Por Juan M Ferran Oliva
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La desaparecida Victor Talking Machine Company fundada en 1901, compró los derechos del cuadro que se convertiría en su logotipo. De un buen inicio la empresa fue pionera en la producción de equipos parlantes y de discos. Dominó el mercado mediante la grabación de los cantantes más reconocidos del momento en todos los géneros. La música popular ostentaba el sello negro, el rojo accedían sólo géneros cultos.
En 1923 la empresa comenzaría a fabricar discos de grabación doble en sustitución de los de una sola cara. Con anterioridad los producía mediante la grabación acústica que no utilizaba electricidad; grababa sobre un patrón de cera que tras un tratamiento químico lograba estampaciones metálicas aplicadas a una prensa de la que salía el disco. En la propia fecha introdujo su nueva Victrola ortofónica con la más avanzada tecnología en reproducción de sonido, junto a sus nuevos discos grabados eléctricamente con micrófonos. Tanto la Victor como sus competidoras se esforzaron en diseñar un equipo más elegante que las cajas con su aparatosa trompeta. En 1930 fue vendida a la RCA[2], otro líder en la industria del gramófono y en grabaciones.
¡Cuánto ha llovido desde entonces y en qué medida se ha transformado la técnica sonora! Los discos originales de 77 revoluciones por minuto fueron sustituidos por otros de 33 rpm que mejoraban la acústica. Después vinieron otros adelantos hasta el gran salto digital. Asombra pensar que hoy en día en una simple memoria (flash memory)pueden acumularse cientos de discos, filmes, programas y otras formas digitalizadas. Como diría Don Hilarión, el boticario de La Verbena de la Paloma:
hoy las ciencias adelantan, que es una barbaridad.
Hace años compré un disco Víctor sello rojo con la interpretación de la habanera A la luz de la luna. La cantaban el tenor Enrico Caruso y el barítono Emilio de Gogorza[3], una joya discográfica en aquel momento. La hallé en una casa de libros de uso escondida entre otros discos con interpretaciones pasadas de moda y de dudosa calidad. La entregué a alguien que podía reproducirla y conservarla. No volví a tenerla. Por suerte la técnica resolvió mi inquietud. Actualmente está al alcance de quienes tienen acceso al You Tube de Internet, que, dicho sea de paso, se caracteriza por mensajes reaccionarios directos o solapados subliminalmente. El disco, a una cara, debió ser grabado antes de 1920, fecha en que murió el gran tenor.
El logotipo en cuestión me sugiere la postura de aquellos gobiernos domesticados que al igual que el perrito, escuchan y siguen la voz que les llega desde Washington. Pienso particularmente en los miembros de la anacrónica OTAN. También los hay en nuestra América.
Roma pagaba a los traidores, pero los despreciaba. Es probable que el establishment norteamericano también desdeñe a sus perritos.
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