por Guillermo Rodríguez Rivera
Las funciones de la obra artística se dan
simultáneamente en ella. Como dijo siglos atrás el poeta latino Horacio, toda
obra es dulce et utile, porque ejerce
a la vez la función estética y la función social pero, en cada obra específica,
el énfasis en cada una de esas funciones puede ser muy alto o mínimo. Hay
momentos de la historia –de una nación,
de un continente o del mundo—en que se reclama intensamente la acción del
hombre en la transformación social, y el arte puede encargarse también de
ayudar a ese reclamo. Son momentos en
que las obras literarias pueden pretender esa función de movilizadora social.
Ello no es frecuente, pero ha ocurrido.
Se dice que la publicación y difusión en
1851 de La cabaña del Tío Tom, de Harriet Beecher Stowe, fueron
decisivas para afirmar la voluntad abolicionista en los Estados Unidos, en los
años que precedieron a la guerra civil. Cuando el presidente Lincoln conoció a
la autora en 1862, le dijo: “Tú eres la mujercita que empezó esta gran guerra”.
Lo de “mujercita” aludía ala estatura de la novelista, que apenas medía 1,50
metros. En Cuba, pocas cosas hicieron tanto contra la homofobia como el filme Fresa
y chocolate.
En la obra literaria, las funciones
constituyen un sistema: si se jerarquiza la misión ideológica que la obra
podría tener, es probable que esa priorización adelgace la función estética que
ella cumple. Y viceversa: las grandes obras artísticas experimentales en los
planos de lenguaje y estructura, consiguen una más difícil comunicación con su
receptor y, en consecuencia, su capacidad movilizadora es más reducida.
Como siempre, está siendo difícil ser joven
y pretender transformar el mundo que encontramos. Los poemas que escribíamos
algunos poetas en los años sesenta se relacionaban como por encanto con esa
manera de decir de los trovadores, que expresaba la perspectiva de unos jóvenes
que queríamos ser, a la vez, fieles y críticos. Silvio Rodríguez dijo en algún
momento, que éramos muchachos a los que la vida obligó a hacer tareas de
hombres. Éramos muchachos de una Revolución.
La música siempre tiene la mejor suerte
entre nosotros: es el arte por excelencia para los cubanos. El “hada” de los
jóvenes trovadores fue Haydee Santamaría. En medio de unas circunstancias que
se endurecían, en un ámbito cultural donde no abundaba la comprensión, la
presidenta de Casa de las Américas esgrimió su intuición, su sensibilidad y su
prestigio: acudió al presidente del organismo cultural que podía escucharla y
le pidió que le buscara a “esos muchachos trovadores”, un lugar en el que
pudieran trabajar sin mayores problemas.
Ese organismo era el Instituto de Arte e
Industria Cinematográficos y, su presidente, Alfredo Guevara.
En el ICAIC trabajaba, colaboraba
estrechamente, uno de los más importantes músicos cultos de Cuba, el más
joven, y hondamente interesado en los
caminos de la música popular. Leo Brouwer fue el encargado de fundar y dirigir,
en 1969, el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, que daría cabida a esos
jóvenes y a otros músicos que también trabajarían con ellos.
Entre esos músicos jóvenes y otros
intelectuales cercanos a ellos, se manejaba ya el concepto de nueva trova. Y manejarlo, era también
inscribirlo en una tradición que remontaba a los orígenes mismos de la canción
cubana: a “La bayamesa”, que en 1851
compusieran Francisco Castillo y José Fornaris, , con el apoyo de Carlos Manuel
de Céspedes, para llevarla a la ventana de Luz Vázquez. Allí nació, en efecto,
la canción cubana, pero nació también una tradición intelectual vinculada a la
patria, a su independencia y a los avatares que viviría desde entonces.
La aparición del GES coincide con los años
del Quinquenio Gris, pero el ICAIC, se mantuvo en esos años si no directamente
enfrentado, al menos ajeno a la política de vigilancia dogmática que regía en
otras zonas de la cultura cubana, como eran la literatura y el teatro. Cuando
unos años después se organice el Movimento de la Nueva Trova, no se hará más
que crear una entidad que apoye y difunda un fenómeno cultural que ha aparecido
previamente en la actividad artística de los trovadores, y luego se ha
consolidado en el trabajo del GES.
