viernes, 11 de julio de 2025

Los derechos de la mente*

 Cantabria se convertirá el año que viene en la primera región europea que protege los neuroderechos y los datos obtenidos del cerebro de los ciudadanos. Los neuroderechos son un concepto reciente desarrollado en respuesta al avance de las tecnologías para registrar la actividad cerebral, es decir, para leer la mente. Como consecuencia del activismo de algunos de los neurocientíficos más destacados del mundo —como Rafael Yuste, de la Universidad de Columbia— Chile, el Estado brasileño de Río Grande do Sul y tres estados estadounidenses (Colorado, California y Montana) ya han legislado en el mismo sentido. La ley de salud digital llegará al parlamento cántabro en otoño y tiene la vocación de convertirse en una referencia para el resto de España.

El objetivo científico de las técnicas para leer la mente es virtuoso. Su finalidad principal es ayudar a las personas que han perdido la movilidad o el habla por accidente o enfermedad, y también a los pacientes que tienen que someterse a alguna cirugía cerebral por tumor, lesión o epilepsia. La empresa menos conocida de Elon Musk, Neuralink, lleva años desarrollando chips para implantar en el cerebro con esos propósitos, y hay otros gigantes económicos que se han subido al tren con cascos de electroencefalografía, dispositivos magnéticos y ópticos o nanopartículas, todo ello asociado a sistemas de computación avanzada e inteligencia artificial para descifrar las señales que emergen de la mente de los individuos. Son avances importantes para la medicina.


Pero las empresas tecnológicas no suelen meterse en una línea de investigación por mero altruismo. Musk y sus competidores están pensando en cosas como manejar el teléfono con la mente, consultar a Google o a ChatGPT con solo pensar en la pregunta y otras formas de rentabilizar sus inversiones mediante la electrónica de consumo masivo, que es lo que han hecho siempre. A diferencia de lo que ocurre con el estudio del cerebro en la práctica médica, donde los datos están protegidos en todas las legislaciones, los usos comerciales de las mismas técnicas disfrutan de un vacío legal que preocupa mucho a los científicos que conocen el tema por dentro. Las 30 principales empresas de neurotecnología se apropian de esos datos para venderlos a terceras partes. Lo que estas quieran hacer con ellos después de comprarlos no tiene más límite que la imaginación empresarial.

Nada de esto es ciencia ficción. Los sistemas para interpretar lo que una persona tiene intención de decir, o lo que está pensando en secreto, ya existen, aunque solo a nivel experimental. Convertirlos en productos comerciales para leer el pensamiento no solo es factible, sino que está a la vuelta de la esquina. Sería verdaderamente notable que, siquiera por una vez, el legislador fuera por delante de los avances tecnológicos. El ejemplo de Cantabria debería cundir entre los políticos del resto de España y de Europa.

________________

*Editorial de El País (España)

5 comentarios:

silvio dijo...

Vox resucita la limpieza de sangre
Las declaraciones de portavoces del partido ultra sobre la expulsión de España de millones de migrantes tienen muchos y siniestros precedentes en la historia
Guillermo Altares

Envalentonados tal vez por el clima de terror que Donald Trump ha desatado entre las comunidades inmigrantes de Estados Unidos, Vox ha prometido que aplicará una fórmula parecida en España si llega al Gobierno. Sus portavoces Rocío de Meer y Pepa Millán han defendido la deportación de millones de personas, inmigrantes con residencia legal, incluso de segunda generación, sin importar que sean ciudadanos españoles de pleno derecho, basándose en un concepto tan indefinido y volátil como la adaptación a las costumbres nacionales, como si tal cosa existiera. Se trata de un racismo apenas disimulado que tiene una larga tradición en España y se remonta a la Edad Media: es lo que durante siglos se llamó limpieza de sangre y ahora Rocío de Meer, portavoz de Emergencia Demográfica y Políticas Sociales del partido ultra, ha formulado como el “derecho a querer sobrevivir como pueblo”. Por lo menos, ha tenido el detalle de no hablar de raza.

