos. Los beneficios de recuperar su aplicación no solo no generarían costos adicionales sino que evitarían gastos innecesarios, evitarían conflictos y mejoraría notablemente el aspecto de las ciudades.

Unas ordenanzas para la convivencia

No solo hay que actuar sobre los edificios, sino además sobre las personas. Es necesario promover valores y normas de convivencia, de solidaridad, de respeto al prójimo (diverso) y al entorno; así como de participación ciudadana, para que lo que no sea de nadie sea de todos. Habrá que regirse por la regla de oro de la convivencia: no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. El civismo no puede desligarse de la cultura ni esta de la educación.

Todos hacemos —o deshacemos— ciudad en mayor o menor medida. Y con ello incidimos en la vida colectiva; es decir, en la vida propia y de los demás. Es inevitable, por tanto, establecer unas reglas acordes al modo de vida urbano en convivencia cercana.

Esas reglas no pueden formularse de manera unilateral y burocrática. Tanto las regulaciones urbanas como las ordenanzas de convivencia deberían ser debatidas, acordadas y divulgadas para que puedan sean apropiadas por todos y, de este modo, cumplidas.

Convendría mucho abrir un proceso ciudadano de formulación de unas ordenanzas de convivencia. Ello implicaría seguir algunos principios en su formulación y puesta en práctica.

En primer lugar, sería necesario lograr una implicación y una firme voluntad política de dirigentes políticos y administrativos, así como involucrar a la población a través de campañas de educación y comunicación y, sobre todo, de su participación en el proceso de formulación.

Resulta imprescindible lograr una comunicación fácil y consistente de la ciudadanía con la administración (por ejemplo, a través de un número de teléfono o de una página web con funcionarios especializados en la comunicación con los ciudadanos).

Sería oportuno comenzar por unas ordenanzas “mínimas” que no regularan más de lo que se puede realmente controlar y que cubrieran, para comenzar, tres aspectos esenciales:

• el orden público (es decir, las reglas de una convivencia respetuosa, solidaria y participativa),

• la protección del medio ambiente natural (arbolado, áreas verdes, contaminación acústica, basuras…) y

• la protección del medio ambiente construido (en particular de los espacios públicos, el mobiliario urbano, la vialidad…).

Se podría igualmente revitalizar los reglamentos de los edificios múltiples en muchos casos olvidados o inoperantes.

Se trataría de normas que habría que revisar cada cierto tiempo; puesto que los valores cambian, no son eternos. Sobre todo, deberían ser normas complementadas con sanciones adecuadas (no solo financieras sino además de reparación del daño), así como con un cuerpo de control y educación ciudadana; es decir, una policía local.

Será difícil rescatar la imagen física de la ciudad sin recuperar y restituir al mismo tiempo una sensibilidad colectiva ante el medio ambiente construido que permita su disfrute y su defensa. Esa sensibilidad debería ser cultivada desde la escuela y enriquecida y fortalecida por los medios públicos de comunicación.

El papel de la arquitectura y el urbanismo —no la mera construcción— es esencial en la creación de referentes estéticos de calidad. Para que sea un proceso efectivo debe existir reconocimiento por parte de los decisores políticos, los administradores de recursos y los gestores urbanos de la importancia del asesoramiento técnico y estético de arquitectos y urbanistas. El hecho de ser elegido o designado a un cargo público no otorga de por sí ninguna cualificación en este campo. La actual monotonía y pobreza no se expresa solo en la falta de recursos materiales, sino además de recursos estéticos y culturales. La educación de la mirada es, pues, esencial. Rescatar la imagen significará rescatar además la calidad de la mirada y, con ello, a nosotros mismos.

¿Qué necesitamos?

La idea de que no podremos aspirar a una ciudad mejor mientras no dispongamos de más cemento y acero está lejos de la realidad. Es mucho lo que puede hacerse en términos de organización, cooperación, participación, rigor y control. Pero ello requiere de unos requisitos mínimos que hoy no existen.

En primer lugar, una real voluntad política que guíe las acciones y una administración que “se busque problemas” con quien tenga que buscárselos. Nadie debería estar autorizado a irrespetar la ley, ocupe el cargo que ocupe.

En segundo lugar, formulación y redacción de las normas a través del debate, la consulta pública y la participación. Es la única vía para que la población se apropie de la conveniencia y utilidad de estas.

En tercer lugar, una sólida y mantenida campaña educativa a distintos niveles. Debería comenzar en la escuela a través de una asignatura o de actividades que promuevan y enseñaran a debatir con respeto y tolerancia por lo ajeno; a entender y apreciar los valores del civismo. Las actividades tendrían su complemento en una sólida y permanente campaña comunicativa a través de los medios.

Por otra parte, es necesario definir y fortalecer las instituciones responsables de la aplicación y el control de las regulaciones urbanas y las ordenanzas de convivencia. Hoy existe una dispersión de responsabilidades y competencias que desorienta a la población y facilita que las instituciones responsables “peloteen” al ciudadano.

Es imprescindible fortalecer con medios y recursos —sobre todo humanos y culturales— las instituciones responsables. Hoy día el control urbano está prácticamente en manos de los ciudadanos que, a través de las redes sociales, denuncian barbaridades, ilegalidades, atentados a la higiene, al paisaje, al bienestar ciudadano. El control popular es positivo siempre que las denuncias no caigan en el vacío. Pero a los teléfonos nadie responde; las páginas web son mudas; los funcionarios “están reunidos”…

En pocas palabras: el asunto no va solo de recursos materiales. Una ciudad pobre no tiene por qué ser una ciudad desordenada.

Entiéndase, no estoy llamando a la intransigencia y la represión, a poner multas sin ton ni son, sino precisamente a recuperar la educación; estoy llamando al respeto y el rigor.

Mientras llega el momento de actualizar la estrategia de desarrollo de la ciudad (que requerirá tiempo y esfuerzo), sería oportuno centrar los esfuerzos en recuperar un mínimo de orden que haga la vida más llevadera y la ciudad más agradable. Bastaría —nada más y nada menos— con cumplir y hacer cumplir lo regulado.

