miércoles, 21 de diciembre de 2011

Mensajes de Los Cinco


Caricatura de Gerardo Hernandez Nordelo
Queridos amigos y amigas:

Deseo hacer llegar a todos ustedes mi más sincero agradecimiento por otro año de compañía solidaria en esta lucha por la verdad y la justicia.

El año que pronto culmina ha sido otro de significativos esfuerzos de todos los que, de una forma u otra, contribuyen al propósito de que la liberación de Los Cinco se convierta en una realidad.

Conocemos de las actividades y eventos que como parte de la campaña por nuestra liberación ustedes organizan en todas partes del mundo. A todos, en cada lugar del planeta desde el que demuestran el valor universal de la solidaridad humana, llegue al concluir el año 2011 mi gratitud y mi certeza de que alcanzaremos la victoria
Que tengan un feliz y fructífero año nuevo, y que el 2012 sea otro año de logros y victorias para las causas que defendemos.
¡Feliz año 2012!
¡Venceremos!
Fernando González Llort
Queridas hermanas y hermanos,

Este año 2011 llega a su fin, y queremos hacerles llegar en tan especial fecha, todo el amor, cariño y gratitud de los cinco, por todo lo que entregan cada dia por la causa de Cuba que es nuestra causa.

Ustedes son nuestra mayor virtud, nuestra fuerza y el motivo principal de nuestro optimismo, de que algún día se hará el milagro grande de la libertad y podamos celebrar todos unidos la dicha de la victoria.

Con ustedes, que nunca han faltado a nuestro lado a lo largo de más de 13 años ya de injusto encierro, se cumple la profecía de que toda obra de amor siempre vence sobre las adversidades y así será.
Les deseamos felices fiestas, un año 2012 de Paz, Amor, Salud y de Victorias.
!El amor de los Cinco está con ustedes cada segundo del año y de la vida!
En nombre de nuestras cinco familias, de nuestro pueblo cubano, de cada uno de nosotros, les deseamos.
!!!!!!!FELIZ 2012!!!!!!!

Ramón Labañino Salazar

Queridos amigos:

Comienza la segunda quincena de diciembre. Decido compartir con todos, por esta via, estas lineas que he enviado por escrito a muchos amigos, respondiendo a sus cartas llenas de solidaridad y de aliento.

René esta en libertad, pero es una libertad mas que condicionada; es una libertad en peligro constante para su integridad fisica; es una libertad sin poder tener a su lado a Olguita y a sus hijas; es una libertad sin libertad.
Gerardo continúa bajo las terribles condiciones de la penitenciería, las cuales conozco muy bien, soportando con ferrea entereza las injustas cadenas perpetuas, sin poder recibir la visita de Adriana.

La presentación del Habeas Corpus llega a su final. Una respuesta pudiera producirse a comienzos del proximo año. Me pregunto: Qué podría responder la jueza Lenard?

Con la participación de amigos de todo el mundo, en Holguin, se efectuó el VII Coloquio por nuestra liberación. Una vez más el éxito de este evento nos llena de fuerzas y demuestra que la solidaridad crece.

Son estas algunas de las cosas con las que el 2011 llega a su final, en medio de un mundo que "no puede mas, se muere de dolor" y nos pide acudir corriendo a su auxilio para salvar la humanidad de tanto egoismo, que nos lleva, como afirmó Fidel, "de forma inexorable, hacia una catástrofe definitiva y total".

En nuestra amada patria, muchos son los retos que tenemos por delante para fortalecer la Revolución socialista. Nuestro pueblo unido, con la dignidad y el heroismo que lo caracteriza, jamás le fallará a su historia, a Fidel y a Raúl.

Poder tener a mis dos hijos en una visita ha sido lo más maravilloso que me ha sucedido en estos 13 años de prisión.
Con eterno agradecimiento por su apoyo, en nombre de los cinco, les deseo un
!Feliz Año Nuevo 2012!

Siempre optimistas, reitero: !Venceremos!
Paz, salud, felicidad y exitos en sus metas.
Cinco abrazos.

Antonio Guerrero Rodriguez
Queridos amigos:

Al acercarse otro fin de año con las festividades y el simbolismo que para cada uno, desde su espacio en nuestra diversidad, acompañan estas fechas, el espíritu familiar se renueva y nuestros mejores deseos se proyectan en el futuro inmediato; reflejo de nuestras aspiraciones, sueños, realidades y afectos.

