Por José Steinsleger
Uno. Ayer, hace 200 años, el capitán Alarcón emprendió en Ayacucho, sur de Perú, una heroica cabalgata de 600 kilómetros, y salvando montañas, ríos, valles y desiertos llegó a Lima ocho días después, con la noticia que partió en dos la historia de nuestra América.
Dos. Con respiración entrecortada, el mensajero se abotonó la chaqueta militar como pudo, subió por las escaleras del palacio, y sin anunciarse irrumpió en la habitación donde el Libertador dictaba un plan de batalla para el mariscal Antonio José de Sucre.
Tres. Bolívar leyó la noticia, y quedó mudo de la emoción. Luego, subió a una silla, saltó a una mesa, y mientras su amada Manuelita le decía “¡cuidado, Simón!”, empezó a bailar gritando: “¡Victoria! ¡Victoria! ¡Victoria!”
Cuatro. Ateridos, con víveres para dos días, los hombres de Sucre sólo tenían la opción de ganar o ganar. “No quiero caballo que me permita huir de esta batalla”, dijo el general colombiano José María Córdova, de 25 años. Y con certera puñalada mató al pobre animal, al tiempo de ordenar: ¡Armas a discreción!
Un oficial preguntó: ¿Qué paso, mi general?
–¡Paso de vencedores! –exclamó Córdova.
Cinco. El camino de Ayacucho fue jalonado por luchas que empezaron en 1781 con alzamientos comuneros en Nueva Granada y la gran sublevación del mestizo quechua Tupac Amaru II en Cuzco, seguida de la de Tupac Katari, líder aimara que puso sitio a La Paz, con 40 mil indígenas; la insurrección antiesclavista, antirracista y anticolonial en Haití (1791); la derrota de las invasiones inglesas en Buenos Aires (1806-07), y la rebelión del cura Miguel Hidalgo en México (1810).
Seis. Ayacucho fue la última batalla en la que nuestros pueblos pelearon por la patria que el Libertador soñó grande y unida. Sin embargo, con los años, nuestra América se fue tornando más y más chiquita, siendo humillada por oligarquías criollas semifeudales, seudocapitalistas, prebendarias y administradoras del necolonialismo anglosajón, el nuevo amo.
Siete. De ahí el soterrado apoyo de ambas potencias al independentismo hispanoamericano. Por ejemplo, ¿cómo hubiera hecho el general San Martín para transportar su ejército desde Chile con el propósito de liberar Perú, sin la flota del corsario escocés Thomas Cochrane (agosto de 1820)?
Ocho. En cambio, Bolívar tuvo a su favor un hecho que las anoréxicas izquierdas de nuestra América (mal que no sólo padecen las derechas), subestiman o ignoran. Me refiero al alzamiento del general asturiano Rafael del Riego contra Fernando VII, buscando restaurar la Constitución española y el gobierno liberal (enero de 1820). Un levantamiento que impidió el embarque de 20 mil soldados y 10 buques de guerra con destino a Venezuela y el río de la Plata, para sofocar la revolución anticolonial.
Nueve. De su lado, el Libertador sabía que un año antes de Ayacucho, Washington había proclamado que América sería para “los americanos”… del norte (Doctrina Monroe, 2/12/1823). Una doctrina que algunos políticos estadunidenses califican de “duradera, vigente y piedra angular de la política exterior” (https://acortar.link/px5xD1)
Diez. Pienso en Ayacucho, y me pregunto qué hemos aprendido. En Bolivia, el gran Evo Morales corre por izquierda al presidente Luis Arce; en Brasil, el gran Lula da Silva corre por derecha al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro; en Chile, el ambidextro Gabriel Boric acuerda con Londres en lo oscurito para “desarrollar” las Malvinas, archipiélago argentino que su gobierno llama Falkands; y Haití, primer país que alcanzó su independencia hace 220 años, naufraga en hoyos de estremecedora violencia social. Ni hablar de las prisiones medievales de El Salvador (que cuentan con gran apoyo social), o del espíritu numantino de Cuba, con 63 años de resistencia al bloqueo impuesto por los yanquis, sin precedente en la historia de la humanidad.
