viernes, 31 de julio de 2020

Eusebio

Eusebio ya vivía en la eternidad.

Con su partida nos quedamos más huérfanos de mujeres y hombres patriotas y revolucionarios que no sienten ni actúan por esquemas prefabricados, hombres y mujeres de caracteres disímiles, aunque de humanidades coherentes, en quienes las ideas no son pretexto de penitencia (propia y ajena) sino de emancipación y conocimiento.

Lamentablemente cada vez son menos. Conforman una estirpe de la que todas las ortodoxias desconfían. Son vidas que no están signadas por el afán de supremacía sino por el ecumenismo y la inclusión.

Haydee, Aida y Adita, Alfredo, Armando, Eusebio y muchos nombres propios que en sus a veces ignorados frentes no vieron el mundo en blanco y negro sino en tonalidades capaces de nutrir la infinita paleta de la gran causa humana.

Debiéramos pensar en la falta que nos hacen personas como Eusebio. Debiéramos pensar en si estamos formando a mujeres y hombres que den continuidad a su trabajo y al trabajo de otros colosos que se nos han ido. Debiéramos pensar si estamos alentando espíritus rebeldes, indagadores, que peleen su derecho a crear y a servir a su prójimo, como lo hizo Eusebio.

Pensar en eso y actuar en consecuencia es la única forma de hacer en algo reparable una pérdida tan grande. Pensar en eso y actuar en consecuencia es lo único que nos hace dignos de nombrarlo.


Venecia, 1984

jueves, 30 de julio de 2020

Quo Vadis, Cuba?*

Por Juan M Ferran Oliva

Quo Vadis, Domine?
San Pedro.[1]
En una ocasión Churchill afirmó que el capitalismo constituía la más injusta forma de distribución de la riqueza, mientras que el socialismo representaba una repartición equitativa de la pobreza. La anécdota evidencia el proverbial pensar reaccionario de Sir Winston, pero aún en 1965, fecha en que falleció, los países que ostentaban la etiqueta de comunistas no se caracterizaban por la eficiencia productiva. En consecuencia - mordacidades aparte- no podían repartir otra cosa que no fuera la escasez.
Cierta o falsa, se puede extraer una moraleja de esta virulenta anécdota. Las naciones que aspiran a concretar un modelo pretendidamente socialista han de hacerlo sobre una sólida base económica. De otro modo caerán en la situación caricaturizada por el célebre ex ministro británico. 
Dichos países han de mostrar que los cambios deben significar aumentos de la productividad social y mejoras en la calidad de vida. Ello ocurrió en el esclavismo respecto a la comunidad primitiva y posteriormente se repitió en el feudalismo y el capitalismo. 
Según un viejo proverbio chino: El sabio habla de las ideas, el inteligente de los hechos y el hombre vulgar de lo que ha comido. Esta última categoría es la que abunda por doquiera, Cuba incluida. 
En el pasado la denominación de socialistas se restringía a los seguidores del patrón soviético. Los demás eran revisionistas o algo peor. Actualmente dicha etiqueta la asumen todo tipo de gobiernos: monopartidistas, demócrata-burgueses, confesionales, comunistas dinásticos y puede que hasta tribales. Basta poner al hombre como centro del interés en contraposición al neoliberalismo que corre tras la ganancia. Se trata, en términos más coloquiales, de la izquierda genuina y de la derecha. El nuevo modo humanizado de producción está por crear. Es una aspiración aún no concretada. Comoquiera que se denomine al modelo redentor, debe alcanzar niveles de consumo consecuentes.
Los lineamientos de la política económica y social fueron el leitmotiv del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. Apuntan hacia un nuevo modelo económico cubano, que es aún una aspiración y una incógnita. El evento partidista tuvo lugar a 52 años del inicio de la Revolución. Esta última, como transformadora, terminó en 1970 y en lo sucesivo le siguió la evolución de un modelo fallido con pretensiones de impar.
A fines del 2011 terminé un ensayo titulado MEDIO SIGLO, quizás algo fustigador. La denominación envejeció mientras buscaba un editor que no encontré. Quizás por falta de calidad del trabajo o quién sabe si por otra causa. Pero de seguro no calificaba entre los aspirantes a la guataca de oro. Lo recompuse y amplié convirtiéndolo en LOS MODELOS ECONÓMICOS referido a los distintos patrones existentes en Cuba desde sus inicios coloniales. Fue la época en que se puso énfasis en los modelos, término antes rechazado por la alta dirigencia. Tampoco tuvo suerte editorial y lo reconvertí en QUO VADIS, introduciendo algunos cambiosYa era el año 2014. Un amigo que lo revisó[2] me mostró un ejemplar publicado el anterior año por Los Libros de la Catarata, de Madrid. Se titulaba ¿QUO VADIS CUBA? LA INCIERTA SENDA DE LA REFORMA. Consistía en un acopio de ensayos de varios economistas cubanos destacados[3]. ¡Casi el mismo título!  No me quedó más remedio que cambiarlo. Entonces tuve la osadía de añadir un pronóstico. Lo denominé CUBA AÑO 2025 y tuve la agradable sorpresa de que fuera premiado como ensayo en el Concurso de Casa de las Américas[4] de 2015.
En mi predicción asumí que se cumpliría el concurso del capital foráneo con cifras en el entorno de los US$ 2.000 a US$ 2.500 millones anuales. Aún bajo este supuesto, en 2025 Cuba no hubiera subido de categoría y continuaría siendo un país en vías de desarrollo. El resto del mundo también crece y unos van más de prisa que otros.
Las inversiones extranjeras no han alcanzado la medida necesaria. El bloqueo ha arreciado y por si fuéramos pocos llegó la pandemia. Todo se ha trastornado. No sólo en lo interno sino también mundialmente. Cuba, como país pequeño dista mucho de la autarquía. Pero es vergonzosa su incapacidad de cubrir con producción propia mucho de lo que se importa. Alimentos en particular.
Nuestros resultados respecto al coronavirus son excelentes. Ojalá fuésemos igual de buenos en la producción.
Aunque Trump no alcance a reelegirse, cuando recobremos la normalidad lo haremos en condiciones peores que antes. Nuestros buenos vecinos nos quieren domesticados y es un gusto que no podemos darles.
Tenemos mucho por destrabar. Esa será la impostergable e inmediata tarea del partido-gobierno.
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[1] ¿A dónde vas, Señor? Pregunta formulada a Jesús resucitado por el apóstol Pedro cuando tomando la Via Apia huía de la represión en Roma. La respuesta admonitoria fue: voy a sufrir la persecución pues mis propios discípulos me abandonaron. Pedro, avergonzado, regresó para enfrentar el martirio. Es lo que cuenta el mito, San Pedro fue el primer Papa.

[2] Julio A. Díaz Vázquez

[3]Son sus autores: el español José Antonio Alonso y los prestigiosos economistas cubanos Pavel Vidal, Juan Triana,I leana Diaz, Jose Carlos Fariñas, Isabel Alvarez, Ricardo Torres, Carlos Garcimartin, Omar Everlyn Perez, Saira Pons, Anicia Garcia, Susanne Gratiles, Luisa Iñiguez, Santiago Diaz de Sarralde y Julio Cèsar Guanche

[4] Ferran Oliva, Juan M. Cuba: Año 2025. Premio Casa de las Américas 2015. Ensayo Histórico Social. Fondo Editorial Casa de las Américas, 2015. El Jurado del Premio estuvo compuesto por Zuleica Romay, entonces presidenta del Instituto Cubano del Libro, la chilena Marta Harnecker, ya fallecida, y el intelectual colombiano Alfonso Múnera Cavadía

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*Sine Die 137, Julio 24 2020

martes, 28 de julio de 2020

Haydée Santamaría: traspasar los límites

Murió, hace hoy cuarenta años, la mujer que trascendió las ataduras de género, clase, raza, sexo y cultura.
En el caso de Haydée es útil revisitar el pasado y entender cómo era la vida de las mujeres en Cuba a mediados del siglo XX. Ellas ocupaban un espacio reducido y, en dependencia de su estatus económico, su educación y su cultura, podía reducirse todavía más.

Como mujer, en particular alguien que vivió un tiempo con tantas restricciones en cuanto a oportunidades y acciones para la mujer, Haydée trascendió las ataduras de género, clase, raza, sexo y cultura.

No lo hizo mediante el estatus económico, la educación formal, los estudios teóricos, o por dedicar tiempo a desmontar los estereotipos de su época, aunque todo esto tuvo su incidencia.

