Hola a todos, un día de celebración si se adopta todo lo que se dice sobre las mujeres y no queda en slogans de ocasión mientras en muchas regiones el feminicidio continúa, los maltratos y discriminación hacia las féminas y el tráfico y la prostitución, eso sin sumar los tapujos y limitaciones sociales que ciertos países, de corte teocrático imponen como si estuvieran en el medioevo, a sus mujeres. Otra triste e indignante noticia leí anoche, un lugar en la vieja Habana (semeja la entrada de una cuarteria) en la cual se crian gatos para su ulterior sacrificio y consumo. Y la ley de maltrato animal? Y la educación de las personas? Hasta dónde se desciende? De ser veraz esa información no tengo comentarios. Saludos Giraldo Alayon
"No somos botín político de nadie", sentencian mujeres en marcha del 8M
Ciudad de México. Las mujeres “no somos botín político de nadie”, sino las “aguafiestas” en medio de la actual contienda electoral, aseguraron las participantes en la marcha por el Día Internacional de la Mujer (8M).
En un pronunciamiento que leyeron al llegar a la explanada del zócalo capitalino, la Coordinación 8M, precisó que lo anterior les debe quedar claro tanto al gobierno como a la “autodenominada oposición” y dejaron en claro que no permitirán que ni el movimiento ni sus demandas sean usados como “trampolín político”.
Ante miles de mujeres que participaron en la movilización señalaron que frente a la actual “coyuntura electoral en la que dos de las principales candidatas son mujeres, nosotras no nos confundimos. Mantenemos la independencia y autonomía de nuestro movimiento, que se manifiesta y crece en la calle, en la colectiva, en el sindicato, en la casa, en la universidad, en la organización y en la articulación de nuestras luchas para combatir la desigualdad y opresión estructural, generada por este modelo económico capitalista, patriarcal, colonialista y heteronormado”.
Asimismo, se declararon “escépticas, no confiamos en las candidaturas, ni en las que representan a la derecha extrema y a la oligarquía del país, pero tampoco en los proyectos barnizados de transformación que mantienen viejas estructuras políticas, militares y financieras”.
Las activistas destacaron que las demandas del sector siguen vigentes, porque las condiciones de desigualdad no se han modificado. Exigieron el acceso a las mujeres a una vida libre de violencia, la erradicación de la desigualdad de clase, racial y de género, además de combatir la discriminación y todas las formas de opresión que sostienen este mundo de injusticia.
8M: las consignas, los reclamos, las voces desde los feminismos
“La que no salta votó a Milei / La que no salta votó a Milei”. El cántico, pegadizo, hecho cuerpo, fue pogo feminista. Las mujeres y diversidades, unas cien mil, colmaron los alrededores del Congreso. Los pañuelos verdes --símbolo de la Campaña por el Derecho al Aborto-- fueron una vez más contraseña, amuleto, anudados en brazos, mochilas, carteras, como bandana y en torno al cuello. “Fuimos marea, ahora seremos tsunami”, se repetía.
¿Qué tienen las marchas feministas? Ante todo, rebeldía. Ninguna fuerza política alcanza, probablemente hoy, el poder de convocatoria que se vio ayer de tantas pibas sueltas. La multitudinaria manifestación fue en el marco del primer 8 de marzo con un Gobierno encabezado por el presidente Javier Milei, explícitamente antifeminista, que prohíbe el lenguaje inclusivo en la administración pública y anuncia que eliminará la perspectiva de género en las políticas públicas, además de expresar permanentemente su rechazo a la Ley de IVE.
Estuvieron las jóvenes, las adolescentes, pero también mujeres y diversidades de otras generaciones, muchas y de todas las edades y de distintas procedencia social. Fue aire fresco, alegría compartida, abrazos que se multiplicaban, y la ilusión de pensar en construir desde un sentido colectivo, en un contexto político que oprime, con un Gobierno que tomó al feminismo como blanco de sus ataques casi cotidianos, al punto de anunciar --sin dudas, a modo de provocación-- en el mismo Día Internacional de las Mujeres el cambio de nombre del Salón Mujeres del Bicentenario de la Casa Rosada --donde se reunían los cuadros de figuras históricas, pioneras de distintos tiempos y que, hay que recordar, durante el macrismo fue convertido en oficinas, con tabiques y computadoras-- en el Salón de los Próceres porque, en definitiva --alegó el vocero presidencial-- se estaba “discriminando a los varones”. Evita, Alfonsina Storni, Lola Mora, Tita Merello, Mercedes Sosa, Blackie, Cecilia Grierson, Victoria Ocampo, las Madres de Plaza de Mayo y las Madres de los caídos en Malvinas, Mariquita Sánchez de Thompson, Juana Azurduy, Aimé Painé, Alicia Moreau de Justo y LohanaBerkins, entre otras, quedaron tapadas por héroes de la Patria por orden de Karina Milei (sí, otra mujer), secretaria general de la Presidencia y hermana del jefe de Estado libertario.