Para nosotros Cinco, separados de nuestros familiares y de nuestro pueblo por más de 13 años, el recurrente deseo de que al fin se haga reparación a esta injusticia será nuevamente esperanza mayor. Ustedes, quienes nos han acompañado en todo este tiempo de azarosa lucha por que hagan algo tan sencillo como aplicar las leyes, han demostrado la sensibilidad como para sentir en carne propia la laceración que provoca la negación de esa aspiración tan elemental, tanto en nosotros como en nuestros seres queridos; haciendo un lado en sus corazones para esta batalla que por prolongada hubiera hecho ya claudicar a muchos. Por esa perseverancia les damos las gracias y les reiteramos la seguridad de nuestra eterna gratitud.
Nos espera un año importante, posiblemente decisivo, en el que se puede dilucidar el resultado de la última escaramuza legal de este largo y tortuoso proceso. Tal y como ya ha sido admitido por los propios fiscales, el peso de la solidaridad no es nada despreciable, y el saber que seguimos contando con sus esfuerzos nos alienta y sostiene. No tenemos dudas de que seguiremos juntos en esta lucha hasta alcanzar la victoria, y de que será gracias a las acciones de personas como ustedes que al final se logre la reunificación de nuestras familias.
Es por ese vínculo recíproco que la felicidad de ustedes es también la nuestra, que compartimos sus proyectos, que nos gozamos de sus éxitos y que juntos proyectamos el optimismo y la perseverancia que nos hacen uno.
Con ese espíritu de confraternidad y de sentimientos compartidos les deseamos el mejor fin de año y que tengan muchos éxitos en todas sus aspiraciones, que son también nuestras.
Muchas felicidades y próspero 2012
Con afecto.
René González Sehwerert








Antonio Guerrero y otro pastel de su autoría, basado en las fotos de los conciertos por los barrios.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Mensaje a todos

                                                     de Antonio Guerrero

Queridos amigos:

Comienza la segunda quincena de diciembre. Decido compartir con todos, por esta vía, estas líneas que he enviado por escrito a muchos amigos, respondiendo a sus cartas llenas de solidaridad y de aliento.

René esta en libertad, pero es una libertad mas que condicionada; es una libertad en peligro constante para su integridad física; es una libertad sin poder tener a su lado a Olguita y a sus hijas; es una libertad sin libertad.

Gerardo continua bajo las terribles condiciones de la penitenciaria, las cuales conozco muy bien, soportando con férrea entereza las injustas cadenas perpetuas, sin poder recibir la visita de Adriana.

La presentación del Habeas Corpus llega a su final. Una respuesta pudiera producirse a comienzos del próximo año. Me pregunto: ¿Qué podría responder la jueza Lenard?

Con la participación de amigos de todo el mundo, en Holguín, se efectuo el VII Coloquio por nuestra liberación. Una vez mas el éxito de este evento nos llena de fuerzas y demuestra que la solidaridad crece.

Son estas algunas de las cosas con las que el 2011 llega a su final, en medio de un mundo que "no puede mas, se muere de dolor" y nos pide acudir corriendo a su auxilio para salvar la humanidad de tanto egoísmo, que nos lleva, como afirmó Fidel, "de forma inexorable, hacia una catástrofe definitiva y total".

En nuestra amada patria, muchos son los retos que tenemos por delante para fortalecer la Revolución socialista. Nuestro pueblo unido, con la dignidad y el heroísmo que lo caracteriza, jamás le fallara a su historia, a Fidel y a Raúl.

Poder tener a mis dos hijos en una visita ha sido lo mas maravilloso que me ha sucedido en estos 13 años de prisión.

Con eterno agradecimiento por su apoyo, en nombre de los cinco, les deseo un !Feliz Año Nuevo 2012!

Siempre optimistas, reitero: ¡Venceremos!

Paz, salud, felicidad y éxitos en sus metas.

Cinco abrazos.

Antonio Guerrero Rodríguez
FCI Florence
16 de diciembre de 2011

viernes, 16 de diciembre de 2011

Espiritualidad y religión

Recibo el siguiente mensaje de mi viejo amigo Raúl Suárez (pastor bautista), y lo comparto con ustedes.
srd

Silvio: Espero que este artículo fortalezca tu idea sobre la religión como la burocracia de la espiritualidad,  feliz Adviento, Navidad,  fin de año y el que se aproxima, Raúl.


Espiritualidad y religión

Frei Betto

Espiritualidad y religión se complementan pero no se confunden. La espiritualidad existe desde que el ser humano irrumpió en la naturaleza, hace más de 200 mil años. Las religiones en cambio son recientes, no traspasan los 8 mil años de existencia.

La religión es la institucionalización de la espiritualidad, así como la familia lo es del amor. Hay relaciones amorosas sin constituir familia; del mismo modo, hay quien cultiva su espiritualidad sin identificarse con ninguna religión. Hay incluso espiritualidad institucionalizada sin ser religión, como el caso del budismo, que es una filosofía de la vida.

Las religiones, en principio, debieran ser fuentes y expresiones de espiritualidades. Pero no siempre sucede así. En general, la religión se presenta como un catálogo de reglas, creencias y prohibiciones, en tanto que la espiritualidad es libre y creativa. En la religión predomina la voz exterior, la de la autoridad religiosa; en la espiritualidad predomina la voz interior, el ‘toque’ divino.

La religión es una institución; la espiritualidad una vivencia. En la religión hay lucha de poder, jerarquía, excomuniones y acusaciones de herejía. En la espiritualidad predominan la disposición de servicio, la tolerancia con la creencia (o increencia) ajena, la sabiduría de no transformar al diferente en divergente.

