El 17 de julio de este año Mirtha Almeida, fundadora del proyecto Ojalá, me hizo llegar unas preguntas de Joseba Martin para un periódico.Ya entonces me encontraba inmerso en mucho trabajo pendiente y había decidido no hacer más colaboraciones ni entrevistas, pero tratándose del País Vasco, tierra donde, más que yo, Cuba siempre ha sido respetada y querida, decidí hacerla. La pongo a continuación, respetando como recibí las preguntas y como las contesté, ya que el trabajo de edición del periódico suprimió algunas de mis respuestas. srd
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Saludos!Adjunto las preguntas de la entrevista, tal como hemos comentado en los días anteriores. Asimismo les agradecería que me adjuntaran una fotografía reciente del artista con la correspondiente acreditación del autor.
Muchísimas gracias, eskerrik asko!!
Joseba Martín
1. Han pasado tres años desde su anterior disco con el grupo Diákara, ahora con músicos completamente diferentes (salvo alguna excepción). ¿Cómo ha sido el proceso de grabación?
He dado a conocer mis canciones al revés de como las empresas comerciales de la música suelen hacer. Es decir: en vez de hacer el disco y después salir a defenderlo, me acostumbré a exponer primero las canciones en conciertos y cuando ya las he considerado maduradas, entonces es que voy con ellas al estudio.
2. El disco se abre con “América”, una extensa composición donde le acompañan 15 músicos, donde se niega a seguir “los cantos de sirena” de América. ¿Es una metáfora sobre el supuesto paraíso estadounidense?
La heroína del tema era una chica bellísima y por supuesto muy codiciada de mi antiguo barrio, llamada América. Esa coincidencia posibilita que la canción tenga varias lecturas. Por otra parte, siempre admiré la curiosidad casi suicida de Odiseo, cuando ordena que lo aten al mástil y que ignoren sus reacciones ante los cantos de las sirenas.
3. En otras canciones opta por un formato más íntimo y familiar, en “La cuota diaria” junto a su mujer, Niurka González (piccolo, flauta, flauta en sol, clarinete y clarinete bajo), o en “Nuestro después”, junto a su hija Malva a la voz (de 21 años, pianista de brillante futuro). ¿Cómo decide cuál es el formato adecuado para canción?
Generalmente las estructuras de las piezas suelen proponerme sus sonoridades. A veces sé cómo van a sonar desde que comienzo a escribirlas. Por otra parte, siempre me ha gustado explorar opciones.
4. Quería saber (canción que da título al disco) qué hay más allá de la línea del horizonte. ¿Sabe ya si es grumete, marinero, timonel o pescador?
Creo que estoy entre grumete y aprendiz de pescador.
5. En ocasiones ha afirmado que el son es la auténtica esencia de la música cubana. “Se va el danzón cuando del monte baja un son” es la letra final de una de las canciones, finalizada con este ritmo. ¿Es un homenaje necesario?
Ese asunto es un tema recurrente de nuestra cultura musical. El danzón es considerado en Cuba como el baile nacional. En cierto momento de su desarrollo, hubo la tendencia de terminar los danzones, que son piezas para bailar con elegancia, con un montuno de son, que suelen ser formas más movidas y permiten un poco de más libertad a la pareja. Son cosas que los cubanos, sobre todo los viejos, entendemos muy bien.
6. El disco se cierra con “Tonada para dos poemas de Rubén Martínez Villena”, otra composición extensa con el grupo al completo (salvo los músicos de cuerda). ¿Qué hace aquí una creación de los primeros años 70?
Ese tema nunca estuvo en un disco y, además, son los versos de Rubén Martínez Villena, gran poeta cubano que murió de tuberculosis y agotamiento a los 36 años, dedicando sus últimas fuerzas a organizar una huelga que ayudó a deponer a un gobierno tiránico.