¿Seremos capaces de ello?

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Fuente: https://oncubanews.com/cuba/sociedad-cuba/una-ciudad-pobre-no-tiene-por-que-ser-una-ciudad-desordenada/

martes, 28 de marzo de 2023

Directora de escuela en EE.UU. es forzada a renunciar luego de que mostraran foto del David de Miguel Ángel a estudiantes

  • Redacción BBC News Mundo 
  • 25 marzo 2023 / Actualizado 27 marzo 2023


La directora de una escuela en Florida, Estados Unidos, fue forzada a renunciar después de que el padre de un alumno se quejara de que los estudiantes de sexto grado estaban siendo expuestos a pornografía.

La queja fue en torno a una clase de arte renacentista en la que a los estudiantes se les mostró una foto de la estatua del David de Miguel Ángel. 

La icónica estatua es una de las esculturas más famosas en la historia del arte occidental.

No obstante, un padre argumentó que el material era pornográfico y otros dos expresaron que querían saber más sobre la clase antes de que fuera dictada.

El incidente dejó completamente sorprendidos a los expertos en arte renacentista. Y, ahora, el museo de Florencia que alberga a la estatua invitó a los maestros y estudiantes de la escuela a visitar las instalaciones y apreciar esta y otras obras de arte. 

La directora debería "ser premiada, no castigada", señaló Cecilie Hollberg, directora de la Galleria dell'Accademia. 

"Hablar del Renacimiento sin mostrar el David, un ícono indiscutible del arte y la cultura y de ese período histórico, no tendría sentido", añadió. 

La estatua de 5,17 metros de altura representa a David, la figura bíblica que dio muerte al gigante Goliat, completamente desnudo.

La clase, dictada a alumnos de 11 y 12 años, también incluyó referencias a la "Creación de Adán", parte del fresco de la Capilla Sixtina pintado por Miguel Ángel, y el "Nacimiento de Venus" de Botticelli.

La directora Hope Carrasquilla dijo que había renunciado a su cargo después de recibir un ultimátum de parte de la junta escolar: debía dimitir o seríadespedida.

Medios locales reportaron que Carrasquilla no sabía la razón por la que se le solicitó la renuncia, pero creía que estaba relacionada a las quejas sobre la clase.

Pero en una entrevista con el Huffington Post, Carrasquilla señaló que después de una década en educación clásica, ella sabía que "de vez en cuando hay un padre que se molesta con el arte renacentista". Sin embargo, nunca pensó que terminaría perdiendo su empleo por eso. 

Los medios también informaron que Carrasquilla había ocupado el puesto de directora menos de un año, y ella es la tercera directora que ha pasado por las aulas desde la inauguración de la escuela en 2020.

Institución conservadora

La escuela en Tallahassee se jacta en su página internet de ser una institución que se enfoca en la civilización clásica occidental, por ende su nombre Classical School. Según el director de la junta escolar, se fundó en respuesta a el "adoctrinamiento woke que está ocurriendo actualmente". 

La institución está afiliada al Hillsgate College, un colegio conservador privado en Michigan, que aboga por el regreso a los principios fundamentales de la civilización occidental.

En una entrevistas con el medio estadounidense Slate, el director de la junta escolar, Bareny Bishop III, dijo que el año pasado la directora había enviado una nota a los padres de familia advirtiéndoles que los estudiantes estarían viendo al David de Miguel Ángel, pero que no hizo lo mismo este año.

Bishop consideró esa omisión un "error garrafal" y dijo que "los padres tienen el derecho de saber a todas horas si a sus hijos se les enseñan temas e imágenes polémicas".

"No vamos a mostrarles la estatua completa del David a preescolares. No vamos a mostrarlo a los de segundo grado. Mostrar la estatua completa del David es apropiado en alguna edad. Vamos a determinar cuál de esas es", declaró Bishop.

La situación sucede en un momento en el que el estado de la Florida es el epicentro de una oleada de nueva legislación educativa conservadora, bajo el gobierno de Ron DeSantis.

El jueves, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, tomo la iniciativa de ampliar una ley que prohíbe a las escuelas públicas enseñar educación sexual y deidentidad de género.

Los maestros de violen esa ley enfrentan ser suspendidos o perder la licencia de enseñanza.

El David fue completado por Miguel Ángel entre 1501 y 1504. Fue inmediatamente elogiada como una obra maestra, con el artista renacentista Giorgio Vasari declarando que el David "sobrepasaba" cualquier estatua que hubiese existido antes.

En 1857, la reina Victoria de Inglaterra donó una copia de "El David" al museo en Londres que llevaría su nombre el Victoria & Albert Museum. Cuando vio la copia por primera vez, quedó tan perturbada por la desnudez de la misma que se comisionó la confección de una hoja de parra en yeso para cubrir los genitales de la estatua.

El sitio web del museo dice que tenían la hoja "lista en caso de cualquier visita real, cuando la colgaban sobre la figura usando dos ganchos estratégicamente colocados".

domingo, 26 de marzo de 2023

🇨🇺🇨🇺🇨🇺¡¡¡Votamos!!!🇨🇺🇨🇺🇨🇺

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jueves, 23 de marzo de 2023

Plegaria


Por Juan M Ferran Oliva

Nota previa: 

La edad me ha obligado a enclaustrarme en mi torre de marfil. Estoy apartado de la praxis cotidiana de la política y la economía. Me limito a leer lo que alegan diversos autores que hacen críticas o propuestas. De todas maneras, pienso que lo esencial es la transformación del modelo cubano, que al parecer arrastra rezagos dogmáticos. Son las rémoras que imposibilitan una solución tipo China o Rusia. La primera manteniendo un Partido llamado comunista y la segunda se eleva en medio de un capitalismo heredero de las glorias del pasado. Como es sabido, ambos han logrado superar positivamente el viejo modelo que ha engrosado la tonta de los socialismos utópicos. No son perfectos, pero los considero aliados porque el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Como dijo alguien: lo importante no es el color del gato  sino que cace ratones.