La religión culpabiliza; la espiritualidad induce a aprender del error. La religión amenaza; la espiritualidad estimula. La religión refuerza el miedo; la espiritualidad la confianza. La religión ofrece respuestas; la espiritualidad suscita preguntas. Las religiones son causa de divisiones y de guerras; las espiritualidades, de aproximación y respeto.

En la religión se cree; en la espiritualidad se vive. La religión nutre el ego, pues una se cree mejor que la otra; la espiritualidad trasciende el ego y valora todas las religiones que promueven la vida y el bien. La religión provoca devoción; la espiritualidad meditación. La religión promete la vida eterna; la espiritualidad la anticipa. En la religión Dios, a veces, es apenas una idea; en la espiritualidad es una experiencia inefable.

Hay fieles que hacen de la religión un fin y se entregan de cuerpo y alma a ella. Ahora bien, toda religión, como sugiere la etimología de la palabra (religar), es un medio para amar al prójimo, a la naturaleza y a Dios. Una religión que no suscita amorosidad, compasión, cuidado del medio ambiente y alegría sólo sirve para ser echada al fuego. Es como una flor de plástico, bonita pero sin vida.

Hay que tener cuidado para no tirar a la criatura con el agua de su baño. El desafío es reducir la distancia entre religión y espiritualidad, y cuidar de no abrazar una religión vacía de espiritualidad ni una espiritualidad solipsista, indiferente a las religiones.

Hay que hacer de las religiones fuentes de espiritualidad, de práctica del amor y de la justicia, de compasión y servicio. Jesús es el ejemplo de quien rompe con la religión esclerotizada de su tiempo, y vive y anuncia una nueva espiritualidad alimentada en la vida comunitaria, centrada en una actitud amorosa, en la intimidad con Dios, en la justicia para con los pobres, en el perdón. De esa espiritualidad resultó el cristianismo.

Hay teólogos que defienden que el cristianismo debiera ser un movimiento de seguidores de Jesús, y no una religión tan jerarquizada y cuya estructura de poder absorbe una parte considerable de su energía espiritual.

El fiel que practica todos los ritos de su religión, que acata los mandamientos y paga el diezmo y, sin embargo, es intolerante con quien no piensa o cree como él, podrá ser un religioso óptimo pero carece de espiritualidad. Es como una familia desprovista de amor.

El apóstol Pablo describe magistralmente lo que es la espiritualidad en el capítulo 13 de la primera carta a los corintios. Y Jesús lo ejemplifica en la parábola del buen samaritano (Lucas 10, 25-37) y hace una crítica mordaz de la religión en Mateo 23.

La espiritualidad debiera ser la puerta de entrada de las religiones. Antes de pertenecer a una iglesia o a una determinada confesión religiosa, sería mejor que ésta procurara al interesado la experiencia de Dios, que consiste en abrirse al Misterio, aprender a orar y a meditar, a penetrar el sentido de los textos sagrados.

martes, 13 de diciembre de 2011

Estados Unidos: los indignados están cambiando el panorama

                                                        por Guillermo Rodríguez Rivera


El viejo Ike –que era el apodo del general de 5 estrellas, Dwight D. Eisenhower– lo dijo muy claro en 1961, cuando estaba terminando su mandato de ocho años como presidente de los Estados Unidos.

Eisenhower advirtió que el creciente poder del complejo militar industrial norteamericano, que aumentó enormemente durante la Segunda Guerra Mundial y siguió magnificándose con la de Corea, amenazaba con secuestrar la democracia estadounidense.

Él,  general en jefe de las tropas norteamericanas que intervinieron en la guerra contra el nazifascismo, estaba diciendo la verdad, y podía decirla sin temor a despertar la menor sospecha. El viejo Ike era un hombre de derecha, un sólido militante del partido republicano a quien nadie en su sano juicio podía acusar de tener veleidades de izquierda. Eisenhower era un probado anticomunista que llevó adelante, con sus colaboradores, el vicepresidente Richard Nixon y  los hermanos John Foster y Allen Dulles, el derrocamiento del régimen progresista de Jacobo Árbenz en Guatemala y aprobó la agresión norteamericana por Bahía de Cochinos, llevada adelante por Nixon, con la CIA, para derribar la triunfante Revolución Cubana.

Eisenhower fue esencial para acabar con el régimen nacionalista de Mossadegh, en Irán, y el de Juan Domingo Perón en la Argentina.

El derechista general advertía contra ese peligro al abandonar la presidencia de Estados Unidos, cuando ya no tenía que atender los intereses de los poderosos. Al final de su presidencia, el general quería situarse, al fin, del lado de sus electores.

Aquella advertencia ha venido corroborándose desde entonces y se hace evidentísima en los últimos años.