Como muchos de los mejores poetas jóvenes y
no tan jóvenes del país estaban excluidos por la política vigente de editar sus
textos en libros y revistas, la canción empezó a ocupar unos espacios que esa
exclusión había dejado vacíos.
Precisamente, creo que uno de los aportes
que hacen esos jóvenes trovadores como Pablo, Silvio, Noel, Vicente Feliú,
Amaury, Sara, es trabajar el texto de la canción rehuyendo los facilismos de la
canción comercial y vincularla a la tradición de la gran poesía de la
modernidad que se manifiesta en la lengua española, tanto en la península como
en Hispanoamérica, a partir de Rubén
Darío y nuestro modernismo.
No resultó casual que apareciera un
peculiar interés por la obra de José Martí. Los Versos sencillos, que
Martí recoge en un cuaderno en 1891, son un homenaje a lo popular pero desde
una perspectiva poética culta, que tiende a reciclarlo en un muy peculiar
neopopularismo. La obra de Martí había establecido un claro nexo con la música desde los acercamientos que a ella
intenta Ernesto Lecuona.[1] Teresita Fernández que emerge a la difusión musical en esos años
sesenta, trabaja textos de Martí, como lo harán después jóvenes trovadores como
Pablo Milanés, Sara González y Amaury Pérez.
Sin aludir al sustrato del asunto, Roberto
Fernández Retamar alude a la aparición –necesita crear el neologismo– de una
“guitárrica”, émula contemporánea de la antigua “lírica”. No se trata de otra
cosa más que de la continuidad trovadoresca cubana, tal vez ahora con una más
clara conciencia de sus implicaciones poéticas. Es la obra del músico en buena
medida silvestre, generalmente portador de un saber musical empírico, que ha
elegido un instrumento con el que puede deambular, a diferencia del pianista,
portador de un saber musical académico. La Nueva Trova tiene el claro antecedente del trabajo de los
compositores del feeling, pero son
los trovadores de los años sesenta quienes retoman el término trova, acaso por la voluntad de
reencontrar a la nación que acompañaba a la Revolución.
La aparición de esa “poesía cantada” viene
a compensar los desastrosos efectos que el Quinquenio Gris había producido en la
poesía escrita.
Un número importante de poetas está vetado
para publicar en esos años: Miguel Barnet, Nancy Morejón, Pablo Armando
Fernández, Luis Rogelio Nogueras y, el mayor de todos, José Lezama Lima, son
apenas una muestra de ello.
Casaus, Fayad Jamís y yo obtuvimos
menciones en el Premio Casa de 1970 con los poemarios De una isla a otra
isla, Abrí la verja de hierro y El libro rojo: selecciones de
los tres se incluyeron en el libro Seis poetas, que Casa de las Américas
editó ese mismo año. Al comenzar el Quinquenio Gris, la presidencia del
Instituto Cubano del Libro ordenó retirar ese libro de la venta en las
librerías. Uno de los poetas más jóvenes y talentosos de mi generación, pero de
su zona más intimista, Raúl Hernández Novás (1947—1993), tiene escrito su
primer poemario hacia 1972, cuando concluye sus estudios universitarios, en los
mismos inicios del Quinquenio Gris; pero para los jerarcas culturales del momento,
la suya es una poesía que no tiene cabida en la política cultural del
Quinquenio, que ha estrechado sensiblemente las normas de las Palabras a los
intelectuales. No es sino en 1982, bajo la égida del Ministerio de Cultura,
cuando Hernández Novás consigue que aparezca Da capo, su primer libro.
Entre el 17 y el 22 de diciembre de 1975 se
celebró en la ciudad de La Habana, el Primer Congreso del Partido Comunista de
Cuba, diez años después de constituido oficialmente.