Su niñez en un central azucarero cubano en la primera mitad del siglo XX le proporcionó un conocimiento directo sobre la explotación, la desigualdad entre los jefes y los que cortaban la caña o trabajaban en el ingenio. Ella fue una mujer de acción y la acción conformó su ideología tanto como Martí, Marx, Lenin, su hermano menor Abel y Fidel.

Solo completó la educación primaria, en una escuela multígrada del central donde había una sola maestra. ¿Era habitual por entonces que las niñas no cursaran otros estudios, o hubo otras razones para que no asistiera a la secundaria y la universidad? ¿Cuáles eran las expectativas educacionales típicas de su clase y género? Ella tenía inteligencia y poseía suficiente curiosidad como para que fuera dable esperar que tratara de alcanzar un mayor nivel de instrucción. Viniendo de una familia tradicional de inmigrantes, ¿se esperaba de ella que se casara a temprana edad?

A principios de los años 50 viajó a La Habana con su hermano Abel. Varios textos enfatizan que fue “a cuidarlo”, vale decir el papel tradicional de ama de casa y cocinera.

Tanto él como ella dejaron claro que esto no era cierto. Él sabía de su apasionamiento por el cambio social y la rescató de una vida familiar conservadora y paralizante. Ambos fueron miembros del movimiento de izquierda de la Ortodoxia, que se indignó ante el golpe de estado de Batista en 1952. La labor de Jesús Menéndez al organizar a los trabajadores azucareros en su provincia natal de Las Villas tuvo también un poderoso impacto en Abel, y en ella a través de él.

Haydée había recibido la influencia de las ideas de su hermano por mucho tiempo. En La Habana conoció a sus compañeros, entre ellos a Fidel Castro, “ese tipo alto que dejaba caer la ceniza de sus cigarros en todo el piso que yo había limpiado”, y se incorporó rápidamente a sus actividades.

Melba Hernández y ella fueron las únicas mujeres que participaron en el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, aunque había otras mujeres actuando en el clandestinaje. Abel y el novio de Haydée, Boris, fueron torturados hasta la muerte. Haydée y Melba sobrevivieron, fueron juzgadas y sentenciadas a siete meses de prisión.

Fidel y los restantes sobrevivientes recibieron condenas mucho más duras, pero fueron liberados mediante una amnistía general en 1955.

El ataque al Moncada constituyó la entrada del grupo en el mapa político. Ciento sesenta miembros participaron en la acción, que fracasó militarmente, pero es reconocida como el inicio de la lucha armada que liberaría al país cinco años y medio después.

Aunque Haydée fue una de las dos únicas mujeres directamente involucradas, sus dos hermanas también participaban en el movimiento. Apoyaron la acción, pero se quedaron en la casa con sus padres porque había grandes posibilidades de que la mayoría de los asaltantes no salieran con vida. 

Durante la lucha contra la dictadura de Batista, Haydée cumplió las tareas que se le encomendaron de manera creativa y responsable. Cuando se le ordenó viajar a Estados Unidos para comprarle armas a la Mafia, aseguró haberse sentido aterrorizada, pero llevó a cabo la riesgosa misión y consiguió el armamento tan necesitado.

Mucho menos conocida es la importancia del papel que tuvo en organizar a la comunidad de exiliados, teniendo que lidiar con tendencias diferentes para alcanzar una unidad táctica.

Escondió las balas en diminutos bolsillos cosidos en el interior de las anchas faldas que estaban de moda y así logró introducir muchas de ellas en Cuba. De regreso, tuvo una participación activa en la preparación del alzamiento del 30 de noviembre en Santiago de Cuba. Y durante la lucha clandestina en La Habana, cuando le tocó ordenar que se pusieran bombas en lugares estratégicos, siempre seleccionó para hacerlo a aquellos que sabía que odiaban esa tarea. Dijo sobre esa experiencia:

“Pienso que tiene que ser difícil para la gente ser violento, ir a la guerra, pero a veces hay que ser violento y hay que ir a la guerra si es necesario […] Lo que no se puede perder en ese tipo de situaciones es la humanidad […] Cuando alguien tenía que colocar una bomba durante la lucha, y en la clandestinidad a veces yo era quien tenía que decidir quién iba a hacerlo […] siempre escogí al mejor, al que tenía mayor conciencia, las mejores cualidades humanas, de modo que quien fuera no se acostumbrara a poner bombas, no sintiera placer por ponerlas, de modo que siempre le doliera [tener que hacerlo]”.1

Haydée tenía una fe indestructible en los seres humanos, los apreciaba en toda la amplitud de sus identidades y posibilidades. Y tenía opiniones interesantes sobre las diferencias y las interacciones entre los grupos y los individuos.

La recuerdo hablándome en una ocasión sobre su encuentro con Ho Chi Minh en su primer viaje a lo que era entonces Vietnam del Norte. Me describió su pequeña figura de pie al final de una larga habitación y verlo luego caminar hacia ella. “Nunca supe si Ho Chi Minh era así porque era vietnamita, o si los vietnamitas son como son por causa de Ho Chi Minh”.2 No tuvo que decir nada más. Recordé su observación durante años y cuando visité Vietnam la tuve siempre presente.

Al final de la guerra contra Batista, a principios de 1959, Haydée fue encargada de fundar y dirigir una institución para las artes, cuya responsabilidad era nada menos que romper el aislamiento a que Estados Unidos quería someter a Cuba.

Junto con el bloqueo diplomático y económico, Washington estableció un boicot cultural a la Isla para destruir la Revolución. El sexto grado alcanzado por Haydée no podía prepararla para la complejidad y las sutilezas de tal empresa. Nunca fue a la universidad, ni estudió arte o literatura, pero llevó a cabo la tarea de manera brillante, e hizo de Casa de las Américas un lugar donde los creadores más destacados del mundo se sintieron en su casa. Gracias a su legado, sigue siendo así hoy.

Ella miraba a los más grandes artistas e intelectuales del mundo directamente a los ojos, advertía y recordaba sus preocupaciones más íntimas y les brindaba tanto de sí misma que quedaban prendados de ella al instante. Y estaba abierta a todas sus manifestaciones expresivas.

Dentro de la propia Cuba, su visión le permitió apreciar el talento en aquellos que fueron menospreciados por funcionarios del Partido, o incomprendidos por los partidarios de la línea dura, que preferían la seguridad de lo mediocre a la incertidumbre de lo nuevo. Sin su patrocinio, los innovadores de la Nueva Trova no se habrían convertido en quienes son.3

Procuró encontrar escritores y artistas entre las capas más marginalizadas de la población. Respetaba el inconformismo y apoyaba la autenticidad. Era inclusiva por su propia naturaleza. Rechazó el dogma del realismo socialista que era promovido por la Unión Soviética. Ella escuchaba, prestaba atención y aprendía.

No quiero dar a entender que Haydée no respetaba la disciplina del Partido o se negaba a cumplir las decisiones de sus líderes. Ella misma formaba parte de ellos, sin renunciar por esto a su integridad, su individualidad y su capacidad de crítica. 

Era disciplinada y leal como el mejor de ellos, pero nunca sin cuestionar o analizar. Enfrentó la injusticia en todo momento y lugar en que la encontró. Su capacidad para moverse en el borde de una línea crítica valiente, pero frágil, especialmente siendo mujer, es uno de sus atributos más interesantes a mi entender.

***

Otro aspecto del pensamiento de Haydée que siempre me llamó la atención fue su compleja aproximación al nacionalismo. Yo creo que el nacionalismo es una de las tendencias más problemáticas de nuestra época, da lugar a políticas racistas o xenofóbicas y justifica terribles crímenes, que pueden llegar hasta el genocidio.

Una isla es siempre un territorio bajo acoso, y Cuba no es la excepción. Una pequeña isla puede y con frecuencia se convierte en el objeto en disputa entre dos contrincantes. A lo largo de su historia, Cuba ha sido invadida, dominada y ocupada por una potencia tras otra.

Fue necesaria una gran dosis de nacionalismo para que Fidel y su movimiento revolucionario alcanzaran el apoyo requerido para liberar al país. Haydée era la encarnación de este sentimiento. Con frecuencia hablaba del sol de Cuba, de sus playas y sus palmas reales, y decía que solo por esas tres cosas ya valía la pena despertar cada mañana. Tenía un amor muy profundo hacia su patria; de hecho, después de la amnistía de 1955 se negó a partir con sus compañeros hacia México. Dijo que tenía miedo “de no poder regresar a casa”.