Este viernes el gran salón de las mujeres (y diversidades) fue la calle. Los efectivos policiales, que llegaron temprano, con su presencia amenazante, para intentar que no se cortaran las calles para hacer cumplir el protocolo antimarcha de Patricia Bullrich no lograron mantener la concentración desbordante en veredas y en la Plaza del Congreso. “Saquen la motosierra de nuestros derechos”, “Saquen la motosierra de nuestras aulas”, “La campaña del miedo se quedó corta”, “Más Conicet menos FMI”: las frases, escritas a mano sobre trozos de cartón --de alguna caja desarmada-- o en cartulinas, todo muy casero, muy artesanal, muy hecho en casa, fueron reclamo y descarga.
“Siempre luché por los derechos de las mujeres y hoy más que nunca tenía que estar”, dice Silvia, una ingeniera civil jubilada, de 77 años, que vive en la ciudad de Buenos Aires, con calza negra y remera deportiva y el pañuelo verde enlazado en la cartera. Llegó sola pero cuenta que ya se encontró con distintos grupos de amigas. Critica al presidente Milei pero no lo nombra, cada vez que lo alude, lo menciona con un insulto. “Milei, basura, vos sos la dictadura”, se agita y la frase contagia. Es himno y catarsis.
También hay baile, batucada y glitter, sobre todo de color verde y violeta en los rostros de cientos de pibas que como Silvia, la ingeniera civil jubilada, también sintieron que tenían que estar. “La Patria no se vende. No al DNU”, dice otro cartel, en cartón negro con letras pintadas con témpera blanca. Quien lo levanta, de vestido negro, también lleva su pañuelo verde.
“Paramos porque el hambre es violencia y no me es indiferente”, levanta su cartel con letras magenta y blanca, en un pedazo de cartón, otra mujer, junto a dos amigas. Hubo columnas de trabajadoras de distintos sectores, de organizaciones comunitarias, de mujeres, diversidades, de asambleas barriales, de la Campaña por el Derecho al Aborto, de sindicatos, y partidos políticos, sobre todo de la izquierda.
La pregunta por Tehuel, a tres años de su desaparición, el reclamo contra el cierre de la agencia pública Télam, por la falta de alimentos en comedores comunitarios, fueron parte de los motivos que llevaron a tantas frente al Congreso.
La denuncia contra violencia de género y contra la impunidad que se garantiza con frecuencia desde la propia justicia es mensaje recurrente en múltiples carteles sencillos, pintados con fibras o alguna témpera, que llevan manifestantes. “Quiero regresar sana y salva!! Mi hija me espera. #Ni una menos”, dice el de una joven, sobre cartulina púrpura con letras negras, escrito a mano. Muchas veces el reclamo contra la violencia hacia las mujeres y contra las políticas de ajuste gubernamental se entrecruzan. Vanesa levanta un cartel que dice: “Una se vuelve feminista con su propia historia”. Cuenta primero que está en la marcha porque su sobrina no es escuchada en la justicia y sufre violencia machista. Pero en cuanto se le pregunta sobre su opinión de la gestión de Milei se anima y reconoce que también decidió sumarse a la manifestación “por este Gobierno nefasto, machista, autoritario. Para que sienta que no le tenemos miedo”. Lo dice y se emociona. La acompaña una de sus dos hijas, de 21 años. Vanesa cuenta que es costurera, que trabaja para una fábrica casi 12 horas diarias en su casa cosiendo ropa deportiva, y que cobra 140.000 pesos por mes, apenas un cuarto de una canasta básica, según el Indec. La hija, que tiene el pañuelo verde enrollado en la muñeca izquierda, estudia para ser “acompañante terapéutica”. También es costurera, de lunes a miércoles. Madre e hija llegaron juntas desde Morón.