7. El libro de Patricia Ballote “La Habana, día de un año”, recrea el concierto germinal de la nueva trova, casi olvidado: un lunes de 1968 en el escenario de La Casa de las Américas. Usted tenía entonces 21 años. ¿Qué recuerdo le ha quedado?
Siempre quise que quedara algún testimonio de cómo empezó la colaboración de aquel grupo de trovadores que después fue identificado como una corriente dentro de la cancionística cubana. No recuerdo si a fines de 2016 o a principios de 2017 hablé en Ojalá sobre la idea de hacer el libro, para que saliera en 2018, cuando se cumplieran 50 años de aquel primer concierto. Entonces Patricia trabajaba con nosotros y se brindó a hacerlo y lo aprobé. Y ahí lo tenemos.
8. En los últimos años han fallecido muchos de sus compañeros de generación: Luis Eduardo Aute (2020), Vicente Feliú (2021), Pablo Milanés (2022), Martín Rojas (2023)… ¿Qué sentimiento le produce esta situación?
También Noel Nicola y Eduardo Ramos, y escritores como Guillermo Rodríguez Rivera, Jesús Díaz, Antonio Conte y muchos otros de mi generación que se nos fueron… Es raro irse quedando sin viejos amigos, gente que estaba descubriendo el mundo a la vez que uno. Es muy raro tener deseos de hablar de cosas y darse cuenta de que no tienes a quien llamar… Supongo que “es la Ley”, como diría Luis Rogelio Nogueras –el mejor poeta de mi generación, que se nos fue con sólo 40 añitos.
9. ¿Cuida de su voz de alguna manera especial para que suene igual de bien que siempre a sus 77 años?
Sinceramente, no me parece que mi voz haya sonado bien alguna vez. Y ahora, a mis casi 78, ¿qué decirle?... Espero que no sean sus oídos los que necesiten de cuidado.
10. Ha sido visitante habitual de los escenarios vascos desde hace casi 50 años. ¿Algunas de sus visitas a San Sebastián, Bilbao, Pamplona, Portugalete… le han dejado algún recuerdo especial?
Me han pasado cosas muy hermosas e interesantes en el País Vasco. Allí he sentido siempre mucha solidaridad con Cuba. Eso, por supuesto, es inolvidable y produce una especie de armadura interna indestructible. Hay sentimientos que sin dudas nos emparentan: una sensibilidad especial respecto a la soberanía, el sentido del compromiso, la solidaridad. En Euzkadi también he tenido amigos extraordinarios, como Antxon Eceiza y Miquel Laboa. Son muchas cosas y, hasta hoy, todas buenas.
11. En 2009 Pablo Milanés cantó en euskera en un disco del trikitilari (acordeonista) Kepa Junkera. Usted lo hizo en 2023 en la canción “Nostalgia” invitado por el bertsolari (repentista) y cantante Jon Maia. ¿Qué es lo primero que pensó al recibir la invitación? ¿Quedó contento con el resultado? ¿Es consciente del impacto que ha supuesto en el País Vasco?
Lo primero que pensé fue que la canción era bellísima. Confieso que eso fue lo que me conquistó. Muy obvio que los autores son excelentes artistas. Como decía un amigo: “El que pida más es un goloso”.
12. ¿Es cierta la anécdota reciente de que le habían sorprendido fotografiando una ambulancia del Servicio Vasco de Salud donada por el Gobierno Vasco?
Sí, yo estaba con un familiar en un cuerpo de guardia y de pronto veo que llega una ambulancia con un letrero que decía que era una donación del pueblo vasco. Maravillado, le hice una foto a la parte donde estaba el letrero. Un enfermero me preguntó por qué la foto y le expliqué.
13. En los últimos años ha llevado a cabo en Cuba giras muy especiales, como la de las prisiones (2008) o la más reciente Gira por los Barrios (más de cien conciertos). ¿Tiene en mente más proyectosde este tipo?