Una estudiada tesis sobre la cultura
literaria y artística, aprobada en el evento como resolución, tenía un tono
bien diferente al de la declaración final del Congreso de Educación y Cultura
llevado a cabo apenas cinco años antes: no se enfrentaban todos y cada uno de
los problemas que no resolvió y a veces creó o reforzó el evento de 1971, pero
parecía que se avanzaba en la recuperación del carácter inclusivo de la
orientación cultural de 1961. Personalidades de la cultura y de la ideología
que muchas veces habían asumido posiciones encontradas o, al menos, no
coincidentes –pienso en Juan Marinello, Alfredo Guevara, Haydée Santamaría,
Mirta Aguirre, Cintio Vitier– ahora acercaban sus puntos de vista al parecer
para enfrentar lo que había sido el fundamento ideológico del Quinquenio Gris.
Un agudo crítico literario comentó la aproximación de esas voces muchas veces
divergentes remitiéndose, irónicamente, a la historia de la antigua Roma: “Los
viejos senadores pueden tener posiciones discrepantes, perose unen cuando los
bárbaros invaden.” Confío en que el término “bárbaros” se entienda en su
acepción metafórica.
La más importante consecuencia cultural del
Congreso del PCC, fue la fundación del Ministerio de Cultura que, además de
reunir las áreas que cubría el viejo Consejo Nacional de Cultura, se
incorporaba las funciones del Instituto Cubano del Libro y del Instituto de
Arte e Industria Cinematográficos. Todas estas áreas quedaron como
viceministerios del organismo.
Fue importante, asimismo que, por vez
primera, la dirigencia del mundo cultural la ejercería una figura histórica de
la Revolución, e integrante del Buró Político del Partido, el doctor Armando
Hart Dávalos. Es bajo la dirección de Hart que se inicia el fin del Quinquenio
Gris, pero el proceso fue lento. Tanto, que no consiguió “desfacer” el mayor de
los entuertos que había generado el “caso Padilla”.
Después de observar una bastante larga
hospitalización, el 9 de agosto de 1976 falleció en La Habana José Lezama Lima,
y el ministro de cultura se hizo presente en la funeraria de Calzada y K. Era
un gesto tardío. José Lezama Lima nunca debió ser reprimido por nuestro aparato
estatal, pero lo fue, y en los últimos años de su vida: nuestros funcionarios
dieron por buenas las acusaciones hechas por Padilla contra Lezama, y le hicieron una marca indeleble a nuestra
cultura que la dirección revolucionaria debe asumir y lamentar: creo que
ocurrió porque, al margen de lo que dijera Heberto Padilla, Lezama reunía una
serie de atributos que lo convertían en un poeta rechazado por la zona más dogmática
e intolerante de nuestro funcionariado, la que estaba gobernando en la cultura
cubana desde 1971.
Lezama era católico, cultivador de una poesía culterana y hermética, autor de una novela que presentaba crudamente la homosexualidad y homosexual él mismo. Era una figura indispensable de la literatura cubana del siglo XX, pero esa era una valoración que no aceptaban los funcionarios más incultos y que estaba en duda para algunos de nuestros intelectuales militantes.
Lezama era católico, cultivador de una poesía culterana y hermética, autor de una novela que presentaba crudamente la homosexualidad y homosexual él mismo. Era una figura indispensable de la literatura cubana del siglo XX, pero esa era una valoración que no aceptaban los funcionarios más incultos y que estaba en duda para algunos de nuestros intelectuales militantes.
Lezama había sido acusado en la célebre
autocrítica de Heberto Padilla, simplemente para sumar a un escritor de sus
dimensiones a las ideas que representaba el autor de Fuera del juego, y
porque sabía que ese criterio, que dañaba hondamente a la cultura
revolucionaria cubana, sería aceptado por la perspectiva dogmática que empezaba
a dirigirla.
Pero Lezama no había escrito una sola línea
que atacara a la Revolución Cubana sino que fue el primero de los poetas de Orígenes
en apoyar la revolución socialista, antes que Cintio Vitier y Eliseo Diego.
Desoyó siempre los reclamos de su hermana Eloísa, que lo incitaban e invitaban
a abandonar Cuba, cuando ya disponía de los cuantiosos recursos que proveían
los derechos de autor que le trajo el éxito mundial de su novela Paradiso.
