lunes, 28 de febrero de 2011
pilar de atarés, el cerro
Lo vengo diciendo desde septiembre del año pasado, cuando empezamos en La Corbata: estamos haciendo una gira por los barrios que más nos necesitan, por los más desfavorecidos de nuestra capital. También les llaman marginales, pero a mi no me gusta decirles así. Porque en todos nos reciben niños educados, con zapatos, con escuelitas y casas del médico de la familia. En todos hay duros y abnegados trabajadores y familias decentes, aunque por las mismas calles puedan deslizarse bribones y violentos. Nosotros cantamos para todos. La música hace como un alto el fuego. Los fieros se amansan y sale lo que tienen de novios, de hijos y de hermanos. Y el vecindario se vuelve una familia unida, sonriente, como aplaudiéndose a sí mismo la maravilla que es capaz de ser.
sábado, 26 de febrero de 2011
música en la isla del polvo
En el municipio de Marianao, “La isla del polvo” es como se conoce a una pequeña comunidad del legendario barrio de Pogolotti, que por estos días cumple 100 años. En el centro de este lugar se levanta un árbol frondoso que solo puede ser podado por la naturaleza. Bajo sus ramas protectoras se hizo un parquecito para los niños.
Al lado de los columpios estaba la tarima desde la que un grupo de trabajadores de la cultura compartimos con los vecinos. Víctor Casaus, a nombre de los escritores y del Centro Pablo de la Toriente Brau, donó una biblioteca de 300 libros. El Maestro Frank Fernández obsequió con su piano obras de Bach, Mozart y Gonzalo Roig, e invitó a la flautista Niurka González. Por último nos tocó a Trovarroco, Oliver Valdés, Niurka y yo, ofrecer un grupo de canciones.
Como en todos los barrios que hemos visitado, hubo un aura de amor irradiante. Lo puede atestiguar todo el que estuvo. Pongo unas pocas fotos que pude hacer en medio de mi doble tarea de presentador y presentante. Las tres instantáneas iniciales fueron lo primero que vimos cuando nos acercábamos a "La isla del polvo".
miércoles, 23 de febrero de 2011
la independencia es otro nombre de la dignidad
Eduardo Galeano
Quiero dedicar este homenaje a la memoria viva de dos Carlos: Carlos Lenkersdorf y Carlos Monsiváis, amigos muy queridos que ya no están, pero siguen estando.
***
Y empiezo por decir gracias: Gracias, Marcelo, por este regalo, esta alegría. Te digo gracias en nombre propio y también en nombre de los muchos sureños que jamás olvidarán su gratitud a México, el país de su exilio, refugio de perseguidos en los años de mugre y miedo de nuestras dictaduras militares.
Y quiero subrayar que México merece, por eso y por muchos otros motivos, toda nuestra solidaridad, ahora que esta tierra entrañable está siendo víctima de la hipocresía del narcosistema universal, donde unos ponen la nariz y otros ponen los muertos, y unos declaran la guerra y otros reciben los tiros.
***
Este acto generoso me honra por venir de quien viene. La ciudad de México está a la vanguardia en la lucha por los derechos humanos, en un amplio abanico que va desde la diversidad sexual hasta el derecho a respirar, que ya parecía perdido.
Y mucho me honra recibir esta ofrenda, porque mucho tiene de desafío: en nuestros países la independencia plena es todavía, en gran medida, una tarea por hacer, que nos convoca cada día.
***
En la ciudad de Quito, al día siguiente de la independencia, una mano anónima escribió en una pared: Último día del despotismo y primero de lo mismo.
Y en Bogotá, poco después, Antonio Nariño advertía que el alzamiento patriótico se estaba convirtiendo en baile de máscaras, y que la independencia estaba en manos de caballeros de mucho almidón y mucho botón, y escribía: Hemos mudado de amos.
Y el chileno Santiago Arcos comprobaba, desde la cárcel:
–Los pobres han gozado de la gloriosa independencia tanto como los caballos que en Chacabuco y Maipú cargaron contra las tropas del rey.
***
Todas nuestras naciones nacieron mentidas. La independencia renegó de quienes, peleando por ella, se habían jugado la vida; y las mujeres, los analfabetos, los pobres, los indios y los negros no fueron invitados a la fiesta. Aconsejo echar un vistazo a nuestras primeras Constituciones, que dieron prestigio legal a esa mutilación. Las Cartas Magnas otorgaron el derecho de ciudadanía a los pocos que podían comprarlo. Los demás, y las demás, siguieron siendo invisibles.
***
Simón Rodríguez tenía fama de loco, y así lo llamaban: El loco. Decía locuras, como éstas:
–Somos independientes, pero no somos libres. La sabiduría de Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son, en nuestra América, dos enemigos de la libertad de pensar. Nuestra América no debe imitar servilmente, sino ser original.
Y también:
–Enseñemos a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón: no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra.
Don Simón decía locuras, y hacía locuras. Allá por mil ochocientos veinte y pico, sus escuelas mezclaban a los niños y a las niñas, a los pobres y a los ricos, a los indios y a los blancos, y también unían la cabeza y las manos, porque enseñaban a leer y a sumar, y también a trabajar la madera y la tierra. En sus aulas no se escuchaban los latines de sacristía y se desafiaba la tradición del desprecio por el trabajo manual. Poco duró la experiencia. Un clamor de indignadas voces exigía la expulsión de este sátiro que ha venido a corromper a la juventud, y el mariscal Sucre, presidente del país que ahora llamamos Bolivia, le exigió la renuncia.
A partir de entonces, anduvo a lomo de mula, peregrinando por las costas del Pacífico y las montañas de los Andes, fundando escuelas y formulando preguntas insoportables a los nuevos dueños del poder:
–Ustedes, que imitan todo lo que viene de Europa y de los Estados Unidos, ¿por qué no les imitan la originalidad, que es lo más importante?
Este viejo vagabundo, calvo, feo y barrigón, el más audaz y el más querible de los pensadores de América, estaba cada día más solo, y solo murió.
A los ochenta años, escribió:
–Yo quise hacer de la tierra un paraíso para todos. La hice un infierno para mí.
***
Simón Rodríguez fue un perdedor. Según la escala de valores de este mundo, que sacraliza el éxito y no perdona el fracaso, los hombres como él no merecen memoria.
Pero, ¿acaso no está vivo don Simón en la energía de dignidad que hoy recorre nuestra América de norte a sur? ¿Cuántos hablan por su boca, aunque no lo sepan, como hablaba en prosa aquel personaje de Molière que no sabía que hablaba en prosa?
¿Acaso don Simón no nos sigue enseñando, un siglo y medio después de su muerte, que la independencia es otro nombre de la dignidad? Es verdad que todavía pesa, y mucho, la herencia colonial, que aplaude la copia y maldice la creación y admira, como denunciaba don Simón, las virtudes del mono y del papagayo. Pero también es verdad que son cada vez más los jóvenes que sienten que el miedo es una cárcel humillante y aburrida, y libremente se atreven a pensar con sus propias cabezas, sentir con sus propios corazones y caminar con sus propias piernas.
***
Yo no creo en Dios, pero sí creo en el humano milagro de la resurrección. Porque quizás se equivocaban aquellos dolientes que se negaban a creer en la muerte de Emiliano Zapata, y creían que se había marchado a Arabia en un caballo blanco, pero sólo se equivocaban en el mapa. Porque a la vista está que Zapata sigue vivo, aunque no tan lejos, no en las arenas de Oriente: él anda cabalgando por aquí, aquí cerquita nomás, queriendo justicia y haciéndola.
