miércoles, 15 de enero de 2025

Ya no somos terroristas

 Por Jorge Fuentes

El gobierno de los Estados Unidos de América, seis días antes del cambio presidencial, nos ha eliminado de la lista de Países Patrocinadores del Terrorismo, donde nunca debimos estar y ellos lo saben. Es decir, saben y sabían que se trataba de recrudecer las sanciones existentes contra el socialismo cubano o "el régimen", como ahora gusta decir a algunos. No es la eliminación de todas las sanciones, pero creo que es un paso importante, sobre todo como señal de lo posible en el futuro –me refiero al bloqueo–. Sólo que seis días antes, puede entenderse como una burla si el próximo presidente tiene la autoridad, al séptimo día, de derogar la decisión. 

 

No queda lugar a dudas de que la medida forma parte de los deseos de los demócratas en el poder  (por los próximos seis días), de contradecir, de entorpecer la gestión o los deseos de la nueva administración, que asume su responsabilidad el próximo día 20. Nadie sabrá (si no lo dice o lo dicen) si Biden tenía o no el plan de eliminar tal restricción en su segundo período frustrado, ni tampoco si la señora Harris iba a hacerlo, en caso de salir. Pero si así fuera, en el caso de Biden, no estaba, al parecer, dispuesto a arriesgar el voto de la Florida con tal medida en el primer periodo. Recordar que el cambio de Obama vino al final de su mandato, para dejar un legado que no permitieron que durara mucho y que fue aplastado por la misma administración que tendrán dentro de seis días. 

 

Para entrar en polémica, lo cual es muy fácil entre nosotros, a mi me gustan más los republicanos. Con ellos las cosas siempre han estado claras: "...vayan a las trincheras, porque vamos a atacarlos.  No esperen nada de nosotros, somos enemigos". Los demócratas me parecen beleidosos. Mandan delegaciones culturales, organizan eventos deportivos, contactos entre ciudadanos, pero terminamos con la Batalla de Playa Girón o la Crisis de octubre y, definitivamente, tampoco hacen nada por la eliminación del bloqueo, que es el asunto principal. 

 

Sin embargo, habría que ver qué va a hacer el presidente Trump a partir del 20, no sólo con Cuba, en general con su política exterior, Marcos Rubio mediante. Todo tiene conexión en el mundo global y al mismo tiempo están los cortocircuitos del multilateralismo, avanzando como la arena del desierto. 

 

A los cubanos, acostumbrados a la lucha, no nos queda de otra que continuarla y lograr, sobre todas las cosas, aumentar el nivel de vida de los más pobres y débiles a toda costa, y recuperar, también a toda costa, el mínimo básico de los servicios de salud y educación, muy deteriorados. El estado y todos los ciudadanos, el pensamiento de la nación, están obligados a encontrar, mediante el trabajo y la audacia organizativa, la flexibilidad y la oposición constante a la burocracia y la corrupción, los medios que hagan posible salvar al pueblo de sus graves problemas. 

 

Se lo dejo a los especialistas, pero no creo que hay que esperar a que el gobierno tenga los dineros para estas soluciones y sí las aperturas, la eficiencia, la voluntad, la inclusión, la inteligencia para mover la economía del sistema socialista. Es decir:  la estatal, la privada, la mixta y la cooperativa, movidas y tenidas en cuenta por sus eficiencias y no por los deseos de algunos. 

 

Tales pasos debieran estar acompañados por un espíritu grande de libertad que amplíe la participación y agrande la esperanza en un régimen de derecho, en un país de derecho. No una cosa primero y la otra después. En equilibrio. Todo junto en el desarrollo de la nación. Sin miedo, sin tonterías, sin ingenuidades, con la participación de todo el que pueda aportar a la tarea de sobrevivir en nuestros empeños. Intelectuales y especialistas, pero también la gran masa de ciudadanos que ha sufrido, sufre y por ello atesora una invaluable experiencia. 