Once. Suma y sigue. En Ecuador, el ex vicepresidente Jorge Glass guarda prisión enfermo, tras ser secuestrado en la embajada de México por el gobierno del presidente narco Daniel Noboa. Suerte similar a la de Pedro Castillo (primer presidente campesino de Perú), por orden de la dictadora Dina Boluarte, quien asegura que su colección de Rolex de oro fue prestada por amigos; en Paraguay, un ministro de otro presidente narco, Santiago Peña, celebró un pacto de cooperación con el inexistente estado de Kailasa, “primera nación soberana de los hindúes”, y en Argentina gobierna un loco de atar que asegura ser el político más importante del orbe, “después de Donald Trump”.
Doce. En Página 12, los moneros Rudy y Paz le hacen decir a un personaje: “Dicen que con el triunfo de Trump, Estados Unidos vuelve al racismo, la homofobia, la exclusión social y el imperialismo”. A lo que otro personaje responde: “No entiendo… ¿por qué dice “vuelve?”
Trece. ¿Hacia dónde va esta “América dada al diablo”? Por ahora, México salva las ropas. Así, frente a las amenazas de invasión, la presidenta Claudia Sheinbaum devuelve con firmeza y dignidad: “Estados Unidos no nos invadirá; tenemos nuestro Himno Nacional”.
Catorce. Y también nos queda la urgente necesidad de convocar a los hados de aquel 9 de diciembre de 1824, cuando en las heladas pampas de Ayacucho, a 3 mil metros de altitud, los ejércitos de España mordieron el polvo de su derrota final desde el inicio de la Conquista, tres siglos atrás.
https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/12/11/opinion/america-latina-igual-o-peor-que-en-1824-8573
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Nikki Giovanni, "irresistible princesa de la poesía negra", murió a los 81 años
La aclamada poeta y activista estadunidense Nikki Giovanni, quien escribió de manera irresistible y de forma sensual acerca de raza, política, género, sexo y amor, de acuerdo con la prensa especializada, falleció el lunes 9 en Blacks-burg, Virginia, informó ayer The New York Times. Tenía 81 años. Su muerte se debió a complicaciones de cáncer de pulmón, indicó Virginia C. Fowler, su pareja.
Nos sentiremos eternamente bendecidos de haber compartido un legado y amor con nuestra querida prima, dijo Allison (Pat) Ragan en un comunicado en nombre de la familia.
Autora de más de 25 libros, sus seguidores llegaron a conocerla bien por su trabajo, lecturas y otras apariciones en vivo y sus años como académica del Tecnológico de Virginia, entre otras escuelas.
Colecciones de poesía como Black Judgement y Black Feeling Black Talk vendieron miles de ejemplares, le valieron invitaciones a The Tonight Show y otros programas de televisión y la hicieron lo suficientemente popular como para llenar el Lincoln Center, auditorio con 3 mil butacas, para una celebración por su 30 cumpleaños. Fue objeto del premiado documental Going to Mars (2023).
Recibió un sinnúmero de reconocimientos y premios. En 2004 fue nominada para el premio Grammy por su álbum The Nikki Giovanni Poetry Collection. Figuró entre las 25 leyendas vivientes de Oprah Winfrey. Sus poemas se celebraron tanto en libros infantiles, en escenarios destacados y los medios masivos como en más de dos docenas de colecciones de poesía de grandes ventas.
Giovanni fue descrita como una estrella prolífica del Movimiento de las Artes Negras, una ola de nacionalismo negro que irrumpió durante la era de los derechos civiles, impulsado también por el novelista John Oliver Killens; el dramaturgo y poeta LeRoi Jones, después conocido como Amiri Baraka, y los poetas Audre Lorde, Ntozake Shange y Sonia Sánchez, entre otros.
Como parte del movimiento, Giovanni también atrajo la atención de la FBI. Alguna vez contó al Pittsburgh Press que solía invitar a su casa a los agentes que la monitoreaban para tomar café porque sabía que querían revisar al lugar, consignó The Guardian.
Esta princesa de la poesía negra, como alguna vez se le conoció, nació en Knoxville, Tenesi, el 7 de junio de 1943, con el nombre de Yolande Cornelia Giovanni. Pronto su hermana mayor la empezó a llamar Nikki. Tenía cuatro años cuando su familia se mudó a Ohio, y finalmente se estableció en la comunidad negra de Lincoln Heights, a las afueras de Cincinnati, aunque siempre mantuvo el contacto con sus raíces en Tenesi.