Además del daño que implicó su propia autocrítica, Padilla separó a la
Revolución de uno de sus intelectuales mayores y los funcionarios de la
Revolución le respaldaron. No me cabe duda de que en ello incidió el clima de
desconfianza ideológica y de persecución que había generado el Congreso de
Educación y Cultura.
Mejor que la dirección de Armando Hart
resultó la siguiente de Abel Prieto, un joven egresado de la Escuela de Letras
de la Universidad de la Habana, narrador y ensayista dedicado al estudio de la
obra de Lezama, que trabajó como profesor universitario y seguidamente fue
director de la Editorial Letras Cubanas, aunque hay que decir que el suyo fue
posible por el previo trabajo de Hart.
Promovido a presidente de la Unión de
Escritores y Artistas, aunaba varios factores que fueron decisivos en su
trabajo al frente de la cultura: su formación intelectual, su conocimiento del
trabajo del creador, de la comunidad
intelectual cubana y su condición de
militante. Abel pudo llevar adelante, con su valor personal –que no amainó ante
algunas circunstancias difíciles–, un engarce entre la intelectualidad cubana y
la dirigencia de la nación. Consiguió lo que en un momento se esperó de la
gestión de Lisandro Otero, que no fue capaz de conseguirlo. Acaso ambos
factores no estaban entonces todavía en condiciones de avanzar hacia ese
encuentro. La también injusta proscripción de Virgilio Piñera (1912-1979),
queda zanjada con el ministerio de Abel.
Varios sucesos relativamente recientes
exhibieron fallas que solo han podido ser motivadas por la incomprensión y la
falta del trabajo necesarios para actuar como instrumento promotor y regulador
de la cultura, que son las funciones que pueden y deben desempeñar nuestros
organismos culturales y, marcadamente, nuestro Ministerio de Cultura.
El año pasado fue programada en el Festival
de Cine Latinoamericano la cinta Regreso a Ítaca, del realizador francés
Laurent Cantet, con guión del novelista cubano Leonardo Padura. De pronto, el
filme fue retirado de la exhibición sin explicación alguna. He visto la
película, que a uno puede gustarle más o menos, pero no veo razón alguna para
la obvia censura que sufrió y que todo el mundo advirtió.
En el concierto reclamando la liberación de
los Cinco en el que tomaron parte casi todos nuestros músicos y cantantes
populares –realmente, más de los debidos– se dio el incidente de la
intervención de Robertico Carcassés con una suerte de alocución fuera de lugar,
pero que el músico acostumbraba a hacer en sus actuaciones habituales. ¿No lo
sabía quien selecciónó el elenco para el espectáculo? Aprecio mucho a Juana
Bacallao pero ¿qué hacía en ese concierto?
La airada y obviamente excesiva respuesta
de los funcionarios de la cultura fue prohibirle a Carcassés actuar en
cualquier sitio, lo que implicaba anularlo como músico. Ante esa
desproporcionada sanción, Silvio Rodríguez respondió invitándolo a su próximo
concierto en los barrios pobres de La Habana y casi retando al Ministerio. La
intervención de Abel Prieto motivó que la excesiva prohibición fuera anulada:
únicamente la intervención de dos hombres de talento y conocedores a fondo de
nuestra cultura impidió que el asunto se complicara malamente. Creo que el
problema comenzó desde la elección de los músicos que tomarían parte en el
concierto, en la que no hubo una selección pertinente.
No alcancé a ver alguna de las pocas
presentaciones de “El rey se muere”, de Ionesco, que dirigiera Juan Carlos
Cremata, antes de que el Consejo de las Artes escénicas prohibiera las
presentaciones y desencadenara el conflicto con el teatrista que ha terminado
con rescindir el contrato al grupo “El Ingenio” y el inaceptable exilio de JCC[2].