 

Es la hora  de la democracia popular, del diálogo y la discusión abierta.  No caben hoy las posiciones elitistas, ni racistas, ni discriminatorias de ningún tipo. Si alguna vez ha sido "con todos y para el bien de todos", es ahora.

3 comentarios:

silvio dijo...

Las heridas abiertas entre Groenlandia y Dinamarca: niños arrancados de sus familias y mujeres esterilizadas
Por Antonio Jiménez Barca (enviado especial)

En los años cincuenta del siglo pasado, una veintena de niños inuit de varias aldeas de Groenlandia de entre cinco y nueve años fueron arrancados de sus familias y llevados a Copenhague a fin de que aprendieran el danés. No solo eso: el objetivo era que se formaran en la lengua de la metrópoli y que, con los años, se convirtieran en una pequeña élite capaz de mandar en su isla para encauzarla hacia la modernidad. Para eso habían seleccionado a los pequeños más inteligentes y despiertos. Los niños estuvieron dos años en Dinamarca. Algunos, al volver, no podían hablar con sus padres porque habían olvidado su propia lengua. Regresaron a su país, pero no a su aldea: les internaron en una especie de orfanato para seguir con su reeducación, que duró varios años más.
Con el tiempo, muchos de ellos acabaron alcoholizados o pidiendo limosna en las heladas calles de Nuuk, desarraigados, sin rumbo y sin vida. Otros acabaron casándose con daneses. La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, pidió públicamente perdón en septiembre de 2022 delante de seis de aquellos niños, ya convertidos en ancianos, los únicos que vivían por entonces: “Fue inhumano, injusto y despiadado”.
Entre los años sesenta y setenta, miles de mujeres y niñas inuit fueron esterilizadas por médicos daneses con un dispositivo intrauterino del que la mayoría no sabía nada. No les pidieron permiso. No les dijeron para lo que era. Muchas tenían menos de 12 años. El objetivo era frenar la explosión demográfica de los habitantes de Groenlandia, según varios estudios, para que la factura que pagaba la metrópoli no se disparara. El asunto se denomina Caso de la espiral,por la forma del dispositivo, que, según relatan algunas de las víctimas, podía resultar bastante doloroso. Muchas de esas mujeres lo llevaron durante años sin saberlo. Nunca se imaginaron por qué no podían tener hijos. No se sabe cuántas fueron. En septiembre de 2022 se estableció una comisión conjunta, compuesta por estudiosos daneses y groenlandeses, para investigar el asunto.

Todo habitante de Groenlandia conoce estos dos casos. También el de los pescadores repartidos en aldeas costeras que, en los años setenta, fueron realojados casi obligatoriamente ―tras ser estrangulada su economía― en bloques de pisos en las afueras de Nuuk en un intento de reorganizar la actividad pesquera y hacerla más eficiente. Desubicados y desorientados, muchos de estos inuit acabaron en manos del alcohol o la depresión.

La historia común que comparten Groenlandia y Dinamarca es compleja y arrastra heridas difíciles de cicatrizar. Hasta 1953 Groenlandia fue, de hecho, una colonia danesa. A partir de ese año pasó a ser un condado más del país. En 1979 se convirtió en una autonomía y en 2009 amplió sus competencias a todos los ámbitos, excepto el de las relaciones internacionales y la defensa. Las recientes declaraciones de Donald Trump, en las que aseguraba que EE UU necesita controlar Groenlandia por razones de seguridad y que no descarta el uso de la fuerza ni de la presión económica para lograr su objetivo, fueron recibidas por los groenlandeses a la vez como una amenaza (de caer en manos de Washington) y una oportunidad (de librarse de las manos danesas).

silvio dijo...

