viernes, 15 de diciembre de 2023

Debe haber, pero no hay

Por Juan María Ferran Oliva

En el colmo de la agregación, las finanzas de un Estado pueden resumirse en ingresos y gastos. Estos últimos dependen de los primeros y no deben sobrepasarlos a menos de que una fuente exógena facilite el desbalance. 

Mientras duró la fiesta soviética, Cuba pudo gastar más de lo que ingresaba. En su condición de vitrina recibió de la URSS ayuda de todo tipo. En el plano político y por méritos propios, marcó ejemplos de soberanía, antiimperialismo, solidaridad y desarrollo social, Pero en su afán transformador interpretó como socialismo a la estatalización absoluta, el menosprecio al mercado y el gatillo alegre en gastos. El modelo económico no propiciaba un crecimiento exponencial como cuadraría a un modo progresivo. Era incapaz y por eso estalló.

La salud y la educación pública constituyen gastos. Cabría añadir la defensa y la cultura, incluido el deporte amateur. Los créditos en tal sentido fueron posibles gracias la voluntad política apoyada en la ayuda externa. El aporte local fue escaso. Ganamos 6 y gastamos 7.  

Es probable que el padrino soviético experimentara fatiga. Quizás no hubiera continuado derramando sobre Cuba su cornucopia, también en vías de agotamiento. Cuba resultaba irrentable. En los medios del Kremlin se ironizaba afirmando que por suerte la Revolución se había hecho en Cuba y no en Brasil.

La evolución del PIB es elocuente. Durante el periodo 1960-1990 registró un crecimiento pobre hasta 1970. Posteriormente aceleró y entre altibajos alcanzó  puntos de inflexión alrededor de 1971  y  1985. En este último año se inició un fuerte declive. Tal evolución puede ser reflejada por una curva logística que constituye una fotográfica estadística. Muestra un despegue lento, seguido de momentos de aceleración, ralentización, estancamiento y decadencia. La curva dispone de un tope (asíntota) hacia el cual tiende sin llegar nunca a sobrepasarlo. En el ajuste se adoptó como asíntota la altura del entorno dentro del cual existe el 95% de probabilidades de cumplimento (2S).Refleja la vida, pasión y agonía del modelo económico aplicado en Cuba hasta 1990. En teoría, de haberse mantenido la situación externa, el PIB potencial no habría sobrepasado el techo de 36.000 millones de pesos sugerido por la asíntota. En la práctica fue superior debido a razones metodológicas.

Pero el colapso económico del campo socialista europeo precipitó los acontecimientos.

El comportamiento del PIB cubano en los 5 años anteriores a 1991 sugiere el ocaso de la intentada construcción de un socialismo utópico. Cuba destaca en los rubros que implican gastos, pero no en los creadores de valor. Es un debe sin haber. El lapso 1991-1994 fue escenario de la abrupta caída inducida por la desaparición del mundo socialista europeo. El país enfrentó una situación sui generis. El modelo que aplicó con fe religiosa hizo implosión sin posibilidades de ser remendado. 

Otros países se autoproclaman socialistas. No todos lo son y algunos hubieran calificado de revisionistas en el modelo fracasado. En lo adelante dicho calificativo se aplicaría a los Estados que ponen al ser humano y no a la ganancia como objetivo. 

La nueva situación obligó a una cosmética de supervivencia que fue positiva hasta fines de siglo. Un redivivo afán centralizador brotó alrededor de 2004 y el maquillado modelo involucionó. A partir de 2008 la crisis emergió agudizada por la situación externa. Para colmo llegó Trump y, para recolmo, la pandemia.

Aquellas aguas trajeron estos lodos. El balance fue una economía centralizada cuyos cuadros no eran gerentes sino funcionarios de escasa iniciativa y sujetos a la verticalidad administrativa. Las finanzas confrontaban una plétora de subsidios en medio de la ineficiencia generalizada.  Intentábamos gastar más de lo que ganábamos, pero ya no contábamos con un padrino.

La praxis actual consiste en hallar un modelo viable soberano, sustentable y humano que permita al país incorporarse al mundo en condiciones de eficiencia. Nada de utopías. Debe conservar los logros del pasado sin repetir errores. La generosidad en el gasto debe tener su contrapartida en los ingresos. No se trata de un tránsito al capitalismo como afirman algunos malintencionados, sino la recuperación de métodos viables de gestión económica.

La reciente unificación monetaria, que es mucho más que lo que sugiere el nombre, parece un camino correcto, aunque no exento de dificultades. Pero como reza una vieja consigna latina. Audaces fortuna juvat (La fortuna acompaña a los audaces.

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Nota del Autor: Publicado en enero 10 de 2021. La unificación no muestra avances. La actual espiral inflacionaria lo sugiere. JMFO.

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