Sin embargo, el trabajo de Haydée en Casa de las Américas implicaba honrar otras tierras y a sus artistas, abrirles espacio para mostrar su trabajo y sus ideas dentro del paradigma cubano y, precisamente porque trabajaba con un grupo de personas que se destacaban por sus idiosincrasias creativas, aprender a entender y respetar otras culturas y maneras de vivir.

Esto es la antítesis del nacionalismo extremo. Favorece el equilibrio y creo que en su momento ayudó a suavizar los posibles excesos del nacionalismo cubano que ella había abrazado también.

Lo que ella creó en la Casa fue un modelo que alcanzó prestigio entre las restantes instituciones de la Isla, algunas de las cuales trataron de emularlo. La forma en que Haydée asumía su posición, la manera en que utilizó lo aprendido de los artistas de todo el mundo para enriquecer la experiencia cubana, es merecedora de un cuidadoso análisis para comprenderla plenamente.

En Cuba, la práctica generosa del internacionalismo también representa una contrapartida a lo que podría haberse limitado a ser una revolución nacionalista. Las tensiones de la Guerra Fría sin duda favorecieron esto último, pero Fidel y el Partido Comunista de Cuba enfatizaron en la importancia del internacionalismo.

La participación de los cubanos en África comenzó tan temprano como 1961, pero su principal involucramiento en Angola y en otros conflictos bélicos en esa región africana se inició en 1975, cinco años antes de la muerte de Haydée. Ella apoyó fervorosamente estas campañas.

También se ilusionó con las escuelas para estudiantes extranjeros que se establecieron en la Isla de la Juventud: estudiantes de algunos de los países más pobres y devastados por la guerra pudieron continuar allí su educación sin costo alguno. Y la Revolución se aseguró de que mantuvieran sus tradiciones culturales, tanto en lo que respecta a sus memorias y relaciones personales, como en lo relativo a la música, manifestaciones artísticas y comidas típicas.

Durante la breve revolución democrática que tuvo lugar en Chile a principios de los 70, hubo una gran colaboración entre ambos países. La Revolución Sandinista de Nicaragua triunfó apenas un año antes de la muerte de Haydée. Ella visitó el país en sus últimos meses, de modo que apreció en persona la presencia de maestros, médicos y otros especialistas cubanos que fueron enviados a la nación centroamericana. Uno de ellos fue su propia sobrina.4

No vivió para ver la decisiva ayuda que Cuba prestó a otros países en América Latina y el mundo, pero aun así, en Casa, y trabajando por la Revolución en su sentido más amplio, ella alentó y contribuyó al internacionalismo, que sigue siendo uno de los rasgos característicos de este proceso.

***

Haydée nunca permitió que la afectara la discriminación de género, o que le impidiera hacer lo que entendía que debía hacer. Esto no quiere decir que muchos de sus compañeros hombres no la trataran con el tipo de seudo-respeto con el que se trataba entonces, y se trata todavía hoy, a las mujeres. Este acercamiento formal a la igualdad de género sigue existiendo en un grado decepcionantemente alto en Cuba y en todas partes. En su vida personal, Haydée se tomó siempre el trabajo de hacer patente que la discriminación de género es injusta.

También era consciente de la desigualdad racial. Hablaba de cómo cuando niña era criticada por jugar con los niños negros de su pueblo. La cineasta cubana Gloria Rolando se ha referido a las dificultades para conseguir que se exhibieran sus documentales acerca de la historia de los negros en Cuba, pero ha afirmado que Casa de las Américas siempre la apoyó en su labor.5 Esto, al igual que el hecho de que haya muchas más personas afrodescendientes dirigiendo departamentos en Casa que en la mayoría de las instituciones del país, es un testimonio del legado de Haydée.

Debido a que eligió suicidarse, y a pesar de su ejemplar trayectoria como revolucionaria, Haydée no recibió los honores que merecía al morir. Durante años, al menos en determinados sectores, resultaba palpable la incomodidad con el hecho de haber recurrido al suicidio.

Algunos lo consideraban una cobardía, aunque no lo expresaran abiertamente; otros se sentían traicionados y otros simplemente no sabían cómo lidiar con emociones tan complejas y contradictorias; finalmente muchos le restaron importancia en distintas formas. Los que habían trabajado con ella, o la habían conocido de cerca, sufrían este fenómeno, pero no podían contrarrestarlo.

La situación ha cambiado con los años: ya no se condena el suicidio de manera tan terminante y los innegables méritos de Haydée han llevado a cierto grado de reconsideración al respecto. No obstante, todavía no se le rinde el homenaje que merece.

* (Este texto es un fragmento de la biografía de Haydée Santamaría, del mismo nombre, traducido al español por Aida Bahr. El libro se encuentra pendiente de edición).
Notas
  1. Cuban Women Now, p. 312.
  2. Conversación con la autora en los años 1970.
  3. Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Sara González y otros fueron considerados problemáticos al principio, pues las letras de sus canciones planteaban demasiadas preguntas y resultaban demasiado críticas para el gusto de algunos. Haydée los abrigó en la Casa y pronto pasaron a ser de los artistas más reconocidos del país.
  4. Se trata de la hija de su hermana Aida, Niurka Martín Santamaría, que aparece entrevistada en el libro.
  5. Estos comentarios fueron hechos en un panel sobre su obra en la Conferencia Berkshire sobre la Historia de la Mujer, en la Universidad de Toronto, el 24 de mayo de 2014.
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Fuente: https://oncubanews.com/cuba/sociedad-cuba/historia/haydee-santamaria-traspasar-los-limites/

sábado, 25 de julio de 2020

Todo el mundo tiene su Moncada

Menos mal que existen
los que no tienen nada que perder
ni siquiera la muerte.
Menos mal que existen
los que no miden qué palabra echar
ni siquiera la última.
Se arriman 
a la noche y al día
y sudan 
si hay calor, y si hay frío se mudan.
No esperan 
echar sombra o raíces
pues viven
disparando contra cicatrices.
Escuchan
se proyectan y lloran
debajo
de sus huellas, con tanto trabajo.
Se mueren
sin decir de qué muerte
sabiendo
que en la gloria también se está muerto.
Menos mal que existen
menos mal que existen
menos mal que existen para hacernos.
Menos mal que existen
los que no tienen nada que perder
ni siquiera la historia.
Menos mal que existen
los que no dejan de buscarse a sí
ni siquiera en la muerte
de buscarse así.

(1968)

miércoles, 22 de julio de 2020

Crear la memoria de mañana

14 julio, 2020 by Tercer Mundo

Víctor Casaus es cubano, escritor y cineasta. Desde hace más de 20 años, sostiene, junto a María Santucho, el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. En esta primera parte de la entrevista, recorremos la historia de un lugar donde se resguarda la memoria y la batalla cultural tras el triunfo de la Revolución Cubana.

Por Débora Cerutti para La tinta

Quizás lo más hermoso de conocer a Víctor y a María haya sido verles reír esa noche que volví a La Habana, después de un largo recorrido por la isla. Abrimos unos vinos y cenamos una yuca con mojo, preparada por María. Ajo y limón se mezclaron con conversaciones y las voces nuestras que allí estaban, en esa casa en Habana del Este, cerquita del mar. Desbordada de historias y de gestos de amor, María abrió generosamente su memoria para ponerle palabras a su exilio en Cuba durante la última dictadura cívico militar y contarnos su llegada a la isla, cuando tenía 15 años.


Compartirnos parte de las emociones que la atraviesan, en lo que ella nombró como el síndrome de la madre cubana, esa cuyos hijos se quieren ir de Cuba en búsqueda de otros horizontes.

Esa noche, leímos entre carcajadas varias definiciones de un diccionario de usos y modismos cubanos, y la bella Majo contó decenas de anécdotas en guaguas, en la calle, en el mercado, reconstruyendo diálogos y condimentándolos con una imitación de la contagiosa cadencia caribeña. Después de la velada de esa última noche en Cuba, antes de volver a Argentina, regresé por la mañana a esa casa para escuchar las palabras que Víctor tenía para compartir.

La batalla cultural

Víctor ha transitado la poesía, el testimonio, el ensayo y la narrativa. En el cine, ha realizado dos decenas de documentales y dos películas de ficción, producidas en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
 Hoy, dirige junto a María un espacio que ha albergado diversas actividades culturales desde 1996. Con el fin de incentivar el rescate de la memoria colectiva cubana, han producido una gran cantidad de trabajos de historia oral y de testimonio, y generaron cientos de actividades para potenciar las creaciones artísticas de jóvenes en la actualidad.


El Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau es un territorio en permanente movimiento y transformación, habitado por distintas generaciones que fueron parte de las políticas culturales cubanas a lo largo de las seis décadas desde el triunfo de la Revolución.

Para llegar a comprender la presencia del Centro Pablo en la cultura sociopolítica habanera, Víctor comenzó historizando los hechos que dieron pie y posibilidad a lo que, después, fueron las políticas culturales del proceso revolucionario. Destacó los procesos de educación gratuita y de calidad que la Revolución inició junto con su triunfo, en enero de 1959: la batalla cultural que tuvo como eje central la campaña de alfabetización que se desarrolló durante todo 1961.

Imagen: Débora Cerutti
Esto provocó que más de 100 mil jóvenes y niñxs fueran a distintos puntos del país, organizados -en palabras de Víctor- en “un ejército de alfabetizadores”, siguiendo la tradición del Ejército Rebelde. Se logró reducir de un 23 a un 3 por ciento el analfabetismo, que es lo que se ha mantenido desde entonces. Casaus se refirió a estos hechos como “un acto de justicia con el pueblo cubano” y la base para la creación del sistema nacional de educación, “que se iba a fortalecer a partir de ese momento en sus distintos niveles, como la creación de una red de universidades que antes no existía”. “Fue la revolución la que desató todo eso”, afirmó.La educación se hizo gratuita, libre y obligatoria, y se nacionalizaron las escuelas privadas que existían. “Había un sistema público muy modesto, muy pobre, que no llegaba a muchos lugares del país, porque los gobiernos anteriores no les daban suficientes recursos. Y esa nueva política educativa fue la base para que la literatura, el cine, las artes se desarrollaran en los años siguientes”, sostuvo Víctor.

Esa batalla cultural tuvo su primer antecedente en los procesos de alfabetización. Luego, se produjo la creación de instituciones culturales básicas para el desarrollo de esas políticas y se crearon, en primer lugar, el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, y Casa de las Américas, institución que fundó y dirigió hasta su muerte Haydeé Santamaría, heroína de la Sierra Maestra, una de las mujeres icónicas en las luchas del pueblo cubano por alcanzar su libertad.

Al respecto, Víctor remarcó que “la creación de esas dos instituciones fue decisiva. El ICAIC se propuso construir un sistema alrededor del cine, que incluía tanto la producción como la distribución, ya que esta última estaba en manos privadas, que exhibían un 90 por ciento de películas del cine norteamericano”. La labor del ICAIC en ese terreno permitió que el cine llegase a cada rincón de la isla de manera descentralizada, multiplicando su red de exhibición, contribuyendo a crear un espectador crítico y activo con procesos de fuerte concientización a nivel histórico, político y social.

Los valores, la funcionalidad, la ventaja, o como se lo quiera llamar a esa existencia de un pueblo alfabetizado, fue base también para la comprensión del mundo en que se vive”, señaló Víctor, que, además, puso ímpetu en el espíritu “mostrador de cosas” en el mundo, que siempre tuvo la Revolución.

También habló de un proceso de aceleración, que ha comenzado vinculado a las nuevas políticas de Estado y de la necesidad de poner en manos del pueblo las “riquezas del mundo digital”. Esta afirmación parte de postular la necesidad que visualiza Víctor en cuanto al alcance de las nuevas tecnologías para lxs cubanxs: “Es una de las bases de los lenguajes de comprensión del mundo de hoy, además de formación y de que sirve para que las personas estén presentes en los debates sobre la realidad mundial y de Cuba”.

En ese sentido es que, desde el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, se vienen desarrollando una serie de estrategias para poner sobre el tapete la complejidad de este proceso actual de apertura de la isla a las tecnologías de la información y la comunicación. Pero, para ello, conozcamos un poco de este territorio de resistencia y lucha cultural.

El Centro Pablo

El Centro fue creado en 1996. La idea de fundar un espacio de ese tipo surgió, inicialmente, por una relación muy estrecha que Víctor tuvo, antes de que el Centro existiera, con la familia de Pablo, con sus hermanas, como admirador de su obra y su personalidad.
 “Comencé a leerlo desde muy joven –recordó-, en el año 1959, y eso me produjo sentimientos de admiración y simpatía extraordinarios que todavía perduran. Tuve la posibilidad de hacer un largometraje documental que se llama Pablo y el libro Pablo: con el filo de la hoja, una especie de biografía testimonial. En 1996, yo trabajaba en el ICAIC, era un momento en que, por el Período Especial y otras razones, la producción cinematográfica empezó a tener problemas de financiamiento. Yo decidí hacer el proyecto del Centro junto a María Santucho. En principio, de nuestra parte, con la idea de conservar la obra de Pablo y de diversas maneras difundirla, sobre todo, publicando sus libros”.


La obra de Pablo se había publicado parcialmente en Cuba, de manera dispersa e inconexa, hasta que Víctor y María inauguraron una editorial propia: Ediciones La Memoria, con la publicación de los primeros textos de Pablo, editados y prologados en una colección que se llama Palabras de Pablo.

“No teníamos un lugar dónde empezar a trabajar y esa parte del problema nos ayudó a resolverla Eusebio Leal Spengler, amigo querido e Historiador de la Ciudad de La Habana. Él nos ofreció este espacio que tenemos en La Habana Vieja y ahí comenzamos a trabajar en 1997. Antes, vivimos un año de nómadas. Cuando llegamos allí, a Muralla 63, nos dimos cuenta de que, con ese lugar y con las inquietudes previas que teníamos, había cosas que sería muy bueno intentar y fueron apareciendo los proyectos que formaron, o ahora forman, parte del programa del Centro”. Además de la editorial, el espacio lleva adelante, entre varios otros, el proyecto A guitarra limpia, un espacio para difundir el trabajo de “todas las generaciones y tendencias de la nueva trova cubana”, que han realizado más de 150 conciertos en estos 20 años de labor.

También existe Palabra viva, un archivo de voces reunidas a partir de las grabaciones de un excelente programa radiofónico que realizó durante 30 años el periodista Orlando Castellanos, en la emisora Radio Habana Cuba. Cientos de casettes fueron digitalizados y conservados para resguardar la memoria. Otro de los proyectos, amplio y novedoso, es el de Arte Digital. “Con estos salones, descubrimos y ayudamos a descubrir la existencia de esa forma de creación, de la cual no había noticias en Cuba en esos tiempos tan remotos de hace 15 o 20 años –rememoró Víctor-. Dimos apoyo a artistas jóvenes, que empezaron a trabajar la creación digital a partir de estos eventos, en los que se ofrecían como premios equipos de computación”.

El Centro es un espacio para la conservación y la difusión de la memoria de Pablo y de sus contemporáneos, aseguró Víctor, a la vez que “crea la memoria de mañana”. No se trata de esa concepción de la memoria como algo fijo, muerto en una vitrina, quietecita -como diría Eduardo Galeano-, sino algo vivo, que atraviesa todo. “El Centro ha tratado de no empobrecer las cosas colocándolas en compartimentos estancos. Uno no es por la mañana escritor; por la tarde, amante; por la noche, crítico literario, no. Uno es uno y la riqueza de la existencia humana está, precisamente, en su propia autodiversidad”, destacó.

Para Víctor, un pensamiento revolucionario tiene que incluir la visión de la complejidad y la de la diversidad: “La complejidad es lo que lleva al encuentro de una zona de la verdad. A partir de la segmentación, de la burocratización del pensamiento, de la simplificación, no se llega a ningún lado”.