Estuvimos algo más de 10 años haciendo conciertos barriales, no sólo en La Habana o en Cuba, lo hicimos también en otros países, pero la pandemia nos detuvo. Después empezaron a aparecer problemas económicos, que si el combustible, que si el servicio eléctrico. Ojalá más adelante podamos retomarlo, o que otros sigan el camino.
14. Una pregunta obligada para alguien que siempre ha hablado de la necesidad de cambios para la mejora: ¿Cómo ve Cuba en 2024? ¿Qué se podría cambiar para mejorar la complicada situación del pueblo cubano?
Estoy convencido de que el bloqueo que desde hace más de 60 años imponen los gobiernos norteamericanos contra Cuba nos han hecho muchísimo daño. El colmo de la crueldad fue incluirnos entre los países patrocinadores del terrorismo. Todo el mundo sabe que eso es falso. El mismo gobierno norteamericano lo ha reconocido. Pero es una sanción que sigue ahí y que seguimos pagando con limitaciones bancarias, portuarias, con menos inversiones y turismo, con todo. En definitiva, como ellos siempre han dicho, el bloqueo es para que el pueblo cubano se canse de sufrir y se vire contra su gobierno.
Por otra parte, creo que pudiéramos hacer más por el bienestar del pueblo, que es quien sufre las consecuencias de las políticas imperiales. En 1968 en Cuba se realizó un proceso que fue llamado “La ofensiva revolucionaria”. La idea fue desaparecer por completo el trabajo privado, estatalizarlo todo. Aquella ofensiva era una reducción mecánica del ideal socialista, ya en un supuesto comunismo: el Estado ocupándose de todo y los seres humanos dedicados a vivir plenamente y a crear. Pero en un mundo regido desde siempre por relaciones mercantiles basadas en el lucro, al punto que empezaba a fraguarse el neoliberalismo, nuestra “ofensiva”, más que idealista, resultó incluso infantil. Fidel, con los años, reconoció en varias ocasiones que al principio se habían equivocado en muchas cosas y llegó a decir que nuestro modelo estaba obsoleto.
Una parte de la superestructura cubana, al parecer la más determinante en las políticas nacionales, continúa siendo conceptualmente muy ortodoxa. Contra esa rigidez instalada, muchos economistas escriben para que se respeten las leyes de la economía que según ellos nos ayudarían a salir del bache. Pero el purismo –a mi modo de ver extemporáneo– de nuestros decidores sigue haciendo oídos sordos.
5 comentarios:
No debería ser gran sorpresa
Por Bernie Sanders
No debería ser gran sorpresa que un Partido Demócrata que ha abandonado a la clase trabajadora descubra que la clase trabajadora lo ha abandonado. Primero fue la clase trabajadora de raza blanca y después los trabajadores latinos y negros también. Mientras los líderes demócratas defienden el statu quo, el pueblo estadunidense está enojado y quiere el cambio. Y tiene razón.
Hoy, mientras a los muy ricos les va de maravilla, 60 por ciento de los estadunidenses viven al día y tenemos más desigualdad de ingreso y riqueza que nunca.
Resulta increíble, pero el salario semanal real, ajustado a la inflación, del trabajador estadunidense promedio es más bajo hoy que hace 50 años.
Hoy, pese a una explosión de la tecnología y la productividad del trabajador, muchos jóvenes tendrán un nivel de vida peor que el de sus padres, y muchos de ellos se preocupan de que la inteligencia artificial y la robótica empeoren aún más su situación.
También, pese a tener un mucho mayor gasto per cápita que otros países, seguimos siendo la única nación rica que no garantiza la atención a la salud para todos como un derecho humano, y pagamos, con mucho, los precios más altos del mundo por los medicamentos de prescripción. Somos la única de las grandes potencias que ni siquiera podemos garantizar licencias médicas y familiares.