De todas formas, SINE DIE* es la válvula de escape de mis avatares nonagenarios. En ocasiones apelo a temas curiosos, a pinceladas de humor y muy espaciadamente a regurgitaciones literarias. Tal es el presente caso basado en una historia más o menos real que ocurrió en el entorno catalán de mi madre que lo recibió de oídas. Puede que ocurriera en su aldea de origen, o en otra de la cercanía comarcal. La historia huele a siglo XIX.

☀ ☁ 

La carreta se encaminó hacia la salida del pueblo[1] donde había una fuente. Antón llenó su cántaro con el agua fresca salida de los brocales mientras la mula bebía en el abrevadero. Extrañamente ninguna mujer hacia la colada en el lavadero instalado junto al manantial. El café aledaño estaba cerrado dando la sensación de un pueblo desierto. Reanudada la marcha, el carro se dirigió hacia el camino de los campos sembrados.   Las ruedas hollaron el suelo levantando una cortina de polvo que el viento dispersó por encima de los árboles y de las fachadas de las últimas casas de la villa.

La senda, estrecha y sinuosa, se definía entre los márgenes de piedra de los minifundios. Por ambos lados, avellanos, olivos y vides plantadas en hileras llenaban los espacios del suelo entre los cercados. De vez en cuando un trozo sembrado de trigo o de cebada y alguna cabaña solitaria rompían la monotonía del paisaje. Asentadas sobre el horizonte las montañas marcaban frontera a la comarca.

La población era un de las tantas surgidas en torno a un castillo feudal. Al extremo opuesto de la ruta iniciada por Antón, como testigos de piedra, se alzaban las ruinas de un castillo. Había sido la fortaleza de los hidalgos que originalmente señoreaban aquellas tierras. El pueblo se desarrolló dentro de la muralla y posteriormente el crecimiento urbano ultrapasó el corralón fortificado dando paso a los arrabales periféricos. El muro se diluyó convirtiéndose en pared de nuevas construcciones. Aún se mantenía incólume la torre de guarda del castillo y otras que daban cobijo a aves de todo tipo. En algunos rincones los pequeños reeditaban batallas entre moros y cristianos.

En sucesivas generaciones las tierras pasaran a manos de diferentes propietarios grandes y pequeños. El viejo régimen cedió paso a una incipiente burguesía rural y sucesivas divisiones las convirtieron en minifundios.  Antón poseía una heredad compuesta por unas pocas hectáreas dispersas entre cinco lotes reducidos y lejanos. 

De los primitivos nobles del feudo no quedaban descendientes conocidos. En un momento dado llegaron a ser la familia preeminente de la región. Muchos de sus miembros participaron en la historia de su tiempo luchando en apoyo o en contra del señor de turno o participando en contiendas y conquistas. No faltaron quienes integraran las cortes y desarrollaran funciones remarcables. El linaje terminó durante el conflicto entre la Generalidad y el rey Felipe IV. El entonces virrey de Cataluña -Conde de Santa Coloma- murió dramáticamente en medio de los alborotos del Corpus de Sangre de junio de 1640. Era señor de aquellas tierras. El hecho marcó la ruptura de Cataluña y la monarquía precipitando el inicio de la Guerra de los Segadores. Sin embargo, la villa se declaró partidaria de la Generalidad e incluso el castillo fue hospital del ejercido catalán

Antón salió inopinadamente de la casa solariega. Se proponía llegar a la más apartada de sus tierras. No lo hizo de madrugada, según costumbre, sino algo más tarde, en momentos en el resto de la familia concurría a la iglesia. Llegaría a su destino en el entorno del mediodía.  Al tomar el camino abandonó las bridas y dejó conducir a la mula seguro de que no erraría la ruta tantas veces recorrida. Su perro de raza indefinida y color aleonado se encargaría de garantizar la marcha ladrando y mordiendo los belfos de la bestia si esta se parase a comer cualquier brizna de hierba aparecida a su paso. 

Como hereu Antón pasó a ser jefe de familia y alcanzó tierras y vivienda. Caterina, su mujer, le parió cinco hijos.  Cuatro emigraran a La Habana y el benjamín se ganaba la vida como jornalero en la localidad; vivía en la propia casa solariega. Quedaban muchas bocas por mantener porque le nacieran nietos y la dote de nuera no fortaleció sustancialmente el patrimonio familiar.

Aquel año la comarca sufrió una intensa sequía que amenazaba los cultivos y, consiguientemente, el bienestar de la colectividad. No se recordaba otra tan aguda en muchos años. Los sembrados decaían y las hojas de los árboles perdían coloración agotados por la sed. Las fuentes menguaban su caudal e, incluso, algunas se secaban obligando a sus usuarios a buscar agua en lugares lejanos. El tema se convirtió en protagonista de las conversaciones. Los demás problemas, que no eran pocos, pasaron a roles secundarios.

En medio de la angustia colectiva brotó la idea de apelar al concurso divino. Y se instrumentó un plan de funciones piadosas que tendría como conclusión una gran procesión coronada con las imágenes de los santos patrones del pueblo. Los creyentes acogieron la propuesta con entusiasmo, pero el cura propuso cautela argumentando que la desgracia era un castigo divino. Según parece, las secretas confesiones que recibía arrojaban un saldo negativo de acuerdo con la moral al uso. En realidad, temía que la religión quedase mal parada. ¿Qué pasaría si después de tanto ceremonial no lloviese?  Algunos infieles vergonzantes manifestaron arrogantemente su escepticismo y decidieron no apelar a Dios. Pero la sequía insistió y llegó el momento en que se afiliaron al bando de los que optaban por el remedio celestial. Antón fue la única excepción. 

El plan se puso en práctica con plegarias, toque de campanas, exposición de figuras sacras, cantos litúrgicos, homilías, rosarios, confesiones, comuniones y otras manifestaciones piadosas. El frenesí por el agua junto a la exaltación litúrgica acarreó una histeria mística que se agudizó a medida que se acercaba el momento climático de la gran procesión.