Y fíjense ustedes lo que ha ocurrido con otro perdedor, José Artigas, el hombre que hizo la primera reforma agraria de América, antes que Lincoln y antes que Zapata.
Hace casi dos siglos, él fue vencido y condenado a la soledad y al exilio. En años recientes, la dictadura militar del Uruguay le erigió un ampuloso mausoleo, queriendo encerrarlo en cárcel de mármol. Pero cuando la dictadura intentó decorar el monumento con algunas de sus frases, no encontró ninguna que no fuera subversiva. Ahora el mausoleo tiene fechas y nombres de batallas, y ninguna frase. Involuntario homenaje, involuntaria confesión: Artigas no es mudo, Artigas sigue siendo peligroso.
Cosa curiosa: con tantos vivos que hablan sin decir, en nuestras tierras hay muertos que dicen callando.
***
Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos cometieron la insolencia de amar a su tierra, y por ella se jugaron la vida. Pero está visto que el patriotismo es el honorable privilegio de los países dominantes: sólo los que mandan tienen el derecho de ser patriotas. En cambio, los países dominados, condenados a obediencia perpetua, no pueden ejercer el patriotismo, so pena de ser llamados populistas, demagogos, delirantes: nuestro patriotismo se considera una peste, peste peligrosa, y los amos del mundo, que nos toman examen de Democracia, tienen la mala costumbre de conjurar esta amenaza a sangre y fuego.
Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos se negaron a repetir la historia y quisieron cambiarla.
Bienaventurados sean los perdedores, y malditos sean quienes confunden el mundo con una pista de carreras y lanzados a las cumbres del éxito trepan lamiendo hacia arriba y escupiendo hacia abajo.
Bienaventurados sean los indignados, y malditos sean los indignos.
Maldita sea la exitosa dictadura del miedo, que nos obliga a creer que la realidad es intocable y que la solidaridad es una enfermedad mortal, porque el prójimo es siempre una amenaza y nunca una promesa.
Bienaventurado sea el abrazo, y maldito sea el codazo.
***
Sí, pero… Cuántos perdedores, ¿no?
Cuando algún periodista me pregunta si soy optimista, yo contesto, sinceramente:
–A veces. Depende de la hora.
Siempre me parecieron más bien inhumanos los optimistas full time.
Creo que el desaliento es un derecho humano, y de algún modo es también la prueba de que somos humanos, porque no sufriríamos el desaliento si no tuviéramos aliento.
Hay que reconocer que no es muy alentadora la realidad, que tiene la jodida costumbre de recompensar a los exprimidores del prójimo y a los exterminadores de la tierra, el agua y el aire. Y en cambio, las más apasionantes aventuras de transformación de la realidad suelen quedarse a mitad de camino, o se extravían y se pierden, y muchas veces terminan mal.
Hay que reconocerlo, digo, pero también cabe preguntar: Cuando esas lindas experiencias colectivas terminan mal, ¿de veras terminan? ¿No hay nada que hacer, sólo nos queda resignarnos y aceptar el mundo tal cual es, como si fuera destino? Hace pocos años, se puso de moda la teoría del fin de la historia. Más de uno se tragó ese sapo, a pesar de que el sentido común nos demuestra, con poderosa sencillez, que la historia nace de nuevo cada mañana.
Lo mejor de este asunto de vivir está en la capacidad de sorpresa que la vida tiene. ¿Quién podía presentir que los países árabes iban a vivir este huracán de libertad que están ahora viviendo? ¿Quién iba a creer que la plaza de Tahrir iba a dar al mundo esta lección de democracia? ¿Quién iba a creer lo que ahora puede creer ese muchachito plantado en la plaza durante días y noches, cuando dice: Nadie nos va a mentir nunca más?
Al fin y al cabo, cuando la historia dice adiós, o eso parece decir, ella nos está diciendo, o al menos murmurando: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.
Y yo me despido de ustedes, ahora, que ya es hora, como la historia me enseñó, diciéndoles gracias, diciéndoles: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.
* Palabras pronunciadas el 22 de febrero de 2011, en la ceremonia de entrega de la Medalla 1808, que el jefe de Gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, otorgó al escritor Eduardo Galeano
Tomado de La Jornada: http://www.jornada.unam.mx/2011/02/23/index.php?section=opinion&article=014a1pol
Quiero dedicar este homenaje a la memoria viva de dos Carlos: Carlos Lenkersdorf y Carlos Monsiváis, amigos muy queridos que ya no están, pero siguen estando.
***
Y empiezo por decir gracias: Gracias, Marcelo, por este regalo, esta alegría. Te digo gracias en nombre propio y también en nombre de los muchos sureños que jamás olvidarán su gratitud a México, el país de su exilio, refugio de perseguidos en los años de mugre y miedo de nuestras dictaduras militares.
Y quiero subrayar que México merece, por eso y por muchos otros motivos, toda nuestra solidaridad, ahora que esta tierra entrañable está siendo víctima de la hipocresía del narcosistema universal, donde unos ponen la nariz y otros ponen los muertos, y unos declaran la guerra y otros reciben los tiros.
***
Este acto generoso me honra por venir de quien viene. La ciudad de México está a la vanguardia en la lucha por los derechos humanos, en un amplio abanico que va desde la diversidad sexual hasta el derecho a respirar, que ya parecía perdido.
Y mucho me honra recibir esta ofrenda, porque mucho tiene de desafío: en nuestros países la independencia plena es todavía, en gran medida, una tarea por hacer, que nos convoca cada día.
***
En la ciudad de Quito, al día siguiente de la independencia, una mano anónima escribió en una pared: Último día del despotismo y primero de lo mismo.
Y en Bogotá, poco después, Antonio Nariño advertía que el alzamiento patriótico se estaba convirtiendo en baile de máscaras, y que la independencia estaba en manos de caballeros de mucho almidón y mucho botón, y escribía: Hemos mudado de amos.
Y el chileno Santiago Arcos comprobaba, desde la cárcel:
–Los pobres han gozado de la gloriosa independencia tanto como los caballos que en Chacabuco y Maipú cargaron contra las tropas del rey.
***
Todas nuestras naciones nacieron mentidas. La independencia renegó de quienes, peleando por ella, se habían jugado la vida; y las mujeres, los analfabetos, los pobres, los indios y los negros no fueron invitados a la fiesta. Aconsejo echar un vistazo a nuestras primeras Constituciones, que dieron prestigio legal a esa mutilación. Las Cartas Magnas otorgaron el derecho de ciudadanía a los pocos que podían comprarlo. Los demás, y las demás, siguieron siendo invisibles.
***
Simón Rodríguez tenía fama de loco, y así lo llamaban: El loco. Decía locuras, como éstas:
–Somos independientes, pero no somos libres. La sabiduría de Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son, en nuestra América, dos enemigos de la libertad de pensar. Nuestra América no debe imitar servilmente, sino ser original.
Y también:
–Enseñemos a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón: no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra.
Don Simón decía locuras, y hacía locuras. Allá por mil ochocientos veinte y pico, sus escuelas mezclaban a los niños y a las niñas, a los pobres y a los ricos, a los indios y a los blancos, y también unían la cabeza y las manos, porque enseñaban a leer y a sumar, y también a trabajar la madera y la tierra. En sus aulas no se escuchaban los latines de sacristía y se desafiaba la tradición del desprecio por el trabajo manual. Poco duró la experiencia. Un clamor de indignadas voces exigía la expulsión de este sátiro que ha venido a corromper a la juventud, y el mariscal Sucre, presidente del país que ahora llamamos Bolivia, le exigió la renuncia.