Otros carteles tienen fotos de víctimas de femicidio y recuerdan la fecha de su asesinato o a su victimario. Como el de Patricia Ortiz, de 47 años, que llegó desde Escobar, y levanta una pancarta para pedir justicia por su hija, Micaela Rascovsky, que asegura no se suicidó sino que fue víctima de un femicidio perpetrado por su novio. La joven tenía 25 años.
Una vez más el movimiento feminista, en su amplia articulación, con partidos políticos, sindicatos, organizaciones de mujeres, diversidades, de derechos humanos, y sueltas, muchas sueltas, volvió a ganar las calles, como desahogo y encuentro amoroso, como grito colectivo y resistencia.
El feminismo toma las calles pese a la división del movimiento y la bronca política
El movimiento feminista ha vuelto a salir a las calles de más de 40 ciudades españolas este 8M. Y ha conseguido reunir a decenas de miles de personas, aunque siga sin cerrarse la herida que se abrió en 2022 a cuenta de la ley trans y la forma en la que abordar el problema de la prostitución. A esa brecha, que ha derivado otro año más en la convocatoria de manifestaciones segregadas en algunas ciudades, entre ellas Madrid, se ha unido el tiempo desapacible en gran parte del país. Pese a que la asistencia quede lejos de las históricas protestas de 2018, cuando cientos de miles de personas llenaron las calles de 120 urbes españolas con una sola voz, el feminismo ha demostrado que sigue teniendo una gran capacidad movilizadora (con cifras de asistencia algo más altas en la capital que el año pasado, según la delegación de Gobierno).
De hecho, más que la división que lastra al movimiento feminista desde hace dos años, que en este 8M ha sido menos ruidosa, lo que realmente ha marcado la celebración del Día Internacional de la Mujer ha sido la polarización política que vive el país y que ha golpeado de lleno esta jornada reivindicativa con gruesas acusaciones cruzadas entre PSOE y PP. Mientras la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP), cargaba contra los males de la “revolución feminista” que ataca “al hombre, la familia y la maternidad”, desde el PSOE se acusaba a los populares de no haber estado nunca “a favor de los derechos de las mujeres”. Mientras el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acusaba a algunas responsables políticas de banalizar el feminismo, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, sostenía que había formaciones que “han malversado la idea de feminismo para enfrentar a la sociedad”.
En las calles, la división de las feministas se ha hecho explícita más en las cabeceras de las manifestaciones que entre las mujeres que estaban más atrás, cuyas posturas eran más matizadas. En Madrid, en las primeras filas de la manifestación de la comisión 8M —la mayoritaria y transinclusiva—, al poco de comenzar la marcha, han gritado por los megáfonos: “¡Que se escuche ese grito, otra vez llenando las calles, esta es la mani de todas y de todes, porque somos diversas, porque somos las feministas que llevamos saliendo a las calles desde los años setenta!”. Entre las personas que seguían esta pancarta, sin embargo, la crispación no era tal. Varias consultadas por este periódico ni siquiera sabían que había otra manifestación. “Pensábamos que este año ya se iban a juntar. Todas tendríamos que estar juntas para reivindicar lo mismo, que es la igualdad, pero el feminismo es tan amplio que hay grupos que deciden separarse”, decía Beatriz, de 35 años.
La Delegación del Gobierno ha cifrado en 30.000 los participantes en esta manifestación (las organizadoras han multiplicado esa cifra hasta el medio millón). Marcharon tras una pancarta en la que se leía: “Patriarcado, Genocidios, Privilegios #SeAcabó” (un guiño a las futbolistas de la selección española de fútbol, y a la canción de María Jiménez, fallecida recientemente). Dentro, también abundaban las pancartas y proclamas de apoyo al movimiento trans.
Cucún, como se hace llamar una señora de 72 años que lleva más de 20 en el movimiento feminista, reivindicaba la unión de las feministas y la inclusión: “Me parece que abarca derechos para más personas. No tengo nada en contra de las trans ni entiendo que por estar en contra de la ley trans hayan hecho esta división. Lo lógico sería seguir juntas, todas recordamos aquella unitaria de 2018 que fue fantástica”.