Fuente: https://latinta.com.ar/2020/07/crear-la-memoria-de-manana/

lunes, 20 de julio de 2020

Parece que fue ayer: Hace un año

Por Laidi Fernández de Juan
Su madre solía repetir ante cualquier acontecimiento: “Pronto diremos hace un año ya…”, como una manera de amortiguar la impresión que dicho evento causaba en la familia, para bien y para mal. Se cumple un año de la muerte de ese hijo suyo que a su vez, fue mi padre, y no encuentro mejor forma de tributarle honor que iniciar esta columna, esta suerte de bitácora de memorias, hablando de/con/sobre Roberto Fernández Retamar. Como es natural, lo hago desde el punto de vista más íntimo, desde la perspectiva que me ofrece la condición de haber sido su acompañante hasta el último de sus días. La constricción que impone un espacio digital, sumado a mi propia incapacidad para expresar cuánto significa haber envejecido a su lado, explicarán (espero que así sea) la torpeza de este texto. 
Para empezar, podría refugiarme en mis recuerdos de niña y contar, por ejemplo, del espíritu aventurero que guiaba a mi padre, para estupor y a veces disgusto de mi madre y mío, siempre temerosas ante lo desconocido. Creo que a él le divertía colocarnos en situaciones de cierta osadía. Tal vez asustarnos formaba parte de su divertida manera de seguir siendo el muchacho viboreño que lanzaba pelotas en medio de la calle y motivarnos con lo azaroso era (quién sabe) una forma de demostrar que éramos niñatas vedadenses, contrastantes con su bravuconería de chico un poco orillero. Lo cierto es que muchas veces nos sorprendía cambiando el rumbo que habíamos acordado, y en lugar de conducir el carro hacia la playa, giraba en cualquier recoveco que él tampoco conocía de antemano. Mi madre y yo nos soltábamos a preguntar “¿qué es esto, adónde vamos, por qué no seguiste el camino, tienes alguna idea de lo que haces?” mientras él,  riéndose, continuaba la hazaña de adentrarnos en lo que podía ser una base militar, un sembradío de tomates, o simplemente la nada; sitios de los cuales, como es lógico, teníamos que salir lo más rápido posible, y retomar el camino que ya conocíamos. 
Estas jugarretas formaban parte de su carácter, un tanto rebelde y a la vez, responsable, quizás herencia de su madre, quien no titubeaba en llevar a sus tres hijos pequeños al medio de un huracán, cuando la ciudad era azotada por ventoleras en ráfagas, cuidando de que ninguno pisara un cable eléctrico derribado, pero a la vez procurando que sintieran en pleno rostro el empuje del viento. 
Lo recuerdo en sus múltiples esfuerzos por divertirnos, ya fuera como mago (para lo cual consiguió manuales, bastones, sombreros y capa negra), disfrazado de vampiro (la misma capa servía para tal propósito, apenas le añadía monstruosos colmillos hechos de un emplasto de harina con maicena que no sé quién le enseñó a preparar), inventando décimas cada mañana de cada día, cuando mamá nos despertaba para ir al colegio. Como era tan rutinario este despertar, no nos sorprendía en absoluto, y nunca tuvimos la precaución de recoger esos versitos que tan graciosamente nos recitaba de improviso. Solo conservo uno. Ese día amaneció lloviendo, y mi hermana y yo teníamos la esperanza de no ir a la escuela, porque nuestros padres seguirían durmiendo un rato más. Toda ilusión se desvaneció cuando papá se asomó a nuestro dormitorio y dijo: 
“La mañana ha llegado envuelta en lluvia, 
y asombrada se ha quedado 
mirando a una trigueñita y a otra, rubia”.
Cierta vez unos ladrones entraron en la bodega de nuestra cuadra, y arrasaron con los víveres que nos correspondían a todos por un mes. El hecho, transmitido de boca en boca por los vecinos, nos asustó, y en cuanto papá regresó del trabajo, se lo contamos. Nos escuchó impávido y al rato dijo “No se preocupen, quien entró en la bodega no es mala persona. Es un hombre llamado Paco”. Mamá se echó a reír, y yo le pregunté si él lo conocía personalmente. “Claro. Es el viejo Paco. Paco Roba Arroz le decimos”. No sé bien cómo, pero el hecho de que el ladrón tuviera nombre, nos apaciguó. 
Otra cosa inolvidable eran sus dibujos de elefantes. Casi podría escribirse a propósito un ensayo titulado “Semiología de los elefantes.” Papá hacía preciosos dibujos, aunque nunca los conservó, no les daba importancia. Su mejor empeño los dedicaba a trazar imágenes de elefantes con los más disímiles trajes y posiciones que se pueda imaginar. A veces con sombreros, otras con paraguas en la trompa, o con flores en la cabeza, constituían su mayor fuente de inspiración plástica. Pero estos dibujos no eran para cualquier circunstancia, sino que significaban apoyo para momentos difíciles, o eran carta de presentación ante un nuevo amigo (siempre que se tratara de un niño/a). Jorge Fornet podrá dar fe de lo que cuento: a él le fueron destinados un par de elefantes, cuando aún no asistía a la escuela. En mi caso, los veía aparecer como por arte de magia, si estaba enferma, o sentía desolación. Varias veces sufrí de problemas digestivos en mi niñez, que me provocaban cierta dosis de postración, además de todo el rosario de patologías de la infancia. Mamá (de ella hablaré en otra entrega) siempre fue la doctora de nosotros, una especie de curandera todopoderosa, por lo cual era rarísimo que nos llevaran a algún Hospital, de forma que pasábamos las enfermedades en casa, bajo sus cuidados. Papá, que detestaba todo lo relacionado con el mundo médico, cumplía su papel de cuidador improvisando malabares (hacía de mago, silbaba, inventaba juegos con títeres, creaba sombras chinescas, cantaba) para quien estuviera enfermo, aunque su aporte fundamental consistía en dibujar. Recuerdo sentirme con mucha fiebre, y a él, a mi lado, regalándome dibujo tras dibujo, siempre de elefantes con adornos. Una vez me susurró “dame todo tu malestar a mí, te lo cambio por Babar”. En cuanto desaparecía el sarampión, o la parotiditis, o la indigestión o la rubeola, los elefantes pasaban al olvido. 
Varios años después de esta primera infancia, cuando ya entré en la adolescencia, decidí becarme. Me alejé del ambiente maravilloso, medio enloquecido, un poco circense y siempre pasmoso de mi hogar, para explorar la fiereza del mundo exterior. Durante el primer año de dicha lejanía, en momentos de profunda añoranza, recibí la sorpresa de varios de esos dibujos alucinados. Podía darse el caso de que yo estuviera en una asamblea aburridísima, en el anfiteatro de mi escuela, y alguien me tocara el hombro, para extenderme un papel, donde aparecía un elefante riéndose, vestido de payaso. O que en medio de la noche, un profesor me llamara a la dirección de la escuela para hacerme entrega formal de un sobre. Al abrirlo, en lugar de un texto, salía un elefante comiéndose un jardín de rosas. Al principio de recibir tan peculiares mensajes, me empeñé en saber cómo, de qué manera, a través de cuál mano generosa me llegaban, pero al cabo, me venció la magia. Todos los mensajeros habían prometido guardar el secreto, y cumplieron el juramento. El caso es que durante muchísimo tiempo seguí esperando la aparición de un paquidermo maquillado con flores, sobre todo si sentía añoranza, miedo, o la imperiosidad de estar en mi casa. Conservo montones de cartas escritas por mis padres durante mi periodo de adolescencia, y más tarde durante mi misión médica en África, y de algunos sobres se asoman pintorescas trompas de ya sabemos quiénes. Podría, como dije al inicio, acudir a mis recuerdos de infancia para evocar al hombre increíblemente amoroso que fue mi padre, pero temo aburrir a los lectores, de manera que prefiero seguir buscándolo en silencio. Y recordarlo en una dolorosa quietud que aborrezco por la sencilla razón de que ni mi madre ni él están donde estoy yo, en la sobrevida.
Julio, 2020.       

viernes, 17 de julio de 2020

Discurso del Presidente Díaz Canel en el Consejo de Ministros, el 16 de julio de 2020