A partir de entonces, anduvo a lomo de mula, peregrinando por las costas del Pacífico y las montañas de los Andes, fundando escuelas y formulando preguntas insoportables a los nuevos dueños del poder:
–Ustedes, que imitan todo lo que viene de Europa y de los Estados Unidos, ¿por qué no les imitan la originalidad, que es lo más importante?
Este viejo vagabundo, calvo, feo y barrigón, el más audaz y el más querible de los pensadores de América, estaba cada día más solo, y solo murió.
A los ochenta años, escribió:
–Yo quise hacer de la tierra un paraíso para todos. La hice un infierno para mí.
***
Simón Rodríguez fue un perdedor. Según la escala de valores de este mundo, que sacraliza el éxito y no perdona el fracaso, los hombres como él no merecen memoria.
Pero, ¿acaso no está vivo don Simón en la energía de dignidad que hoy recorre nuestra América de norte a sur? ¿Cuántos hablan por su boca, aunque no lo sepan, como hablaba en prosa aquel personaje de Molière que no sabía que hablaba en prosa?
¿Acaso don Simón no nos sigue enseñando, un siglo y medio después de su muerte, que la independencia es otro nombre de la dignidad? Es verdad que todavía pesa, y mucho, la herencia colonial, que aplaude la copia y maldice la creación y admira, como denunciaba don Simón, las virtudes del mono y del papagayo. Pero también es verdad que son cada vez más los jóvenes que sienten que el miedo es una cárcel humillante y aburrida, y libremente se atreven a pensar con sus propias cabezas, sentir con sus propios corazones y caminar con sus propias piernas.
***
Yo no creo en Dios, pero sí creo en el humano milagro de la resurrección. Porque quizás se equivocaban aquellos dolientes que se negaban a creer en la muerte de Emiliano Zapata, y creían que se había marchado a Arabia en un caballo blanco, pero sólo se equivocaban en el mapa. Porque a la vista está que Zapata sigue vivo, aunque no tan lejos, no en las arenas de Oriente: él anda cabalgando por aquí, aquí cerquita nomás, queriendo justicia y haciéndola.
Y fíjense ustedes lo que ha ocurrido con otro perdedor, José Artigas, el hombre que hizo la primera reforma agraria de América, antes que Lincoln y antes que Zapata.
Hace casi dos siglos, él fue vencido y condenado a la soledad y al exilio. En años recientes, la dictadura militar del Uruguay le erigió un ampuloso mausoleo, queriendo encerrarlo en cárcel de mármol. Pero cuando la dictadura intentó decorar el monumento con algunas de sus frases, no encontró ninguna que no fuera subversiva. Ahora el mausoleo tiene fechas y nombres de batallas, y ninguna frase. Involuntario homenaje, involuntaria confesión: Artigas no es mudo, Artigas sigue siendo peligroso.
Cosa curiosa: con tantos vivos que hablan sin decir, en nuestras tierras hay muertos que dicen callando.
***
Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos cometieron la insolencia de amar a su tierra, y por ella se jugaron la vida. Pero está visto que el patriotismo es el honorable privilegio de los países dominantes: sólo los que mandan tienen el derecho de ser patriotas. En cambio, los países dominados, condenados a obediencia perpetua, no pueden ejercer el patriotismo, so pena de ser llamados populistas, demagogos, delirantes: nuestro patriotismo se considera una peste, peste peligrosa, y los amos del mundo, que nos toman examen de Democracia, tienen la mala costumbre de conjurar esta amenaza a sangre y fuego.
Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos se negaron a repetir la historia y quisieron cambiarla.
Bienaventurados sean los perdedores, y malditos sean quienes confunden el mundo con una pista de carreras y lanzados a las cumbres del éxito trepan lamiendo hacia arriba y escupiendo hacia abajo.
Bienaventurados sean los indignados, y malditos sean los indignos.
Maldita sea la exitosa dictadura del miedo, que nos obliga a creer que la realidad es intocable y que la solidaridad es una enfermedad mortal, porque el prójimo es siempre una amenaza y nunca una promesa.
Bienaventurado sea el abrazo, y maldito sea el codazo.
***
Sí, pero… Cuántos perdedores, ¿no?
Cuando algún periodista me pregunta si soy optimista, yo contesto, sinceramente:
–A veces. Depende de la hora.
Siempre me parecieron más bien inhumanos los optimistas full time.
Creo que el desaliento es un derecho humano, y de algún modo es también la prueba de que somos humanos, porque no sufriríamos el desaliento si no tuviéramos aliento.
Hay que reconocer que no es muy alentadora la realidad, que tiene la jodida costumbre de recompensar a los exprimidores del prójimo y a los exterminadores de la tierra, el agua y el aire. Y en cambio, las más apasionantes aventuras de transformación de la realidad suelen quedarse a mitad de camino, o se extravían y se pierden, y muchas veces terminan mal.
Hay que reconocerlo, digo, pero también cabe preguntar: Cuando esas lindas experiencias colectivas terminan mal, ¿de veras terminan? ¿No hay nada que hacer, sólo nos queda resignarnos y aceptar el mundo tal cual es, como si fuera destino? Hace pocos años, se puso de moda la teoría del fin de la historia. Más de uno se tragó ese sapo, a pesar de que el sentido común nos demuestra, con poderosa sencillez, que la historia nace de nuevo cada mañana.
Lo mejor de este asunto de vivir está en la capacidad de sorpresa que la vida tiene. ¿Quién podía presentir que los países árabes iban a vivir este huracán de libertad que están ahora viviendo? ¿Quién iba a creer que la plaza de Tahrir iba a dar al mundo esta lección de democracia? ¿Quién iba a creer lo que ahora puede creer ese muchachito plantado en la plaza durante días y noches, cuando dice: Nadie nos va a mentir nunca más?
Al fin y al cabo, cuando la historia dice adiós, o eso parece decir, ella nos está diciendo, o al menos murmurando: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.
Y yo me despido de ustedes, ahora, que ya es hora, como la historia me enseñó, diciéndoles gracias, diciéndoles: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.
* Palabras pronunciadas el 22 de febrero de 2011, en la ceremonia de entrega de la Medalla 1808, que el jefe de Gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, otorgó al escritor Eduardo Galeano
Tomado de La Jornada: http://www.jornada.unam.mx/2011/02/23/index.php?section=opinion&article=014a1pol
lunes, 21 de febrero de 2011
Mensaje al presidente de Google
Mi amigo el Dr Ricardo Seir, quien ayer me animara a dirigirme a la cumbre de Internet que se celebraba en Estados Unidos, dándome aún más ánimos escribió después:
"Una de mis pacientes trabaja en Google. Has una peticion [...] y yo se la hago llegar a ella con la intencion que se la mande al jefe mayor (que no se si estaba o no en la reunion con Obama, pero supongo que si). Que te parece?"
A lo que respondí:
"La propuesta es sencilla: el mundo está muy disparejo y se podría evitar mucho dolor con una acción que contribuyera a un salto cualitativo global: un cinturón de satélites que proporcione Internet al tercer mundo. Estoy seguro de que es algo que está al alcance de esos cerebros (y bolsillos) privilegiados."