Llegado el día, todos se congregaron en la iglesia y sus alrededores. Esgrimían estandartes, pendones y todo tipo de proclamas piadosas. Hombres y mujeres, jóvenes y viejos, todos con ropa de circunstancias esperaban el inicio de la solemne ceremonia.  Las ausencias fueran migradas. La de en Antón fue una de ellas, pero nadie se extrañó pues era un notorio descreído. Finalmente se inició la multitudinaria marcha bajo el sol radiante de la mañana.

En aquellos instantes ya Antón se encontraba a suficiente distante de la villa. La familia no estaba enterada de su misteriosa salida y en ningún momento informó a nadie de su propósito. Tras más de una hora de trayecto, el carro, medio vacío, se arrastraba por el polvoriento camino que llevaba a la más lejana de las tierras de la familia. De un bolsillo de su chaleco Antón sacó la petaca y el librito de papel y lio un cigarrillo de negras fibras. Una vez hecho quedó contando de sus labios. Le dio fuego con su encendedor de yesca. Si fue inusitada la hora de salida no lo fue menos el cargamento.

En lugar de hoces, azadas y otros instrumentos propios de las labores agrícolas, en el fondo del carruaje yacía una cruz con un Cristo lacerado que dirigía su mirada patética hacia el cielo. La factura ingenua sugería la obra de algún imaginero local dotado de más devoción que oficio. Destacaba su tamaño de más de un metro, proporción desusada en una imagen casera. Se le atribuían facultades milagrosas y durante generaciones ocupó un lugar de honor en la estancia principal de la casa solariega. Se decía que la familia en ocasiones críticas había apelado a su gracia, siendo escuchada en todo momento. Otros parientes y vecinos acudían ocasionalmente a pedirle mercedes, lo que despertaba no pocos celos por parte de los capellanes de turno. Por vez primera salía de la casa subrepticiamente obedeciendo a la misteriosa decisión de su dueño.

Ya el sol se acercaba al cenit y comenzaron a sentirse sus cálidas caricias. Algunas sacudidas al entrar el carro en un tramo accidentado sacaron a Antón de su modorra. Lanzó el cabo de cigarrillo que ya le quemaba los labios y acomodado mejor sobre el pescante del carro, tomó las bridas y apuró a la mula que aquella mañana se mostraba perezosa y marcaba el paso más despacio que de costumbre. Acechó el horizonte y exclamó un reniego al ver la pureza del cielo en el que no se dibujaba ni una sola nube. Maldiciendo y refunfuñado pensó en la penuria que le esperaba. Por milésima vez calculó cuanto le quedaría tras pagar los tributos y otros gastos insoslayables y repasó las medidas emergentes que debía establecer para la sobrevivencia familiar.

El polvo le había secado la garganta. Tomó la bota de vino colgada de la barandilla del carro, destornilló el pitorro y bebió un sorbo breve de tinto. Retomó el vuelo del pensamiento que lo llevó a la lejana Cuba, donde sus hijos hacían las Américas. Antón la imaginó llena de palmeras y chumberas, según le sugirieran unas fotografías de la guerra del África colgadas en la barbería. Sonrió regodeándose en tan cándida imagen. Si no fuera por los años, el mismo habría enrumbado hacia la entonces soñada isla.

Sus fantasías fueron rotas por un murmullo llegado desde lejos.  Puso atención y atalayó el horizonte intentando localizar el lugar del que procedía lo que fue convirtiéndose en una salmodia. Finalmente vio una larga hilera humana precedida por una imagen religiosa portada por cuatro robustos jóvenes. A su frente un sacerdote de alba y bonete dirigía lo que se evidenciaba como una manifestación piadosa. A la izquierda un monaguillo levantaba un descolorido estandarte y a la derecha otro manipulaba un humeante hisopo. Antón reconoció a los pobladores del lugar vecino que también rogaban por lluvia. Se cruzaban en su camino y paró el carro para contemplarlos. 

Lio otro pitillo y esperó un instante. La caravana desfiló delante de él y el capellán le dirigió una mirada hostil. Lo conocía. Unos pocos lo saludaron a desgano con la mano o la cabeza y sin interrumpir el ruego. Otros fingieron que no lo veían. El grupo se alejó y cesaron los ladridos de la perra que al igual que su amo se mostraba irreverente. Pasada la fervorosa comitiva Antón atizó la mula y reanudó la marcha, canturreando desafinadamente una tonadilla que había aprendido de unos jornaleros que vinieron durante la anterior vendimia.

En aquel instante en el pueblo su familia regresaba de la procesión. Al llegar a la casa descubrieron asombrados la huella del enorme crucifijo que ornaba la pared de la estancia principal y que había desaparecido.

Ya iniciaba la tarde cuando el carro llegó a su destino en aquella singular jornada. Antón lo dirigió hacia la cabañuela de piedra que albergaba cosechas y daba abrigo en caso de necesidad. Desenganchó la bestia y la dejó paciendo en el corral anejo. Sacó del carro una cesta que contenía un pan con pescado salado, se sentó en un banco adosado a la pared y comió poco a poco, haciendo breves pausas para escanciar vino en su garganta. Terminada la frugal pitanza miró de nuevo el horizonte. Ni la más mínima nube sugería esperanzas de lluvia. La agrietada tierra, pregonaba su sed. El viento levantaba por doquier remolinos. Entonces tomó un hacha y cortó pequeños pedazos de leña. Escogió un lugar propicio bajo un viejo roble próximo a la cabaña y levantó un montículo de ramas secas ansiosas por quemar. Volvió al carro y tomó una cuerda que lanzó sobre la rama del árbol y cayó al suelo por la otra banda. Un nuevo viaje para llevar el pesado crucifijo hasta el pie del árbol. Lo ató a la cuerda y tiró de ella hasta hacerlo colgar por encima de la pila de leña, alejado del suelo. Introdujo hojas y paja seca en medio del montículo leñoso y le prendió fuego con las chispas de su encendedor. Al rato brotó un hilillo de humo blanco. Sopló suavemente con una caña la lumbre naciente y surgieron pequeñas llamas rojas que no tardaron en expandirse. Estimulada por el viento, la pira se agrandó. El fuego estaba encendido.

