sábado, 13 de junio de 2020

Armando

Hoy, 13 de junio de 2020, Armando Hart Dávalos hubiera cumplido 90 años. 

Oí hablar de él por primera vez cuando fue ministro de Educación y le tocó impulsar la Campaña de Alfabetización de 1961, una proeza que pocos países han emprendido con la profundidad y la eficacia que consiguió la Revolución victoriosa de Cuba. Aquella primera vez que vi a Fidel en vivo, desde debajo de la tribuna, cuando fue a despedir al enjambre de alfabetizadores a Varadero, también estaba Armando con su cara lampiña, tan joven que parecía uno de nosotros. Ni en lo más remoto de mis fantasías de mis 14 años cabía la posibilidad de que le iba a conocer, mucho menos que hasta compartiríamos vivencias.

La primera vez que intercambiamos unas palabras fue una tarde de 1968 en que llegó a su casa y encontró a su primera esposa, Haydee Santamaría, conversando con dos o tres jóvenes trovadores. Armando, ya canoso, dio las buenas tardes y siguió escaleras arriba, pero después de doblar el primer tramo se asomó un instante y dijo: “Yo me dedico al arte más difícil que hay, que es la política”. Además de para terminar de presentarse y expresar lo bien que se sentía con su profesión, tras aquel gesto también había un: “Yo sé quienes son ustedes”.

Después nos vimos y conversamos muchas veces, en muy diversas circunstancias. Recuerdo especialmente un 31 de diciembre, en casa de Adita, la más joven de los Santamaría, en que un compañero se quedó dormido en un sofá, y que a las 12 de la noche Yeyé se le apareció envuelta en una sábana, con la cara entalcada y con la luz de una linterna en la barbilla. El exabrupto del compañero, que abrió los ojos en una casa a oscuras y con aquel fantasma delante, le arrancó a Hart carcajadas y hasta lágrimas que yo no sospechaba. Y es que Armando tenía una parte infantil completamente intacta; una especie de inocencia o despiste que le daban un toque de pureza. Sin embargo, no era nada ingenuo. Una vez que me encontró abatido, me dijo: “Silvio, en los grandes movimientos de masas, cuando alguien recibe un golpe y cae, lo aconsejable es ponerse de pie enseguida, porque la próxima patada te la dan donde tú sabes.”

Su célebre fuga de la Audiencia de La Habana fue más casual que otra cosa, y ocurrió porque la vigilancia era tan arbitraria que cuando lo iban a trasladar de una sala a otra siguió a la persona incorrecta y sin darse cuenta llegó afuera. Así, desorientado, deambuló varias calles, hasta que alguien del 26 lo metió en un carro y se lo llevó.

Cuando se fundó el Ministerio de Cultura, con Hart como ministro, empezó una era de comprensión y flexibilidad que contrastó con las prácticas extremistas del tristemente célebre Quinquenio Gris. También hubo una mejora notable en el ambiente subjetivo del mundo artístico porque Armando era una figura respetada, un intelectual con vocación de resolver problemas, no de crearlos. Frente a posiciones estatalistas en su propio ministerio, defendió la iniciativa e independencia de diversos proyectos, entre ellos la creación de estudios de grabación con tecnologías de punta. Gracias a eso me embullé a seguir haciendo conciertos en el exterior, para crear un fondo inicial. Músicos como Frank Fernández tuvieron iniciativas y llegaron a Cuba instrumentos de mucha calidad.

Armando era tan ensimismado que una vez me pidió que le cantara una canción unas 10 veces, hasta aprendérsela. Nunca podré olvidar cuando en 1973, días después del acto por el centenario de la caída de Agramonte, me lo encontré y me preguntó si me había puesto de acuerdo con Fidel para que mi canción El Mayor fuera acorde con el discurso. Cuando le dije que yo no conocía personalmente a Fidel, me soltó: “Pues él se la sabe. Y yo también”.

Años después coincidimos en algunos viajes; uno de ellos fue la toma de posesión del primer gobierno democrático, tras la dictadura en Uruguay. En la FIL de Guadalajara lo recuerdo en primera fila, aplaudiendo y riendo entusiasmado, cuando Retamar, Eusebio y yo tuvimos la suerte de participar en un memorable encuentro con jóvenes, en una sala abarrotada. 

Hoy cumple 90 años un gran hijo de Cuba, padre de la tremenda Celia Hart; alguien capaz de despertar lealtades como la de Chela, su eterna jefa de despacho; un intelectual revolucionario, un martiano, un marxista, un compañero de Fidel, pero sobre todo un hombre bueno del que fui amigo.

205 comentarios:

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Benito de la Fuente Escalona dijo...