Esta es la carta que el Dr Seir ha escrito a su amiga que trabaja en Google. Más abajo aparece la traducción.
Dear Kari:
Silvio Rodriguez is one of the most influential singer-songwriters in the Spanish speaking world. He has inspired 3 generations of people for more than 40 years, with his social influenced lyrics, his high standard poetry writing and his beautiful music. He is praised by Nobel Prize winners, Heads of States and many influential people in the world. Many artists consider him an inspiration for their careers and others have recorded his songs.
He lives in Cuba. He was recently performing in the US after he was given a Visa that was negated to him for many, many years. (I believe more than 30)
I met Silvio about 16 years a go and we have became friends. He has a blog, and we were discussing the recent meeting that president Obama had with the people who has influenced the Internet and the technology world. I believe one of your bosses, Mr. Schmidt was in that meeting.
I asked the hypothetical question that if Silvio was in that meeting what he would have asked (remember again, he lives in Cuba). He said that he would say something like this:
“The world is in complete disparity and a lot of pain could be avoided with actions that could contribute to a quality global jump: A belt of satellites that would give Internet to the “Third World”. He added that something like this could be achievable because he considers them very intelligent people (and because of their deep pockets)”
Some people in the blog immediately said that he would be received with a kick in his butt. I said that I believed (and guarantied) that he would be listen to, because the people at that meeting are very like him, including president Obama (with their difference in their political views): They are high achievers and that nothing would stop them on working of what they really believe, and in their dreams.
I also said that I would try to help him in sending his message (since it was my idea to ask the question about the hypothetical meeting). Is there any way to forward this letter to Mr. Schmidt or Mr. Page?
Thanks in advance,
Dr. Seir.
Querida kari:
Silvio Rodríguez es uno de los más influyentes escritores de canciones en el mundo de habla hispana. El ha inspirado a 3 generaciones de personas por más de 40 años con sus letras socialmente comprometidas, su alto standard poético y su bella música. Ha sido alabado por varios personajes que han ganado premios Nóbel, Cabezas de Estado y mucha gente influyente en el mundo. Muchos artistas lo consideran una inspiración en sus carreras y otros han grabado sus canciones. El vive en Cuba y recientemente le fue otorgada una visa para cantar en los Estados Unidos, que había sido negada por muchos años (creo que mas de 30).
Conocí a Silvio hace 16 años y nos hemos hecho amigos. El tiene un blog, en el que hemos estado discutiendo el reciente encuentro del Presidente Obama con los personajes más influyentes en el mundo de la tecnología y el Internet. Creo que uno de tus jefes, Eric Schmidt estuvo en este encuentro.
Yo pregunte hipotéticamente que si le hubiesen dado un derecho de palabra en ese encuentro, que hubiese dicho (recuerda que el vive en Cuba). Su planteamiento es el siguiente:
“El mundo está muy disparejo y se podría evitar mucho dolor con una acción que contribuyera a un salto cualitativo global: un cinturón de satélites que proporcione Internet al tercer mundo. Estoy seguro de que es algo que está al alcance de esos cerebros (y bolsillos) privilegiados.”
Algunas personas en el blog saltaron inmediatamente y dijeron que el seria recibido con una patada en el trasero. Yo dije que yo creía (y garantizaba) de que seria escuchado, porque las personas asistentes a ese encuentro eran muy parecidas a el incluyendo al presidente Obama (salvando las diferencias políticas): personas que han alcanzado grandes cosas y que nunca podían ser detenidos en sus sueños.
También dije que trataría en ayudarlo a enviar el mensaje (porque fue mi idea la de la pregunta hipotética). Hay alguna manera de hacerle llegar esta carta al Sr. Schmidt o al Sr. Page?
Gracias de antemano,
Dr. Seir
"Una de mis pacientes trabaja en Google. Has una peticion [...] y yo se la hago llegar a ella con la intencion que se la mande al jefe mayor (que no se si estaba o no en la reunion con Obama, pero supongo que si). Que te parece?"
A lo que respondí:
"La propuesta es sencilla: el mundo está muy disparejo y se podría evitar mucho dolor con una acción que contribuyera a un salto cualitativo global: un cinturón de satélites que proporcione Internet al tercer mundo. Estoy seguro de que es algo que está al alcance de esos cerebros (y bolsillos) privilegiados."
Esta es la carta que el Dr Seir ha escrito a su amiga que trabaja en Google. Más abajo aparece la traducción.
Dear Kari:
Silvio Rodriguez is one of the most influential singer-songwriters in the Spanish speaking world. He has inspired 3 generations of people for more than 40 years, with his social influenced lyrics, his high standard poetry writing and his beautiful music. He is praised by Nobel Prize winners, Heads of States and many influential people in the world. Many artists consider him an inspiration for their careers and others have recorded his songs.
He lives in Cuba. He was recently performing in the US after he was given a Visa that was negated to him for many, many years. (I believe more than 30)
I met Silvio about 16 years a go and we have became friends. He has a blog, and we were discussing the recent meeting that president Obama had with the people who has influenced the Internet and the technology world. I believe one of your bosses, Mr. Schmidt was in that meeting.
I asked the hypothetical question that if Silvio was in that meeting what he would have asked (remember again, he lives in Cuba). He said that he would say something like this:
“The world is in complete disparity and a lot of pain could be avoided with actions that could contribute to a quality global jump: A belt of satellites that would give Internet to the “Third World”. He added that something like this could be achievable because he considers them very intelligent people (and because of their deep pockets)”
Some people in the blog immediately said that he would be received with a kick in his butt. I said that I believed (and guarantied) that he would be listen to, because the people at that meeting are very like him, including president Obama (with their difference in their political views): They are high achievers and that nothing would stop them on working of what they really believe, and in their dreams.
I also said that I would try to help him in sending his message (since it was my idea to ask the question about the hypothetical meeting). Is there any way to forward this letter to Mr. Schmidt or Mr. Page?
Thanks in advance,
Dr. Seir.
Querida kari:
Silvio Rodríguez es uno de los más influyentes escritores de canciones en el mundo de habla hispana. El ha inspirado a 3 generaciones de personas por más de 40 años con sus letras socialmente comprometidas, su alto standard poético y su bella música. Ha sido alabado por varios personajes que han ganado premios Nóbel, Cabezas de Estado y mucha gente influyente en el mundo. Muchos artistas lo consideran una inspiración en sus carreras y otros han grabado sus canciones. El vive en Cuba y recientemente le fue otorgada una visa para cantar en los Estados Unidos, que había sido negada por muchos años (creo que mas de 30).
Conocí a Silvio hace 16 años y nos hemos hecho amigos. El tiene un blog, en el que hemos estado discutiendo el reciente encuentro del Presidente Obama con los personajes más influyentes en el mundo de la tecnología y el Internet. Creo que uno de tus jefes, Eric Schmidt estuvo en este encuentro.
Yo pregunte hipotéticamente que si le hubiesen dado un derecho de palabra en ese encuentro, que hubiese dicho (recuerda que el vive en Cuba). Su planteamiento es el siguiente:
“El mundo está muy disparejo y se podría evitar mucho dolor con una acción que contribuyera a un salto cualitativo global: un cinturón de satélites que proporcione Internet al tercer mundo. Estoy seguro de que es algo que está al alcance de esos cerebros (y bolsillos) privilegiados.”