Pregunto: ¿no se vio esta obra antes de estrenarse? Las editoriales tienen
lectores que avalan una obra antes de ser editadas: ¿no tiene el mismísimo
Consejo de las Artes Escénicas un personal calificado que avale las obras antes
de presentarse? Siempre hay un ensayo general en el que se pone la obra tal
como va a subir a escena. Aquí hay una falla en el trabajo organizativo del
MINCULT que motivan las represiones que realmente hacen daño al ambiente
cultural del país. Creo que, una vez que se apruebe una obra para subir a
escena, un libro para ser editado, un filme para ser proyectado, esa decisión
debe mantenerse y únicamente una situación de excepción debe motivar su
censura. Cuando algo aprobado por las instancias correspondientes debe ser
censurado, la censura es en verdad para quienes lo aprobaron. ¿Era correcto,
además, rescindirle el contrato al director, negándole la posibilidad de
ejercer su oficio? Pareció un claro acto de represalia por su inconformidad.
Me parece ver claros signos de inseguridad,
de temor, en ese proceder de los dirigentes culturales, que pueden provocar
peores incidentes que los que ya lamentablemente han ocurrido.
La solución de los asuntos culturales, que
tantas veces generan opiniones discordantes, no puede ser la de la
superprevención que muchas veces adoptan por temor los funcionarios, con la
única intención de protegerse ellos mismos.
Esos problemas solo pueden obviarlo la formación cultural artística y
política del funcionario encargado de aprobar el hecho cultural.
A partir de la década de los años ochenta
han aparecido las fundaciones en el ámbito de la cultura cubana. No todas
tienen marcadamente esa especificidad, pero aun las pocas que no las tienen,
comunican también con la cultura ampliamente entendida. Es el caso de “La
naturaleza y el hombre”, fundada en 1994 por Antonio Núñez Jiménez.
Las fundaciones son instituciones no
gubernamentales, sin fines de lucro. No tienen un presupuesto asignado por el
estado, pero deben disponer de fondos para llevar adelante sus programas. Esos fondos pueden proceder de un capital
acumulado y ampliado por intereses, o bien de donaciones nacionales o
extranjeras. El estado cubano tiene aún una experiencia insuficiente para
desempeñarse con las fundaciones, y muchas veces los funcionarios ponen los
clásicos obstáculos burocráticos que son su día a día, a las donaciones
provenientes del extranjero, que son vitales para algunas de nuestras
fundaciones.
Nuestro socialismo va adquiriendo los
rasgos de una economía mixta. Si se hacen posibles las inversiones extranjeras
y ciertas formas de propiedad privada cubana, me parece necesario que se
legisle para hacer posibles que las donaciones se viabilicen hacia las
fundaciones que las obtengan y las precisen.
Quisiera subrayar la importancia que
adquiere la cultura artística y literaria en una sociedad como la nuestra.
Desde hace tiempo, pero con mucha fuerza en
los últimos años, se discute en torno al papel que debe desempeñar muestro
sistema informativo. Evidentemente, tenemos una prensa insuficiente: ello ha
hecho que las redes informáticas adquieran una importancia mayor, pero también
que mucho caudal de información y, sobre todo de opinión, se desplace hacia las
obras artísticas y literarias que a veces quieren decir lo que podría decirse
en un artículo de fondo que los directores de los órganos de prensa no
publican.
Los funcionarios que atienden la cultura
tienen que tener la suficiente preparación para lidiar con problemas de ese
tipo: esto es, que necesitamos un funcionariado cultural cada vez más
preparado. No es una tarea que pueda asumir cualquiera. Las direcciones de
cultura, en un momento, se convirtieron en receptáculo de funcionarios
fracasados en otras tareas y no calificados para la que debían emprender. Apareció un chiste
significativo. Ante el funcionario incapaz, la pregunta por su destino era:
“¿para la basura?” Y la respuesta: “No, para cultura”.
Se escoge siempre a alguien políticamente
capacitado para ocupar un cargo, pero ello no basta: la política tiene sus
especificidades a la hora de aplicarse en la cultura y si el político no es a
la vez un hombre culto, conocedor y respetuoso de la naturaleza del trabajo del
intelectual y el artista, es extremadamente difícil que su trabajo político
consiga los resultados que se propone. El político que se proponga dirigir el
trabajo cultural tiene que ser un hombre culto porque si no, ni siquiera tendrá éxito
político.
[1] El vínculo es muy anterior. En el reciente CD
“Con olor a manigua”, en el que la disquera Colibrí diera una muestra de las
canciones relacionadas con nuestro proceso independentista, a aparece un bolero
para el que Martí escribiera especialmente el texto, durante una estancia en
Tampa.
