domingo, 28 de junio de 2020

Se acercan los 60 de la Campaña de Alfabetización

30 de mayo de 2020 
Silvio:
Por estos días, hace 59 años, las escuelas cubanas estaban desiertas. Y no era por pandemia alguna, como ahora. Las clases y exámenes habían terminado anticipadamente para permitir que todos los estudiantes que lo desearan se convirtieran en maestros de los cientos de miles de analfabetos que existían en el país.

Se daban los primeros pasos masivos para lo que sería una epopeya educacional inédita, no solo en Cuba. Tras las “brigadas piloto”, creadas para probar métodos y experiencias, y luego del ataque mercenario por Playa Girón, oleadas de muchachas y muchachos eran adiestrados en el arte de enseñar en el Campamento Granma, de la playa de Varadero, para desde allí ir a donde se les asignara la misión de alfabetizar, Yo era uno de ellos, con 13 años, y pasé de las capitalinas comodidades hogareñas a la cruda vida del monte del Escambray villareño.

Pero estas líneas no van destinadas a mi historia en La Campaña de Alfabetización, ya recogida en mi libro Episodios para el relevo (Ed. Pueblo y Educación): sirvan para convocar a aquellos, que parte de los cien mil alfabetizadores de entonces, se animen a hacer breves relatos (de 20 a 60 líneas) de lo que representó para sus vidas haberle reclamado a Fidel “dinos que otra cosa tenemos que hacer” cuando festejábamos la victoria sobre el analfabetismo en la Plaza de la Revolución, el 22 de diciembre de 1961. Al menos para mi fue clave para ser quien soy.


La idea no es propia. Nace de la incitación de uno de mis compañeros de aquella aventura, Eladio, a celebrar el 60 aniversario de la Campaña entre alfabetizadores, y hoy cobra impulso definitivo tras la llamada de Débora, otra de las que el “encierro voluntario” no impide generar ideas creativas como ésta que yo formulo ahora, y que es entusiasta de esa historia que entre todos ayudamos a construir.

Tengo otro libro (Hasta el último grano, Ed. Pueblo y Educación), referido a la primera recogida de café de los estudiantes en tiempo de vacaciones (1962) que lo armé en una combinación testimonial personal con las de dos decenas de otros participantes. Tribuna de La Habana, entonces, sirvió de vehículo para aquella convocatoria que ahora, aprovechando las redes sociales, me atrevo a lanzar y que confío aparecerán respaldos para que no quede solo como ejercicio intelectual en tiempos de la coronavirus.

Brigadistas, desde los Conrado Benítez (estudiantes) a los Patria o Muerte (obreros), anímense a sumar historias de vida que ayudarán a complementar, con experiencias personales, la Historia Mayor de un proceso singular, único, enriquecedor en el plano humano, del que el pueblo cubano ha sido y es protagonista definitorio.

Los que así lo deseen, mi correo jdsantos@enet.cu está a vuestra disposición.

Podría darse de plazo de cierre hasta el 22 de diciembre del 2021, cuando se cumplirán los 60 años, en la pretensión de que sea un homenaje de todo el año a la gesta principal, aunque no única, del interés por enseñar-educar a los más humildes. 

Le he propuesto a Bohemia que coauspicie la iniciativa, publicando en sus diferentes emisiones los mejores testimonios, pero aún no he tenido respuesta. 

Igualmente le pedí su respaldo al Museo Nacional de la Alfabetización (a su directora, Luisa Campos), aunque tampoco aún tengo reacción. 

Quizás consideren que falta algún tiempo para la fecha, pero la inserción de la convocatoria en la Segunda cita quizás impulse las respuestas. 

Podría añadirse tu blog --y mi facebook-- como escenarios también para la difusión segmentada de algo que bien podría después integrarse en un libro, si alguien se animara a editarlo. Veremos.

Afectos de
José Dos Santos.

208 comentarios:

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Vicente Feliú dijo...