Algunas personas en el blog saltaron inmediatamente y dijeron que el seria recibido con una patada en el trasero. Yo dije que yo creía (y garantizaba) de que seria escuchado, porque las personas asistentes a ese encuentro eran muy parecidas a el incluyendo al presidente Obama (salvando las diferencias políticas): personas que han alcanzado grandes cosas y que nunca podían ser detenidos en sus sueños.
También dije que trataría en ayudarlo a enviar el mensaje (porque fue mi idea la de la pregunta hipotética). Hay alguna manera de hacerle llegar esta carta al Sr. Schmidt o al Sr. Page?
Gracias de antemano,
Dr. Seir
domingo, 20 de febrero de 2011
viernes, 18 de febrero de 2011
oda a walt whitman
Por el East River y el Bronx
los muchachos cantaban enseñando sus cinturas,
con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo.
Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas
y los niños dibujaban escaleras y perspectivas.
Pero ninguno se dormía,
ninguno quería ser el río,
ninguno amaba las hojas grandes,
ninguno la lengua azul de la playa.
Por el East River y el Queensborough
los muchachos luchaban con la industria,
y los judíos vendían al fauno del río
la rosa de la circuncisión
y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados
manadas de bisontes empujadas por el viento.
Pero ninguno se detenía,
ninguno quería ser nube,
ninguno buscaba los helechos
ni la rueda amarilla del tamboril.
Cuando la luna salga
las poleas rodarán para tumbar el cielo;
un límite de agujas cercará la memoria
y los ataúdes se llevarán a los que no trabajan.
Nueva York de cieno,
Nueva York de alambres y de muerte.
¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?
¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?
¿Quién el sueño terrible de sus anémonas manchadas?
Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza;
anciano hermoso como la niebla
que gemías igual que un pájaro
con el sexo atravesado por una aguja,
enemigo del sátiro,
enemigo de la vid
y amante de los cuerpos bajo la burda tela.
Ni un solo momento, hermosura viril
que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles,
soñabas ser un río y dormir como un río
con aquel camarada que pondría en tu pecho
un pequeño dolor de ignorante leopardo.
Ni un sólo momento, Adán de sangre, macho,
hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman,
porque por las azoteas,
agrupados en los bares,
saliendo en racimos de las alcantarillas,
temblando entre las piernas de los chauffeurs
o girando en las plataformas del ajenjo,
los maricas, Walt Whitman, te soñaban.
¡También ese! ¡También! Y se despeñan
sobre tu barba luminosa y casta,
rubios del norte, negros de la arena,
muchedumbres de gritos y ademanes,
como gatos y como las serpientes,
los maricas, Walt Whitman, los maricas
turbios de lágrimas, carne para fusta,
bota o mordisco de los domadores.
¡También ése! ¡También! Dedos teñidos
apuntan a la orilla de tu sueño
cuando el amigo come tu manzana
con un leve sabor de gasolina
y el sol canta por los ombligos
de los muchachos que juegan bajo los puentes.
Pero tú no buscabas los ojos arañados,
ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los niños,
ni la saliva helada,
ni las curvas heridas como panza de sapo
que llevan los maricas en coches y terrazas
mientras la luna los azota por las esquinas del terror.
Tú buscabas un desnudo que fuera como un río,
toro y sueño que junte la rueda con el alga,
padre de tu agonía, camelia de tu muerte,
y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto.
Porque es justo que el hombre no busque su deleite
en la selva de sangre de la mañana próxima.
El cielo tiene playas donde evitar la vida
y hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora.
Agonía, agonía, sueño, fermento y sueño.
Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía.
Los muertos se descomponen bajo el reloj de las ciudades,
la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises,
los ricos dan a sus queridas
pequeños moribundos iluminados,
y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.
Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo
por vena de coral o celeste desnudo.
Mañana los amores serán rocas y el Tiempo
una brisa que viene dormida por las ramas.
Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whítman,
contra el niño que escribe
nombre de niña en su almohada,
ni contra el muchacho que se viste de novia
en la oscuridad del ropero,
ni contra los solitarios de los casinos
que beben con asco el agua de la prostitución,
ni contra los hombres de mirada verde
que aman al hombre y queman sus labios en silencio.
Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades,
de carne tumefacta y pensamiento inmundo,
madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño
del Amor que reparte coronas de alegría.
Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos
gotas de sucia muerte con amargo veneno.
Contra vosotros siempre,
Faeries de Norteamérica,
Pájaros de la Habana,
Jotos de Méjico,
Sarasas de Cádiz,
Ápios de Sevilla,
Cancos de Madrid,
Floras de Alicante,
Adelaidas de Portugal.
¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!
Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores,
abiertos en las plazas con fiebre de abanico
o emboscadas en yertos paisajes de cicuta.
¡No haya cuartel! La muerte
mana de vuestros ojos
y agrupa flores grises en la orilla del cieno.
¡No haya cuartel! ¡Alerta!
Que los confundidos, los puros,
los clásicos, los señalados, los suplicantes
os cierren las puertas de la bacanal.
Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson
con la barba hacia el polo y las manos abiertas.
Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando
camaradas que velen tu gacela sin cuerpo.
Duerme, no queda nada.
Una danza de muros agita las praderas
y América se anega de máquinas y llanto.
Quiero que el aire fuerte de la noche más honda
quite flores y letras del arco donde duermes
y un niño negro anuncie a los blancos del oro
la llegada del reino de la espiga.
Federico García Lorca (1898-1936)
los muchachos cantaban enseñando sus cinturas,
con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo.
Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas
y los niños dibujaban escaleras y perspectivas.
Pero ninguno se dormía,
ninguno quería ser el río,
ninguno amaba las hojas grandes,
ninguno la lengua azul de la playa.
Por el East River y el Queensborough
los muchachos luchaban con la industria,
y los judíos vendían al fauno del río
la rosa de la circuncisión
y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados
manadas de bisontes empujadas por el viento.
Pero ninguno se detenía,
ninguno quería ser nube,
ninguno buscaba los helechos
ni la rueda amarilla del tamboril.
Cuando la luna salga
las poleas rodarán para tumbar el cielo;
un límite de agujas cercará la memoria
y los ataúdes se llevarán a los que no trabajan.
Nueva York de cieno,
Nueva York de alambres y de muerte.
¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?
¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?
¿Quién el sueño terrible de sus anémonas manchadas?
Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,
he dejado de ver tu barba llena de mariposas,
ni tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza;
anciano hermoso como la niebla
que gemías igual que un pájaro
con el sexo atravesado por una aguja,
enemigo del sátiro,
enemigo de la vid
y amante de los cuerpos bajo la burda tela.
Ni un solo momento, hermosura viril
que en montes de carbón, anuncios y ferrocarriles,
soñabas ser un río y dormir como un río
con aquel camarada que pondría en tu pecho
un pequeño dolor de ignorante leopardo.
Ni un sólo momento, Adán de sangre, macho,
hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman,
porque por las azoteas,
agrupados en los bares,
saliendo en racimos de las alcantarillas,
temblando entre las piernas de los chauffeurs
o girando en las plataformas del ajenjo,
los maricas, Walt Whitman, te soñaban.
¡También ese! ¡También! Y se despeñan
sobre tu barba luminosa y casta,
rubios del norte, negros de la arena,
muchedumbres de gritos y ademanes,
como gatos y como las serpientes,
los maricas, Walt Whitman, los maricas
turbios de lágrimas, carne para fusta,
bota o mordisco de los domadores.