La OTAN –la Organización del Tratado del Atlántico Norte– fue fundada en abril de 1949 y, aunque se presentó como una organización que defendería a Occidente de la expansión militar de la URSS, apareció mucho antes de que se integrara el Pacto de Varsovia, en mayo de 1955. Que sus objetivos eran mucho más de dominación que defensivos, lo está probando el hecho de la supervivencia y el permanente fortalecimiento y crecimiento de esta alianza militar, pese a que el Pacto de Varsovia dejó de existir en 1991.

El complejo militar industrial es una poderosísima entidad productora de toda clase de armas que necesita de la constante expansión de la actividad bélica estadounidense y de sus aliados de la OTAN, que Estados Unidos lidera sin ninguna clase de duda.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos libró dos largas y costosísimas guerras –Corea y Vietnam– que debieron ser sufragadas por los contribuyentes norteamericanos para el exclusivo beneficio del complejo militar industrial. Entonces se invocaba el peligro del comunismo y de su expansión mundial. Cuando desaparecieron el campo socialista europeo y la propia Unión Soviética, el cantautor español Joaquín Sabina celebró el fin de la “guerra fría” y el advenimiento de una era donde dominarían la gastronomía, la peluquería y la bisutería. Cómo se engañaba el amigo Joaquín.

En lugar de ello vinieron más guerras, y ya no frías: George Bush lanzó la guerra del golfo pérsico, para oponerse a la brutal anexión de Kuwait por Saddan Hussein; la OTAN, bajo la presidencia de Bill Clinton, apoyó el despojo de Kosovo por los inmigrantes albaneses, pera acabar de sellar el desmembramiento de la socialista Yugoslavia.

El derribo de las torres gemelas encontró al fin en el terrorismo, el reemplazo, como pretexto, del desparecido comunismo . Un hombre, Osama Bin Laden, supuesto perpetrador intelectual del atentado neoyorkino, fue perseguido con dos guerras, contra Afganistán e Irak, que han matado muchos más inocentes que los que murieron en el World Trade Center. Al final, mucho después, Osama vino a ser asesinado en Pakistán, sin permitirle hablar. Así ha sido ultimado Muamar el Ghadafi, que había costeado la campaña electoral de su perseguidor Nicolás Zarkozy, y claro que no debía revolver esos lodos en un juicio internacional.

Como hicieron los militares chilenos y argentinos que Estados Unidos promovió en los años setenta, la OTAN también ha comenzado a ejecutar, o a permitir ejecutar,  sin juicio.

El presidente Barack Obama triunfó en la últimas elecciones presidenciales norteamericanas, prometiendo el fin de dos guerras fraguadas por Bush y que sin embargo él ha mantenido. Los noruegos le dieron el Premio Nóbel de la Paz por lo que prometió:  no se lo podrían conceder por lo que ha hecho.

A Obama lo buscaron con muchísimo cuidado: era simpático, inteligente, liberal y encima de eso, negro. Hace el mismo trabajo que el tonto texano rubio George W. Bush, pero con un donaire que, si uno no mira bien, apenas si se nota lo que hace.

Como vaticinara el general Eisenhower, el poderío del complejo militar industrial ha terminado por secuestrar la democracia estadounidense. Los secretarios de defensa nortamericanos son, desde antes de ejercer como jefes del Pentágono, hombres de la industria militar. Cuando cesen como políticos, ejercerán como ejecutivos de ese gigantesco negocio, al que han servido durante su mandato. Mientras el complejo sea lo que es, los Estados Unidos tendrán una guerra andando y otra incubándose.
Representantes, senadores, ministros, presidentes, no responden a sus electores sino a esos intereses.

Franklin Delano Roosevelt quiso equilibrar las desigualdades que el capitalismo genera.  Estableció que quien más ingresara, pagara impuestos mayores que los ciudadanos más humildes. Esos impuestos financiaban los servicios vitales que los pobres no pueden costearse con la facilidad de los ricos. Pagaban los servicios médicos, pagaban los subsidios que el trabajador percibía cuando quedaba sin empleo, pagaban una educación de calidad accesible a todos los ciudadanos; procuraban préstamos que podían necesitar los norteamericanos de clase media y obrera. Con todo sentido, se le llamó a ese sistema Social Security (Seguridad Social).

Roosevelt no era un socialista. Sus reformas estaban concebidas para lo que consiguieron: fortalecer la estabilidad del capitalismo en los Estados Unidos amortiguando la desigualdad económica y reduciendo la lucha ideológica entre ricos y pobres. Los capitalistas más obtusos lo odiaban. Debieron venerarlo por lo que hizo por ellos.

La clase política que llevará adelante las guerras que la industria militar reclama, aprendió la lección de Vietnam. El norteamericano necesita una motivación patriótica para arriesgarse a morir en una guerra y no puede tolerar la muerte de sus hijos por un causa que no comprende.