Segunda entrega. 1 de julio de 2020

Partimos hacia Oriente desde la estación de trenes de La Habana Vieja. Vestíamos uniformes tipo militares muy parecidos a los de la alfabetización: pantalones verde olivo con grandes bolsillos laterales, camisa gris con dos bolsillos con tapa y botones, y franjas verde olivo en las mangas; cinturón, gorra, botas y mochila. Llevábamos unos cuadernos que se les llamaba de Seguimiento, con la idea de dar continuidad a los recién alfabetizados del año anterior.
Como era la primera vez que salía de mi casa, mi familia me hizo el favor de cargarme otras dos mochilas de cuanta cosa se suponía que podía necesitar, de las cuales al campamento final llegó solamente una y ligera de equipaje, como correspondía.
En el tren montaron cierta cantidad de jóvenes que no eran precisamente estudiantes de secundaria, por lo que estuvimos unos días en una granja de frutos menores en Holguín, organizando y disciplinando la tropa y de alguna manera depurándola de algunos elementos no muy coherentes con la labor que íbamos a realizar en las montañas orientales. Una vez cumplida esa tarea, subimos a la Sierra Maestra.
Salí de la secundaria al frente de los varones de la escuela; durante todo el trayecto en el tren y en la granja de Holguín fungí como tal, pero al llegar a la zona donde recogeríamos café, pedí que otro compañero con más experiencia y sobre todo con mejor sentido de la orientación asumiera ese rol, quedando yo como responsable de uno de los tres campamentos. El que quedó bajo mi mando estaba compuesto por muchachos todos de menos edad que yo, y yo tenía 14 años (cumplí 15 en aquellos días). Puros fiñes culicagáos.
En muchos sentidos cumplimos varias de las expectativas de aquella gesta. La aventura de estar en el escenario de la guerra de liberación, de confraternizar en condiciones difíciles con adolescentes como uno y con los campesinos del lugar, de saberse parte de la construcción de algo que se nos ponía en las manos, de sentirse crecidos ante las adversidades incluyendo peligros reales (más de un cartelito amenazante y conminándonos a la traición vimos por allá), fueron hechos que marcarían definitivamente la vida de todos aquellos muchachos. En el sentido económico, en realidad creo que fue –al menos en el caso de mi campamento-, desastroso. Más adelante les comentaré quién fue la persona que ganó la emulación recogiendo café.
Continuará...

Norma trv dijo...

En el Día del Historiador en Cuba, felicidades a todos nuestros historiadores, pero muy especialmente a Eusebio Leal, Príncipe de la Intelectualidad cubana y ejemplo de Gobernador! Gracias por tanto; por mostrar resultados excepcionales sin vanagloriarse de los esfuerzos, por el rescate de la Historia, el Patrimonio y la Dignidad! Mucha salud!
Documental de Luis Alberto García. Una joya 👇👇

https://m.youtube.com/watch?v=wwh3_-xgElo&feature=share

Anónimo dijo...

Bueno,el VIERNES 3 DE Julio ´´se rompe el corojo´´;pasamos a la primera fase de apertura.

Hoy estoy contento porque di mi primera consulta de ecografia despues de tres meses y medio.Atendi´ a 13 pacientes;12 turnos y un caso que me envio´ uno de los medicos del policlinico.Me senti´ otra persona al poder ser util.Todo no puede ser negativo.Trate´ de tener la mayor proteccion posible con nasobuco y guantes,mucha agua y jabon y ademas hipoclorito.Si algun segund@citero necesita de mi no tiene que sacar turno que para eso somos de la misma casa.R3.

Mariola dijo...

♥‿♥ Iori, se ha bajado una aplicación a su celu y me acaba de regalar un sticker que hizo de vos y me lo envió, una genia la chiquita y vos te ves Hermoso (◕‿◕✿)

Jorgebraulio dijo...

POR FAVOR: DONDE DICE ATONTADOS DEBIÓ DECIR: ATINADOS. PIDO UN MILLÓN DE EXCUSAS.

silvio dijo...

hay una nueva entrada

Jorgebraulio dijo...

...Y LOS APUNTES SON DE RAÚL GARCÉS. PIDO DISCULPAS.

Mirta Núñez dijo...

Muchisimas gracias a toda la familia segundocitera que tan cariñosamente me felicitó ayer en mi cumpleaños

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