¡También ése! ¡También! Dedos teñidos
apuntan a la orilla de tu sueño
cuando el amigo come tu manzana
con un leve sabor de gasolina
y el sol canta por los ombligos
de los muchachos que juegan bajo los puentes.
Pero tú no buscabas los ojos arañados,
ni el pantano oscurísimo donde sumergen a los niños,
ni la saliva helada,
ni las curvas heridas como panza de sapo
que llevan los maricas en coches y terrazas
mientras la luna los azota por las esquinas del terror.
Tú buscabas un desnudo que fuera como un río,
toro y sueño que junte la rueda con el alga,
padre de tu agonía, camelia de tu muerte,
y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto.
Porque es justo que el hombre no busque su deleite
en la selva de sangre de la mañana próxima.
El cielo tiene playas donde evitar la vida
y hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora.
Agonía, agonía, sueño, fermento y sueño.
Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía.
Los muertos se descomponen bajo el reloj de las ciudades,
la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises,
los ricos dan a sus queridas
pequeños moribundos iluminados,
y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.
Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo
por vena de coral o celeste desnudo.
Mañana los amores serán rocas y el Tiempo
una brisa que viene dormida por las ramas.
Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whítman,
contra el niño que escribe
nombre de niña en su almohada,
ni contra el muchacho que se viste de novia
en la oscuridad del ropero,
ni contra los solitarios de los casinos
que beben con asco el agua de la prostitución,
ni contra los hombres de mirada verde
que aman al hombre y queman sus labios en silencio.
Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades,
de carne tumefacta y pensamiento inmundo,
madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño
del Amor que reparte coronas de alegría.
Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos
gotas de sucia muerte con amargo veneno.
Contra vosotros siempre,
Faeries de Norteamérica,
Pájaros de la Habana,
Jotos de Méjico,
Sarasas de Cádiz,
Ápios de Sevilla,
Cancos de Madrid,
Floras de Alicante,
Adelaidas de Portugal.
¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!
Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores,
abiertos en las plazas con fiebre de abanico
o emboscadas en yertos paisajes de cicuta.
¡No haya cuartel! La muerte
mana de vuestros ojos
y agrupa flores grises en la orilla del cieno.
¡No haya cuartel! ¡Alerta!
Que los confundidos, los puros,
los clásicos, los señalados, los suplicantes
os cierren las puertas de la bacanal.
Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson
con la barba hacia el polo y las manos abiertas.
Arcilla blanda o nieve, tu lengua está llamando
camaradas que velen tu gacela sin cuerpo.
Duerme, no queda nada.
Una danza de muros agita las praderas
y América se anega de máquinas y llanto.
Quiero que el aire fuerte de la noche más honda
quite flores y letras del arco donde duermes
y un niño negro anuncie a los blancos del oro
la llegada del reino de la espiga.
Federico García Lorca (1898-1936)
martes, 15 de febrero de 2011
preguntas de un obrero que lee
¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas?
En los libros aparecen los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió siempre a construir? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían sus constructores?
¿A dónde fueron los albañiles la noche en que fue
terminada la Muralla China? La gran Roma
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes
triunfaron los Césares? ¿Es que Bizancio, la tan cantada,
sólo tenía palacios para sus habitantes? Hasta en la
legendaria Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los que se hundían,
gritaban llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él solo?
César derrotó a los galos.
¿No llevaba siquiera cocinero?
Felipe de España lloró cuando su flota
Fue hundida. ¿No lloró nadie más?
Federico II venció en la Guerra de los Siete Años
¿Quién
venció además de él?
Cada página una victoria.
¿Quién cocinó el banquete de la victoria?
Cada diez años un gran hombre.
¿Quién pagó los gastos?
Tantas historias.
Tantas preguntas.
Bertolt Brecht
En los libros aparecen los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?
Y Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió siempre a construir? ¿En qué casas
de la dorada Lima vivían sus constructores?
¿A dónde fueron los albañiles la noche en que fue
terminada la Muralla China? La gran Roma
está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quiénes
triunfaron los Césares? ¿Es que Bizancio, la tan cantada,
sólo tenía palacios para sus habitantes? Hasta en la
legendaria Atlántida,
la noche en que el mar se la tragaba, los que se hundían,
gritaban llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él solo?
César derrotó a los galos.
¿No llevaba siquiera cocinero?
Felipe de España lloró cuando su flota
Fue hundida. ¿No lloró nadie más?
Federico II venció en la Guerra de los Siete Años
¿Quién
venció además de él?
Cada página una victoria.
¿Quién cocinó el banquete de la victoria?
Cada diez años un gran hombre.
¿Quién pagó los gastos?
Tantas historias.
Tantas preguntas.
Bertolt Brecht
lunes, 14 de febrero de 2011
con un poco de amor
Con un poco de amor sobrevivo,
sobrevivo pecado, castigo.
Con un poco de amor yo me salvo,
sólo un poco de amor y soy algo.
Con un poco de amor
tanto me enriquecí, que gastaba
y siempre quedaba
mi poco de amor.
Con un poco de amor me levanto
a mi diario de sed y de espanto.
Con un poco de amor yo progreso,
canto himnos, me odian, voy preso.
Con un poco de amor
tanto me enriquecí, que gastaba
y siempre quedaba
mi poco de amor.
Con un poco de amor fue tejida mi piel
y el cincel de mis huesos fue un poco de amor.
Con un poco de amor
soy yo mismo, soy tú, soy aquel.
Con un poco de amor deberé continuar,
a pesar de que sumo mil pocos de amor.
Con un poco de amor,
trabajando por un poco más.
Con un poco de amor sobrevivo,
sobrevivo pecado, castigo.
Con un poco de amor yo me salvo,
sólo un poco de amor y soy algo.
Con un poco de amor
tanto me enriquecí, que gastaba
y siempre quedaba
mi poco de amor.
1986
sobrevivo pecado, castigo.
Con un poco de amor yo me salvo,
sólo un poco de amor y soy algo.
Con un poco de amor
tanto me enriquecí, que gastaba
y siempre quedaba
mi poco de amor.
Con un poco de amor me levanto
a mi diario de sed y de espanto.
Con un poco de amor yo progreso,
canto himnos, me odian, voy preso.
Con un poco de amor
tanto me enriquecí, que gastaba
y siempre quedaba
mi poco de amor.
Con un poco de amor fue tejida mi piel
y el cincel de mis huesos fue un poco de amor.
Con un poco de amor
soy yo mismo, soy tú, soy aquel.
Con un poco de amor deberé continuar,
a pesar de que sumo mil pocos de amor.
Con un poco de amor,
trabajando por un poco más.
Con un poco de amor sobrevivo,
sobrevivo pecado, castigo.
Con un poco de amor yo me salvo,
sólo un poco de amor y soy algo.
Con un poco de amor
tanto me enriquecí, que gastaba
y siempre quedaba
mi poco de amor.
1986
sábado, 12 de febrero de 2011
no siempre ausencia quiere decir olvido
"Ausencia quiere decir olvido"
Jaime Prats
Ya lo creo que en esta breve ausencia la vida ha continuado. Y así será cuando no haya regreso, porque si para algo no hay nadie imprescindible es para los reclamos.