El sociólogo español Alejandro Baer, investigador del CSIC, exdirector del centro de estudios del Holocausto y Genocidios de la Universidad de Minnesota, que acaba de publicar el libro Antisemitismo. El eterno retorno de la cuestión judía (Catarata), lo expresaba así este lunes en la red social X: “Tenemos el derecho a querer sobrevivir como pueblo’, dice la diputada Rocío de Meer (apellido castizo, como el mío). Delirios völkisch, de sangre y tierra, como los que te encuentras en Mein Kampf, el infame libro que cumple estos días 100 años”.

Cualquier comparación con los nazis es normalmente problemática y exagerada, pero Baer sabe de lo que habla, pues ha estudiado a fondo este oscuro periodo de la historia de Europa. Antes de la violencia hay palabras, estigmatizaciones, racismo, se marca la diferencia entre ellos y nosotros, se señala el peligro que representan para la convivencia y para la propia idea —inmutable y eterna— de pueblo. Cuando Hitler llegó al poder en 1933, tras liquidar la República de Weimar, uno de los periodos más analizados en los últimos años por los peligros que se ciernen sobre muchas democracias occidentales, instauró un certificado racial para poder trabajar en el sector público. El documento debía confirmar el pedigrí racial de la familia hasta 1800 (1750 para los miembros de las SS) y demostrar que no había ningún ancestro de “sangre judía o de color”.

Millones de alemanes tuvieron que recurrir a expertos en genealogía o detectives privados, primero para poder formar parte de la sociedad y, poco tiempo después, para poder sobrevivir. Me gustaría saber si los dirigentes de Vox tienen la intención de pedir un documento similar sobre las costumbres que se siguen como garantía para no ser expulsado de España y que ocurrirá con aquellos que, a pesar de lucir ocho apellidos españoles, no se adaptan a sus propias costumbres.

Los nazis se habían inspirado en las leyes raciales que se aplicaron en el sur de Estados Unidos tras la guerra de Secesión —las llamadas leyes Jim Crow—; pero también en la limpieza de sangre de España durante la Edad Moderna. Tras los pogromos que asolaron las comunidades judías de Castilla y Aragón al final de la Edad Media y la expulsión en 1492 por los Reyes Católicos, que provocaron conversiones masivas, comenzó la separación profunda entre los cristianos viejos y los nuevos. Cualquier indicio de ser judaizante era muy peligroso. “Yo te untaré mis obras con tocino / porque no me las muerdas, Gongorilla”, insultaba Quevedo a Góngora, mientras que, en una sus muchas burlas del fanatismo, Voltaire hablaba en Cándido de dos pobres que habían sido encarcelados en Lisboa por apartar el tocino en las lentejas. No bastaba con convertirse, como para Vox no basta con ser ciudadano español, para merecer formar parte del pueblo.

silvio dijo...

Vox resucita... (2 y fin)


Dada la obsesión del partido ultra por las costumbres españolas, resulta muy interesante lo que explica Joseph Pérez en Los judíos en España (Marcial Pons). Muchos conversos que habían abrazado sinceramente el cristianismo conservaban costumbres que ni siquiera sabían de donde venían —veneraban santas llamadas Raquel o Esther, no encendían la lumbre en sábado por viejas tradiciones familiares—. “Incluso entre aquellos conversos de buena fe cabe distinguir dos aspectos: el propiamente religioso y el sociocultural. En su fanatismo, varios detractores de los conversos confundieron los dos aspectos, la fe con las costumbres”. Cambiando unas pocas palabras, este relato del gran hispanista francés resulta muy contemporáneo.

El siempre lúcido Toni Martínez explicaba este martes en Todo por la radio, el espacio de humor de La Ventana de la Cadena SER —que sea divertido no significa que no sea serio—: “Haremos un tribunal que examinará si esas personas demuestran capacidad manifiesta de adaptación y que descubrirá quien está irremediablemente no integrado. Y este tribunal lo llamarán Santa Inquisición”. Modelos, desde luego, no les faltan.

https://elpais.com/espana/2025-07-11/vox-resucita-la-limpieza-de-sangre.html

silvio dijo...