[2]Nada, sin embargo, me parece justificar esa
actitud de Juan Carlos Cremata: no es el primer artista cubano que sufre una
prohibición injusta. La única respuesta correcta es enfrentarla, nunca
abandonar el país.
212 comentarios:
«El más antiguo ‹Más antiguo 201 – 212 de 212Querido Silvio, parece que Chile es el país de las cosas extrañas. El sábado 21 por mientras todo el país estaba convulsionado con los desmanes que se produjeron en Valparaíso, mientras la presidenta entregaba en el congreso, la cuenta pública de su gobierno, afuera era todo caótico. Protestas y carros lanza gases, lanza agua, y unos jóvenes incendiaron una farmacia, lamentablemente el cuidador en su interior falleció ahogado por el humo.
Mientras tanto en el zoológico de Santiago, otro joven intenta suicidarse, para ello, se desnuda, ingresa a la jaula de los leones, confundido en sus pensamientos, con Daniel y los leones del relato bíblico.
Como resultado de esta locura, ya que los leones lo atraparon, pero no lo devoraron, los guardias del zoológico deciden disparar y matan a 2 inocentes leones.
El muchacho sobrevivió, y ahora está en estado de riesgo vital.
Se viven tiempos confusos en Chile, los políticos muy desprestigiados, el pueblo desencantado, la cesantia sigue en aumento.
El cariño por ti, sigue intacto.
un abrazo
Ya puso fotito Reycito... pero faltan crónicas...
Mañana Nicaro.... esta es un hermosa Expedición!!!
Los quiero
Egunon Silvio.
Egunon segundaciteras.
Estos días entre otras cosas hemos estado de asambleas para escoger a la persona que ira de primera de listas en las elecciones de octubre para el govierno autonomo de las vascongandas.
Aunque era algo esperado desde que se puso fecha a la salida de Arnaldo Otegi de la carcel que sería él el elegido, el fascio español intentará por todos los medios inhabilitarle para cargo público, aunque parece que no van a poder por lo menos con sus leyes en la mano.
Además, en el último juicio político contra dirigentes de la izquierda abertzale, Asier Arranz que hasta ahora ha sido el candidato en las últimas elecciones, ha sido condenado a dos años de cárcel e inhabilitación para cargo público.
Veremos que ocurre al final, pero ya ven que en Euskalherria no se para de empujar. Desde la izquierda y hacia la izquierda!
Silvio, este fin de semana me iré al pirineo ha echar una mano en la "subida" de las cabras y ovejas a los pastos pirenaicos.
Salieron ayer pero este año me conformaré con ayudar solo el fin de semana porque la semanita en la Gomera, aparte de tener que "sacrificar" el concierto de Vallecas, también me ha quitado días para hacer la subida entera.
Bueno, es lo que tiene tener que elegir y no ser Dios.
De cualquier forma, este viernes les pasaré tus cariños a las cabras del pirineo y les cantaré algún amorío ya que el disco que me regalaste también fue dedicado para ellas.
Un abrazo.
Osasuna, farra, kultura ta askatasuna....!(salud, disfrute, kultura y libertad!)
Entrevista a Leonardo Padura
"Ya no podré ser presidente de Cuba"
Silvio.... me voy pa la playa y no vuelvo más...!!!!
No puedo abrir enlace Padura. Me pasó igual con otro que colgó alguien más. Ya veré si es el p... celular
Silviooooo ...... muuuuuuuack
Wadud ya conocía esa información, me parece que se ha iniciado el final de la maravillas de nuestro sur, no lo digo porque piense que van a arrasar con la naturaleza sino porque contaminaran cosas más esenciales para quienes desde tiempos inmemoriales han vivido allí. Voy a comparar este suceso con la llegada de los españoles a América trayendo todo tipo de pestes, y la mayor de esas pestes es la que mantiene al mundo sometido hace más de 2000 años.
Muy buena la entrevista a Leonardo Padura, se lo aprecia crítico, profundo, comprometido y sensible con la realidad.