Lo prueba Adrimar321 y sus justas denuncias de falta de atención a los discapacitados, lucha que ella lleva como una bandera quemante, al punto de que a veces se siente desesperada y sola. Leyéndola pensaba que una de las razones de haber apoyado a la Revolución desde el inicio fue la certeza de que los enfermos tendrían la dignidad que merecían. Entonces era difícil que un niño de 12, además saludable, tuviera consciencia de que la justicia pasaba por la salud; pero lo que sí sabía, por abundantes experiencias familiares, es que una revolución debe sacar al pueblo de todas las miserias que pueda. Por ser parte de esa especie de milagro que ocurrió en Cuba, sobre todo en la primera década, por todos estos años de esfuerzos verdaderos, de avances, de errores y de rectificaciones, Adriana: lamento que no siempre desde Cuba podamos ayudar, como querríamos, a todo el que lo necesita. Me alivia, un poco, saber que hemos tendido la mano a muchos, incluso lejos de nuestra tierra, como demuestran las decenas de miles de médicos cubanos que andan por el mundo curando y aliviando penas. Yo sé que solo el que vive un infortunio conoce el peso exacto de su cruz. Eso es algo que siempre me ha inspirado respeto.
Manuel R:
Dices que sabes que he apoyado a la juventud puertorriqueña, pero que continúe haciéndolo; que yo tengo poder mediático y tú no. Pues yo te confieso, querido hermanito, que el único poder mediático que tengo ahora mismo lo estoy compartiendo contigo, como también lo hago con cualquiera que exponga una causa que considere justa. Todos los que pasan por este blog –que según sus reportes suelen ser más de 2000 diarios– te leen, les leen, nos leen. Puede que algunos, los menos listos, sólo busquen lo que dice “el famoso”. Pero estoy seguro de que la mayoría profundiza, encuentra y se nutre de la variedad de motivaciones que este blog brinda casi a diario. Así que no dudes que apoyo y apoyaré a la ejemplar juventud universitaria de tu/mi querida tierra de Borinquen. En este preciso instante lo estamos haciendo tú y yo, juntos, sólo con conversarlo.
Mimí:
Me he ido poniendo al día poco a poco. Así he llegado a tu deseo de comunicarte con Los Cinco. Para eso recomiendo que te pongas en contacto con Rosa (La Polilla Cubana), que es una vieja luchadora de esa causa y quizá te pueda ayudar.
A los que no lo sepan, quiero anunciar que hace dos días empezó la Feria Internacional del Libro de La Habana que, según la costumbre, después estará un mes recorriendo la isla. Con esta Feria ya se han hecho veinte. ¿Saben que más de un millón de personas, de los 11 que somos, la visitan?
Para terminar quiero decir que algo bonito se me mueve dentro cada vez que Catalina nos manda un mensajito. No sólo porque se trata de la más joven segundacitera que pudiéramos imaginar, sino porque me encantan las niñas y los niños. Yo vivo todo lo que puedo rodeado de niños, que es la mejor manera de vivir, de aprender cosas nuevas o de darle un repaso a la memoria (que no es lo mismo, pero es igual).
Jaime Prats
Ya lo creo que en esta breve ausencia la vida ha continuado. Y así será cuando no haya regreso, porque si para algo no hay nadie imprescindible es para los reclamos.
Lo prueba Adrimar321 y sus justas denuncias de falta de atención a los discapacitados, lucha que ella lleva como una bandera quemante, al punto de que a veces se siente desesperada y sola. Leyéndola pensaba que una de las razones de haber apoyado a la Revolución desde el inicio fue la certeza de que los enfermos tendrían la dignidad que merecían. Entonces era difícil que un niño de 12, además saludable, tuviera consciencia de que la justicia pasaba por la salud; pero lo que sí sabía, por abundantes experiencias familiares, es que una revolución debe sacar al pueblo de todas las miserias que pueda. Por ser parte de esa especie de milagro que ocurrió en Cuba, sobre todo en la primera década, por todos estos años de esfuerzos verdaderos, de avances, de errores y de rectificaciones, Adriana: lamento que no siempre desde Cuba podamos ayudar, como querríamos, a todo el que lo necesita. Me alivia, un poco, saber que hemos tendido la mano a muchos, incluso lejos de nuestra tierra, como demuestran las decenas de miles de médicos cubanos que andan por el mundo curando y aliviando penas. Yo sé que solo el que vive un infortunio conoce el peso exacto de su cruz. Eso es algo que siempre me ha inspirado respeto.
Manuel R:
Dices que sabes que he apoyado a la juventud puertorriqueña, pero que continúe haciéndolo; que yo tengo poder mediático y tú no. Pues yo te confieso, querido hermanito, que el único poder mediático que tengo ahora mismo lo estoy compartiendo contigo, como también lo hago con cualquiera que exponga una causa que considere justa. Todos los que pasan por este blog –que según sus reportes suelen ser más de 2000 diarios– te leen, les leen, nos leen. Puede que algunos, los menos listos, sólo busquen lo que dice “el famoso”. Pero estoy seguro de que la mayoría profundiza, encuentra y se nutre de la variedad de motivaciones que este blog brinda casi a diario. Así que no dudes que apoyo y apoyaré a la ejemplar juventud universitaria de tu/mi querida tierra de Borinquen. En este preciso instante lo estamos haciendo tú y yo, juntos, sólo con conversarlo.
Mimí:
Me he ido poniendo al día poco a poco. Así he llegado a tu deseo de comunicarte con Los Cinco. Para eso recomiendo que te pongas en contacto con Rosa (La Polilla Cubana), que es una vieja luchadora de esa causa y quizá te pueda ayudar.
A los que no lo sepan, quiero anunciar que hace dos días empezó la Feria Internacional del Libro de La Habana que, según la costumbre, después estará un mes recorriendo la isla. Con esta Feria ya se han hecho veinte. ¿Saben que más de un millón de personas, de los 11 que somos, la visitan?
Para terminar quiero decir que algo bonito se me mueve dentro cada vez que Catalina nos manda un mensajito. No sólo porque se trata de la más joven segundacitera que pudiéramos imaginar, sino porque me encantan las niñas y los niños. Yo vivo todo lo que puedo rodeado de niños, que es la mejor manera de vivir, de aprender cosas nuevas o de darle un repaso a la memoria (que no es lo mismo, pero es igual).
sábado, 5 de febrero de 2011
los últimos ocho
Aquí están los últimos ocho poemas que Antonio Guerrero escribió en 2010, en el hueco de la cárcel de Oklahoma. Tengo que adelantarlos porque en los próximos días no podré continuar la disciplina de publicar uno diario. Saludos, pues.
Viernes, 5 de febrero de 2010
El silencio es verde, de improviso,
mi corazón fértil, lentamente
habituado a cosas naturales,
viste de hojas verdes del deseo.
Recuerdos del bosque y de la lluvia
emergen con su aliento escondido
y siento otra vez en mi garganta
un ardor de jazmines y sangre.
Sin parar, mi corazón evoca
miradas fieles al amor puro,
besos al abrazo de la noche,
caricias que dieron paz al alma.
Pero, por dónde andarán sus ojos,
sus labios, sus suaves manos puras?
Sábado, 6 de febrero de 2010
Mujer, rompes en mi pensamiento
como los oleajes en las playas;
entras de repente en mis arenas,
luego al mar regresas otra vez.
Así eres tu, marejada indócil,
vaivén incesante de las aguas
donde se ahoga mi corazón
contando tu cuerpo ola a ola.
Ya conoces que regresare,
sin embargo, no sabes tu nombre
ni sabes que recuerdo tus besos.
Tal vez, un día cuando tu piel
destruya este castillo de ausencias
te abriré la trama de mis versos.