Tuvo sobradamente esa motivación en la lucha contra el fascismo. Se consiguió en parte con la propaganda en tiempos de la guerra de Corea. Vietnam fue el punto de giro. Nunca pudieron convencer a los estadounidenses de que Vietnam representaba una amenaza para su país, ni que su gobierno apoyaba las mejores causas en el sudeste asiático.. Los jóvenes que debían ser reclutados por el Servicio Militar Obligatorio, quemaban sus tarjetas para no ir a una guerra que rechazaban. Hubo miles de jóvenes estadounidenses emigrados a Suecia y Canadá.

Ahora, el reclutamiento obligatorio ha desaparecido. Los muchachos norteamericanos no están forzados a ir al frente. Los soldados son “contratistas”, que claro que no están entre los jóvenes de buenas familias. Son gente pobre que arriesga la vida por dinero; inmigrantes indocumentados a quienes se les promete la ciudadanía… si combaten y sobreviven.  Los vietnamitas derribaron más de tres mil bombarderos durante aquella guerra: ahora, bombardean aviones sin piloto.

Pero los recortes neoliberales –el dinero no alanza para las guerras y para la paz– hacen crecer aceleradamente el desempleo y la imposibilidad de adquirir una educación apropiada; no hay una adecuada atención a la salud de millones de norteamericanos; los ancianos que han trabajado toda la vida, ven postergarse el momento de la jubilación y reducirse el monto de las pensiones que obtendrán; los veteranos de Vietnam ven repetirse la historia que sufrieron.

Inesperadamente, la guerra que los políticos quieren mantener tan alejada como lo están las naciones que atacan, se está librando en la propia vecindad: jóvenes, ancianos, jubilados, desempleados, veteranos de guerra, mujeres salen a las calles y exigen a gritos sus derechos, reclaman una democracia real y son gaseados, derribados con potentes chorros de agua, golpeados, arrastrados, pateados por una policía que parece haber encontrado a sus enemigos no en Afganistán ni en Libia, sino en el downtown de las grandes ciudades norteamericanas.

El secular bipartidismo estadounidense se está yendo por el sumidero. Si da lo mismo que gobierne el liberal Obama que el cavernícola Mitt Romney, las elecciones pueden irse ya se sabe a dónde.

Los Indignados están verificando que, además de la guerra contra Al Qaeda, contra los talibanes, contra los iraquíes, hay otra guerra contra ellos y que no tienen políticos a los cuales apelar ni un presidente de recambio. Por ello, están demandando que se prohíban todas las contribuciones económicas a las campañas electorales, porque esos que los financian, son los verdaderos electores a los que responden representantes, senadores, alcaldes, gobernadores y presidentes.

Están aproximándose a la raíz del problema.

Este movimiento espontáneo que son los Indignados, que es una arremetida contra un orden que sienten como enemigo, acaso no se ha preguntado todavía el por qué la tradicional democracia norteamericana ha dejado de trabajar para su pueblo, y ha sido ocupada por los banqueros. Sólo las mentes más lúcidas lo ven.

En una reciente carta a sus compañeros ocupas, Michael Moore está poniéndoles las cosas en claro:
                    
                     El 1 % consiguió formar dos partidos que le obedecieran.
                         ¿Cómo es posible que el 1 % de la población  tenga dos
                         partidos y el resto, ninguno? Eso también debe cambiar.

“Recuperar el país para la mayoría”, ya es un modo de pensar que quiere convertir la espontánea “indignación” en una fuerza que eche abajo un orden que ha desposeído al 99% de los estadounidenses. Si se empeñan, pueden conseguirlo: pueden recuperar la nación que los millonarios han secuestrado.


