"El mayor peligro -y quizá el único- para un auténtico revolucionario consiste en exagerar su radicalismo, en olvidar los límites y las condiciones del empleo adecuado y eficaz de los métodos revolucionarios. Es ahí donde los auténticos revolucionarios se estrellaban con la mayor frecuencia al comenzar a escribir “revolución” con mayúscula, colocar la “revolución” a la altura de algo casi divino, perder la cabeza, perder la capacidad de comprender, sopesar y comprobar con la mayor serenidad y sensatez en qué momento, en qué circunstancias y en qué terreno hay que saber actuar a lo revolucionario y en qué momento, en qué circunstancias y en qué terreno hay que saber pasar a la acción reformista.
Los auténticos revolucionarios sucumbirán (no en el sentido físico, sino espiritual de su causa) sólo -pero sin falta- en el caso de que pierdan la serenidad y se figuren que la revolución, “grande, victoriosa y mundial”, puede y debe cumplir obligatoriamente por vía revolucionaria toda clase de tareas en cualquier circunstancia y en todos los terrenos.
Quien se “imagine” tal cosa sucumbirá, pues se habrá imaginado una estupidez en la cuestión fundamental (...) y el castigo por una estupidez suele consistir en la derrota. ¿De qué se deduce que la revolución, “grande, victoriosa y mundial”, puede y debe emplear únicamente métodos revolucionarios? De nada. Eso es absoluta y totalmente falso.
“No basta con ser revolucionario y partidario del socialismo o comunismo en general -escribía yo en abril de 1918 en Las tareas inmediatas del Poder soviético-. Es necesario saber encontrar en cada momento peculiar el eslabón particular al cual hay que aferrarse con todas las fuerzas para sujetar toda la cadena y preparar sólidamente el paso al eslabón siguiente. El orden de los eslabones, su forma, su engarce, la diferencia entre unos y otros no son tan simples ni tan burdos en la cadena histórica de los acontecimientos como en una cadena corriente forjada por un herrero”.
(...) No nos dejaremos dominar por el “socialismo de sentimiento”... Es admisible aprovechar toda clase de formas económicas de transición y hay que saber aprovecharlas... para reanimar sin tardanza la economía nacional en un país arruinado y extenuado, para impulsar la industria, para facilitar medidas posteriores, más amplias y más profundas."
Vladimir Ilich Lenin, 5 de noviembre de 1921 - "Acerca de la significación del oro ahora y después de la victoria completa del Socialismo"
Fuente: V. I. Lenin. Obras Completas, tomo 44, Editorial Progreso, Moscú, 1981, pp. 221-229
2 comentarios:
ISRAEL, UNA TENUE ESPERANZA
Opositores al gobierno de Benjamin Netanyahu salieron ayer a las calles de Jerusalén por decenas de miles para expresar su repudio a las exenciones del servicio militar que el régimen israelí otorga a los seminaristas judíos ultraortodoxos, en protesta por el sangriento fracaso de la ofensiva militar en contra de la población de Gaza, en demanda de que Tel Aviv consiga la liberación de los rehenes que desde el 7 de octubre del año pasado se encuentran en poder de Hamas y en reclamo de la realización de elecciones de manera inmediata. En Tel Aviv, la ciudad que la comunidad internacional reconoce como la capital de Israel, familiares de estos cautivos bloquearon una de las autopistas para condenar el fracaso de Netanyahu.
Es significativo de la enajenación patriotera que domina a buena parte de la sociedad de Israel que el motivo central de los actos de protesta no fueran el genocidio de palestinos que vienen cometiendo en Gaza las fuerzas armadas israelíes (IDF, por sus siglas en inglés) desde hace seis meses, y que ya ha costado la vida de más de 32 mil 700 gazatíes, niños y mujeres en buena parte; la despiadada destrucción humana y material emprendida en la franja, ni la casi inconcebible crueldad contra una población a la que le han destruido la mayor parte de los hospitales, escuelas, templos y centros de refugio y se le niega a capricho la recepción de ayuda internacional de emergencia.
A pesar de esa generalizada insensibilidad, la oposición interna a Netanyahu podría representar una esperanza de poner fin a la carnicería en curso en Gaza, en la medida en que mientras más dificultades domésticas enfrente el régimen ultraderechista, más arduo le resultará culminar la tarea que se ha fijado a sí mismo: negar a los gazatíes que sobrevivan a cualquier forma de gobierno, administración o control de su territorio; de ser posible, expulsarlos de él y, por descontado, emprender un pillaje a gran escala de tierras y recursos de esa devastada región, la cual hasta antes de octubre de 2023 era calificada como la mayor cárcel al aire libre y que hoy Tel Aviv ha convertido más bien en el mayor cementerio al aire libre.
A estas alturas, es claro que el gobierno de Estados Unidos, principal soporte económico, diplomático, militar y propagandístico del Estado israelí, no va a variar su política de respaldarlo, sea cual sea la gravedad y la escala de los crímenes de guerra perpetrados por el régimen de Netanyahu; por el contrario, Washington sigue enviándole ingentes cantidades de armamento, pese a la evidencia de que ese abasto es empleado en el asesinato de población civil, y no sólo en Gaza, sino también en Cisjordania y la Jerusalén Oriental, además de Líbano y Siria. Con Estados Unidos y sus aliados occidentales dispuestos a perdonarle a Tel Aviv cualquier atrocidad, es difícil imaginar que la comunidad internacional pudiera adoptar las medidas que debieron tomarse hace mucho tiempo para imponer en la región una paz basada en la solución de los dos estados –uno judío y otro palestino– y que pasan por un embargo mundial semejante al que debilitó el régimen racista sudafricano y que resultó decisivo para su fin, en 1992.
En tales circunstancias, sólo un cambio de gobierno en Israel mismo podría representar un alivio a la pesadilla de muerte y destrucción que viven las poblaciones palestinas. Debe considerarse, adicionalmente, que el régimen de Netanyahu está causando un gravísimo daño a su propio país, no sólo por los 600 soldados israelíes muertos en lo que va de esta ofensiva, sino, sobre todo, por la catástrofe moral que más temprano que tarde se abatirá sobre los propios israelíes cuando se den cuenta que han permanecido indolentes y pasivos ante las masacres de inocentes que se han venido cometiendo en su nombre.
https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/04/01/editorial/israel-una-tenue-esperanza-1977
Un bombardeo israelí mata en Gaza a varios voluntarios de la ONG World Central Kitchen
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