Doris: parece que necesitas emigrar urgente hacia la República Federativa de Santa Fe, donde eres bienvenida y el hado no se ha manifestado aún con tanta saña alevosa como en 10 de Octubre.
Aquí, además de contar con fluido eléctrico y agua a pululu, interpretaríamos aquellas simpáticas y aguerridas marchas que agradan tanto a Lourdes (lo que pondría un toque de dulce armonía a las tardes), y quizá sea posible acceder a la playa -que nunca he sabido porqué prohibieron- ya que el fin del 'verboten' parece inminente.
Piensa, y luego ¡existe!... y recuerda que en la esquina tenemos una iglesia, si acaso consideras una conveniente conversión para convocar al Supremo, habida cuenta que los "Testigos" no han asomado con fuerza en esta entrada, al parecer por la intensidad y el carácter de la balacera.

Carmina dijo...

Estaba escribiendo esto cuando ha cambiado la entrada y sigo con ello, porque me parece que la conversación no desentona, aunque he leído con placer y maravilla la sorpresa que nos trae Víctor Casaus .

Con más calma, voy a estudiar las respuestas de "aquellos dos camaradas eternos" y luego confesaré yo misma, a ver qué sale.

Primero de todo, que ya es segundo, agradezco de corazón a todos los que me felicitaron por mi cumple ayer. Me llegaron sus cálidos buenos deseos como pellizcos en la mejilla. Soy un poco infantil con esto de los cumpleaños (probablemente con otras cosas también), y qué le voy a hacer y me dejo llevar.

Silvio, respondo al llamado, aunque siempre pienso que "Doctores tiene (la santa madre iglesia)", lo que quiere decir, que no me siento autoridad ni nada parecido.

Había yo leído esto hace un ratito, y no sabía muy bien de dónde venían los tiros, ahora ya lo sé:

JUAN CARLOS ESCUDIER, Jarrones chinos con almas de cántaro

Es evidente que el autor lo ha escrito a vuelapluma y a todo correr, pero los felipes, cebrianes y compañía están preocupados porque parece que tiembla el "statu quo", que tan bien supieron armarse para su propia gloria y beneficio, lo que incluye la virulencia de la posición de estos y muchos otros con cualquier tema que se relacione con Venezuela y la Revolución Bolivariana, así como sus intervenciones en temas latinoamericanos, que tienen siempre el mismo objetivo crematístico personal y de su red clientelar.

Por ejemplo, he leído también, en otro artículo de Público que "Los servicios secretos de Estados Unidos, en concreto su agencia de inteligencia, la CIA, tienen muy claro que Felipe González fue el famoso "señor X" de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), la banda terrorista que actuó entre 1983 y 1987 y que practicó la llamada "guerra sucia" contra ETA."

Está también lo de los sobornos que aceptó el rey emérito, padre del actual rey, que es algo que nos tiene también muy alborotados. Probablemente, a eso se refiere Cebrián cuando habla de crisis constitucional.

Están en el ojo del huracán, en la mirilla del colimador, como aprendí a decir aquí, o no estoy segura de que se diga así.

Y luego está que Pablo Iglesias, siguiendo la senda de Julio Anguita, que fue el primero en hacerlo, agita la Constitución y nos la lee, haciendo hincapié en los artículos que los gobiernos liberales de España incumplen, que son los que afectan a los derechos fundamentales de los españoles. Nos recuerda una y otra vez que ser un patriota no consiste en agitar la bandera, sino en luchar por tu patria para que todos en ella podamos vivir libres e iguales, con la misma dignidad.

Bueno, esto es una gran crisis, uno de esos momentos en que podría ocurrir cualquier cosa, todas las posibilidades parecen abiertas. Y a lo peor, probablemente, la gran crisis no es esta sino la postpandemia que viene, en la que los gobiernos tendrán que tomar muchas decisiones, y cuando cabe la posibilidad de que las intolerables colas de hambrientos y parados ya no se contengan con cualquier cuento, porque lo de 2008 es muy reciente.

Lo que me queda claro es que Cebrián y Felipe sienten que se les tambalea el chiringuito, aunque pueda sonar simple.

Anónimo dijo...

Mi nombre Alfredo ; refrescante las anécdotas sobre Armando ,tuve la oportunidad de conversar con el siendo yo estudiante de 10mo grado en un campamento del plan la escuela al campo en Veguitas;El en compañía de otros compañeros realizaba charlas con los estudiantes para incorporarlos
A la carrera educativa.
Silvio,eres muy ameno al narrar anecdotas,Vale la pena.
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Anónimo dijo...

Alfredo.
Un olvido involuntario quería decir a frank dubroc que parece no haber escuchado tu canción FELIZ NAVIDAD

Bunzu dijo...

Simplemente genial...

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