5 comentarios:
De Giraldo Alayón:
Hola a todos, un día de celebración si se adopta todo lo que se dice sobre las mujeres y no queda en slogans de ocasión mientras en muchas regiones el feminicidio continúa, los maltratos y discriminación hacia las féminas y el tráfico y la prostitución, eso sin sumar los tapujos y limitaciones sociales que ciertos países, de corte teocrático imponen como si estuvieran en el medioevo, a sus mujeres. Otra triste e indignante noticia leí anoche, un lugar en la vieja Habana (semeja la entrada de una cuarteria) en la cual se crian gatos para su ulterior sacrificio y consumo. Y la ley de maltrato animal? Y la educación de las personas? Hasta dónde se desciende? De ser veraz esa información no tengo comentarios. Saludos Giraldo Alayon
México:
"No somos botín político de nadie", sentencian mujeres en marcha del 8M
Ciudad de México. Las mujeres “no somos botín político de nadie”, sino las “aguafiestas” en medio de la actual contienda electoral, aseguraron las participantes en la marcha por el Día Internacional de la Mujer (8M).
En un pronunciamiento que leyeron al llegar a la explanada del zócalo capitalino, la Coordinación 8M, precisó que lo anterior les debe quedar claro tanto al gobierno como a la “autodenominada oposición” y dejaron en claro que no permitirán que ni el movimiento ni sus demandas sean usados como “trampolín político”.
Ante miles de mujeres que participaron en la movilización señalaron que frente a la actual “coyuntura electoral en la que dos de las principales candidatas son mujeres, nosotras no nos confundimos. Mantenemos la independencia y autonomía de nuestro movimiento, que se manifiesta y crece en la calle, en la colectiva, en el sindicato, en la casa, en la universidad, en la organización y en la articulación de nuestras luchas para combatir la desigualdad y opresión estructural, generada por este modelo económico capitalista, patriarcal, colonialista y heteronormado”.
Asimismo, se declararon “escépticas, no confiamos en las candidaturas, ni en las que representan a la derecha extrema y a la oligarquía del país, pero tampoco en los proyectos barnizados de transformación que mantienen viejas estructuras políticas, militares y financieras”.
Las activistas destacaron que las demandas del sector siguen vigentes, porque las condiciones de desigualdad no se han modificado. Exigieron el acceso a las mujeres a una vida libre de violencia, la erradicación de la desigualdad de clase, racial y de género, además de combatir la discriminación y todas las formas de opresión que sostienen este mundo de injusticia.
https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/03/08/politica/no-somos-botin-politico-de-nadie-sentencian-mujeres-en-marcha-del-8m-9283
Argentina:
8M: las consignas, los reclamos, las voces desde los feminismos
“La que no salta votó a Milei / La que no salta votó a Milei”. El cántico, pegadizo, hecho cuerpo, fue pogo feminista. Las mujeres y diversidades, unas cien mil, colmaron los alrededores del Congreso. Los pañuelos verdes --símbolo de la Campaña por el Derecho al Aborto-- fueron una vez más contraseña, amuleto, anudados en brazos, mochilas, carteras, como bandana y en torno al cuello. “Fuimos marea, ahora seremos tsunami”, se repetía.
¿Qué tienen las marchas feministas? Ante todo, rebeldía. Ninguna fuerza política alcanza, probablemente hoy, el poder de convocatoria que se vio ayer de tantas pibas sueltas. La multitudinaria manifestación fue en el marco del primer 8 de marzo con un Gobierno encabezado por el presidente Javier Milei, explícitamente antifeminista, que prohíbe el lenguaje inclusivo en la administración pública y anuncia que eliminará la perspectiva de género en las políticas públicas, además de expresar permanentemente su rechazo a la Ley de IVE.
Estuvieron las jóvenes, las adolescentes, pero también mujeres y diversidades de otras generaciones, muchas y de todas las edades y de distintas procedencia social. Fue aire fresco, alegría compartida, abrazos que se multiplicaban, y la ilusión de pensar en construir desde un sentido colectivo, en un contexto político que oprime, con un Gobierno que tomó al feminismo como blanco de sus ataques casi cotidianos, al punto de anunciar --sin dudas, a modo de provocación-- en el mismo Día Internacional de las Mujeres el cambio de nombre del Salón Mujeres del Bicentenario de la Casa Rosada --donde se reunían los cuadros de figuras históricas, pioneras de distintos tiempos y que, hay que recordar, durante el macrismo fue convertido en oficinas, con tabiques y computadoras-- en el Salón de los Próceres porque, en definitiva --alegó el vocero presidencial-- se estaba “discriminando a los varones”. Evita, Alfonsina Storni, Lola Mora, Tita Merello, Mercedes Sosa, Blackie, Cecilia Grierson, Victoria Ocampo, las Madres de Plaza de Mayo y las Madres de los caídos en Malvinas, Mariquita Sánchez de Thompson, Juana Azurduy, Aimé Painé, Alicia Moreau de Justo y LohanaBerkins, entre otras, quedaron tapadas por héroes de la Patria por orden de Karina Milei (sí, otra mujer), secretaria general de la Presidencia y hermana del jefe de Estado libertario.