(Versiones Taquigráficas - Presidencia de la República)
Reiteramos el saludo a todos los miembros del Consejo de Ministros y también a los primeros secretarios del Partido y a los gobernadores que se encuentran participando por videoconferencia.
Más que todo, quisiera detenerme en algunos elementos de contexto, en algunos elementos también que tienen que ver con el abordaje ideológico, con el abordaje político, con el aseguramiento político y con la manera en que tenemos que trabajar para apoyar toda esta estrategia.
En primer lugar, todos partimos de que estamos actuando en medio de un mundo que tiene una situación compleja, que es totalmente desafiante, y que nosotros trabajamos o la vamos a enfrentar con la convicción de que no podemos continuar haciendo lo mismo en un grupo de ámbitos de nuestra vida económica, que haciéndolo de esa manera no está dando los resultados que necesitamos.
Esta Estrategia se aprobó la semana pasada en una reunión del Buró Político, presidida por su Primer Secretario, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, y hoy se ha traído al Consejo de Ministros para aprobarla y también para informarles a los gobernadores, y de esta manera vamos preparando todo el sistema de dirección que va a estar implicado con la implementación de la misma.
Se ha partido de las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social que se aprobaron en el Séptimo Congreso del Partido, de la Conceptualización del Modelo Económico y Social que se aprobó en el Séptimo Congreso del Partido y de los Lineamientos que se aprobaron en el Sexto Congreso del Partido y fueron actualizados en el Séptimo Congreso.
Con eso, ¿qué hemos diseñado y que ya hoy tenemos aprobado a diferentes niveles?  Una estrategia de recuperación de la COVID que nos va dando resultados; un Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social en un primer momento, en una primera etapa, en una primera versión que ya aprobamos en el Buró Político y que vamos a llevar al Consejo de Ministros la próxima semana, y una estrategia económica y social de fortalecimiento de la economía para enfrentar la situación de crisis, que ya hoy queda aquí aprobada en el Consejo de Ministros y que vamos a iniciar de inmediato su implementación.
Para todo esto hemos partido de la situación del mundo, de la situación del país.  Hemos analizado todas las propuestas que se han hecho en el debate público que hay de esto en las redes sociales, en la Academia, en la propia población cubana.  Se han tomado en cuenta los criterios de todo tipo, incluso los que son contrarios a la Revolución, para ver en qué elementos nos atacan, en qué están los focos de atención para desmontar nuestro programa económico y social.
Por otra parte, como estamos partiendo de los documentos aprobados por el Congreso del Partido, son cosas que se aprobaron; es la implementación de cosas que han quedado postergadas en alguna medida, pero que fueron aprobadas en un amplio debate popular que precedió al Congreso y que se ratificaron también en la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Nosotros tenemos que reconocer que a nivel global estamos asistiendo a la confluencia de una profunda crisis como consecuencia del impacto de la COVID-19, del derrumbe definitivo que tienen los paradigmas neoliberales que venía defendiendo el imperialismo en estos momentos, del ejercicio abusivo que hay de la hegemonía imperial, que han sido puestos al descubierto en el libro de Bolton al mostrar la perversidad de sus prácticas, y aquí podemos mencionar algunas.
En ese libro se plantea cómo se hace presión permanente sobre otros gobiernos, cómo hay un apoyo desembozado de golpes de Estado e intentos de golpes de Estado, injerencia, violencia, amenaza de intervención militar y despliegue ofensivo de fuerzas y bases por todo el mundo por parte del Gobierno de los Estados Unidos; cómo hay una estrecha alianza de la administración de los Estados Unidos con la contrarrevolución cubana y con la oposición venezolana; cómo se ha reactivado la Doctrina Monroe; cómo se usan las calumnias y mentiras como pretexto para la injerencia y el intervencionismo; cómo se emplea también la corrupción y el soborno a gobiernos de países para lograr sus propósitos. 
En ese libro se demuestra la obsesión y la saña que hay contra Cuba y contra Venezuela; cómo se orquestó la persecución al combustible que necesitaba adquirir nuestro país, que fue lo que nos llevó al primer momento en el que tuvimos que plantear un grupo de medidas a mediados o a finales del pasado año.  La falta de dignidad en el ejercicio de la política.
En síntesis, podemos decir que cada página del libro de Bolton corrobora la validez de las denuncias que ha hecho la Revolución Cubana y de nuestras declaraciones sobre la indignante política actual del imperio.
Por otra parte también tenemos que reconocer que hay una profunda crisis en curso a nivel mundial, provocada por los factores citados anteriormente y reforzada por los problemas que atraviesa la administración norteamericana, y ustedes han visto todos los problemas económicos que tienen, los problemas sociales, la manera irresponsable e ineficiente con que han manejado el enfrentamiento a la pandemia: el país que más riquezas tiene en el mundo, es el país que tiene más muertos y más afectados por esa pandemia; el abuso policial, los problemas raciales.
Y a esa administración le molesta y le duele el prestigio y los resultados de nuestro país.  Eso explica el incremento de su agresividad en estos momentos, que se manifiesta en constantes medidas que aplica contra Cuba, en el incremento de la persecución financiera y el congelamiento de cuentas bancarias y bienes cubanos en terceros países, que lo tienen como una propuesta; en acciones orientadas a desprestigiar a los dirigentes cubanos; en acciones buscando el recorte del envío de remesas a Cuba; en la aplicación de sanciones contra empresas que mantienen negocios en Cuba; en los permanentes intentos de crear condiciones para un estallido social, y en los intentos de promover posiciones políticas opositoras dentro de nuestras instituciones.
Por lo tanto, nosotros nos tenemos que ubicar en un campo de batalla donde la estrategia enemiga está demostrando ser: atacarnos por varios frentes y disparar por todos los flancos posibles.  Cada tema es un sector de fuego: toman el tema de las colas para el pollo y apuntan al nivel de vida de la población; toman el tema del desabastecimiento y atacan la gestión económica del Gobierno.  Van al ataque incesante de todo lo que se hace y promueven las instituciones del Estado o sus dirigentes para desacreditarlos y su imagen es objeto permanente de escarnio y difamación.
En temas de derecho y sociedad no han desistido en la búsqueda de puntos de quiebra en la unidad nacional, magnificando los posibles disensos en asuntos sensibles como el matrimonio igualitario, el racismo, la violencia contra la mujer, o el maltrato a los animales, por mencionar algunos, en todos los cuales trabajamos seriamente para resolver deudas de siglos que solo la Revolución en el poder ha enfrentado con indiscutibles progresos.
Es importante comprender que mientras más frentes logren abrir y mientras menor sea la capacidad de nuestras instituciones políticas y sociales para resolver lo pendiente y demostrar con argumentos las falacias inducidas, mayores resultados obtendrán los enemigos históricos de la Revolución en su objetivo supremo detrás de todas las campañas que organizan, que es denostar al Estado revolucionario y al sistema político, mediatizar siempre en negativo y mostrar un caos en nuestra sociedad.
Hay mucho dinero corriendo, pero hay, además, laboratorios ideológicos detrás de todo esto, porque los nuevos terrenos de operación virtual y mediática han demostrado efectividad en cuanto a la manipulación y a desarmar ideológicamente a los pueblos en nuestra región y en el mundo.
Nosotros debemos ser capaces de generar también, ante todo esto, una estrategia de comunicación con rigor, utilizando incluso muchas de las herramientas que ellos emplean contra nosotros, pero también creando nuevas herramientas más ajustadas a nuestra realidad y a la singularidad de nuestro pueblo.  De todos modos, no hay dudas de que la manera más efectiva de comunicar es hacer las cosas y hacerlas bien.  Cuba, como pocos países de similar desarrollo, tiene la posibilidad de hacerlo bien.  Existen muchas instituciones, organizaciones y la infraestructura necesaria para que tributen a la generación de esta estrategia y, lo que es aún más importante, tenemos a las personas preparadas para ello, tenemos el capital humano y revolucionario preparado para ello.
Tenemos que aprovechar todas nuestras potencialidades, no podemos seguir anclados a formas de comunicar anteriores a la era digital, y no podemos burocratizar los procesos ideológicos.  La comunicación social ha llegado, por fin, a los organismos del país; pero tenemos que ser más proactivos, capaces de anticiparnos a las manipulaciones mediáticas que van a tratar de imponer nuestros adversarios.
Ahora mismo, en estos momentos, en los últimos días se ha estado especulando alrededor de algunas medidas que son complejas y que no benefician a todos los sectores sociales por igual, pero que se saben necesarias para remontar nuestros problemas económicos y que han sido explicadas aquí por el compañero Alejandro.  Inmediatamente han comenzado a sembrar dudas y a alimentar la desconfianza.