Tuve suerte, porque siempre tenía la nariz tapada, debido a catarros o alergias. Eso significó que pude quedarme mucho tiempo en casa y no ir a la escuela. Gracias a ello pude leer los libros que quería leer. Mi mamá tenía una gran biblioteca, escribió Giovanni en una breve biografía en su sitio web. En 1967 se graduó en historia en la Universidad Fisk, en Nashville. Estudió poesía en la Escuela de Artes de la Universidad de Columbia.
Sin embargo, mi sueño no era publicar, ni siquiera ser escritora: mi sueño era descubrir algo que nadie más hubiera pensado. Supongo que por eso soy poeta. Combinamos cosas de maneras que nadie más hace, también escribió.
Giovanni contó con el apoyo de amigos para publicar su primera colección, Black Feeling Black Talk, que salió en 1968, y el mismo año autoeditó Black judgement. El Movimiento de las Artes Negras estaba en su apogeo y los primeros poemas de Giovanni como A short essay of affirmation explaining why, Of liberation y A litany for Peppe eran llamados militantes para derrocar al poder blanco: The worst junkie or black businessman is more humane / than the best honkie (El peor drogadicto o empresario negro es más humano que el mejor blancucho), llegó a escribir.
Nikki... (2)
He sido considerada una autora que escribe desde la rabia y eso me confunde. ¿De qué más escriben los escritores?, plasmó en un boceto biográfico para Escritores Contemporáneos. Un poema tiene que decir algo. Tiene que tener algún sentido: ser lírico, ser conciso, y aún así ser legible por cualquier lector que tenga la amabilidad de tomar el libro. Siempre contó su historia, además de rendir homenaje a héroes desde Nina Simone hasta Angela Davis.
Giovanni enseñó inglés en Virginia Tech desde 1987 hasta 2022. En 2007, uno de sus ex alumnos de poesía asesinó a 32 personas en un tiroteo en el plantel. La poeta dijo después que había pedido a la universidad retirarlo de su clase en 2005, ya que sentía que era amenazante. Respecto del tiroteo, Giovanni comentó: “Matar equivale a una falta de creación. Es una falta de imaginación; es una falta de comprender quién es uno y tu lugar en el mundo. La vida es interesante y… una buena idea”.
Moderación
Su oposición al sistema político se moderó con el tiempo, aunque nunca dejó de abogar por el cambio y el autoempoderamiento o de recordar a los mártires del pasado. En 2020 apareció en un anuncio del candidato presidencial Joe Biden, en el que instaba a los jóvenes a votar, porque alguien murió para que tú tuvieras el derecho a votar.
Giovanni tuvo un hijo, Thomas Watson Giovanni, en 1969. Nunca se casó con el padre, porque, según dijo a la revista Ebony, no quería casarme y podía permitirme no hacerlo. Durante la última parte de su vida vivió con su pareja, Fowler, compañera de la facultad en Virginia Tech y su biógrafa.
Al morir, trabajaba en una última colección de poesía, al igual que sus memorias tituladas A street called Mulvaney (Una calle llamada Mulvaney). Solía pensar que me había vuelto más apacible, dijo a The Guardian en febrero pasado. Pronto se dio cuenta de que no, aún queda bastante enojo. Fue diagnosticada con cáncer de pulmón en los años 90 y a consecuencia fue sometida a varias cirugías. Aparte de su hijo, tiene una nieta.