Antón retrocedió unos pasos y contempló complacido el insólito espectáculo. El humo se enredaba en el crucifijo y alguna que otra llama acariciaba su pie. La sonrisa sarcástica del campesino se transformó en mueca trágica. Su rostro se congestiono y entonces, exigiendo más que rogando, dirigió al cielo su mirada y profirió arrogante, con los brazos abiertos:


Si de verdad existes envía la lluvia que salve a tu hijo del fuego o se convertirá en cenizas.

 

Fue toda una imprecación que evidenció el agnosticismo del reclamante. Un ateo hubiera cerrado todas las puertas. Declararse incapaz de escrutar los misterios del más allá, era una forma no comprometida. Un por si acaso oportunistamente empleado por Antón.

Mas calmado, lio un nuevo cigarrillo y lo encendió con una brasa de la hoguera. Después se alejó un poco para contemplar el dantesco espectáculo y esperar, socarronamente, la llegada de la lluvia celestial.



[1] El pueblo pudiera ser Figuerola, Rocafort, Sarral, Santa Coloma de Queralt o cualquier otro parecido. Se basa en una historia que me contó mi madre


* SINE DIE (sin día o sin fecha) es el marco en el que Juan M Ferran Oliva presenta sus escritos (nota de srd)

 

lunes, 20 de marzo de 2023

A 20 años de una cita con ángeles

Desde los tiempos más remotos
vuelan los ángeles guardianes,
siempre celosos de sus votos
contra atropellos y desmanes.
Junto a las cunas infantiles,
junto a los tristes moribundos,
cuentan que velan los gentiles
seres con alas de otro mundo.

Cuando este ángel surca el cielo
no hay nada que se le asemeje.
El fin de su apurado vuelo
es la sentencia de un hereje.
No se distraiga ni demore,
todo es ahora inoportuno.
Va rumbo al campo de las flores
donde la hoguera espera a Bruno.

Se lanza un ángel de la altura,
caída libre que da frío.
La orden de su jefatura
es descender hasta Dos Ríos.
Es diecinueve y también mayo,
monte de espuma y madre sierra,
cuando otro ángel, a caballo,
cae con los pobres de la tierra.

Dicen que al filo de la una
un angelote compasivo
pasó delante de la luna,
sobrevolando los olivos.
Y cuentan que con mala maña
fue tiroteado su abanico,
justo a la hora que en España
se asesinaba a Federico.

Un bello arcángel aletea
junto a un gran pájaro de hierro.
Procura que un hombre lo vea
para ahuyentar cien mil destierros.
Pero el arcángel se sofoca
y un ala azul se le lastima,
y el ave negra abre la boca
cuando atraviesan Hiroshima.

Dejando un surco luminoso
por sobre Memphis, Tennessee,
pasó volando presuroso
un ser alado en frenesí.
Iba vistiéndose de luto,
iba llorando el querubín
e iba contando los minutos
de Dios y Martin Luther King.

El ángel pasa bajo un puente,
después rodea un rascacielos.
Parque Central, lleno de gente,
no se da cuenta de su vuelo.
Cuánta utopía será rota
y cuánto de imaginación,
cuando a la puerta del Dakota
las balas derriben a John.

Septiembre aúlla todavía
su doble saldo escalofriante.
Todo sucede un mismo día
gracias a un odio semejante.
Y el mismo ángel que allá en Chile
vio bombardear al presidente,
ve las dos torres con sus miles
cayendo inolvidablemente.

Desesperados, los querubes
toman los cielos de la tierra
y con sus lápices de nubes
pintan adioses a las guerras.
El mundo llena los balcones
y exclama al fin: «Esta es mi lucha».
Pero el señor de los cañones
no mira al cielo ni lo escucha.

Pobres los ángeles urgentes
que nunca llegan a salvarnos.
¿Será que son incompetentes
o que no hay forma de ayudarnos?
Para evitarles más dolores
y cuentas del psicoanalista,
seamos un tilín mejores
y mucho menos egoístas.


Al borde de una laguna
tres brujas montan caldero
y baten un mundo espeso.
Una le pone la luna,
otra, sangre de cordero,
y otra, los últimos besos.

De Camelot vuelan señales
en los dragones y los cuernos,
y hay un silencio de animales
mientras se anuncian los infiernos.

El odio al otro es nuestra suerte,
la sangre ajena es nuestra viña.
Cuando profanen y den muerte
seremos aves de rapiña.

Dos contrahechos del Norte
y un enano de alcahuete,
sádicos abominables,
reclutan tribus y cortes
para gestión de grilletes
y corazones de sable.

Y una vez más, como tragedia,
ronda el olor a carne rota
de calabozo de Edad Media,
donde callaban al ilota.

Y una vez más, contra el impulso
de besar y abrazar a gentes,
ceder al último recurso
de ojo por ojo y diente a diente.


Tomando en cuenta la santa inocencia,
voy a cantarle a la vieja Bagdad
donde mis sueños bebieron esencias
y donde, en noches de luminiscencia,
de niño, zarpaba siguiendo a Simbad.

Algo debiera hechizar portaviones,
alguien debiera apretar un botón
que reciclara metralla en razones
y poderío en conmiseración.

Qué solo está Sinuhé
de amor y de fe.
Qué solo está Sinuhé.
¿Qué tal sigue usted?

Bajo las ruinas vagan inquilinos
de las leyendas que fueron maná.
Pasa la sombra infeliz de Aladino,
sin una lámpara para el camino
y sin el secreto de Alí Babá.

Algo debiera embrujar los misiles,
alguien debiera hacer estallar
el hongo de los derechos civiles
de los fantasmas que pueblan Bagdad.

Qué solo está Sinuhé
de amor y de fe.
Qué solo está Sinuhé.
¿Qué tal sigue usted?

Ahora es escoria el papel sorprendente
de Sherezada en su lecho nupcial.
La orden de fuego la dio un disidente
de la cultura, la carne, la mente,
el sueño y la vida que no sea virtual.

Mil y una noches para la malicia,
mil y una noches de intimidación,
mil y una noches de fuego y codicia,
mil y una noches sin dios ni perdón.