Este viernes el gran salón de las mujeres (y diversidades) fue la calle. Los efectivos policiales, que llegaron temprano, con su presencia amenazante, para intentar que no se cortaran las calles para hacer cumplir el protocolo antimarcha de Patricia Bullrich no lograron mantener la concentración desbordante en veredas y en la Plaza del Congreso. “Saquen la motosierra de nuestros derechos”, “Saquen la motosierra de nuestras aulas”, “La campaña del miedo se quedó corta”, “Más Conicet menos FMI”: las frases, escritas a mano sobre trozos de cartón --de alguna caja desarmada-- o en cartulinas, todo muy casero, muy artesanal, muy hecho en casa, fueron reclamo y descarga.
“Siempre luché por los derechos de las mujeres y hoy más que nunca tenía que estar”, dice Silvia, una ingeniera civil jubilada, de 77 años, que vive en la ciudad de Buenos Aires, con calza negra y remera deportiva y el pañuelo verde enlazado en la cartera. Llegó sola pero cuenta que ya se encontró con distintos grupos de amigas. Critica al presidente Milei pero no lo nombra, cada vez que lo alude, lo menciona con un insulto. “Milei, basura, vos sos la dictadura”, se agita y la frase contagia. Es himno y catarsis.
También hay baile, batucada y glitter, sobre todo de color verde y violeta en los rostros de cientos de pibas que como Silvia, la ingeniera civil jubilada, también sintieron que tenían que estar. “La Patria no se vende. No al DNU”, dice otro cartel, en cartón negro con letras pintadas con témpera blanca. Quien lo levanta, de vestido negro, también lleva su pañuelo verde.
Argentina... (2 y fin)
“Paramos porque el hambre es violencia y no me es indiferente”, levanta su cartel con letras magenta y blanca, en un pedazo de cartón, otra mujer, junto a dos amigas. Hubo columnas de trabajadoras de distintos sectores, de organizaciones comunitarias, de mujeres, diversidades, de asambleas barriales, de la Campaña por el Derecho al Aborto, de sindicatos, y partidos políticos, sobre todo de la izquierda.
La pregunta por Tehuel, a tres años de su desaparición, el reclamo contra el cierre de la agencia pública Télam, por la falta de alimentos en comedores comunitarios, fueron parte de los motivos que llevaron a tantas frente al Congreso.
La denuncia contra violencia de género y contra la impunidad que se garantiza con frecuencia desde la propia justicia es mensaje recurrente en múltiples carteles sencillos, pintados con fibras o alguna témpera, que llevan manifestantes. “Quiero regresar sana y salva!! Mi hija me espera. #Ni una menos”, dice el de una joven, sobre cartulina púrpura con letras negras, escrito a mano. Muchas veces el reclamo contra la violencia hacia las mujeres y contra las políticas de ajuste gubernamental se entrecruzan. Vanesa levanta un cartel que dice: “Una se vuelve feminista con su propia historia”. Cuenta primero que está en la marcha porque su sobrina no es escuchada en la justicia y sufre violencia machista. Pero en cuanto se le pregunta sobre su opinión de la gestión de Milei se anima y reconoce que también decidió sumarse a la manifestación “por este Gobierno nefasto, machista, autoritario. Para que sienta que no le tenemos miedo”. Lo dice y se emociona. La acompaña una de sus dos hijas, de 21 años. Vanesa cuenta que es costurera, que trabaja para una fábrica casi 12 horas diarias en su casa cosiendo ropa deportiva, y que cobra 140.000 pesos por mes, apenas un cuarto de una canasta básica, según el Indec. La hija, que tiene el pañuelo verde enrollado en la muñeca izquierda, estudia para ser “acompañante terapéutica”. También es costurera, de lunes a miércoles. Madre e hija llegaron juntas desde Morón.