domingo, 11 de diciembre de 2011

Antonio Maceo: Análisis caracterológico

                                          Por Raúl Roa Kourí
Hace setenta y cinco años, en 1936, y a medio siglo de la caída en combate del Lugarteniente General Antonio Maceo, dio a la estampa Leonardo Griñán Peralta -destacado intelectual y profesor universitario, oriundo de Santiago de Cuba- su libro “Antonio Maceo: análisis caracterológico”.
El Instituto del Libro y la santiaguera Editorial Oriente, lo entregan hoy de nuevo a nuestro pueblo, en el marco de la jornada maceista, como una positiva contribución al estudio de quien fuera, sin duda, junto a Máximo Gómez, el adalid más temido por los colonialistas españoles en las guerras por la independencia del siglo diecinueve.
Olga Portuondo Zúñiga, en su lúcido y penetrante introito, considera que el texto de Griñán es “de un extraordinario valor como lección de ética cubana. El joven abogado mulato, masón y miembro del Club Aponte –recibió la educación propia del más o menos acomodado grupo social santiaguero a que pertenecía–, acorazado de riguroso virtuosismo moral, y en virtud de su inteligencia, logró abrirse paso en una sociedad segregacionista gracias a la voluntad de perseverar. De esta forma, interpretó a uno de los más reconocidos héroes de la contienda independentista, cuyas acciones, de gran decoro, quedaban aún frescas en la memoria de una nueva generación de cubanos, aquella que perseguía mediante el digno comportamiento social, la recta realización de la nación para sí.”
“Las propias circunstancias que moldearon la personalidad de Griñán influyeron -afirma Portuondo-en la construcción de este texto.” Cosa que se evidencia a lo largo de su lectura, en que el historiador resalta los valores que fueron cincelando el carácter de Maceo, a partir de un abordaje de su personalidad desde las teorías psicoanalíticas entonces en boga, ora de Adler, bien de Freud, ya de Jung; de filósofos como Nietsche y Spengler, o de autores como Ludwig y Baltasar Gracián, indagadores del alma humana.
Porque los Maceo, de cuna humilde, se abrieron paso también a fuerza de voluntad, coraje, decoro y bonhomía en una sociedad no ya segregacionista, como el Santiago de inicios del siglo XX, sino esclavista, colonial, opresiva y, por ello, racista, discriminatoria y defensora de la supremacía blanca.
En efecto, Marcos Maceo y Mariana Grajales -que Griñán Peralta creyó, como muchos entonces por falta de la necesaria información, ser venezolano él y dominicana, ella- fueron campesinos pobres y sus hijos, los siete varones conocidos (Antonio, Miguel, Rafael, José, Julio, Marcos y Felipe) y dos hembras nombradas Dominga y Baldomera, hubieron de ayudar desde muy pequeños en las labores de la finca y, por ende, recibieron poca instrucción escolar.
Antonio -nombrado legalmente José Antonio- nació el 14 de junio de 1845 en Majaguabo, San Luis, antigua provincia de Oriente. Fue un hijo serio, trabajador, disciplinado, respetuoso del padre y amoroso con la madre. Casó a los 21 años con María Cabrales, el 16 de febrero de 1866, que le dio una hija en noviembre de ese mismo año.
“La rebeldía (de la familia Maceo) dio lugar a que, apenas comenzada la guerra, ensoberbecidos por (su) separatismo, llegaron algunos soldados españoles a su casa, en la que no encontraron más que a un jovencito de dieciséis años nombrado Rafael, por lo que, despechados, hicieron prisionero a este e incendiaron la casa. Enterado del hecho -relata Griñán- Marcos Maceo, padre abnegado, se presentó en el Cuartel de San Luis para sufrir la prisión que había sido impuesta a su hijo”. Recobrada la libertad por mediación de algún amigo, Marcos se unió de inmediato a las fuerzas insurrectas, en las que permaneció combatiendo hasta su caída durante la toma de San Agustín, el 14 de mayo de 1869.
“El complejo de tensiones originadas por el desajuste irreversible entre los intereses y aspiraciones de la clase propietaria nativa y la avasallante y retrógrada estructura colonial de poder, que condena al pueblo cubano a la sumisión política, el estancamiento económico y el atraso cultural, es el factor que empuja a la rebeldía, a la conspiración y a la sublevación a los estratos más avanzados de Oriente y Camagüey de dicha clase, que proporciona los líderes eximios de la insurgencia popular, excepto Máximo Gómez Y Antonio Maceo, ambos campesinos de raíz y hechura.  Los hacendados esclavistas de Occidente -fortaleza militar, política y económica del régimen colonial- dan un paso atrás al subordinar, con mezquino egoísmo, los intereses de la nación a sus privilegios de clase.”
El 12 de octubre de 1868, dos días después del Grito de Yara, se une Antonio Maceo a las tropas de Donato Mármol en la finca Santa Teresa, a orillas del Cautillo, dando inicio a una brega heroica y denodada cuyo término no sería otro que el desplome ejemplarizante, en desigual carga al machete contra enemigo mejor pertrechado y posicionado, en San Pedro, el 7 de diciembre de 1896.
Griñán advierte que Maceo “nació y vivió en una época de lucha ardiente en que había que arrebatar por la fuerza, no mendigar, los derechos que nos habían sido negados repetidas veces; y que, en tiempos así, el hombre más útil y más real es el que mejor sabe ocupar el lugar que debe en esa violenta pugna. Fue un hombre de acción en el tiempo en que era la acción lo que las circunstancias demandaban”.