Hoy, pese a la fuerte oposición de una mayoría de estadunidenses, continuamos gastando miles de millones de dólares en financiar la guerra sin cuartel del gobierno extremista de Netanyahu contra el pueblo palestino, que ha conducido al horrible desastre humanitario de desnutrición en masa y hambruna de miles de niños.
¿Los grandes intereses económicos y los consultores bien pagados que controlan al Partido Demócrata aprenderán alguna lección real de esta campaña desastrosa? ¿Entenderán el dolor y el aislamiento políticos que decenas de millones de estadunidenses están experimentando? ¿Tendrán alguna idea de cómo podemos enfrentar a la cada vez más poderosa oligarquía que tiene tanto poder económico y político? Probablemente no.
En las semanas y meses por venir, quienes nos preocupamos por los principios democráticos básicos y por la justicia económica necesitamos tener muy serias discusiones políticas.
https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/11/09/opinion/no-deberia-ser-gran-sorpresa-9166
Rechazo unánime de las sanciones económicas de Estados Unidos contra Cuba
Por Salim Lamrani
La comunidad internacional ha condenado nuevamente el estado de sitio económico impuesto por Washington desde hace más de seis décadas.
El 30 de octubre de 2024, durante la reunión anual de la Asamblea General de Naciones Unidas, y por trigésimo segundo año consecutivo, 187 países exigieron el levantamiento de las sanciones económicas unilaterales de los Estados Unidos, que asfixian a la población cubana desde 1960. Como es habitual, sólo Israel se alineó con Washington al oponerse a la resolución que presentó La Habana. Moldavia, por su parte, optó por la abstención.
Impuestas por el presidente Eisenhower con el objetivo de derrocar al gobierno revolucionario de Fidel Castro, los diferentes gobiernos estadounidenses han mantenido y reforzado las sanciones. Éstas presentan características extraterritoriales – le Ley Torricelli de 1992, por ejemplo –, lo que significa que se aplican más allá de las fronteras nacionales, afectando a todos los países. Así, todo barco extranjero que entre en un puerto cubano se ve prohibida la entrada en los Estados Unidos durante seis meses. El objetivo de esta legislación es impedir el desarrollo del comercio internacional de Cuba con el resto del mundo.
Las sanciones también son retroactivas en virtud de la Ley Helms-Burton de 1996, que sanciona a las empresas extranjeras que invierten en propiedades en Cuba que pertenecieron a ciudadanos estadounidenses en los años 1960. Esto constituye una aberración jurídica, ya que normalmente una ley no puede aplicarse a hechos anteriores a su adopción. La meta de este texto – que atenta contra la soberanía de Cuba, así como contra la de los países que desean mantener relaciones normales con La Habana – es privar a la isla de inversiones extranjeras.
La retórica diplomática estadounidense para justificar el mantenimiento de una política hostil hacia Cuba no ha dejado de evolucionar a lo largo del tiempo. En 1960, cuando Eisenhower impuso las primeras medidas coercitivas unilaterales, motivó su decisión evocando la nacionalización de propiedades estadounidenses. En 1962, cuando lo sucedió, John F. Kennedy, decretó sanciones totales contra la isla e invocó la alianza con la Unión Soviética. En los años 1970 y 1980, Washington explicó que el apoyo de La Habana a los movimientos revolucionarios e independentistas en el mundo constituía un obstáculo para un cambio de política. Finalmente, desde el desmoronamiento de la URSS, Estados Unidos plantea la cuestión de la democracia y de los derechos humanos para prorrogar su guerra económica.
Si se observó una tregua durante el segundo mandato de Barack Obama, la llegada de Donald Trump marcó un recrudecimiento de las sanciones contra la isla. Durante su presidencia, Trump impuso no menos de 243 nuevas medidas coercitivas, entre las cuales 50 en plena pandemia de Covid-19, lo que equivale a un promedio de una sanción adicional por semana durante cuatro años. Joe Biden, en vez de volver a una actitud mas constructiva, como durante el periodo 2014-2016, cuando era vicepresidente, optó por mantener las medidas de su predecesor.