Las heridas... (2 y fin)

Rikke Ostergaard, licenciada en Ciencias Sociales, danesa de 48 años y residente en Groenlandia desde los cinco, elabora en la actualidad una tesis doctoral sobre las relaciones entre los daneses y los groenlandeses. Al ser preguntada cómo son, responde al momento: “Pues son buenas y malas a la vez”. Añade que aún percibe cierta condescendencia entre una parte de la población danesa hacia la población inuit. Y pone dos ejemplos de lo que ocurre actualmente en Groenlandia que a su juicio describen la situación: “Primero: cuando yo era pequeña, nos separaban por clases. De un lado, los daneses; del otro, los groenlandeses. Eso ya se acabó. Pero ahora, muchos padres daneses llevan a sus hijos a colegios privados, que cuestan dinero, con lo que se produce el mismo efecto. Y segundo: hace años hubo una norma encaminada a que los funcionarios y empleados daneses se decidieran a venir a Groenlandia con lo que, por ley, eran mejor pagados que los funcionarios que habían nacido aquí, aunque hicieran el mismo trabajo. Eso fue abolido. Pero ahora se sigue llevando a cabo encubiertamente”. La mayoría de los groenlandeses quiere la independencia. Entre otras cosas, por los agravios sufridos a lo largo de los años. Pero muy pocos la quieren ahora. Dinamarca envía cada año cerca de 600 millones de euros que sostienen buena parte del sistema social de la isla. Los cuidados médicos, sin ir más lejos. Esta gigantesca isla de 57.000 habitantes y una extensión cuatro veces mayor a la de España es todo un desafío logístico desde el punto de vista médico. Cuenta con un hospital, en Nuuk, el Reina Ingrid, con un centenar largo de camas. Y cuatro centros de salud pequeños repartidos a lo largo de la isla. Los pacientes que necesitan ir a Nuuk desde una aldea son trasladados en aeroplano o en avioneta. Si están graves, en avión-ambulancia.
Si el hospital de Nuuk no es capaz de atender la dolencia ―un infarto grave, un parto con muchas contraindicaciones, un cáncer…―, el enfermo es trasladado en avión a Copenhague, bien en vuelo regular, bien en un vuelo medicalizado. Todo gestionado por Groenlandia pero sufragado, en última estancia, por el Estado danés. El paciente no paga nada.
De ahí que muchos en la isla se lo piensen dos veces antes de pedir una independencia inmediata. De hecho, el propio primer ministro, Múte Egede, del Inuit Ataqatigiit (partido del pueblo inuit), en una reciente rueda de prensa, a la pregunta sobre cuándo llegará la independencia, contestó que no había fecha aún. La isla es rica en petróleo, gas, oro y hierro. También en minerales raros que se han vuelto imprescindibles para la construcción de las baterías de coches eléctricos o las turbinas de los aerogeneradores. Pero aún no se explotan de manera que puedan compensar los millones que transfiere cada año Dinamarca. El 95% de los beneficios de las exportaciones pertenecen a la pesca, la primera industria del país.
Nikkulaat Jeremiassen, presidente de la Asociación de Pescadores de Groenlandia, asegura que Dinamarca, al actuar en muchas ocasiones de intermediaria entre los pescadores y los compradores, se lleva un beneficio que se podría quedar en la isla si fueran independientes.
En cualquier caso, todo va rápido. El pasado viernes, a las ocho de la mañana, mientras los niños de Nuuk, enfundados en monos polares, avanzaban por la calle para ir al colegio, con una temperatura de -17 grados, Thomas Emanuel Dans, un inversor estadounidense que ha trabajado como asesor de Trump para el Ártico, desayunaba en un hotel céntrico.
Había pasado unos días en Groenlandia, donde había mantenido reuniones sobre minería, pesca y turismo. “En este país está todo por hacer. Hay muchas oportunidades”, aseguraba.
https://elpais.com/internacional/2025-01-15/las-heridas-abiertas-entre-groenlandia-y-dinamarca-ninos-arrancados-de-sus-familias-y-mujeres-esterilizadas.html

silvio dijo...

Ona Falcó: Entrevista a Salvador Macip: "El odio no puede ser una excusa para ser violentos o discriminatorios"