Nikki... (3 y fin)
Cuando muera
por Nikki Giovanni
cuando muera espero que nadie que me haya lastimado llore
y si llora espero que sus ojos se le desprendan
y un millón de gusanos que antes fueron su cerebro
ser arrastren desde los agujeros vacíos y devoren la carne
que cubrió a aquel demonio que se hacía pasar por un alguien
a quien yo probablemente intenté
amar
cuando muera espero que cada trabajador en el consejo nacional
de seguridad
de la interpol de la fbi de la cia de la fundación para el desarrollo
de las mujeres negras obtenga
un bono extra y quizás se tome el día
y quizás incluso se pregunte por qué no trabajaron tan arduamente por nosotras
como solían hacerlo
por ellos
aunque parece que siempre ha sido así
por favor no dejen que ellos lean a nikki-roasa quizás sólo dejen
que una mujer negra que se hacía llamar mi amiga vaya por aquí y allá
y recolecte
todos y cada uno de mis libros y dejen que algún hombre negro que dijo que era
negativo de mi parte el querer que él fuera un hombre recolecte cada fotografía
y póster y que los haga arder –que les eche encima ácido– que les cague
encima como
a mí mientras intenté
vivir
y tan pronto como muera espero que todos aquellos que me amaron aprendan
el significado
de mi muerte que es una lección sencilla
no hagas lo que haces demasiado bien demasiado bien y disfrútalo esto
asusta a la gente blanca
y enoja mucho a la gente negra
pero en verdad espero que alguien le diga a mi hijo
que a su madre le gustaban las viejas y pequeñas señoras con
sus vestidos azules y sombreros y guantes que sentarse
junto a la ventana
para ver cómo se alza el amanecer es válido que sonreírle a un hombre
viejo
y acariciar a un perro no te alejan de la virilidad
alguien
por favor
dígale que siempre supe que lo que podría ser
es lo que será pero que yo quise ser una persona nuevav y mi renacer fue sofocado no por el amo
sino por el esclavo
y si alguna vez toqué una vida espero que esa vida sepa
que yo sé que tocar ha sido y es aún y será siempre
la verdadera
revolución
https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/12/11/cultura/nikki-giovanni-irresistible-princesa-de-la-poesia-negra-murio-a-los-81-anos-5028
La destrucción de la confianza: un mal de la economía cubana
Por Juan Triana Cordoví
El mayor costo de cualquier decisión, ya sea política, económica, personal, administrativa, jurídica, etc., es el costo de la misma en términos de confianza perdida. No he encontrado ninguna unidad de medida que me permita cuantificar la pérdida de confianza; sin embargo, sí es posible identificar y de alguna forma medir ese costo en actitudes y comportamientos de los seres humanos.
Por lo general, el costo en confianza de una mala decisión se transforma en actitudes negativas: indiferencia, incredulidad, incertidumbre, miedo, pérdida de perspectiva, renuncia a hacer y a participar, apatía, etc.
La pérdida de confianza y su correlato, la incertidumbre, destruye los incentivos positivos y estimula el abandono, las soluciones individuales, una de las cuales es la emigración, tanto la geográfica, como la laboral.
Entre 2021 y 2023, la pérdida de profesionales en el sector de la salud fue de 89 954 personas, en la educación 32 789, 4 375 en el sector de la ciencia e innovación, 51 492 en el agropecuario. Hay que recordar que la formación de un profesional tarda entre 15 y 17 años.
Por eso me cuesta tanto pensar que quienes toman las decisiones le dan poco valor a la confianza, a la palabra empeñada, a las “reglas de juego” adoptadas que establecen ciertos compromisos por los cuales las personas toman determinadas decisiones, arriesgan recursos, proyectan el futuro de ellos mismos y de sus familias.
La confianza lo es todo. En la relación de pareja, cuando se decide crear una familia, se hace sobre la base de la confianza. Cuando se decide afincar los pies en un pedazo de tierra y echar raíces, lo que sustenta esa decisión es la confianza. Cuando se decide apoyar un proyecto social y/o político, la confianza tiene un peso decisivo.
Lo que sustentó la Revolución cubana en esos primeros años donde se libró una guerra sin cuartel defendiéndonos de las agresiones orquestadas por los gobiernos de Estados Unidos fue, sobre todo, confianza.
Cuando se invierte en un negocio, lo primero es la confianza. El dinero es confianza —inscrita en una tablilla de arcilla, en un pequeño disco metálico, en un papel, en un billete de banco, en una tarjeta plástica—. El crédito, del latín credere, que significa creer, es confianza; la inversión es y no es más que confianza en el futuro; el comercio, ya sea al por mayor o al por menor, también lo es. El valor de los bonos y de las acciones es, en buena medida, confianza, seguridad en que la inversión en esos valores tiene una garantía, ya sea dada por el Estado o por alguna empresa.