Así, más del 80% de la población cubana nació bajo el régimen de sanciones impuestas por Washington. Éstas han costado a la isla un total de 164 mil millones de dólares, una suma que permitiría garantizar la canasta básica para cada familia cubana durante 100 años. Bajo la administración de Biden, las sanciones económicas han costado, en promedio, 15 millones de dólares al día a Cuba, lo que equivale a cerca de 10.000 dólares por minuto. Cada año, representan una pérdida de más de 5 mil millones de dólares para la isla.
Rechazo unánime... (2 y fin)
Unos días antes de que finalizara su mandato, Trump volvió a colocar a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo. Desde entonces, mas de 1.000 bancos internacionales han rechazo toda colaboración con la isla, que necesita urgentemente créditos e inversiones extranjeras, por temor a represalias.
Según la ONU, “los derechos humanos fundamentales, particularmente el derecho a la alimentación, a la salud, a la educación, los derechos económicos y sociales, el derecho a la vida y al desarrollo, sufren las consecuencias” del estado de sitio anacrónico, cruel e ilegal que impone Washington a 10 millones de cubanos. El apagón eléctrico generalizado afectó a la isla en octubre de 2024 es una consecuencia directa de las medidas coercitivas estadounidenses, que contravienen los principios fundamentales del derecho internacional y de la Carta de Naciones Unidas.
Las sanciones económicas ilustran la incapacidad de Washington para reconocer la independencia de Cuba y aceptar que la isla ha elegido un sistema político y un modelo socioeconómico diferentes. Sólo existe una solución a este conflicto asimétrico que opone Washington a La Habana: un dialogo respetuoso, fundado en la igualdad soberana, la reciprocidad y la no injerencia en los asuntos internos.
https://rebelion.org/rechazo-unanime-de-las-sanciones-economicas-de-estados-unidos-contra-cuba/
Kamala Harris: Hillary Clinton redux
Por Maciek Wisniewski
Observando cómo en los últimos meses (t.ly/OH0p1) Kamala Harris y los demócratas apostaron a convertir las elecciones estadunidenses solamente en un debate simbólico acerca de “la democracia” y “el carácter de Trump”, en lugar de centrarse en la política y en las soluciones a los temas que los votantes señalaban en las encuestas como sus mayores preocupaciones –el estado de la economía, la inflación o el genocidio en Gaza (t.ly/414GU)—, emulando así, en efecto, la estrategia perdedora de Hillary Clinton de 2016, cuando desistió de competir por el voto progresista y el de la clase trabajadora, prefiriendo cortejar a los republicanos “Nunca Trump” de los suburbios, uno no podía dejar de tener una siniestra sensación de déjà vu.
Igual que Clinton, Harris apostó por llevar a cabo una campaña derechista y desatendió abiertamente el dolor económico de los trabajadores estadunidenses –cuya fracción blanca en 2016 y ahora en 2024, ya toda una sección “multicolor”, se volcó hacia Trump (t.ly/pOCZD)–, e igual que Clinton –surprise, surprise–, obtuvo un resultado idéntico. Esto no sólo desde el principio parecía “loco”, y finalmente acabó en una catástrofe (t.ly/JjnF_), sino que cumplía, −literalmente−, con la propia definición popular de la locura: “hacer lo mismo dos veces y esperar un resultado diferente” (según el dicho atribuido a Albert Einstein, pero popularizado en realidad por la escritora Rita Mae Brown). Al final, igual no es que los demócratas y su derrotada rotundamente candidata –Trump no sólo ha ganado decisivamente la presidencia, el Senado y posiblemente la Cámara de Representantes, sino también, a diferencia de 2016, el voto popular– sean locos per se, pero seguramente no aprenden de la historia.