Y, al respecto, nos recuerda que durante la Guerra Grande intervino en 800 acciones de guerra y, en la de 1895, no obstante el poco tiempo que estuvo en ella, participó en 108 acciones más. “En Cuba -afirma- nadie puede decir otro tanto.”
En el libro que presentamos, Griñán trata “principalmente de la sensibilidad y la voluntad de Antonio Maceo y no de sus aptitudes intelectuales”-según aclara, por carecer de la información necesaria. Para fundamentar sus conclusiones creyó conveniente ilustrarlas con pensamientos y breves relatos de acontecimientos de su vida, urgido tan sólo por el deseo de averiguar cómo fue, y no que fue (ni que quiso ser, ni qué debió ser, ni qué pudo ser, ni qué podría ser ahora) Antonio Maceo.
No se trata, pues, “de una biografía, ni una apología, ni un retrato psicográfico, ni un juicio tendiente a fijar la significación histórica o social de Antonio Maceo,” sino del análisis de su carácter, de su personalidad, tal como se revelan en los hechos relatados y en sus dichos, cartas a compañeros de lucha, a Mariana, la madre, o a la esposa, María Cabrales.
Olga Portuondo indica que, “honesto hasta lo más profundo de sus entrañas, Griñán reconoce los límites de una técnica que, si bien original, podía dejar muchas aristas sin descubrir en la vida de Antonio Maceo.” Y en otro párrafo, que “él mismo confiesa no poder analizar consecuentemente y, sobre todo desde sus inicios, la formación intelectual del héroe.” “La originalidad de este libro -concluye con toda razón- está dada por haber puesto a la luz la trascendencia de Antonio Maceo más allá de su accionar guerrero, como ser humano sensible, y por asomarnos a las esencia propias del patriotismo de su estamento social”.
Griñán, en efecto, recoge momentos claves en la existencia del General Antonio: su decisión de no acatar el Pacto del Zanjón y su repulsa viril en Baraguá, que tornó el fin de la Guerra Grande en una tregua; su lealtad ejemplar y admiración por Máximo Gómez, no obstante algunos desencuentros motivados por incomprensiones del “Viejo,”  como en privado le llamaba; su rotunda negativa a dejar la lucha independentista, como demuestran su adhesión a la llamada Guerra Chiquita, a pesar de haber sido soslayado por Calixto García (tal vez aconsejado por algún elemento racista)y su no vacilación en sumarse a la expedición encomendada a Flor Crombet por José Martí, quien antes le había pedido a Maceo encabezarla, actitud que revela, además, que para el titán de bronce la Patria  era lo primero.
Igualmente, el autor subraya cuánto debieron escocer al Lugarteniente General las sordas manifestaciones de racismo de algunos dirigentes de las guerras independentistas, el poco caso que el Delegado Estrada Palma y el Gobierno de la República en Armas hicieron de sus repetidos y angustiosos llamados de asistencia en fusiles, municiones y hombres cuando batía en Pinar del Río, mal pertrechado y con no más de 1500 mambises, a las fuerzas españolas, más numerosas que en las provincias orientales donde era menos álgida la guerra, que Weyler destinó para liquidar a quien despectivamente llamaban los colonialistas “el mulato,” pero secretamente consideraban “el alma de la revolución cubana”.
La sedicente “cuestión social”, enarbolada por los autonomistas (pero que también inquietaba a algunos en el campo separatista), era inevitablemente una seria  preocupación para los patriotas negros y mestizos y para el mismo General Antonio, quien, sin embargo, antepuso la obtención de la independencia a toda querella al respecto durante la guerra. “Después ya veremos,” afirmó.
Desde luego que su muerte en San Pedro, uno de esos azares del combate que tuvo diversas causas -entre ellas, el lugar del campamento donde hicieron noche, poco propicio para operar a caballo; el que los exploradores enviados a comprobar el sospechado movimiento del enemigo no lo detectara; y el que el combate se iniciara en el mismo campamento y no fuera de este, entre otras- tuvo serias consecuencias para el curso ulterior de la contienda e influyó en el desaliento de sus seguidores negros y mestizos, que vieron esfumarse el ideal de la república anunciada por Martí, y compartida por Maceo, “con todos y para el bien de todos,” fraterna, sin odios ni “cuestiones sociales” encubridoras del racismo y la discriminación racial. Libre de España, pero también de los Estados Unidos.
Debe leerse a Griñán con esto en mente, porque en lo que no hemos superado todavía los cubanos en el socialismo -la existencia de diferencias sociales y raciales, basadas en desigualdades económicas, en prejuicios y en pozos de discriminación y de racismo supervivos- radica también la actualidad del libro “Antonio Maceo: Análisis caracterológico”.
La figura y, sobre todo, el ejemplo del General Antonio, deben servirnos de acicate para contribuir a erradicar ese obstáculo pendiente en la edificación de una sociedad de hombres y mujeres libres e iguales, no solo ante la ley, que ya lo somos, sino en que sus disposiciones y las de la Constitución de la república se tornen carne de realidad, praxis cotidiana de todos sus hijos. Eso querían nuestros próceres más acusados, eso es lo que propugna el ideario maceista.