Me conmovió su experiencia con el hambre y me causó gracia lo de la revolución en su casa, viviendo entre un masón y una católica.
En este mimo enlace encontré:
Los refugiados del Papa (y el plan de Francisco para acoger a muchos más)
http://www.finanzas.com/xl-semanal/magazine/20160522/refugiados-papa-plan-francisco-9799.html
:)
Guillermo Rodríguez Rivera: muy interesante e instructivo su artículo. Desafortunada, en mi opinión, la frase "Aprecio mucho a Juana Bacallao pero ¿qué hacía en ese concierto?" Desafortunada, en primer lugar, porque la incluye usted entre dos párrafos en los que se refiere a otro artista. En segundo lugar, porque la pone sin dar más detalles. No dice si le gustó o si no le gustó la actuación de la señora Juana Bacallao, que además de ser una artista tan cubana como el resto del elenco que actuó aquella noche, también tenía derecho a manifestar su apoyo al retorno de Los Cinco de la manera en que puede hacerlo y que -le guste a usted o no- le resulta simpática a un sector del público del mismo modo que a otros les gusta exclusivamente el ballet clásico o a otros la pintura moderna o el arte barroco. Es decir, que el hecho de que usted aprecie a la Sra. Juana Bacallao pero que insinúe que no debió haber estado presente en aquel acto del pueblo cubano por el regreso de Los Cinco no resulta bien claro, al menos para mí, un sencillo lector. Porque uno puede entender su frase como que aprecia Juana pero no tanto como para que no merezca aparecer en un acto de solidaridad nacional con sus compatriotas.
Respeto el derecho de usted a exponer su punto de vista pero del mismo modo, ya que lo hace, al menos tengo derecho también a exponerle a usted el mío en un punto en el que no coincido con usted, por aprecio a la manera de actuar de la Sra. Bacallao pero más que todo, por respeto al derecho de cualquier artista a hacer su arte como mejor puede hacerlo. Porque a fin de cuenta, cubanos somos todos y la tarea de estos tiempos -y de siempre- radica en sumar.
Aparte de lo anterior, le agradezco el escrito. Largo pero sumamente instructivo.
Invitamos a los amigos de la literatura a participar en la 1ra Jornada Poética Cuba – México en la Casa del Alba Cultural.
Apertura en día 8 de Junio
6:00 p.m. con Inauguración de la muestra fotográfica “Mujeres y otras circunstancias” del poeta y ensayista mexicano Andrés Ordóñez. Lugar: Galería de la Casa del ALBA.
6:30 p.m. Recital “Palabras sobre el Golfo” por Eduardo Langagne, Álvaro Solis, Javier Villaseñor de Mexico, junto a Miguel Barnet, Soleida Ríos, Roberto Manzano, Jesús David Curbelo y Alex Pausides. Conduce Kárel Leyva
Día 9
10:00 a.m. Panel “Vigencia de la tradición poética en Cuba y México”. Ponentes: Javier Villaseñor (México) , Jorge Mendoza (México), Jesús David Curbelo y Roberto Manzano. Conduce Waldo Leyva.
6:00 p.m. Encuentro de Trovadores y Poetas en la Casa del Alba. Homenaje a Carlos Pellicer y Nicolás Guillén a cargo de los trovadores Augusto Blanca, Pepe Ordás y la Actriz Corina Mestre. Actuarán además los trovadores, David Galarraga e Isael Carrazana junto a los poetas Alberto Marrero, Toni Armenteros, Jamila Medina, Alpidio Alonso, Yanelis Encinosa, Pedro López Cerviño, Carmen Serrano.
Día 10
10:00 a.m. Visita a centros de trabajo y de estudio de la ciudad.
5:00 p.m. Lectura final. Invitados:Nancy Morejón, Roberto Méndez, Waldo Leyva, Eduardo Langagne, Reina María Rodríguez, Aitana Alberti, Álvaro Solis, Javier Villaseñor, Alberto Edel Morales.
¿ Qué escucha Silvio ? En su casa , en su coche ... Silvio escucha a Silvio ? Beatles acaso ? Saludos de los silviófilos de México , hermano .
Publicar un comentario