Qué solo está Sinuhé
de amor y de fe.
Qué solo está Sinuhé.
¿Qué tal sigue usted?


Alabada sea la mano
buena para remediar.
Alabado el olvidado,
alabado el olvidado
en cualquier rincón del mar.

Alabado sea el dolor,
lumbre de profundidad.
Alabado el amor
aunque sea necesidad.

Cada vez
son más enanos los tal vez
y crece la condenación
de los así será.
Los perdidos reinventan la ocasión
del colmillo animal.

Alabado el todavía
que me sirve una canción.
Alabado cada día,
alabado cada día
de labor e ilustración.

Alabada la verdad
como material de luz.
Alabada mi ciudad
cuando baja de la cruz.

Poco amor:
el verdadero da dolor.
La voz de las antenas va
sustituyendo al dios.
Cuando finalice la mutación,
nueva edad media habrá.

Quien ayer me daba un beso
ahora me trata de usted.
Yo no quiero aprender eso,
yo no quiero aprender eso
ni al derecho ni al revés.

Búsquenme la buena mano,
necesito al curador.
Después de haber sido hermano
es muy triste ser señor.


Quiero cantarte un beso,
mas todo se confunde
entre un millón de huesos
y derrumbes.
Así que el beso huye
con ojos de reproche,
mientras la sangre fluye
por las noches.

La muerte se ha regado
por toda la pradera.
A aquel que la ha sembrado,
¿qué le espera?
Dicen que el responsable
nunca ha gastado cuernos,
sino un traje impecable
en los infiernos.

Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy,
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy.

La esfera, agonizando,
todos los días explota
y nadie está mirando
que está rota.
Treinta y cinco mil niños
mataron ese día.
La tele no hizo un guiño
todavía.

Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy,
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy.

Grandes ilusionistas,
con hazañas de alarde,
dicen que son altruistas
los cobardes.
Mientras el poderoso
más ordena y más traga
y el pequeño ripioso
siempre paga.

Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy,
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy.

Creí que nadie estaba,
que nada respondía,
pero el amor velaba
todavía.
Y el viejo centinela,
en medio del desierto,
prendió infinitas velas
por los muertos.

Y vuelve la necesidad
de repasarme dónde estoy,
si existe o no la humanidad
y si se ha visto hoy.

sábado, 18 de marzo de 2023

Mi Abajo el Bloqueo

Lo primero, como cubano, es dar las muy sentidas gracias a las amigas y amigos que desde muchas partes del mundo nos apoyan, nos inspiran a luchar contra el bloqueo.

 

Chomsky ha dicho que los que votan contra el bloqueo en la ONU debieran pasar de condenarlo a no tolerarlo. Y es cierto, porque el bloqueo jamás lo va a levantar ese gobierno y ese sistema imperial que está cada vez más en crisis.

 

Los que hemos sufrido durante más de seis décadas esta tortura somos los que con más razón no podemos admitirla. Resistir, aprender y ser consecuentes con el aprendizaje son formas de combatir este propósito neocolonial e incluso genocida, que fue como lo calificó Gabriel García Márquez.

 

Por eso todo lo que hagamos para librarnos de la influencia brutal y a veces sutil del bloqueo nos va a acercar siempre a la independencia de la que esta medida tan atroz pretende separarnos.

 

Yo creo que los cubanos podemos hacer mucho para no tolerar el bloqueo. Y por supuesto que no me refiero a rendirnos. Me refiero a perfeccionar nuestra sociedad para hacerla cada vez más justa, más inclusiva y democrática; me refiero a luchar por conseguir una sociedad sostenible, basada en la ciencia, nunca en el dogma, y profundamente humanista.

 

Por eso: 

Abajo el bloqueo

Abajo todo lo que lo sostiene

Abajo el odio

y que viva Cuba libre y soberana.

martes, 14 de marzo de 2023

Sobre Arte y Ciencia

Por Dr. Giraldo Alayón García

Hace un par de décadas, escuchaba un programa sobre la llamada música culta en la BBC de Londres y un comentarista comenzó a hablar de la simbología oculta en algunas obras de Handel, Haydn y Bach donde, supuestamente, expresaban sus heréticas ideas sobre el orden imperante (los sistemas monárquicos) y las religiones “oficiales”, catolicismo y anglicanismo (a pesar de que estos tres autores eran obedientes cortesanos y, aparentemente, fervorosos creyentes). Posterior a eso, ya con más atención de esa posibilidad, he tratado de documentarme sobre este tema, y he conocido que no sólo en la música sino en casi todas las manifestaciones artísticas hay signos ocultos, simbologías poco evidentes.

La Ciencia, tal como ya les escribí, pienso, es la mejor herramienta para explicar la realidad y sus hechos, La Naturaleza. Pero… ¿qué es el Arte? Pudiera decirse que es la visión personal y subjetiva del artista de lo que le rodea… Por favor no pretendo establecer definiciones.

Si nos vamos al arte pictórico, las herejías son aún mayores y, quizás, más evidentes. ¿Qué decirles de un Leonardo da Vinci, pintando maravillas y a la vez diseccionando cadáveres humanos y de animales (robados de cementerios y de las calles) y reproduciendo las piadosas historias de las leyendas del catolicismo como el más aplicado de los creyentes? ¿O de ese excepcional Miguel Angel, decorando la Capilla Sixtina y desconfiando de todo el dogma allí representado? ¿O de Goya, el pintor español, haciendo retratos de la realeza y a su vez recreando lo más oculto de las miserias humanas?

En 1959 el físico inglés Charles Percy Snow publicó un artículo titulado “Las dos culturas”, en el cual exponía la teoría de que había dos formas de exponer la realidad: la humanística (artística) y la científica, y que ambas no se correspondían entre sí y tenían sus propios códigos y jergas. Este trabajo trajo cierta influencia en el mundo anglosajón, pero a la postre ha sido muy criticado porque se afirma que estuvo basado en cómo se dividía la enseñanza (de aquel entonces) en Gran Bretaña y no reflejaba una tendencia universal. De ahí que con posterioridad se hablase de la Tercera Cultura, más a tenor de estos tiempos de síntesis y de teorías de la complejidad, en el cual se aplican múltiples enfoques y saberes.