Con Trump ganando su segundo mandato, conviene recordar que en el seno el Partido Demócrata nunca hubo ni la más mínima reflexión después de que ganó por primera vez. A pesar de que la pérdida ante la figura como él que −y esto no parece una coincidencia−, tanto Clinton en su momento, como Harris en las últimas semanas, compararon a Hitler (Biden, curiosamente, nunca abrazó esta estrategia estéril y al menos trató de prometer algo a los trabajadores), debería hacer que los demócratas reflexionaran sobre sus propios errores, la élite del partido, empezando por la propia Hillary Clinton, encontró 100 mil maneras de culpar a todos los demás. La cima de esta operación negacionista ha sido la bombástica narrativa de la “interferencia rusa” (Russiagate) maquillada a partir de pequeños casos reales y que igualmente hoy empezó a hacer rondas en un afán de absolver a Harris y su “campaña brillante” (t.ly/tpBRv).
Entre los supuestos culpables por 2016 estaban también los medios de comunicación que “exageraron” el escándalo de los mails de Clinton o James Comey, director de la FBI, que anunció una investigación contra ella poco antes de las elecciones “hundiendo su candidatura”. Un buen ejemplo de qué tan fuerte sigue siendo este pensamiento paranoico (Richard Hofstadter dixit), ha sido la respuesta de Clinton que, indagada sobre las chances de Harris en estas elecciones, dijo que seguro iba a ganar, porque ella –a diferencia de Clinton–, “no tenía a su Comey” (t.ly/-idIB). No creo que esto haya envejecido bien.
Kamala... (2 y fin)
Para ser justos, Harris trató de lanzar, sobre todo en los estados bisagras (swing states), algunos mensajes centrados más en la economía, pero como nunca ha presentado ningún programa específico (sic) y su mensaje principal, como el de Clinton, estaba formateado “hacia la derecha” y los intereses de los multimillonarios (Mark Cuban), sus esfuerzos eran débiles y despegados de la realidad (t.ly/Z3Esr). Encima, su campaña, en vez de ser orientada hacia la base del Partido Demócrata, ha sido de modo convenenciero dirigida hacia y llevada por su “clase profesional”, una constelación de ONG y activistas ligados a las grandes fundaciones y que está desinteresada de las cuestiones políticas materiales y centrada solamente en la recaudación de fondos y aglutinada en torno a los temas de la “democracia” e “identidad” (t.ly/LwNIE).
Cuando George Santayana hablaba famosamente de que “los que ignoran la historia están condenados a repetirla”, no tenía en mente −como a menudo se presenta este dictum− la “Historia” (con mayúscula) y sus “lecciones”, sino lo que él consideraba la principal diferencia entre bebés y adultos: que los primeros no recuerdan las consecuencias de sus actos y los segundos sí. Es en este sentido que se podría decir que los liberales estadunidenses −presentados habitualmente como los “adults in the room” y convencidos de modo narcisista de su propia importancia e infalibilidad (t.ly/XSTjR)− se portaron como “bebés”.
No sólo a nivel político, cometiendo, por su prepotencia y desprecio hacia los votantes promedios, por segunda vez, los mismos errores y acabando con el mismo resultado (e incluso peor), sino también a nivel personal. Tal como hizo Clinton al perder en 2016, Kamala Harris cuando el martes por la noche ya se sabía “que este arroz ya se había cocido”, de modo infantil, tampoco salió a dar la cara a sus partidarios que vinieron a apoyarla.
Cuando en septiembre se dio a conocer que Hillary Clinton estaba asesorando a Harris “de cómo derrotar a Trump” (t.ly/ UHz-t) −siendo la última y la menos indicada persona en todo el universo para dar las lecciones sobre esto−, alguien bromeó que el único chance que tenía la vicepresidenta era tomar nota de sus consejos y hacer todo al revés. Evidentemente no lo hizo (t.ly/QoIR0).
https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/11/09/opinion/kamala-harris-hillary-clinton-redux-7510
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