Tomado de Cubadebate: http://www.cubadebate.cu/especiales/2011/12/10/antonio-maceo-analisis-caracterologico/

miércoles, 7 de diciembre de 2011

¿Por qué todavía no hay agua en Lugardita?


Es sólo una pregunta... Lo único que falta, desde hace más de un año, es un tanque de cemento. Según dicen, estuvieron trabajando un tiempo y no lo continuaron.

¿Por qué no acaban de ponerlo? ¿Es tan caro? ¿Es tan imposible?

¿Por qué todavía no hay agua en Lugardita?

lunes, 5 de diciembre de 2011

Concierto en San Antonio

En estos días la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños cumple 25 abriles de fundada. Este Plantel, en el que se han formado o completado estudios tantos cineastas de Latinoamérica, nos había pedido un concierto para celebrar la fecha. Tuvieron el buen gusto de proponer que el acto se efectuara en un barrio del pueblo. Por todo eso, muy contentos, estuvimos anoche entre el Paradero y la Cueva del Sumidero del río Arigüanabo, barrio de La Punta, en San Antonio de los Baños, lugar en que nací.

Tuvimos como invitados al veterano grupo Yawar, ahora integrado por algunos jóvenes, además de por su fundador Rolando Méndez (alias el Powow), maraquero infalible. Giraldo Alayón, entomólogo eminente y amigo de la infancia, entregó los libros que solemos donar a las bibliotecas locales. Otro invitado especial fue Amaury Pérez que, como en todas partes, fue acogido entre vítores y aplausos.

El Instituto de Meteorología había anunciado un poco de frío, pero estaba agradable.  Había bastante gente, numerosos niños, todo el mundo risueño y cantarín. Saludé a algunos primos, a hijos de mis primos y a hijos de los hijos de mis primos. Me encontré con amigos de la infancia. Recordé y conversé de eventos y personas casi antediluvianos.

Yawar tuvo la gentileza de abrir el concierto con “Llegué por San Antonio de los Baños”, compuesta hace decenios. Si no nos hubieran hecho salir una vez más, hubiéramos cerrado el concierto con “El papalote”, que cuenta las tribulaciones de Narciso el Mocho, personaje de mi infancia.  Pero se produjo el reclamo de “otra” y nos despedimos con “Casiopea”, dedicada a los que viven lejos de sus orígenes, como ha sucedido siempre a muchos arigüanabenses.

Casi al final, trasmití la felicitación de Antonio Guerrero a la Escuela Internacional de Cine por su aniversario, y su saludo al pueblo de San Antonio. Fue la gran ovación de la noche.








viernes, 2 de diciembre de 2011

A los médicos cubanos, en su día

                                        Por Guillermo Rodríguez Rivera

Como tú dices, Silvio, mi familia ha estado llena de médicos. El primero mi padre, que fuera uno de los forenses –eran cuatro médicos– que en Santiago de Cuba le plantaron cara a las mentiras del régimen de Batista para encubrir los asesinatos de los asaltantes al Cuartel Moncada. Luego están mis tres hermanos, que fueron de esos médicos que contribuyeron a formar las huestes de galenos que hoy asisten a enfermos sin recursos en cualquier sitio del planeta. Y los que trabajan en Cuba, para mí, tan o más admirables que los que cumplen misión en África o en América Latina, porque han echado sobre sí todo el trabajo que debieron abandonar sus compañeros, y no reciben el estímulo –moral y material, que los dos hacen falta– que pueden tener los que están en misión internacionalista. Desempeñan una dura y muchas veces ignorada “misión nacionalista”.

Lo que puede faltarle a nuestro sistema de salud son recursos materiales, pero no humanos. La falta de recursos  irrita no sólo a quien no puede recibirlos, sino también, y mucho, a quien tiene que trabajar sin ellos, a quien no puede proporcionarlos sabiendo que se necesitan.

Luego está la tendencia humana a la automedicación, muchas veces acentuada por la familiaridad del cubano.

Mi hermano Luis que fue un clínico excelente, me contaba, riendo que, cuando llegaba una señora y le decía, “Doctor, vengo a que me mande una plaquita”, él le respondía: “No, señora: usted viene a decirme que se siente mal, y yo soy quien debo decidir si lo que usted necesita es una radiografía”.

El buen trato del médico al paciente es esencial para su curación, pero el respeto del paciente al médico es imprescindible, para que el proceso que es la consulta médica tenga éxito.

Cuba ha hecho una obra enorme con su sistema de salud que, con sus defectos y carencias, ha llevado el servicio médico y la curación más sofisticados a sitios donde ni se sueña con tenerlo, en otras partes del mundo.

Parte esencial de esa obra son los trabajadores de la salud cubanos. El Día del Médico, que se celebraba por ser el 3 de diciembre el natalicio de Carlos Juan Finlay se ha democratizado más, y se ha ampliado a todo el que trabaja en el complejo sistema que es asistir a la salud humana. Pero no hay que olvidar que el médico es el centro de ese sistema. Creo que los cubanos, que nos curamos con él, tenemos que considerarlo, respetarlo y quererlo. Porque, además, eso nos va a mejorar el éxito del tratamiento.

jueves, 1 de diciembre de 2011

A los mártires del Granma


Un paisaje dormita en los ojos del muerto
y  su luz resucita en el sol montaraz.
El paisaje que alzó su camino a lo yerto
es una fronda amiga, donde acampa la vida,
y su propio cadáver es la flor inicial.

Maravilla de amor la pupila del muerto.
Maravilla de amor la visión que soñó.
Maravilla del iris que soñaba despierto.
Maravilla de sol que lo resucitó.

Ha crecido un jardín de los ojos del muerto.
Hay colores sin fin bajo el sol matinal.
Y ha nacido la hormiga de su párpado atento,
y ha llegado el amor de su sueño inmortal.

(compuesta entre 1973 y 1975)