Los españoles comienzan a girar su mirada desde EEUU hacia China
Por Pedro Barragán / Público 11/07/25

El Real Instituto Elcano, pese a su pretensión de neutralidad, actúa de facto como un brazo ideológico del bloque atlantista y empresarial que domina la política exterior española desde hace décadas. Se autodefine como "independiente", pero su financiación, sus vínculos con el Ibex-35 y su conexión con los grandes partidos del régimen lo convierten en un aparato técnico al servicio del status quo geopolítico occidental. Desde una mirada crítica, Elcano no representa la pluralidad real de la sociedad española, sino los intereses de una élite que apuesta por mantener a España subordinada a los dictados de Washington y Bruselas.

Este sesgo se expresa tanto en su producción de informes como en su marco ideológico de análisis: una defensa casi automática de la OTAN, una visión favorable al intervencionismo "liberal" y una desconfianza sistemática hacia potencias que no se pliegan al orden neoliberal global, como China. Elcano no cuestiona el papel desestabilizador de Estados Unidos en el mundo —ni sus guerras, ni sus sanciones, ni sus políticas comerciales agresivas—, sino que lo justifica bajo la coartada de la "seguridad" y la "democracia".

Sin embargo, los resultados de su último barómetro (julio 2025) son un espejo incómodo: la mayoría social española está cada vez más alejada de ese alineamiento automático con Estados Unidos. Solo un 11 % apoya a Estados Unidos en su rivalidad con China, mientras que un 80% opta por no alinearse con ninguna potencia. Más aún: China, pese al sesgo institucional contra ella, obtiene una valoración ciudadana superior a la de EEUU. La figura de Trump, símbolo del imperialismo más rancio, es ampliamente rechazada y EEUU empieza incluso a ser visto como una amenaza económica para España, debido a sus aranceles y políticas proteccionistas.

Analizando en detalle los resultados de la 45ª oleada del Barómetro del Real Instituto Elcano, muestran un giro claro en la percepción internacional de los españoles, con un alejamiento evidente de Estados Unidos y una actitud más receptiva hacia China. Ante la creciente confrontación de EEUU contra China, no es que solo un 11% de los encuestados se alinea con EEUU, sino que esto supone una caída drástica desde el 35% del año anterior. China, por su parte, mantiene todavía un nivel similar de respaldo (9%), pero lo más relevante es que un 80% de la población prefiere el no alineamiento. Esta tendencia no refleja indiferencia, sino una preferencia por una política exterior independiente, en la que China ya no se percibe como una amenaza directa, sino como un país con el que conviene mantener relaciones estables y constructivas.

En términos de simpatía, China supera a Estados Unidos con una nota media (sobre 10) de 5,8 frente al 5,1 que obtiene el país norteamericano. Esta diferencia es significativa en un contexto donde la imagen de EEUU se ha visto deteriorada por el regreso de Donald Trump a la presidencia, cuya figura es ampliamente rechazada por la opinión pública española -obtiene apenas un 2,5 sobre 10. Mientras tanto, China mantiene una imagen más neutral o incluso positiva, reflejo de su papel creciente en la economía global, su capacidad tecnológica y su postura menos intervencionista en conflictos internacionales que afectan directamente a España.

La mayoría de los españoles cree que no existe ningún riesgo para la UE en su actual tendencia de acercamiento a China. Sin embargo, más de un tercio de los entrevistados sí ve peligro en este enfoque, ya sea por temor a represalias de Estados Unidos o por la preocupación de volverse excesivamente dependiente de China.

Según la encuesta, tras la llegada de la administración Trump, los españoles han reducido su imagen de amistad con Estados Unidos, favoreciendo a China. Además, el 61% cree que el segundo mandato del presidente estadounidense Trump tendrá una "influencia negativa" en España, especialmente en relación con las tensiones comerciales.

silvio dijo...