El enemigo, con sus sistemas de medios y sus mercenarios de turno, trabaja para sembrar desesperanza y desaliento.  Hay que ver cómo se rasgan las vestiduras y asumen roles de víctimas o de pensadores ahora muy preocupados por el pueblo y por los trabajadores, algunos que serían incapaces del menor sacrificio por la nación, y donde nunca hablan de la verdadera causa o de la mayor causa de nuestros problemas, que se el bloqueo, al que no son capaces nunca de repudiar ni condenar.
Sacan de contexto frases para ridiculizar esfuerzos, hablan de un apartheid económico.  ¿Se puede cuestionar de apartheid económico a un país donde el Gobierno todos los días se preocupa por cómo les llega la mayor parte de las cosas posibles a todos por igual?  Lo que pasa es que, ¿dónde está la maldad? —y es de las cosas que tenemos que saber explicar bien—, en que han dicho que vamos a cerrar las tiendas en CUC y que van a quedar nada más las tiendas en moneda libremente convertible.  Y no es así. 
Nosotros vamos a mantener, a un costo tremendo, un nivel de venta en las tiendas en CUC, fundamentalmente de alimentos, de aseo, de la canastilla, leche en polvo, todo un grupo de cosas, y que le van a llegar a todo el mundo, y se van a vender en CUC o en CUP, como se plantea.
Vamos a vincular más actores económicos de los que tenemos en el país, también para vender en esas tiendas y suplir otras cosas en las cuales no podemos gastar hoy dinero en divisa, como son muebles, calzado, ropas que hacen nuestros artesanos y que hace la industria nacional; pero necesitamos vender una cantidad de mercancías en moneda libremente convertible para tener divisas, para seguir ampliando esa venta y con esa venta tener dinero para también una parte de ese dinero introducirla en la industria nacional y que la industria nacional se convierta en una fuente de productos para esas tiendas y para las otras, y, además, tener un dinero también que nos permita en las otras tiendas poder sostener las otras cosas que queremos vender.
Pero eso no lo han dicho ellos.  Ellos ayer salieron a las redes a decir: esta gente van a dolarizar la economía, van a cerrar las tiendas en CUC y todo lo van a vender en divisas.  Y el pueblo trabajador —que tanto les “preocupa”— que gana en moneda nacional y que puede con moneda nacional adquirir CUC va a quedar totalmente desamparado.  Esa es la matriz de opinión que están tratando de sembrar hoy en las redes sociales. 
Y alguna de nuestra gente, porque no hemos dado la información todavía, porque estábamos preparando todas las medidas, se van con eso y empiezan a mostrar insatisfacción, incomprensión, inseguridad, empiezan a vaticinar que va a haber una situación compleja.  No, no vaticinen, hay una situación compleja desde mediados del pasado año, y todo eso lo hemos ido superando.  Pero la situación compleja no es de Cuba, es del mundo.  Y nosotros, en medio de esa situación, seguimos proponiendo cosas para todos y buscando la solución para todos. 
No hay ningún Estado en el mundo que se preocupe porque todos sus habitantes coman todos los días.  La gente llena los mercados y compra el que puede y el que no, no, y eso no le interesa a nadie.  Aquí todos los días nos estamos desgastando en cuál es el per cápita que va a llegar a la gente, de dónde sacamos un poquito para distribuir de manera controlada y no por las vías normales de mercado.
Aquí se le dan las cinco libras de arroz por la canasta lo mismo al campesino, que al que tiene una paladar, que al que vive en una ciudad y trabaja por el Estado.  Díganme en qué país del mundo se viven esas cosas; porque también hay personas a quienes se les olvida en un momento complejo la obra de la Revolución, y en los momentos complejos es donde hay que sacar los argumentos de la Revolución y las fortalezas de la Revolución.  Hoy ningún Estado en el mundo ni ningún gobierno sale a explicarle a su población por qué tiene que enfrentar una estrategia de impulso a la economía ni cómo lo va a hacer, y aquí se va a explicar con toda transparencia, en cada momento, de manera gradual, en la medida en que vayamos aplicando las medidas.
Ahora bien, han sacado solo una medida —claro, no conocen las otras—, y contra esa han bombardeado con todo su rencor y todo su odio.  Esa medida, dentro de todas estas, tiene menos peso, pero, como ustedes han visto, esto es un sistema de medidas, y que está orientado, precisamente, a eso, a fortalecernos, no solo para resistir, sino también para salir adelante, avanzar y desarrollarnos.
Todo lo que estamos proponiendo y todo lo que estamos trabajando se está haciendo para buscar un bien común, que es mejorar, incluso, en condiciones de crisis.
En medio de eso, hemos tenido que hacer un tremendo esfuerzo para lograr que, por la venta controlada, en julio y en agosto lleguen productos adicionales a la población.  Y sí, aparecerán a la venta algunos alimentos en divisa a los que tendrá acceso una parte de la población; pero a todos los cubanos, incluso a esos que tienen divisa, les estamos garantizando, como mínimo, dos libras más de arroz en julio y en agosto, y tal vez podamos dar hasta un poquito más a partir de otras gestiones que se están haciendo. 
Vamos a dar también una cantidad adicional de granos, de frijoles, y estamos buscando también para dar una cantidad adicional de carne de pollo.  Todo eso en medio de esta situación.  No es solo una medida por aquí aislada y esta es la medida “estrella” —como lo han querido demostrar— y la medida con la que hay que “atacar al Gobierno cubano, que no tiene sensibilidad por su gente, que no reconoce las necesidades del pueblo trabajador”.  Esa es la mentira, la calumnia, la manera en que construyen todas estas cosas.
Y hay desabastecimiento en las tiendas, sí, ¿y por qué lo hay?  ¿Por qué Cuba no tiene más divisas?  Entre otras cosas, por el bloqueo, por la persecución financiera, porque no podemos exportar todo lo que queremos; porque cada vez que le exportamos a alguien, tratan de cortar esa exportación; porque cada vez que estamos gestionando un crédito, tratan de quitarnos el crédito; porque tratan de que no llegue combustible a Cuba y entonces tenemos que comprar en terceros mercados a un precio más alto.  ¿Por qué no se habla de eso?  ¿Son esa gente patriotas, están tan interesados de verdad por el pueblo, o lo que quieren es un cambio de sistema donde se favorezca a una minoría? 
Es cierto que con algunas de estas medidas se corren riesgos: tendremos que enfrentar a los “coleros” de manera más decisiva y más intensiva.  Tenemos que enfrentar a los revendedores, que nos complican la vida.  Tendremos que enfrentar casos de corrupción, que tratarán de aprovecharse de esta situación.  Tendremos que enfrentar el mercado ilícito de divisas.  Pero para todo eso nosotros tenemos la fuerza de la Revolución y la participación del pueblo, y lo que tenemos que lograr es que el pueblo entienda bien por qué vamos a todas estas medidas. 
Como Gobierno, por supuesto, nos corresponde escuchar, atender, diferenciar la crítica honesta y la sugerencia valiosa del acto malicioso y la propuesta impracticable; y nos toca responder, explicar, argumentar y aplicar todo cuanto aporte.  Solo así se gana la confianza de las mayorías y se prueba que todo lo que hacemos, lo hacemos para salvar al país y para avanzar. 
El pueblo, del que formamos parte todos nosotros, sabe distinguir lo legítimo de lo falso cuando participa activamente en lo que hacemos para defender y fortalecer a la nación frente a la difícil situación imperante, agravada por la amenaza imperial.
Todos los días estamos enfrascados en la búsqueda de soluciones a los problemas, pensando y sintiendo como pueblo, pensando y actuando para el bien de todos, y nos toca explicar que, en ocasiones, para beneficiar a todos hay que implementar medidas que “parece” que favorecen a pocos, pero que a la larga beneficiarán a todos.
Quiero recordar que en los últimos meses hemos enfrentado numerosos intentos para impedir la llegada de combustible a nuestros puertos, desabastecimiento de alimentos, insumos y materias primas para sostener importantes procesos productivos, y sanciones que han mermado nuestros ingresos en divisas en medio de la pandemia.  Aun así elevamos, hasta donde se podía, los salarios en el sector presupuestado; se evitaron los apagones; mantuvimos la vitalidad de la actividad productiva, las inversiones fundamentales para el desarrollo del país; aprobamos medidas para proteger y atender a toda la población cubana, sin distinción, de los impactos de la COVID-19. 
Con sensible carencia de recursos logramos controlar la pandemia y, aunque lamentamos la pérdida de 87 vidas por esa causa, que es mínima comparada con lo que pasa en el mundo, nos consuela y anima que no falleció ningún niño, ningún médico, ningún personal de la Salud; que no colapsó nuestro Sistema de Salud; que la gestión del Gobierno favoreció la acción integrada del Sistema de Salud cubano y de nuestros científicos con indiscutibles resultados; que nuestros protocolos médicos salvaron más vidas que los implementados en otros confines; que mantenemos una comunicación transparente y sistemática a la población y que hemos apoyado a decenas de países con nuestras brigadas médicas, ganando el respeto y la admiración del mundo.