La relación sana entre los tres grandes y únicos actores de una sociedad, a saber, el estado, las familias y las empresas, solo es posible en base a la confianza.
El marco institucional dentro del cual esos tres actores desarrollan su actividad debe, primero que todo, garantizar esa confianza. Si falla, la opacidad se enseñorea dentro de esas relaciones, la incertidumbre crece y las palabras se convierten en recipientes vacíos de contenido real.
Se ha sostenido en las tribunas, una y otra vez, que no hay una guerra contra las mipymes ni contra el sector no estatal; sin embargo, si se hace un balance de las medidas —resoluciones, decretos, decretos leyes, circulares, indicaciones, etc.— que durante este año se han ido adoptando, la conclusión es otra diametralmente diferente.
La Resolución 56/2024, regalo de fin de año, hay que situarla junto a las otras que han ido encerrando al sector no estatal en una jaula regulatoria cada vez más estrecha.
La destrucción de la confianza... (2 y fin)
Como las otras, horada el cimiento más importante de cualquier economía: la confianza, y afecta directamente a un sector que hoy emplea al 35 % de los ocupados de los cuales dependen numerosas familias. ¿Cuánto nuevo desempleo generará esta medida? ¿Tiene el Estado una opción para esos futuros desocupados? ¿Se convertirán algunos de ellos en esa figura que hoy eufemísticamente llamamos “deambulantes”?
Ese sector genera el 15 % del PIB. ¿Tiene capacidad el sector empresarial estatal para suplir esa pérdida, si hoy sabemos que la tasa de inversión alcanza apenas el 10 % del PIB, cuando la misma debería estar al menos en el 25 %?
¿Cuál es el sucedáneo con el que cuenta el Estado cuando hoy sabemos que alrededor del 50 % del sector empresarial estatal se encuentra en un estado realmente vulnerable, y el 22,5% de esas empresas están en pérdidas, siendo las empresas municipales de comercio y las del sector agropecuario la mayoría de ellas? Parece un contrasentido que, ante esta realidad, se apruebe una resolución que crea un intermediario con ineficiencia demostrada.
Tampoco es posible pensar en la inversión extranjera. Los flujos de IED están muy lejos de ser los necesarios y mucho más cerca de Haití que de República Dominicana, lo cual es, al menos en buena parte, el costo de la confianza perdida.
El sector no estatal en su conjunto representa hoy el 44 % de las ventas minoristas y las mipymes son el 25 %. ¿Tiene el comercio estatal capacidad para suplir el déficit de oferta que todas estas resoluciones generarán? ¿Tendrá además ese comercio estatal la habilidad suficiente y la autonomía necesaria, así como los incentivos mínimos para encontrar los mejores proveedores?
Lo que he aprendido de los hechos, luego de observar pacientemente ese sector desde hace unos cuarenta años, es que tiene una demostrada capacidad para ser ineficiente. Ni siquiera en los tiempos de las “vacas gordas” de la ayuda soviética lo logró.
Cuba enfrenta hoy una coyuntura crítica, factores externos sobre los cuales no tenemos capacidad para influir y una multicrisis interna causada por errores, tanto en la adopción de políticas, como en la conducción de las mismas, así como en el momento de adoptarlas, conforman los rasgos esenciales de la misma.
La utilización indiscriminada del bloqueo inhumano al que las administraciones norteamericanas nos han condenado, como casi única explicación de nuestros problemas, ha reforzado la convicción de esas administraciones de que, incrementándolo, alcanzarán el objetivo de destruir nuestra independencia.
Construir confianza es indispensable si queremos salir exitosos de este reto. Destruirla con medidas que desconocen el momento histórico que vivimos y el que se nos aproxima, que convierte en enemigos a los que un día reconocimos como parte indisoluble de nuestra sociedad, es entregarnos mansamente, consciente o inconscientemente, a los propósitos e intereses de aquellos que desde hace seis décadas nos declararon sus enemigos.
La esperanza va de la mano de la confianza. Si la confianza está renga, la esperanza escasea. Venga la esperanza, sin ella no hay porvenir.
https://oncubanews.com/opinion/columnas/contrapesos/la-destruccion-de-la-confianza-un-mal-de-la-economia-cubana/
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