Los españoles comienzan... (2)

Además, por primera vez en años, un número significativo de españoles -un 19%- identifica a EEUU como una posible amenaza para España, frente al 5% del año pasado. Esta percepción se explica por la política proteccionista de Trump, particularmente la imposición de aranceles a productos europeos, que afecta a sectores clave de la economía española. En contraste, China es vista menos como una amenaza que como un socio estratégico con el que es necesario entenderse en un mundo multipolar.

En conjunto, estos datos reflejan una transformación en la mentalidad internacional de los españoles. La tradicional simpatía automática hacia Estados Unidos se ha debilitado, y la sociedad española empieza a ver a China no solo con menos recelo, sino con creciente interés por su papel global. La apuesta mayoritaria por no alinearse con ninguna potencia no implica pasividad, sino, como ya hemos indicado, una actitud pragmática que reconoce el papel de China en el equilibrio global y apuesta por una política exterior más autónoma y adaptada a los nuevos tiempos.

Estos datos demuestran una fractura entre las élites que fabrican el consenso geopolítico y una ciudadanía que empieza a abrir los ojos ante el papel real que juega EEUU en el mundo. El problema no es solo Trump: es el modelo global que representa, basado en el dominio, la injerencia y la desigualdad. Y frente a eso, China aparece no como una utopía, pero sí como un país con el que es posible establecer relaciones en pie de igualdad, sin tutelajes ni chantajes.

La política actual del Gobierno español hacia China ha dado un giro notable en 2024 y 2025, marcando una ruptura parcial con la subordinación tradicional a la agenda de Washington y Bruselas. Frente a la presión para endurecer el tono contra Beijing, el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha optado por una posición más claramente multipolar, defendiendo la autonomía estratégica de España en el tablero global. Esta actitud se ha manifestado en varios gestos recientes: desde la intensificación de acuerdos bilaterales en energía verde y tecnología con empresas chinas, hasta la negativa a secundar ciertas medidas punitivas impulsadas desde la Comisión Europea, como la subida de aranceles a vehículos eléctricos chinos.

España ha defendido públicamente que China es un socio económico imprescindible y ha rechazado el marco de confrontación sistémica promovido por EEUU. En discursos recientes, miembros del gobierno han subrayado la necesidad de una política exterior basada en intereses propios, no en lealtades automáticas, y han reivindicado un enfoque pragmático, de cooperación selectiva, en lugar de sumarse a bloques cerrados. Esta postura ha sido bien recibida en Beijing y ha reforzado la imagen de España como un país dispuesto a jugar un papel autónomo en un mundo multipolar.

Este viraje posiblemente no responda solo a convicciones ideológicas: es fruto de las dificultades parlamentarias del gobierno, que necesita sostenerse con el apoyo de partidos que reclaman una política exterior más soberana y crítica con el alineamiento atlantista. Los socios Sumar, Podemos, Esquerra Republicana o EH Bildu han presionado al Ejecutivo para alejarse de la política exterior de bloques y abrir espacios de cooperación con países no occidentales, especialmente en el Sur Global y Asia. Es, además, una adaptación al propio viraje de la sociedad española. En ese contexto, la apertura hacia China se ha convertido en una apuesta pragmática para asegurar mayorías internas, contener tensiones, asentar las expectativas electorales y ofrecer una alternativa creíble a la lógica de confrontación promovida desde Washington.

silvio dijo...

Los españoles comienzan... (3 y fin)

Desde una perspectiva crítica, este giro multipolar es una señal alentadora: muestra que las presiones internas y externas están empezando a resquebrajar el viejo consenso geopolítico, y que existe margen para construir una política exterior verdaderamente autónoma, plural y alineada con las nuevas realidades globales.

Volviendo a la encuesta y en resumen, el Real Instituto Elcano es una herramienta ideológica del sistema, diseñada para legitimar las decisiones de una política exterior al servicio de las élites occidentales. Pero ni siquiera sus propios datos pueden ya ocultar el cambio que se está gestando en la conciencia colectiva: una España que empieza a reclamar soberanía, multipolaridad y ruptura con el servilismo proestadounidense.

https://www.publico.es/opinion/columnas/espanoles-comienzan-girar-mirada-eeuu-china.html