Con la satisfacción por esos resultados, ahora vamos a concentrar los mayores esfuerzos en desarrollar acciones para impulsar la economía.
La Revolución, en su devenir histórico, ha probado de modo constante e invariable su vocación por la justicia social, y eso nadie lo puede dudar.  Nadie queda desamparado en nuestro país, así ha sido, así es y será siempre.  Nos debemos al pueblo al que pertenecemos, lo respetamos y queremos y para su bienestar trabajamos.
Bajo esas premisas, que dan sentido a nuestras vidas, nos hemos planteado cómo enfrentar la nueva situación que impone el mundo pos-COVID-19, no solo para resistir, sino para avanzar y fortalecernos.
Hoy se presenta aquí la Estrategia Económica y Social para impulsar la economía, que parte de la necesidad de transformar el comportamiento de la economía cubana con agresividad, intensidad e innovación. 
Desarrollar la economía significa ni más ni menos que ofrecer mayor bienestar al pueblo.  Se trata, en primer lugar, de retomar todo lo pendiente de lo que aprobamos en el Congreso del Partido, quitando las trabas identificadas en los constantes análisis de los procesos económicos que hemos realizado. 
Las transformaciones en marcha demandan la aplicación de 209 Lineamientos.  En todas hay oportunidades y riesgos que debemos identificar, con la voluntad de corregir de inmediato todas las posibles distorsiones.  El peor riesgo estaría en no cambiar, en no transformar y en perder la confianza y el apoyo popular.  Lograremos apoyo popular porque vamos a lograr bienestar y mejorías, y es obligado evaluar constantemente el impacto político y social de cuanto apliquemos.
Las transformaciones de esta etapa se implementarán de manera gradual, pero avanzando en todas simultáneamente con toda la agilidad y la eficacia que el momento demanda, y de ahí somos muy responsables los organismos de la Administración Central del Estado, las instituciones estatales y también todas las estructuras de Gobierno a todas las instancias.
Nos toca aprender a vivir con menos importaciones y con más exportaciones, promoviendo la producción nacional para satisfacer la demanda interna, potenciando los sistemas productivos territoriales y locales —y aquí se tiene que reforzar el papel de los gobiernos locales—, estableciendo una secuencia de acciones según prioridades, como se ha planteado aquí.
Iniciaremos de inmediato las transformaciones más urgentes y —reitero una idea que dio Alejandro— estamos convencidos y decididos a aplicar todo lo que está en esta Estrategia; unas cosas se harán más rápido y otras llevarán el tiempo necesario para terminar de implementarlas, pero todo lo que está en esta Estrategia lo vamos a aplicar. 
Esta decisión exige preparación de los organismos.  Implementar una estrategia de comunicación que logre llevar rápido y eficazmente la información al pueblo, cerrando todos los caminos a la manipulación y las tergiversaciones oportunistas del adversario. Por eso hoy hemos reunido al Consejo de Ministros y participan los gobernadores.  La próxima semana con esta información estaremos llegando a los presidentes de las asambleas municipales del Poder Popular, a los secretarios del Partido en los municipios y a los intendentes.
Hoy se inicia una serie de Mesas Redondas para la explicación más amplia posible al pueblo y, poco a poco, en las Mesas Redondas iremos informando las medidas que se vayan aplicando dentro de esta Estrategia, sus alcances y también las valoraciones sobre la aplicación de las mismas.
Se inicia ya, de hecho, entonces, un período de implementación y control.  Los temas más complejos, los temas que llevan una valoración política más profunda los estaremos llevando también, sistemáticamente, al Buró Político del Partido Comunista de Cuba, y ahí estaremos viendo qué hay que aprobar, qué se va aprobando, cómo van marchando todas las implementaciones.  Y en octubre estaremos presentando esta Estrategia a la Asamblea Nacional del Poder Popular, y, yo diría, más que todo, ya estaríamos discutiendo los primeros resultados de la aplicación de la misma.
Y todo lo haremos en una secuencia, donde ahora nos vamos a centrar en la producción de alimentos, en la soberanía alimentaria y nutricional, que lleva importantes transformaciones: lleva transformaciones en el sistema de estructura del Ministerio de la Agricultura, lleva transformaciones en las empresas de la agricultura, lleva transformaciones en la manera de relacionarse adecuadamente empresas estatales con todas las formas de gestión y propiedad que aportan a la producción de alimentos; lleva una transformación en el sistema de comercialización, lleva incentivos, lleva apoyos en créditos; lleva el estudio de las posibilidades de acciones bancarias de fomento a la agricultura.  Lleva también la posibilidad de que cualquiera de las formas productivas pueda importar insumos que necesita, a través de empresas estatales, y también la posibilidad de que cualquiera de las formas productivas pueda también exportar producciones para tener, también, financiamientos en divisas que ayuden a reproducir, de manera ampliada, su actividad económica.
Vamos a insistir también en:
  • el reordenamiento del comercio interior, con todo un grupo de elementos que aquí se explicaron;
  • el fortalecimiento de la empresa estatal socialista, donde lo primero que hay que priorizar son las 33 medidas que ya tenemos aprobadas para lograr mayor autonomía en su gestión;
  • la transformación del entorno monetario en que opera la inversión extranjera, como se explicó aquí;
  • la modificación del sistema de distribución de divisas en la economía;
  • la participación de la industria nacional como principal proveedor de bienes y servicios que demanda la economía;
  • el incremento y diversificación de las exportaciones, incluyendo, como decía, la exportación de todas las formas de gestión, a través de empresas estatales de Comercio Exterior;
  • el perfeccionamiento del trabajo del sector no estatal, con prioridad inmediata en la ampliación del trabajo por cuenta propia, de quitarle trabas;
  • la eliminación del gravamen a la compra de dólares;
  • las vías y mecanismos para la canalización de las remesas en función del desarrollo económico y social;
  • el diseño e implementación de incentivos fiscales para los exportadores;
  • el diseño e implementación del mercado de deuda pública con participación de diversos sectores.
Y en medio de todo eso, vamos a dar los resultados de los últimos análisis para completar toda la envergadura que abarca la Tarea de unificación monetaria y cambiaria, para aprobarla en el menor tiempo posible, y también implementarla, cuando esté aprobada, en todo su conjunto, y que ella, por sí sola, cuando la implementemos, va a quitar muchas, casi la totalidad de las trabas que hoy tenemos para el desarrollo de las fuerzas productivas en nuestro país.
Compañeras y compañeros:
He pensado que podríamos definir nuestra Estrategia como un plan que defiende un ideal; no como una idea de perfección, sino como suma de los Objetivos a conseguir en el siguiente orden:
Implementar los acuerdos del Congreso del Partido y cumplir con las demandas populares emanadas del debate popular de sus lineamientos.
Derrotar la política del bloqueo.
Enfrentar la crisis global y multidimensional que el neoliberalismo y la pandemia han exacerbado.
Aplicar ciencia e innovación a todos los procesos productivos y dinámicas sociales para afianzar el desarrollo.
Legitimar y afianzar el ideal socialista como único camino hasta ahora conocido hacia la prosperidad con justicia social.
Si unimos las letras iniciales de estos cinco Objetivos fundamentales, leeremos: IDEAL.
Cuba vuelve a ser retada por un desafiante contexto mundial y una agresiva política imperial.  No lo busca, pero no le teme.  ¡Contamos con una historia suficientemente grande e inspiradora para lanzarnos a la pelea! 
A esa historia suman ahora los ánimos renovados y enaltecidos por la consagración y el talento de nuestros científicos y nuestro personal de la Salud, que nos han colocado entre los países que han logrado controlar y vencer a una pandemia terrible, en medio de las más atroces políticas de bloqueo y persecución financiera y las más indignantes campañas de descrédito de nuestros héroes: los colabores de la Salud.
Hace exactamente veinte años, en una pieza oratoria que se convertiría en su Testamento Político, nuestro Comandante en Jefe nos legó el concepto de Revolución, del que hoy tomamos algunas ideas fundamentales, enlazadas con lo que estamos proponiéndonos con la Estrategia que aprobamos hoy: 
“Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado (...); es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio...”
Ante estas ideas insuperables de la obra construida en más de sesenta años de lucha y sacrificios, reiteramos:  ¡Pudimos! ¡Podremos!  Pudimos enfrentar y controlar la pandemia.  Podremos enfrentar y controlar la crisis.
¡Fuerza Cuba, que seguiremos viviendo, impulsando la economía y venciendo!
Como nos enseñó a decir siempre, desde esta y otras tribunas, el General de Ejército, quien sigue comandando a la Revolución:  ¡Viva Cuba Libre! (Aplausos.)

UBUNTU: soy porque nosotros somos