Casi todas las canciones llevan algún mensaje; unos muy simples, otros enrevesados, ocultos y múltiples. Algunas incluso son el resumen de un pensar o hasta de una metodología.

“Los demás” (1979) escrita y cantada por el artista argentino-español, Alberto Cortez (1940-2019), es una denuncia del egocentrismo humano, de la banalidad, de la estupidez y la arrogancia. Pero, en Antropología, quizás sea la causa de casi todos los conflictos y problemas el no reconocimiento del “otro”… el diferente… y hay toda una disciplina denominada Otredad (Alteridad) que pretende profundizar en las raíces de este agudo problema… Vuelvan a escucharla.

La Fábula de los Tres Hermanos (1980) del disco Rabo de Nube, de Silvio Rodríguez Domínguez (1946), nos cuenta como tres estrategias de viaje y conquista no fueron, a la postre, exitosas. Pero... ¿Qué hay detrás de esta aparente y hasta simpática idea?: el conocimiento objetivo de la realidad; los límites que nos impone la propia Naturaleza que, aún con nuestras mejores herramientas cognitivas, no llegamos a abarcar y siempre hay un margen para buscar e indagar… Esa es la Ciencia y sus métodos ante la vastísima complejidad del Universo; y esa es la garantía de que la ciencia cambie con la nueva evidencia y no nos ate dogmáticamente al pasado, al presente y ni siquiera a un hipotético futuro.

Dicen los físicos especialistas en el Mundo Cuántico (el de las partículas elementales) que cuando tratamos de medir un fenómeno ya lo estamos modificando, así que en esencia lo conocemos aproximadamente. En biología, cuando vamos a estudiar organismos, procesos, interacciones, nuestra presencia es un factor perturbador… Entonces ¿hay certeza en el conocimiento del Mundo?

Interesante pregunta, pues en Ciencia trabajamos con hipótesis (a verificar) y teorías (que tratan de explicar y ajustarse a los hechos). Pienso, y es mi criterio, que siempre será un proceso de aproximación… Mediten en ello.

lunes, 13 de marzo de 2023

Entró pidiendo permiso


Entró pidiendo permiso

para aliviarse del frío

y se acomodó en mi pecho

cual pichoncito en su nido.


Andando el tiempo se fue

acostumbrando a mi abrigo

y al cabo ha ocurrido que

se ha acuartelado conmigo.


Anduvimos por el mundo

cada cual su signo al viento

y un Cupido vagabundo

flechó de blanco un momento.


Cosidos con hilo fino

a una misma estrella, alados,

inventamos un destino

para dos enamorados.


Entró pidiendo permiso

humildemente, y el frío, 

vencido por cuánto beso,

huyó del corazón mío.




Vicente Feliú Miranda

Alamar, Zona 1. Marzo de 1994.

viernes, 10 de marzo de 2023

De Joaquín Benavides a Carlos Alzugaray*

Estimado Alzugaray:

El bloqueo americano se acabará, si es que se acaba algún día, cuando con nuestra política económica y en su implementación seamos capaces de desarrollar al País, a pesar de que el bloqueo formalmente exista. Que sean los Estados Unidos los que se preocupen de que comenzamos a salir de la crisis sin contar con ellos. En Estados Unidos están los cubanos con los que sí será necesario tener acordada una politica en que siempre se consideren parte del Pais y de su economia. Que sean ellos los que defiendan su relación con Cuba, principalmente económica. La relación espiritual con el Pais en que nacieron no la podrá acabar jamás ningún gobierno norteamericano demócrata ni republicano, siempre que nuestro Gobierno no olvide en ningún momento que ellos son tan cubanos como los que vivimos aquí, y por tanto deben ser considerados con los mismos derechos siempre que cumplan con las leyes del País que es también suyo. Las relaciones oficiales con ese País tienen que ser llevadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero el derecho de los cubanos que viven en Estados Unidos de establecer relaciones económicas con Empresas cubanas, tiene que ser un asunto principalmente de los cubanos que viven en ese País, con las autoridades de ese País. Ellos votan en las elecciones y deben utilizar el poder que les da ese derecho para defender la política que les permita establecer relaciones económicas con su País de origen.

Pero nuestro Gobierno tiene también la obligación de favorecer, sin restricciones, que los cubanos que vivan en cualquier parte del mundo puedan establecer relaciones de negocios, comerciales o de inversión con las empresas cubanas, privadas, estatales o cooperativas, según el interés mutuo y solo sujetas a lo que establece la ley cubana. 

Hay que cambiar las reglas del juego con el Gobierno de Estados Unidos. Pero para lograrlo, hay que asumir que pasarle por encima al Bloqueo y a las sanciones es un asunto del Pueblo cubano en su conjunto. Y que el concepto de ser cubano está por encima de diferencias políticas e incluso ideológicas. Lo que sí tiene que ser irrenunciable es la Independencia del País. Para los que vivimos en él y para los que habiendo nacido en Cuba y residen en cualquier otro lugar del mundo se sienten cubanos, hay algo que nos debe unir: la Independencia de Cuba, por la cual viene luchando nuestra nación desde hace 155 años. Marti vivió más tiempo fuera de Cuba que en Cuba.  ¿Y qué cubano puede negar que para todos es el apóstol de nuestra independencia? 

La base de nuestra política internacional tiene que ser profundamente Martiana. Dejemos de quejarnos y construyamos el País entre todos los cubanos. 

Un abrazo,
Joaquin Benavides

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*A propósito de este artículo: https://jovencuba.com/contexto-pesimista/

jueves, 9 de marzo de 2023

Héctor Garrido: los rostros de Cuba Indígena

Por Marcel Villa Márquez / 

A fines del año pasado salió a la luz el libro «Cuba Indígena Hoy: sus rostros y ADN», el cual es parte de un proyecto que además incluirá una exposición y un documental. Liderado por Héctor Garrido, reconocido fotógrafo andaluz residente en La Habana, el proyecto arroja luces sobre la existencia aún de descendientes de los indígenas cubanos. Para ello se conformó un equipo multidisciplinar, el cual trabajó durante cinco años en el estudio de más de 30 comunidades, la mayor parte de ellas en las regiones montañosas del oriente de Cuba. A propósito de Cuba Indígena y lo que representa este proyecto, POB Magazine conversa con Héctor Garrido.