Otros carteles tienen fotos de víctimas de femicidio y recuerdan la fecha de su asesinato o a su victimario. Como el de Patricia Ortiz, de 47 años, que llegó desde Escobar, y levanta una pancarta para pedir justicia por su hija, Micaela Rascovsky, que asegura no se suicidó sino que fue víctima de un femicidio perpetrado por su novio. La joven tenía 25 años.
Una vez más el movimiento feminista, en su amplia articulación, con partidos políticos, sindicatos, organizaciones de mujeres, diversidades, de derechos humanos, y sueltas, muchas sueltas, volvió a ganar las calles, como desahogo y encuentro amoroso, como grito colectivo y resistencia.
España:
El feminismo toma las calles pese a la división del movimiento y la bronca política
El movimiento feminista ha vuelto a salir a las calles de más de 40 ciudades españolas este 8M. Y ha conseguido reunir a decenas de miles de personas, aunque siga sin cerrarse la herida que se abrió en 2022 a cuenta de la ley trans y la forma en la que abordar el problema de la prostitución. A esa brecha, que ha derivado otro año más en la convocatoria de manifestaciones segregadas en algunas ciudades, entre ellas Madrid, se ha unido el tiempo desapacible en gran parte del país. Pese a que la asistencia quede lejos de las históricas protestas de 2018, cuando cientos de miles de personas llenaron las calles de 120 urbes españolas con una sola voz, el feminismo ha demostrado que sigue teniendo una gran capacidad movilizadora (con cifras de asistencia algo más altas en la capital que el año pasado, según la delegación de Gobierno).
De hecho, más que la división que lastra al movimiento feminista desde hace dos años, que en este 8M ha sido menos ruidosa, lo que realmente ha marcado la celebración del Día Internacional de la Mujer ha sido la polarización política que vive el país y que ha golpeado de lleno esta jornada reivindicativa con gruesas acusaciones cruzadas entre PSOE y PP. Mientras la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP), cargaba contra los males de la “revolución feminista” que ataca “al hombre, la familia y la maternidad”, desde el PSOE se acusaba a los populares de no haber estado nunca “a favor de los derechos de las mujeres”. Mientras el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acusaba a algunas responsables políticas de banalizar el feminismo, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, sostenía que había formaciones que “han malversado la idea de feminismo para enfrentar a la sociedad”.
En las calles, la división de las feministas se ha hecho explícita más en las cabeceras de las manifestaciones que entre las mujeres que estaban más atrás, cuyas posturas eran más matizadas. En Madrid, en las primeras filas de la manifestación de la comisión 8M —la mayoritaria y transinclusiva—, al poco de comenzar la marcha, han gritado por los megáfonos: “¡Que se escuche ese grito, otra vez llenando las calles, esta es la mani de todas y de todes, porque somos diversas, porque somos las feministas que llevamos saliendo a las calles desde los años setenta!”. Entre las personas que seguían esta pancarta, sin embargo, la crispación no era tal. Varias consultadas por este periódico ni siquiera sabían que había otra manifestación. “Pensábamos que este año ya se iban a juntar. Todas tendríamos que estar juntas para reivindicar lo mismo, que es la igualdad, pero el feminismo es tan amplio que hay grupos que deciden separarse”, decía Beatriz, de 35 años.
La Delegación del Gobierno ha cifrado en 30.000 los participantes en esta manifestación (las organizadoras han multiplicado esa cifra hasta el medio millón). Marcharon tras una pancarta en la que se leía: “Patriarcado, Genocidios, Privilegios #SeAcabó” (un guiño a las futbolistas de la selección española de fútbol, y a la canción de María Jiménez, fallecida recientemente). Dentro, también abundaban las pancartas y proclamas de apoyo al movimiento trans.
Cucún, como se hace llamar una señora de 72 años que lleva más de 20 en el movimiento feminista, reivindicaba la unión de las feministas y la inclusión: “Me parece que abarca derechos para más personas. No tengo nada en contra de las trans ni entiendo que por estar en contra de la ley trans hayan hecho esta división. Lo lógico sería seguir juntas, todas recordamos aquella unitaria de 2018 que fue fantástica”.
https://elpais.com/sociedad/2024-03-08/el-feminismo-toma-las-calles-pese-a-la-division-del-movimiento-y-la-bronca-politica.html
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.