Domingo, 7 de febrero de 2010
Hoy he escrito a varias amistades,
a ninguna le narro el rosario
de vicisitudes que he pasado
(más que las que todos imaginan).
En mis líneas les hago saber
que esta celda, sin nada y sin nadie,
para mí es un lugar de retiro
donde me libro de mis cadenas.
Como otros de mi vida, este hueco,
sin prisa lo relleno de luz
para que de su oquedad aflore
el resplandor que a mi corazón
convierte en surtidor del amor,
de este amor con que a todos escribo.
Lunes, 8 de febrero de 2010
Anoche, cuando un hosco silencio
como el manto de la oscuridad
me cubría, y la incertidumbre
de crudas nevascas me embriagaba,
el amor provoco un ramalazo
en las fibras de mi corazón,
punzadas de perpetuas ausencias.
Por un buen tiempo estuve despierto.
Anoche, frente a la soledad
resonante de ayeres me dije:
Todos los desvelos de mi vida
han desbrozado esta larga senda
por donde los peligros de muerte
no han podido malograr la luz.
Martes, 9 de febrero de 2010
En mi soledad digo tu nombre
y sus letras son un sol naciente
entre las nubes de la alborada
donde con lumbre se abren las flores.
Al andar lo digo en las esquinas
que forja y deshace el pensamiento
y en mi soliloquio con tu nombre
ni luces ni sombras distingo.
Lo digo sin que nadie me escuche
en una voz de intima emoción
que apenas hiere el aire y el silencio.
A las preguntas del firmamento
respondo, levantando la vista
hasta la eternidad de tu nombre.
Miércoles, 10 de febrero de 2010
Seguro, en medio del temporal,
me imagino andando por el mundo
como si caminaran conmigo
hombro a hombro brazos invencibles.
Pasaran con sus alas oscuras
otras tantas gélidas noches
sin poder aniquilar la aurora
del día final de la injusticia.
Hermanos y hermanas de la lucha
solidaria que se multiplica
cual las hojas en la primavera:
¡Ustedes nos darán la victoria,
ustedes estarán con nosotros
en la gran jornada del regreso!
Jueves, 11 de febrero de 2010
Desde mi niñez de hogar y escuela,
en mi juventud de sitio en sitio,
toda mi vida, y hasta en mis sueños,
tú has habitado en mi corazón.
Isla de soles que a todos brindas
palmas y playas, aves y frutos,
aquel verano abrasador que amo,
aquel árbol libre en la campiña,
dispuesta a diario a cuidar la flor
indispensable de la esperanza
en mí tu alientas siempre la paz.
Tu amor me impulsa, tu amor me colma
de luz, ¡oh, patria!, vendrá el regreso
y el beso tuyo que nos espera.
Viernes, 12 de febrero de 2010
Cruzando el corazón del azul
insondable, confuso de rutas,
mas, acompañado de esperanzas
insignificantes pero ciertas,
miro la callada geografía
sumergida en un fulgor de nieve,
territorio de lo indefinido,
espejismos de la libertad.
Hay cansancio, pero no me rindo.
Hay cortaduras, pero no sangro.
Tanta fatiga, tantos dolores
calmo con el amor de mis sueños
hecho de una materia invencible
que no reconocen los guardianes.
Viernes, 5 de febrero de 2010
El silencio es verde, de improviso,
mi corazón fértil, lentamente
habituado a cosas naturales,
viste de hojas verdes del deseo.
Recuerdos del bosque y de la lluvia
emergen con su aliento escondido
y siento otra vez en mi garganta
un ardor de jazmines y sangre.
Sin parar, mi corazón evoca
miradas fieles al amor puro,
besos al abrazo de la noche,
caricias que dieron paz al alma.
Pero, por dónde andarán sus ojos,
sus labios, sus suaves manos puras?
Sábado, 6 de febrero de 2010
Mujer, rompes en mi pensamiento
como los oleajes en las playas;
entras de repente en mis arenas,
luego al mar regresas otra vez.
Así eres tu, marejada indócil,
vaivén incesante de las aguas
donde se ahoga mi corazón
contando tu cuerpo ola a ola.
Ya conoces que regresare,
sin embargo, no sabes tu nombre
ni sabes que recuerdo tus besos.
Tal vez, un día cuando tu piel
destruya este castillo de ausencias
te abriré la trama de mis versos.
Domingo, 7 de febrero de 2010
Hoy he escrito a varias amistades,
a ninguna le narro el rosario
de vicisitudes que he pasado
(más que las que todos imaginan).
En mis líneas les hago saber
que esta celda, sin nada y sin nadie,
para mí es un lugar de retiro
donde me libro de mis cadenas.
Como otros de mi vida, este hueco,
sin prisa lo relleno de luz
para que de su oquedad aflore
el resplandor que a mi corazón
convierte en surtidor del amor,
de este amor con que a todos escribo.
Lunes, 8 de febrero de 2010
Anoche, cuando un hosco silencio
como el manto de la oscuridad
me cubría, y la incertidumbre
de crudas nevascas me embriagaba,
el amor provoco un ramalazo
en las fibras de mi corazón,
punzadas de perpetuas ausencias.
Por un buen tiempo estuve despierto.
Anoche, frente a la soledad
resonante de ayeres me dije:
Todos los desvelos de mi vida
han desbrozado esta larga senda
por donde los peligros de muerte
no han podido malograr la luz.
Martes, 9 de febrero de 2010
En mi soledad digo tu nombre
y sus letras son un sol naciente
entre las nubes de la alborada
donde con lumbre se abren las flores.
Al andar lo digo en las esquinas
que forja y deshace el pensamiento
y en mi soliloquio con tu nombre
ni luces ni sombras distingo.
Lo digo sin que nadie me escuche
en una voz de intima emoción
que apenas hiere el aire y el silencio.
A las preguntas del firmamento
respondo, levantando la vista
hasta la eternidad de tu nombre.
Miércoles, 10 de febrero de 2010
Seguro, en medio del temporal,
me imagino andando por el mundo
como si caminaran conmigo
hombro a hombro brazos invencibles.
Pasaran con sus alas oscuras
otras tantas gélidas noches
sin poder aniquilar la aurora
del día final de la injusticia.
Hermanos y hermanas de la lucha
solidaria que se multiplica
cual las hojas en la primavera:
¡Ustedes nos darán la victoria,
ustedes estarán con nosotros
en la gran jornada del regreso!
Jueves, 11 de febrero de 2010
Desde mi niñez de hogar y escuela,
en mi juventud de sitio en sitio,
toda mi vida, y hasta en mis sueños,
tú has habitado en mi corazón.
Isla de soles que a todos brindas
palmas y playas, aves y frutos,
aquel verano abrasador que amo,
aquel árbol libre en la campiña,
dispuesta a diario a cuidar la flor
indispensable de la esperanza
en mí tu alientas siempre la paz.
Tu amor me impulsa, tu amor me colma
de luz, ¡oh, patria!, vendrá el regreso
y el beso tuyo que nos espera.
Viernes, 12 de febrero de 2010
Cruzando el corazón del azul
insondable, confuso de rutas,
mas, acompañado de esperanzas
insignificantes pero ciertas,
miro la callada geografía
sumergida en un fulgor de nieve,
territorio de lo indefinido,
espejismos de la libertad.
Hay cansancio, pero no me rindo.
Hay cortaduras, pero no sangro.
Tanta fatiga, tantos dolores
calmo con el amor de mis sueños
hecho de una materia invencible
que no reconocen los guardianes.