¿Cómo surge Cuba Indígena?

Alejandro Hartman, el historiador de la ciudad de Baracoa, llevaba más de diez años intentando convencerme de que hiciera una gran exposición fotográfica sobre las comunidades indígenas de Cuba. Su objetivo era demostrar que, a diferencia de lo que defendía la tesis comúnmente aceptada, los indígenas cubanos no se habían extinguido del todo. Cuando finalmente me convenció para llevar a cabo este trabajo, empecé a pensar que abordar el fenómeno desde la fotografía no era suficiente, y que se necesitaba estructurar un proyecto mayor, que implicara además un punto de vista científico y riguroso.”

¿Cuántas especialidades están involucradas?

“El proyecto es multidisciplinario y muy complejo, en él se mezclan ciencia y arte desde el inicio. Así, tiene una parte fotográfica importante, pero una científica tan importante como esa, sino más. Las dos piezas principales fueron la obtención del fenotipo y el genotipo. Lo primero es el aspecto físico de las personas, el cual se registró a través de los retratos, lo segundo consiste en la información genética y se obtuvo mediante muestras de saliva o sangre.”

“A este trabajo principal se unieron otras disciplinas representadas en cinco especialistas principales: Alejandro Hartmann, historiador; Beatriz Marcheco, genetista; Enrique Gómez Cabezas, sociólogo y etnógrafo; y dos fotógrafos, Julio Larramendi y yo mismo. Larramendi, que actuó además como coordinador editorial del proyecto, se enfocó en la documentación etnográfica, el cómo viven y las particularidades de cada una de las comunidades, yo en cambio me concentré principalmente en los retratos.”

“La doctora Beatriz Marcheco actuó además como Directora Científica del proyecto, creando y supervisando los protocolos necesarios para la obtención de datos y muestras genéticas, así como su posterior tratamiento. Al tercer año de ejecución, Cuba Indígena creció definitivamente al comenzar a filmarse un documental para cine, en el cual aún estamos trabajando. Y ahí se incorpora un nuevo equipo técnico y de producción dirigido por el cineasta Ernesto Daranas.”

¿Para aquellos interesados en el libro, de qué manera pueden adquirirlo?

“Ya se hizo una primera edición institucional de 500 ejemplares, pero esos se están distribuyendo exclusivamente en centros de estudios, universidades y bibliotecas, así como en las comunidades que han participado en el proyecto. La edición venal está actualmente en proceso, y esa trataremos de que pueda adquirirse en las librerías. Todos los fondos que se recauden irán en beneficio de las comunidades estudiadas.”

¿No le parece irónico que Cuba Indígena haya sido liderado justamente por un español?

“Al principio sí me parecía un poco irónico, pero tuve presente desde un inicio que era una propuesta de Alejandro Hartman y que yo acudía al llamado de un cubano. Aunque sí es cierto que durante estos años anduve preguntándome por qué yo. Exactamente me hacía esta pregunta: «¿quién te manda a ti a hacer esto?». Y sucedió que cuando la doctora Marcheco me entregó los resultados de mi análisis genético, para mi sorpresa, incluían una increíble noticia: resulta que tuve una tatarabuela que fue india, taína y cubana. Y ahora siento que quizás era ella quién me llamaba a mí a hacer este proyecto y, en definitiva, a ayudar a darle voz a los indígenas. Ahí se ocultaba para mí el llamado y la magia de este proyecto.”

¿Cómo fue fotografiar en esos lugares?

“Fueron cinco años en los que hemos viajado muchas veces a Oriente. Hemos convivido con esas comunidades y en ocasiones durante bastante tiempo, por ejemplo, en la penúltima de las expediciones estuvimos viviendo en la montaña dos meses y medio. Y al final acabas muy implicado. Cuando uno llega a lugares tan apartados, quizá los lugares de más difícil acceso de este país, los primeros días eres un visitante, un extraño y una singularidad. Conforme el tiempo pasa dejas de ser esa nota discordante y pasas a ser invisible, lo que para un fotógrafo es maravilloso, para luego convertirte en parte de la comunidad y acabar trabajando con ellos en aquello que la comunidad necesite. Así, un día estás arreglando un vara en tierra y al siguiente estás cargando guano para construir un bohío. Y formas tan parte de eso como ellos forman parte de tu fotografía, y se convierte en un intercambio simbiótico hermoso. Eso ocurre cuando pasas el tiempo compartiendo tu vida con ellos.”

Supongo que haya sido todo un desafío en cuestiones de técnica 

“Pues sí, hay que destacar que detrás del grupo principal de especialistas hubo un equipo de producción sin el que hubiera sido imposible llevar a cabo este proyecto. En ocasiones tuvimos que llevar con nosotros toneladas de material, para poder trabajar y vivir en esas estancias tan largas. De todo; incluso generadores eléctricos, ya que debíamos recargar baterías y trabajar con computadoras, para así poder volcar las fotos y datos recogidos diariamente. Pero estoy bastante acostumbrado a trabajar de esa manera, ya que gran parte de mi carrera como fotógrafo ha sido acompañando expediciones científicas en diferentes partes del mundo. He trabajado en todos los climas y en todos los continentes, desde Australia a la Antártida.”

Se puede decir que este trabajo ha representado mucho para usted sentimentalmente

“Los vínculos que se han creado con algunas de estas familias son ya de por vida. El último niño nacido en la comunidad La Ranchería durante el tiempo que estuvimos, es ahora mi ahijado. Se trata del bisnieto del cacique Panchito. Esa convivencia de cinco años hace que al fin seamos familia. ¿Bueno, quién sabe si realmente somos familia? ¡Teniendo en cuenta ese hallazgo mágico de mi tatarabuela es probable que podamos tener hasta algún antepasado en común!”